A Hologram for The King

“You’re in charge of a deal that’s pivotal for the company, so I need to know that you’re going to close this”

المملكة العربية السعودية o “El Reino de Arabia Saudita”, es un país soberano de Oriente Medio, ubicado en La Península Arábiga, cuya forma de gobierno es la monarquía absoluta; ya que en ella no existe división de poderes, llámese:
Ejecutivo, legislativo y judicial; puesto que “la palabra del Rey, es ley”
Se descubrió petróleo en 1938, convirtiendo a Arabia Saudita, en uno de los mayores productores y exportadores del mundo, con unas reservas probadas, solo superadas por las de Venezuela.
El reino, es un país de ingresos altos, con un alto índice de desarrollo humano, y es el único país árabe, que forma parte del Grupo de Los 20.
Sin embargo, la economía de Arabia Saudita, es la menos diversificada de las presentes en El Consejo de Cooperación para Los Estados Árabes del Golfo.
Además, la mayor parte de los derechos humanos y libertades fundamentales están prohibidos, o seriamente restringidos en el país.
Los actos homosexuales son condenados habitualmente con la muerte, las mujeres no pueden conducir vehículos, y el derecho al sufragio femenino, no se reconoció hasta el año 2011.
A pesar de los últimos avances, los más importantes grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional, y Human Rights Watch, denuncian constantemente la falta de protección a los derechos humanos en el reino.
Por otra parte, las tecnologías sauditas, han experimentado un rápido crecimiento en los últimos años.
Saudi Aramco, la compañía nacional del petróleo, firmó un acuerdo de cooperación con El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de inmediato se convirtió en un miembro fundador de la iniciativa energética de esta institución.
La firma de este acuerdo de relación, tiene el fin de trabajar conjuntamente entre ambas instituciones, para conseguir mayores avances tecnológicos, y crear asociaciones a nivel mundial que fomenten la investigación.
مدينة الملك عبدالله الإقتصادية‎‎ o “La Ciudad Económica Rey Abdullah” es un proyecto de gran magnitud, que empezó desde 2005 en Arabia Saudita; para convertirse en una urbe económica, que pretende desvincular al país del petróleo.
La urbe que tiene una inversión de $100 mil millones, su mayor parte de fondos privados; se situará a lo largo del Mar Rojo, unos 100km al norte de Yida.
Con un casco urbano total de 168 km², la ciudad estará entre las 2 ciudades santas de La Meca y Medina, y el núcleo comercial de Yida.
La Ciudad Económica del Rey Abdullah, está diseñada para que la habiten 2 millones de personas, y estará provista de parques industriales, hospitales, universidades, escuelas, y campos de golf.
Tendrá enormes edificios y rascacielos, siendo una de las ciudades más importantes en Arabia Saudita, y en todo Oriente Medio.
El objetivo para un primer plazo, es que la ciudad tenga 50 mil habitantes en 2020.
Se espera que el 25% de la población, unas 28 mil personas, trabajen en el desarrollo del proyecto; y se prevé que la ciudad ejerza de epicentro económico para la juventud saudí.
Las vías de acceso básicas de la ciudad, serán un puerto con capacidad anual de 10 millones de TEU de contenedores, un aeropuerto internacional, y una vía férrea que conectará a ciudades importantes de Arabia Saudita.
A 20km, se emplazará La Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah.
“You may find yourself living in your garden shack, and you may find yourself looking for your large automobile.
And you may find yourself without a beautiful house, without a beautiful wife, and you may ask yourself.
“Well, how did I get here?”
A Hologram for The King es un drama del año 2016, escrito y dirigido por Tom Tykwer.
Protagonizado por Tom Hanks, Tom Skerritt, Sarita Choudhury, Sidse Babett Knudsen, Tracey Fairaway, Jay Abdo, Jane Perry, Megan Maczko, Dhaffer L'Abidine, Lewis Rainer, Omar Elba, David Menkin, Khalid Laith, Janis Ahern, Jon Donahue, Waleed Elgadi, entre otros.
