We the Animals

Terminando de ver “We the Animals” (2018) de Jeremiah Zagar con Evan Rosado, Josiah Gabriel, Isaiah Kristian, Sheila Vand, Raúl Castillo, entre otros.  

Drama de temática gay, basado en la novela semiautobiográfica homónima publicada por Justin Torres en 2011; y aunque él ha dicho que “no es una autobiografía”, sí ha afirmado que “los hechos concretos” de la novela reflejan su propia vida. 

La acción sigue a Jonah, un niño que crece con 2 hermanos mayores revoltosos en una familia de raza mixta y de clase trabajadora en el norte del estado de New York, y debe lidiar tanto con su padre volátil como con su homosexualidad emergente... por lo que los 3 niños viven salvajemente entre el descontrol, el maltrato y la miseria; pero mientras Manny y Joel van camino de convertirse en una versión de su padre, Jonah se entrega a un mundo imaginado por su propia cuenta. 

El filme marca el primer largometraje narrativo de Jeremiah Zagar, que captura, según cuentan, lo que transmite la novela con una precisión asombrosa, en una visión distintiva, hermosa y evocadora de un niño que está descubriendo su lugar en el mundo; y es que tratar un tema tan delicado como es el del descubrimiento de la identidad sexual en la niñez, aquí va mezclado con nostalgia, idealismo, recriminación, ira, libertad personal y el constante conflicto entre optimismo y experiencia en un todo potente, de manera efectiva y conmovedora al mostrar las modulaciones de infancia. 

Por ello, el filme es como la novela, un “bildungsroman”, una historia de formación y aprendizaje; enfocado al tratar los problemas de masculinidad, violencia doméstica, homosexualidad y el descubrimiento de uno mismo en un entorno no predispuesto a aceptar un “yo” que se desvía de la doctrina social normativa, por lo que se centra mucho en la naturaleza impresionista y caótica de la memoria.   

No mucho del método para que el objetivo llegue al público, es que se rodó en una película granulada de 16mm, e incluye secuencias animadas a lápiz de colores como una narrativa paralela para descubrir el subconsciente del pequeño protagonista. 

Mucho del crédito lo merece el director de fotografía, Zak Mulligan, que hizo un gran esfuerzo para crear un] sentimiento de intimidad, y por ello, gran parte de la película se rodó a la altura de los ojos de un niño.  

Y es que estéticamente, hay mucho que admirar aquí: 

La trayectoria documentalista de Zagar es especialmente notable en su uso de las técnicas del “cinéma vérité”; como las escenas de los hermanos persiguiéndose a través de la hierba alta; otro detalle es que la película inicialmente presenta a los niños como relativamente indistinguibles entre sí; sin embargo, aproximadamente a la mitad del metraje, esto comienza a cambiar, ya que Jonah comienza a darse cuenta de que no es como sus hermanos y, por tanto, comienza a alejarse de ellos, primero ideológicamente, luego físicamente. 

Junto con esto, la narración de voz “en off” se vuelve cada vez menos frecuente; atado a los dibujos de lápices de colores de Jonah; mientras lucha por procesar las realidades del sexo, la violencia y su cada vez más tensa vida familiar; la naturaleza de las imágenes comienza a cambiar; desde garabatos relativamente inocentes hasta imágenes mucho más sexualizadas y violentas.  

También es importante aquí lo bien que Zagar utiliza la puesta en escena para sugerir psicología: 

En las primeras partes de la película, se le da el mismo tiempo de pantalla a las tomas de Jonah debajo de su cama, y las tomas de él acurrucado con sus hermanos en una manta formada como una tienda de campaña; sin embargo, a medida que avanza la película, lo vemos cada vez menos en la carpa y más debajo de la cama, algo que tiene una gran importancia temática para la penúltima escena... 

Y en términos de focalización, la película está ligada rígidamente a la perspectiva de Jonah en todo momento, sin permitir que la audiencia acceda a nada que él mismo no vea o escuche explícitamente.   

