Mustang

“Onların ruhu kırılmış asla”
(Su espíritu nunca se romperá)

Decía Julio Cortázar que “la sonrisa ha roto más barreras que el llanto”
Entre la ley y la vida, existe un abismo para las mujeres turcas, el que media entre la igualdad legal y la desigualdad real.
Con la equiparación jurídica recién estrenada, ese abismo les resulta aún enorme, y se preguntan:
Cuándo desaparecerá la discriminación que sufren, y la mentalidad patriarcal que la permite; cuándo acabará la violencia familiar que padecen; cuándo se erradicarán los asesinatos por honor, o los suicidios inducidos, porque la honra familiar, se considera mancillada.
¿Cuándo?
Es la pregunta cuya respuesta tratan de agilizar las organizaciones de mujeres de un país masivamente islámico, en el que religión y laicidad, echan un pulso cotidiano.
En las calles céntricas de Ankara o Estambul, la mezcla habitual de mujeres cubiertas con el turban, o pañuelo islámico; se cruzan con otras ceñidas y escotadas.
En función de los barrios, predominan los escaparates de indumentaria moderna o de corte islámico; los cuerpos femeninos se tapan, hasta dejar ver sólo los ojos en algunos casos; o se descubren, según el cariz de la vecindad.
Mientras en el campo, donde vive el 44% de los 73 millones de habitantes, apenas se puede elegir.
En La Anatolia Profunda, que incluye el atrasado este de mayoría kurda, y en las periferias urbanas, cuajadas de inmigrantes campesinos; la vida femenina es más dura y velada, sometida al estricto dictado de los hombres de la familia; con mayor pobreza, gran conservadurismo, y un dictado aún más fuerte del “namus”, la honra familiar cuya salvaguarda recae en las mujeres.
Mancharla, y eso se consigue con ir al cine o al bazar sin permiso, llevar minifalda, mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, llega a costar la vida con un dilema previo:
¿Asesinato o suicidio?
Otros problemas femeninos en el este y el sureste de Turquía es el orden patriarcal y las violaciones de los derechos humanos que acarrea, como los matrimonios forzosos y tempranos; la violencia doméstica, y la negación de los derechos reproductivos, son a menudo, factores que contribuyen al suicidio de las mujeres y las jóvenes.
Algunos actos de violencia, implican prácticas tradicionales, como los llamados “delitos en nombre del honor”, o los matrimonios forzados, que incluyen el matrimonio a una temprana edad.
Algunas mujeres que, aparentemente, se habían suicidado, en realidad han sido asesinadas, u obligadas a matarse por familiares suyos.
Hay películas que fuerzan las revoluciones o, al menos, cuando las revoluciones estallan, se llevan el mérito de haberlas forzado.
Cuando se masacran niños, basta con enseñar a los cadáveres; pero:
¿Y cuándo se masacran sonrisas, sueños, y libertad?
“Tersine her şeyi yasaktır”
(Todo lo que podía pervertirnos está prohibido)
Mustang es un drama francés, dirigido por Deniz Gamze Ergüven, en el año 2015.
Protagonizado por Erol Afşin, İlayda Akdoğan, Doğa Doğuşlu, Elit İşcan, Ayberk Pekcan, Güneş Şensoy, Tuğba Sunguroğlu, entre otros.
El guión es de Deniz Gamze Ergüven, y Alice Winocour; hablado en turco, y es una coproducción entre Francia, Turquía, y Alemania.
Nominada al Oscar a La Mejor Película Extranjera.
Es una historia realista, conmovedora, divertida en muchas ocasiones; tierna en algunos momentos, de rabia en otros.
Pero sobre todo es una mirada sobre la familia, sobre la libertad, sobre las mujeres, y la cultura.
Un homenaje especial a los hermanos, que en los momentos en que la vida se empieza a poner difícil, siempre están ahí, mediando, intentando ayudar; pero específicamente, es un poderoso retrato de la condición actual de la mujer en el mundo.
Sobre la producción, la directora comenta:
“Me reuní con Charles Gillibert, el primer productor al que hice leer el guión de Mustang.
