Suffragette
“I would rather be a rebel than a slave”
Antes de La Primera Guerra Mundial, las mujeres generalmente eran consideradas intelectualmente inferiores, e incapaces de pensar por sí mismas.
Parecía pues evidente como consecuencia, que no deberían pretender tener los mismos derechos civiles que los hombres.
Los asuntos políticos en particular, eran considerados como fuera de alcance para el espíritu femenino, y por tanto, era impensable pretender que las mujeres pudieran votar.
El sufragio femenino, hace referencia entonces, al derecho de voto ejercido por las mujeres; y por tanto, el derecho político y constitucional a votar a los cargos públicos electos, así como a ser votado.
El sufragio abarca por tanto al activo, donde se determina quienes tienen derecho al ejercicio del voto; como al denominado pasivo, que se refiere a quienes, y en qué condiciones tienen derecho a ser elegidos.
El movimiento internacional por la reivindicación del derecho al sufragio femenino, fue alentado y desarrollados por las mujeres sufragistas.
Fue un movimiento reformista social, económico y político, que promovía la extensión del sufragio, el derecho a votar, a las mujeres; abogando inicialmente por el “sufragio igual” como abolición de la diferencia de capacidad de votación por género; en lugar del actual “sufragio universal” como abolición de la discriminación debida principalmente a la raza; ya que este último era, en los comienzos de la reivindicación del sufragio femenino, considerado demasiado revolucionario.
Los sufragistas, fueron a menudo miembros de diferentes asociaciones con el mismo objetivo, pero usando diferentes tácticas; por ejemplo:
Las sufragistas británicas, se caracterizaban por un tipo de defensa más combativa.
Algunas sufragistas destacadas fueron:
Emma Goldman, Emily Davison, Carmen Karr, entre otras.
Sin embargo, el término “suffragettes”, del francés “suffragettes”; designa a los militantes de La Unión Social y Política de Las Mujeres, una organización fundada en 1903, por Emmeline Pankhurst, para reivindicar el derecho a voto de las mujeres en El Reino Unido; partidaria de la acción directa, en reuniones públicas y marchas de protesta ante La Cámara de Los Comunes; que nace en contraposición al sector sufragista británico moderado, agrupado en La Unión Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino (NUWSS), creada en 1897; y liderada por Millicent Fawcett; dedicada a la convocatoria de campañas y mítines en la más estricta legalidad.
El activismo de las “suffragettes”, basado en la provocación y la rebeldía, rompió con la delicadeza y la etiqueta que hasta entonces dominaba en el movimiento sufragista británico, y se generalizaron los encarcelamientos; crecieron tanto la represión, como las reacciones políticas a esta represión.
Las diferencias entre los 2 grupos, sufragistas y “suffragettes”, no estaba tanto en los objetivos que deseaban alcanzar, sino en los métodos que aplicaban para su lucha.
Las sufragistas eran mesuradas, prudentes, preferían avanzar poco a poco en sus reivindicaciones, y siempre por métodos legales, y trataban mucho más de convencer que de imponer; además, en las organizaciones que formaron, también aceptaban hombres.
Por el contrario, las “suffragettes” se inclinaban por métodos de choque, o de corte más enérgico y populista, hacían manifestaciones, organizaban protestas, huelgas de hambre...
En definitiva, un sufragista, es toda aquella persona partidaria del sufragio femenino, aunque el término se suele aplicar más a menudo, a todas aquellas mujeres que lucharon por conseguir el derecho al voto, a principios del siglo XX.
En 1903, Emmeline Pankhurst, fundó La Unión Social y Política de las Mujeres (WSPU), junto a sus 2 hijas:
Christabel y Sylvia, así como con otras mujeres británicas, que rápidamente fueron llamadas “suffragettes”, concepto que se utilizó como insulto, como acusación, como censura, pese a lo irreprochable de sus intenciones; y a partir de entonces, comenzó un enfrentamiento más violento, para tratar de conseguir más igualdad entre hombres y mujeres.
La WSPU, era una organización de apoyo al sufragio, formada únicamente por mujeres, dedicada a “acciones, no palabras”
El grupo se identificó como independiente, y constantemente en oposición a los partidos políticos.
La organización, llegó a ser conocida por sus confrontaciones físicas:
Sus miembros, rompían ventanas y atacaban a oficiales policiales.
Por tanto Pankhurst, sus hijas, y otras activistas de la WSPU, fueron sentenciadas repetitivamente a prisión, donde hacían huelgas de hambre para asegurar mejores condiciones.
En 1905, Christabel y Annie Kenney, fueron arrestadas por haber gritado consignas en favor del voto femenino, en oportunidad de una reunión política del Partido Liberal, y en esa oportunidad, eligieron la cárcel en lugar de pagar una multa.
Ello fue el comienzo de una serie de detenciones y encarcelaciones, lo que en líneas generales despertó simpatías y adhesiones, en relación con las “suffragettes”
Ellas, se orientaron a quebrar y ridiculizar a las instituciones que simbolizaban la supremacía masculina, y las prerrogativas exclusivas de los hombres, como por ejemplo, un terreno de golf, únicamente reservado a varones, o una iglesia, etc.
Varias huelgas de hambre, se desarrollaron en las prisiones por parte de las “suffragettes”
Frente a ello, la policía intentó obligarlas a comer, lo que no tuvo mucho efecto…
Pankhurst, quedó horrorizada por los gritos de las mujeres que estaban siendo alimentadas por sonda, durante las huelgas de hambre.
En su autobiografía escribió:
“Mientras viva, nunca podré olvidar el sufrimiento que experimenté durante esos días, cuando los gritos taladraban mis oídos”
En 1906, el periodista del Daily Mail, Charles Hands, se refirió a estas mujeres violentas, usando el término “suffragette”, en vez del comúnmente usado “sufragista”
Fue entonces cuando Pankhurst y sus aliadas, adoptaron el término como propio, y lo usaron para diferenciarse de los grupos más moderados.
