ذيب (Theeb)
“القوي يأكل الضعيف”
(El fuerte se come al débil)
Durante La Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña se aprovechó del nacionalismo árabe, y después de prometer la creación de un Estado Árabe Independiente, que abarcaría a Arabia y las actuales Siria, Líbano, Israel, Jordania, e Irak; promovió La Rebelión Árabe.
De esta manera, las tropas árabes, apoyadas por oficiales británicos como Lawrence de Arabia, lograron derrotar a los turcos y alemanes en El Medio Oriente, y el ferrocarril de Hiyaz sufrió acciones de sabotaje, especialmente en Jordania.
La caída del puerto jordano de Aqaba, en manos árabes en 1917, condenó a las fuerzas turcas, aunque la guerra no acabaría hasta septiembre de 1918.
Un elemento de no poca importancia en los enfrentamientos políticos de la región, era la construcción de una vía férrea que, con la excusa de facilitar la peregrinación a La Meca, iba a servir en realidad, para la movilización rápida de tropas otomanas, así como ejercer un control más directo de la burocracia de Estambul sobre los territorios árabes.
Se trataba del Ferrocarril del Hiyaz, que conectaba Damasco y Medina, y era visto por los nacionalistas árabes, como una amenazadora herramienta de penetración y control imperiales.
Así pues, al estallar La Primera Guerra Mundial, el sultán otomano, Mehmed V, en su calidad de Califa o Cabeza del Islam, llamó a sus súbditos musulmanes al yihad contra los aliados:
Francia, Gran Bretaña y Rusia.
Este intento, habitual por otra parte, de manipular los sentimientos religiosos de los musulmanes, en favor de los intereses de Las Potencias Centrales, encontró resistencia en muchos árabes, que por el contrario, vieron en el estallido del conflicto mundial, una oportunidad de deshacerse de la tutela otomana.
Bajo este marco histórico, sobrevivir como cada quien pueda, pareciera ser la única posibilidad entre los débiles; y peor aún, sobrevivir en un paisaje especialmente inhóspito y peligroso, donde “las bestias por la noche acechan”
“هو الذي يسبح في البحر الأحمر لا يمكن أن نعرف عمق الحقيقي.”
(El que nada en El Mar Rojo no puede conocer su verdadera profundidad.)
ذيب (Theeb) es un drama jordano, del año 2014, dirigido por Naji Abu Nowar.
Protagonizado por Jacir Eid Al-Hwietat, Hussein Salameh Al-Sweilhiyeen, Hassan Mutlang Al-Maraiyeh, Jack Fox, entre otros.
El guión es de Naji Abu Nowar y Bassel Ghandour; coproducido entre Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Jordania, y El Reino Unido.
El director, Naji Abu Nowar, fue una vez al desierto, Badya jordano sur, y se inspiró en la cultura beduina.
Él trajo la idea de la película, a su amigo Bassel Ghandour, después de haber comenzado a escribir el guión, donde pasaron todo un año en el desierto, para aprender el estilo de vida y la cultura beduina.
Inicialmente, los escritores habían planeado tener personajes mujeres involucradas en la historia; sin embargo, esto se vio obstaculizado, por el hecho de que habían preferido utilizar actores no profesionales; al no encontrar a ninguna mujer perteneciente a la comunidad beduina, dispuesta a actuar en una película.
A su juicio, lo podrían haber hecho con las actrices profesionales, pero que no sabían el dialecto beduino, por lo que la película habría perdido parte de su autenticidad.
ذيب (Theeb), concebido casi como un western clásico, pero en Medio Oriente, en una suerte de zona liberada, donde no existen los caballos, pero si los camellos, los personajes resisten no solo la presencia avasalladora del Imperio Británico, sino también la del Imperio Otomano.
Entre tales fuerzas, a veces a su servicio, y otras en su contra, resistiendo o devorándose entre sí, los personajes buscarán la supervivencia, a cualquier precio, sin saber con certeza, dónde y cuándo vendrá el próximo tiro de gracia.
ذيب (Theeb), es una historia de transformación y de crecimiento, del paso de la niñez y la inocencia, a la obligada adultez por circunstancias extremas.
Es el viaje de un niño, que no regresará siendo el que antes fue...
Por otro lado, es una ventana a la riqueza de una tradición y cultura distintas, en circunstancias fuertes y desgarradoras, lo que provoca una vez más, el cuestionamiento sobre la supuesta “civilización humana”, y su devastador paso por la historia.
ذيب (Theeb) fue seleccionada, como la entrada de Jordania, para El Premio Oscar a la mejor película de habla no inglesa, en una corta lista de 9 películas, nominadas en diciembre de 2015.