Basado en la novela homónima de 2012, escrita por Dave Eggers; el paisaje geográfico, cultural y psicológico que retrata, se basa en un mismo viaje realizado por 2 hombres distintos.
En primer lugar, el escritor viajó a Arabia Saudita, y utilizó sus experiencias para escribir la novela.
Después, para adaptarla al cine, Tom Tykwer se documentó, repasando el viaje de Eggers a Yida y a la ciudad fantasma conocida oficialmente como “La Ciudad Económica del Rey Abdullah” (KAEC) por sus siglas en inglés.
“Decidí viajar a Arabia Saudita para entender de verdad todo el subtexto cultural.
Como ya hiciera Dave, volé a Yida, y pedí a un tipo llamado Mandur que fuera mi guía.
Por casualidades de la vida, resultó que había sido el chófer de Dave, en quien basó el personaje de Yousef...
Así que podríamos decir, que yo me convertí en el protagonista de la novela, de viaje con el conductor que inspiró a Dave a escribir la novela”
Al adaptar la novela, Tykwer se centró en el humor que rodea la dramática situación de Alan:
“Decidí plantear el filme como una comedia.
Es una historia bastante oscura, sobre las penurias del protagonista, pero por terrible que sea la situación, también es muy absurda; pero sabes que el resultado será una película divertida, profunda, compleja y, por encima de todo, muy interesante.
Ese fue mi objetivo al adaptar la obra de Eggers”
Una comedia de choque de culturas, con comedia romántica, crítica social y drama de conexiones indies.
A Hologram for The King es un estudio sobre las aspiraciones humanas en diferentes culturas.
“El libro de Dave Eggers, está lleno de ansiedad y angustia existencial, pero en la adaptación de Tom, encontramos una historia que nos lleva a creer que la gente puede pasar página si se esfuerza.
No es fácil cambiar, y estos personajes, que llevan mucho tiempo anclados en el mismo sitio, así lo demuestran.
Como en las clásicas comedias negras de Hollywood, el humor tiene un trasfondo agridulce.
Hemos planteado como comedia, una historia que pone el foco sobre el derrumbe de nuestra estructura económica, y nos hace ver que el apocalipsis parece estar a la vuelta de la esquina”, comenta Tykwer.
Al no obtener el permiso para rodar en Arabia Saudita, el equipo buscó localizaciones en Los Emiratos Árabes Unidos, puesto que el paisaje y la arquitectura son muy parecidos.
No obstante, los funcionarios del país, prohibieron que se rodara allí, y Jordania y Egipto también se opusieron a que la producción se desarrollara dentro de su país...
Así pues, finalmente se decantaron por Marruecos, a unos 5 mil kilómetros al oeste de Arabia Saudita; pero también se rodó en Berlín y Düsseldorf, Alemania.
Ambientada en 2010, antes de La Primavera Árabe; huyendo de la recesión, Alan Clay (Tom Hanks), es un vendedor estadounidense poco exitoso, quien desesperado viaja a Arabia Saudita, donde la economía se encuentra en pleno auge, para asegurar un contrato de tecnología para un nuevo complejo en medio del desierto.
Su objetivo es evitar la ruina, y mantener unida a su familia…
Pero al llegar se enfrenta a la mezcla de culturas y costumbres, que se ven siempre con buen humor; y la búsqueda de su bienestar, hace que sea una de esas películas que hacen reflexionar.
Por tanto, me pareció recomendable para individuos de una cierta edad, que pueden identificarse con los temores existenciales del protagonista.
“Do you want to go back and check out what’s going on now?”
Detrás de las cámaras tenemos a Tom Tykwer, un talentoso director alemán, conocido por arriesgados proyectos de difícil clasificación, que casi podríamos llamar “anti-comerciales”
Y frente a las cámaras, Tom Hanks, indiscutible “everyman” líder de taquilla, ganador del Oscar, y firmemente plantado en el “mainstream” hollywoodense.
A la hora de adaptar la historia para la gran pantalla, Tom Tykwer aprovechó el encanto natural de Hanks, para centrarse en los elementos más cómicos de la dramática situación de Alan Clay.