Una de esas mujeres comprometidas, fue Emily Wilding Davison.
Producto de sus actos en contra de la opresión, y de la violación de los derechos de la mujer, sumado a la impotencia vivida, fue detenida y encarcelada por varios delitos, entre ellos, un ataque al parecer violento, contra un hombre al que confundió con El Ministro de Hacienda, David Lloyd George.
Las peticiones a favor de los derechos de las mujeres, y en su propia defensa eran nulas, por lo que Emily se declaró en huelga de hambre, en la prisión Strangeways, y tuvo que ser alimentada a la fuerza.
En la prisión de Holloway, como señal de protesta por las injusticias, Emily se tiró por una escalera de hierro, sufriendo daños graves en la columna vertebral.
El gobierno respondió con la oficialmente llamada “The Prisoners”, Temporary Discharge for Ill Health, Act 1913; también conocida como “Cat and Mouse Act”, que disponía que:
“Cuando una huelguista estaba demasiado débil, era entonces liberada, pero más tarde de nuevo encarcelada, una vez que su vida se encontrara fuera de peligro”
No obstante, las “suffragettes” tuvieron lo que ellas consideraron como el primer martirio, cuando en 1913, Emily Davison murió mientras intentaba detener a “Anmer”, el caballo del Rey George V, que entonces participaba en El Derby de Epsom, el día 4 de junio de 1913.
El propósito de Davison para asistir al Derby, era claro:
Que se les permita votar a las mujeres.
Pero en relación al suceso dramático, la mayoría opina, que ella estaba tratando de poner un cartel sufragista en un caballo, pero calculó mal, y fue brutalmente golpeada.
Aunque la película filmada ese día, muestra que ella iba por delante del caballo, llevando la bandera sufragista, y el caballo tenía que detenerse, pero no se detuvo, y la tiró al suelo dejándola inconsciente.
Se ha comentado mucho del tema, ya que ese mismo día, había comprado un billete de tren de retorno, y también una entrada para un baile sufragista que ese mismo día se celebraría más tarde, lo que indica que no tenía la intención de sacrificarse.
Emily Wilding Davison, falleció a causa de este suceso, 4 días después, debido a una fractura de cráneo, y lesiones internas causadas por el incidente.
El jinete que montaba el caballo, cuyo nombre era Herbert Jones, sufrió una conmoción cerebral leve en el incidente.
El funeral de Emily, atrajo a una gran multitud; y su lápida lleva el lema UPSM:
“Hechos, no palabras”
Irónicamente, el acto que finalmente le causó la muerte, pudo haber empeorado la posición de las mujeres en Gran Bretaña…
Aunque se produjo algún movimiento en El Parlamento, en lo que respecta a los derechos de la mujer, algunos historiadores sostienen, que el acto de Emily en el Derby, provocó que estuvieran más en contra al derecho de voto para las mujeres, argumentando que si una mujer muy educada, como Emily, estaba dispuesta a hacer lo que hizo, qué se podría esperar de las mujeres menos educadas.
Por lo que según la lógica utilizada en aquel momento, dedujeron que proporcionar el voto a las mujeres, provocaría el hundimiento en un caos de la sociedad británica.
Sin embargo, en 1918, El Parlamento del Reino Unido, votó la ley “Representation of the People Act 1918”, acordando el derecho de voto a las mujeres de más de 30 años, siempre que fueran propietarias de tierras; o bien, arrendatarias que tuvieran un arrendamiento anual superior a 5 libras; o bien, diplomadas de universidades británicas.
En 1928, o sea 10 años más tarde, el estatus de electora cambió, equiparando las condiciones de hombres y mujeres.
Ese mismo año, tuvo lugar el funeral de Emmeline Pankhurst, una de las fundadoras del movimiento sufragista británico; en donde Herbert Jones colocó una ofrenda floral “para hacer honor a la memoria de la señora Pankhurst, y la señorita Emily Davison”
El Reino Unido, fue así, el 8º país en el mundo, en instaurar el derecho de voto a las mujeres.
El primero en tomar esta acción, fue Nueva Zelanda en 1893, gracias a la labor de una pionera mundial, Kate Sheppard, nombre de soltera, Catherine Wilson Malcolm, nacida en 1847 en Liverpool, Inglaterra, y fallecida en 1934 en Christchurch, Nueva Zelanda.
En 1902, hizo lo propio Australia; y en 1906, le siguió Finlandia.
En 1927, Uruguay fue el primer país en América, en aprobar el sufragio femenino, el cual fue emitido por 1ª vez, el 3 de julio de 1927
En cuanto a Estados Unidos, implementó el voto femenino en 1919, y por su parte, Francia hizo otro tanto, pero en 1944, hacia el fin de La Segunda Guerra Mundial.
En Costa Rica se dio hasta 1949.
Ésta decidida lucha llevada a cabo por las “suffragettes”, redefinió totalmente la noción de ciudadanía; y la lucha por los derechos igualitarios en el mundo entero, derecho que todavía está vetado en muchos países.
“You want me to respect the law?
Then make the law respectable”
Suffragette es un drama británico del año 2015, dirigido por Sarah Gavron.
Protagonizado por Carey Mulligan, Helena Bonham Carter, Meryl Streep, Anne-Marie Duff, Brendan Gleeson, Ben Whishaw, Romola Garai, Samuel West, Geoff Bell, Natalie Press, Lee Nicholas Harris, Richard Banks, Adrian Schiller, Judit Novotnik, Morgan Watkins, entre otros.
El guión es de Abi Morgan, sobre las primeras participantes en el movimiento británico del sufragio femenino de finales del siglo XIX, y principios del siglo XX.
Como dato, los miembros del Parlamento británico, aprobaron la solicitud del equipo de filmación de Suffragette, para tener acceso al Palacio de Westminster, y rodar por 1ª vez, una película comercial.
