Imperium
“Defend your nation.
Become your enemy”
El Ku Klux Klan (KKK) se fundó unos pocos días después de que se aboliera la esclavitud en Estados Unidos, y desde entonces, el distintivo del KKK, siempre han sido los ataques con bomba, los linchamientos, el emplumar con alquitrán y otras formas violentas de terrorismo contra quienes desafíen La Supremacía Blanca.
Desde el 9/11, extremistas vinculados a diferentes ideologías de extrema derecha, incluidos el KKK y extremistas judíos, han asesinado a muchas más personas en Estados Unidos, que los extremistas motivados por El Islam radical.
Es decir, el KKK, ha aterrorizado y asesinado a muchas más personas estadounidenses que los terroristas islámicos, y a pesar de ser la organización terrorista más antigua de Estados Unidos, el gobierno estadounidense, nunca ha considerado oficialmente al KKK, una organización terrorista, y se ha limitado a clasificarla como “grupo de odio”
Al clasificar las acciones del KKK como “de odio” en vez de terroristas, el gobierno permite a esta organización, a diferencia de ISIS, celebrar manifestaciones libremente, recaudar fondos, e incluso aparecer en la televisión para promover su ideología.
Recientemente Franc Ancona, un líder del KKK, apareció en la televisión nacional, y amenazó que usaría “fuerza letal” contra los manifestantes negros…
El simple hecho de que hasta el momento, el gobierno estadounidense se haya negado a calificar al KKK de organización terrorista nacional, dice mucho acerca de la implicación de la nación en la lucha contra el terrorismo, y la promoción de la igualdad racial.
Durante siglos, se ha permitido a los terroristas blancos en Estados Unidos, un amplio espacio para difundir su ideología, y para planificar y organizar sus atentados, lo que explica tanto la mayor letalidad relativa del terrorismo supremacista blanco, como la mucho menor tasa de personas blancas condenadas por atentados.
En Estados Unidos se considera por acto reflejo, que las personas de piel oscura y negra, son terroristas, matones y pandilleros que merecen el desdén de la sociedad; mientras que las personas blancas que cometen atentados terroristas, son simplemente “perturbados mentales”, lobos solitarios que necesitaban de la ayuda de la sociedad.
El término “lobo solitario”, fue adoptado por agencias de Estados Unidos:
La Seguridad Nacional, Justicia, Departamento de Estado; y por los medios de comunicación, para referirse a individuos que provocan acciones terroristas sin el apoyo de un grupo, un movimiento, o una ideología.
Gracias a esto, “el terrorismo de lobo solitario” plantea un problema muy particular para los oficiales antiterroristas, ya que dificulta considerablemente la recolección de datos de inteligencia, en directa comparación con el terrorismo convencional.
Así, el atentado terrorista más mortífero en suelo estadounidense, antes del 9/11 fue El Atentado de Oklahoma, cuyo cerebro fue Timothy McVeigh, un hombre estrechamente vinculado con círculos militares nazis de extrema derecha; a pesar de que, en realidad, conspiró junto con Terry Nichols; siendo declarado culpable, y ejecutado por el atentado; el cual mató a 168 personas, e hirió a centenares más, con un camión-bomba.
Entre 1978 y 1995, Theodore Kaczynski, conocido como “Unabomber”, se comprometió en una campaña para enviar cartas bombas a varias personas, matando a 3, e hiriendo a 29 más.
Amenazó con seguir los bombazos, a menos de que su manifiesto anti tecnología fuera publicado por el New York Times, a lo cual el diario accedió.
Entre 1996 y 1998, Eric Rudolph, un partidario de La Identidad Cristiana, se embarcó en una serie de ataques en contra de civiles en el sur de Estados Unidos, resultando en la muerte de 3 personas, y lesiones a por lo menos 150 personas más.
Sus objetivos incluyeron clínicas para abortos, bares homosexuales, y Los Juegos Olímpicos de 1996, en Atlanta.
El 10 de agosto de 1999, Buford O. Furrow, Jr., un miembro del grupo supremacista blanco “Naciones Arias”, atacó una guardería judía en Los Ángeles, hiriendo a 5 personas, y subsecuentemente matando a un cartero de ascendencia filipina.