La historia de Theeb, palabra árabe que significa “lobo”, nos traslada a la polvorienta Arabia de 1916.
Una época convulsa para la historia la humanidad en general, y la de Europa en particular, al tener lugar La Primera Guerra Mundial, conocida también como:
La Gran Guerra.
Allí, Theeb (Jacir Eid Al-Hwietat) vive con su tribu beduina, en un rincón olvidado del Imperio Otomano.
Después de haber perdido recientemente a su padre, Hussein (Hussein Salameh Al-Sweilhiyeen) debe criar a su hermano, Theeb.
Pero sus vidas son interrumpidas con la llegada de un Oficial del ejército británico (Jack Fox), y su guía (Marji Audeh), en cumplimiento de una misión misteriosa.
El Oficial, llama rápidamente la atención del pequeño Theeb, por su pelo rubio y unos ojos azules, que nunca había visto antes, así por la misteriosa caja que porta, y a la que nadie deja tocar...
Incapaz de negar su ayuda al británico, por temor a deshonrar la reputación de su difunto padre, Hussein se compromete a acompañarles a su destino:
Un pozo de agua, en la antigua ruta de peregrinación a La Meca.
Temeroso de perder a su hermano, Theeb persigue a Hussein, y se embarca en un peligroso viaje a través del desierto de Arabia que, desde el estallido de La Primera Guerra Mundial, se ha convertido en el coto de caza de mercenarios otomanos, revolucionarios árabes, y asaltantes beduinos marginados.
Por lo que deberán esquivar a los mercenarios otomanos, y demás violentos asaltantes, que infestan una tierra a la que la incipiente construcción de las líneas de ferrocarril ha traído, junto a los primeros síntomas de “progreso”, el principio del fin de un modo de vida milenario, que pronto disminuirá los tradicionales viajes en camello.
En su empeño en seguir a su hermano, el pequeño Theeb se embarca en una odisea, tan dramática como peligrosa, en la que pasará de niño a hombre, forzado por los golpes del destino.
ذيب (Theeb) es una historia de supervivencia y hermandad, las palabras con las que inician, permiten entrever lo que sucederá.
Al igual que lo lobos, aprovecha al mejor postor para su supervivencia, pero no olvida y lo encierra la traición, ese ritual de paso, que aunque obligado, lo llevan a dejar la inocencia y el miedo.
Una pequeña gran historia, sobre el poder devastador del progreso, desarrollada en tiempos de guerra, y protagonizada por personas que, si bien no están directamente involucradas en ella, sí acaban salpicadas por los intereses que la rodean.
“أنا أكبرهم وهذا هو حسين وذيب”
(Soy el mayor, y ellos son Hussein y Theeb)
El director, buscó retratar de manera realista, la forma de vida, y la cotidianeidad de los grupos de beduinos, por lo que Naji decidió irse por un tiempo a convivir con la última tribu de nómadas que vivía bajo tales condiciones, siendo los postreros en asentarse definitivamente.
Y estuvo entre ellos un año, de los 4 que le tomó poder sacar a la luz su proyecto, debido al bajo presupuesto, y la dificultad de su realización.
Asimismo, decidió que los actores debían de ser estos mismos, para que la cinta fuera lo más natural posible, a pesar de que todos ellos no habían visto nunca una cámara, ni sabían siquiera lo que era una película.
ذيب (Theeb) podría definirse como una historia simple, en la cual, un niño deja su infancia para convertirse en hombre.
Sin embargo, va mucho más allá...
Por momentos, con un ritmo más lento y pausado, centrándose en la belleza y desolación del paisaje del desierto; y con otros instantes de mucha tensión, logra captar la profundidad de ese viaje en el que se embarca el pequeño junto a su hermano, y al soldado británico, como también los desafíos y obstáculos por los cuales debe atravesar del mundo adulto, y la soledad.
La trama es el retrato de una tribu de beduinos nómadas, sucede en el desierto jordano, hacia principios del siglo XX, presumiblemente durante La Primera Guerra Mundial, aunque la intención fue, no especificar una fecha exacta por 2 razones:
Una, porque los beduinos no cuentan el tiempo a la manera occidental, ni le dan relevancia a las fechas.
Y la segunda razón, es porque la historia que se quiere contar, está vivida desde el punto de vista de un niño, que desconoce calendarios y contextos políticos o sociales.
Para él, lo que sucede en su entorno cercano, es la única forma de vida que concibe, es su lugar seguro y feliz.
Los hábitos y costumbres de su tribu, son lo que dan vuelta al reloj de sus días, incluso sus horas.
La hermandad, los lazos entre los integrantes de su comunidad, son el motor que lo impulsa a crecer.
