Cocaine Godmother

Terminando de ver “Cocaine Godmother” (2017) de Guillermo Navarro con Catherine Zeta-Jones, Raúl Méndez, Juan Pablo Espinosa, Matteo Stefan, Spencer Borgeson, José Julián, Jenny Pellicer, entre otros.   

Drama basado en hechos reales, que nos narra de forma concisa pero algo vaga, la vida criminal de Griselda Blanco Restrepo, conocida como “La Madrina”, “La Viuda Negra”, “La Madrina de La Cocaína” y “La Reina del Narcotráfico”; una mujer colombiana perteneciente al Cartel de Medellín y pionera en el tráfico de cocaína y el hampa con sede en Miami durante la década de 1980 hasta principios de la década de 2000; siendo la fémina criminal más buscada de los últimos tiempos, y distribuidora principal de Pablo Escobar en los Estados Unidos. 

En el pico de su “carrera” llegó a ser una de las mujeres más ricas y peligrosas del mundo, y uno de los capos de la droga más poderosos del mundo; por lo que se convirtió en la primera mujer criminal multimillonaria, gobernando su imperio multimillonario del tráfico de drogas con mano de hierro, y convirtiéndose en una de las mujeres más mortíferas de todos los tiempos. 

Así, este filme no es una biografía, pues nos presenta solo la vida delictiva en EEUU de Griselda Blanco, como experta en falsificación de pasaportes junto a su primer esposo y sus 3 hijos; pero Griselda se sintió atraída por el dinero que ofrecía el mundo de las drogas, y rápidamente se enredó con los traficantes locales; de hecho, era tan inteligente que ideó el uso de mujeres hermosas, ancianos y niños como mulas, creó maletas de fondo falso para el contrabando de cocaína desde Colombia; y con el dinero llegando, sus hijos abandonaron la escuela, y en su lugar, ingresaron al negocio familiar.  

Pero Griselda Blanco llegó a ser conocida por ejecutar literalmente a cientos de hombres, mujeres, e incluso niños que interferían con su imperio de tráfico de drogas, o que simplemente la hacían enojar... por lo que su disposición de usar la violencia contra sus rivales, llevó a numerosas tentativas de asesinato, forzando a Griselda a mover su negocio a California; donde caería sin remedio y sería deportada a Colombia donde años después encontraría la muerte. 

El filme para la TV producido por LifeTime, tiene fama de hacer telefilmes basados en hechos reales de baja calidad pero de fama merecida, por lo que profundiza mucho más allá de los meros hechos, como en las profundidades de la vida familiar y personal, ferozmente custodiada, una mujer intensamente compleja, incluso religiosa que de alguna manera se convirtió en una paria odiada públicamente de proporciones épicas por valor de $1,000 millones. 

La premisa con la que cuenta este largometraje, es muy jugosa, emocionante e intrigante, pues los ingredientes que va a ofrecernos constan de conspiraciones criminales, investigaciones policíacas algo pobres, y un análisis psicológico de una figura muy deleznable; por lo que incluso con una licencia dramática, definitivamente hay algunos hechos que forman la base de una historia muy bien contada. 

Pero ojo, esto no es un documental, y esta película trata, sobre todo, de personas reales en situaciones extraordinarias que crecieron más allá de su control, en un sueño hecho realidad que se convirtió en una enorme pesadilla que nadie predijo. 

Y usa una metáfora central es “la prisión” en la que Griselda vive a perpetuidad, en gran parte por su propia elección; tanto que es imposible no sentir empatía por ella, brutalmente abusada cuando era niña en Colombia; luego vivió en una relación abusiva con su esposo en New York; se la describe como creativa en su hábil trabajo en el tráfico internacional de drogas; y hasta ahora, es posible empatizar con este personaje incondicional e indomable.  

¿Pero podrá escapar de su prisión metafórica? 

Hay un punto de inflexión en el que Griselda se vuelve vengativa y culpable de una arrogancia que finalmente la lleva a ser responsable de 200 asesinatos.  

Una de las primeras víctimas, es el padre de la novia de su hijo adolescente...  

Es en ese punto que el público pierde toda empatía por una mujer demasiado poderosa, cuyos errores de juicio llevaron a la adicción a la cocaína y a la violencia gratuita para mantener su punto de apoyo en la empresa de narcotráfico de Miami.  

Y una de las relaciones más conmovedoras, es una relación lésbica con una tal Carolina, que por cierto, no hay registro de su nombre... pero se le muestra como una mujer que la ama de verdad siendo su mayor fuente de apoyo. 

