The Agony And The Ecstasy


“When will you make an end?”

El Renacimiento italiano se inició en la era del Renacimiento, un período de grandes logros y cambios culturales en Italia, que se extendió desde finales del Siglo XIV, hasta alrededor de 1600, constituyendo la transición entre el Medievo y Europa moderna, y también clásica.
Los orígenes del movimiento, pueden rastrearse desde inicios del Siglo XIV, principalmente en la esfera literaria, aunque también ya se detecta de forma incipiente, algunas de sus características fundamentales, como el mecenazgo, el intelectualismo, y la curiosidad por la Cultura Clásica.
No obstante, muchos aspectos de la cultura italiana, permanecerán en su estado medieval, y el Renacimiento no se desarrollará totalmente, hasta finales de siglo.
La palabra “Renacimiento” o “Rinascimento” en italiano, tiene un significado explícito, que representa el renovado interés del período, en la cultura de la antigüedad clásica, luego de lo que allí mismo se etiquetó, como “La Edad Oscura”
Estos cambios, aunque significativos, estuvieron concentrados en las clases altas, y para la gran mayoría de la población, la vida cambió poco en relación a la Edad Media.
El renacimiento italiano comenzó en Toscana, con epicentro en las ciudades de Florencia y Siena.
Luego tuvo un importante impacto en Roma, que fue ornamentada con algunos edificios en el estilo antiguo, y después, fuertemente reconstruida por los papas del siglo XVI.
La cumbre del movimiento, se dio a fines del siglo XV, mientras los invasores extranjeros sumían a la región en el caos.
Sin embargo, las ideas e ideales del renacimiento, se difundieron por el resto de Europa, posibilitando el Renacimiento nórdico, centrado en Fontainebleau y Amberes, y el renacimiento inglés.
El renacimiento italiano es bien conocido por sus logros culturales.
Esto incluye creaciones literarias con escritores como Petrarca, Castiglione, y Maquiavelo, obras de arte de Michelangelo y Leonardo da Vinci, y grandes obras de arquitectura, como la Iglesia de Santa María del Fiore en Florencia, y la Basílica de San Pedro en Roma.
Al mismo tiempo, los historiadores actuales, ven también allí, una época de regresión económica, y de poco progreso científico, que tuvo su desarrollo principal, en la cultura protestante del siglo XVII.
En lo económico, la quiebra de los bancos de las familias Bardi y Peruzzi, abrió las puertas para el florecimiento de los Médici en Florencia.
Se ha argumentado, que el colapso económico fue una causa crucial del renacimiento.
En 1378, el papado había vuelto a Roma, pero la alguna vez Ciudad Imperial, permaneció pobre y casi totalmente en ruinas, durante los primeros años del Renacimiento.
La gran transformación, comenzó bajo el Papa Nicolás V, elegido pontífice en 1447; y dio inicio a un dramático esfuerzo de reconstrucción, que renovaría gran parte de la ciudad.
El estudioso humanista, Aeneas Silvius Piccolomini, se convirtió en 1458 en Papa, bajo el nombre de Pío II.
Como el control del papado cayó bajo el control de las ricas familias del norte, como los Médici y los Borgia, el espíritu del arte y la filosofía del renacimiento, dominó al Vaticano.
El Papa Sixto IV, continuó el trabajo de Nicolás V, ordenando la construcción de La Capilla Sixtina.
Los papas, también comenzaron a incrementar la normativa secular de los estados papales, lo que llevó a un poder centralizado a través de varios “Papas Guerreros”
La etapa conocida como “Alto Renacimiento” representa la culminación de las metas del período temprano, especialmente la acabada representación de las figuras, en un espacio diagramado con movimiento creíble, y en un apropiado y decoroso estilo.
Los más famosos pintores de esta época son:
Leonardo da Vinci, Rafael, y Michelangelo.
Sus imágenes están, entre las más conocidas obras de arte de todo el mundo.
“La Última Cena” de Leonardo, “La Escuela de Atenas” de Rafael o “El Cielorraso de la Capilla Sixtina” de Michelangelo, son los ejemplos básicos de este período.
La pintura renacentista, por su parte, es un icono en nuestros días, su pintura cultiva la forma y el colorismo, y se basa en el arte de Grecia.
Las obras que surgieron en este momento, fueron de lo más bello que el hombre ha creado.
Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni (1475-1564), nació 23 años después que Da Vinci; y es considerado, el representante más puro del Renacimiento, y el más completo, dado que fue pintor, escultor, arquitecto, y hasta poeta.
Tanto sus obras en la escultura, como “La Piedad” y “El David”, como en la pintura “La Bóveda de la Capilla Sixtina” y “El Juicio Final” son de las mejores obras no solo del Renacimiento, sino de la historia.
Sus obras reflejan la “terribilità”, una fuerza dramática y enérgica que desprenden.
Michelangelo Buonarroti fue el primer artista occidental, del que se publicaron 2 biografías en vida:
“Le Vite de' più eccellenti pittori, scultori, ed architettori” de Giorgio Vasari, publicada en 1550, en su 1ª edición, en la cual fue el único artista vivo incluido; y “Vita de Michelangelo Buonarroti” escrita en 1553, por Ascanio Condivi, pintor y discípulo de Michelangelo, que recoge los datos facilitados por el mismo Buonarroti, el cual era muy admirado por sus contemporáneos, que hasta lo llegaron a llamar: “El Divino”
Michelangelo triunfó en todas las artes en las que trabajó, caracterizándose por su perfeccionismo.
La escultura, según había declarado, era su predilecta, y la primera a la que se dedicó; a continuación, la pintura, casi como una imposición por parte del papa Julio II (Giuliano della Rovere), y que se concretó en una obra excepcional, que magnifica la bóveda de la Capilla Sixtina; y ya en sus últimos años, realizó proyectos arquitectónicos.
Al papa Julio II, se le conoce como “Il Papa Terribile” o “Il Papa Guerriero” por la intensa actividad guerrera y política; él era un estratega, maquinador, absolutista, y maquiavélico, se asemeja más a la de un monarca de su tiempo, que a la del líder de una religión.
Era enemigo implacable de los Borgia, había contemplado impotente, cómo Alejandro y César vaciaban el patrimonio de los Estados Pontificios, y se apropiaban de sus territorios a título personal.
Julio II dedicaría grandes esfuerzos, a lo largo de su mandato, a recuperar para la Iglesia los feudos de que había sido despojada, intentando unificar toda Italia, bajo la dirección del Vaticano.
Como dato, durante su pontificado, se creó además, La Guardia Suiza Pontificia.
Inicialmente, della Rovere es elegido finalmente papa, bajo el nombre de Julio II, el 31 de octubre de 1503, en el cónclave más breve de la historia, de tan sólo unas pocas horas de duración.
Como papa, mandó reedificar la Basílica Constantiniana, donde estaban sepultados los restos mortales del apóstol Pedro, erigiendo la actual Basílica de San Pedro.
Fue mecenas y protector de grandes artistas, como Michelangelo y Rafael Sanzio.
En marzo de 1505, Julio II le encargó al primero, la realización de su monumento fúnebre:
Michelangelo proyectó un complejo arquitectónico y escultórico monumental, en el cual, más que el prestigio del pontífice, se loaba el triunfo de la Iglesia.
El escultor, entusiasmado con esta obra, permaneció en Carrara durante 8 meses, para ocuparse personalmente, de la elección y la dirección de la extracción de los mármoles necesarios.
Desgraciadamente, al regresar a Roma, el papa había dejado a un lado el proyecto del mausoleo, absorbido como estaba, con la reforma de Bramante en la Basílica de San Pedro.
Michelangelo, contrariado, abandonó Roma, y se dirigió a Florencia, pero a finales de noviembre de 1506, después de numerosas llamadas del pontífice que, hasta le llegó amenazar con la excomunión, se reunió con él en Bolonia.
Aquel 10 de mayo de 1508, sería un día señalado en la Historia del Arte mundial:
El día que Michelangelo Buonarotti aceptó del Papa Julio II, convertirse en el artífice de una obra épica, que quedaría plasmada sobre la bóveda de la Capilla Sixtina.
En el tema bíblico general de la bóveda, Michelangelo interpuso una interpretación neoplatónica del Génesis, y dio forma a un tipo de interpretación de las imágenes, que conseguirían ser un símbolo del arte del Renacimiento.
Curiosamente, las relaciones entre Julio II y Michelangelo fueron de discusiones constantes, pero siempre con la admiración mutua que sentía el uno por el otro.