Por aquel entonces, él ni siquiera había fundado su propia empresa…
El proyecto se comprometió, por tanto, con otra empresa francesa.
Al cabo de 2 años en los que todo se sucedió correctamente, nos dimos cuenta, a 3 semanas de empezar a rodar, que la financiación no era en absoluto la necesaria.
Llamé entonces a Charles y, 3 días más tarde, aceptó retomar el proyecto.
Rápidamente, cambió de distribuidora en Francia, y de agencia de ventas internacionales; y consiguió financiación adicional de las televisiones francesas.
Por lo que tuvo una determinación, y una serenidad imperturbables”
Mustang representará a Francia, en la categoría de mejor película de habla no inglesa, en los Premios Oscar de 2016.
La acción tiene lugar en un pequeño pueblo, al norte de Turquía, con 5 hermanas huérfanas, de edades comprendidas entre los 12 y los 16 años:
Sonay (İlayda Akdoğan), Selma (Tuğba Sunguroğlu), Ece (Elit İşcan), Nur (Doğa Doğuşlu) y Lale (Güneş Şensoy)
Ellas pasan el verano, en un jardín paradisíaco de risas y juegos inocentes, sobre las olas del Mar Negro con sus compañeros, en el último día de colegio.
Sin embargo, la condición de la mujer en el país, no tardará en provocar rumores de inmoralidad y escándalo de las jóvenes; así que sus familiares, a través de la abuela (Nihal Koldaş) y el tío Erol (Ayberk Pekcan), deciden hacerse cargo del asunto; esto es, prepararlas y precipitarlas hacia su destino de futuras esposas; y como en muchas zonas rurales de Turquía, se empiezan a hacer bodas arregladas, sin tomar en cuenta los deseos de las muchachas.
Pero Lale, la menor de las hermanas, encabezará una lucha rebelde, en un intento de lograr la libertad, y encontrar un equilibrio entre el respeto a los valores familiares, y la búsqueda de la felicidad que involucra el pasado y el presente en la Turquía moderna.
La lucha por la libertad, se convierte en un magnífico y conmovedor pulso entre el pasado y el presente en la Turquía actual; por lo que la realizadora muestra la opresión femenina en el contexto de una Turquía arcaica, empleando recursos manidos, un guión de soluciones fáciles, y aparentes.
Mustang pretende, y probablemente consiga conectar con la fibra sensible occidental, pese a que su capacidad para señalar el machismo de La Turquía Profunda sea de una simplicidad irritante.
¿Es la envidia, la ira por lo perdido, el miedo a la libertad...?
¿Qué extraños sentimientos llevan a las sociedades, a cortar las alas a quienes quieren levantar el vuelo?
¿Por qué se defienden de enemigos imaginarios?
“Aspirar a la libertad, es el tema de Mustang”, aseguró Deniz Gamze Ergüven.
“Evin biz sol asla eşleri bir fabrika haline gelmiştir”
(La casa se ha convertido en una fábrica de esposas de la que nunca salimos)
En el primer largometraje de la turca, Deniz Gamze Ergüven, esquiva perfectamente la trampa de la queja y la dramatización a ultranza, trazando un cuadro preciso sobre la reclusión progresiva de estas jóvenes, a cargo de una sociedad de férula masculina, a la que bendicen las tradiciones.
Impulsada por un ritmo sostenido, Mustang llama la atención, sobre una directora dotada de un incontestable talento para la puesta en escena, logrando dejar que el encierro al que somete a sus protagonistas, respire gracias a los recursos naturales que lo circundan:
El mar, los bosques, la luz del verano…
El carisma de las actrices hace el resto, en una película muy prometedora, a la que pone música el australiano Warren Ellis, y que destaca por su poderoso mensaje feminista.
Con claros códigos del drama carcelario, para desdibujar esa línea entre el cine de género y el drama de denuncia social, el patriarcado y su hipócrita visión de lo decente, siempre impuesto a la mujer, nunca al hombre; aplasta sin conmiseración, la expresión de lo femenino.
