Bridesmaids

“You're weird”

Durante el siglo XX, el rol de la dama de honor, se ha venido transformando a medida que los rituales nupciales se han flexibilizado, en muchos ritos especialmente de carácter civil, esta figura ha desparecido.
En las culturas cristiano-protestantes, el concepto se refiere a una mujer adulta y no una niña, como los estipula El Ritual Nupcial Católico.
En los países protestantes, principalmente Estados Unidos, existe de forma independiente, el concepto de “flower girl”, que es equivalente al término “dama de honor” de los países católicos.
La figura de “la dama de honor” tiene una cierta relevancia en la ceremonia, y por tanto, debería ser elegida con un cierto cuidado.
Si bien, puede ser una tarea conjunta de los novios, la decisión final siempre debería recaer en la novia.
La primera dama de honor, debería ser entonces, una hermana o amiga íntima de la novia, la cual cumple un papel muy importante en la mayor parte de los rituales nupciales a nivel global, pues generalmente, es la encargada de abrir la cohorte, o séquito de la novia, y es percibida con matices supersticiosos, pues se considera que traerá buena suerte a la futura pareja de esposos, y simboliza la fertilidad y descendencia.
La tradición nos dice, que esta “primera dama de honor” aguardará la llegada de la novia a la entrada de la iglesia, para auxiliarla con el velo y la cola del vestido.
Durante la ceremonia, es la encargada de sujetar el ramo hasta la salida del cortejo, momento en el que volverá a entregárselo a la novia.  
La novia puede ir acompañada de hasta 8 damas de honor.
La tradición indica, que las damas de honor deberían ser, en la medida de lo posible, solteras y de edad próxima a la de la novia.
Algunos de los típicos deberes de las damas de honor, con respecto a la planificación de la boda, incluyen ayudar a la novia a decidir sobre los lugares para la ceremonia y la recepción, y asegurarse de que el lugar este reservado, la elección de las invitaciones, y ayudar a ponerles la dirección, el sello, y enviarlas por correo, seleccionar y ordenar la decoración de la boda y los recuerdos y, a continuación, ayudar a decorar el lugar unos pocos días antes de la boda, así como ayudar a crear, o ensamblar los recuerdos para cada uno de sus invitados en la boda.
Algunos otros deberes, con respecto a la planificación de la boda, que la dama de honor puede ayudar incluyen, ayudar con la disposición de los asientos para la recepción, ayudar a la novia a elegir y ordenar las flores, ayudar con la selección musical, y ayudar a planificar, organizar, y ser parte del ensayo de la boda, y la cena.
Hay que tener en cuenta, que la dama de honor no toma ninguna de estas decisiones por la novia.
La novia y el novio son responsables de la mayoría de las decisiones importantes con respecto a la boda, pero la dama de honor está ahí para dar opiniones, ofrecer apoyo, y echar una mano siempre que sea necesario.
Generalmente la dama de honor deberá llevar un vestido del mismo color que la novia, y su maquillaje deberá realizarse con tonos, o colores similares a los de la novia.
Según expertos, los vestidos de las damas de honor, deben tener algo de armonía con el de la novia también; ya sea que luzcan un cordón o cinturón que juegue con el ramo, o también, podrían llevar ramos de flores, o bouquet similares, al de la novia, pero un poco más discretos.
Para muchas futuras novias, tiene más sentido escoger el color de los vestidos de sus damas de honor, que escoger un modelo determinado, aunque probablemente los haga el mismo diseñador.
Mientras esta estrategia hace que las damas de honor puedan decidir sobre el estilo del vestido, son las novias quienes eligen el color.
De hecho, se recomienda que las damas de honor opinen, aunque la novia sea la que tomes la decisión final, especialmente si son muchas, es bueno tener una idea general de lo que ellas piensan.
¿Hay algún color que sea imposible de utilizar?
Es mejor que tener esta información, antes de tener problemas por el color escogido más tarde.