Se cuenta que, Michelangelo acabo tan harto del Papa, que este lo retrato dentro de la Capilla Sixtina, bajo la figura del demonio Minos.
No era normal en aquellos tiempos, el hecho que el comitente, dejara plena libertad para escoger el tema, y menos si de un papa se trataba.
Seguramente fue por la confianza que tenía, no solamente en la capacidad artística, sino también en la gran cultura, y en las cualidades de hombre de ideas, junto a la gran fama que ya había conseguido Michelangelo.
El artista también, estuvo bajo la tensión de las continuas discusiones con el papa, las prisas por acabar la pintura, y los pagos que no recibía.
Inicialmente, aquella Capilla podía presumir, de tener obras de Girlandao, de Dalmata y de Botticelli, entre otros, pero Julio II, un Papa que se sabía señalado por el dedo del destino, para convertirse en un referente para la Historia de la Humanidad como reconocido mecenas, quería algo aún más grandioso, que cubriera los techos de la Capilla, que hasta entonces, estaban pintados en azul con estrellas.
Y eligió para el trabajo a Michelangelo, a quien sabía como él, atormentado interiormente por sus propios demonios de grandeza.
Y efectivamente, nunca, en los 4 años que duró la pintura de ese techo, la relación llegó a ser cordial, sino más bien, estuvo llena de encuentros y desencuentros.
Sin embargo, ambos se necesitaban.
Cuando Julio II expuso a Michelangelo, que quería que en el techo se pintaran motivos de los 12 apóstoles, la respuesta del pintor italiano fue rotunda y tajante:
Sería él, quien decidiría el motivo a pintar, y a pesar de sus reticencias iniciales, el Papa terminó aceptando, sabiendo de la magia de la mano del pintor.
Casi año y medio tardó Michelangelo en hacerle el boceto, a pesar de que lo comenzó aquel mismo año de 1508, pero cuando lo tuvo entre sus manos, se dio cuenta de la belleza y magnificencia de la obra que se preparaba.
El tema escogido, con interpretación neoplatónica, es la historia del mundo y de la humanidad, antes de la venida de Cristo.
Aunque la narración empieza del altar hasta la entrada, Michelangelo empezó el trabajo, desde la pared de la entrada hasta el fondo del altar.
Fueron 4 años, hasta 1512, los que Michelangelo estuvo subido a un andamio, a solas, como él deseaba, personaje solitario donde los haya, pintando desde el altar mayor, por donde comenzó hasta el otro lado, su particular mundo de la Creación, la Caída, y los pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento.
El techo de la Capilla Sixtina está dividido en varias secciones, que los elementos arquitectónicos simulados, consiguen multiplicar los marcos de la bóveda, y separan las 9 escenas del Génesis, que son las que reciben mayor atención, gracias a su complejidad, sobre los lunetos de las ventanas, y las enjutas laterales es donde están los antepasados de Cristo, los triángulos donde se encuentran los tronos de los Profetas y las Sibilas, y finalmente, las enjutas de las esquinas o pechinas, donde están las 4 historias clave, de la Salvación del pueblo de Dios, Israel.
Estas escenas ocupan el área central de la bóveda, y atraen la mayor atención del público.
En esta sección rectangular, se encuentran narradas 9 escenas del Génesis, pudiendo agruparse en trípticos:
Las 3 primeras historias desde el altar, hablan de la Creación del Mundo; las 3 siguientes, de la Creación del Hombre y de su expulsión del Paraíso; y, las 3 últimas, ilustran la historia de Noé.
Algo raro en el orden de los frescos, es que al entrar a la capilla, por la puerta principal, la primera escena que vemos pintada, es la de La embriaguez de Noé, en otras palabras, las escenas están pintadas en el orden inverso.
Las escenas son las siguientes:
1. La Embriaguez de Noé (Génesis IX, 23)
2. El Diluvio Universal (Génesis VII, 18)
3. El Sacrificio de Noé (Génesis VIII, 20)
4. Caída del Hombre, pecado original, y expulsión del Paraíso (Génesis II, 4)
5. Creación de Eva (Génesis II, 21: “Entonces Yahvé Dios hizo caer un sueño profundo sobre Adán y, mientras este dormía, tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar”)
6. La creación de Adán (Génesis I, 26: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”) y este es uno de los más grandes milagros del arte.