Mustang, por eso, a pesar de todo, busca el vitalismo y la luz, es una película de resistencia, que nunca permitirá que las voces coercitivas, aplasten del todo la energía de las hermanas, por más que los personajes acaben limitados en sus movimientos.
Filmando cada toma con un esmerado preciosismo, la directora contrapone la belleza del paisaje turco, con la envenenada realidad de las jóvenes mujeres turcas.
Sin embargo, no se trata de un alegato oscuro y plenamente dramático del patriarcado ancestral, se da al espectador, una luz a la que agarrarse.
Una luz que llega en la película, de la mano de ciudadanos corrientes, que ayudan a las chicas en su aletargado camino hacia la liberación.
Gamze, desarrolla el film con un pulso soberbio, son 97 minutos que transcurren volando, debido al buen desarrollo de la trama, con un manejo excelso del lenguaje cinematográfico, vende la idea de lo unidas que son estas hermanas, que más que 5, son una sola, situación que ejemplifica en un par de secuencias, donde están acostadas juntas, jugando entre ellas.
La cineasta, elige contar esta historia a través de la mirada, y la voz “en off” de la más joven de las hermanas, la rebelde e irreverente Lale, e inyecta en su película, un humor salvador, un dinamismo reivindicativo, y un optimismo solar, que sirven de contrapeso, frente a los aspectos más sombríos del relato.
Todo ello aparece empaquetado por un desarrollo de guión lleno de ritmo, y discretamente inspirado en la estructura clásica de los cuentos, en que la heroína debe pasar una serie de pruebas, para conseguir liberarse.
Así, tras la denuncia del vecindario por su comportamiento inocente pero percibido como escandaloso, las 5 hermanas ven, cómo su día a día se transforma radicalmente:
Desde cursos de cocina, hasta las tareas del hogar; pasando por pequeñas salidas al pueblo, organizadas por la abuela, para exhibir a sus pequeñas, y llamar la atención de hombres que puedan casarse con ellas.
El nuevo programa de actividades, incluye, además, “test de virginidad” y encuentros rápidos entre familias, totalmente orquestados, para determinar si hay éxito en la unión, como con la mayor; o fracaso con la 3ª de las hermanas.
Parece ya lejos, el tiempo en que Lale había convencido a sus hermanas de escaparse, para colarse en un momento de felicidad frenética, en un partido de fútbol, cuyo acceso estaba reservado a las animadoras.
Y como castigo, se instalan barrotes en las ventanas, y el círculo se cierra en torno a Ece, que acaba por suicidarse...
El turno de Nur se acerca, cuando la indomable Lale decide tomar cartas en el asunto.
La historia, está narrada desde el punto de vista de la pequeña Lale, que verá como sus hermanas van “cayendo” una a una.
A su vez, sigue siendo la única que, en cierta manera, no logra entender muy bien que sucede, porque el cambio que las demás, su sexualidad, y la sensualidad que desprenden, parecen llegarle por sorpresa.
Su confidente, es la hermana que la precede inmediatamente, una chica de apenas 13 años.
Esta unión, será la última en ponerse a prueba, y tratar de ser destruida por una abuela, que no alberga maldad alguna, incluso las cubre en alguna ocasión...
No podemos decir lo mismo de un tío, que pasa por ser el cliché de macho de toda la vida.
Cliché que desgraciadamente campa a sus aires en la Turquía del actual presidente.
Sólo una vez, hace acto de presencia ese Presidente, que intenta llevar a Turquía de regreso a la tradición, y a la religión más acérrima; y es cuando durante la comida, la familia ve las noticias, donde El Presidente hace uno de sus discursos más recordados por las jóvenes turcas; aquél donde dijo textualmente que, “una mujer honrada no ríe”
Y es que cada hermana es un mundo, y su casamiento, también.
Así, mientras la mayor logra casarse con alguien de su agrado; la siguiente se ve abocada a lo que todas luces será un matrimonio infeliz, y amargado.
Resulta casi divertida esa escena, donde debe ir al hospital, porque en la noche de bodas no ha sangrado, para “humillación” de todos.