Así es que estamos ante el retrato sobrecogedor y lúgubre de una época, lleno de angustia y frustración, infamante e hiriente, repleto de injusticias tácitas, y de insensibilidad manifiesta.
Suffragette es el contraste sangrante y amargo, entre la tradición y la novedad que cuestiona las costumbres arraigadas, entre la lucha y el conformismo, entre la rebelión y la mansedumbre; y nos escupe a la cara la vergüenza.
Con rabia, con delicadeza, con elegancia, con justicia, con verdad, con pasión.
La historia del movimiento sufragista, es un relato oscuro, que muchos se empeñan en ocultar.
Suffragette cuenta la historia de las sufragistas inglesas, en los albores de La Primera Guerra Mundial.
La mayoría de estas mujeres, no venían de clases altas, sino que eran mujeres trabajadoras, que veían cómo sus protestas pacíficas, no servían para nada…
Radicalizadas, y volviendo su lucha cada vez más violenta, estaban dispuestas a perderlo todo, en su búsqueda incansable de la igualdad:
Sus trabajos, sus casas, sus hijos, y sus vidas.
Esta es la historia de Maud Watts (Carey Mulligan), una de estas mujeres, y de su lucha por la dignidad, y la de sus compañeras.
Suffragette representa en forma exitosa, el sufrimiento y la agonía de ir en contra de las masas, y emerge a la luz lo que ocurre, cuando estas masas viven equivocadas, y cómo afecta esto en la vida de las personas.
“What are you gonna do?
Lock us all up?
We're in every home, we're half the human race, you can't stop us all”
Suffragette cuenta, tanto delante cómo detrás de las cámaras, con un equipo prácticamente femenino, y muestra a un colectivo que todos sabemos que existió, pero muy pocos de nosotros sabríamos explicar, quienes fueron estas mujeres que lucharon para que sus privilegios fueran, generaciones más tarde, los derechos de todas.
Y nos adentra en el mundo de estas mujeres, de una manera directa y honesta; no se suaviza ningún aspecto de esa lucha, y por primera vez te das cuenta, de que las “suffragettes” no salían a las calles para protestar un rato, tirarle unos huevos al Alcalde, y después volver felices a sus casas.
Ellas tenían un ideal por el que luchaban, y no temían las consecuencias que sus actos podían desencadenar.
Esta historia, tiene como protagonista a Maud Watts, una chica que lo tiene todo:
Trabajo, familia, y su vida transcurre con aparente normalidad.
No obstante, el movimiento sufragista, aparece en su vida haciéndola reaccionar, y darse cuenta de que su lugar en el mundo lo decide ella, y no un hombre.
Y es que las “suffragettes” trabajaban con la necesidad de generar un impacto en la sociedad en la que se encontraban, buscando ejercer medidas de presión en contra de las autoridades, de dar a conocer el movimiento, y sentirse visibilizadas.
Quizás con la intención de querer eliminar la máscara de ser simples mujeres educadas para ser esposas, y bien vestidas que luchan pacíficamente; por el contrario, buscaban confrontar y chocar, darse a conocer, y que iban a luchar hasta alcanzar sus objetivos.
Así Sarah Gavron nos ofrece, en este drama ambientado en un Londres de principios de siglo, una mirada intimista y comprometida, acerca de la lucha de las mujeres para la consecución del derecho a voto, así como el derecho a tener una opinión, gestionar su propio dinero, decidir cómo cuidar a sus propios hijos, y un largo listado de derechos, que hoy se entienden como fundamentales, pero que en ese momento, ni siquiera entraba en la cabeza de muchas mujeres, el optar a ellos.
Desde lo técnico, en Suffragette abundan los planos cortos, pues Gavron quiere que nos acerquemos a milímetros de las protagonistas, que entendamos lo que hacen, no desde una perspectiva moral, sino sociológica.
Cámara al hombro, uno tiene la sensación de encontrarse en medio de la agitación social del momento, y afrontar los ultrajes a los que esas mujeres se vieron expuestas durante años; y que las mujeres en general, han tenido que aguantar durante siglos, y siguen aguantando en muchos lugares del mundo.
El tono de Suffragette es duro, sincero, emocionante, y presenta un excelente grado de ambientación y sensibilidad, y un cierto equilibrio en su mirada histórica, y en sus zonas más sensibles, hasta ofrece una reflexión muy útil en la actualidad.
Uno de los puntos a destacar, es que Maud se convierte en el principal reflejo de la desigualdad de condiciones que había entre los 2 sexos.
Hay aspectos de los que ya era conocedora, como la nula independencia económica, o que la mujer era propiedad del marido, antes lo era del padre…
Sin embargo, el punto que más ha sorprendido, y a la vez horrorizado, es el de ver como la mujer no tenía, legalmente hablando, ningún derecho sobre sus hijos.
Es decir, la madre era la figura principal, ya que ella era la que los cuidaba y consolaba, pero desde el punto de vista legal, los hijos pertenecían al padre, y si éste quería darlos en adopción, la mujer no tenía ninguna voz en este asunto, ya que tenía que hacer lo que dijera el hombre, aunque ella se opusiera ante tal acción.
Por tanto, las mujeres dependían completamente de sus maridos, y sus propias opiniones no tenían valor alguno.
Sobre salen la apabullante ambientación de época, y el trabajo deslumbrante de sus protagonistas, con una Carey Mulligan que llena de autenticidad su personaje; para su completo lucimiento; y aunque la actriz ofrece una interpretación maravillosa, no me parece justo que el resto del reparto se vea eclipsado por ella, ya que los personajes de las otras actrices, mostraban unas personalidades muy interesantes y complejas, incluso más que las de la propia Maud, que valía la pena explorar.
Por tanto, Mulligan está rodeada de unas secundarias maravillosas, pero desaprovechadas:
Meryl Streep, quien en realidad interpreta a un personaje, si bien importante, es de escasa presencia en pantalla.