“La novela tiene un sentido del humor extraño, mezclado con muchos momentos melancólicos, e incluso trágicos”, comenta Tykwer.
“Al principio, Alan está perdido:
Se ha divorciado, su puesto en Reliant Corporation está en el aire, y le preocupa perder el contacto con su hija”, explica Hanks.
El padre de Alan, interpretado por Tom Skerritt, echa más leña al fuego, cuando le recuerda por teléfono, una de sus peores meteduras de pata laborales:
Arruinó a la potente Schwinn Bicycle Company, tras subcontratar cientos de trabajos de producción a China...
Así, cuando Alan llega a Arabia Saudita, no tiene ni idea del país, más allá de los típicos clichés exagerados.
“Aunque él no es feliz, intenta transmitir optimismo para vender el holograma 3D, y para animar a su equipo.
En esos momentos vemos cómo era antes Alan Clay, lleno de vida y energía...
Y es ahí donde reside la comedia”, dice Hanks.
Estructurado como si fuera un cuento:
Érase una vez un oficinista en el desierto…
Le habían criado para disfrutar del dinero, de su casa, de su mujer, de las cosas sencillas pero banales con las que solemos construirnos algo parecido a una identidad, o un sitio al que llamar “hogar” de vez en cuando, al que volvemos, y en el que nos hemos escapado del mundo exterior.
Pero, a veces, estamos tan ocupados construyendo esa identidad tan parecida a la del vecino, que demasiado tarde nos damos cuenta de que no nos satisface.
Por eso Alan Clay viajó a un país lejano; por eso y porque no tenía otra opción, en un mundo cambiante y globalizado, en el que cada vez, las distancias culturales se vuelven más cortas, mientras que las personales no paran de aumentar.
Allí le dijeron que tendría que esperar a un Rey…
Él, un extraño en camisa y corbata, como si en vez de eso fuera un Príncipe de tierras lejanas que viene a ofrecer sus tesoros a un poderoso soberano…
Y es que las fronteras entre realidad y fantasía son muy difíciles de bosquejar, cuando en medio del desierto abundan los edificios vacíos y monolíticos, llenos de silencio y oropeles, como templos esperando a creyentes que los habiten.
La “maldición” de despertarse a las 9:30am, le hacía faltar a sus labores, pero no importaba:
El Rey vendrá mañana, otro día preparándose para algo que nadie sabe si existe...
Y mañana, y mañana, y mañana…
El sol no dejaba de salir, e igualmente la vida no dejaba de pasar por la ausencia de Su Majestad, mientras el conductor siempre iba a buscar al oficinista a su hotel, su oasis de intimidad, para llevarle de nuevo al desierto entre melodías añejas.
Cada día era la promesa de una llegada, y cada noche la promesa de una añoranza:
La familia del oficinista, agradablemente y desgraciadamente lejana, no dejaba de recordarle un mundo que él mismo destruyó, mientras montaba en una montaña rusa sin freno posible.
Una hija, un padre, una esposa, todos con su huella en el oficinista, y en la pequeña joroba de su espalda, que permanecía allí, como una especie de mochila de sueños incumplidos.
Pues la intimidad se evapora rápido, si nadie la comparte contigo…
Reflejado en ese quiste, Alan Clay está sufriendo una crisis de identidad:
Él había trabajado para Schwinn; pero las bicicletas perdieron su posicionamiento, en gran parte porque Clay entendió que su construcción en China sería beneficiosa para la compañía, lo que resultó una movida incorrecta.
Clay hundió a Schwinn, perdió su matrimonio, y ahora depende de que este negocio con El Rey saudí funcione, para poder sufragar los gastos universitarios de su hija, quien ha tenido que ponerlos en “hold”, y ser mesera en el ínterin.
Mientras su ex esposa no vacila en dejarle saber lo poco que piensa de él, y su sentido de frustración ante su incapacidad para sufragar dichos gastos, le tiene deprimido, y sin embargo, decidido, debido a que su hija confía en sus capacidades.
