The Celluloid Closet

“Hollywood, that great maker of myths, taught straight people what to think about gays and gay people what to think about themselves”

El cine es, por definición, un mundo de sueños y de realidades, en el que todos nos queremos ver reflejados e identificados con las personas, emociones y conflictos que aparecen en la gran pantalla para sentirnos más metidos en lo que vemos y que así de verdad nos guste.
Todos los colectivos de la sociedad quieren verse reflejados en ese mundo mágico, para así sentir lo que sienten los personajes más semejantes a ellos, sin embargo, en las décadas anteriores a los años 90 y posteriores a la época “pre-code”, solo se reflejaban aquellos grupos considerados "moralmente aceptables" para una sociedad conservadora, y entonces qué pasa con el colectivo homosexual…
¿Acaso no está formado por personas con los mismos derechos que las demás a que se las retrate con total verismo y autenticidad en la pantalla?
La homosexualidad en el cine ha sido retratada de maneras muy diversas dependiendo de la época, del país, o de la mirada personal del director.
Se ha reflejado en comedias, cine experimental, de terror, histórico, policiaco, de denuncia social, biográfico o de serie B.
A lo largo de la historia del cine ha habido una considerable evolución en la forma de enfocar esta temática; desde la visión negativa que se ha reflejado durante buena parte del siglo XX, bien retratando a los homosexuales con sorna, a menudo cayendo en el estereotipo del amaneramiento, o bien como asesinos despiadados o perturbados suicidas; hasta muchas películas actuales dirigidas casi exclusivamente a los públicos LGBT y que cuentan con numerosos festivales de esta temática en todo el mundo.
Gran parte de estas películas actuales muestran lo difícil que es “salir del armario” y proyectan al espectador la realidad en la que los homosexuales se encuentran.
Sin embargo, ese cambio ya se había producido en el cine europeo con anterioridad.
Se puede diferenciar entre el Cine de temática LGBT, cuya temática gira en torno a personajes homosexuales y sus relaciones con el resto, y las películas en las que uno de los personajes es LGBT y tiene un papel secundario, o bien su sexualidad no influye en la trama de la película.
Gran número de estos filmes se han centrado en la homosexualidad y bisexualidad masculinas, mientras que las femeninas y la transexualidad se han abordado menos frecuentemente.
Si extrapolamos a cualquier otro tema llegaremos a la conclusión que el cine ha educado nuestras conciencias para bien o para mal durante generaciones implantándonos comportamientos sociales, modas, gustos, actitudes... que al igual que han abierto nuestra mente, también han generado frustraciones y prejuicios.
Siempre que veo una película me exijo a mi mismo que, reúna los ingredientes básicos para tenerme fuertemente atado a la butaca:
Director, actores, argumento, etc.
Lastimosamente, el público de hoy en día, creo que solo va al cine por llenar un hueco de su vida, por ocupar unas horas, por ver un desnudo de esta o aquella actriz, o los glúteos de ese actor famoso.
Y es lamentable, porque el cine es mucho más que un simple envoltorio o unas imágenes para nuestra colección mental, el cine puede enseñar a amarnos, a comprender sentimientos humanos, a saborear el trabajo de unos actores, a sentir como traspasan la pantalla y hacernos soñar como cuando éramos adolescentes y sentíamos el miembro erecto en la oscuridad de aquellos cines de los años sesenta, donde trabajaba mas la mano que la vista, haciéndonos soñar con esos iconos de nombres imborrables.
El cine, no me cabe la menor duda, es el arte que mejor refleja los sentimientos que navegan por nuestro cuerpo, él nos lo ofrece libre, mientras desgraciadamente en aquellos años de censura nos lo ocultaban de forma antinatural, creo afortunadamente que todo aquello el viento se lo llevó para siempre.
“The hunger I felt as a kid looking for gay images was not to be alone”
The Celluloid Closet es un documental escrito y dirigido por Rob Epstein, Jeffrey Friedman, y con la colaboración en el guión de Sharon Wood.
Protagonizado por Lily Tomlin, Tony Curtis, Whoopi Goldberg, Harvey Fierstein, Gore Vidal, Farley Granger, Paul Rudnick, Shirley MacLaine, Antonio Fargas, Tom Hanks, Harry Hamlin, John Schlesinger, Susan Sarandon, entre muchos otros.
The Celluloid Closet analiza la historia de la presencia y el tratamiento a personajes homosexuales en el cine de las grandes productoras de Hollywood desde sus comienzos hasta mediados de los noventa.