7. Separación de las aguas y la tierra (Génesis I, 9)
8. Creación de los astros y las plantas (Génesis I, 4)
9. Separación de la luz de la oscuridad (Génesis I, 4)
Se alternan en estas escenas, algunos desnudos masculinos llamados “ignudi” los cuales dan un toque sensual a la obra, y algunos medallones que representan otros momentos en la historia de La Biblia, pintados como si tuviesen un grabado imitando el bronce.
El tamaño de los frescos es distinto.
La 1ª pintura es pequeña, y está enmarcada por 4º “ignudi” y 2 medallones de bronce, donde se muestra el esbozo de una escena.
La 2ª se representa en el mismo espacio que la anterior, pero esta vez, también sobre lo que sería el marco de los desnudos y los medallones, por lo que esta escena es más grande que la anterior.
Y así se alternan las escenas, veremos una pequeña, y luego una grande.
Los adolescentes desnudos representan “las anillas” entre el hombre y lo divino, son la equivalencia de los ángeles de la tradición cristiana, y el de los amores de la tradición platónica.
Según la iconografía los “ignudi” pueden representar los “putti” del siglo XV, ya que los “putti” acostumbraban a tener la misión de sostener blasones, es decir, los medallones que ahora sostienen los desnudos de Michelangelo.
Estos los realizó con potentes anatomías, y todos presentan una actitud diferente, con gran variedad en el juego de brazos y piernas, se inclinan hacia atrás, o hacia delante, en una libertad total, con una clara relación de los conceptos platónicos de la Belleza y de Eros, se le ha dado una interpretación de símbolo sensual, o de una esclavitud.
Las pequeñas escenas bíblicas, mostradas en los 10 escudos circulares sostenidos por los “ignudi”, pintados para parecerse al bronce, y con pan de oro.
Cada uno de ellos, está decorado con un cuadro extraído del Antiguo Testamento, o Libro de los Macabeos.
El tema en casi todos los casos, es de los más vergonzosos episodios bíblicos, con la única excepción del de Elías, que se elevó al cielo en un carro de fuego, dejando a Eliseo en un estado de desesperación.
Los 10 medallones, imitando bronce, que sostienen los “ignudi” representan las escenas siguientes:
1. Sacrificio de Abraham (Génesis XXII, 9)
2. Destrucción de la imagen de Baal (II Reyes X,25)
3. Exterminio de la tribu de Acab (II Reyes X,17)
4. Muerte de Urías (II Samuel XI, 24)
5. Natán y David (II Samuel XII, 17)
6. Muerte de Absalom (II Samuel, XVIII)
7. Joab da muerte a Abner (II Samuel III, 27)
8. Muerte de Joram, hijo de Acab (II Reyes IX, 21)
9. Elías sobre el carro de fuego (II Reyes II)
10. Y uno incompleto.
También, están las escenas de las pechinas de las esquinas, las cuales podrían resumirse en los 4 momentos decisivos de la salvación del pueblo de Israel.
Son 4 historias del Antiguo Testamento, que marcaron el destino de Israel, y de todo el pueblo de Dios:
La serpiente de bronce; David y Goliat; El castigo de Amán y Judit y Holofernes.
La representación de los Profetas del Antiguo Testamento y las Sibilas, ocupan, los espacios triangulares, y son las figuras más grandes del conjunto de la obra de la bóveda, las sibilas y los profetas, se enmarcan en la visión del anuncio del Mesías, encarnando las esperanzas de la humanidad cristiana.
Todos están sentados en grandes tronos de mármol, y entre 2 pilares, con 2 columnillas de oro cada uno:
Jonás, Sibila Líbica, Daniel, Sibila Cumana, Isaías, Sibila Délfica, Zacarías, Joel, Sibila Eritrea, Ezequiel, Sibila Pérsica, y Jeremías.
Situados en la misma franja donde se encuentran las representaciones de los profetas y las sibilas, en los triángulos sobre los antepasados de Cristo, Michelangelo pintó unas figuras en parejas de desnudos, simulando bronce.
Estas figuras, se cree, que simbolizan a los demonios, y están separadas entre ellas, por un cráneo de carnero, símbolo de la muerte y el pecado.
Todas las parejas se encuentran en posiciones diferentes.
