Morocco

“Every time a man has helped me, there has been a price.
What's yours?”

La Légion Étrangère es una unidad de élite del Ejército Francés.
Establecida en 1831, fue creada como una unidad para voluntarios extranjeros, porque estuvo prohibido reclutar extranjeros en el Ejército Francés después de la Revolución de 1830.
Fue utilizada principalmente para proteger y extender el imperio colonial francés durante el siglo XIX, pero también tomó parte en todas sus guerras con otros poderes europeos, como la Guerra Franco-Prusiana y ambas Guerras Mundiales.
Tradicionalmente, la Legión constituyó una vía de escape para criminales, aventureros y aquellos que deseaban abandonar su tipo de vida.
“Suicide passengers”
Morocco es una película dramática de 1930, dirigida por Josef von Sternberg, con un guión de Jules Furthman y protagonizada por Marlene Dietrich, Gary Cooper, Adolphe Menjou, Ulrich Haupt, Juliette Compton, Emile Chautard, Francis McDonald, Eve Southern en sus papeles principales.
Morocco está basada en la novela de inspiración autobiográfica, “Amy Jolly”, escrita por el periodista alemán Benno Vigny.
Morocco fue nominada para los Oscar en las categorías de mejor actriz para Marlene Dietrich aunque ella se aprendió el papel fonéticamente ya que apenas tenía conocimientos de inglés, mejor dirección artística, mejor fotografía y mejor director para Josef von Sternberg.
La Paramount Studios convierte a Dietrich en la rival artística de Greta Garbo de la MGM, a la que emula en varias secuencias de Morocco.
Demuestra en ella sus habilidades como actriz sensual, seductora, misteriosa, peligrosa y, a la vez, frágil y sexualmente ambigua.
El nombre de "Amy Jolly" es una corrupción de la expresión francesa "Aimée jolie", sobrenombre que evoca su pasado de prostituta en Paris.
Sin embargo, Sternberg durante el rodaje presta una atención exagerada a Dietrich, atiende a Menjou y descuida a Cooper.
Sternberg, uno de los grandes directores de la historia del cine que se caracterizó por su maestría en fotografía, luces y en la llamada "mise en scene", cinematográficamente hablando, el término refiere a lo que se presenta ante la cámara como un todo:
Sets, luces, vestuario, ubicación de los actores e iluminación.
Dietrich es la personificación misma de la sensualidad para la cultura popular y leyenda del Séptimo Arte.
Juntos, Sternberg y Dietrich, hicieron varias películas de visión obligatoria para cualquier estudiante de la historia del cine.
Hoy día, Morocco es recordado por la escena en la que Dietrich canta vistiendo smoking y galera, y al terminar su número besa a otra mujer, lo cual si bien hoy sería algo hasta inocente, en la época generó tamaño escándalo.
Marlene, ataviada con un frac y chistera canta una melancólica canción "Quant l'amour meurt", mientras se dirige a un público asombrado y un no menos Gary Cooper, que se resiste a su encanto.
El juego de ambigüedades y la presencia enorme de Marlene hizo que Morocco tuviera un éxito inusitado.
Morocco narra el romance entre un legionario francés en plena guerra contra los marroquíes.
Tom Brown (Gary Cooper) llega a Marruecos con el resto de la tropa y se convierte en el Don Juan del lugar, teniendo amoríos con varias señoras comprometidas del lugar a escondidas, hasta que conoce y se enamora de una enigmática cantante de cabaret llamada Amy Jolly (Dietrich) recién llegada al exótico lugar.
Él teme caer en las redes de esta mujer de misterioso pasado que comienza a ganarse la vida en un bar nocturno de la ciudad.
Ella, se encuentra en la disyuntiva de elegir entre la pasión y la oferta de otro pretendiente La Bessiere (Menjou), un rico empresario de dudosos negocios que le promete una vida de seguridad, lejos del ambiente en el que debe moverse para sobrevivir.
Ella elige la segunda opción, y él marcha hacia la costa de Amalfi con el resto de la tropa.
Permanecen separados, aunque siempre presentes el uno en el otro, hasta que a la bella cantante le llega la noticia de que el soldado que conquistó su corazón fue herido en batalla, lo cual altera todos sus planes.
La escena final con Amy descalzándose de sus tacones de cabaretera y caminando tras su hombre por la arena del desierto, ha quedado como marca indeleble de una película antológica.
A pesar de semejante subversión inicial, o quizás como castigo o ironía, en la otra escena famosa de Morocco, la última, Amy Jolly, redimida por el amor, abandona su cómoda y resuelta vida junto a La Bessiere y, descalzándose de sus tacones, liberándose así de artificios, del pasado y de sus ataduras con la civilización, se lanza al desierto vasto y luminoso en pos de Brown, uniéndose a una legión extranjera invisible compuesta por las mujeres que siguen, devota e incansablemente, a sus hombres allá donde vayan.