El ejemplo y la paciencia de su hermano, junto con las enseñanzas de la figura modelo de su padre, son su objetivo y aliciente para desear su evolución hacia un beduino ideal, digno integrante de su tribu.
La cotidianidad del día a día de sus protagonistas, dentro de una civilización que no conoce el paso del tiempo, y se dedica a subsistir en el interior de una burbuja a la que no parece afectar los cambios sociales y políticos que acontecen en el resto del mundo; que sin embargo, por más aislados que se encuentren, la realidad del mundo exterior los alcanza.
Y es su compromiso y su precepto de hospitalidad, lo que lo lleva a adentrarse en el desierto, para seguir a su hermano, quien debe guiar a un oficial británico en un peligroso viaje, del que desconoce el destino, y las dificultades a las que tendrá que enfrentarse.
Con un marcado carácter antropológico, que muestra los códigos de honor y lealtad a los suyos, de estos nómadas, la acción comienza a aparecer desde el momento en que los personajes se embarcan en un viaje fuera de su zona de confort; allá donde el futuro está empezando a amenazarles con la llegada de ese ferrocarril al que llaman “Burro de Hierro”, y que representa el avance del Imperialismo Británico en su mundo.
Es entonces, cuando el intimismo de las escenas que muestran las interrelaciones entre sus distintas criaturas, se mezclan en una historia de supervivencia a cualquier precio, en la que Theeb debe poner en práctica, todas las lecciones de vida, aprendidas bajo la tutela de Hussein.
Así, el paisaje y el contexto, juegan un rol muy importante, incluso convirtiéndose en un personaje más:
La sequedad y soledad del desierto, o la reciente instauración de un ferrocarril en medio del Imperio Otomano, son influencias que llevarán al resto de los protagonistas, a realizar diversas acciones:
Luchar contra estos obstáculos, y defenderse de los mismos.
ذيب (Theeb) es una película de aventuras en el sentido más puro del término, sin ñoñeces, sin diálogos de relleno, sin planificaciones escénicas espectaculares, y sin subtramas que despisten al personal.
Aquí sólo importa la pugna que se establece entre un niño y el desierto hostil en el que intenta sobrevivir.
La travesía, resultará en la precoz maduración de Theeb, dentro una cultura donde el honor de un hombre, determinará su inclusión o expulsión de la comunidad.
El nombre Theeb significa “Lobo”, y es como llaman a su padre y, por consiguiente, el muchacho hereda dicha denominación.
“Las garras, el instinto y la destreza”, de la mano con las habilidades que le son enseñadas desde muy pequeño, le serán necesarias para sobrevivir los peligros del desierto, las caravanas de bandidos desatados tras la llegada del “Burro de Hierro” que vino a alterar su estabilidad.
Parece poco, pero el impacto es considerable.
Y no sólo sorprende por su impecable atmósfera, la orografía de sus escenarios, convierte la historia en un “western” rocoso y exótico; sino por su inteligente acercamiento a los instintos humanos:
El hombre, su capacidad de resistencia, y su habilidad a la hora de hacer daño a propios, y a ajenos
ذيب (Theeb) es el viaje de un niño que jamás regresará, llegará siendo otro, si es que llega de su viaje por ese desgarrador paso de la humanidad, ese paso por la historia, ante la amenaza del terror.
De lo técnico, la estética fotográfica es bellísima, se saca provecho de los tonos cálidos, y del extenso paisaje que brinda el árido y desolado desierto, rebosado de dunas de arena dorada, en un vasto territorio que acentúa aún más, la pequeñez de los viajeros ante la enormidad del cuadro.
La iluminación natural es muy intensa, ya que el mismo escenario funciona como un enorme reflector de luz.
Sin embargo, las noches oscuras, apenas cuentan con el brillo de La Luna y de la iluminación de una fogata, alrededor de la que se acostumbra cantar buenos augurios, como una forma de poesía, algo sumamente arraigado en su tradición.
Ese contraste entre día y noche, es una metáfora de la situación por la que pasa el protagonista, en la que se sacude su segura y tranquila vida, con los cambios en los que de pronto se ve inmerso, con la llegada del Oficial.
Así, Naji Abu Nowar, compone una odisea en la que las emociones y el temple, son probados por parte de los personajes.
No conocemos por completo su historia, la de los hombres, que prácticamente no existen mujeres; son misteriosos, y contienen al máximo sus expresiones.
Y sobrevivir, es el principal motivo de despertar a un nuevo día.
En ذيب (Theeb), todo es calmo y precisión de la espera puede ayudar a vivir unos días más, pues la amenaza es latente...