Por otro lado, la referencia cinematográfica del título y de la personalidad de Griselda viene de la oscarizada película “The Godfather” en especial la “Parte II” de Francis Ford Coppola; y se refleja en el actuar criminal de Griselda hasta en la decisión de nombrar a su 4° hijo como Michael Corleone en honor al personaje de Al Pacino; y hay otra gran diferencia de quien al menos lucha con la culpa de sus crímenes, y hace un esfuerzo por convertir a su familia criminal en una empresa comercial “legítima” 

El resultado es una oleada de crímenes amorales y unidimensionales, una paranoia que resulta en el asesinato desenfrenado de una familia y 2 hijos, así como la notoria Masacre de Dadeland Mall del 11 de julio de 1979, revelan que la mujer realmente “no comprende los usos del poder” 

Irónicamente, su principal conclusión es la frase del personaje de Don Ciccio en aquella Mejor Película de 1974: 

“No dejes ni una semilla” de tus enemigos, que solo revela su estupidez y falta de visión. 

Total, Griselda cierra el círculo en su vida, regresando a una “prisión” que es tanto un estado mental como una realidad física; pues ella nunca había estado realmente libre; y al final se da cuenta de que ha estado en prisión “desde el día que nací”: 

Desde el abuso infantil hasta la emoción del tráfico de drogas, la adicción a la cocaína y un ritmo vertiginoso para tratar de evadir La Ley, Griselda solo se volvió libre cuando conoció a su creador en el punto en que comenzó; en Medellín, Colombia. 

Del reparto, el filme triunfa a nivel de desarrollo argumental, cosa que aprovecha la gran Catherine Zeta-Jones, ya que, en cuanto a las subtramas de las indagaciones detectivescas por parte de La DEA y la urdimbre del imperio criminal, el film tan solo las roza con desidia, y no pasa de las elipsis temporales más trilladas de tiroteos y redadas, y de las arquetípicas escenas de interrogatorios más tópicas.   

Pero los avatares criminales de éste singular clan mafioso, si bien típicos, se desarrollan con un ímpetu y brío de lo más agradecidos, donde la trama evoluciona con ponderación, y el aspecto de análisis intrínseco del personaje principal se trata con el suficiente mimo; no olvidemos que estamos hablando de una mujer que se crío siendo utilizada de niña para la prostitución por su propia madre, con lo que la psique tan tocada de este ser humano, hace que su escala de valores esté completamente retorcida.  

Y el libreto logra que el espectador sienta asqueo y lástima a partes iguales por esta Griselda Blanco, y Catherine Zeta-Jones aprovecha su rol, aportando solidez en todo momento, naturalidad en su volteada de ególatra moralidad y poderosa sutileza en los pocos atisbos de humanidad. 

La oscarizada se echa a sus espaldas todo el peso de la película, y triunfa en su interpretación, haciendo de ella la mayor sugerencia del film; pues no concuerdo en que se debiera buscar a una intérprete latina.  

Señores, esto no es un documental, y el espíritu de Griselda Blanco se ve en Catherine Zeta-Jones, aun cuando no se parezca en lo absoluto, y sale muy pero muy bien parada gracias a su talento; porque ella domina de manera experta la locura alimentada por las drogas y la pasión bisexual.  

La expresión de su rostro muestra tanta fealdad del personaje en un rostro tan hermoso; y realmente es una actuación magnífica; por lo que es irreverente la nacionalidad de la actriz con tal de que su actuación sea notable como es el caso; y encajando como un guante en una villana, a ratos odiosa a ratos magnética.  

Y de eso se trata... 

El resto de intérpretes también dan en la diana y aportan una naturalidad innata a sus roles: 

Jenny Pellicer como Carolina, el apretón principal de Griselda, lástima que no sabemos más de ella; Alejandro Edda como Rodolfo “Rudi” es de terror; sin olvidar a los hijos psicópatas: 

Matteo Stefan como Dixon, Spencer Borgeson como Osvaldo, y José Julián como Uber Trujillo Blanco, el caído en desgracia a todos los niveles, y uno llega a ver cómo una promesa llega a convertirse en toda una maldición. 

Sin olvidar a Raúl Méndez como Darío Sepúlveda, quien fue informante de Pablo Escobar, y luego se convierte en el tercer marido de Griselda, quien es el único de los maridos que el filme le da peso dramático... pero alguien debería arrestar a Warren Christie como Jimmy, ese oficial de la DEA que tiene una muy mala actuación. 

De hecho, La DEA o “la justicia” no tiene cabida en esta película, pues todo es Griselda, sus hijos y el negocio. 

En el fondo, varios factores causaron mayor crueldad en Griselda, pero sobre todo, ella puso mucha violencia para convencer a los capos criminales masculinos que la rodeaban, de que no debía meterse con ella.  

¡Y funcionó! 

Pero su reino cayó, solo cumpliendo 10 años de prisión; luego fue deportada de regreso a Colombia, donde vivió el resto de sus días hasta su propio asesinato el 3 de septiembre de 2012 a los 69 años de edad.  

Sus 3 hijos mayores también fueron asesinados, y solo su hijo menor, el famoso Michael Corleone sobrevivió.  

A pesar de ser una psicópata carismática violenta, esta es una gran historia; y es muy extraño que siempre supiéramos de Pablo Escobar, inclusive de Caro Quintero, pero nunca habíamos oído hablar de Griselda Blanco, hasta ahora; y eso que la gente solo conoce a El Chapo... 

RECOMENDADA. 




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