What Happened, Miss Simone?
“How can you be an artist and not reflect the times?”
La lista de personalidades que fueron destruidas por su genio, se extiende como una línea interminable a lo largo de la historia de la humanidad.
Maldición disfrazada de bendición, la genialidad que emana del talento extremo, tienen el potencial de encumbrar o despedazar a cualquiera que ose enfrentarse a ella.
Desafiante, contestataria, peleona… Nina Simone poseía todos los rasgos de carácter que raramente se le perdonan a una mujer:
Luchó contra molinos de viento, para convertirse en la primera concertista negra de piano clásico, aunque las circunstancias la empujaron en otra dirección.
Ser una de las pocas mujeres en el mundo del jazz, que destacó a la vez como cantante, arreglista, instrumentista, compositora, y activista.
“El talento no es una bendición, sino una carga.
No soy de este planeta.
No vengo de donde ustedes.
No soy como ustedes”, dijo Nina Simone, durante una presentación en el Royal Albert Hall de Londres en 1978.
Nacida Eunice Kathleen Waymon, y conocida como Nina Simone, fue una cantante, compositora, y pianista estadounidense de jazz, blues, rhythm and blues, y soul; estilísticamente, la palabra que mejor la caracteriza es:
Eclecticismo.
Nina tenía un rango de voz tan amplio, que podía subir a unos agudos impresionantes, y bajar a unos graves que le ponían la piel chinita a cualquiera.
Con rango propio de una contralto, se caracterizaba por su pasión, su “breathiness” o voz jadeante, sofocada, sin aliento; y su trémolo variación periódica en la intensidad; que hizo vibrar a más de uno, no por nada la apodaban:
“High Priestees of Soul”
La influencia de Duke Ellington, es patente en toda la obra de Nina, pero muy especialmente, en cierto tipo de composiciones rebosantes de improvisación, y de cercanía espiritual.
Ella logra la complicidad del oyente, con un empleo intencional de los silencios y minimizando el acompañamiento.
Cuando cantaba, efectuaba en ocasiones, llamativas transiciones entre el susurro, el grito, y el lamento, para intentar subrayar los estados de ánimo enunciados en las canciones.
De personalidad complicada, llegaba a ser altanera y vulnerable, y fuertemente apasionada.
En la industria musical, tenía fama de temperamental, una caracterización que Simone se tomó muy en serio.
Aunque su personalidad era arrogante y distante, en sus últimas décadas, parecía disfrutar con el acercamiento a sus audiencias, contando anécdotas, y cumpliendo peticiones.
Como otros cantantes afroamericanos, encontró en Marian Anderson una fuente de inspiración, y empezó cantando en su iglesia local, mostrando al mismo tiempo, un gran talento con el piano, que empezó a tocar ya con 4 años.
Cuando debutó públicamente en un recital de piano a los 10 años, sus padres, que se habían sentado en la primera fila, fueron obligados a moverse, para que otros asistentes blancos ocuparan sus lugares.
Este tipo de condiciones de vida, la motivarían más adelante, a involucrarse en El Movimiento por Los Derechos Civiles.
A los 17 años, Simone se mudó a Filadelfia, en el estado de Pensilvania, donde dio clases de piano, y acompañó a varios cantantes.
Gracias al apoyo de varios patrocinadores, entre ellos, su antiguo profesor de música, pudo estudiar piano en la prestigiosa Escuela de Música Juilliard, en la ciudad de New York, pero la falta de recursos, le impidió alcanzar su sueño de convertirse en el primer pianista negra de concierto de los Estados Unidos.
Más tarde, se presentó a una prueba para estudiar piano en el Instituto Curtis, pero fue rechazada.
Simone estaba convencida, de que se la rechazó por ser negra.
De New York, su familia se trasladó a Filadelfia, donde intentó conseguir una beca, pero fue rechazada también por el color de su piel.
Entonces, Simone se acercó al blues y al jazz, tras empezar a trabajar en un club nocturno de Atlantic City, para ayudar económicamente a su familia.
En 1954, apareció una oportunidad de trabajo en un bar…
El problema era que el dueño quería que cantara, mientras que Eunice tan sólo se presentaba como pianista; y ella improvisó una versión de “I Loves You Porgy”, de George Gershwin, con su característico timbre grave, y obtuvo el puesto.
El nombre artístico de Nina Simone, lo adoptó en 1954.
“Nina” era el alias que le había dado un novio, la palabra “niña” en español, pronunciada por un angloparlante; y “Simone” lo tomó de la actriz francesa, Simone Signoret, a la que había visto en la película “Casque d'Or” (1952)
Sus primeros éxitos fueron del género de góspel, pero el verdadero éxito comercial, llegaría con la canción “I Loves You Porgy”
“El Jazz, es un término de los blancos para definir la música negra.
Yo hago música clásica negra”, dijo en una ocasión.
La versatilidad de Nina como artista, es evidente en toda su música, que frecuentemente tenía una simpleza equivalente a la trova.
En un mismo concierto, iba de los temas tipo religioso, góspel, al blues y al jazz, de temas como “For All We Know”, números de estilo europeo clásico, y figuras de contrapunto.
A continuación, Simone firmó un contrato con la poderosa Colpix, Columbia Pictures Records, con la que publicó 10 discos en 5 años; 6 en estudio y 4 en directo; y varias canciones para bandas sonoras de películas de Columbia; entre ellas:
“Samson and Delilah” (1949), “Wild Is The Wind” (1957), y “Sayonara” (1957), entre otras, como el tema “Sinnerman” de Simone, apareció en la película de Norman Jewison, “The Thomas Crown Affair” (1968), lo que llevó su música a audiencias mayores.
En lo personal, en 1961, contrajo matrimonio con Andy Stroud, detective de New York, que se convertiría en su manager, y que aparecería como compositor en los créditos de varias canciones.
Ambos tuvieron una hija, Lisa Celeste, en 1962.
Y si James Brown se presentaba como “el hombre más trabajador del mundo del espectáculo”, Nina Simone fue “la mujer más explotada de la industria”
Sus ganas de ser rica, y la avaricia de su marido, mantuvieron a Nina cada noche sobre el escenario, en una carrera de ascenso constante.
Fue madre, y apenas vio a su hija, tenía dolores y estaba deprimida, pero sonreía al público cada velada.
No había descanso…
Si se quejaba, recibía una paliza, y volvía al escenario, los malos tratos y la violencia, fueron una constante en su matrimonio.
La pianista, vivió encadenada a los escenarios, hasta que una gran causa se cruzó en su vida, una causa que merecía la pena luchar, y que condicionó su carrera durante años.
Habiendo conocido y sufrido el racismo, Nina se unió a la lucha por Los Derechos Civiles, y grabó algunas canciones políticas, incluyendo:
“To Be Young”, “Gifted and Black”, interpretada después por Aretha Franklin y Donny Hathaway; “Blacklash Blues”, entre otras.
Como vecina de Malcolm X, en 1963, el Ku Klux Klan asesinó a 4 niñas afroamericanas, al hacer estallar una bomba en una iglesia baptista de Alabama; Simone destiló toda su rabia en himnos reivindicativos como “Mississippi Goddam”, censurada en todo el sur de Estados Unidos.
La canción era una respuesta al asesinato de Medgar Evers, y al ataque terrorista a la iglesia de Birmingham, Alabama, por parte de supremacistas blancos.
Al cantar “Mississippi Goddam”, ella tenía tanta rabia, que su voz se quebró, y jamás volvió a alcanzar la misma octava a la que llegaba antes con tanta facilidad.
Pero su voz no fue lo único que se quebró…
A medida que la tensión crecía en el país, Nina se radicalizaba.
A pesar de que Simone era reconocida, tanto por la gente del común, como por personajes de la vida pública estadounidense, como Dick Gregory, comediante y candidato presidencial, quienes la apoyaron en su movimiento radical, asegurando que ningún hombre negro era capaz de decir lo que ella cantaba; pero las cadenas de televisión, estaciones de radio, y grandes disqueras, dejaron de invitarla, pues temían que con sus canciones y rebeldía, suscitara revueltas.
Ella nunca se calló, y no pensó en las consecuencias de sus discursos y sus canciones.