Y es que la historia toma como eje algunos personajes que existieron en la vida real, ejemplo de ello es Emmeline Pankhurst (Meryl Streep), quien verdaderamente fue una activista de dicho movimiento.
Otros, se encuentran basados en personajes reales, pero la historia en sí, que se presenta dentro de Maud Watts, es totalmente ficción, aunque se mezcla bien dentro de todo esta maraña de la sociedad opresora hacia el género femenino.
Helena Bonham Carter, como una ficticia Edith Ellyn, está inspirada tanto en Edith Garrud como es Edith New; siendo la cabecilla y líder del grupo a las órdenes de Emmeline Pankhurst.
Como dato, Bonham Carter es la bisnieta de Herbert Henry Asquith, quien se desempeñó como Primer Ministro del Reino Unido entre 1908 y 1916, en los mejores años del movimiento sufragista que él mismo se opuso...
Y Anne-Marie Duff como Violet Miller, también ficticia.
Por tanto, Suffragette se centra en el personaje de Maud Watts, personaje utilizado para entender el sentimiento de la mujer británica de principios de siglo, la cual viendo la precariedad de su vida, y la lucha del WSPU, decide involucrarse activamente en dicho movimiento, a pesar de los sacrificios que ello conlleve.
Pero lo cierto es que funciona como fiel reflejo de un sentimiento, y de un momento histórico, al que quizás era necesario volver, para que tomen valor premisas de la actualidad.
Cualquier mujer, lo mismo valdría para el hombre; debería de respetar más su derecho al voto y ejercerlo, sobre todo cuando supone un acto por el que muchas mujeres lucharon, e incluso perdieron la vida.
En cuanto al papel de los hombres, son crueles y sin escrúpulos, harían falta más como el marido de Edith, Hugh (Finbar Lynch), también hoy día.
Otros protagonistas masculinos, son Ben Whishaw como Sonny Watts, esposo de Maud; y Brendan Gleeson como el antagonista, Steed, un ficticio policía en contra del movimiento femenino por el voto.
Curiosamente, un grupo de mujeres, se manifestaron en Londres durante el estreno de Suffragette, en protesta a la reducción por parte del gobierno de servicios públicos para las víctimas de violencia doméstica.
El colectivo activista “Sisters Uncut”, aprovechó la alfombra roja de la película, la cual, justamente cuenta la historia de unas mujeres rebeldes, que lucharon por los derechos de las mujeres durante el siglo XX.
Las manifestantes brincaron las gradas, y se acostaron en la alfombra roja en la que caminarían las estrellas...
Muchas sostenían pancartas con mensajes como:
“Nosotras somos suffragettes” y “Las mujeres muertas ya no pueden votar”
Asimismo, lanzaron gases de colores, para llamar la atención de los asistentes.
Ante esta situación, Helena Bonham Carter comentó lo siguiente:
“Esta es la respuesta perfecta para nuestro filme.
Es exactamente lo que nuestros personajes harían”
Es de recordar, que fue por esta misma cinta, que Meryl Streep recibió fuertes críticas, luego de usar una camiseta como promoción, que decía:
“Prefiero ser una rebelde, que una esclava”
Para algunos, el mensaje resultó ofensivo hacia la comunidad afroamericana, y la historia de Estados Unidos…
Al final, uno se da cuenta de que, dado el dramatismo del hecho histórico que cuenta, Suffragette podría ser mucho más cruda de lo que ya es, pero al final, uno se da cuenta de que no es un retrato de lo que sucedió para que lo podamos ver, sino una reflexión sobre lo que sucedió, y sigue sucediendo, y nos negamos a ver.
Así las cosas, Suffragette habla de desencadenantes, de consecuencias, de cataclismos; no de éxito, ni de justicia...
Uno tiene que tener en cuenta esto cuando la vaya a ver.
Y pensar en ello cuándo termine de verla.
Quizá entonces, habrá tenido algún sentido.
“We break windows, we burn things.
Cause war's the only thing men listen to!
Cause you've beaten us and betrayed us and there's nothing left!”
Mujeres esclavas de sí mismas, de la sociedad, de los hombres, de sus maridos, de sus trabajos, de sus hijos, de su destino ineludible…
Es escalofriante y rompedor, el pensar que millones de mujeres en todo el mundo, han vivido así sus vidas y, por desgracia, siguen viviéndola.
Respecto a los hechos relatados en Suffragette, y la lucha por los derechos al voto de las mujeres, y no solo en El Reino Unido, en 1999, la revista Time nombró a Emmeline Pankhurst, como una de las 100 personas más importantes del siglo XX, afirmando:
“Ella moldeó una idea de mujeres para nuestra época; impulsó a la sociedad hacia una nueva estructura, de la cual ya no podía haber vuelta atrás”
Pero hoy en día, en muchas democracias, el derecho al voto está garantizado como un derecho de nacimiento, sin discriminación de etnia, clase o género.
Sin ningún, tipo de examen descalificador, como la no alfabetización, los ciudadanos por encima de la edad mínima requerida en un país, pueden votar con normalidad en las elecciones.
Los residentes extranjeros, pueden votar en las elecciones locales en algunos países…
Sirva Suffragette, de necesario homenaje a la dignidad y el valor de aquellas mujeres, en su mayoría de clase proletaria, indefensas, marginadas, cuando no expulsadas de sus trabajos, repudiadas por su propia familia y maridos, despojadas de sus hijos, y ridiculizadas no solo por los hombres, sino también por la mayoría de su propio género.
Y para que las nuevas generaciones no olviden sobre qué bases de dolor y sacrificio, se cimentaron los derechos que hoy nos parecen irrelevantes.
Muy recomendada para todas las mujeres, para conocer los esfuerzos y el drama de las mujeres de antaño, en que hoy tengan el derecho al voto, y por supuesto, a los hombres también, para que reconozcamos esa lucha, y no se mire con desdén al movimiento feminista, que a pesar de los años, y algunos cambios, aún se mantienen viejas costumbres.
“Never surrender.