El médico constata lo que ella grita todo el tiempo, no es que no fuera virgen, es que su marido no tenía ni idea de lo que tenía que hacer.
La mayor fue precavida, y hacía lo que se solía hacer en los años 50, sexo por detrás, en que las jóvenes estaban abogadas a realizar sexo anal, si no querían tener problemas luego, a la hora de casarse.
La última media hora cambia de registro, y nos muestra un “thriller” con las 2 más pequeñas como protagonistas.
Sólo quedan ellas, pero no están dispuestas a ir tranquilamente como corderitos al matadero.
Precisamente, son las más inocentes, las que enseñan los dientes.
El grupo de hermanas huérfanas de Mustang, tiene que hacer frente a la moral castradora y asfixiante, encarnada por una abuela de educación tradicional, y un tío conservador, que encarnan la peor de las acepciones posibles de lo que significa la autoridad; y es que la continuidad de la tradición, llega a extremos patológicos.
Los deseos de libertad de sus protagonistas, se enfrentan a la rigidez mental de las generaciones anteriores, como pueden, y cómo sus diferentes personalidades se lo permiten.
Para la directora Deniz Gamze Ergüven:
“Tenía muchas ganas de relatar en qué consiste ser una mujer, una hija, en Turquía:
Esa especie de filtro permanente que comienza muy temprano.
La primera secuencia, cuando las niñas juegan en el mar, montándose encima de los chicos, es algo que yo viví, y por lo que me mortificaron sin parar, si bien, las reacciones de mis personajes responden más a cierta rebeldía.
El proyecto nació de la voluntad de poner de manifiesto todas las cosas que habría querido hacer y decir, otorgando a mis personajes, el coraje que nunca tuve”
Y es que en algunas zonas rurales de Turquía, donde la sociedad es fuertemente patriarcal, los hombres, especialmente de entornos educativos más pobres, esperan que las mujeres jóvenes se queden “intactas” hasta su matrimonio.
Tales hombres creen, que sólo manteniendo la virginidad de una joven intacta, una familia puede mantener el honor de la familia, y la dignidad.
Por tanto, la pérdida de la virginidad, significa la pérdida de la dignidad de la familia.
En algunas zonas no rurales de Turquía, la virginidad y el código de vestimenta conservador, no es una condición previa para el matrimonio, donde la gente suele divorciarse y volverse a casar.
Pero en las zonas rurales, las familias influyen mucho al decidir con qué persona han de casarse los jóvenes; a diferencia de las zonas urbanas, donde la elección por lo general, es de la pareja.
Es ilegal el matrimonio antes de los 15 años para las mujeres, y de los 17 para los hombres.
En las ciudades, muchos se casan al terminar los estudios, y haber cumplido el servicio militar.
La edad media para casarse, es de 22 años para las mujeres, y de 25 para los hombres.
Las bodas tradicionales, se celebran cada vez menos…
Los últimos 3 días, comienzan con “la tarde de la henna”, llamada “kina gecesi”, donde sólo participan las mujeres, que decoran las manos y los dedos de la novia con hojas secas de henna, y cantan y bailan.
El segundo día, los padres de los novios, ofrecen comida y cena a los invitados.
El tercer día, la novia es conducida a la casa del novio, tras realizar unos bailes tradicionales.
Si bien eso se nota en Mustang, tampoco criminaliza a toda la sociedad, pues, como se puede ver con el joven que enseña a conducir a Lale, hay gente dispuesta a ayudarlas, sin importarle nada si está cometiendo algo inmoral.
La estructura familiar y social, compromete el estado natural de las chicas, pervirtiéndolas en su sinrazón.
Cada una ha de establecer, en función de su personalidad, bien dibujada, una evolución muy bien construida, de modo que puedan ir salvando, casi a modo de supervivientes, el proceso que las lleva a una vida sometida.
No se trata de una sociedad dominada solo por hombres, sino que las mujeres participan de la misma, siendo parte de esa opresión, de manera generacional, es decir, aprendida, que constriñe cualquier esperanza de libertad.