Poco a poco, su carrera se estancó, y los ingresos bajaron… hasta que dejó Estados Unidos en 1969, después del asesinato de Martin Luther King, Jr., como en señal de protesta a la segregación de las personas con ascendencia africana.
Por esa época, se separó de Stroud; y Nina pasó a convertirse en su propia manager, y a trabajar con su hermano Sam Waymon.
“Los artistas blancos, pueden abandonarse en la pereza, pueden darse el lujo de la pereza.
Los artistas negros no.
Eso es todo”, dijo.
Nina Simone le resumió así a Maya Angelou, la poetisa y símbolo de la lucha por Los Derechos Civiles en Estados Unidos, por qué se involucraba con la convulsionada política de su país, en los años 60, por qué se unía a Martin Luther King, por qué era una vocera de la lucha, por qué debía dar discursos o, tras enterarse del asesinato del activista Medgar Evers, escribir ese himno que es “Mississippi Goddam”, aunque la censuraran en radios, y le costara parte de su popularidad.
“En estos tiempos, debo esforzarme por lograr todo mi potencial.
Me debo a las necesidades de mi gente, mi gente necesita inspiración”, le dijo la cantante a la poeta.
Cuando se le preguntó por su participación en El Movimiento de Derechos Civiles, Simone contestó:
“No hay derechos civiles.
No hay ninguna razón para cantar esas canciones, no está pasando nada.
No hay ningún Movimiento de Derechos Civiles.
Todos se han ido”
Simone abandonó Estados Unidos en dirección a Barbados, tras desacuerdos con agentes, compañías discográficas, y con la Internal Revenue Service, la agencia de impuestos, y posiblemente fuera investigada por El FBI, por lo que ella atribuía al racismo de la sociedad estadounidense.
Y regresó en 1978, cuando era buscada por evasión de impuestos, ya que se había negado a pagarlos durante varios años, como protesta a La Guerra de Vietnam; por lo que volvió a Barbados, donde mantuvo una relación sentimental con El Primer Ministro, Errol Barrow.
En los 80, Simone cantaba regularmente en el club de jazz, Ronnie Scott de Londres; hasta que la cantante y amiga de Nina, Miriam Makeba, la convenció para ir a vivir a Liberia.
Posteriormente, residió en Suiza y Holanda, antes de establecerse en Aix-en-Provence, en el sur de Francia, en el año 1992.
Allí inició su descenso, y se hicieron patentes los síntomas de su bipolaridad, y la depresión.
Volvió a grabar y a tocar en Montreux, volvió a EEUU, y recuperó el viejo estatus; pero hubo 2 cosas que no cambiaron:
La magia de su música, y la tristeza de su alma.
Una combinación que hace que las canciones que canta Nina Simone suenen diferentes, como nadie las había cantado.
Su dolor se nota en las notas del piano, en los alaridos de su voz rota y profunda, y su música, que se eleva por encima de todo.
En 1989, publicó su autobiografía, “I Put A Spell On You”, traducida al francés “Ne Me Quitte Pas”, y a otros idiomas.
Su actitud rebelde, la acompañó siempre, incluso durante sus últimos años, su nombre apareció en varias ocasiones, mezclado en reyertas de vecindario.
Nunca se retiró del todo, en 1998, fue una de las invitadas de honor en la fiesta del 80° aniversario de Nelson Mandela.
El 7 de octubre de 1999, recibió un premio a sus logros artísticos de toda una vida en Dublín.
Y a los 70 años, Nina Simone murió mientras dormía en Carry-le-Rouet, una ciudad balnearia cercana a Marsella, en 2003.
Se anunció que su muerte fue por causas naturales, y que llevaba tiempo sufriendo achaques, aunque no trascendieron más detalles; siendo honrada con un funeral, donde sonó el viejo éxito de un cantante belga:
“Ne Me Quitte Pas”, de Jacques Brel.
Un tema cuyo tuétano había sido mordido por ella misma en una de sus interpretaciones más conmovedoras.
Nina Simone, vendió solo en los últimos 10 años de su vida, más de 1 millón de discos, con un repertorio tan amplio, que comprende desde canciones melódicas, blues, cantos espirituales y góspel, hasta temas tomados del folclore africano, hizo de ella, una artista difícil de clasificar, y de hecho, su biografía aparece en compilaciones de literatura sobre jazz, rock, pop, y soul.
Como ha dicho algún crítico, ella fue todo eso y nada:
Un espíritu independiente y temperamental, único e inigualable.
Amada o temida, adorada u odiada, pero pocos que se han encontrado con su música, o han dado un vistazo a su alma, reaccionan con moderación.
Es una extremista, extremadamente realizada.
“Her Story.
Her Voice”
What Happened, Miss Simone? es un documental, escrito y dirigido en 2015 por Liz Garbus.
Protagonizado por Nina Simone, James Baldwin, Lisa Simone Kelly, Andrew Stroud, Stokely Carmichael, Walter Cronkite, Stanley Crouch, Gerrit De Bruin, Dick Gregory, Hugh M. Hefner, entre otros.
Obtuvo una nominación al mejor documental en Los Premios Oscar de 2016; y fue proyectado inicialmente en El Festival Internacional de Cine Cannes y de Sundance, como una de las mejores cintas que podrán verse, aunque irónicamente no en el cine, sino en NETFLIX, empresa copartícipe en la producción del mismo, y que lo distribuye a partir de su plataforma digital por todo el mundo.
What Happened, Miss Simone? no se limita a ser un simple recuento de vida, sino que intenta explorar los motivos de la furia ambivalente de Simone, las razones que la llevaron al exilio, y posterior vuelta al escenario, luego de deambular por las calles parisinas; y se produjo en cooperación con The Estate of Nina Simone:
La cantante y activista de Los Derechos Civiles; que incluye extractos de más de 100 horas de entrevistas de audio, con la artista nunca escuchados hasta este documental, así como imágenes inéditas de conciertos suyos, cartas, y una entrevista con la hija de Simone, Lisa Simone Kelly; para crear un retrato inolvidable, de una de las artistas menos entendidas, aunque más queridas de nuestro tiempo.
Con estos recursos, Liz Garbus construye un relato que nos lleva desde los primeros años en North Carolina, en el sur de Estados Unidos, todavía en una época de fuerte segregación racial, pasando por sus primeros éxitos musicales, su vinculación con el Civil Right Movement:
“Mississippi Goddam, fue la primera canción revolucionaria”, aseveraba su hija.
“Yo tenía 4 años, iba a la escuela elemental, y me recuerdo cantándola a voz en cuello.
Pero ningún profesor vino a decirme que no dijera palabras malsonantes.
Era uno de mis temas favoritos, me enseñó a ser libre.
También “Old Jim Crow”, y estuve presente cuando compuso “To Be Young, Gifted and Black”
Tenía 11 años, y se giró para decirme:
“Necesitas saber quién eres, y de dónde procedes”, aseguró la única hija de Simone.
Pero la crisis matrimonial, y su posterior salida del país capitalista, a inicios de los 70, para entrar en un repliegue y olvido de la industria, y, finalmente, regresar de los muertos en la Francia de los 90; aunque para el año de 1982, en París Francia, era posible encontrarse en algún bar de mala muerte, a una Nina Simone destrozada, vestida casi con harapos, cantando por unos cuantos dólares.
La imagen era tan inverosímil, que mucha gente dudaba que fuera ella, pensaban que se trataba de una mala imitadora, hasta el momento en que reconocían su voz, ya quebrada por la edad, y la historia.
¿Qué había pasado con Miss Simone?
¿Qué había pasado con aquella artista, idolatrada, admirada por millones, la primera mujer de color en tocar en el Carnegie Hall, pianista consumada, de voz sumamente particular pero privilegiada?
¿Qué había sido de la fama, y la fortuna?
¿Qué había sido de aquella mujer, que en la época de la lucha por los derechos de la comunidad negra, no dudaba en llamar a las armas, y que estaba dispuesta a matar?
Y es que Simone poseía toda una serie de características, que usualmente no se le perdonan a una mujer, mucho menos a una mujer de raza negra:
Era desafiante, contestataria, indómita, y radical:
“Young, Gifted and Black”
En las letras de sus canciones, era perceptible cierto dolor, una tristeza infinita que hacía de sus interpretaciones, y de su muy particular timbre de voz, una navaja que se atoraba en la garganta de quien escuchaba.