Debajo de los Profetas y las Sibilas, se encuentran los lunetos, donde están los nombres de los antepasados de Cristo, según el Evangelio de Mateo (Ma 1:1-16)
Representaciones en los 8 triángulos, tenemos a:
Josías, Zorobabel, Ezequías, Azarías, Roboam y Abies, Salomón; Jesé, David y Salomón; Betsabé madre de Salomón.
Representación en los lunetos:
Eleazar y Matan; Jacob y José; Azor y Sadoc; Aquim y Eliud; Josías, Jeconías y Salatiel; Zorobabel, Abihud y Eliachim; Ezequías, Manasés y Amón de Judá; Azarías, Jotán y Acaz; Salmón, Booz y Obed; Naasson; Amminadab; Fares, Hesron y Aram; Abraham, Isaac, Jacob y Judá.
A finales del año 1509, Michelangelo ya había finalizado la 1ª sección que representaba la embriaguez de Noé, el diluvio y su sacrificio, junto con Zacarías, Joel, la Sibila Delfica, Isaías y la Sibila Eritrea, más David, y Judith en las esquinas.
La 2ª sección, la hizo entre el 1509 y el 1510, y en ella pintó la Caída y Expulsión, la Creación de Eva, Ezequiel, y la Sibila Cumana.
En aquella época, las relaciones entre el Papa y el pintor estaban más tensas que nunca; tanto que Michelangelo decidió dejarlo, y se marchó a Florencia a trabajar para los Médicis, pero también con éstos se peleó, y terminó volviendo a Roma.
La 3ª sección, la comenzó en el año 1511, y contaba con las historias de Daniel, la Sibila Pérsica, la Sibila Líbica, Jeremías y Jonás, más la Crucifixión de Amán, y la Serpiente de Bronce en las esquinas.
Aunque el techo de la Capilla Sixtina quedó finalizado en el año 1512, y poco más tarde, ya muerto Julio II, el propio Michelangelo pintó en el altar mayor, el Juicio Final, la Capilla no se inauguró hasta el 31 de octubre de 1541.
Durante los últimos 20 años de su vida, Michelangelo se dedicó sobre todo, a trabajos de arquitectura:
Dirigió las obras de la Biblioteca Laurenziana de Florencia y, en Roma, la remodelación de la plaza del Capitolio, la capilla Sforza de Santa María Mayor, la finalización del Palacio Farnese y sobre todo, la finalización de la Basílica de San Pedro del Vaticano.
De esta época, son las últimas esculturas, como “La Piedad Palestrina”, “La Piedad Rondanini” así como numerosos dibujos, y poesías de inspiración religiosa.
El proyecto de la basílica vaticana, en el que trabajó durante los últimos años de su vida, simplifica el proyecto que concibió Bramante, si bien mantiene la estructura con planta de cruz griega, y la gran cúpula.
Michelangelo creaba espacios, funciones que engloban los elementos principales, sobre todo la cúpula, elemento director del conjunto.
El artista, murió en el año 1564 en Roma, antes de ver acabada su obra, a la edad de 88 años, acompañado por su secretario, Daniele da Volterra, y por su fiel amigo, Tommaso Cavalieri; Michelangelo había dejado escrito, que deseaba ser enterrado en Florencia.
Hizo testamento en presencia de su médico, Federigo Donati, “dejando su alma en manos de Dios, su cuerpo a la tierra, y sus bienes a los familiares más próximos”
Su sobrino Leonardo, fue el encargado de cumplir con esta última voluntad del gran artista, y el 10 de marzo de 1564, recibió sepultura en la sacristía de la iglesia de la Santa Croce; el monumento funerario fue diseñado por Giorgio Vasari, en el año 1570.
El 14 de julio, se celebró un funeral solemne; fue Vasari quien describió estos funerales, donde participaron, además de él mismo, Benvenuto Cellini, Bartolomeo Ammannati, y Bronzino.
Muchos años después, entre los años 1980 y 1989, se llevaron a cabo trabajos de limpieza y restauración de la bóveda, ennegrecida por el paso de los años.
Esta restauración, tuvo muchas objeciones por parte de historiadores de arte, por la gran magnitud que representaba, y se llegó a hacer una petición al papa Juan Pablo II, para detener esta restauración, firmada por diversos artistas de los Estados Unidos, entre ellos:
Robert Motherwell, Robert Rauschenberg, Christo, George Segal, y Andy Warhol.