Del reparto, ذيب (Theeb) está protagonizada por actores no profesionales, pertenecientes a una de las últimas tribus nómades de Jordania, un logro notable para un pequeño equipo, trabajando con un presupuesto acotado.
De hecho, Jack Fox, interpretando al Oficial Británico, fue el único actor profesional involucrado, pues los beduinos nunca habían participado en ningún tipo de actuación.
Los jóvenes que hacen de hermanos, Hussein Salameh Al-Sweilhiyeen, es primo del protagonista, Jacir Eid Al-Hwietat, en la vida real.
El pequeño protagonista, en su primera aparición en cuadro, denotó tal expresividad, a pesar de su timidez, que el director se convenció de inmediato, de que su rostro daría en pantalla, la ternura y a la vez la profundidad y fuerza necesarias para su papel, por lo que no requirió probar a nadie más.
Comenta que fue un afortunado hallazgo, un verdadero acierto, ya que el chico lo hace estupendamente.
Transmite con claridad las emociones que dominan su espíritu, de acuerdo a lo que está viviendo; por lo que el ímpetu por seguir los pasos del hermano, su movimiento ágil y rápido, su curiosidad ante los desconocidos objetos que el extranjero lleva consigo, su habilidad e inteligencia, además de una desgarradora lucha por su supervivencia, hacen conmover al espectador.
Y es que Theeb es un niño inocente:
Nunca ha visto a una mujer, no conoce el mar, mucho menos entiende de las motivaciones que llevan a los hermanos a matarse entre sí... ni hablar de otros humanos con piel clara, cabellos claros, y ojos de otro color a los suyos.
Aun así, las circunstancias le harán sacar “el lobo que lleva dentro”, para salir vivo de su particular contienda, enfrentándose a la dureza del inhóspito entorno, y a personas sin escrúpulos, que le han tocado donde más le duele.
Especialmente notable, resulta su duelo interpretativo con el mercenario antagonista, que le enseña la cara más cruel del ser humano, y la lección de que “el animal más fuerte, siempre se comerá al débil”
Tanto la historia como la mayoría de las escenas, se centran en el niño, como también su mirada y perspectiva de la vida.
Esto se observa sobre todo, con la llegada del británico, y las diferencias culturales que se presentan entre ambos personajes, pero también, a medida que la trama avanza, y debe enfrentarse a difíciles decisiones:
La supervivencia, el miedo, la lealtad, el coraje, son algunos de los factores que aparecerán en la nueva vida de Theeb, y que lo cambiará para siempre.
“لقد تركنا المنزل”
(Has abandonado el hogar)
¿Qué pudo pasar a los personajes de ذيب (Theeb)?
Al finalizar La Gran Guerra, según lo acordado, El Imperio Otomano fue desmembrado, pero los secretos Acuerdos Sykes-Picot vieron la luz:
Significaban la repartición del Medio Oriente entre Gran Bretaña y Francia, traicionándose La Causa Árabe.
Gran Bretaña, recibió de La Sociedad de Las Naciones, el mandato sobre gran parte del Medio Oriente, incluyendo el territorio que ahora comprende a Israel, Jordania, y Palestina.
Ante la necesidad de comunicar Irak con Palestina, ambas bajo mando británico, se definió la forma actual del estado jordano.
Jordania, en árabe الأردنّ, oficialmente, Reino Hachemita de Jordania, en árabe:
المملكة الأردنّيّة الهاشميّة, llamado “Transjordania” o “Más Allá del Jordán” hasta 1950; es un país de Asia, ubicado en la región de Oriente Medio.
El reino se creó, a raíz de la división de la región, llevada a cabo por Francia y Reino Unido tras La Primera Guerra Mundial.
En 1946, Jordania se convirtió en un estado soberano e independiente, con el nombre inicial de “Reino Hachemita de Transjordania”
Tras la captura de Cisjordania durante La Guerra Árabe-Israelí de 1948, Abdalá I, tomó el título de Rey de Jordania y Palestina.
Jordania, es una monarquía constitucional, en la que El Rey, en estos momentos, Abdalá II, ostenta amplios poderes ejecutivos y legislativos.
Y es que inicialmente, el último hijo del jeque Hussein, muere a manos de un radical palestino, cuando se disponía a orar en una mezquita de Jerusalén, pero su estado sobrevive, siendo curioso que esta monarquía creada de la nada, en un territorio desértico, sin ningún recurso petrolífero, que tras La Guerra de Los Seis Días, perdió prácticamente la totalidad de sus recursos hidrológicos, así como su principal fuente de ingresos, los peregrinos cristianos a ciudades como Belén y Nazareth, y que ha tenido el enorme problema de los refugiados palestinos, sea el último Reino Hachemí que queda en pie, llegando hasta nuestros días, y siendo un ejemplo de estabilidad para toda la zona de Oriente Medio.