El contraste era sobre el escenario, donde se presentaba como un desastre natural, un volcán en erupción de una belleza y tragedia incontenibles:
Lo mismo podía estar al borde de las lágrimas, que explotar con ira hacia el público, deteniendo por completo el concierto, para regañar a los que aún no habían tomado asiento, o advirtiendo a la audiencia:
“No estoy aquí para entretenerlos”
What Happened, Miss Simone?, tiene la virtud de llevar al espectador, por las diferentes emociones que Nina Simone experimentó a lo largo de su vida:
El intenso sentido del trabajo, y el deber hacia su música; su violenta y apasionada relación con su marido y su hija; el compromiso y la urgencia con que asumió la lucha por los derechos de los afroamericanos; la soledad y angustia, producto de su alejamiento; y la alegría por el tardío redescubrimiento que se le dio.
En todo momento, el espectador se ve compungido, producto de las vicisitudes de una vida, por lo bajo, extrema, e inasible.
Así nos llega el documental, producido por la compañía estadounidense NETFLIX, en una muestra del poderío de un imperio que no sólo no ha dejado de expandirse en los últimos años, sino que ha apostado por triunfar mediante la creación de productos de entretenimiento de muy alta calidad.
What Happened, Miss Simone?, es un viaje emotivo y dinámico por la vida de esa mujer que quería ser la primera pianista afroamericana de música clásica, pero que terminó convirtiéndose en la voz más potente de Estados Unidos, en la década de los 70; en una de las activistas más violentas en contra de la segregación étnica; y en una de las pocas sobrevivientes de ese implacable monstruo al que llamamos talento.
“I'll tell you what freedom is to me, No Fear!”
La idea de reconstruir los fragmentos más importantes de una vida, y de espiar el mundo de grandes artistas, es una tarea que muchos melómanos disfrutaríamos.
Nina Simone, su voz, su personalidad, su convicciones… What Happened, Miss Simone? lo relata con emoción.
“Liz Garbus, muestra una imagen valiente y provocativa de Nina Simone, en un documental que nos gustó desde el principio, y que nos enorgullece llevar a nuestros miembros en todo el mundo”, dijo Lisa Nishimura, Vicepresidente de Programación de Documentales Originales en NETFLIX.
“Estoy muy entusiasmada de que NETFLIX haya adoptado esta increíble historia de Nina Simone, y que se haya asociado con RadicalMedia para este proyecto”, dijo la directora, Liz Garbus.
“Para cada uno de sus millones de fans, Nina es como un preciado secreto.
Con What Happened, Miss Simone?, podremos mostrar su pasión, su música, y su historia al mundo”, acotó.
“A lo largo de su vida, Nina usó su potente voz para entretener al público, hacer un cambio, e inspirar a todos los que han escuchado alguna de sus canciones”, dijo Justin Wilkes, Presidente de Medios y Entretenimiento en RadicalMedia, y uno de los productores del documental.
“Resulta más que apropiado, que Nina use su voz una vez más, para encantar a una nueva generación de fans, al asumir el papel principal en la narración de su propia historia”, aseguró Wilkes.
Si bien, What Happened, Miss Simone? se aboca a contar de un modo más o menos exhaustivo, la vida y obra de Eunice Waymon/Nina Simone, su impulso, como sugiere el título, es explicar un fracaso.
¿Qué pasó, para que Simone cayera del pedestal en que Angelou la había entronizado, a cantar por unos pocos dólares la noche, en algún sórdido local parisino, apenas 15 años después?
¿Qué salió mal, para que una de las figuras más poderosas de los poderosos años 60 estadounidenses, quedara reducida en los 80, a los 29 segundos de un comercial de perfume?
Simplemente, nadie surge de la nada…
Detrás de la voz única de Nina, había una historia confundida entre el amor, la falta de dinero, y el control de un don musical.
Así, la vida de Nina nos llega narrada desde 2 fuentes principales:
Los diarios de vida, personales, privados, y sumamente reveladores, exquisitos en su sinceridad y poesía; y los relatos de su familia nuclear:
El ex marido y manager, Andrew Stroud; y su hija, Lisa Celeste Stroud, llamada hoy, Lisa Simone Kelly.
Y narrada en su mayor parte por la artista misma, gracias a un extraordinario trabajo de investigación, que incluye el rescate no sólo de grabaciones inéditas y entrevistas perdidas, sino de las cartas y diarios escritos por la cantante, donde cuenta sus días como Eunice Kathleen Waymon, aquella pequeña niña de Carolina del Norte, que soñaba con ser pianista de música clásica, que llegó hasta el Julliard en New York, para luego ser rechazada por la Universidad de Filadelfia por motivos raciales.
Por tanto, Eunice decide buscar empleo, y lo encuentra en los bares de Atlantic City, donde tocaba el piano sin abrir boca, hasta que el dueño del lugar, le exigió que cantara canciones populares, y no su amado Bach...
Sin previo entrenamiento de voz, pero ante la promesa de ganar más dinero, es como nace Nina Simone, el pseudónimo que la artista se impone, para evitar que su madre la reprendiera por tocar “música de satanás”
Con una narrativa fluida, y el testimonio de apenas un puñado de amigos cercanos, además de su hija, la directora Liz Garbus, reconstruye la historia de la cantante, cuyo espectro va desde la tragedia Shakesperiana, hasta el drama de telenovela.
Es interesante ver en el documental, cómo Simone, que tenía el sueño de ser la primera mujer negra en llegar a Carnegie Hall, vivió eternamente frustrada, al alejarse de la música docta.
Cuando llegó a ese escenario de Manhattan, pidió perdón a sus padres, porque no estaba ahí para tocar a Bach.
“Sería más feliz.
Ahora no soy feliz”, dice en entrevistas, décadas más tarde, sobre haber dejado el mundo clásico.
Después que Nina Simone llegara a la fama con “I Loves You Porgy”, un cover de George Gershwin, y alcanzara la punta de la lista de los Billboard, Hugh Hefner la presentaba en su programa Playboy’s Pethouse, como una mujer con una voz increíble, que había surgido de la nada.
De ahí que su hija diga:
“Todos pensaban que cuando ella se subía al escenario, se convertía en Nina Simone, pero ella era Nina Simone las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Y ese era el problema”
Su amistad con Martin Luther King, Jr., y otros activistas, así como la resistencia de su marido y manager, porque se involucrara en temas políticos, queda consignada como el punto de quiebre de una mujer que, empobrecida, autoexiliada de su país, y distanciada de su única hija, es diagnosticada como maníaco depresiva.
El activismo, justo en días en que suceden horrores como la masacre de Charleston, hace apreciar más, el arrojo con que Simone se involucró en la lucha.
Para Garbus, el matrimonio con Andy Stroud, un ex policía que a la sazón se convertiría en su manager, fue la pieza de torque en la vida y carrera profesional de Nina Simone:
Férreo y controlador, Stroud puso a trabajar a su esposa, con el firme propósito de convertirla en una “Big Black Rich”, que si bien le cumplió el sueño de llegar al Carnegie Hall, y el de tener a su única hija, también la golpeaba periódicamente en una violenta relación co dependiente, de la cual, la cantante escribía en sus diarios, pero sin tener la menor intención de escapar.
Garbus expone, no sin cierta malicia, a Stroud, quien a cuadro se ufana sin empacho alguno de las golpizas que le daba a su esposa.
Así, los escenarios se volvieron su cárcel personal.
El sentido a su arte y su talento, lo encontraría de nuevo en la lucha por Los Derechos Civiles.
La artista, comenzaría a relacionarse cada vez más con los protagonistas de la insurgencia, desde Martin Luther King Jr., hasta Malcolm X, en una postura absolutamente radical, que pasaba incluso por la arenga a tomar las armas, y matar de ser necesario.
Su carcelero, su esposo, nunca estuvo de acuerdo con esa posición, pero Simone estaba decidida, finalmente había entendido la utilidad y trascendencia de su arte:
Darle voz a una causa, exponer una injusticia, desbocar el enojo propio, y colectivo.
Durante la poco más de hora y media, What Happened, Miss Simone? atraviesa particularmente la conversión política de la artista, que la hundió en el abandono.