Pero lo que quizás no sepan, es lo que no deben hacer las damas de honor:
Primeramente, evitar el protagonismo.
Imponer su opinión en decisiones que no les conciernen, las damas de honor pueden expresar su opinión, si se les pide, pero no deben olvidar que su misión es dar apoyo, no decidir por la novia.
Poner interminables problemas con la elección del vestido, partiendo de que la novia debe ser flexible y magnánima con la elección del vestido de las damas de honor, estas no deben ser quisquillosas con texturas y colores.
Como ya he dicho, ellas son “complementos” de la novia.
Cuidado con esa máxima de que las damas de honor deben llevar un vestido feo, pues sólo ganarán enemigas... y unas fotos horribles.
Establecer una relación de competencia, con el resto de las damas de honor, en muchas ocasiones, las damas “se pican” entre ellas para ser la más guapa, la más popular, la más amiga de la novia... y eso sólo redunda en un mal ambiente que es inadmisible a la hora de acompañar a la novia; ni en los preparativos, bastante tiene ya con la propia organización, ni el día de la boda, que es su día, no se puede arruinar por una actitud de patio de colegio.
Poner problemas con sus tareas, la novia ofrece a amigas, o familiares, el rol de dama de honor, pero no es ninguna obligación aceptarlo.
Si no se dispone de tiempo, o ganas para realizar las tareas que conlleva ser dama, es mejor declinar la invitación, y dedicarse a ser una invitada perfecta, nada más.
Beber más de la cuenta, o considerar la boda como coto privado de caza, las damas de honor se deben comportar adecuadamente durante toda la boda, recordar que son las mejores amigas de la novia.
N fin, ya era hora que la llamada “Nueva Comedia Americana” abordara las complicadas relaciones femeninas.
Estas requerían, hace buen tiempo, que se las apartara de los códigos explotados por Hollywood, industria siempre propensa a enmarcar tales vínculos, alrededor de la eterna búsqueda romántica, en la que casarse es la meta, la amistad idealizada, o el glamur a fuerza de “stilettos”
“Well, you're an old, single loser who's never going to have any friends”
Bridesmaids es una película de comedia de 2011, dirigida por Paul Feig.
Protagonizada por Kristen Wiig, Maya Rudolph, Rose Byrne, Chris O'Dowd, Melissa McCarthy, Ellie Kemper, Wendi McLendon-Covey, Jon Hamm, Matt Lucas, Rebel Wilson, Jill Clayburgh, Annie Mumolo, Richard Riehle, Terry Crews, entre otros.
Bridesmaids estuvo nominada a 2 premios Óscar, en las categorías de mejor actriz de reparto (Melissa McCarthy), y mejor guion original para Annie Mumolo y Kristen Wiig.
Bridesmaids es una comedia ácida, cínica, irreverente, con un componente de tristeza y nostalgia por los tiempos pasados que nunca volverán, que debería hacer las delicias de cualquier persona, con un mínimo de sentido del humor y sensibilidad.
El director, Paul Feig posee amplia experiencia en el mundo de las series televisivas, siendo Bridesmaids, uno de sus primeros largometrajes.
El guion, originalmente titulado “Maid Of Honor”, fue escrito por Kristen Wiig y Annie Mumolo; ambas se conocieron en “The Groundlings”, un grupo de Los Ángeles dedicado a la comedia improvisada, donde escribieron algunos sketch.
La premisa básica de Bridesmaids, nació en 2006, luego que Wiig fuese escogida para participar en la película “Knocked Up”, producida por Judd Apatow.
Mientras trabajaba con ella, Apatow le preguntó a Wiig, si tenía alguna idea para un guion, algo que el productor le había preguntado también a Steve Carell, dando origen a la película “The 40 Year-Old Virgin” (2005); y ella le respondió que con su amiga Annie Mumolo, habían pensado en uno.
Durante los años siguientes, ambas trabajaron en el guion, mientras Wiig participaba en Saturday Night Live en Nueva York, y Mumolo estaba con su familia en Los Ángeles.