En la actualidad, los hachemíes descendientes del emir, Abd Allah ibn Husayn, el primer gobernante de Jordania, emir de Transjordania entre 1923 y 1946, Rey de Transjordania entre 1946 y 1949; y por fin, Rey de Jordania entre 1949 y 1951, abuelo de Abdalá II; siendo la monarquía jordana, quizás, la institución que más se reclama como heredera de La Rebelión Árabe.
Por su parte, los beduinos actuales, están organizados en tribus que hablan el badawi, y se consideran descendientes del pueblo árabe.
“الذئب يولد وولف”
(El Lobo engendra Lobos)
(El fuerte se come al débil)
Durante La Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña se aprovechó del nacionalismo árabe, y después de prometer la creación de un Estado Árabe Independiente, que abarcaría a Arabia y las actuales Siria, Líbano, Israel, Jordania, e Irak; promovió La Rebelión Árabe.
De esta manera, las tropas árabes, apoyadas por oficiales británicos como Lawrence de Arabia, lograron derrotar a los turcos y alemanes en El Medio Oriente, y el ferrocarril de Hiyaz sufrió acciones de sabotaje, especialmente en Jordania.
La caída del puerto jordano de Aqaba, en manos árabes en 1917, condenó a las fuerzas turcas, aunque la guerra no acabaría hasta septiembre de 1918.
Un elemento de no poca importancia en los enfrentamientos políticos de la región, era la construcción de una vía férrea que, con la excusa de facilitar la peregrinación a La Meca, iba a servir en realidad, para la movilización rápida de tropas otomanas, así como ejercer un control más directo de la burocracia de Estambul sobre los territorios árabes.
Se trataba del Ferrocarril del Hiyaz, que conectaba Damasco y Medina, y era visto por los nacionalistas árabes, como una amenazadora herramienta de penetración y control imperiales.
Así pues, al estallar La Primera Guerra Mundial, el sultán otomano, Mehmed V, en su calidad de Califa o Cabeza del Islam, llamó a sus súbditos musulmanes al yihad contra los aliados:
Francia, Gran Bretaña y Rusia.
Este intento, habitual por otra parte, de manipular los sentimientos religiosos de los musulmanes, en favor de los intereses de Las Potencias Centrales, encontró resistencia en muchos árabes, que por el contrario, vieron en el estallido del conflicto mundial, una oportunidad de deshacerse de la tutela otomana.
Bajo este marco histórico, sobrevivir como cada quien pueda, pareciera ser la única posibilidad entre los débiles; y peor aún, sobrevivir en un paisaje especialmente inhóspito y peligroso, donde “las bestias por la noche acechan”
“هو الذي يسبح في البحر الأحمر لا يمكن أن نعرف عمق الحقيقي.”
(El que nada en El Mar Rojo no puede conocer su verdadera profundidad.)
ذيب (Theeb) es un drama jordano, del año 2014, dirigido por Naji Abu Nowar.
Protagonizado por Jacir Eid Al-Hwietat, Hussein Salameh Al-Sweilhiyeen, Hassan Mutlang Al-Maraiyeh, Jack Fox, entre otros.
El guión es de Naji Abu Nowar y Bassel Ghandour; coproducido entre Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Jordania, y El Reino Unido.
El director, Naji Abu Nowar, fue una vez al desierto, Badya jordano sur, y se inspiró en la cultura beduina.
Él trajo la idea de la película, a su amigo Bassel Ghandour, después de haber comenzado a escribir el guión, donde pasaron todo un año en el desierto, para aprender el estilo de vida y la cultura beduina.
Inicialmente, los escritores habían planeado tener personajes mujeres involucradas en la historia; sin embargo, esto se vio obstaculizado, por el hecho de que habían preferido utilizar actores no profesionales; al no encontrar a ninguna mujer perteneciente a la comunidad beduina, dispuesta a actuar en una película.
A su juicio, lo podrían haber hecho con las actrices profesionales, pero que no sabían el dialecto beduino, por lo que la película habría perdido parte de su autenticidad.
ذيب (Theeb), concebido casi como un western clásico, pero en Medio Oriente, en una suerte de zona liberada, donde no existen los caballos, pero si los camellos, los personajes resisten no solo la presencia avasalladora del Imperio Británico, sino también la del Imperio Otomano.
Entre tales fuerzas, a veces a su servicio, y otras en su contra, resistiendo o devorándose entre sí, los personajes buscarán la supervivencia, a cualquier precio, sin saber con certeza, dónde y cuándo vendrá el próximo tiro de gracia.