La máquina cada vez más opresora, va cerrando las posibilidades, construyendo muros más altos, cerrando con ventanas las rejas, o anulando las risas, hasta llevar a las protagonistas, a salidas innecesariamente arriesgadas, como el suicidio.
Mustang llama a las armas metafóricas, para luchar por la libertad de las mujeres, llama a la revolución; una revolución a la que los hombres también están llamados.
La maldad y la bondad, traspasan los géneros; por ello, Mustang muestra un machismo aplicado por todos, y nos cuenta que de la misma forma será eliminado, sin importar sexo.
Sobre el título, la directora dijo que la imagen de un “Mustang”, es una metáfora que asocia la belleza, la libertad, la fuga, y lo indómito.
Además agrega, que hay más metáforas:
“El tío, es una especie de minotauro con su Dédalo; las hijas, como una hidra, como un cuerpo de 5 cabezas, con temperamentos muy dispares que me permitían contar como, a través de un caleidoscopio, los 5 destinos posibles para una misma mujer.
Para los decorados, encontramos un lugar ideal, con una naturaleza inquietante, una arquitectura particular, con grandes mansiones que recordaban a las de los cuentos de hadas y tradiciones locales, como las de enterrar a los muertos en los jardines, así como con una dimensión un tanto fantástica”
Mustang es un cuento.
La Cenicienta contaba la historia de una pobre muchacha aislada de la realidad, debido a la fuerte represión de su malvada madrastra, y sus endemoniadas hermanastras.
Pero no todo era malvado en el mundo mágico de Cenicienta, porque la pobre niña tenía la ayuda de su amable hada madrina, y de los ratones y demás enseres de la casa.
En Mustang, la madrastra y las hermanas, son la sociedad; y el hada madrina, la propia voluntad de libertad.
La protagonista de Mustang es una niña, que aun siendo muy niña, ve el futuro ante sus ojos.
Y no le gusta…
No lo entiende; y no lo acepta.
¿Cómo no identificarse?
¿Cómo no quererla?
¿Cómo no admirar el valor, la rebeldía, cuando todos hemos querido alguna vez, ser lluvia al otro lado del cristal?
Lale, la más pequeña de las hermanas, pero también el espíritu más independiente de las 5, nos hará de guía ante este nuevo mundo.
Aunque sea la más pequeña, Lale está lejos de la inocencia, ve lo que el resto no ve, y ella no es solo los ojos del espectador, sino el espíritu crítico.
No necesita grandes discursos o grandes ideas, es de frases cortas y directas, que el espectador no capta en el momento, pero le hacen mella.
No solo eso, cada mirada, cada gesto, cada movimiento de ella, y de “su visión y perspectiva” nos vincula a ella, nos enseña.
Con Lale, conocemos a sus hermanas, al resto de la familia, a su pueblo, a Turquía.
Esa Turquía que quiere ser cosmopolita e independiente, como nuestras 5 protagonistas, pero que tiene que luchar contra la tradición, y la falsa moralidad.
Como no podía ser de otro modo, es la más pequeña y astuta de todas, la que consigue abrirse camino, con una rebeldía ferozmente bella, arremete contra las enredadas tradiciones con la fuerza del exilio.
Otro punto a destacar, son las otras hermanas como grupo, me imagino un esmerado trabajo para lograr la compenetración total de estas chicas, la historia se vuelve totalmente creíble, gracias a dichas interpretaciones, no se duda en ningún momento de lo que se está viendo:
En los momentos alegres, se disfrutan con ellas; en los tensos se sufre, y en los desgarradores, queda un vacío terrible.
La relación entre las hermanas, es plenamente emocionante, dejan entrever el amor que se profesan en cada plano, en cada juego, y en cada gesto.
La elección de los personajes, lejos de querer responder a una representación de la sociedad, se hace fácil al conseguir que empaticemos con las jóvenes y guapas actrices, al tiempo que sentimos el desprecio por el entorno familiar que las rodea; desprecio y en cierta manera, apoyo y comprensión.
El mantenimiento de una personalidad en cada personaje, al tiempo de permitir un crecimiento de los mismos, hace que sea ese el mejor logro, dado que se aprecia hasta en los personajes secundarios.