La lucha contra la segregación de la comunidad negra en Estados Unidos, durante los años 60, llevó a Nina a tomar una de las posiciones más radicales:
Había que conseguir la igualdad de derechos, sea como sea.
A Nina se le ve entonces, en un concierto de día, desconectada de los músicos...
Mientras ellos tocan, Nina solo lanza proclamas, y amenazas a los blancos:
“¿Están preparados para matar gente?”
Y llega a gritar desde el escenario.
Todo el público le responde que sí…
Una escena que resulta desconcertante, para quien solo había disfrutado la voz de Nina.
Aquella época empoderó a Nina de una manera brutal.
Pero su principal arma, que era la música, también se vio absorbida por su activismo desenfrenado.
Las disqueras y productoras, la dejan de lado, y Nina cae en los años más oscuros de su vida.
La ruptura tendría sonido de balas…
A la muerte de Martin Luther King Jr., Simone decide abandonarlo todo, casa, fama, esposo, e hija, para huir de “United Snakes Of America”, y exiliarse en África.
“El Rey del Amor” estaba muerto, y ya no había nada que hacer en América.
Nina termina incluso tocando en bares de tan mala calidad, que nadie creía que la mujer que cantaba, era en verdad, la Nina Simone que escuchaban en sus casas.
Hasta que un grupo de amigos le brinda una nueva oportunidad, a la que ella se aferra hasta reponer su nombre en el mundo musical.
La historia de Simone, es la historia de una mujer que parece eternamente castigada por su color de piel, por su increíble talento que la volvió esclava de sí misma, por sus ideas radicales, en la lucha por Los Derechos Civiles; y al final se descubre, que también castigada por su cuerpo mismo:
Diagnosticada con enfermedad bipolar, la única cura a la furia interna que la hacía explotar en el escenario, era justamente una medicina que poco a poco mermaría sus habilidades frente al piano.
Una ironía que le permitiría tener unos últimos momentos de felicidad, y en el escenario.
Al mantener el enfoque en la lucha por Los Derechos Civiles, la directora Liz Garbus, hace de What Happened, Miss Simone?, un poco más que un simple recuento de vidas ejemplares:
¿Qué habría dicho Simone, sobre la elección de Barack Obama como Presidente de los Estados Unidos?
¿Qué habría dicho sobre la reciente masacre en una iglesia, por parte de supremacistas blancos?
Nina Simone murió, lamentándose por la extinción del Movimiento en Pro de Los Derechos Civiles, y la desaparición de sus líderes, doliéndose de que sus canciones ya no fueran pertinentes.
Pero sucesos como los acaecidos en la iglesia metodista de Charleston, recientemente, donde 9 afroamericanos fueron asesinados por un joven de raza blanca, han reverdecido las canciones protesta, compuestas por la pianista.
Así lo secunda la directora Liz Garbus:
“Soy consciente de la madurez del momento histórico presente.
La chispa del Movimiento Pro Derechos Civiles, se ha vuelto a prender tras el tiroteo de policías blancos, a hombres negros desarmados.
En los últimos meses, las calles de Ferguson y Missouri, no se diferencian demasiado de las de Selma, donde Nina interpretó, en medio de amenazas de peligro mortal, su himno entusiasta “Mississippi Goddam”
Me gustaría que estuviera aquí, para inspirarnos con su música, sus palabras incisivas, y el compromiso inquebrantable con la verdad, y la justicia”, dijo la realizadora.
¿Qué hubiera pensado HOY, inclusive, del #OscarStillSoWhite, estando su vida reflejada para un Premio de La Academia, en las que actores como Jada Smith se levantan contra sus pares?
Pero ya sea en el “soundtrack” de una película, o en un anuncio de Chanel, realizado por el director Ridley Scott; sus canciones no pierden filo, al contrario, resuenan ahora con más coraje, con más dolor, siguen siendo esa navaja que se clava en nuestra garganta, que nos golpea en el estómago, que nos hacen partícipes de ese estallido de furia, tristeza, y melancolía que es, y siempre será Nina Simone.
What Happened, Miss Simone? por tanto, no es un documental con pretensiones narrativas o estéticas superlativas.
Garbus presenta un collage de momentos que hablan por sí mismos, situación que le resta protagonismo a su trabajo como directora, pero que dado el poderío del material audiovisual que existe sobre Simone, no es precisamente una mala decisión; y modera sus aspiraciones estilísticas, evitando imprimir su impronta en el filme, para permitirle al espectador, prácticamente de corrido, y sin mayores intervenciones de edición, la contemplación de momentos verdaderamente extraordinarios de la carrera de Simone.
Véase la conmovedora interpretación de “Ain't Got No/I Got Life”, o los extractos del perturbador concierto que Nina dio en Suiza, tras su retiro autoimpuesto en Liberia; momentos que se suceden en pantalla, sin mayor adorno que la ocasional interrupción auditiva de alguno de los entrevistados del filme, entre los que destacan:
Lisa Simone Kelly, hija de Nina y productora del documental; Ilyasah y Attalah Shabazz, hijas de Malcolm X; y Al Schackman, guitarrista y eterno compañero de Simone, quien aguantó de manera estoica, todos los altibajos mentales de su amiga, y la apoyó de forma incondicional en los momentos más caóticos de su vida.
Lo mejor, el relato del episodio de Selma, y su posicionamiento a favor de los derechos de su raza, en contra de lo que pensaba su representante, y marido.
Algo totalmente inesperado, e impensable para cualquier seguidor…
“My personal life is in shambles.
I've had a few love affairs and I would love to be married but everything has had to be sacrificed for the music”
La perfección de Nina Simone, cambió el paisaje musical, y aun así, nunca dio todo.
Ella luchó contra sus demonios, y su vida era el reflejo del racismo en EEUU, pero también era el ejemplo perfecto, de lo que una poderosa voz puede hacer contra legados históricos, fuertemente arraigados.
El relato de Garbus, superpone “negro sobre blanco”, con una franqueza casi impúdica; pero superpone también, varias explicaciones del fracaso, todas fascinantes a su modo.
Primero, la raza:
Simone era negra, se había criado en el sur durante los años de legislación segregacionista, y su estatus de niña prodigio, la había invitado a soñar con una carrera impensable:
Ser la primera pianista clásica negra del país; aunque llega a tocar el piano en el Carnegie Hall, pero no Bach…
Segundo, el género:
Nina Simone fue tanto una invención de sí misma, como de su manager y esposo, Andrew Stroud, cuya participación, entrevistado en 2006, sea quizás la elección menos feliz de What Happened, Miss Simone?
Apostando siempre por el lado comercial, Stroud determinó la dualidad incompatible de Simone, como estrella y activista.
Tercero, la locura:
El trastorno bipolar que se le diagnosticó hacia el final de su vida, cuando había dejado Estados Unidos para vivir en Liberia, y Europa, aparece como otra forma de contar esas múltiples dualidades.
Finalmente, la política:
Simone quiso ser pianista clásica, se dio a conocer como número pop, pero se consagró como cantante de protesta.
Su activa participación en El Movimiento de Lucha por Los Derechos Civiles, y su inclinación por la facción belicista, se cuenta en un momento que le espetó a Martin Luther King, Jr.:
“Yo no soy no violenta”
Son presentados en What Happened, Miss Simone?, como el límite que no debió cruzar, y la razón de su caída:
En el mundo del espectáculo estadounidense, se puede ser negra, mujer, y hasta loca, pero no se puede hacer política.
Que la política sea la razón de su ruina, es irónico en una artista siempre definida por la grandeza de su actuación en vivo, más que por la de sus grabaciones.
Que la dimensión final de su fracaso sea política, y coincida con el fracaso de los 60, hace pensar en el carácter utópico de los ideales democráticos de esa época, respecto de las relaciones raciales, hoy tan a la vista.
Actualmente, cuando su herencia musical, y su compromiso artístico es reivindicado por las jóvenes generaciones del jazz y del soul, de Erykah Badu a Jamie Cullum, la voz de Nina Simone, esa mezcla siempre en tensión de gravedad y dulzura, se escucha más contemporánea que nunca.
Una artista irrepetible sobre los escenarios y, sobre todo, una voz por la que la música parecía fluir, como una corriente eléctrica surgida desde el centro más profundo de La Tierra.
“I think that the artist who don't get involved in preaching messages is probably happier but you see, I have to live with Nina.