El proceso consistía en reunirse los fines de semana para trabajar en el guion, y recibir las sugerencias y notas de Apatow.
Entonces, el título fue cambiado de “Maid Of Honor” a “Bridesmaids” dado que ya existía una película con el mismo nombre.
Kristen Wiig y Annie Mumolo han conseguido escribir un guión con sustancia, y crear situaciones y diálogos, más allá de los trillados lugares comunes, característicos de la comedia americana; que hará tanto las delicias del sector femenino, como provocará risas entre el respetable masculino.
Aunque la historia está ambientada en 2 ciudades, Milwaukee y Chicago, la mayoría de las escenas fueron filmadas en Los Ángeles, California.
Me ha gustado mucho, que esté ambientada en Milwaukee, una ciudad que no estamos muy acostumbrados a ver en el cine, y que las actrices vayan maquilladas de una manera muy suave, por no decir que no van maquilladas, lo que da naturalidad y realismo a la historia.
Decidida a desmitificar el halo de pulcritud casi “espiritual” que el imaginario colectivo siempre le ha atribuido a la representación de la mujer, en Bridesmaids se ponen al descubierto, sin dejar de lado una interesante comprensión de la psicología de cada personaje, formas crueles y no tan sutiles de competitividad, ostentación, y ocultamiento de intenciones nada santas, en un grupo de mujeres ya no tan jóvenes, a partir de la despedida de soltera de una de ellas; un mundo de mujeres que optan por dejar a un lado, la máscara de la delicadeza para descubrirse con una honestidad brutal, con un desenfado que las hace transitar entre lo risible y lo entrañable.
Bridesmaids sorprende desmarcándose un poco del resto de comedias del sello, al estar escrita y protagonizada por mujeres, lo que proporciona frescura y originalidad.
Sin embargo, Bridesmaids mantiene por defecto, las virtudes y las carencias de la fábrica de la productora Judd Apatow:
Un planteamiento inicial efectivo, buenos actores, graciosa, con una narración terriblemente previsible, que intercala situaciones cómicas de dudoso gusto, con diálogos inteligentes y desenfadados.
Y es verdad, “The Hangover” (2009) podría ser el referente inmediato; pero Bridesmaids, hace reír desde un tono y ritmo mucho más cercano a la “comedia dramática” que a la sátira despelotada de la cinta de Todd Phillips.
Bridesmaids gira alrededor de los preparativos de la despedida de soltera, y celebración del matrimonio de Lillian Donovan (Maya Rudolph), mejor amiga de Annie Walker (Kristen Wiig), soltera de más de 30 y sin novio a la vista, que acepta ser su dama de honor.
La sola mención, implica convertirse en la principal organizadora de los festejos, junto a otras 4 mujeres:
Rita (Wendi McLendon-Covey), Becca (Ellie Kemper), Megan (Melissa McCarthy) y Helen (Rose Byrne), que también formarán parte del séquito de la novia, cuando esta camine hacia el altar.
El encargo aparenta ser inofensivo; sin embargo, se convierte en una bomba de tiempo para Annie, que apenas puede con su vida:
Ella odia su empleo mal pagado, en el que le exigen ser amable para incrementar las ventas; soporta como compañero ocasional, a Ted (Jon Hamm) un hombre detestable, al que le disgusta que ella permanezca en su cama hasta la mañana siguiente.
Además, Annie comparte departamento con un par de hermanos de bizarras costumbres: Gil (Matt Lucas) y Brynn (Rebel Wilson); y por si fuera poco, tiene que escuchar las historias truculentas de su madre Judy Walker (Jill Clayburgh) una orientadora de Alcohólicos Anónimos, quien le insiste que vuelva a casa, porque nota que su hija “ha tocado fondo”
Tremendo cóctel depresivo, al que tendrá que sumar, el lidiar con las otras “damas” del cortejo nupcial.