Así, la cámara de Zagar se recrea en los expresivos ojos azules de Jonah para, a través de ellos, mostrarnos la realidad, todo lo distorsionada que se quiera por la ingenuidad y fantasía propias de la edad, de una familia que, a pesar de sus carencias y errores, trata de mantenerse unida con la esperanza de que el futuro sea mejor para ellos.  

Pero la película no es otra cosa que una contemplativa sucesión de experiencias y estados de ánimo por los que atraviesa el muchacho y que, pese a su solo aparente intrascendencia, contribuyen a fijar los cimientos del adulto en el que, inexorablemente, se acabará transformando. 

Todo ello recae en el fenomenal reparto, que según dicen, vivieron juntos durante la producción para que se sintieran como una verdadera familia. 

Evan Rosado como Jonah se monta toda la película con su mirada, sus gestos y su silencio dicen más que mil palabras, crea empatía y hace que el público se interese por él. 

Raúl Castillo como Paps está fenomenal, en un padre que está viendo cada día en el lío que se metió de joven con Sheila Vand como Ma, y que deben afrontar las dificultades de ser familia, cuando todos están creándose una personalidad siguiendo el ejemplo. 

Y los 2 hermanos, Isaiah Kristian como Manny y Josiah Gabriel como Joel, están bien como “los otros” los detonantes del perfil, la personalidad y la identidad del hermano menor. 

Giovanni Pacciarelli como Dustin, es un personaje intrigante:

¿Qué quiere? 

Definitivamente fue el seductor, impulsor y quien concretó la duda existencial de Jonah: 

Un pedófilo, un homosexual consumado, un chulo... el personaje queda sin desarrollarse; y con esa idea frustrante de no saber qué pretende, sus escenas son aterradoras... aunque al final provoquen la sonrisa complaciente del pequeño.... 

Y si se dice que el filme no es muy original es porque bebe de producciones como “Moonlight”, “The Florida Project”, “Mud”, y “Beasts of the Southern Wild” por ejemplo, y narrativamente tiene mucho de la filosofía de Terrence Malick. 

Pero lo más importante es que es una representación perfecta del daño emocional que conlleva la inseguridad económica; al tiempo que el dibujo es usado como un valioso recurso narrativo, una línea argumental, a ratos paralela, a ratos principal; indispensable no solo para entender, sino para vivir en primera persona las dudas, miedos y sueños de Jonah, como un descarnado e íntimo viaje de autodescubrimiento en el que va distanciándose de su familia conforme empieza a tener consciencia de lo que está bien y lo que no, así como de cuál es el camino que quiere empezar a seguir para convertirse en el adulto... y posible artista que desea ser... pero eso no lo sabremos... queda abierto a que saquemos conclusiones. 

Y aunque la película cambia algunos aspectos  de la novela, como que los 3 hermanos no se nombran en la novela o que la primera experiencia homosexual del protagonista es mucho más gráfica que en la película; sigue siendo una adaptación notablemente auténtica. 

En el fondo, por los temas, esta debería ser una película tremendamente desgarradora, pero no lo es, principalmente porque los personajes existen para facilitar la meditación filosófica, más que como entidades únicas en sí mismas. 

Según cuentan, el libro tiene un final diferente y más desgarrador: 

Después de que sus padres descubren el diario, que está lleno de imaginaciones eróticas y fantasías, el narrador/Jonah arremete y ataca violentamente a sus padres y hermanos, tras lo cual es enterrado en una sala psiquiátrica... 

Aquí, el final inconcluso es vital:  

La vida no tiene una estructura de III actos que simplemente termina con los créditos finales.  

Las cosas son mucho más complicadas que eso.  

Y este podría ser el mayor logro de la película; en una historia aparentemente sobre el pasado y cómo accedemos a él, la impresión final con la que nos deja es que nunca podremos saber qué hay en nuestro futuro. 

Me identifiqué mucho con la película, yo también fui un Jonah, me hice artista, y mis dibujos los tuvo mi mamá por mucho tiempo... 

Hoy, no sé qué fue de ellos, pero yo sigo aquí, con ella.

“Se necesita valor para crecer y convertirse en quien realmente es” 

RECOMENDADA. 




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