Le Tout Nouveau Testament

“Lascia ch'io pianga”
(Déjame llorar)

En la religión cristiana, los apóstoles son los hombres escogidos por Jesús, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar La Palabra.
Pero el término “apóstol” ha devenido, por extensión, una expresión utilizada para identificar al propagador de una doctrina o creencia religiosa, e incluso, a los individuos que diseminan ideas sociales, y políticas.
El uso del término “testamento”, por su parte, proviene del vocablo hebreo que significa “alianza”, “pacto”, “convenio” o “disposiciones entre contratantes”
Algunos autores, presentan los nombres “Antiguo y Nuevo Testamento” con que se designa las 2 grandes secciones en que se divide La Biblia Cristiana, como el resultado de un error de interpretación de la palabra “diatheké”, que significa:
“Deseo” o “voluntad”
Con este criterio, “diatheké” en griego, haría referencia al antiguo y al nuevo convenio de Dios con los hombres, más que a Las Escrituras mismas.
Como dato, en El Antiguo Testamento, no se hace mención de algún apóstol.
Es en los cuatro Evangelios, que se da a conocer El Ministerio del Apóstol.
Todos, los 12 apóstoles más Pablo, quien lleno el lugar que Judas dejó, fueron escogidos por Jesús en persona, y llamados por nombre.
Y es que La Palabra de Dios ha sido específica en cuanto a los requisitos para ser un apóstol; de acuerdo con lo que aparecen en La Biblia, son 5 las características necesarias para ser llamado “apóstol”:
1. Haber conocido personalmente a Jesús.
2. Haber sido escogidos, y enviados por Jesús.
3. Haber sido testigos de Jesucristo resucitado.
4. Dar la vida por Dios, y por El Evangelio.
5. Seguir a Jesucristo.
En todo caso, un apóstol debe ser testimonio del poder de Dios, a través de la realización de señales, prodigios, y milagros, como la sanación de los enfermos, exorcismos, resurrecciones; y de la predicación del Evangelio.
¿Hay nuevos apóstoles que caminan en pleno siglo XXI?
¿Habrá quien escriba un Nuevo, Nuevo Testamento?
Nadie lo sabe, pero si hay algo seguro en esta vida, es que todos vamos a morir.
Solo Dios sabe cuándo, y dónde, pero…
¿Qué harías tú si supieras el momento exacto?
“Le Rappel des Oiseaux”
(La retirada de las aves)
Le Tout Nouveau Testament es una película de fantasía, del año 2015, dirigida por Jaco Van Dormael.
Protagonizada por Pili Groyne, Benoît Poelvoorde, Yolande Moreau, Catherine Deneuve, Emylie Buxin, Cyril Perrin, entre otros.
El guión es de Jaco Van Dormael y Thomas Gunzig; coproducida por Bélgica, Luxemburgo, y Francia; una película estrafalaria, divertida y tierna; demasiado estrafalaria, aseguran los más críticos; pero detrás de toda esa farsa, el guión va mucho más allá…
El director belga, Jaco Van Dormael, sigue construyendo su universo especial, con un acusado sentido de la estética, y un amor exacerbado al cine, con referentes cinematográficos y fotográficos; para explicar los misterios y miedos más profundos del ser humano:
El tiempo, la vida, la muerte, el destino, los sueños, las decisiones tomadas, la vida, el amor, las creencias… todo rociado con un poco de fantasía, y unas gotas de poesía visual.
¿Qué pasaría, si Dios existiese, y viviese en Bruselas?
Dios en La Tierra (Benoît Poelvoorde), es un cobarde, tiene patéticos códigos morales, y su conducta con su familia es odiosa; y vive en Bruselas, como un cínico y malicioso escritor, que se dedica a fastidiar la vida de las personas.
Por su parte, Ea (Pili Groyne), su hija de 10 años, aburrida e inconforme, decide reescribir el mundo, y decide rebelarse contra su padre; por lo que entra en su ordenador, y le dice a todo el mundo, el día en el que morirá, con lo que hace que de repente, todos se pongan a pensar, qué hacer con los días, meses, o años que les quedan por vivir...