Esta operación de restauración, descubrió una gama de colores claros y ácidos, que demuestra que Michelangelo fue un precursor de los manieristas, y opuesto a las características de la pintura de la época, influida por el esfumado de Leonardo da Vinci.
El papa Juan Pablo II, en la homilía del 9 de abril de 1994, durante la inauguración de las obras de restauración de La Capilla Sixtina dijo:
“Al parecer, Michelangelo, a su modo, se dejó guiar por las sugestivas palabras del Génesis que, con respecto a la creación del hombre, varón y mujer, advierte: “Estaban ambos desnudos, pero no se avergonzaban uno del otro” (Gn 2, 25)
La Capilla Sixtina, si se puede hablar así, es precisamente el santuario de la teología del cuerpo humano.
Al dar testimonio de la belleza del hombre creado por Dios, varón y mujer, La Capilla Sixtina expresa también, en cierto modo, la esperanza de un mundo transfigurado”
Después de la restauración, las pinturas vuelven a lucir tal y como las realizó Michelangelo Buonarroti.
“When I am finished!”
The Agony And The Ecstasy es una película estadounidense de 1965, dirigida por Carol Reed.
Protagonizada por Charlton Heston, Rex Harrison, Diane Cilento, Harry Andrews, Alberto Lupo, Adolfo Celi, Venantino Venantini, John Stacy, Fausto Tozzi, Tomas Milian, entre otros.
El guión de Philip Dunne, está basado en una novela best-seller de Irving Stone.
The Agony And The Ecstasy obtuvo 5 nominaciones al Oscar:
Mejor dirección de arte y escenografía, fotografía, vestuario, banda sonora, y sonido.
The Agony And The Ecstasy fue filmada en versiones de Cinemascope y Todd-AO; esta última es la utilizada para su grabación en DVD, por su mejor calidad de imagen.
Cabe señalar que el puritanismo hollywoodense de los 60, pasa de puntillas, sobre la homosexualidad de Michelangelo, al que colocan sin pudor novias, y un romance con Contessina de Medici, que en la novela de Stone, se remonta a la adolescencia, cuando Michelangelo entra en la escuela de escultura del jardín de Lorenzo de Medici, y conoce a la hija de éste.
Hubiera sido muy duro para la América de McCarthy, y el vestigio del horripilante Código Hays, ver a uno de los efebos aprendices, como confidente de las cuitas del maestro.
El director de The Agony And The Ecstasy, optó por acotar una etapa de la vida del escultor, precisamente, aquella en que no lo fue, y se dedicó a la pintura, los frescos de la Capilla Sixtina, que hace poco recuperaron su color original.
The Agony And The Ecstasy aborda las dificultades que vivió la Iglesia, en una época en la que la barca de Pedro estuvo gobernada, en no pocas ocasiones, por Papas no dignos de ella.
En esta recreación histórica, tal situación está representada por Julio II, un Pontífice más preocupado por la guerra, que por la espiritualidad, que más bien parecía un monarca.
The Agony And The Ecstasy es una excelente película, sin duda alguna, y a la vez, un gran elemento educativo, e interesante sobre la vida y obra de uno de los mayores genios artísticos de todos los tiempos, y en donde el director, no escatima en medios tanto económicos como educativos, a la hora de contarnos esta espectacular historia, y es que de verdad, The Agony And The Ecstasy es una película que me impresionó, y me sigue impresionando cada vez que le doy una nueva re visitación.
The Agony And The Ecstasy cuenta con un impresionante vestuario, al igual que con unas sensacionales escenas, las de batalla son dignas de elogio, pero donde se sostiene, son en las bellísimas imágenes de los frescos, y su preparación en la pared, para ver cómo, poco a poco, se va creando la inmortal obra.
The Agony And The Ecstasy es un drama histórico, basado en la vida del artista Michelangelo, en particular, en el periodo de tiempo que comprende el complejo proceso de decoración del techo de la Capilla Sixtina; muestra las vidas de 2 personajes trascendentales en la historia del Renacimiento italiano:
Michelangelo (Charlton Heston) y el Papa Julio II (Rex Harrison), la fastuosa decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina, de 1508 a 1512, y lo que implicó tal suceso, para cada uno de los protagonistas.
Es tiempo, en que vemos a un Papa subido a un caballo, dirigiendo batallas en nombre de la Iglesia, de allí que Julio II prefirió que se le hiciera una escultura con un espada en la mano.
