Django

“You can clean up the mess, but don't touch my coffin”

Durante la década de los 60, España se convirtió en un inesperado plató de superproducciones de Hollywood, gracias a la tibia apertura del régimen franquista, y a la disponibilidad de figurantes que trabajaban por un plato de lentejas.
Por ejemplo, Samuel Bronson rodó “55 Days In Pekín” (1964), aunque los chinos que hostigaban a las tropas inglesas, eran en realidad paisanos de Las Rozas, pues en aquella localidad madrileña fue rodada la cinta.
Al año siguiente, la meseta segoviana, se convirtió por birlibirloque, en la estepa rusa por la que penaban los personajes de “Doctor Zhivago” (1965) de David Lean.
Por aquel entonces, aún nevaba en Soria, aunque precisamente ese año no cayó un copo de nieve.
Pero no sólo de famélicos extras vive Hollywood:
Ni la China de Mao, ni la URSS hubieran dejado rodar en su tierra, a la máquina de propaganda del enemigo capitalista.
Pero si hubo un género que sitúo a España en el imaginario del cine universal, ése fue el spaguetti western, dignificado por el gran Sergio Leone.
Como es bien sabido, el desierto de Almería se convirtió en un inopinado trasunto de los desiertos de Texas y Arizona, y los vaqueros, sheriffs, y bandoleros del Lejano Oeste eran, muchas veces, oriundos de los pueblos almerienses.
Por lo corriente, el Western europeo es identificado con la euforia hispano-italiana del género, durante la segunda mitad de los años 60, ese fenómeno artístico-industrial que por doquier fue denominado “Spaghetti Western”
Un mote necio, despectivo, y bien poco ingenioso, por cierto, pero que hoy, paradójicamente, resulta entrañable y, por ende, casi reivindicable.
Se trata del cine europeo de género, nacido a mediados de los años 50, a raíz del desgaste, en todos los sentidos, que estaba sufriendo el patrón americano.
El terror, el thriller, la ciencia-ficción, las aventuras, el western… todos empezaron a experimentar una remodelación europea a gran escala, reinterpretados desde una mentalidad y cultura propias; remodelación, cuyo magnífico resultado llegaría a calar en el propio Hollywood.
Por su parte, Django es un personaje recurrente en películas del subgénero Spaghetti western, siendo uno de los personajes más destacados de los westerns rodados en Europa, y que aparece en un total de 31 películas.
El Django original, aparece por primera vez, en el film homónimo de Sergio Corbucci, y es interpretado por un entonces desconocido Franco Nero, junto a un nutrido grupo de actores españoles.
Django está basada a su vez, en la exitosa “Per Un Pugno Di Dollari” (1964) de Sergio Leone, aunque no es una burda copia de ésta, ya que incorpora nuevos elementos en la trama y una ambientación tétrica.
Aunque en total se grabaron 31 spaghetti westerns con este nombre, la única secuela oficial con Nero, se grabó en 1987 bajo el nombre “Django 2: Il Grande Ritorno”
El tremendo éxito del primer Django, tuvo un gran efecto en las producciones posteriores, que trataron de utilizar el personaje para atraer a un público mayor.
En algunos casos, se utilizaba el mismo personaje encarnado por otros actores, y con un éxito en cuanto a fidelidad ciertamente diversa, mientras que en otros, sólo coincidía el nombre, dándole al personaje, otras características y trasfondos.
El nombre de Django, también fue utilizado al rebautizar películas, que poco o nada tenían que ver con él, así “Django Cacciatore Di Taglie” (1969) de León Klimovsky.
Además de los Djangos “verdaderos” y “falsos”, existen varias películas cuyos personajes se inspiran en Django, aunque cambian ligeramente el nombre:
Shango: “Shango, La Pistola Infallibile” (1970) de Edoardo Mulargia.
Cjamango: “Cjamango” (1967) de Edoardo Mulargia; “Chiedi Perdono A Dio... Non A Me” (1968) de Vincenzo Musolino; y “Adiós Cjamango” (1970) de José María Zabalza.