Posteriormente, en 2011, Kevin Harpham, un veterano de guerra, puso una bomba en el recorrido del desfile del Día de Martin Luther King Jr.; y en 2012, Wade Michael Page, asesinó a 6 personas inocentes en un tiroteo en un templo Sijh en Wisconsin.
Page era miembro de una banda de supremacistas blancos, y estaba asociado al violento grupo neonazi los Hammerskins.
Hace unos meses, un Gran Mago Imperial del KKK de Kansas, empezó a matar a cualquiera que se le puso por delante mientras gritaba “Heil Hitler”
Una de las víctimas, fue un chico de 14 años…
Hace poco, James Holmes disparó contra 80 personas en un cine, pero las fuerzas de seguridad lo detuvieron con vida, y los medios de comunicación no calificaron su acción de terrorismo, sino que en vez de ello, se centraron en retratar a Holmes como “torpe” y tierno “solitario”
De forma similar, el supremacista blanco Dylan Roof, asesinó a 9 feligreses en Charlestown, y no solo fue detenido con vida, sino que además, en el momento de la detención, la policía describió a Roof como “muy tranquilo, muy calmado… no problemático”
La policía llegó incluso a comprarle un almuerzo en Burger King, momentos después de que hubiera desatado el terror entre los feligreses…
Comparado con los innumerables linchamientos actuales, cometidos por la policía contra hombres negros inocentes, y a menudo desarmados, es evidente que las fuerzas de seguridad estadounidenses, son tan tolerantes con el terrorismo blanco, como son institucionalmente racistas hasta la médula.
A todas luces existe una costosa e insana obsesión entre la sociedad y las fuerzas de seguridad estadounidenses, con evitar la violencia perpetrada por musulmanes estadounidenses, una obsesión que ignora tanto la amenaza real del terrorismo blanco, como el constante terrorismo de la policía, respecto a los ciudadanos afroamericanos.
Pero los EEUU no solo padecen de “lobos solitarios de supremacía blanca”, también en Europa:
Entre 1993 y 1997, Franz Fuchs, un xenófobo austríaco, se embarcó en una campaña en contra de extranjeros y de organizaciones que él creía eran amistosas con los extranjeros; y mató a 4 personas, e hirió a 15 más, usando 3 aparatos explosivos improvisados, y 5 oleadas de 25 cartas bombas en total.
En abril de 1999, el neonazi David Copeland, se hizo conocido como “Bombardero de Clavos de Londres”, después de una campaña de 12 días de bombardeos, cuyo objetivo eran las comunidades negras, asiáticas y homosexuales de Londres, matando a 3 personas, y lesionando a 129 más.
En julio de 2011, el ultranacionalista noruego Anders Breivik, hizo estallar una bomba frente a la sede del gobierno nacional en Oslo.
Luego, se trasladó a la isla de Utøya, donde se reunía la juventud del gobernante Partido Laborista Noruego, matando a 69 personas con disparos de pistola y escopeta.
Así las cosas:
¿Cuándo fue la última vez que vio presionar a sacerdotes blancos, para que acudan a la televisión a denunciar la violencia de supremacistas blancos, con el fin de demostrar que “no todos los cristianos” son así?
¿Cuánto tiempo se permitiría a un grupo musulmán, que tuviera un historial violento como el KKK, actuar libremente, antes de ser cerrado por El Departamento de Seguridad Nacional?
Está claro que el racismo exacerba la guerra contra el terrorismo tanto como el petróleo.
“For evil to triumph, it only takes good men... to do nothing”
Imperium es un drama de acción, del año 2016, dirigido por Daniel Ragussis.
Protagonizado por Daniel Radcliffe, Toni Collette, Burn Gorman, Nestor Carbonell, Sam Trammell, Chris Sullivan, Tracy Letts, Linc Hand, Seth Numrich, Pawel Szajda, Jasson Finney, Devin Druid, Scott Christopher Kelly, Jennifer Marshall, Michael Aaron Milligan, entre otros.
El guión es de Michael German y Daniel Ragussis; basados en “Thinking Like a Terrorist: Insights of a Former FBI Undercover Agent” de Michael German, quien pasó 20 meses dentro de grupos neo-Nazis estadounidenses.