And that is very difficult”
La lista de personalidades que fueron destruidas por su genio, se extiende como una línea interminable a lo largo de la historia de la humanidad.
Maldición disfrazada de bendición, la genialidad que emana del talento extremo, tienen el potencial de encumbrar o despedazar a cualquiera que ose enfrentarse a ella.
Desafiante, contestataria, peleona… Nina Simone poseía todos los rasgos de carácter que raramente se le perdonan a una mujer:
Luchó contra molinos de viento, para convertirse en la primera concertista negra de piano clásico, aunque las circunstancias la empujaron en otra dirección.
Ser una de las pocas mujeres en el mundo del jazz, que destacó a la vez como cantante, arreglista, instrumentista, compositora, y activista.
“El talento no es una bendición, sino una carga.
No soy de este planeta.
No vengo de donde ustedes.
No soy como ustedes”, dijo Nina Simone, durante una presentación en el Royal Albert Hall de Londres en 1978.
Nacida Eunice Kathleen Waymon, y conocida como Nina Simone, fue una cantante, compositora, y pianista estadounidense de jazz, blues, rhythm and blues, y soul; estilísticamente, la palabra que mejor la caracteriza es:
Eclecticismo.
Nina tenía un rango de voz tan amplio, que podía subir a unos agudos impresionantes, y bajar a unos graves que le ponían la piel chinita a cualquiera.
Con rango propio de una contralto, se caracterizaba por su pasión, su “breathiness” o voz jadeante, sofocada, sin aliento; y su trémolo variación periódica en la intensidad; que hizo vibrar a más de uno, no por nada la apodaban:
“High Priestees of Soul”
La influencia de Duke Ellington, es patente en toda la obra de Nina, pero muy especialmente, en cierto tipo de composiciones rebosantes de improvisación, y de cercanía espiritual.
Ella logra la complicidad del oyente, con un empleo intencional de los silencios y minimizando el acompañamiento.
Cuando cantaba, efectuaba en ocasiones, llamativas transiciones entre el susurro, el grito, y el lamento, para intentar subrayar los estados de ánimo enunciados en las canciones.
De personalidad complicada, llegaba a ser altanera y vulnerable, y fuertemente apasionada.
En la industria musical, tenía fama de temperamental, una caracterización que Simone se tomó muy en serio.
Aunque su personalidad era arrogante y distante, en sus últimas décadas, parecía disfrutar con el acercamiento a sus audiencias, contando anécdotas, y cumpliendo peticiones.
Como otros cantantes afroamericanos, encontró en Marian Anderson una fuente de inspiración, y empezó cantando en su iglesia local, mostrando al mismo tiempo, un gran talento con el piano, que empezó a tocar ya con 4 años.
Cuando debutó públicamente en un recital de piano a los 10 años, sus padres, que se habían sentado en la primera fila, fueron obligados a moverse, para que otros asistentes blancos ocuparan sus lugares.
Este tipo de condiciones de vida, la motivarían más adelante, a involucrarse en El Movimiento por Los Derechos Civiles.
A los 17 años, Simone se mudó a Filadelfia, en el estado de Pensilvania, donde dio clases de piano, y acompañó a varios cantantes.
Gracias al apoyo de varios patrocinadores, entre ellos, su antiguo profesor de música, pudo estudiar piano en la prestigiosa Escuela de Música Juilliard, en la ciudad de New York, pero la falta de recursos, le impidió alcanzar su sueño de convertirse en el primer pianista negra de concierto de los Estados Unidos.
Más tarde, se presentó a una prueba para estudiar piano en el Instituto Curtis, pero fue rechazada.
Simone estaba convencida, de que se la rechazó por ser negra.
De New York, su familia se trasladó a Filadelfia, donde intentó conseguir una beca, pero fue rechazada también por el color de su piel.
Entonces, Simone se acercó al blues y al jazz, tras empezar a trabajar en un club nocturno de Atlantic City, para ayudar económicamente a su familia.
En 1954, apareció una oportunidad de trabajo en un bar…
El problema era que el dueño quería que cantara, mientras que Eunice tan sólo se presentaba como pianista; y ella improvisó una versión de “I Loves You Porgy”, de George Gershwin, con su característico timbre grave, y obtuvo el puesto.
El nombre artístico de Nina Simone, lo adoptó en 1954.
“Nina” era el alias que le había dado un novio, la palabra “niña” en español, pronunciada por un angloparlante; y “Simone” lo tomó de la actriz francesa, Simone Signoret, a la que había visto en la película “Casque d'Or” (1952)
Sus primeros éxitos fueron del género de góspel, pero el verdadero éxito comercial, llegaría con la canción “I Loves You Porgy”
“El Jazz, es un término de los blancos para definir la música negra.
Yo hago música clásica negra”, dijo en una ocasión.
La versatilidad de Nina como artista, es evidente en toda su música, que frecuentemente tenía una simpleza equivalente a la trova.
En un mismo concierto, iba de los temas tipo religioso, góspel, al blues y al jazz, de temas como “For All We Know”, números de estilo europeo clásico, y figuras de contrapunto.
A continuación, Simone firmó un contrato con la poderosa Colpix, Columbia Pictures Records, con la que publicó 10 discos en 5 años; 6 en estudio y 4 en directo; y varias canciones para bandas sonoras de películas de Columbia; entre ellas:
“Samson and Delilah” (1949), “Wild Is The Wind” (1957), y “Sayonara” (1957), entre otras, como el tema “Sinnerman” de Simone, apareció en la película de Norman Jewison, “The Thomas Crown Affair” (1968), lo que llevó su música a audiencias mayores.
En lo personal, en 1961, contrajo matrimonio con Andy Stroud, detective de New York, que se convertiría en su manager, y que aparecería como compositor en los créditos de varias canciones.
Ambos tuvieron una hija, Lisa Celeste, en 1962.
Y si James Brown se presentaba como “el hombre más trabajador del mundo del espectáculo”, Nina Simone fue “la mujer más explotada de la industria”
Sus ganas de ser rica, y la avaricia de su marido, mantuvieron a Nina cada noche sobre el escenario, en una carrera de ascenso constante.
Fue madre, y apenas vio a su hija, tenía dolores y estaba deprimida, pero sonreía al público cada velada.
No había descanso…
Si se quejaba, recibía una paliza, y volvía al escenario, los malos tratos y la violencia, fueron una constante en su matrimonio.
La pianista, vivió encadenada a los escenarios, hasta que una gran causa se cruzó en su vida, una causa que merecía la pena luchar, y que condicionó su carrera durante años.
Habiendo conocido y sufrido el racismo, Nina se unió a la lucha por Los Derechos Civiles, y grabó algunas canciones políticas, incluyendo:
“To Be Young”, “Gifted and Black”, interpretada después por Aretha Franklin y Donny Hathaway; “Blacklash Blues”, entre otras.
Como vecina de Malcolm X, en 1963, el Ku Klux Klan asesinó a 4 niñas afroamericanas, al hacer estallar una bomba en una iglesia baptista de Alabama; Simone destiló toda su rabia en himnos reivindicativos como “Mississippi Goddam”, censurada en todo el sur de Estados Unidos.
La canción era una respuesta al asesinato de Medgar Evers, y al ataque terrorista a la iglesia de Birmingham, Alabama, por parte de supremacistas blancos.
Al cantar “Mississippi Goddam”, ella tenía tanta rabia, que su voz se quebró, y jamás volvió a alcanzar la misma octava a la que llegaba antes con tanta facilidad.
Pero su voz no fue lo único que se quebró…
A medida que la tensión crecía en el país, Nina se radicalizaba.
A pesar de que Simone era reconocida, tanto por la gente del común, como por personajes de la vida pública estadounidense, como Dick Gregory, comediante y candidato presidencial, quienes la apoyaron en su movimiento radical, asegurando que ningún hombre negro era capaz de decir lo que ella cantaba; pero las cadenas de televisión, estaciones de radio, y grandes disqueras, dejaron de invitarla, pues temían que con sus canciones y rebeldía, suscitara revueltas.
Ella nunca se calló, y no pensó en las consecuencias de sus discursos y sus canciones.
Poco a poco, su carrera se estancó, y los ingresos bajaron… hasta que dejó Estados Unidos en 1969, después del asesinato de Martin Luther King, Jr., como en señal de protesta a la segregación de las personas con ascendencia africana.