ذيب (Theeb), es una historia de transformación y de crecimiento, del paso de la niñez y la inocencia, a la obligada adultez por circunstancias extremas.
Es el viaje de un niño, que no regresará siendo el que antes fue...
Por otro lado, es una ventana a la riqueza de una tradición y cultura distintas, en circunstancias fuertes y desgarradoras, lo que provoca una vez más, el cuestionamiento sobre la supuesta “civilización humana”, y su devastador paso por la historia.
ذيب (Theeb) fue seleccionada, como la entrada de Jordania, para El Premio Oscar a la mejor película de habla no inglesa, en una corta lista de 9 películas, nominadas en diciembre de 2015.
La historia de Theeb, palabra árabe que significa “lobo”, nos traslada a la polvorienta Arabia de 1916.
Una época convulsa para la historia la humanidad en general, y la de Europa en particular, al tener lugar La Primera Guerra Mundial, conocida también como:
La Gran Guerra.
Allí, Theeb (Jacir Eid Al-Hwietat) vive con su tribu beduina, en un rincón olvidado del Imperio Otomano.
Después de haber perdido recientemente a su padre, Hussein (Hussein Salameh Al-Sweilhiyeen) debe criar a su hermano, Theeb.
Pero sus vidas son interrumpidas con la llegada de un Oficial del ejército británico (Jack Fox), y su guía (Marji Audeh), en cumplimiento de una misión misteriosa.
El Oficial, llama rápidamente la atención del pequeño Theeb, por su pelo rubio y unos ojos azules, que nunca había visto antes, así por la misteriosa caja que porta, y a la que nadie deja tocar...
Incapaz de negar su ayuda al británico, por temor a deshonrar la reputación de su difunto padre, Hussein se compromete a acompañarles a su destino:
Un pozo de agua, en la antigua ruta de peregrinación a La Meca.
Temeroso de perder a su hermano, Theeb persigue a Hussein, y se embarca en un peligroso viaje a través del desierto de Arabia que, desde el estallido de La Primera Guerra Mundial, se ha convertido en el coto de caza de mercenarios otomanos, revolucionarios árabes, y asaltantes beduinos marginados.
Por lo que deberán esquivar a los mercenarios otomanos, y demás violentos asaltantes, que infestan una tierra a la que la incipiente construcción de las líneas de ferrocarril ha traído, junto a los primeros síntomas de “progreso”, el principio del fin de un modo de vida milenario, que pronto disminuirá los tradicionales viajes en camello.
En su empeño en seguir a su hermano, el pequeño Theeb se embarca en una odisea, tan dramática como peligrosa, en la que pasará de niño a hombre, forzado por los golpes del destino.
ذيب (Theeb) es una historia de supervivencia y hermandad, las palabras con las que inician, permiten entrever lo que sucederá.
Al igual que lo lobos, aprovecha al mejor postor para su supervivencia, pero no olvida y lo encierra la traición, ese ritual de paso, que aunque obligado, lo llevan a dejar la inocencia y el miedo.
Una pequeña gran historia, sobre el poder devastador del progreso, desarrollada en tiempos de guerra, y protagonizada por personas que, si bien no están directamente involucradas en ella, sí acaban salpicadas por los intereses que la rodean.
“أنا أكبرهم وهذا هو حسين وذيب”
(Soy el mayor, y ellos son Hussein y Theeb)
El director, buscó retratar de manera realista, la forma de vida, y la cotidianeidad de los grupos de beduinos, por lo que Naji decidió irse por un tiempo a convivir con la última tribu de nómadas que vivía bajo tales condiciones, siendo los postreros en asentarse definitivamente.
Y estuvo entre ellos un año, de los 4 que le tomó poder sacar a la luz su proyecto, debido al bajo presupuesto, y la dificultad de su realización.
Asimismo, decidió que los actores debían de ser estos mismos, para que la cinta fuera lo más natural posible, a pesar de que todos ellos no habían visto nunca una cámara, ni sabían siquiera lo que era una película.
ذيب (Theeb) podría definirse como una historia simple, en la cual, un niño deja su infancia para convertirse en hombre.
Sin embargo, va mucho más allá...
Por momentos, con un ritmo más lento y pausado, centrándose en la belleza y desolación del paisaje del desierto; y con otros instantes de mucha tensión, logra captar la profundidad de ese viaje en el que se embarca el pequeño junto a su hermano, y al soldado británico, como también los desafíos y obstáculos por los cuales debe atravesar del mundo adulto, y la soledad.
La trama es el retrato de una tribu de beduinos nómadas, sucede en el desierto jordano, hacia principios del siglo XX, presumiblemente durante La Primera Guerra Mundial, aunque la intención fue, no especificar una fecha exacta por 2 razones:
Una, porque los beduinos no cuentan el tiempo a la manera occidental, ni le dan relevancia a las fechas.