Never give up the fight”
Antes de La Primera Guerra Mundial, las mujeres generalmente eran consideradas intelectualmente inferiores, e incapaces de pensar por sí mismas.
Parecía pues evidente como consecuencia, que no deberían pretender tener los mismos derechos civiles que los hombres.
Los asuntos políticos en particular, eran considerados como fuera de alcance para el espíritu femenino, y por tanto, era impensable pretender que las mujeres pudieran votar.
El sufragio femenino, hace referencia entonces, al derecho de voto ejercido por las mujeres; y por tanto, el derecho político y constitucional a votar a los cargos públicos electos, así como a ser votado.
El sufragio abarca por tanto al activo, donde se determina quienes tienen derecho al ejercicio del voto; como al denominado pasivo, que se refiere a quienes, y en qué condiciones tienen derecho a ser elegidos.
El movimiento internacional por la reivindicación del derecho al sufragio femenino, fue alentado y desarrollados por las mujeres sufragistas.
Fue un movimiento reformista social, económico y político, que promovía la extensión del sufragio, el derecho a votar, a las mujeres; abogando inicialmente por el “sufragio igual” como abolición de la diferencia de capacidad de votación por género; en lugar del actual “sufragio universal” como abolición de la discriminación debida principalmente a la raza; ya que este último era, en los comienzos de la reivindicación del sufragio femenino, considerado demasiado revolucionario.
Los sufragistas, fueron a menudo miembros de diferentes asociaciones con el mismo objetivo, pero usando diferentes tácticas; por ejemplo:
Las sufragistas británicas, se caracterizaban por un tipo de defensa más combativa.
Algunas sufragistas destacadas fueron:
Emma Goldman, Emily Davison, Carmen Karr, entre otras.
Sin embargo, el término “suffragettes”, del francés “suffragettes”; designa a los militantes de La Unión Social y Política de Las Mujeres, una organización fundada en 1903, por Emmeline Pankhurst, para reivindicar el derecho a voto de las mujeres en El Reino Unido; partidaria de la acción directa, en reuniones públicas y marchas de protesta ante La Cámara de Los Comunes; que nace en contraposición al sector sufragista británico moderado, agrupado en La Unión Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino (NUWSS), creada en 1897; y liderada por Millicent Fawcett; dedicada a la convocatoria de campañas y mítines en la más estricta legalidad.
El activismo de las “suffragettes”, basado en la provocación y la rebeldía, rompió con la delicadeza y la etiqueta que hasta entonces dominaba en el movimiento sufragista británico, y se generalizaron los encarcelamientos; crecieron tanto la represión, como las reacciones políticas a esta represión.
Las diferencias entre los 2 grupos, sufragistas y “suffragettes”, no estaba tanto en los objetivos que deseaban alcanzar, sino en los métodos que aplicaban para su lucha.
Las sufragistas eran mesuradas, prudentes, preferían avanzar poco a poco en sus reivindicaciones, y siempre por métodos legales, y trataban mucho más de convencer que de imponer; además, en las organizaciones que formaron, también aceptaban hombres.
Por el contrario, las “suffragettes” se inclinaban por métodos de choque, o de corte más enérgico y populista, hacían manifestaciones, organizaban protestas, huelgas de hambre...
En definitiva, un sufragista, es toda aquella persona partidaria del sufragio femenino, aunque el término se suele aplicar más a menudo, a todas aquellas mujeres que lucharon por conseguir el derecho al voto, a principios del siglo XX.
En 1903, Emmeline Pankhurst, fundó La Unión Social y Política de las Mujeres (WSPU), junto a sus 2 hijas:
Christabel y Sylvia, así como con otras mujeres británicas, que rápidamente fueron llamadas “suffragettes”, concepto que se utilizó como insulto, como acusación, como censura, pese a lo irreprochable de sus intenciones; y a partir de entonces, comenzó un enfrentamiento más violento, para tratar de conseguir más igualdad entre hombres y mujeres.
La WSPU, era una organización de apoyo al sufragio, formada únicamente por mujeres, dedicada a “acciones, no palabras”
El grupo se identificó como independiente, y constantemente en oposición a los partidos políticos.
La organización, llegó a ser conocida por sus confrontaciones físicas:
Sus miembros, rompían ventanas y atacaban a oficiales policiales.
Por tanto Pankhurst, sus hijas, y otras activistas de la WSPU, fueron sentenciadas repetitivamente a prisión, donde hacían huelgas de hambre para asegurar mejores condiciones.
En 1905, Christabel y Annie Kenney, fueron arrestadas por haber gritado consignas en favor del voto femenino, en oportunidad de una reunión política del Partido Liberal, y en esa oportunidad, eligieron la cárcel en lugar de pagar una multa.
Ello fue el comienzo de una serie de detenciones y encarcelaciones, lo que en líneas generales despertó simpatías y adhesiones, en relación con las “suffragettes”
Ellas, se orientaron a quebrar y ridiculizar a las instituciones que simbolizaban la supremacía masculina, y las prerrogativas exclusivas de los hombres, como por ejemplo, un terreno de golf, únicamente reservado a varones, o una iglesia, etc.
Varias huelgas de hambre, se desarrollaron en las prisiones por parte de las “suffragettes”
Frente a ello, la policía intentó obligarlas a comer, lo que no tuvo mucho efecto…
Pankhurst, quedó horrorizada por los gritos de las mujeres que estaban siendo alimentadas por sonda, durante las huelgas de hambre.
En su autobiografía escribió:
“Mientras viva, nunca podré olvidar el sufrimiento que experimenté durante esos días, cuando los gritos taladraban mis oídos”
En 1906, el periodista del Daily Mail, Charles Hands, se refirió a estas mujeres violentas, usando el término “suffragette”, en vez del comúnmente usado “sufragista”
Fue entonces cuando Pankhurst y sus aliadas, adoptaron el término como propio, y lo usaron para diferenciarse de los grupos más moderados.