Por esa época, se separó de Stroud; y Nina pasó a convertirse en su propia manager, y a trabajar con su hermano Sam Waymon.
“Los artistas blancos, pueden abandonarse en la pereza, pueden darse el lujo de la pereza.
Los artistas negros no.
Eso es todo”, dijo.
Nina Simone le resumió así a Maya Angelou, la poetisa y símbolo de la lucha por Los Derechos Civiles en Estados Unidos, por qué se involucraba con la convulsionada política de su país, en los años 60, por qué se unía a Martin Luther King, por qué era una vocera de la lucha, por qué debía dar discursos o, tras enterarse del asesinato del activista Medgar Evers, escribir ese himno que es “Mississippi Goddam”, aunque la censuraran en radios, y le costara parte de su popularidad.
“En estos tiempos, debo esforzarme por lograr todo mi potencial.
Me debo a las necesidades de mi gente, mi gente necesita inspiración”, le dijo la cantante a la poeta.
Cuando se le preguntó por su participación en El Movimiento de Derechos Civiles, Simone contestó:
“No hay derechos civiles.
No hay ninguna razón para cantar esas canciones, no está pasando nada.
No hay ningún Movimiento de Derechos Civiles.
Todos se han ido”
Simone abandonó Estados Unidos en dirección a Barbados, tras desacuerdos con agentes, compañías discográficas, y con la Internal Revenue Service, la agencia de impuestos, y posiblemente fuera investigada por El FBI, por lo que ella atribuía al racismo de la sociedad estadounidense.
Y regresó en 1978, cuando era buscada por evasión de impuestos, ya que se había negado a pagarlos durante varios años, como protesta a La Guerra de Vietnam; por lo que volvió a Barbados, donde mantuvo una relación sentimental con El Primer Ministro, Errol Barrow.
En los 80, Simone cantaba regularmente en el club de jazz, Ronnie Scott de Londres; hasta que la cantante y amiga de Nina, Miriam Makeba, la convenció para ir a vivir a Liberia.
Posteriormente, residió en Suiza y Holanda, antes de establecerse en Aix-en-Provence, en el sur de Francia, en el año 1992.
Allí inició su descenso, y se hicieron patentes los síntomas de su bipolaridad, y la depresión.
Volvió a grabar y a tocar en Montreux, volvió a EEUU, y recuperó el viejo estatus; pero hubo 2 cosas que no cambiaron:
La magia de su música, y la tristeza de su alma.
Una combinación que hace que las canciones que canta Nina Simone suenen diferentes, como nadie las había cantado.
Su dolor se nota en las notas del piano, en los alaridos de su voz rota y profunda, y su música, que se eleva por encima de todo.
En 1989, publicó su autobiografía, “I Put A Spell On You”, traducida al francés “Ne Me Quitte Pas”, y a otros idiomas.
Su actitud rebelde, la acompañó siempre, incluso durante sus últimos años, su nombre apareció en varias ocasiones, mezclado en reyertas de vecindario.
Nunca se retiró del todo, en 1998, fue una de las invitadas de honor en la fiesta del 80° aniversario de Nelson Mandela.
El 7 de octubre de 1999, recibió un premio a sus logros artísticos de toda una vida en Dublín.
Y a los 70 años, Nina Simone murió mientras dormía en Carry-le-Rouet, una ciudad balnearia cercana a Marsella, en 2003.
Se anunció que su muerte fue por causas naturales, y que llevaba tiempo sufriendo achaques, aunque no trascendieron más detalles; siendo honrada con un funeral, donde sonó el viejo éxito de un cantante belga:
“Ne Me Quitte Pas”, de Jacques Brel.
Un tema cuyo tuétano había sido mordido por ella misma en una de sus interpretaciones más conmovedoras.
Nina Simone, vendió solo en los últimos 10 años de su vida, más de 1 millón de discos, con un repertorio tan amplio, que comprende desde canciones melódicas, blues, cantos espirituales y góspel, hasta temas tomados del folclore africano, hizo de ella, una artista difícil de clasificar, y de hecho, su biografía aparece en compilaciones de literatura sobre jazz, rock, pop, y soul.
Como ha dicho algún crítico, ella fue todo eso y nada:
Un espíritu independiente y temperamental, único e inigualable.
Amada o temida, adorada u odiada, pero pocos que se han encontrado con su música, o han dado un vistazo a su alma, reaccionan con moderación.
Es una extremista, extremadamente realizada.
“Her Story.
Her Voice”
What Happened, Miss Simone? es un documental, escrito y dirigido en 2015 por Liz Garbus.
Protagonizado por Nina Simone, James Baldwin, Lisa Simone Kelly, Andrew Stroud, Stokely Carmichael, Walter Cronkite, Stanley Crouch, Gerrit De Bruin, Dick Gregory, Hugh M. Hefner, entre otros.
Obtuvo una nominación al mejor documental en Los Premios Oscar de 2016; y fue proyectado inicialmente en El Festival Internacional de Cine Cannes y de Sundance, como una de las mejores cintas que podrán verse, aunque irónicamente no en el cine, sino en NETFLIX, empresa copartícipe en la producción del mismo, y que lo distribuye a partir de su plataforma digital por todo el mundo.
What Happened, Miss Simone? no se limita a ser un simple recuento de vida, sino que intenta explorar los motivos de la furia ambivalente de Simone, las razones que la llevaron al exilio, y posterior vuelta al escenario, luego de deambular por las calles parisinas; y se produjo en cooperación con The Estate of Nina Simone:
La cantante y activista de Los Derechos Civiles; que incluye extractos de más de 100 horas de entrevistas de audio, con la artista nunca escuchados hasta este documental, así como imágenes inéditas de conciertos suyos, cartas, y una entrevista con la hija de Simone, Lisa Simone Kelly; para crear un retrato inolvidable, de una de las artistas menos entendidas, aunque más queridas de nuestro tiempo.
Con estos recursos, Liz Garbus construye un relato que nos lleva desde los primeros años en North Carolina, en el sur de Estados Unidos, todavía en una época de fuerte segregación racial, pasando por sus primeros éxitos musicales, su vinculación con el Civil Right Movement:
“Mississippi Goddam, fue la primera canción revolucionaria”, aseveraba su hija.
“Yo tenía 4 años, iba a la escuela elemental, y me recuerdo cantándola a voz en cuello.
Pero ningún profesor vino a decirme que no dijera palabras malsonantes.
Era uno de mis temas favoritos, me enseñó a ser libre.
También “Old Jim Crow”, y estuve presente cuando compuso “To Be Young, Gifted and Black”
Tenía 11 años, y se giró para decirme:
“Necesitas saber quién eres, y de dónde procedes”, aseguró la única hija de Simone.
Pero la crisis matrimonial, y su posterior salida del país capitalista, a inicios de los 70, para entrar en un repliegue y olvido de la industria, y, finalmente, regresar de los muertos en la Francia de los 90; aunque para el año de 1982, en París Francia, era posible encontrarse en algún bar de mala muerte, a una Nina Simone destrozada, vestida casi con harapos, cantando por unos cuantos dólares.
La imagen era tan inverosímil, que mucha gente dudaba que fuera ella, pensaban que se trataba de una mala imitadora, hasta el momento en que reconocían su voz, ya quebrada por la edad, y la historia.
¿Qué había pasado con Miss Simone?
¿Qué había pasado con aquella artista, idolatrada, admirada por millones, la primera mujer de color en tocar en el Carnegie Hall, pianista consumada, de voz sumamente particular pero privilegiada?
¿Qué había sido de la fama, y la fortuna?
¿Qué había sido de aquella mujer, que en la época de la lucha por los derechos de la comunidad negra, no dudaba en llamar a las armas, y que estaba dispuesta a matar?
Y es que Simone poseía toda una serie de características, que usualmente no se le perdonan a una mujer, mucho menos a una mujer de raza negra:
Era desafiante, contestataria, indómita, y radical:
“Young, Gifted and Black”
En las letras de sus canciones, era perceptible cierto dolor, una tristeza infinita que hacía de sus interpretaciones, y de su muy particular timbre de voz, una navaja que se atoraba en la garganta de quien escuchaba.
