Triple 9

“The code on the street is never black and white”

Las películas sobre atracos, suelen poseer una atmósfera muy particular:
En primer lugar, porque todos sabemos que el atraco perfecto es algo muy difícil de llevar a cabo y, aun en el caso de conseguirlo, será a costa de una tensión descomunal.
Todo tiene que estar planificado al milímetro, pero además, debe ser ejecutado de manera sobresaliente, y con un “plan B” que sortee posibles inconvenientes.
En segundo lugar, porque suelen invitar al espectador, a ponerse de lado de los propios atracadores, con independencia de las motivaciones que arrastren a estos, lo cual tiene un cierto punto paradójico, respecto a la cruda realidad en la que todos criticamos merecidamente a los que se llevan los millones de nuestro país, región, o ciudad.
Como dato, el numeral 999, es un código de policía de Estados Unidos, en el que se indica que uno de sus efectivos, ha sido herido gravemente, obligando que toda la fuerza policial se mueva en torno a ese suceso.
“Out here, there is no good and there is no bad”
Triple 9 es una película de acción, del año 2016, dirigida por John Hillcoat.
Protagonizada por Casey Affleck, Chiwetel Ejiofor, Anthony Mackie, Aaron Paul, Norman Reedus, Woody Harrelson, Kate Winslet, Clifton Collins Jr., Gal Gadot, Teresa Palmer, Michael Kenneth Williams, Luis Da Silva Jr., Michelle Ang, entre otros.
El guión es de Matt Cook, una historia compleja sobre la familia, la culpa y el honor, que sin embargo no funciona como debería, porque esos asuntos no llegan a ser más que la mera coartada de lo que Triple 9 es:
Ni más ni menos que una intriga criminal, una historia más bien típica de atracos y policías corruptos.
Así, el numeral 999, es el código que un grupo de criminales y policías corruptos de Los Ángeles planean activar, para así desviar toda la atención de la policía hacia la otra punta de la ciudad, del lugar en el que están perpetrando un gran robo.
La banda se encuentra en serios problemas, porque la mafia rusa les está chantajeando, y la única manera de lidiar con ellos, es llevar a cabo un atraco extremadamente peligroso.
Es entonces cuando traman un complicado plan:
Asesinar a un oficial de policía, para llevar a cabo el mayor atraco jamás hecho en la ciudad.
Para lograrlo, ejecutarán el asesinato de un agente novato para proclamar el código 999, “agente caído”, y así mantener distraído al cuerpo de policía mientras ellos realizan el atraco; sin embargo, algo saldrá mal.
El antiguo miembro de Las Fuerzas Especiales Michael Atwood (Chiwetel Ejiofor) dirige la banda de policías corruptos y ex soldados:
Marcus Belmont (Anthony Mackie), Franco Rodríguez (Clifton Collins Jr.), Gabe Welch (Aaron Paul), y Russell Welch (Norman Reedus), en un arriesgado intento de atraco a un banco que termina en un tiroteo frenético por la autopista.
Mientras El Sargento de policía de Atlanta, Jeffrey Allen (Woody Harrelson) investiga el espectacular golpe, no tiene la menor idea de que a su propio sobrino, el intachable policía Chris Allen (Casey Affleck), le han asignado a uno de los atracadores como compañero en la unidad especial que persigue a la banda…
Cuando la jefa de la mafia ruso-israelí, Irina Vlaslov (Kate Winslet) coacciona a la banda para que lleve a cabo un último y difícil atraco, sus miembros deciden que la mejor forma de distraer la atención de la policía, consistente en fingir un incidente de código 999, o “agente herido”, el código policial que significa ayuda inmediata.
La mayoría de las partes de la trama, mantienen sus rostros sombríos, personajes luchando por encontrar el punto óptimo entre el honor y la codicia, entre hacer lo correcto y hacer lo peor.
“There is no limit to what desperate men will do when pushed”
Triple 9 es una película de atracos; ese tipo de historias que tienen una gran tradición dentro de género negro o criminal.
El director australiano, John Hillcoat, nos presenta uno de los mejores “thrillers” de los últimos años:
Un retrato de la corrupción dentro del cuerpo de policía, la lucha por el poder y la venganza en las calles de Atlanta, con la investigación de varios casos simultáneos, al mismo tiempo que se originan tramas paralelas muy bien desarrolladas.
Hillcoat dirige con sentido de la inmediatez, y un realismo de color gris psicológico, llevando a la audiencia a calles con tiroteos y derramamiento de sangre.
Atlanta se convierte en una zona de guerra, con hombres luchando contra un enemigo de una raza y cultura diferentes.