Una de esas mujeres comprometidas, fue Emily Wilding Davison.
Producto de sus actos en contra de la opresión, y de la violación de los derechos de la mujer, sumado a la impotencia vivida, fue detenida y encarcelada por varios delitos, entre ellos, un ataque al parecer violento, contra un hombre al que confundió con El Ministro de Hacienda, David Lloyd George.
Las peticiones a favor de los derechos de las mujeres, y en su propia defensa eran nulas, por lo que Emily se declaró en huelga de hambre, en la prisión Strangeways, y tuvo que ser alimentada a la fuerza.
En la prisión de Holloway, como señal de protesta por las injusticias, Emily se tiró por una escalera de hierro, sufriendo daños graves en la columna vertebral.
El gobierno respondió con la oficialmente llamada “The Prisoners”, Temporary Discharge for Ill Health, Act 1913; también conocida como “Cat and Mouse Act”, que disponía que:
“Cuando una huelguista estaba demasiado débil, era entonces liberada, pero más tarde de nuevo encarcelada, una vez que su vida se encontrara fuera de peligro”
No obstante, las “suffragettes” tuvieron lo que ellas consideraron como el primer martirio, cuando en 1913, Emily Davison murió mientras intentaba detener a “Anmer”, el caballo del Rey George V, que entonces participaba en El Derby de Epsom, el día 4 de junio de 1913.
El propósito de Davison para asistir al Derby, era claro:
Que se les permita votar a las mujeres.
Pero en relación al suceso dramático, la mayoría opina, que ella estaba tratando de poner un cartel sufragista en un caballo, pero calculó mal, y fue brutalmente golpeada.
Aunque la película filmada ese día, muestra que ella iba por delante del caballo, llevando la bandera sufragista, y el caballo tenía que detenerse, pero no se detuvo, y la tiró al suelo dejándola inconsciente.
Se ha comentado mucho del tema, ya que ese mismo día, había comprado un billete de tren de retorno, y también una entrada para un baile sufragista que ese mismo día se celebraría más tarde, lo que indica que no tenía la intención de sacrificarse.
Emily Wilding Davison, falleció a causa de este suceso, 4 días después, debido a una fractura de cráneo, y lesiones internas causadas por el incidente.
El jinete que montaba el caballo, cuyo nombre era Herbert Jones, sufrió una conmoción cerebral leve en el incidente.
El funeral de Emily, atrajo a una gran multitud; y su lápida lleva el lema UPSM:
“Hechos, no palabras”
Irónicamente, el acto que finalmente le causó la muerte, pudo haber empeorado la posición de las mujeres en Gran Bretaña…
Aunque se produjo algún movimiento en El Parlamento, en lo que respecta a los derechos de la mujer, algunos historiadores sostienen, que el acto de Emily en el Derby, provocó que estuvieran más en contra al derecho de voto para las mujeres, argumentando que si una mujer muy educada, como Emily, estaba dispuesta a hacer lo que hizo, qué se podría esperar de las mujeres menos educadas.
Por lo que según la lógica utilizada en aquel momento, dedujeron que proporcionar el voto a las mujeres, provocaría el hundimiento en un caos de la sociedad británica.
Sin embargo, en 1918, El Parlamento del Reino Unido, votó la ley “Representation of the People Act 1918”, acordando el derecho de voto a las mujeres de más de 30 años, siempre que fueran propietarias de tierras; o bien, arrendatarias que tuvieran un arrendamiento anual superior a 5 libras; o bien, diplomadas de universidades británicas.
En 1928, o sea 10 años más tarde, el estatus de electora cambió, equiparando las condiciones de hombres y mujeres.
Ese mismo año, tuvo lugar el funeral de Emmeline Pankhurst, una de las fundadoras del movimiento sufragista británico; en donde Herbert Jones colocó una ofrenda floral “para hacer honor a la memoria de la señora Pankhurst, y la señorita Emily Davison”
El Reino Unido, fue así, el 8º país en el mundo, en instaurar el derecho de voto a las mujeres.
El primero en tomar esta acción, fue Nueva Zelanda en 1893, gracias a la labor de una pionera mundial, Kate Sheppard, nombre de soltera, Catherine Wilson Malcolm, nacida en 1847 en Liverpool, Inglaterra, y fallecida en 1934 en Christchurch, Nueva Zelanda.
En 1902, hizo lo propio Australia; y en 1906, le siguió Finlandia.
En 1927, Uruguay fue el primer país en América, en aprobar el sufragio femenino, el cual fue emitido por 1ª vez, el 3 de julio de 1927
En cuanto a Estados Unidos, implementó el voto femenino en 1919, y por su parte, Francia hizo otro tanto, pero en 1944, hacia el fin de La Segunda Guerra Mundial.
En Costa Rica se dio hasta 1949.
Ésta decidida lucha llevada a cabo por las “suffragettes”, redefinió totalmente la noción de ciudadanía; y la lucha por los derechos igualitarios en el mundo entero, derecho que todavía está vetado en muchos países.
“You want me to respect the law?
Then make the law respectable”
Suffragette es un drama británico del año 2015, dirigido por Sarah Gavron.
Protagonizado por Carey Mulligan, Helena Bonham Carter, Meryl Streep, Anne-Marie Duff, Brendan Gleeson, Ben Whishaw, Romola Garai, Samuel West, Geoff Bell, Natalie Press, Lee Nicholas Harris, Richard Banks, Adrian Schiller, Judit Novotnik, Morgan Watkins, entre otros.
El guión es de Abi Morgan, sobre las primeras participantes en el movimiento británico del sufragio femenino de finales del siglo XIX, y principios del siglo XX.
Como dato, los miembros del Parlamento británico, aprobaron la solicitud del equipo de filmación de Suffragette, para tener acceso al Palacio de Westminster, y rodar por 1ª vez, una película comercial.