En The Agony And The Ecstasy, se muestra a las claras, a un santo pontífice guerrero, calculador, y estratega, el abanderado de las luchas contra los extranjeros en la puja por territorios.
Sin embargo, fue el propio Julio II quien “ordenó” y quiero recalcar la palabra, y no relativizarla, a Michelangelo, la pintura del techo de la Capilla Sixtina, en un alarde de magnificencia para la eternidad.
Y aquella orden Papal, desató cual abierta caja de Pandora, todos los conflictos, tanto los personales de ambas celebridades como los interpersonales.
Buena muestra de ello, es la frase sonsonete, repetida una y otra vez:
“¿Cuándo vais a acabar?” dice Julio II.
“Cuando termine” responde Michelangelo.
La decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina, es el tema principal de The Agony And The Ecstasy, la negación de Michelangelo, y la constante insistencia de Julio II, para que termine su trabajo, ello llevó a muchas situaciones de enojos, de exabruptos, de idas y vueltas, pero que en esencia, no se puede dejar de decir, que ambos, a pesar de sus diferencias, eran almas gemelas que se admiraban mutuamente.
Interiormente, la trama se centra en el choque de estas 2 personalidades:
Julio II, que quiere su Capilla Sixtina; y Michelangelo que no desea pintarla, porque prefiere la escultura.
Ahí está el choque del mecenas, en este caso todo un Papa, y el artista, el choque del artista con los prejuicios morales de los cardenales, que tildan su obra de pagana, y el choque de Michelangelo con su propio anhelo de perfección, descontento con las pinturas que le están saliendo, y destruyendo los frescos para empezar de nuevo.
Un personaje femenino, Diane Cilento, que encarna a Contessina Medici, la hija del Magnífico Lorenzo, permite a Michelangelo sincerarse sobre sus concepciones artísticas.
“What do you think we should do here?
Bramante wants to pull it down.
He likes pulling things down!
No, I want to do something less destructive”
La vida de Michelangelo es tan rica como la de Leonardo.
Su longevidad le permitió realizar más obra; además, él dedicó a la escultura todo su tiempo, exceptuando la época de la Sixtina, y el final de su vida con la cúpula de San Pedro.
Leonardo por su parte, empleó muchas horas en observaciones y anotaciones científicas y mecánicas:
Él era un hombre universal.
Michelangelo es el artista en estado puro.
Su lucha y búsqueda para concebir la creación titánica, en el techo de la Capilla Sixtina, es el momento culminante de The Agony And The Ecstasy, donde el acto de creación artística, coincide literalmente, con el acto creativo de la divinidad.
Michelangelo Buonarroti, que estuvo tocado por la mano de Dios, aprovechó su talento para expresar su fe, a través del arte.
Hay muchas formas de alabar al Señor, y la pintura es una de ellas.
El Hermano Rafael, al que le encantaba dibujar, dijo:
“Hoy mi oración ha estado en la punta de mi lápiz...
¡Qué bien se pasa el tiempo dibujando a Jesús...!”
A modo de prólogo documental, los primeros 10 minutos de The Agony And The Ecstasy, son un repaso muy somero, a la trayectoria artística de Buonarroti.
Sin embargo, The Agony And The Ecstasy en sí, se centra exclusivamente, en la elaboración de la Capilla Sixtina, y la relación entre el artista y el Papa.
Esto resta gran parte del interés didáctico, lo que se acrecienta por el ritmo moroso de la historia.
Como personajes secundarios, vemos aparecer en la pantalla a Bramante y, en menor medida, Rafael de Sanzio, aunque en ambos casos, se trata de figuras simplemente esbozadas.
Lo más interesante de The Agony And The Ecstasy, desde el punto de vista didáctico, son los momentos en los que se muestra, con detalle y acierto, la elaboración técnica de los frescos, desde su boceto, el calco, la preparación del muro y, finalmente, la aplicación de la pintura.
The Agony And The Ecstasy es una película con mejor ambientación de época que argumento, que se desarrolla en exteriores, con las batallas de Julio II, y en los interiores, con las batallas verbales entre éste y su pintor, que va por la libre, como buen artista maldito “avant la letre”
Ese Michelangelo huraño, absorto en su trabajo, que es la imagen reflejada por Rafael en su “Escuela de Atenas”, donde Leonardo es la figura central, representando a un pletórico Aristóteles, mientras Michelangelo aparece en primer plano, crispado como un extravagante, ese agónico Michelangelo, es el que Sir Carol Reed propone a Charlton Heston, que lo lleva a la pantalla, con su habitual cara de haber comido manzanas ácidas.