La descripción de los bajos fondos de Atlanta, se convierte en un enrevesado entramado:
Aquí hay lugar para policías corruptos, alcohólicos y aprendices, para bandas latinoamericanas en las que encontramos adolescentes y criminales tatuados hasta el cuello, los maras, hasta una líder del crimen organizado ruso-kosher, con soberbia y con facciones femeninas…
¡Algo nuevo!
Así se compone un retrato de la corrupción, que se abre para señalar que esta no pende de un individuo o un hecho concreto, sino que es algo sistémico.
Triple 9 arranca con una sorprendente secuencia inicial con el robo al banco, que nos deja ver a 5 de los personajes que forman esta historia; esta banda de criminales y policías corruptos liderada por Michael Atwood, artífice y auténtico cerebro del plan, además están:
Russel y Gabe Welch, 2 hermanos, el segundo de ellos, policía retirado; junto a Marcus Belmont, un policía corrupto que patrulla por las calles con su compañero Chris Allen, y que será quien colabore para que el joven sea la víctima del código 999.
Pero cuando a la banda se le ordena una segunda y más peligrosa misión, comienzan a salir a flote los problemas de un aparente “grupo perfecto”
Lo que sigue es una intrincada trama de alianzas cambiantes, lealtades inciertas, y traiciones que cuelga por más de un hilo.
Y en el medio de esta historia, se mezclan situaciones de drogas, pandilleros, mafia rusa, narcotraficantes por lo que hay que prestar mucha atención para entender completamente el entramado, sumado a que tiene muchos personajes, por suerte todos actores muy reconocibles.
Eso sí, Triple 9 es bastante violenta y cruda, lo cual le da más realismo a la historia, retratando un mundo en el que todo es decrepitud, fealdad y desesperanza, y en el que todo el que lo habita está furioso, es violento, y tiene aspecto sucio.
Para subrayar esa circunstancia, y de paso hacerle un calvo a la sutileza, envuelve a sus personajes de oscuridad, la primera escena por ejemplo, está tan insuficientemente iluminada, que resulta difícil saber quién está hablando…
Eso de por sí no sería un problema; pues el cine negro no es un género precisamente soleado.
Desde el primer momento conocemos en qué lado se encuentran cada uno de los personajes, y en ese aspecto no sorprende la obra, pero el aliciente es que los policías no corruptos, desconocen que entre sus compañeros o superiores hay algunos implicados en los caso que investigan, un infiltrado.
Y es que los 5 miembros de la banda, pertenecieron a varios cuerpos de seguridad, y en el caso de Marcus y Franco Rodríguez, siguen en activo, trabajando en la policía de Atlanta.
Chris, el personaje interpretado por Affleck, tiene como compañero a Marcus.
El primer trabajo, es el asalto a un banco para conseguir una mochila en una caja fuerte con unos documentos solicitados por Irina.
Ese caso es el que tiene que investigar Chris, mientras que su tío Jeffrey se encarga de averiguar la identidad de los asesinos que dejaron 3 cabezas encima de un coche, y cuyos principales sospechosos, son miembros de la comunidad latina.
La escena en el edificio abandonado, cuando Marcus acaba herido, y muere Gabe, es clave.
La intención del grupo era matar a Chris para provocar el 999, en lugar de dejar herido a Marcus, por lo que el plan sale mal.
En general, durante el desarrollo de la historia hay varias sorpresas, y unos personajes secundarios muy bien retratados, con unos giros sorprendentes, y un final esperado, pero mostrado de una manera visual diferente.
Triple 9 tiene algunos detalles técnicos buenos, como la música que acompaña las escenas de tensión hábilmente para tener al público pegado al asiento; pero en cambio se excede al mostrar una fotografía violenta y sanguinaria que pretende asombrar al público, y que quizás por momentos lo consigue, pero a base de desagradables escenas que considero más bien innecesarias.
En cuanto a los planos y movimientos de cámara, si cumple con su cometido a través del acertado uso de la cámara en mano dinámica, plano-contraplano y generales, que marcan junto con el montaje, un buen ritmo al film en las espectaculares escenas de acción; robos, tiroteos, mucha violencia, y todo lo que cabría esperar en un “thriller” policial al uso.
Todos los detalles están muy bien cuidados, desde la estética y la fotografía, hasta el sonido y el montaje de escenas.
No hay elipsis, y al terminar, todas las tramas están cerradas, sin necesidad de emplear una duración superior a las 2 horas; tiempo justo para presentarnos unas cuantas historias que tienen conexión, y que transcurren de manera paralela a las investigaciones de los policías principales:
La historia filial de Jeffrey y su sobrino Chris.
Destacar el papel de Kate Winslet como una mafiosa fría e insensible.
La actriz describió así a su personaje:
“Es una canalla despreciable, una maestra de la manipulación.
A mí me encantó el hecho de que ella es una de las pocas mujeres de la película, y sin embargo controla todo, y a todos.