Para Van Dormael, es una manera de decir:
“El Paraíso” es aquí y ahora.
No vas a vivir demasiado, o sea, ama y haz lo que te plazca”
Pero la gente reacciona de forma muy diversa, unos cambian de vida, otros hacen como si no se hubieran enterado de nada...
Y luego está el vagabundo que, como no tiene teléfono, vive ajeno al caos generalizado.
Llama la atención, que Jesucristo (David Murgia) quede reducido a un papel anecdótico:
“Me pregunté, qué pasaría si hubiera hecho las cosas un poco al tuntún, irritando a su padre, y terminando apartado de la familia.
Al fin y al cabo, El Nuevo Testamento se reescribió 300 años d.C.
Es un texto muy bien escrito, pero la Iglesia hizo y deshizo a su antojo”, dijo el realizador.
“Tombe la neige”
(La nieve cae)
Que el hombre vuelva a tomar conciencia de su propia muerte; es la premisa, escondida tras una propuesta tan descabellada como genial de Jaco Van Dormael, simple y llanamente, uno de los padres del realismo mágico del Séptimo Arte actual.
Le Tout Nouveau Testament, es una película irónica, que juega con las desgracias de la vida, y las transforma en un momento de alegría; una comedia paródica sobre la posible existencia de Dios, y cuáles son sus planes.
El realizador y creador de la historia, Jaco Van Dormael, dirige una sátira sobre la historia de La Biblia, con unos cuantos apuntes de ligero anti catolicismo, con los genitales pixelados de Adán, la esposa de Dios, los 1.000 mandamientos… desde el punto de vista de la otra hija de Dios…
Y cómo viene siendo habitual en este director, aprovecha también, para tratar el tema del amor, manifestado por la caracterización de los nuevos apóstoles de la segundogénita del Todopoderoso.
Con una imagen bien cuidada, una narración bastante rítmica y ágil, y un estilo muy personal, y fácilmente reconocible, es lo que encontramos en Le Tout Nouveau Testament:
Primeros planos de expresiones faciales exageradas, e incluso distorsionadas con por la lente que las capta, explotando la teatralidad que los actos más cotidianos de la vida nos proporcionan; vestuario y decorados llevados al límite, si es necesario, para enfatizar el significado de la historia; y efectos especiales, los justos para que todo sea coherente, y claro, hacen falta bastantes para que pueda serlo, y sobre todo, la obligación de mostrar en imágenes cualquier pensamiento que se pronuncie, o cualquier sueño que un protagonista tenga.
Así que si Ea quiere expresar, cómo era la voz grave de una persona indicando que era como si “n” personas cascasen nueces, esa será la imagen que acompañe a las palabras:
Una fila de hombres cascando nueces.
Y si se quiere que un niño sueñe con un pez que quiere volver al mar, cantando “La mer”, el pez “revoloteará” la cabeza del niño.
Imágenes que muchas veces nos arrastran a otra parte del mundo, o a algún recoveco de la mente.
El desfile de imágenes chocantes, filtradas a través de una textura melancólica que evoca la obra del fotógrafo Andrzej Dragan, acaba construyendo un discurso muy ambicioso, sobre la necesidad de impugnar la herencia de una religión opresiva y patriarcal.
El gusto de Van Dormael por el relato fragmentario, se canaliza a través de una serie de neo-Evangelios, que proponen una Nueva Era bajo el signo de lo femenino.
Un nuevo mundo inclusivo y empático, donde El Dios Padre que disfruta con la muerte, como un niño perverso jugando con su tren eléctrico, es sustituido por una Diosa Madre, que posibilita nuevas formas de relación con el doméstico relajo de quien se enfrasca a elaborar un bordado tan grande como el mismo Universo.
Y es que hace falta ser muy belga, con su peculiar sentido del humor, para imaginar que Dios vive en Bruselas.