E inspiró a películas como:
“El Marachi” (1992), “From Dusk Till Dawn” (1996), “Reservoir Dogs” (1992), el animado “Rango” (2011) y más recientemente “Django Unchained” el filme “original” de Quentin Tarantino.
Y es que Quentin Tarantino, es un gran admirador de los spaghetti western, los cuales, han influido significativamente en sus películas, haciéndole innumerables tributos, en donde la delgada línea de originalidad y honor, se llegan a confundir o a perder, sin saber qué es original de Tarantino en sus filmes, y cuanto de homenaje.
En una entrevista, Tarantino hizo una lista de sus films favoritos del género, y cita a Django en el tercer lugar.
Fue así como en abril de 2007, Tarantino reveló en una entrevista a The Telegraph, que tenía intención de rodar una película al estilo de los westerns europeos, y que al igual que éstos, quería tratar el cruel pasado de Estados Unidos, algo que aún no habían hecho las películas americanas.
Finalmente, rodó “Django Unchained” (2012), en la que Jamie Foxx protagoniza a Django, un esclavo afroamericano, y que incluye un cameo de Franco Nero.
“Start praying if you like, I don't mind.
It's a smart thing to do when you know that death is coming for you.
Oh, haven't you got your burial suit with you?
We'll have to leave you to the vultures.
So now begin your prayer...
I can't hear you!”
Django es una película hispano-italiana de 1966, escrita, producida, y dirigida por Sergio Corbucci.
Protagonizada por Franco Nero, Loredana Nusciak, José Bódalo, Ángel Álvarez, Gino Pernice, Simón Arriaga, Giovanni Ivan Scratuglia, Remo De Angelis, Rafael Albaicín, José Canalejas, Eduardo Fajardo, entre otros.
Django fue el debut cinematográfico de Franco Nero en un papel principal, y destruye el mito de las películas del género western de Estados Unidos, de las décadas de 1940 y 1950.
Franco Nero, se gano a pulso el apodo de Django con este título; la cosa llego a un punto en que en Alemania, en todos los western en los que aparecía, le ponían el nombre de Django.
Hay quienes intentan compararlo con otros nombres ilustres de los western clásicos, pero su estilo es único.
Debido a la violencia excesiva, algunas versiones de Django están censuradas.
Hay que hacer notar que Sergio Corbucci fue un discípulo de Sergio Leone, donde vemos claramente su influencia del genero, y “La Trilogía de Leone”, aunque Django fue más allá que Leone para redefinir el género.
Sergio Corbucci, figura esencial dentro del spaguetti, apostó por el eurowestern más radical y crudo, generando películas con un marcado sello “exploit”
En su cine, abundan personajes siniestros, pueblos casi fantasmagóricos, llenos de suciedad y barro, cielos siempre grises, y una violencia por aquel entonces impropia del género, de hecho, muchos de sus films fueron calificados “X” en su estreno.
Django es considerada una de las mejores películas del género spaghetti western, llegándose a convertir en una película de culto.
Su influencia fue tal, que llegaron a producirse más de 30 secuelas, aunque con carácter no oficial, 4 de ellas en el mismo año 1966.
Los exteriores de Django fueron filmados en localidades de Madrid:
La Pedriza y Colmenar Viejo.
En el año 2007, se estrenó un remake japonés del Django original, dirigido por Takashi Miike, el cual se titula “Sukiyaki Western Django”
Dicho remake, cuenta con la colaboración del famoso director Quentin Tarantino, un reconocido admirador de los spaghetti western y de este Django de Corbucci.
También, como anoté, el nombre fue usado para “Django Unchained” (2012) siendo dirigida por Quentin Tarantino, que colaboró en la versión japonesa.
En realidad, “Django Unchained” no lleva como remake, o un “spin-off” de la que sólo toma el nombre del personaje principal, y un poco más…
Tarantino le dedica en la suya varios homenajes:
El tema musical de apertura, y la apertura misma, incorpora ciertos efectos de zoom “made in Sergio Leone” y además, hace un cameo el mismo Franco Nero.