Y la segunda razón, es porque la historia que se quiere contar, está vivida desde el punto de vista de un niño, que desconoce calendarios y contextos políticos o sociales.
Para él, lo que sucede en su entorno cercano, es la única forma de vida que concibe, es su lugar seguro y feliz.
Los hábitos y costumbres de su tribu, son lo que dan vuelta al reloj de sus días, incluso sus horas.
La hermandad, los lazos entre los integrantes de su comunidad, son el motor que lo impulsa a crecer.
El ejemplo y la paciencia de su hermano, junto con las enseñanzas de la figura modelo de su padre, son su objetivo y aliciente para desear su evolución hacia un beduino ideal, digno integrante de su tribu.
La cotidianidad del día a día de sus protagonistas, dentro de una civilización que no conoce el paso del tiempo, y se dedica a subsistir en el interior de una burbuja a la que no parece afectar los cambios sociales y políticos que acontecen en el resto del mundo; que sin embargo, por más aislados que se encuentren, la realidad del mundo exterior los alcanza.
Y es su compromiso y su precepto de hospitalidad, lo que lo lleva a adentrarse en el desierto, para seguir a su hermano, quien debe guiar a un oficial británico en un peligroso viaje, del que desconoce el destino, y las dificultades a las que tendrá que enfrentarse.
Con un marcado carácter antropológico, que muestra los códigos de honor y lealtad a los suyos, de estos nómadas, la acción comienza a aparecer desde el momento en que los personajes se embarcan en un viaje fuera de su zona de confort; allá donde el futuro está empezando a amenazarles con la llegada de ese ferrocarril al que llaman “Burro de Hierro”, y que representa el avance del Imperialismo Británico en su mundo.
Es entonces, cuando el intimismo de las escenas que muestran las interrelaciones entre sus distintas criaturas, se mezclan en una historia de supervivencia a cualquier precio, en la que Theeb debe poner en práctica, todas las lecciones de vida, aprendidas bajo la tutela de Hussein.
Así, el paisaje y el contexto, juegan un rol muy importante, incluso convirtiéndose en un personaje más:
La sequedad y soledad del desierto, o la reciente instauración de un ferrocarril en medio del Imperio Otomano, son influencias que llevarán al resto de los protagonistas, a realizar diversas acciones:
Luchar contra estos obstáculos, y defenderse de los mismos.
ذيب (Theeb) es una película de aventuras en el sentido más puro del término, sin ñoñeces, sin diálogos de relleno, sin planificaciones escénicas espectaculares, y sin subtramas que despisten al personal.
Aquí sólo importa la pugna que se establece entre un niño y el desierto hostil en el que intenta sobrevivir.
La travesía, resultará en la precoz maduración de Theeb, dentro una cultura donde el honor de un hombre, determinará su inclusión o expulsión de la comunidad.
El nombre Theeb significa “Lobo”, y es como llaman a su padre y, por consiguiente, el muchacho hereda dicha denominación.
“Las garras, el instinto y la destreza”, de la mano con las habilidades que le son enseñadas desde muy pequeño, le serán necesarias para sobrevivir los peligros del desierto, las caravanas de bandidos desatados tras la llegada del “Burro de Hierro” que vino a alterar su estabilidad.
Parece poco, pero el impacto es considerable.
Y no sólo sorprende por su impecable atmósfera, la orografía de sus escenarios, convierte la historia en un “western” rocoso y exótico; sino por su inteligente acercamiento a los instintos humanos:
El hombre, su capacidad de resistencia, y su habilidad a la hora de hacer daño a propios, y a ajenos
ذيب (Theeb) es el viaje de un niño que jamás regresará, llegará siendo otro, si es que llega de su viaje por ese desgarrador paso de la humanidad, ese paso por la historia, ante la amenaza del terror.
De lo técnico, la estética fotográfica es bellísima, se saca provecho de los tonos cálidos, y del extenso paisaje que brinda el árido y desolado desierto, rebosado de dunas de arena dorada, en un vasto territorio que acentúa aún más, la pequeñez de los viajeros ante la enormidad del cuadro.
La iluminación natural es muy intensa, ya que el mismo escenario funciona como un enorme reflector de luz.
Sin embargo, las noches oscuras, apenas cuentan con el brillo de La Luna y de la iluminación de una fogata, alrededor de la que se acostumbra cantar buenos augurios, como una forma de poesía, algo sumamente arraigado en su tradición.
Ese contraste entre día y noche, es una metáfora de la situación por la que pasa el protagonista, en la que se sacude su segura y tranquila vida, con los cambios en los que de pronto se ve inmerso, con la llegada del Oficial.