Estos 2 colosos de El Séptimo Arte, frente a frente, Rex Harrison y Charlton Heston, que tanto montan, el inglés metido en el cuerpo del papa Julio II, ese papa de doble jerarquía dueño absoluto de sí mismo, y de todos, y con una sola idea en su mente, no morir hasta ver realizado su sueño; y el norteamericano metido en las carnes de Buonarotti, atormentado por sus dudas, pero que en un momento de inspiración, se cuelga en el techo para pintar una de las obras maestras del arte universal.
Enormes los 2 en un “tour de forcé” donde Rex Harrison brilla con una luz, casi divina.
Hay una escena en la que Michelangelo, mirando al cielo con sus dudas, tanto internas como externas, ve como una nube va tomando forma, apareciendo la figura de Dios y la creación, resulta maravillosa de verdad.
Llamativo, aunque no sorprende, es la queja de algunos cardenales, al propio Papa, por las imágenes de cuerpos desnudos en la obra, y la posterior defensa de Michelangelo del cuerpo del hombre, así como de la literidad de las escrituras.
También es destacable, las prisas del Papa para que Michelangelo termine su obra.
Destacar el momento, en el que el Papa Julio II se encuentra gravemente enfermo, y una vez más, la insolencia de Michelangelo le da fuerzas a seguir luchando y, en definitiva, a seguir viviendo.
Uno se pregunta:
¿Cómo pudo recrearse La Capilla Sixtina, y la propia evolución de las pinturas?
Pues, reconstruyéndola completamente a escala, en los estudios Dino de Laurentiis en Roma, utilizando 16 técnicos, que compusieron las pinturas con los mismos colores que tenían hace 400 años.
Su puesta en escena, es uno de sus fuertes pilares, en el que vemos como funcionaban las canteras de mármol, de las que luego saldrían por ejemplo “El David”, vemos maravillosamente, como crece El Vaticano, pero sobre todo, admiramos la extraordinaria recreación de la evolución de la Capilla Sixtina, con sus espectaculares andamios, y sus magnas pinturas, un espectáculo colosal, engrandecido por la fenomenal fotografía de Leon Shamroy, y adornado deliciosamente, con la música del magistral Alex North, todo un especialista en películas de género histórico.
Son ríos de tinta, los que se han vertido sobre uno de los mayores genios artísticos de toda la historia de la humanidad, pero todos coinciden en varias cosas:
Que Michelangelo vivió muchos años, pese a su dura y castigada vida, entregada a múltiples proyectos, muchos de los cuales, quedaron inacabados, o sólo en boceto; que era un místico, movido por su amor a Dios, y que entendía la belleza del cuerpo humano, como una manifestación del amor divino; y que tenía un carácter impetuoso, y se movía por arrebatos de inspiración, y ello le llevaba a acometer muchas más empresas, de las que podía abarcar.
No creo que Dios, en nuestro día a día, espere de nosotros los mayores sacrificios pero, cuando verdaderamente lo amamos, cuando nos damos cuenta de que él es Nuestro Padre, y nos quiere tantísimo, entonces no hay ya sacrificio, sólo buscamos corresponder a su amor.
Es tanta nuestra energía, nuestro tesón, y nuestro agradecimiento, que nos sentimos únicos, en la cima del mundo y, mirando al amable y luminoso cielo, nos gustaría lograr la perfección en las cosas que hacemos, sea uno profesor, artista, Papa, o barrendero, para que Dios sienta que, a pesar de nuestros errores, podemos ser capaces de crear amor, gracias a su amor.
Al final hay que aceptar que The Agony And The Ecstasy es manejado desde un concepto de fe, y de como Dios, en su sabiduría, da talentos y fortalezas, a seres extraordinarios para que sean utilizados para un propósito.

“For what is an artist in this world but a servant, a lackey for the rich and powerful?
Before we even begin to work, to feed this craving of ours, we must find a patron, a rich man of affairs, or a merchant, or a prince or... a Pope.
We must bow, fawn, kiss hands to be able to do the things we must do or die”



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