Es Amerigo Vassepi, el dueño de un esclavo que pelea con el esclavo Leonardo DiCaprio, y que tras perder que le pregunta a Django:
“¿Cómo te llamas?”
“Me llamo Django, responde el aludido, “D-J-A-N-G-O”, la “D” es muda”
Así como el azote de la chica que escapó, los encapuchados…
Es verdad que la estructura de Django, lo mismo que la estructura de un sinfín de otras películas filmadas en Italia y España en rigor, pero filmada por italianos, en rigor filmada por equipos de varios lugares de Europa, pero ese sí que ya es otro tema, le debe mucho al arco que se había presentado en la primera de las películas de “La Trilogía de Leone”, precisamente “Per Un Pugno Di Dollari” (1964)
Según dicen, no hay nada de pecado en esto, después de todo, ésta había tomado la historia del clásico de samuráis “Yojimbo” (1961) de Akira Kurosawa, la cual, a su vez, había tomado elementos, de kilos y kilos de westerns norteamericanos, y los había unido de una manera que a nadie se le había ocurrido antes, marcando de esta manera, pauta para las próximas películas del género.
Vale decir, Japón rehaciendo cine gringo, que termina influenciando al cine italiano por partida doble.
Queda claro que el cine, como todo arte, se retroalimenta, reinventa, plagia, y nutre con elementos de todos lados, y se refresca... hum…
Así Django es el héroe, antihéroe en verdad, es un solitario como solían serlo en la época, pero lleva sus acciones mucho más lejos que sus análogos, sus escrúpulos se han perdido en una galaxia muy lejana, el humor brilla por su ausencia, y la oportunidad de un final feliz, ha quedó eliminada.
Django parece ambientarse en una especie de pueblo fantasma:
Enlodado e inhóspito, poblado por un cantinero dueño de un burdel, punto de riñas y rivalidades entre gringos confederados y mexicanos rebeldes.
Django es un desalmado que mata por dinero, y que su única preocupación es la ley del más fuerte, por lo general él mismo, y el débil perecerá.
Un mundo dominado por el dinero y la ley de la violencia, bajo el mandato de las armas, el machista, implacable, desértico, y polvoriento, en el que los fuertes doblegan y abusan de los débiles, será testigo de la llegada de un hombre que impone su propia ley.
Django se abre con un misterioso pistolero al que vemos de espaldas.
Transita por un inhóspito paisaje, sus botas polvorientas se hunden en el fango, mientras arrastra un ataúd, que nos ofrece la primera referencia a la muerte, uno de los hilos conductores de Django.
La música de Luis Bacalov deja de sonar, el pistolero se detiene, y la cámara, con uno de esos obsesivos zooms tan en boga por los 60, se recrea en la figura de Django, encarnado por Franco Nero.
Así arranca uno de los westerns más violentos, salvajes, y desmesurados de la historia.
Django llega a un perdido pueblo en la frontera mexicana, y allí se verá enfrentado a 2 bandos que pugnan por el poder en ese territorio.
Ninguno de ellos puede llegar a sospechar, que el misterioso forastero, planea una brutal venganza contra ambos.
Así, en ese desértico paisaje de la frontera mexicana, una joven mujer, María (Loredana Nusciak) es azotada por un grupo de hombres.
Aparece un extraño personaje que arrastra un ataúd, y dice llamarse Django (Franco Nero)
Django rescata a María, y descubre que en la zona se enfrentan 2 bandas rivales que luchan entre sí, para obtener la supremacía de la comarca:
La del Mayor Jackson (Eduardo Fajardo), un estadounidense, fanático racista cercano al Ku Klux Klan; y la del General Hugo Rodríguez (José Bódalo), mexicano y revolucionario.
Django, aprovechando el elemento sorpresa, combate contra los esbirros del Mayor Jackson, dejándolos casi diezmados, y se alía con El General Hugo Rodríguez para dar un golpe, que les reportará mucho oro a ambos.
Sin embargo, Django trata de quedarse con todo el oro, por lo que es perseguido, resultando el oro perdido en unas arenas movedizas.