“Están fabricando casos de terrorismo”, expresó German, ex agente encubierto del FBI que investigó sobre leyes de seguridad nacional en la Universidad de New York.
En muchos de los recientes enjuiciamientos, dijo German, “estas personas están a 5 pasos de ser un peligro para Estados Unidos”
Imperium sigue a Nate Foster (Daniel Radcliffe), un agente de FBI, que encuentra una mina del isotopo radiactivo, Caesium-137 clandestina, que está en relación con grupos supremacistas blancos.
Por lo que Nate consigue implicarse con cada grupo, gracias a la agente Angela Zamparo (Toni Collette); y se sumerge en la cultura, sacando a la luz una posible explosión planeada por un grupo de fanáticos liderado, aparentemente por Dallas Wolf (Tracy Letts), que ella sospecha, prepara un atentado biológico.
El analista Foster, tendrá que afrontar el reto de asumir una nueva identidad, tratando de mantener sus principios, mientras se embarca en el peligroso mundo criminal de la supremacía de la raza blanca.
Una vez dentro, Nate descubrirá, que el verdadero peligro viene de parte de un aparentemente y apacible padre de familia de ideas extremistas:
Gerry Conway (Sam Trammell)
En Imperium, nada es lo que parece, en ambos lados de la ley, por lo que Nate está en constante peligro de ser descubierto.
Una historia basada en la realidad que asola el mundo, permitido por los gobiernos, y manipulado por los medios de comunicación.
“We all create a narrative based on what we think is important.
We see what we want to see”
Imperium es la primera película del director Daniel Ragussis, que hasta ahora solo había realizado cortometrajes; y se atreve a tocar un tema que muestra otro lado de la sociedad de EEUU.
Por desgracia, o no, Imperium no es “American History X” (1998); por lo que el director ha preferido centrarse por completo en la historia de Nate Foster, y evitar mostrar la violencia extrema de su entorno, como una vez hizo el film protagonizado por Edward Norton; y parece adoptar un estilo documental.
Si bien, no quiere impactar al espectador con imágenes radicales y situaciones que hacen que apartes la mirada, pretende mostrarnos por encima, cómo es el entorno de los neonazis:
Sus familias, su comunidad, o sus ritos.
Todo, eso sí, en un segundo plano, para que se vea cómo afecta al personaje de Nate.
Por otro lado, Ragussis se topa con el problema de que su guión va quizás demasiado rápido al principio; por lo que cuesta llegar a apreciar el drástico cambio que sufre el personaje principal; y se nota muy precipitado por la facilidad con la que Nate se infiltra en el grupo; pues en apenas 10 minutos, ya forma parte del grupo neonazi, y como, pese a que éstos comprueban la debilidad de su coartada, lo aceptan en la banda así sin más... y no solo la aceptan, lo ponen de ejemplo, y se infiltra demasiado rápido en todos los grupos a los que asiste.
Lo peor es que Imperium no aporta novedad a las películas de agentes de policía infiltrados en bandas criminales, y el retrato del mundo neonazi, es superficial y tópico; pero está compensado por la interpretación de Daniel Radcliffe; que se exorciza de la conocida imagen de “niño bueno”, y consigue salvar este pequeño fallo, para mostrarnos a un actor desconocido, haciendo un papel que pocos nos imaginábamos.
Además, lo compensa con una segunda parte de la historia, en forma de “thriller”, que hace al espectador sudar unas cuantas veces…
Del reparto, evidentemente, Imperium es para el lucimiento exclusivo de del eterno “Harry Potter” del cine, que consigue dejar atrás su imagen del joven mago de Hogwarts, para deleitarnos con su más compleja y difícil interpretación hasta el momento.
Y es que, Radcliffe es el principal factor que hace que Imperium no acabe siendo una película más sobre los “skinhead” nazis, demostrando una vez más, y para todos, que es capaz de hacer su propia magia.
Relegados quedan Collette, Trammell como un villano en la sombra, y Tracy Letts, como los otros actores importantes que personifican a neonazis, salen sin ton ni son.
Lástima, puesto que el metraje se dedica mucho tiempo en ellos, salvo el más joven, al final, que recita la oración que da origen a la película, haciéndola cíclica en su temática, es decir:
Los hechos se repiten.