Y tiene un poder sobre todos esos hombres, que yo, sinceramente no tengo”
Muy correcto Casey Affleck como el nuevo en la comisaría, y Chiwetel Ejiofor consigue brillar como el ex marine emparentado con la mafia rusa.
El tono del personaje interpretado por Woody Harrelson, parece no encajar con el resto... y posee una ambigüedad muy sospechosa.
El personaje de Aaron Paul apenas tiene tiempo de lucirse, siendo el personaje que da un gran giro a la historia, así como su extraña pareja; lo mismo que Teresa Palmer y Gal Gadot, son casi cameos.
Anthony Mackie, y Clifton Collins Jr., son los policías corruptos en activo, que ninguno sea “blanco”, no sé si se puede considerar racista...
Con final moralista; es casualidad que los malos sean 2 negros, un hispano, y un blanco, pero que es el único en tener conciencia...
Quedan dudas:
¿Qué pasa con el dinero?
¿Era un macguffin?
¿Quién se lo queda?
¿Por qué uno de los ladrones toma muestra del carmín de una clienta del banco?
¿Cuál es exactamente la razón, alguna conexión con Irina?
No se explica porque con la segunda caja que roban del banco, la jefa de la mafia podía conseguir la libertad de su marido que estaba en la cárcel.
Y lo peor de todo, no me ha quedado claro, si Jeffrey era bueno de verdad o malo…
Durante un rato estuve pensando que esta misma trama, pasada por las manos de Guy Ritchie, además de haber ganado en comicidad, habría redondeado unos personajes que lamentablemente se quedan un poquito planos; además le hubiera sacado más jugo a Kate Winslet.
Pero en general, Triple 9 está interesante por el manejo de la acción, algo de suspenso, intriga y realidad sobre la llamada “Kosher Nostra”
“You should be smart enough to know that the monster has gone digital.
Be careful what you instagoogletweetface”
La mayor parte de la gente, no oyó hablar nunca de los gánsteres judíos; ni siquiera cree que hayan existido…
La sola idea de un gánster judío, contradice ya la imagen de los judíos como criaturas de oficio, de los sets cinematográficos, o bien escritores, corredores de bolsa, vendedores de ropa, músicos; cualquier cosa menos un tipo que persigue un transporte de caudales ametralladora en mano.
El crimen organizado judeo-estadounidense o “Kosher Nostra”, es el término utilizado para designar a la mafia judía en Estados Unidos; en la primera parte del siglo XX.
El término “mafia judía”, se refiere a las organizaciones criminales lideradas por los judíos en los distintos países, en algunos casos, siendo redes internacionales.
Son particularmente famosas las de Rusia, Argentina, Estados Unidos, y el propio Israel.
Algunas veces se usa erróneamente el término “mafia rusa” para referirse a la mafia judía, y evitar así acusaciones de antisemitismo, sin embargo, existen innumerables ejemplos de que la mafia rusa en realidad es judía, ejemplo de ello es el principal líder de la mafia “rusa” estadounidense, Semion Mogilevich, judío ucraniano.
Ese tipo de organizaciones, o quizá con mayor precisión, “movimientos sociales delictivos”, eran gánsteres de New York, liderados a principios de siglo por Monk Eastman, “Big” Jack Zelig, Vach Lewis, llamado también “Ciclón Louie”, Max Zwerbach; que compitieron con los italianos por el control del espacio mafioso de la ciudad.
Eran, también, un resultado de la “guetización”, un componente fundamental en la socio-etnografía de EEUU.
Pero la mafia judía, no era un fenómeno exclusivamente neoyorkino, puesto que una de las bandas más importantes fue “La Pandilla Púrpura” de Detroit, por poner un ejemplo.
Los gánsteres judío-estadounidenses, participaron de negocios ilegales, en general.
Controlaron espacios importantes en la burocracia sindical, predominantemente en el sindicato del vestido, y en el sindicato del transporte.
La presencia judía en la mafia, y en circuitos de tráfico ilegal, fue siempre un motivo para los antisemitas, y los discursos antiinmigración.
La primera asociación ilícita judía, se conoce en el año 1900 en el gueto judío de New York.
Allí surge la banda denominada “Mano Negra Yiddish”, dirigida por Jacob Levinsky, Charles Litoffsky, y Joseph Toplinsky.
También, los gánsteres judío-estadounidenses participaron de negocios relacionados con la prostitución y la droga.
En general, todos ellos no eran “buenos judíos”, no eran buena gente, no eran tampoco buenos pensadores, pero los gánsteres judíos-estadounidenses ejercieron una vida de fascinación con sus caracteres ficticios que todavía persisten.

“To survive out here, you've got to out monster the monster.
Can you do that?”



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