Es capturado y torturado por El General Rodríguez, quedando con sus manos aplastadas por los cascos de los caballos que le pasan por encima, según las órdenes del General Rodríguez.
Sorpresivamente, aparece El Mayor Jackson, esta vez acompañado de soldados mexicanos, y terminan con las tropas irregulares del General Rodríguez.
La venganza llegará.
También la soledad del héroe.
Django tendrá que enfrentarse a Jackson, en un dramático duelo en un cementerio.
Con su pistola reacondicionada, adaptada a sus manos aplastadas, logra eliminar a los asesinos de su esposa, vengándose, lo que era el motivo real de su presencia en la región; apoyándose en la lápida de su tumba, ubicada en el mismo cementerio.
Los planes no habrán salido como se pensaron.
Se habrá podido ganar, si el haber salido vivo es ganar, pero todas las pérdidas harán que la balanza no luzca equilibrada.
De carácter nihilista, con una mirada cínica, y de corte serio, Django es una clara muestra de lo que el western en Italia era capaz de hacer.
Sólida en su estructura, no posee aristas que sobren, no hay diálogos gratuitos, ni escenas injustificadas.
A ratos casi fantasmal, terrorífica, con el sonido del viento que nunca deja de escucharse, ¿o es alguien que grita por auxilio desde el más allá?, Django es una obra clásica indiscutible del género.
Por supuesto, los que más la gozarán, serán los que conozcan las reglas del juego, y hayan visto más de un spaghetti, pero como punto de inicio, es perfecto.
Punto de referencia en el género, y ejemplo para muchos directores, Tarantino entre ellos por supuesto, en Django incluso, encontramos un corte de oreja:
¿Les suena algo?
La escena de la oreja, fue citada después por Quentin Tarantino, en “Reservoir Dogs (1992), el tiempo la ha mantenido vigente, aunque no en el panteón que se merece.
¿Que por qué lo de “superhéroe” se preguntarán algunos?
Pues porque así lo quiso su director, ese fue el mensaje de Corbucci, presentar a un superhombre en el lejano oeste, que les devolviese la paz y la justicia a un puñado de miserables pueblerinos porque, sino ya me contarán ustedes como un sólo individuo, puede acabar con 5 o 6 pistoleros que le están apuntado, cuando este todavía ni siquiera a desenfundado, o como enfrentarse a todo un ejército por mucha ametralladora que lleve, y aniquilarlos a todos, por cierto, la idea surrealista de arrastrar el ataúd por las tierras fangosas, es de las mejores que he visto en este género, prediciendo lo que en su interior viaja... la muerte.
Así hay que ver a Django, como una fábula del superhéroe, con el famoso mcguffin del ataúd y el oro, todo en un alarde de guión y dirección.
Curiosamente, a diferencia de algunas películas del oeste norteamericanas, en donde brillaba el sol, los protagonistas iban impolutos, y se ensalzaban valores como la amistad y la camaradería, en Django encontramos a un antihéroe oscuro, sádico, egoísta, y de aspecto descuidado, con nombre y leyenda, a diferencia del “Hombre Sin Nombre” encarnado tantas veces por Clint Eastwood, que se mueve entre cementerios y pueblos sórdidos llenos de fango.
Una figura absolutamente solitaria y anárquica, que ni está del lado de los mexicanos, es cierto que les ayuda, pero tanto le da si la empresa de éstos alcanza el éxito; ni evidentemente de la banda de Jackson, ese sheriff despiadado y sanguinario.
Es interesante como Django sabe conjugar perfectamente, épica e iconografía cristiana:
Esas cruces en llamas que llevan los secuaces encapuchados, fanáticos religiosos, el ataúd como vehículo de venganza y liberación, o un final inolvidable, en el que Django con las manos destrozadas, apoya a duras penas el arma en una cruz, y se bate en duelo con Jackson.
Incluso, el último plano de Django, es el de una cruz ensangrentada.
Si hay algo que distingue, y se le critica fuertemente al Spaghetti Western, es en mostrar a muchos de sus personajes de manera grotesca.
En Django no es la excepción, no importa de quién se trate.