Así, cada mañana, Clay se levanta demasiado tarde para sus supuestas citas con El Rey, o el equipo del Rey en el desierto, donde una ciudad se busca construir de la nada.
No teniendo una licencia de conducir internacional, el hotel le asigna un chofer, Yousef (Alexander Black)
En sus visitas a recepción en el edificio en el medio de la nada, se le ignora día tras día, mientras su equipo IT está tratando de laborar en una carpa sin conexión a Internet.
Allí, Clay conoce a Hanne (Babett Knudsen), una empleada danesa quien le va revelando que su faena lo más seguro ha de ser infructuosa.
Esta le da una ventana al mundo tras las puertas saudíes, donde encontrar noches de jerga, alcohol y romance es tal vez posible…
Hay en este proceso, un cambio en el personaje de ser un extremadamente afable, a uno más resoluto y decidido a preguntarse:
¿Será personal, y en realidad El Rey no quiere verle?
¿Será una prueba para conocer su insistencia?
Hasta que por fin entiende y acepta el regalo que le ofrece la vida, esa segunda oportunidad placentera, de descubrir nuevos tesoros y costumbres, ese apreciar y sentir estar en un sitio, no simplemente transcurrir por el mismo.
Además de su depresión, Clay tiene lo que aparenta ser un tumor que le preocupa, y sirve como reflejo de su presente estado.
Al tratarlo, conoce a la doctora Zahra Haken (Sarita Choudhury), quien habrá de atenderle, y ser una puerta más clara a una cultura ajena a él.
Clay, eventualmente logra hacer su presentación ante El Rey, lo cual parecía ser una imposibilidad.
Así, la suerte de Clay fue que El Rey, sin saberlo, le concedió tiempo de meditación.
Alan empezó a levantarse cuando se despertaba, sin ninguna maldición pesando sobre él.
Empezó a ir a donde quería, sin ningún horario que le atara en cuántos minutos debería comer.
Hasta se permitió sonreír porque le apetecía, y no alejarse del lugar donde quería ir.
Todas las obligaciones de su armadura de camisa y corbata se desvanecieron en el momento en que se reconoció a sí mismo en otra persona, salvando la distancia personal en un país lejano, algo que para él no parecía tan fácil como cubrir cualquier distancia en avión.
Y supo, en su momento de intimidad compartido, que había encontrado lo que había buscado, sin apenas intentarlo, quizás porque dejó de preocuparse por ello.
Del reparto, Tom Hanks nos da un “pathos light” que es muy él.
Para todos los que llegamos a cierta edad, y hemos conocido el fracaso, la misma es una distracción menor.
Para un público más joven, tal vez no lo sea en lo absoluto...
Y valga este sencillo cuento para recordar, que no debemos esperar a nadie para disfrutar, igual que nadie nos tiene que dar su permiso para triunfar.
Alna Clay en el desierto entendió esto, y fue entonces cuando empezó a vivir.
El creciente lujo de la nueva Arabia, es el personaje que más resalta, en la que nos representan las virtudes, vicios, secretos y misterios de una de las potencias mundiales más notorias de esta Era.
Y todo, nuevamente, desde la óptica estadounidense.
Desde el punto de vista de Alan Clay, me pareció sobresaliente por la sutil intensidad con la que expresa el estrecho repertorio emocional asignado al personaje:
Apatía, depresión y frustración ante los pequeños y grandes problemas que oculta Arabia Saudita.
La mentalidad de negocios que encuentra ahí, es totalmente distinta a la que aprendió a manipular en el mundo occidental; pero de algún modo debe juntar la fuerza interna para mantener una sonrisa ante los burócratas que frenan su entusiasmo, para apoyar al personal técnico que sufre deficientes condiciones de trabajo, y sobre todo, para convencerse a sí mismo, de que está haciendo algo importante, y que aún tiene algo que ofrecerle al mundo.
Al otro lado, una segunda oportunidad para tomar oxígeno y revivir.