El contraste era sobre el escenario, donde se presentaba como un desastre natural, un volcán en erupción de una belleza y tragedia incontenibles:
Lo mismo podía estar al borde de las lágrimas, que explotar con ira hacia el público, deteniendo por completo el concierto, para regañar a los que aún no habían tomado asiento, o advirtiendo a la audiencia:
“No estoy aquí para entretenerlos”
What Happened, Miss Simone?, tiene la virtud de llevar al espectador, por las diferentes emociones que Nina Simone experimentó a lo largo de su vida:
El intenso sentido del trabajo, y el deber hacia su música; su violenta y apasionada relación con su marido y su hija; el compromiso y la urgencia con que asumió la lucha por los derechos de los afroamericanos; la soledad y angustia, producto de su alejamiento; y la alegría por el tardío redescubrimiento que se le dio.
En todo momento, el espectador se ve compungido, producto de las vicisitudes de una vida, por lo bajo, extrema, e inasible.
Así nos llega el documental, producido por la compañía estadounidense NETFLIX, en una muestra del poderío de un imperio que no sólo no ha dejado de expandirse en los últimos años, sino que ha apostado por triunfar mediante la creación de productos de entretenimiento de muy alta calidad.
What Happened, Miss Simone?, es un viaje emotivo y dinámico por la vida de esa mujer que quería ser la primera pianista afroamericana de música clásica, pero que terminó convirtiéndose en la voz más potente de Estados Unidos, en la década de los 70; en una de las activistas más violentas en contra de la segregación étnica; y en una de las pocas sobrevivientes de ese implacable monstruo al que llamamos talento.
“I'll tell you what freedom is to me, No Fear!”
La idea de reconstruir los fragmentos más importantes de una vida, y de espiar el mundo de grandes artistas, es una tarea que muchos melómanos disfrutaríamos.
Nina Simone, su voz, su personalidad, su convicciones… What Happened, Miss Simone? lo relata con emoción.
“Liz Garbus, muestra una imagen valiente y provocativa de Nina Simone, en un documental que nos gustó desde el principio, y que nos enorgullece llevar a nuestros miembros en todo el mundo”, dijo Lisa Nishimura, Vicepresidente de Programación de Documentales Originales en NETFLIX.
“Estoy muy entusiasmada de que NETFLIX haya adoptado esta increíble historia de Nina Simone, y que se haya asociado con RadicalMedia para este proyecto”, dijo la directora, Liz Garbus.
“Para cada uno de sus millones de fans, Nina es como un preciado secreto.
Con What Happened, Miss Simone?, podremos mostrar su pasión, su música, y su historia al mundo”, acotó.
“A lo largo de su vida, Nina usó su potente voz para entretener al público, hacer un cambio, e inspirar a todos los que han escuchado alguna de sus canciones”, dijo Justin Wilkes, Presidente de Medios y Entretenimiento en RadicalMedia, y uno de los productores del documental.
“Resulta más que apropiado, que Nina use su voz una vez más, para encantar a una nueva generación de fans, al asumir el papel principal en la narración de su propia historia”, aseguró Wilkes.
Si bien, What Happened, Miss Simone? se aboca a contar de un modo más o menos exhaustivo, la vida y obra de Eunice Waymon/Nina Simone, su impulso, como sugiere el título, es explicar un fracaso.
¿Qué pasó, para que Simone cayera del pedestal en que Angelou la había entronizado, a cantar por unos pocos dólares la noche, en algún sórdido local parisino, apenas 15 años después?
¿Qué salió mal, para que una de las figuras más poderosas de los poderosos años 60 estadounidenses, quedara reducida en los 80, a los 29 segundos de un comercial de perfume?
Simplemente, nadie surge de la nada…
Detrás de la voz única de Nina, había una historia confundida entre el amor, la falta de dinero, y el control de un don musical.
Así, la vida de Nina nos llega narrada desde 2 fuentes principales:
Los diarios de vida, personales, privados, y sumamente reveladores, exquisitos en su sinceridad y poesía; y los relatos de su familia nuclear:
El ex marido y manager, Andrew Stroud; y su hija, Lisa Celeste Stroud, llamada hoy, Lisa Simone Kelly.
Y narrada en su mayor parte por la artista misma, gracias a un extraordinario trabajo de investigación, que incluye el rescate no sólo de grabaciones inéditas y entrevistas perdidas, sino de las cartas y diarios escritos por la cantante, donde cuenta sus días como Eunice Kathleen Waymon, aquella pequeña niña de Carolina del Norte, que soñaba con ser pianista de música clásica, que llegó hasta el Julliard en New York, para luego ser rechazada por la Universidad de Filadelfia por motivos raciales.
Por tanto, Eunice decide buscar empleo, y lo encuentra en los bares de Atlantic City, donde tocaba el piano sin abrir boca, hasta que el dueño del lugar, le exigió que cantara canciones populares, y no su amado Bach...
Sin previo entrenamiento de voz, pero ante la promesa de ganar más dinero, es como nace Nina Simone, el pseudónimo que la artista se impone, para evitar que su madre la reprendiera por tocar “música de satanás”
Con una narrativa fluida, y el testimonio de apenas un puñado de amigos cercanos, además de su hija, la directora Liz Garbus, reconstruye la historia de la cantante, cuyo espectro va desde la tragedia Shakesperiana, hasta el drama de telenovela.
Es interesante ver en el documental, cómo Simone, que tenía el sueño de ser la primera mujer negra en llegar a Carnegie Hall, vivió eternamente frustrada, al alejarse de la música docta.
Cuando llegó a ese escenario de Manhattan, pidió perdón a sus padres, porque no estaba ahí para tocar a Bach.
“Sería más feliz.
Ahora no soy feliz”, dice en entrevistas, décadas más tarde, sobre haber dejado el mundo clásico.
Después que Nina Simone llegara a la fama con “I Loves You Porgy”, un cover de George Gershwin, y alcanzara la punta de la lista de los Billboard, Hugh Hefner la presentaba en su programa Playboy’s Pethouse, como una mujer con una voz increíble, que había surgido de la nada.
De ahí que su hija diga:
“Todos pensaban que cuando ella se subía al escenario, se convertía en Nina Simone, pero ella era Nina Simone las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Y ese era el problema”
Su amistad con Martin Luther King, Jr., y otros activistas, así como la resistencia de su marido y manager, porque se involucrara en temas políticos, queda consignada como el punto de quiebre de una mujer que, empobrecida, autoexiliada de su país, y distanciada de su única hija, es diagnosticada como maníaco depresiva.
El activismo, justo en días en que suceden horrores como la masacre de Charleston, hace apreciar más, el arrojo con que Simone se involucró en la lucha.
Para Garbus, el matrimonio con Andy Stroud, un ex policía que a la sazón se convertiría en su manager, fue la pieza de torque en la vida y carrera profesional de Nina Simone:
Férreo y controlador, Stroud puso a trabajar a su esposa, con el firme propósito de convertirla en una “Big Black Rich”, que si bien le cumplió el sueño de llegar al Carnegie Hall, y el de tener a su única hija, también la golpeaba periódicamente en una violenta relación co dependiente, de la cual, la cantante escribía en sus diarios, pero sin tener la menor intención de escapar.
Garbus expone, no sin cierta malicia, a Stroud, quien a cuadro se ufana sin empacho alguno de las golpizas que le daba a su esposa.
Así, los escenarios se volvieron su cárcel personal.
El sentido a su arte y su talento, lo encontraría de nuevo en la lucha por Los Derechos Civiles.
La artista, comenzaría a relacionarse cada vez más con los protagonistas de la insurgencia, desde Martin Luther King Jr., hasta Malcolm X, en una postura absolutamente radical, que pasaba incluso por la arenga a tomar las armas, y matar de ser necesario.
Su carcelero, su esposo, nunca estuvo de acuerdo con esa posición, pero Simone estaba decidida, finalmente había entendido la utilidad y trascendencia de su arte:
Darle voz a una causa, exponer una injusticia, desbocar el enojo propio, y colectivo.
Durante la poco más de hora y media, What Happened, Miss Simone? atraviesa particularmente la conversión política de la artista, que la hundió en el abandono.
La lucha contra la segregación de la comunidad negra en Estados Unidos, durante los años 60, llevó a Nina a tomar una de las posiciones más radicales:
Había que conseguir la igualdad de derechos, sea como sea.