A los gringos sureños, se notan con un marcado racismo, alusivo al Ku Klux Klan en sus rostros deformados por cicatrices.
A los mexicanos, a sí mismos, los retratan como salvajes e incultos, aficionados a las parrandas, los mariachis, y a las mujeres.
Éstas son las más despreciadas del género, igual o peor que en las películas de mafiosos.
Solo Django es el único que muestra algo de respeto por las mujeres.
El personaje de Django inquieta y fascina desde el inicio, además de sus atributos físicos, donde se le ve a él arrastrado un ataúd por enlodados caminos.
No se despega mucho de él.
¿Quién o qué es lo que lleva adentro?
¿Qué lo mueve a arrastrar, de forma penitente, ese embarrialado ataúd?
La venganza dentro de los Spaghetti Westerns mueve muchos de los hilos emocionales; también lo es el amor, aunque quede muy enterrado, muy profundo del alma de estos hombres; salpicados por la violencia en desiertos de pólvora y arena.
Por otro lado, tenemos a una serie de personajes de lo más notable:
Django está interpretado por un Franco Nero en estado de gracia, le da al personaje los registros necesarios para hacerlo simpático, y antipático a la vez, tiene alguna escena, donde se comporta de mala manera, con la mujer que antes había ayudado, repudiándola delante de todos, claro que tiene sus motivos.
Y claro está, los malos lo hacen de fabula:
Eduardo Fajardo que vamos a decir, probablemente estemos ante el mejor en papeles de cabronazo dentro del eurowestern.
Major Jackson “no soporta a los mexicanos, dice que su color de piel es lo que le disgusta”, es lo que dice una prostituta sobre Jackson.
Y su primera escena, es más que suficiente, para comprobar que esto es cierto; lo vemos disfrutando de su “hobbie”, “jugando” con algunos mexicanos.
Por otro lado, José Bódalo no se queda atrás como cabecilla de los mexicanos.
Y vienen acompañados de una serie de personajes menores, o secundarios, que lo bordan, desde la guapa Maria interpretada por Loredana Nusciak, al cobardica tabernero interpretado por Ángel Álvarez.
Escenas como la de Django enseñándonos lo que tiene dentro del ataúd, los enfrentamientos de los personajes, o la escena final en el cementerio, ayudan a que Django sea sobresaliente.
La violencia, que hoy en día ha ido en incremento en el cine, puede no ser tan gráfica, pero su peso en la historia no es menor.
Más allá de la masacre en la calle, y el tiroteo en el salón, encontramos el deporte que practica el malvado Jackson, quien dirige el pueblo, que trata de hacer correr a mexicanos a campo traviesa, mientras él les dispara con su fiel rifle.
Y no olvidemos la climática escena, cuando una larga fila de caballos pasa, lentamente, por las manos de Django, quebrando cada hueso, uña, y pelo, convirtiendo sus “elementos de trabajo” en una masa informa de sangre, huesos y carne.
Se dice de Django que no es tan violenta, bueno, no sé si es que para la gente “violento” significa películas tipo “Saw” y están curados de espanto, o quizás es que no han visto la versión íntegra, ya no consideramos violencia:
El azotar a una mujer, la escena del coronel Jackson jugando a tiro al plato con los mexicanos por diversión, el cortarle la oreja a un tipo, o el machacarle las manos a otro…
¿A dónde vamos a ir a parar?
Junto a esto, nos encontramos con una excelente banda sonora, compuesta por Luis Bacalov, la cual nos acompañara de comienzo a fin, con grandes pasajes sonoros, y con un grandioso tema principal interpretado por Roberto Fia en Italiano, y Rocky Roberts en inglés, al comienzo de Django, una delicia para cualquier cinéfilo, al ver los paisajes junto a esa hermosa pieza sonora.
Y es que Django, más que una película es un icono, un estilo, una colección de imágenes y escenas, que han creado escuela, que amas u odias, pero que no deja a nadie indiferente.

“I sure never thought I'd end up grave-digging and not even getting paid for it, either.
Anyhow, it's better to be above ground doing that than below ground doing nothing”



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