Así es que estamos ante el retrato sobrecogedor y lúgubre de una época, lleno de angustia y frustración, infamante e hiriente, repleto de injusticias tácitas, y de insensibilidad manifiesta.
Suffragette es el contraste sangrante y amargo, entre la tradición y la novedad que cuestiona las costumbres arraigadas, entre la lucha y el conformismo, entre la rebelión y la mansedumbre; y nos escupe a la cara la vergüenza.
Con rabia, con delicadeza, con elegancia, con justicia, con verdad, con pasión.
La historia del movimiento sufragista, es un relato oscuro, que muchos se empeñan en ocultar.
Suffragette cuenta la historia de las sufragistas inglesas, en los albores de La Primera Guerra Mundial.
La mayoría de estas mujeres, no venían de clases altas, sino que eran mujeres trabajadoras, que veían cómo sus protestas pacíficas, no servían para nada…
Radicalizadas, y volviendo su lucha cada vez más violenta, estaban dispuestas a perderlo todo, en su búsqueda incansable de la igualdad:
Sus trabajos, sus casas, sus hijos, y sus vidas.
Esta es la historia de Maud Watts (Carey Mulligan), una de estas mujeres, y de su lucha por la dignidad, y la de sus compañeras.
Suffragette representa en forma exitosa, el sufrimiento y la agonía de ir en contra de las masas, y emerge a la luz lo que ocurre, cuando estas masas viven equivocadas, y cómo afecta esto en la vida de las personas.
“What are you gonna do?
Lock us all up?
We're in every home, we're half the human race, you can't stop us all”
Suffragette cuenta, tanto delante cómo detrás de las cámaras, con un equipo prácticamente femenino, y muestra a un colectivo que todos sabemos que existió, pero muy pocos de nosotros sabríamos explicar, quienes fueron estas mujeres que lucharon para que sus privilegios fueran, generaciones más tarde, los derechos de todas.
Y nos adentra en el mundo de estas mujeres, de una manera directa y honesta; no se suaviza ningún aspecto de esa lucha, y por primera vez te das cuenta, de que las “suffragettes” no salían a las calles para protestar un rato, tirarle unos huevos al Alcalde, y después volver felices a sus casas.
Ellas tenían un ideal por el que luchaban, y no temían las consecuencias que sus actos podían desencadenar.
Esta historia, tiene como protagonista a Maud Watts, una chica que lo tiene todo:
Trabajo, familia, y su vida transcurre con aparente normalidad.
No obstante, el movimiento sufragista, aparece en su vida haciéndola reaccionar, y darse cuenta de que su lugar en el mundo lo decide ella, y no un hombre.
Y es que las “suffragettes” trabajaban con la necesidad de generar un impacto en la sociedad en la que se encontraban, buscando ejercer medidas de presión en contra de las autoridades, de dar a conocer el movimiento, y sentirse visibilizadas.
Quizás con la intención de querer eliminar la máscara de ser simples mujeres educadas para ser esposas, y bien vestidas que luchan pacíficamente; por el contrario, buscaban confrontar y chocar, darse a conocer, y que iban a luchar hasta alcanzar sus objetivos.
Así Sarah Gavron nos ofrece, en este drama ambientado en un Londres de principios de siglo, una mirada intimista y comprometida, acerca de la lucha de las mujeres para la consecución del derecho a voto, así como el derecho a tener una opinión, gestionar su propio dinero, decidir cómo cuidar a sus propios hijos, y un largo listado de derechos, que hoy se entienden como fundamentales, pero que en ese momento, ni siquiera entraba en la cabeza de muchas mujeres, el optar a ellos.
Desde lo técnico, en Suffragette abundan los planos cortos, pues Gavron quiere que nos acerquemos a milímetros de las protagonistas, que entendamos lo que hacen, no desde una perspectiva moral, sino sociológica.
Cámara al hombro, uno tiene la sensación de encontrarse en medio de la agitación social del momento, y afrontar los ultrajes a los que esas mujeres se vieron expuestas durante años; y que las mujeres en general, han tenido que aguantar durante siglos, y siguen aguantando en muchos lugares del mundo.
El tono de Suffragette es duro, sincero, emocionante, y presenta un excelente grado de ambientación y sensibilidad, y un cierto equilibrio en su mirada histórica, y en sus zonas más sensibles, hasta ofrece una reflexión muy útil en la actualidad.
Uno de los puntos a destacar, es que Maud se convierte en el principal reflejo de la desigualdad de condiciones que había entre los 2 sexos.
Hay aspectos de los que ya era conocedora, como la nula independencia económica, o que la mujer era propiedad del marido, antes lo era del padre…
Sin embargo, el punto que más ha sorprendido, y a la vez horrorizado, es el de ver como la mujer no tenía, legalmente hablando, ningún derecho sobre sus hijos.
Es decir, la madre era la figura principal, ya que ella era la que los cuidaba y consolaba, pero desde el punto de vista legal, los hijos pertenecían al padre, y si éste quería darlos en adopción, la mujer no tenía ninguna voz en este asunto, ya que tenía que hacer lo que dijera el hombre, aunque ella se opusiera ante tal acción.
Por tanto, las mujeres dependían completamente de sus maridos, y sus propias opiniones no tenían valor alguno.
Sobre salen la apabullante ambientación de época, y el trabajo deslumbrante de sus protagonistas, con una Carey Mulligan que llena de autenticidad su personaje; para su completo lucimiento; y aunque la actriz ofrece una interpretación maravillosa, no me parece justo que el resto del reparto se vea eclipsado por ella, ya que los personajes de las otras actrices, mostraban unas personalidades muy interesantes y complejas, incluso más que las de la propia Maud, que valía la pena explorar.
Por tanto, Mulligan está rodeada de unas secundarias maravillosas, pero desaprovechadas:
Meryl Streep, quien en realidad interpreta a un personaje, si bien importante, es de escasa presencia en pantalla.
Y es que la historia toma como eje algunos personajes que existieron en la vida real, ejemplo de ello es Emmeline Pankhurst (Meryl Streep), quien verdaderamente fue una activista de dicho movimiento.