A Nina se le ve entonces, en un concierto de día, desconectada de los músicos...
Mientras ellos tocan, Nina solo lanza proclamas, y amenazas a los blancos:
“¿Están preparados para matar gente?”
Y llega a gritar desde el escenario.
Todo el público le responde que sí…
Una escena que resulta desconcertante, para quien solo había disfrutado la voz de Nina.
Aquella época empoderó a Nina de una manera brutal.
Pero su principal arma, que era la música, también se vio absorbida por su activismo desenfrenado.
Las disqueras y productoras, la dejan de lado, y Nina cae en los años más oscuros de su vida.
La ruptura tendría sonido de balas…
A la muerte de Martin Luther King Jr., Simone decide abandonarlo todo, casa, fama, esposo, e hija, para huir de “United Snakes Of America”, y exiliarse en África.
“El Rey del Amor” estaba muerto, y ya no había nada que hacer en América.
Nina termina incluso tocando en bares de tan mala calidad, que nadie creía que la mujer que cantaba, era en verdad, la Nina Simone que escuchaban en sus casas.
Hasta que un grupo de amigos le brinda una nueva oportunidad, a la que ella se aferra hasta reponer su nombre en el mundo musical.
La historia de Simone, es la historia de una mujer que parece eternamente castigada por su color de piel, por su increíble talento que la volvió esclava de sí misma, por sus ideas radicales, en la lucha por Los Derechos Civiles; y al final se descubre, que también castigada por su cuerpo mismo:
Diagnosticada con enfermedad bipolar, la única cura a la furia interna que la hacía explotar en el escenario, era justamente una medicina que poco a poco mermaría sus habilidades frente al piano.
Una ironía que le permitiría tener unos últimos momentos de felicidad, y en el escenario.
Al mantener el enfoque en la lucha por Los Derechos Civiles, la directora Liz Garbus, hace de What Happened, Miss Simone?, un poco más que un simple recuento de vidas ejemplares:
¿Qué habría dicho Simone, sobre la elección de Barack Obama como Presidente de los Estados Unidos?
¿Qué habría dicho sobre la reciente masacre en una iglesia, por parte de supremacistas blancos?
Nina Simone murió, lamentándose por la extinción del Movimiento en Pro de Los Derechos Civiles, y la desaparición de sus líderes, doliéndose de que sus canciones ya no fueran pertinentes.
Pero sucesos como los acaecidos en la iglesia metodista de Charleston, recientemente, donde 9 afroamericanos fueron asesinados por un joven de raza blanca, han reverdecido las canciones protesta, compuestas por la pianista.
Así lo secunda la directora Liz Garbus:
“Soy consciente de la madurez del momento histórico presente.
La chispa del Movimiento Pro Derechos Civiles, se ha vuelto a prender tras el tiroteo de policías blancos, a hombres negros desarmados.
En los últimos meses, las calles de Ferguson y Missouri, no se diferencian demasiado de las de Selma, donde Nina interpretó, en medio de amenazas de peligro mortal, su himno entusiasta “Mississippi Goddam”
Me gustaría que estuviera aquí, para inspirarnos con su música, sus palabras incisivas, y el compromiso inquebrantable con la verdad, y la justicia”, dijo la realizadora.
¿Qué hubiera pensado HOY, inclusive, del #OscarStillSoWhite, estando su vida reflejada para un Premio de La Academia, en las que actores como Jada Smith se levantan contra sus pares?
Pero ya sea en el “soundtrack” de una película, o en un anuncio de Chanel, realizado por el director Ridley Scott; sus canciones no pierden filo, al contrario, resuenan ahora con más coraje, con más dolor, siguen siendo esa navaja que se clava en nuestra garganta, que nos golpea en el estómago, que nos hacen partícipes de ese estallido de furia, tristeza, y melancolía que es, y siempre será Nina Simone.
What Happened, Miss Simone? por tanto, no es un documental con pretensiones narrativas o estéticas superlativas.
Garbus presenta un collage de momentos que hablan por sí mismos, situación que le resta protagonismo a su trabajo como directora, pero que dado el poderío del material audiovisual que existe sobre Simone, no es precisamente una mala decisión; y modera sus aspiraciones estilísticas, evitando imprimir su impronta en el filme, para permitirle al espectador, prácticamente de corrido, y sin mayores intervenciones de edición, la contemplación de momentos verdaderamente extraordinarios de la carrera de Simone.
Véase la conmovedora interpretación de “Ain't Got No/I Got Life”, o los extractos del perturbador concierto que Nina dio en Suiza, tras su retiro autoimpuesto en Liberia; momentos que se suceden en pantalla, sin mayor adorno que la ocasional interrupción auditiva de alguno de los entrevistados del filme, entre los que destacan:
Lisa Simone Kelly, hija de Nina y productora del documental; Ilyasah y Attalah Shabazz, hijas de Malcolm X; y Al Schackman, guitarrista y eterno compañero de Simone, quien aguantó de manera estoica, todos los altibajos mentales de su amiga, y la apoyó de forma incondicional en los momentos más caóticos de su vida.
Lo mejor, el relato del episodio de Selma, y su posicionamiento a favor de los derechos de su raza, en contra de lo que pensaba su representante, y marido.
Algo totalmente inesperado, e impensable para cualquier seguidor…
“My personal life is in shambles.
I've had a few love affairs and I would love to be married but everything has had to be sacrificed for the music”
La perfección de Nina Simone, cambió el paisaje musical, y aun así, nunca dio todo.
Ella luchó contra sus demonios, y su vida era el reflejo del racismo en EEUU, pero también era el ejemplo perfecto, de lo que una poderosa voz puede hacer contra legados históricos, fuertemente arraigados.
El relato de Garbus, superpone “negro sobre blanco”, con una franqueza casi impúdica; pero superpone también, varias explicaciones del fracaso, todas fascinantes a su modo.
Primero, la raza:
Simone era negra, se había criado en el sur durante los años de legislación segregacionista, y su estatus de niña prodigio, la había invitado a soñar con una carrera impensable:
Ser la primera pianista clásica negra del país; aunque llega a tocar el piano en el Carnegie Hall, pero no Bach…
Segundo, el género:
Nina Simone fue tanto una invención de sí misma, como de su manager y esposo, Andrew Stroud, cuya participación, entrevistado en 2006, sea quizás la elección menos feliz de What Happened, Miss Simone?
Apostando siempre por el lado comercial, Stroud determinó la dualidad incompatible de Simone, como estrella y activista.
Tercero, la locura:
El trastorno bipolar que se le diagnosticó hacia el final de su vida, cuando había dejado Estados Unidos para vivir en Liberia, y Europa, aparece como otra forma de contar esas múltiples dualidades.
Finalmente, la política:
Simone quiso ser pianista clásica, se dio a conocer como número pop, pero se consagró como cantante de protesta.
Su activa participación en El Movimiento de Lucha por Los Derechos Civiles, y su inclinación por la facción belicista, se cuenta en un momento que le espetó a Martin Luther King, Jr.:
“Yo no soy no violenta”
Son presentados en What Happened, Miss Simone?, como el límite que no debió cruzar, y la razón de su caída:
En el mundo del espectáculo estadounidense, se puede ser negra, mujer, y hasta loca, pero no se puede hacer política.
Que la política sea la razón de su ruina, es irónico en una artista siempre definida por la grandeza de su actuación en vivo, más que por la de sus grabaciones.
Que la dimensión final de su fracaso sea política, y coincida con el fracaso de los 60, hace pensar en el carácter utópico de los ideales democráticos de esa época, respecto de las relaciones raciales, hoy tan a la vista.
Actualmente, cuando su herencia musical, y su compromiso artístico es reivindicado por las jóvenes generaciones del jazz y del soul, de Erykah Badu a Jamie Cullum, la voz de Nina Simone, esa mezcla siempre en tensión de gravedad y dulzura, se escucha más contemporánea que nunca.
Una artista irrepetible sobre los escenarios y, sobre todo, una voz por la que la música parecía fluir, como una corriente eléctrica surgida desde el centro más profundo de La Tierra.
“I think that the artist who don't get involved in preaching messages is probably happier but you see, I have to live with Nina.
And that is very difficult”
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