Como en toda película de Sternberg, la ambientación, iluminación y fotografía es impecable, recreando con pocos elementos el momento político de la época y el exótico lugar en el que la historia se desenvuelve de modo muy preciso.
A esto se suma el carisma de los protagonistas; la seducción que irradian desde la pantalla estos íconos de la época de oro del cine es motivo suficiente para ver Morocco.
Marruecos ejemplifica a la perfección el particular estilo barroco, artificial y desatado de Sternberg, su amplio dominio de la técnica y perfeccionismo visual, incluido el vestuario; la predilección por los ambientes exóticos y las atmósferas sensuales, su gusto por el abigarramiento, casi hasta el horror vacui, la ruptura en la composición del plano y el uso magistral de la iluminación, nada como observar la perfección con la que retrata a Amy/Dietrich, el constante juego de sombras laminadas, por las persianas, en los fondos de los interiores diurnos, que dotan de profundidad a los planos, provocan el desequilibrio e inducen al desasosiego en el espectador; o el fascinante tamiz de luces generado por efecto de las hojas de palma que techan las calles de Mogador.
Sorprende que se cuiden tantos detalles de un modo tan meticuloso como el nudo de collar de perlas momentos antes de la cena final, donde se hace alusión a un claro “suicidio por horca” en el cuello de la Dietrich.
Asimismo, encontramos su querencia por las protagonistas femeninas magnéticas y las historias de amor arrebatado, total y pernicioso.
En definitiva, Morocco es una película mítica, la segunda de la serie que rodara con Marlene Dietrich, pero la primera que se estrenó en los EEUU.
Morocco caló hondo y que será posteriormente tomado como modelo o referente indiscutible en películas como “Beau Geste” de W. Wellan en 1939 o “Casablanca” de Michael Curtiz de 1942.
Precisamente, una de las singularidades de Morocco es este deleite en la sobriedad verbal, por lo que recibió muchas críticas en su momento; no hay más diálogo que el estrictamente necesario, muchos de los desencuentros entre los protagonistas vienen propiciados por los malentendidos producto de su laconismo.
No olvidemos que los personajes viven en un “no-lugar fronterizo” entre la civilización y la barbarie, habitando sólo el ahora, sin pasado, aunque éste esté presente en todo momento en forma de lastre invisible que todo el mundo trata de ocultar, como le ocurre a la pareja de los Caesar (Haupt y Southern).
En consecuencia, los gestos y las miradas son constantes, adquieren una relevancia inusual, subrayados por unos planos normalmente fijos y una cámara estática.
Es un lujo ver y escuchar a Marlene Dietrich cantar, recitar con melodía, más bien, moverse y fumar del modo en que lo hacía, en pocas mujeres el fumar puede verse como algo sensual, con esa mirada provocadora que amenaza transgredir los límites de la época.
Morocco es su primera película norteamericana y ésta resulta una confesión pública y osada de las que eran sus inclinaciones sexuales.
Cooper, por su parte, encantador en su típico papel de seductor rebelde y recio que muestra finalmente su lado sensible ante la mujer que logra conquistarlo.
En todo momento, actúa con gestos mínimos, muchas veces, menos es más, destacando siempre su virilidad mediante la marca registrada que hizo de su mirada.
El romance es sereno, pulcro, y con sutiles demostraciones de su surgimiento y consolidación.
El tercero en escena, Monsieur La Bessiere, un sereno Adolph Menjou, es ejemplo perfecto del hombre que sabe vivir:
Da y no exige; ama pero no somete; tiene poder, pero jamás abusa de él; le agradaría formar una pareja, pero acepta sin objeciones, la libre decisión de la mujer a la que ama.
Así, del país que da nombre a la película sólo vemos realmente su forma en el mapa del plano inicial de Morocco.
Morocco contribuye a continuar con la tradición del siglo XIX que veía a oriente como lo opuesto a occidente en términos de moral y decencia, como universo decadente y peligroso:
Por Marruecos desfilan mujeres de vida licenciosa, prostitutas, oficiales cornudos, esposas infieles, millonarios decadentes, asesinos y legionarios libertinos.
Es el mundo que se trata de colonizar, de civilizar y occidentalizar; un lugar que sirve de refugio a todos los desechos humanos de occidente que tienen un pasado que ocultar; y como tal sirve de marco perfecto para la historia que Sternberg desarrolla:
La redención de una mujer de dudosa moral por el amor hacia un legionario.

“You'd better go now.
I'm... beginning to like you”


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