De hecho, Bruselas es “El Paraíso”
Allá pensó en crear las criaturas que habitarían La Tierra; pero al principio no le salió bien, pero finalmente vio en el ser humano, la oportunidad de divertirse.
Por fin, creó a Adán, y a Eva; y el resto ya lo conocemos…
O no; porque resulta que Dios es padre de Jesucristo, el hijo que no siguió sus consejos, y se apartó de la familia, pues desde entonces, no le gusta que nadie se siente a su derecha… pero también de Ea, una niña dispuesta a ser tan rebelde como su hermano mayor.
Además, este Dios que es un tiránico padre con su hija, un impresentable y violento esposo, mala persona en general, y un verdadero cateto, en particular.
Porque Dios no es perfecto, es un amargado, un necio, un cabrón hijo de perra, en definitiva.
Cómo si no se le ocurriría pegar con una correa a su hija, o tratar de tonta a su mujer, una diosa relegada a ver deportes por la televisión, y a hacer punto de cruz.
O a dejar incluso por escrito, y como regla divina, sólo para joder al ser humano, y divertirse a su costa, que si la tostada cae al suelo, lo hará siempre por el lado de la mermelada…
Una aproximación moderna de la especulación sobre quién es Dios, cómo maneja el mundo desde su escritorio, cómo trata a su esposa y su hija, porque en esta ocasión, se parece a un hombre desdichado que vive en Bélgica...
Dios, se reinterpreta bajo unos criterios bastante negativos, porque a través de la comedia explica, cómo arruina día a día la vida de las personas a su gusto.
Y esa es la mejor parte:
Su hija menor, decide entonces cambiar el rumbo de cómo funcionan las cosas, y dejar a su padre sin poder, dándole a conocer a todas las personas, la fecha exacta de su muerte.
Pero sus actos afectan tanto la vida en La Tierra, que ella escapa de su casa, para conocer algo diferente al Infierno que es vivir con su Padre.
Y nos va a traer mucha magia, pues esta niña que quiere crear su propia historia, fuera de la sombra de su hermano mayor JC, y su padre, Dios; tiene entonces la tarea de buscar sus propios Apóstoles, 6 para completar los 18, el mismo número que conforman los equipos de béisbol que sigue su madre; ella será lo único que echará de menos Ea, su madre que se queda sola en casa, siguiendo su rutina diaria, tranquila, y melancólica, como siempre.
Esa “Diosa Madre” que puede despertar algún día…
Y a partir de ahí, y gracias nuevas tecnologías, con estética de “mails sobreimpresos en pantalla”; muy de series TV, todo cristo sabrá del misterio de su muerte, y cuándo, que no cómo ni donde, se irán para el otro mundo.
Comienza así, una loca persecución del Padre en busca de la niña, que decide encontrar a 6 apóstoles, para reescribir un Nuevo Testamento.
Y como nuevo “Nuevo Testamento”, necesita seguidores para El Nuevo Mesías, seguidores que crean en él, y transmitan su palabra.
Ea hará caso, de nuevo, a JC:
Busca, al azar, a 6 personas para hacer feliz a su madre.
Entonces nos enteramos, de que dentro de cada persona suena una música diferente.
Puede ser música de circo, Haendel o Schubert, o una canción tan conocida como “La mer” de Charles Trénet.
Que Ea puede crear sueños, o andar sobre las aguas.
Que cuando sabemos lo que nos queda de vida, de pronto podemos cambiarla, y vivirla con intensidad, o experimentar una y otra vez, si realmente es imposible morir, porque sabemos por un mensaje de teléfono, que nos quedan tanto tiempo de vida.
Ahí está ese personaje impagable, el joven Kevin…
Que se puede dejar la vida gris en una oficina, y recuperar los sueños de aventura de la infancia.
Que a lo mejor, el amor está en el sitio más inverosímil, en un gorila, o en un amor de la infancia, que solo era un recuerdo, una emoción, una sensación…
Que el único deseo de un niño que va a morir pronto, es convertirse en una niña…
Con Le Tout Nouveau Testament, el director decide sermonear al ser humano, para mostrarle el camino a la reescritura de un destino, que todo parece indicar, está más que marcado.