Quizás un empujón laboral que lo redima de los viejos fracasos, si la venta de los hologramas llegara a buen fin…
Que por cierto, es una venta metafórica para encontrarse a sí mismo, un “macguffin”
Quizás el amor, quién sabe, del que también anda tan escarmentado, y tan necesitado, porque el amor, que es una semilla tan inaprensible como caprichosa, germina donde uno menos se lo espera; incluso entre las dunas del desierto.
Esos momentos maravillosamente honestos y humanos de Tom Hanks, bastaron para crear una experiencia profunda y reflexiva que me dejó generalmente satisfecho; aunque, por otro lado, comprendo las críticas negativas que ha recibido esta obra.
A Hologram for The King, falla como comedia, porque no es muy graciosa; y la moderación anímica del protagonista, tampoco conduce a los grandes momentos de conflicto y catarsis que distinguen un buen drama.
Simplemente, es la tibia historia de un hombre común, en circunstancias adversas, tratando de quedar bien con todos, a costa de su salud física y mental.
Y de encontrar una cerveza fría en un país donde el consumo de alcohol es estrictamente ilegal…
Sin embargo, el elenco que rodea a ese personaje, consigue atraer la atención, gracias a la seriedad de sus propias circunstancias:
Sus jóvenes ingenieros del equipo holográfico, los folclores locales de un cómico chofer adúltero y revolucionario; y una atrevida doctora, también en divorcio, tan insurrecta como atractiva.
Con ese beso debajo del agua, puro y refrescante del mejor cine.
Todas las escenas con la doctora son hermosas, aun estando en el hospital, en un auto o en el mar.
En general, A Hologram for The King, atraviesa desiertos, culturas que no acaba de entender, instantes donde hay cosas, demasiadas que se pierden en la traducción, largas esperas, ataques de ansiedad, jorobas que crecen en la espalda, y que más que un guiño a los camellos, es una fácil metáfora de los problemas, preocupaciones y cargas que esos mismos yuppies, ya simplemente asalariados o náufragos del cataclismo del capitalismo, llevan a cuestas.
Y A Hologram for The King no trata de hacer juicios de valor, pero tampoco omite mostrar las lacerantes realidades del país, aunque sea colateralmente:
Las ejecuciones públicas, la presencia absorbente de la religión, el cierre de La Meca a los no musulmanes, la miserable vida de los trabajadores extranjeros:
“Aquí no hay sindicatos, tenemos filipinos”, confiesa el taxista; la riqueza insultante de algunos nativos, los terribles contrastes, las rigurosas normas sociales respecto a la mujer...
Un retrato de Arabia Saudita, del contraste entre el lujo derrochado, la miseria de los obreros procedentes del Tercer Mundo, y el ambiente clandestino donde los occidentales que allí trabajan, dan rienda suelta a la diversión:
Alcohol, drogas, música, todo lo que el Islam tiene prohibido.
En este sentido, resulta chocante la sutil y hermosa relación entre Hanks y la doctora saudí, porqué se establece entre 2 personas de similar vulnerabilidad emocional, sin que los condicionantes culturales de cada uno, ejerzan ningún poder disuasorio.
Como puntos muy positivos, A Hologram for The King es un documental sobre los contrastes de la cultura occidental y la musulmana más o menos estricta; el lujo y la riqueza desmedida, conviviendo con la pobreza; los paisajes del desierto y mar tropical, la amenaza de la economía china, incluso un poco de futuro tecnológico...
“Alan, where are you?
Why are you not out there?”
Muchas veces, nos echamos a la espalda más peso del que podemos aguantar, nos marcamos unas metas que jamás podremos alcanzar, simplemente porque queremos contentar a todo el mundo, y ser más y mejor que el vecino.
El día que nos limitemos con ser felices, o al menos intentarlo de forma convincente, ganaremos la batalla… y si encontramos a la persona perfecta junto con la que combatir, ganaremos la guerra.
Al acercarse a los 50 años, algunos hombres pierden paulatinamente la energía, los abruma un cansancio mental y físico, que cambia su personalidad, y hasta pueden sufrir insomnio, fatigas o pesimismo.