“But just because you're not looking at something... doesn't mean it's not there”
En los Estados Unidos, según Combating Terrorism Center at the U.S. Military Academy, desde el 9/11 al año 2012, el terrorismo y la violencia política de los supremacistas blancos, y otros grupos de extrema derecha, han asesinado a más de 200 personas, mientras que el terrorismo islamista tiene en su haber:
37 víctimas.
Según un estudio realizado por La Universidad de Syracusa, si hubiera hoy un ataque terrorista en EEUU, cometido con armas químicas, biológicas, radiológicas o nucleares, habría más posibilidades de que fuera perpetrado por otros grupos terroristas, antes que por islamistas.
De hecho, 14 años después del 9/11, al Qaeda no ha cometido otro atentado dentro de Estados Unidos.
Según un reciente informe de La Universidad de Harvard, llamado:
“La Exagerada Amenaza de Un Terrorismo Nacional”; dice que desde 2001, a pesar de las advertencias de los funcionarios públicos y de analistas del terrorismo, sigue habiendo pocas pruebas, de que el peligro de ataques terroristas en Estados Unidos por parte de musulmanes estadounidenses, sea especialmente grave o creciente.
Entonces:
¿Por qué Estados Unidos ha gastado más de $6 billones en la guerra contra el terrorismo?
Datos del FBI, desde 1980 hasta 2005, demuestran que los terroristas judíos cometieron el 7% de los actos terroristas dentro de Estados Unidos, lo que es más que el 6% cometido por extremistas islamistas.
El hecho de que El FBI reduzca drásticamente los casos de terrorismo perpetrados por extremistas judíos, debido al doble rasero racial institucional, da más notoriedad a los datos estadísticos.
¿Cuántos estadounidenses conocen el nombre de “Liga de Defensa Judía” o “Resistencia Armada Judía”, 2 grupos terroristas que han cometido más actos terroristas que sus homólogos musulmanes?
La tristemente célebre Jewish Defense League, lleva actuando en Estados Unidos más de medio siglo...
Un informe del Departamento de Energía sobre amenazas a instalaciones nucleares, señala que “durante más de una década, la Jewish Defense League, ha sido uno de los grupos terroristas más activos en Estados Unidos”
Sin que muchos estadounidenses lo sepan, estos extremistas judíos, han enviado cartas bomba a la policía; atacando embajadas estadounidenses, y lanzado bombas incendiarias a civiles que asistían a un concierto de La Orquesta Sinfónica.
Si el gobierno estadounidense se toma en serio la lucha contra el terrorismo nacional, y los tiroteos contra masas, las estadísticas del FBI sugieren que debería vigilar agresivamente a los varones blancos.
El simple hecho de que las fuerzas de seguridad estadounidenses no se hayan infiltrado en comunidades cristianas o judías conservadoras, ni las haya espiado para impedir el extremismo violento de extrema derecha, confirma que los musulmanes en Estados Unidos saben por experiencia, que rezar a Ala, hace que una persona sea sospechosa.
Los musulmanes estadounidenses, tiene cada vez más la sensación de vivir en un Estado Policial Totalitario, en el que el acoso, la creación de perfiles de delincuencia, y la vigilancia son cada vez peores.
El investigador, Arun Kundnani, ha demostrado que El FBI tiene un espía antiterrorista por cada 94 musulmanes en Estados Unidos, lo cual se aproxima a la ratio de la tristemente célebre agencia de espionaje de Alemania Oriental Stasi, de 1 espía por cada 66 ciudadanos.
Los cristianos y judíos blancos, no tienen que preocuparse de que un agente o informante secreto se haya infiltrado en sus iglesias, grupos de estudiantes o clubes sociales.
La decisión de la sociedad de denominar “terrorismo” a un acto de violencia particular, indica que el acto pertenece a un modelo más extendido, que exige una consideración que va más allá de la lucha normal contra el crimen.
El denominar los tiroteos contra masas por parte de supremacistas blancos, como meramente “odio”, o “asesinato” en vez de “terrorismo” resta importancia al significativo papel de las motivaciones racistas del autor, y evita preguntas difíciles acerca del predominio del racismo en la sociedad estadounidense.
Puestos en claro, los liberadores de ayer, serán los terroristas del mañana.