Ambientado con una música deliciosa, The Celluloid Closet intercala las apariciones de actores, guionistas o escritores con escenas memorables de películas que de alguna manera tocaban el tema de la homosexualidad pasiva, en las sombras, “en el closet”
Es interesante ver cómo en los años veinte este tema se veía mucho más abiertamente que a lo largo del siglo veinte, sin prejuicios y con un tierno toque de humanidad que muchas de las películas de hoy en día carecen.
La evolución no ha sido siempre una curva ascendente.
Por supuesto, el Código Hays tiene su capítulo reservado, así como la Liga de la Decencia y otros intentos de censura.
Lo más interesante, sin embargo, no es para mí cómo se realizaron intentos de impedir la simple mención de la homosexualidad en pantalla.
Hacia 1934 la Legión de la Decencia, impulsado por la iglesia, y el Código de Hays establecieron las bases de la censura en el cine, autorizando a recortar, modificar o directamente suprimir escenas de besos con la boca abierta, abrazos lujuriosos, violaciones, aborto, nudismo, prostitución, obscenidad... y perversiones sexuales, por supuesto.
Pero los personajes homosexuales no desaparecieron, simplemente se hicieron más difíciles de encontrar y pasaron a ser "villanos de sangre fría"
Eso sí, eran personajes torturados, con derecho a ser maltratados, asesinados, conscientes que nunca encontrarían el amor, rol que seguiría y sigue vigente en la mayoría de las películas con un personaje homosexual.
Ni siquiera las divertidas y a menudo exitosas maniobras para saltarse el código mediante rodeos sutiles, a veces con éxito, a veces sin él.
Sin embargo, muchas cintas logran incluir escenas en las que la homosexualidad es presentada o insinuada.
Los guionistas habían aprendido a escribir entre líneas, y el público interesado también había aprendido a ver así las películas.
Es por eso que siendo lesbiana u homosexual, te empeñas en ver homosexuales por todos lados a la mínima ambigüedad, tanto en cine como en la vida real, porque siempre se ha mostrado de una forma velada, indirecta.
No podías construir parte de tu esencia como persona, porque no había apenas referentes.
Lo más interesante es el “hambre” con el que gays y lesbianas, hoy guionistas y directores, declaran haber devorado cualquier mención a su condición sexual en pantalla.
Cualquier referencia lateral de una posible “sexualidad alternativa” en un personaje de reparto provocaba aluviones de llamadas entre la comunidad gay:
“No te lo pierdas…”
Durante los años 50s, la homosexualidad era vista como una desviación o perversión que hacía sufrir al gay, impedía su inserción en la sociedad y que terminaba por ser castigada.
El "castigo" en algunos casos era incluso la muerte.
En ocasiones se presentaba también como una desviación susceptible de ser curada.
La necesidad de visibilidad hace que muchos de ellos prefirieran una alusión cinematográfica negativa que presente a los homosexuales como “locas”, “depravados”, “enfermos”, “mariquitas” antes que ninguna en absoluto.
Aquello tenía su coste, por supuesto.
Durante mucho tiempo, las únicas apariciones toleradas de travestidos, gays y lesbianas eran en forma de personajes criminales que eran abatidos a tiros, o dolientes y tristes almas suicidas que, incapaces de tolerar su deformidad, ponían fin a su propia vida al final de la película.
“Yo pensaba que mi destino era ser perpetuamente infeliz, porque eso era lo que veía en el cine, y no había ningún otro sitio de donde obtener una referencia”
Frases como estas ilustran el impacto que sobre nosotros tiene la narrativa televisiva, literaria o en la gran pantalla.
Mi favorita, sin embargo, es:
“El cine nos enseña qué es un hombre y qué es una mujer”
Y ay de ti como no te ajustes bien al modelo, porque no sólo otros tendrán problemas para reconocerte como tal, sino que puede que ni siquiera tú lo hagas.
The Celluloid Closet es una buena película para recordar lo difícil que es ser gay.
¿Por qué se permitían personajes homosexuales en éstas películas?
Para advertir a la sociedad:
"Si eres así, terminarás así"
Pero es también una buena película para recordar lo difícil que es pertenecer a cualquier minoría.
Lo difícil que es a veces escapar de los modelos culturales impuestos.
Lo difícil que es tener una amplitud de referencias cuando eres discapacitado, gitano, o simplemente quieres vivir la vida de una forma distinta.
No fue sino en los años 70s que la homosexualidad se empezó a ver con una mirada más natural y dejó de ser un estigma social.
A partir de los 80, se extiende el uso de la palabra “maricón” como insulto en multitud de filmes.
Los gays pasan de ser sus propias víctimas, a víctimas de los demás por su condición.