Sobre todo con Helen Harris (Rose Byrne), encarnación de la belleza, corrección y éxito, que se torna en el recordatorio constante de que su existencia se está yendo al traste.
Es en el encuentro de estos personajes tan disímiles, y por ello repelentes entre sí, que con un ingenio muy afilado, se empieza a desmontar o, sería mejor decir, a hacer trizas, la inflada idea del compañerismo basado en la mera solidaridad de género.
Es allí donde se puede apreciar la brillantez del guión elaborado por Annie Mumolo y la misma Kristen Wiig, quienes no vacilaron en plasmar la rivalidad entre estas mujeres, como una competencia sucia para opacar a la otra, en la que el desprecio se camufla con medias sonrisas, y gestos de hipócrita complicidad.
Otro tópico que se trastoca, es el de la cuadriculada “femineidad”
Algunas de estas simpáticas damas, los personajes de Megan y Rita, interpretados por Melissa McCarthy y Wendi McLendon-Covey, respectivamente, pueden tomar la iniciativa y, de manera muy directa, si se sienten atraídas por alguien; o mostrar su desencanto frente al matrimonio y la maternidad, sin ningún empacho.
Por su parte, el humor grueso y escatológico, también colabora con ese fin.
Allí está esa secuencia crucial, en la que una prueba de vestidos se convierte en un desastre, que acaba con cualquier rezago rosa, o de despistada delicadeza.
He de decir, que Bridesmaids tiene una división clara entre la divertidísima primera parte, y la algo más sensible segunda.
En la que la protagonista, ha de intentar salvar lo poco que queda de su ya delicada vida, perdiendo empleo, hogar, amigas y por qué no decirlo, dignidad por el camino...
El final es algo más que típico.
“This is so awkward.
I really want you to leave, but I don't know how to say it without sounding like a dick”
Puede decirse que Bridesmaids catapulta a Kristen Wiig como nueva candidata para convertirse en “reina de la comedia” casi toda la gracia recae en sus hombros, y no falla; la química existente entre ella, y las demás chicas, se nota sobre todo con el personaje de Maya Rudolph, y consigue que las más de 2 horas de metraje no se hagan largas.
En este camino hacia el matrimonio, les acompañan varias secundarias sin mucha relevancia como Rita (Wendi McLendon-Covey) casada e insatisfecha con su matrimonio e hijos, a los que ve como unos salvajes, una puritana tradicional como Becca (Ellie Kemper), y luego Megan (Melissa McCarthy) que recuerda mucho, aunque ni de lejos llega al protagonismo, ni grandeza del personaje de un Zach Galifianakis en “The Hangover” (2009) femenino.
Llegado a este punto, solo me deja decir, que el cliché de la gorda graciosa es lo más fácil que hay en las comedias, y ver como el personaje raya el ridículo es lo que más me causó consternación…
Además, Annie comparte piso con unos compañeros grotescos, que pondrán el toque bizarro y surrealista; y por último, Chris O'Dowd como el Oficial Nathan Rhodes, al cual me esperaba más cachondo, pondrá el toque romántico, que es tan adorable y tierno, que dan ganas de comérselo.
Hay que destacar a Melissa McCarthy quien se roba la cámara cada vez que sale en escena como Megan, la ruda hermana del novio; y por supuesto, la gran química entre las protagonistas, Kristen Wiig y Maya Rudolph.
Como dato, señalar que Bridesmaids ha sido la última película de la gran actriz Jill Clayburgh, quien murió de leucemia antes del estreno, y que anteriormente, fue ganadora con el premio a la Mejor Actriz en El Festival Internacional de Cine de Cannes en 1978 por “An Unmarried Woman” (1978), y nominada al Oscar en 2 ocasiones, por esa misma película de 1978, y “Starting Over” (1979); y que en Bridesmaids, interpreta el papel de la madre de Annie, una excéntrica mujer adicta a las reuniones de Alcohólicos Anónimos, a pesar de que en su vida ha bebido una copa.