Una gran opción para saber apreciar los derechos y libertades conseguidos en algunos países, y solo para algunas personas; hace de Mustang un filme muy social.
El mejor aspecto, es el examen de la opresión de las mujeres.
Obviamente, esto incluye las hermanas que son los culpables de todo lo relacionado con la sexualidad.
Se les dice a través de programas de televisión, y así sucesivamente, que deben proteger su castidad, y que deben hacerlo, y tienen que hacerlo.
Es algo que siempre tienen que hacer, o sentir la culpa.
Por otro lado, a los chicos locales, nunca se les castiga, a pesar de que están hechizados por el otro sexo también.
Comparten los mismos deseos, pero se espera más de las chicas, que están sometidas a normas y castigos superiores, si se transgreden las reglas.
El análisis, se extiende también a las madres y tías también, por adoctrinamiento.
Aquí es donde las cosas se ponen aún más interesantes.
Aunque lo primero que vemos, es a la madrastra castigar a las niñas, pronto nos enteramos, de que esta es la última cosa que quiere hacer.
Pronto nos encontramos, con que las mujeres hacen grandes esfuerzos por cubrir a las niñas.
En un momento, las chicas se cuelan a ver un partido de fútbol, que la familia también está mirando en casa.
Una de las mujeres, las ve en la televisión y, poco después, la madrastra rompe los fusibles, y destruye una parte crucial del suministro de electricidad a todo el pueblo...
Todo para que el padrastro no se diera cuenta, que las chicas estaban en la televisión.
Esta escena gusta por divertida, pero también hay un trasfondo de profunda tristeza.
Las mujeres, quieren hacer lo correcto por las chicas, pero son incapaces de hacerlo bajo el yugo de los hombres en sus vidas, y “el orden natural de las cosas”
Algunos acusan a la directora de “orientalista”, es decir por juzgar la mirada occidental.
Pero sería mejor, si hubieran trabajado más en la vida y los detalles de las zonas rurales, donde se produce la historia, para tener conocimiento de las costumbres locales, esto para quienes las desconocen.
También, se le puede achacar el elevado número de hermanas protagonistas, pues a muchas de ellas, no se retratan en lo absoluto.
Precisamente, uno de los puntos que la crítica celebra, me parece un gran error, y es que el peso de la narración, recae sobre una de las chicas, la más joven, como de costumbre; y el resto casi que no tocan pantalla, salvo en momentos puntuales.
De repente, iban a resolver la situación de una de ellas, se las quitaban de encima gradualmente por deber; y uno se quedaba en ascuas.
Resulta que le dan más importancia a la conclusión de sus historias individuales, frente a su desarrollo, pues es lo más impactante.
Vamos, que están tratadas como grupo, pero a la hora de identificar a cada una por separado, Mustang no se esfuerza nada.
En la primera mitad, se llevaba bien; pero en la segunda, cuando empiezan a separarse, y finiquitar los caminos de todas, es bastante alarmante.
El tío, sale bastantes veces en pantalla, y lo único que podemos ver, es a un hombre opresor y agresivo, rozando el perfil de tirano.
¿Por qué?
¿Es que todos los hombres turcos, son así por naturaleza?
No explican nada, sólo lo necesitan como figura de tirano, para el desarrollo de una historia emotiva, y listo.
Lo dicho, no puede ser más plano su papel.
Y eso que hay una escena de violación velada… que no se dice ni habla en el transcurrir de la historia.
Lo mismo para su abuela sufridora, y el misterioso taxista que de la nada resultó ser “un buen samaritano”
Sin embargo, no todo en Mustang es malo.
Uno de los puntos buenos, es la química que hay entre el grupo de jóvenes, primeros planos bien conseguidos, lenguaje no verbal y, bueno, como película de denuncia funciona, lo que hay opciones mejores en documentales que adoptan una postura más realista, y menos maniqueísta y estereotipada.
La directora, también hace un muy buen trabajo de no señalar con el dedo hacia el Islam, la principal religión en Turquía.
Lo que se cuestiona en Mustang, no es tanto acerca de la religión, es el conservadurismo como un concepto que está en tela de juicio.