“Words build bridges into unexplored regions”
Become your enemy”
El Ku Klux Klan (KKK) se fundó unos pocos días después de que se aboliera la esclavitud en Estados Unidos, y desde entonces, el distintivo del KKK, siempre han sido los ataques con bomba, los linchamientos, el emplumar con alquitrán y otras formas violentas de terrorismo contra quienes desafíen La Supremacía Blanca.
Desde el 9/11, extremistas vinculados a diferentes ideologías de extrema derecha, incluidos el KKK y extremistas judíos, han asesinado a muchas más personas en Estados Unidos, que los extremistas motivados por El Islam radical.
Es decir, el KKK, ha aterrorizado y asesinado a muchas más personas estadounidenses que los terroristas islámicos, y a pesar de ser la organización terrorista más antigua de Estados Unidos, el gobierno estadounidense, nunca ha considerado oficialmente al KKK, una organización terrorista, y se ha limitado a clasificarla como “grupo de odio”
Al clasificar las acciones del KKK como “de odio” en vez de terroristas, el gobierno permite a esta organización, a diferencia de ISIS, celebrar manifestaciones libremente, recaudar fondos, e incluso aparecer en la televisión para promover su ideología.
Recientemente Franc Ancona, un líder del KKK, apareció en la televisión nacional, y amenazó que usaría “fuerza letal” contra los manifestantes negros…
El simple hecho de que hasta el momento, el gobierno estadounidense se haya negado a calificar al KKK de organización terrorista nacional, dice mucho acerca de la implicación de la nación en la lucha contra el terrorismo, y la promoción de la igualdad racial.
Durante siglos, se ha permitido a los terroristas blancos en Estados Unidos, un amplio espacio para difundir su ideología, y para planificar y organizar sus atentados, lo que explica tanto la mayor letalidad relativa del terrorismo supremacista blanco, como la mucho menor tasa de personas blancas condenadas por atentados.
En Estados Unidos se considera por acto reflejo, que las personas de piel oscura y negra, son terroristas, matones y pandilleros que merecen el desdén de la sociedad; mientras que las personas blancas que cometen atentados terroristas, son simplemente “perturbados mentales”, lobos solitarios que necesitaban de la ayuda de la sociedad.
El término “lobo solitario”, fue adoptado por agencias de Estados Unidos:
La Seguridad Nacional, Justicia, Departamento de Estado; y por los medios de comunicación, para referirse a individuos que provocan acciones terroristas sin el apoyo de un grupo, un movimiento, o una ideología.
Gracias a esto, “el terrorismo de lobo solitario” plantea un problema muy particular para los oficiales antiterroristas, ya que dificulta considerablemente la recolección de datos de inteligencia, en directa comparación con el terrorismo convencional.
Así, el atentado terrorista más mortífero en suelo estadounidense, antes del 9/11 fue El Atentado de Oklahoma, cuyo cerebro fue Timothy McVeigh, un hombre estrechamente vinculado con círculos militares nazis de extrema derecha; a pesar de que, en realidad, conspiró junto con Terry Nichols; siendo declarado culpable, y ejecutado por el atentado; el cual mató a 168 personas, e hirió a centenares más, con un camión-bomba.
Entre 1978 y 1995, Theodore Kaczynski, conocido como “Unabomber”, se comprometió en una campaña para enviar cartas bombas a varias personas, matando a 3, e hiriendo a 29 más.
Amenazó con seguir los bombazos, a menos de que su manifiesto anti tecnología fuera publicado por el New York Times, a lo cual el diario accedió.
Entre 1996 y 1998, Eric Rudolph, un partidario de La Identidad Cristiana, se embarcó en una serie de ataques en contra de civiles en el sur de Estados Unidos, resultando en la muerte de 3 personas, y lesiones a por lo menos 150 personas más.
Sus objetivos incluyeron clínicas para abortos, bares homosexuales, y Los Juegos Olímpicos de 1996, en Atlanta.
El 10 de agosto de 1999, Buford O. Furrow, Jr., un miembro del grupo supremacista blanco “Naciones Arias”, atacó una guardería judía en Los Ángeles, hiriendo a 5 personas, y subsecuentemente matando a un cartero de ascendencia filipina.