Por su parte, los actores son recelosos de interpretar a homosexuales, por si puede afectar a su carrera.
Hay una incomodidad en ver a dos hombres practicando sexo, pero comodidad ante dos cuerpos femeninos desnudos, incluso atracción y erotismo.
No se percibe como una amenaza.
Entre las cosas muy interesantes que se mencionan, una que llamó mucho mi atención es lo que la reglamentación cinematográfica de Hollywood consideraba tabúes.
Éstos eran los besos con la boca abierta, la desnudez, las perversiones sexuales, y la homosexualidad estaba considerada entre ellas, entre otras.
A pesar de esa prohibición, el cine, desde la época muda, ha presentado escenas sobre y con homosexuales.
Lo que ha cambiado, no totalmente, es la manera en que se presentan tanto escenas como actores y los juicios de valor, implícitos o explícitos, que conllevan.
Las primeras escenas de gays que se presentaron en el cine lo que hacían era ridiculizarlos, exagerar su amaneramiento y utilizarlos para hacer reír.
Esta visión parece no haber cambiado mucho.
En el documental The Celluloid Closet se menciona sin embargo algo que es muy significativo:
Esa tendencia a ridiculizar al homosexual se aplica únicamente al gay masculino, mientras que la figura gay femenina causa reacciones muy diferentes.
Si lo comparamos con lo que sucede en otros ámbitos de la comunicación veremos que la tendencia es la misma:
Los chistes de gays se hacen sobre los gays masculinos, nunca sobre las lesbianas.
The Celluloid Closet tiene un buen abanico de historias igualmente interesantes, aunque no tan divertidas, acerca de cómo se ha trabajado en Hollywood este tema, con alguna mención de pasada al cine británico.
Merece la pena verlo para recordar lo cerca que estamos aun de los tiempos en que no podía ni pronunciarse la palabra “homosexual” en un diálogo.
Merece la pena para entender mejor que acabamos de llegar a las puertas de una cultura más abierta, donde quepan todos los modos de vida compatibles con los Derechos Humanos.
Y que, por mucho troglodita que quede por ahí, la mayoría residiendo como inquilinos secretos en nuestros propios cerebros, el “vive y deja vivir” se abre paso.
“Most expressions of homosexuality in most of movies are indirect.
And what's interesting about that is of course that is what it was like to express homosexuality in life, that we could only express ourselves indirectly, just as people on the screen could only express themselves indirectly.
And the sense in which the characters are in the closet, the movie is in the closet and we are in the closet”
The Celluloid Closet pone de manifiesto no solo la historia de la homosexualidad en el cine americano, si no los niveles de tolerancia y los tremendos vaivenes morales que ha sufrido el siglo XX y que quedan plasmados de forma realmente notable.
Haciendo quizás un cierto ejercicio de nostalgia, dogmatismo y una reivindicación excesivamente proselitista, puede que fuese la mejor forma de acercarse a tan escondida interpretación, del tema, la obra que por momentos parece el resultado de una sesuda tesis sobre la homosexualidad en el cine más o menos clásico, se sigue con gran interés y consigue algo que parecía difícil que es captar el interés de personas que en principio no podría interesarles nada el asunto tratado o cuya sensibilidad se aleja totalmente de lo retratado en The Celluloid Closet.
Por lo tanto si su visión es casi obligada para militantes gays con ciertas inquietudes intelectuales, también es muy recomendable para cualquier tipo de espectador, interesado en la historia del cine y en la evolución sociológica del pasado siglo.
Lo que podría separar el panfleto o la reivindicación chapucera del rigor y la mirada humana y entrañable del tema es traspasado por los autores y da como resultado una obra tan curiosa, respetuosa, deliciosa y en determinados momentos tan intensa que no puede por menos que reivindicarse fervorosamente.
Me alegro que sean los propios homosexuales los que den la cara, que digan sin miedo quiénes son y como son.
El peor enemigo es aquel que no reconoce su verdadera esencia.
Cómo dice una frase de una película dónde una persona le pregunta a otra que le dijeron sus padres cuando les dijo que era homosexual:
"Me dijeron:
¿Cómo puedes elegir éste estilo de vida?
Y yo les contesté:
Ella me eligió a mí"
Un homosexual no tiene la obligación de decir que lo es, tiene el derecho de hacerlo.
Si no lo hace, es asunto suyo y hay que respetarlo.

“Oh, movies are important and they're dangerous because we're the keeper of the dreams.
You go into a little dark room and become incredibly vulnerable, on one hand all your perspectives can be challenged, you could feel something you couldn't feel normally.
It can encourage you to be the protagonist in your own life.
On the other hand it can completely misshape you”


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