Erróneamente vendida como una “despedida de solteras para mujeres” que sí que hay despedida de soltera, o intento de ella, pero ocupa muy pocas secuencias; estamos ante una película que explora sobre todo, la insatisfacción que sufre el personaje de Kristen Wiig, en una sociedad que aún está obsesionada con que la soltería es un fracaso, y si llegas a cierta edad y no te has casado, te miran mal.
En un trabajo que no le gusta tras un fracaso empresarial, y con encuentros esporádicos con un hombre (Jon Hamm) que la usa de objeto sexual, cuando le apetece ve como su mejor amiga (Maya Rudolph) se compromete, y tiene que ayudarle a planear la boda…
Por si no fuera suficiente, para ella, tendrá que lidiar con la nueva mejor amiga de la novia (Rose Byrne), una pomposa y estirada, con la que mantendrá una batalla constante por quien de las 2 es más amiga de la futura esposa, y que pelearán por cada detalle de la boda y su organización.
Dicha situación tiene sus momentos aunque puede acabar sacando un poco de quicio y daña al film como “algo ya visto”
Sin embargo, me reí desde el principio, cuando ellas están haciendo ejercicios detrás de un árbol, porque les da miedo el instructor (Terry Crews) las vea y les dice que paguen las clases; y ellas salen corriendo, y le dicen que no pueden pagarlas; y el les dice que son $12...
La otra escena es, cuando salen de comer a medirse los trajes, y a todas les cae mal la comida, fue una combinación de gracioso con asqueroso.
La otra escena es cuando el personaje de Kristen Wiig, enloquece en el “Bride Shower” y rompe todo, pero lo mejor fue cuando trato de tumbar la fuente de chocolate…
En mi opinión, la escena que más gracia me dio, fue cuando Anna está en el carro con Helen (Rose Byrne) tratando de llamar la atención del policía Rhodes (Chris O’Dowd), que hace desde hablar por teléfono y “textiar” a la vez, hasta quitarse la blusa; esa parte es para morirse de la risa.
“We would like to invite you to no longer live with us”
No obstante, varias cosas en Bridesmaids fallan, por ejemplo, el hacer que el papel de Kristen Wiig se la pase con mala cara durante todo el metraje, y además, intentar hacerlo dramático fue un grandísimo error.
Los hermanos que viven con Annie, más que causar risa, dan un asco horrible.
Y es que la que prometía ser una comedia distinta, reinventar el género de la comedia femenina y mil cosas más, resulta que cae en todos los tópicos del género, adornada con algún chiste grosero, palabras mal sonantes, y alguna ración de caca, para poderla vender como algo distinto.
Luego, cada uno valorará si ese humor “sucio”, que bien podría realizar Ben Stiller, Adam Sandler, o Rob Schneider, hace más o menos gracia siendo mujeres.
Bridesmaids es una película sobre una mujer absolutamente condicionada por su insatisfactoria vida personal, un trabajo que se lo recuerda constantemente, y el hecho de que ahora tiene que lidiar con organizar la boda de su mejor amiga.
Pero lleva toda esa resignación, con todo el sentido del humor que puede.
En el fondo, y en la vida, todo es un engaño o auto-engaño para los optimistas.
El “Hold On” de Wilson Phillips ya no es lo que era, porque hay que madurar y avanzar.
Cambiar y enfrentarse a la vida, y a la nueva comedia norteamericana que nos pide claramente matrimonio.
Bridesmaids revisa algunos de los tópicos femeninos, y dibuja un escenario más moderno y gamberro para las mujeres modernas.
“Para cambiar tu vida por fuera, debes cambiar tú por dentro.
En el momento en que te dispones a cambiar, es asombroso cómo el universo comienza ayudarte, y te trae lo que necesitas” dijo la escritora Louise L. Hay en su momento, y creo que cae bien para cerrar esta nota.

“This is such a stone-cold pack of weirdos, and I am so proud!”



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