Y lo hace explicando la historia de Ea, dando voz a una niña que lleva demasiado tiempo soportando el ver que su padre es un ser mezquino.
Así, conoceremos los sentimientos de “La Hija de Dios” en primera persona, y cómo urde todo su plan para dar una lección a su Padre.
Van Dormael, logra su particular lectura de La Biblia, donde El Dios del Antiguo Testamento, en su llegada a La Tierra, sufre a cada paso su propia creación… y donde, tal vez, una “diosa madre” que quizá algún día despierte… o una niña con sus nuevos discípulos, creen otro mundo posible.
La niña, en definitiva, se convierte en toda la rabia acumulada por un ser humano, que sigue clamando al cielo un “¿por qué?” cada vez que las cosas se tuercen.
Una niña, una humanidad, que debe saber que todo puede arreglarse.
Aquí, el director muestra abiertamente, cómo podría mejorarse su vida con el simple hecho de saber cuándo va a morir, si antes o después que su progenitora.
Una escena terrible y emocionante, que no deja indiferente.
Pero es contando las historias de estos apóstoles, que Le Tout Nouveau Testament empieza a perder el quicio, como el dios personificado aquí.
Con unos pasajes, con actores como:
Catherine Deneuve, François Damiens y Laura Verlinden, que se salen de los contextos “normales”, con un contraste de historias que no tienen el mismo calibre, y desperdiciando lo que pudo haber sido una mejor propuesta.
Quizás, lo más descuidado en su guión, sean algunos de sus personajes, como el de la mujer de Dios, una desaprovechada y muy encasillada en este tipo de papeles, o sobre todo el mismo Dios, muy pasado de rosca desde un principio, y con poca progresión dramática, junto a algunos chistes de segunda, que puedan resultar ofensivos o reiterativos, incluso algunos de sus “gags” están torpemente subrayados por una música payasesca que sobra.
También, lo que suele ocurrir en estas narraciones de historias cruzadas, hay subtramas que están más desdibujadas, unas que otras, como la de Catherine Deneuve, frente a la de François Damiens y Laura Verliden, por ejemplo, una de las más conseguidas por cierto.
Y destacar, cómo no, la labor de Pili Groyne en el papel de Ea, hilo conductor de la historia, y que sabe, a pesar de su juventud, soporta bien su responsabilidad.
La cursilería apunta ligeramente el morro en el tramo final, pero el afortunado sentido de la comicidad de Le Tout Nouveau Testament, domina el conjunto con una curiosísima mezcla de humor negro, humanismo, imaginería de filiación surrealista, e inteligencia enloquecida.
Pero del reparto, no es de extrañar que a sus 71 años, Catherine Deneuve siga siendo capaz de todo, por amor al cine.
Aquí es una mujer maltratada por la vida, que acaba en la cama con un enorme gorila animatrónico.
“Me llamó mucho la atención, la pasión con la que Deneuve se erigió en defensora del matrimonio homosexual”, dice el belga.
“Evocaba el deber de libertad y tolerancia de una forma muy hermosa.
Quise ponerla a prueba, y le dije:
“El gorila te va a masajear las tetas”
“Muy bien”, me contestó.
Ella es así.
Se tira a la piscina”, dijo el realizador.
Por su parte, Dios, en la versión que encarna Benoît Poelvoorde, no es una buena persona…
Disfruta infligiendo los peores males a la humanidad, con incendios, huracanes, accidentes de avión... pero Van Dormael no tenía a La Iglesia en su punto de mira:
“La verdad es que no he pensado mucho en ello.
No disfruto provocando, no intento provocar, tampoco lo contrario.
Sólo quería contar un cuento”
Muchos considerarán esta representación irrespetuosa, pero en verdad, Van Dormael lo que consigue con este retrato es, primero, humanizar y, por tanto, desmitificar muchas de las creencias que se nos inculcaron por culpa de una educación basada en la represión.