A veces se deprimen…
Cada vez es más difícil vivir o trabajar junto a ellos.
Los vínculos familiares e interpersonales les generan tensión, y sus actividades sociales menguan.
Su vida sexual, tampoco es la misma:
Sufren fallas en la erección, o se esfuman sus deseos de intimidad, sin que sepan responder cuáles son las causas…
La crisis de la edad media, puede presentarse desde los 40 hasta los 55 años; y por no saber que ésta existe, muchos hombres pueden, a esta altura de la vida, perder a sus esposas, familia y profesión.
Es una etapa inexorable de la vida masculina y, en mayor o menor medida, tarde o temprano, e independientemente de su condición social o cultural, todo hombre la enfrenta.
Las causas que provocan esta crisis, son de diversa índole.
A primera vista, resulta inexplicable que el hombre se comporte como si hubiese perdido algo… y el problema es que no sabe qué.
Probablemente, el origen se encuentre en muchas cosas no concretas:
Tal vez el deseo de reconocimiento a su trabajo de tantos años, la pérdida de los sueños juveniles, y de las energías para conquistar el mundo; el recuerdo de las metas soñadas y proyectadas cuando sólo se tenía 20 o 25 años, el deseo de una profesión más prestigiada, un mejor puesto en la empresa, un ascenso, etcétera.
Y esta desazón, llega en plena “edad de la experiencia”, en la que se supone existe una desaceleración de todas las emociones y reacciones, es decir, una mayor capacidad de autocontrol; la madurez, la confianza en sí mismo; el hombre no necesita demostrarse nada, y tiene una amplia capacidad de recibir y dar amor con diferentes niveles de placer.
Lo peor es que algunos ni se lo preguntan:
Creen que se trata de algo “normal” e irreversible, relacionado con la edad, y hasta soportan que les digan, medio en broma, que están “menopáusicos”, como las mujeres…
El hombre en crisis, trata de salir de su medio, cambiando su actitud y comportamiento, incluso buscando cambios de empleo y aventuras rejuvenecedoras.
Por desgracia, también es la edad en que aparecen con mayor frecuencia algunas enfermedades como la diabetes, la úlcera gastroduodenal, hipercolesterolemias, hipertensión arterial, y la impotencia, que es un hecho o condición sine qua non.
Como una manera de liberarse de esta pesada carga, fácilmente se cae en el alcoholismo, o se recurre a la conquista de mujeres jóvenes, intentando con ello, una transfusión de juventud.
Si funciona sexualmente, muchas veces sigue con ella, y es capaz de abandonar su hogar…
Por lo que se recomienda, buscar ayuda profesional.
No tomar ninguna decisión trascendental; evitar hacer cosas que normalmente no haría; medir milimétricamente cada acción, y las subsecuentes consecuencias.
Meditar sobre lo que realmente se desea, y siempre se ha deseado.
Plantearse metas factibles.
Separar la realidad de la fantasía; ya que una cosa es lo que se desea momentáneamente, y otra cosa es lo es realmente conveniente.
Entender lo temporal de la crisis.
Mantener a los seres queridos cerca:
Padres, pareja, hermanos, hijos y amigos.
De ser casado/a mantener comunicación fluida y constante con su cónyuge; pues en esta etapa de la vida, él o ella siempre será su mejor aliado, y su compañero/a de vida.
Dar el justo valor e importancia que las personas realmente merecen.
Mantener calma y paciencia hasta que pase la crisis, etc.
Sin embargo, que no todos los hombres reaccionan de igual forma.
Así como no todos pasan por esta situación...
Es una cuestión sociocultural, y se trata más fuertemente, como un fenómeno urbano.
Distintos psicólogos apuntan, que es “el culto a la juventud en las sociedades occidentales”, lo que ha contribuido a popularizar el concepto de “la crisis de la edad media”
Lo más importante es tener en cuenta, de que se trata de un problema temporal, y absolutamente superable en un plazo promedio de unos años, luego de lo cual, todo volverá a la normalidad.

“I’ve lost direction I think”



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