Posteriormente, en 2011, Kevin Harpham, un veterano de guerra, puso una bomba en el recorrido del desfile del Día de Martin Luther King Jr.; y en 2012, Wade Michael Page, asesinó a 6 personas inocentes en un tiroteo en un templo Sijh en Wisconsin.
Page era miembro de una banda de supremacistas blancos, y estaba asociado al violento grupo neonazi los Hammerskins.
Hace unos meses, un Gran Mago Imperial del KKK de Kansas, empezó a matar a cualquiera que se le puso por delante mientras gritaba “Heil Hitler”
Una de las víctimas, fue un chico de 14 años…
Hace poco, James Holmes disparó contra 80 personas en un cine, pero las fuerzas de seguridad lo detuvieron con vida, y los medios de comunicación no calificaron su acción de terrorismo, sino que en vez de ello, se centraron en retratar a Holmes como “torpe” y tierno “solitario”
De forma similar, el supremacista blanco Dylan Roof, asesinó a 9 feligreses en Charlestown, y no solo fue detenido con vida, sino que además, en el momento de la detención, la policía describió a Roof como “muy tranquilo, muy calmado… no problemático”
La policía llegó incluso a comprarle un almuerzo en Burger King, momentos después de que hubiera desatado el terror entre los feligreses…
Comparado con los innumerables linchamientos actuales, cometidos por la policía contra hombres negros inocentes, y a menudo desarmados, es evidente que las fuerzas de seguridad estadounidenses, son tan tolerantes con el terrorismo blanco, como son institucionalmente racistas hasta la médula.
A todas luces existe una costosa e insana obsesión entre la sociedad y las fuerzas de seguridad estadounidenses, con evitar la violencia perpetrada por musulmanes estadounidenses, una obsesión que ignora tanto la amenaza real del terrorismo blanco, como el constante terrorismo de la policía, respecto a los ciudadanos afroamericanos.
Pero los EEUU no solo padecen de “lobos solitarios de supremacía blanca”, también en Europa:
Entre 1993 y 1997, Franz Fuchs, un xenófobo austríaco, se embarcó en una campaña en contra de extranjeros y de organizaciones que él creía eran amistosas con los extranjeros; y mató a 4 personas, e hirió a 15 más, usando 3 aparatos explosivos improvisados, y 5 oleadas de 25 cartas bombas en total.
En abril de 1999, el neonazi David Copeland, se hizo conocido como “Bombardero de Clavos de Londres”, después de una campaña de 12 días de bombardeos, cuyo objetivo eran las comunidades negras, asiáticas y homosexuales de Londres, matando a 3 personas, y lesionando a 129 más.
En julio de 2011, el ultranacionalista noruego Anders Breivik, hizo estallar una bomba frente a la sede del gobierno nacional en Oslo.
Luego, se trasladó a la isla de Utøya, donde se reunía la juventud del gobernante Partido Laborista Noruego, matando a 69 personas con disparos de pistola y escopeta.
Así las cosas:
¿Cuándo fue la última vez que vio presionar a sacerdotes blancos, para que acudan a la televisión a denunciar la violencia de supremacistas blancos, con el fin de demostrar que “no todos los cristianos” son así?
¿Cuánto tiempo se permitiría a un grupo musulmán, que tuviera un historial violento como el KKK, actuar libremente, antes de ser cerrado por El Departamento de Seguridad Nacional?
Está claro que el racismo exacerba la guerra contra el terrorismo tanto como el petróleo.
“For evil to triumph, it only takes good men... to do nothing”
Imperium es un drama de acción, del año 2016, dirigido por Daniel Ragussis.
Protagonizado por Daniel Radcliffe, Toni Collette, Burn Gorman, Nestor Carbonell, Sam Trammell, Chris Sullivan, Tracy Letts, Linc Hand, Seth Numrich, Pawel Szajda, Jasson Finney, Devin Druid, Scott Christopher Kelly, Jennifer Marshall, Michael Aaron Milligan, entre otros.
El guión es de Michael German y Daniel Ragussis; basados en “Thinking Like a Terrorist: Insights of a Former FBI Undercover Agent” de Michael German, quien pasó 20 meses dentro de grupos neo-Nazis estadounidenses.