Otros, se encuentran basados en personajes reales, pero la historia en sí, que se presenta dentro de Maud Watts, es totalmente ficción, aunque se mezcla bien dentro de todo esta maraña de la sociedad opresora hacia el género femenino.
Helena Bonham Carter, como una ficticia Edith Ellyn, está inspirada tanto en Edith Garrud como es Edith New; siendo la cabecilla y líder del grupo a las órdenes de Emmeline Pankhurst.
Como dato, Bonham Carter es la bisnieta de Herbert Henry Asquith, quien se desempeñó como Primer Ministro del Reino Unido entre 1908 y 1916, en los mejores años del movimiento sufragista que él mismo se opuso...
Y Anne-Marie Duff como Violet Miller, también ficticia.
Por tanto, Suffragette se centra en el personaje de Maud Watts, personaje utilizado para entender el sentimiento de la mujer británica de principios de siglo, la cual viendo la precariedad de su vida, y la lucha del WSPU, decide involucrarse activamente en dicho movimiento, a pesar de los sacrificios que ello conlleve.
Pero lo cierto es que funciona como fiel reflejo de un sentimiento, y de un momento histórico, al que quizás era necesario volver, para que tomen valor premisas de la actualidad.
Cualquier mujer, lo mismo valdría para el hombre; debería de respetar más su derecho al voto y ejercerlo, sobre todo cuando supone un acto por el que muchas mujeres lucharon, e incluso perdieron la vida.
En cuanto al papel de los hombres, son crueles y sin escrúpulos, harían falta más como el marido de Edith, Hugh (Finbar Lynch), también hoy día.
Otros protagonistas masculinos, son Ben Whishaw como Sonny Watts, esposo de Maud; y Brendan Gleeson como el antagonista, Steed, un ficticio policía en contra del movimiento femenino por el voto.
Curiosamente, un grupo de mujeres, se manifestaron en Londres durante el estreno de Suffragette, en protesta a la reducción por parte del gobierno de servicios públicos para las víctimas de violencia doméstica.
El colectivo activista “Sisters Uncut”, aprovechó la alfombra roja de la película, la cual, justamente cuenta la historia de unas mujeres rebeldes, que lucharon por los derechos de las mujeres durante el siglo XX.
Las manifestantes brincaron las gradas, y se acostaron en la alfombra roja en la que caminarían las estrellas...
Muchas sostenían pancartas con mensajes como:
“Nosotras somos suffragettes” y “Las mujeres muertas ya no pueden votar”
Asimismo, lanzaron gases de colores, para llamar la atención de los asistentes.
Ante esta situación, Helena Bonham Carter comentó lo siguiente:
“Esta es la respuesta perfecta para nuestro filme.
Es exactamente lo que nuestros personajes harían”
Es de recordar, que fue por esta misma cinta, que Meryl Streep recibió fuertes críticas, luego de usar una camiseta como promoción, que decía:
“Prefiero ser una rebelde, que una esclava”
Para algunos, el mensaje resultó ofensivo hacia la comunidad afroamericana, y la historia de Estados Unidos…
Al final, uno se da cuenta de que, dado el dramatismo del hecho histórico que cuenta, Suffragette podría ser mucho más cruda de lo que ya es, pero al final, uno se da cuenta de que no es un retrato de lo que sucedió para que lo podamos ver, sino una reflexión sobre lo que sucedió, y sigue sucediendo, y nos negamos a ver.
Así las cosas, Suffragette habla de desencadenantes, de consecuencias, de cataclismos; no de éxito, ni de justicia...
Uno tiene que tener en cuenta esto cuando la vaya a ver.
Y pensar en ello cuándo termine de verla.
Quizá entonces, habrá tenido algún sentido.
“We break windows, we burn things.
Cause war's the only thing men listen to!
Cause you've beaten us and betrayed us and there's nothing left!”
Mujeres esclavas de sí mismas, de la sociedad, de los hombres, de sus maridos, de sus trabajos, de sus hijos, de su destino ineludible…
Es escalofriante y rompedor, el pensar que millones de mujeres en todo el mundo, han vivido así sus vidas y, por desgracia, siguen viviéndola.
Respecto a los hechos relatados en Suffragette, y la lucha por los derechos al voto de las mujeres, y no solo en El Reino Unido, en 1999, la revista Time nombró a Emmeline Pankhurst, como una de las 100 personas más importantes del siglo XX, afirmando:
“Ella moldeó una idea de mujeres para nuestra época; impulsó a la sociedad hacia una nueva estructura, de la cual ya no podía haber vuelta atrás”
Pero hoy en día, en muchas democracias, el derecho al voto está garantizado como un derecho de nacimiento, sin discriminación de etnia, clase o género.
Sin ningún, tipo de examen descalificador, como la no alfabetización, los ciudadanos por encima de la edad mínima requerida en un país, pueden votar con normalidad en las elecciones.
Los residentes extranjeros, pueden votar en las elecciones locales en algunos países…
Sirva Suffragette, de necesario homenaje a la dignidad y el valor de aquellas mujeres, en su mayoría de clase proletaria, indefensas, marginadas, cuando no expulsadas de sus trabajos, repudiadas por su propia familia y maridos, despojadas de sus hijos, y ridiculizadas no solo por los hombres, sino también por la mayoría de su propio género.
Y para que las nuevas generaciones no olviden sobre qué bases de dolor y sacrificio, se cimentaron los derechos que hoy nos parecen irrelevantes.
Muy recomendada para todas las mujeres, para conocer los esfuerzos y el drama de las mujeres de antaño, en que hoy tengan el derecho al voto, y por supuesto, a los hombres también, para que reconozcamos esa lucha, y no se mire con desdén al movimiento feminista, que a pesar de los años, y algunos cambios, aún se mantienen viejas costumbres.
“Never surrender.
Never give up the fight”
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