Y, segundo, sacudir rápidamente  nuestros cimientos, sin vuelta atrás.
Sin duda, la mejor forma para escuchar su propuesta.
¿Y cuál es esa propuesta?
Van Dormael imagina un piso franco para Dios y su familia, desde donde se controla el devenir de La Tierra, y del Universo.
Así que cuando Ea tiene acceso a la habitación prohibida… todo da un vuelco de 360°
¿Cuestión de fe…?
A través de una lavadora, cual bautismo o puerta a una realidad mágica, transcendemos a otro plano; a una estrambótica fantasía, amable y visualmente inagotable, donde la divinidad en La Tierra, mezcla El Edén con un singular Arca de Noé y los animales, naturales y políticos, deambulan por las calles de Bruselas, capital de La Unión Europea.
Quien no vea algún paralelismo con la realidad, no está en nada.
¿Poesía o psicodelia?
En este Nuevo, Nuevo Testamento, un irreverente Dios rebate dogmas, y renuncia a sus frases más celebres; mientras la pequeña, encuentra en los marginados de la sociedad, a los bienaventurados nuevos evangelistas; personajes excéntricos en un vistoso caleidoscopio humanista.
Por último, señalar que al final de los créditos, hay un “gag” que posiblemente se perderán los espectadores; y que vale mucho la pena ver, para cerrar esta inverosímil pero muy reflexiva propuesta satírica.
“La mer”
¿Puede el hombre del siglo XXI, creer en La Biblia, y en los milagros que en ella se narran, y aun así, seguir siendo una persona razonable?
“La Biblia, nos dicen, fue escrita en una “Era Pre-Científica”; por tal razón, sus escritores tuvieron que recurrir a los milagros, para explicar aquellos fenómenos que no podían comprender.
Pero la ciencia ha comprobado, que los milagros no existen, sólo existen causas naturales; consecuentemente La Biblia no es un libro confiable”
Si los milagros no existen, la fe cristiana es necesariamente falsa, porque los milagros ocupan un lugar de suprema importancia en El Cristianismo.
Cada año celebramos el milagro de la encarnación, el nacimiento de Jesús, El Hijo de Dios, que por amor a nosotros, asumió una naturaleza humana, igual en todo a la nuestra, pero sin pecado.
Y cada domingo celebramos el milagro de Su resurrección.
Los Evangelios, también contienen muchos relatos de los milagros obrados por Jesús, durante su ministerio terrenal.
¿Ha probado la ciencia, sin lugar a dudas, que tales relatos son falsos?
Como hemos dicho ya, muchos presuponen que sí, pero esa presuposición es en realidad, un acto de fe.
Como bien se señala:
“Una cosa es decir que la ciencia sólo está equipada para probar causas naturales…
Pero es otra cosa, completamente distinta, insistir que la ciencia prueba que ninguna otra causa puede existir”
Cuando alguien afirma que ninguna causa sobrenatural puede explicar un fenómeno natural, está haciendo una afirmación filosófica, no científica, porque la declaración en sí, es imposible de probar científicamente.
Dicho de otro modo, cuando alguien afirma que los milagros no pueden suceder, está presuponiendo que no existe ningún Dios capaz de hacer milagros.
Pero si Dios existiera, y Él fuera El Creador de todas las cosas, no habría problema alguno en creer que ese Dios sea capaz de hacer milagros...
De manera que para probar científicamente que los milagros no pueden ocurrir, habría que probar primero, fuera de toda duda, que Dios no existe; pero es imposible probar científicamente la inexistencia de Dios...
Si Jesús era El Dios encarnado, como Él dijo ser, Sus milagros son completamente razonables; tales milagros no eran trucos diseñados para impresionar, sino verdaderos portentos que nos revelan la naturaleza de Su misión.
Ahora, en pleno siglo XXI, los milagros los hace la ciencia, y hay pruebas suficientes de ello.
¿Alguien dijo un Nuevo, Nuevo Testamento?

O Solitude!
(Oh la soledad)



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