“Están fabricando casos de terrorismo”, expresó German, ex agente encubierto del FBI que investigó sobre leyes de seguridad nacional en la Universidad de New York.
En muchos de los recientes enjuiciamientos, dijo German, “estas personas están a 5 pasos de ser un peligro para Estados Unidos”
Imperium sigue a Nate Foster (Daniel Radcliffe), un agente de FBI, que encuentra una mina del isotopo radiactivo, Caesium-137 clandestina, que está en relación con grupos supremacistas blancos.
Por lo que Nate consigue implicarse con cada grupo, gracias a la agente Angela Zamparo (Toni Collette); y se sumerge en la cultura, sacando a la luz una posible explosión planeada por un grupo de fanáticos liderado, aparentemente por Dallas Wolf (Tracy Letts), que ella sospecha, prepara un atentado biológico.
El analista Foster, tendrá que afrontar el reto de asumir una nueva identidad, tratando de mantener sus principios, mientras se embarca en el peligroso mundo criminal de la supremacía de la raza blanca.
Una vez dentro, Nate descubrirá, que el verdadero peligro viene de parte de un aparentemente y apacible padre de familia de ideas extremistas:
Gerry Conway (Sam Trammell)
En Imperium, nada es lo que parece, en ambos lados de la ley, por lo que Nate está en constante peligro de ser descubierto.
Una historia basada en la realidad que asola el mundo, permitido por los gobiernos, y manipulado por los medios de comunicación.
“We all create a narrative based on what we think is important.
We see what we want to see”
Imperium es la primera película del director Daniel Ragussis, que hasta ahora solo había realizado cortometrajes; y se atreve a tocar un tema que muestra otro lado de la sociedad de EEUU.
Por desgracia, o no, Imperium no es “American History X” (1998); por lo que el director ha preferido centrarse por completo en la historia de Nate Foster, y evitar mostrar la violencia extrema de su entorno, como una vez hizo el film protagonizado por Edward Norton; y parece adoptar un estilo documental.
Si bien, no quiere impactar al espectador con imágenes radicales y situaciones que hacen que apartes la mirada, pretende mostrarnos por encima, cómo es el entorno de los neonazis:
Sus familias, su comunidad, o sus ritos.
Todo, eso sí, en un segundo plano, para que se vea cómo afecta al personaje de Nate.
Por otro lado, Ragussis se topa con el problema de que su guión va quizás demasiado rápido al principio; por lo que cuesta llegar a apreciar el drástico cambio que sufre el personaje principal; y se nota muy precipitado por la facilidad con la que Nate se infiltra en el grupo; pues en apenas 10 minutos, ya forma parte del grupo neonazi, y como, pese a que éstos comprueban la debilidad de su coartada, lo aceptan en la banda así sin más... y no solo la aceptan, lo ponen de ejemplo, y se infiltra demasiado rápido en todos los grupos a los que asiste.
Lo peor es que Imperium no aporta novedad a las películas de agentes de policía infiltrados en bandas criminales, y el retrato del mundo neonazi, es superficial y tópico; pero está compensado por la interpretación de Daniel Radcliffe; que se exorciza de la conocida imagen de “niño bueno”, y consigue salvar este pequeño fallo, para mostrarnos a un actor desconocido, haciendo un papel que pocos nos imaginábamos.
Además, lo compensa con una segunda parte de la historia, en forma de “thriller”, que hace al espectador sudar unas cuantas veces…
Del reparto, evidentemente, Imperium es para el lucimiento exclusivo de del eterno “Harry Potter” del cine, que consigue dejar atrás su imagen del joven mago de Hogwarts, para deleitarnos con su más compleja y difícil interpretación hasta el momento.
Y es que, Radcliffe es el principal factor que hace que Imperium no acabe siendo una película más sobre los “skinhead” nazis, demostrando una vez más, y para todos, que es capaz de hacer su propia magia.
Relegados quedan Collette, Trammell como un villano en la sombra, y Tracy Letts, como los otros actores importantes que personifican a neonazis, salen sin ton ni son.
Lástima, puesto que el metraje se dedica mucho tiempo en ellos, salvo el más joven, al final, que recita la oración que da origen a la película, haciéndola cíclica en su temática, es decir:
Los hechos se repiten.