Hay poca mención del Islam, porque no estamos tratando con el Islam aquí, pero con una sociedad agrícola tradicional, donde la familia es sagrada, y las niñas son el mejor poder que una familia tiene de mejorar su situación en la sociedad, al casarse con una dote importante, con un hombre que proviene de una familia importante, y que tiene un mismo lugar importante…
Casarse con las chicas, es más que mejorar la situación de la familia.
Esto ha sido una característica de todas las sociedades agrícolas en Occidente, y que causó el desarrollo de un conflicto, si no los disturbios, cuando empezó La Revolución Industrial, y Turquía como parte de ese Oeste, está pasando por esa misma fase en el desarrollo social.
La opresión de las mujeres, sin embargo, existe en casi todas las culturas, a cierto grado debido a que casi todos los países del mundo, están hechos a base de una sociedad patriarcal, por eso, el mundo está gobernado por los hombres.
En definitiva, Deniz Gamze Ergüven, no erige Mustang, para explorar lo prohibido, sino para denunciar la violencia sobre el cuerpo, cuando se instaura en ley, y la estupidez e inutilidad de esta, ya que como mecanismo de autoridad, cuando se marca como imposición, siempre estará destinada a rebasarse.
Mustang se centra en la importancia de los lazos fraternales; porque la familia, a pesar de todo, es la que nos explica que se ha agotado el tiempo de esplendor, como célula principal de organización social.
Mustang siguen manteniendo en boga, la difícil convivencia con nuestras tradiciones y costumbres, como si fuese un cadáver ambulante, que en su agonía se expresa con furia, y con implacable ferocidad irracional.
“Zamanla her zaman olur, kocanla aşık”
(Con el tiempo se enamorarán de sus maridos, siempre pasa)
En Turquía, donde la política está salpicada por el debate entre religión y laicismo, las feministas suelen defender, que la discriminación femenina se debe al sistema patriarcal, y no al islam, pero también hay quien defiende lo contrario.
La mayoría de los turcos, son de la rama suní, más conservadora, pero los alevíes, más abiertos, suponen 1/5 parte de la población.
En un país donde las mujeres empiezan a decir basta, sobre todo a través de organizaciones sociales, también las islámicas conservadoras, se suman a la corriente.
En principio, agrupadas para luchar por su derecho a ir cubiertas, portar el turban les impide acceder a las universidades, o al empleo público; se sienten doblemente discriminadas como mujeres y como musulmanas.
En Turquía, la lucha entre laicos y religiosos, también se libra en la cabeza de las mujeres.
Mientras Europa vigila... y no interviene.
Estos problemas, son el exponente de una desigualdad que se arrastra desde la cuna o el pupitre.
Ser hombre o mujer, marca la vida:
Ellas, bajo la tutela de ellos, y a ser posible en el hogar.
El 19% de las mujeres mayores de 15 años, son analfabetas; frente al 4% de los hombres, según La ONU.
Peores son aún los indicadores en educación y empleo:
Se calcula que sólo 1 de cada 4 trabajadores, es mujer, y la mitad de ellas, faenan sin sueldo en el campo.
La organización Amnistía Internacional, ha manifestado:
“El gobierno turco, tiene el deber de proteger a las mujeres frente a la violencia ejercida no sólo por funcionarios públicos, sino también por individuos particulares y grupos.
En virtud de la legislación internacional sobre derechos humanos, el gobierno debe garantizar el derecho de las mujeres a la igualdad, la vida, la libertad, y la seguridad, así como a no ser discriminadas ni sometidas a tortura, y a trato cruel, inhumano y degradante”
El cine occidental, debe tomar buena nota de esta producción franco-turca, y empezar a tratar temas verdaderamente importantes, y denunciar la situación de todas las “Cenicientas” del mundo; porque la situación de Mustang es global.

“Bu elbiseleri renkli raporlar bok giymek zorunda olduğunu biz”
(Somos nosotras las que tienen que llevar vestidos informes del color de la mierda)



Comentarios

Entradas populares