“But just because you're not looking at something... doesn't mean it's not there”
En los Estados Unidos, según Combating Terrorism Center at the U.S. Military Academy, desde el 9/11 al año 2012, el terrorismo y la violencia política de los supremacistas blancos, y otros grupos de extrema derecha, han asesinado a más de 200 personas, mientras que el terrorismo islamista tiene en su haber:
37 víctimas.
Según un estudio realizado por La Universidad de Syracusa, si hubiera hoy un ataque terrorista en EEUU, cometido con armas químicas, biológicas, radiológicas o nucleares, habría más posibilidades de que fuera perpetrado por otros grupos terroristas, antes que por islamistas.
De hecho, 14 años después del 9/11, al Qaeda no ha cometido otro atentado dentro de Estados Unidos.
Según un reciente informe de La Universidad de Harvard, llamado:
“La Exagerada Amenaza de Un Terrorismo Nacional”; dice que desde 2001, a pesar de las advertencias de los funcionarios públicos y de analistas del terrorismo, sigue habiendo pocas pruebas, de que el peligro de ataques terroristas en Estados Unidos por parte de musulmanes estadounidenses, sea especialmente grave o creciente.
Entonces:
¿Por qué Estados Unidos ha gastado más de $6 billones en la guerra contra el terrorismo?
Datos del FBI, desde 1980 hasta 2005, demuestran que los terroristas judíos cometieron el 7% de los actos terroristas dentro de Estados Unidos, lo que es más que el 6% cometido por extremistas islamistas.
El hecho de que El FBI reduzca drásticamente los casos de terrorismo perpetrados por extremistas judíos, debido al doble rasero racial institucional, da más notoriedad a los datos estadísticos.
¿Cuántos estadounidenses conocen el nombre de “Liga de Defensa Judía” o “Resistencia Armada Judía”, 2 grupos terroristas que han cometido más actos terroristas que sus homólogos musulmanes?
La tristemente célebre Jewish Defense League, lleva actuando en Estados Unidos más de medio siglo...
Un informe del Departamento de Energía sobre amenazas a instalaciones nucleares, señala que “durante más de una década, la Jewish Defense League, ha sido uno de los grupos terroristas más activos en Estados Unidos”
Sin que muchos estadounidenses lo sepan, estos extremistas judíos, han enviado cartas bomba a la policía; atacando embajadas estadounidenses, y lanzado bombas incendiarias a civiles que asistían a un concierto de La Orquesta Sinfónica.
Si el gobierno estadounidense se toma en serio la lucha contra el terrorismo nacional, y los tiroteos contra masas, las estadísticas del FBI sugieren que debería vigilar agresivamente a los varones blancos.
El simple hecho de que las fuerzas de seguridad estadounidenses no se hayan infiltrado en comunidades cristianas o judías conservadoras, ni las haya espiado para impedir el extremismo violento de extrema derecha, confirma que los musulmanes en Estados Unidos saben por experiencia, que rezar a Ala, hace que una persona sea sospechosa.
Los musulmanes estadounidenses, tiene cada vez más la sensación de vivir en un Estado Policial Totalitario, en el que el acoso, la creación de perfiles de delincuencia, y la vigilancia son cada vez peores.
El investigador, Arun Kundnani, ha demostrado que El FBI tiene un espía antiterrorista por cada 94 musulmanes en Estados Unidos, lo cual se aproxima a la ratio de la tristemente célebre agencia de espionaje de Alemania Oriental Stasi, de 1 espía por cada 66 ciudadanos.
Los cristianos y judíos blancos, no tienen que preocuparse de que un agente o informante secreto se haya infiltrado en sus iglesias, grupos de estudiantes o clubes sociales.
La decisión de la sociedad de denominar “terrorismo” a un acto de violencia particular, indica que el acto pertenece a un modelo más extendido, que exige una consideración que va más allá de la lucha normal contra el crimen.
El denominar los tiroteos contra masas por parte de supremacistas blancos, como meramente “odio”, o “asesinato” en vez de “terrorismo” resta importancia al significativo papel de las motivaciones racistas del autor, y evita preguntas difíciles acerca del predominio del racismo en la sociedad estadounidense.
Puestos en claro, los liberadores de ayer, serán los terroristas del mañana.
“Words build bridges into unexplored regions”
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