Así, Naji Abu Nowar, compone una odisea en la que las emociones y el temple, son probados por parte de los personajes.
No conocemos por completo su historia, la de los hombres, que prácticamente no existen mujeres; son misteriosos, y contienen al máximo sus expresiones.
Y sobrevivir, es el principal motivo de despertar a un nuevo día.
En ذيب (Theeb), todo es calmo y precisión de la espera puede ayudar a vivir unos días más, pues la amenaza es latente...
Del reparto, ذيب (Theeb) está protagonizada por actores no profesionales, pertenecientes a una de las últimas tribus nómades de Jordania, un logro notable para un pequeño equipo, trabajando con un presupuesto acotado.
De hecho, Jack Fox, interpretando al Oficial Británico, fue el único actor profesional involucrado, pues los beduinos nunca habían participado en ningún tipo de actuación.
Los jóvenes que hacen de hermanos, Hussein Salameh Al-Sweilhiyeen, es primo del protagonista, Jacir Eid Al-Hwietat, en la vida real.
El pequeño protagonista, en su primera aparición en cuadro, denotó tal expresividad, a pesar de su timidez, que el director se convenció de inmediato, de que su rostro daría en pantalla, la ternura y a la vez la profundidad y fuerza necesarias para su papel, por lo que no requirió probar a nadie más.
Comenta que fue un afortunado hallazgo, un verdadero acierto, ya que el chico lo hace estupendamente.
Transmite con claridad las emociones que dominan su espíritu, de acuerdo a lo que está viviendo; por lo que el ímpetu por seguir los pasos del hermano, su movimiento ágil y rápido, su curiosidad ante los desconocidos objetos que el extranjero lleva consigo, su habilidad e inteligencia, además de una desgarradora lucha por su supervivencia, hacen conmover al espectador.
Y es que Theeb es un niño inocente:
Nunca ha visto a una mujer, no conoce el mar, mucho menos entiende de las motivaciones que llevan a los hermanos a matarse entre sí... ni hablar de otros humanos con piel clara, cabellos claros, y ojos de otro color a los suyos.
Aun así, las circunstancias le harán sacar “el lobo que lleva dentro”, para salir vivo de su particular contienda, enfrentándose a la dureza del inhóspito entorno, y a personas sin escrúpulos, que le han tocado donde más le duele.
Especialmente notable, resulta su duelo interpretativo con el mercenario antagonista, que le enseña la cara más cruel del ser humano, y la lección de que “el animal más fuerte, siempre se comerá al débil”
Tanto la historia como la mayoría de las escenas, se centran en el niño, como también su mirada y perspectiva de la vida.
Esto se observa sobre todo, con la llegada del británico, y las diferencias culturales que se presentan entre ambos personajes, pero también, a medida que la trama avanza, y debe enfrentarse a difíciles decisiones:
La supervivencia, el miedo, la lealtad, el coraje, son algunos de los factores que aparecerán en la nueva vida de Theeb, y que lo cambiará para siempre.
“لقد تركنا المنزل”
(Has abandonado el hogar)
¿Qué pudo pasar a los personajes de ذيب (Theeb)?
Al finalizar La Gran Guerra, según lo acordado, El Imperio Otomano fue desmembrado, pero los secretos Acuerdos Sykes-Picot vieron la luz:
Significaban la repartición del Medio Oriente entre Gran Bretaña y Francia, traicionándose La Causa Árabe.
Gran Bretaña, recibió de La Sociedad de Las Naciones, el mandato sobre gran parte del Medio Oriente, incluyendo el territorio que ahora comprende a Israel, Jordania, y Palestina.
Ante la necesidad de comunicar Irak con Palestina, ambas bajo mando británico, se definió la forma actual del estado jordano.
Jordania, en árabe الأردنّ, oficialmente, Reino Hachemita de Jordania, en árabe:
المملكة الأردنّيّة الهاشميّة, llamado “Transjordania” o “Más Allá del Jordán” hasta 1950; es un país de Asia, ubicado en la región de Oriente Medio.
El reino se creó, a raíz de la división de la región, llevada a cabo por Francia y Reino Unido tras La Primera Guerra Mundial.
En 1946, Jordania se convirtió en un estado soberano e independiente, con el nombre inicial de “Reino Hachemita de Transjordania”
Tras la captura de Cisjordania durante La Guerra Árabe-Israelí de 1948, Abdalá I, tomó el título de Rey de Jordania y Palestina.
Jordania, es una monarquía constitucional, en la que El Rey, en estos momentos, Abdalá II, ostenta amplios poderes ejecutivos y legislativos.
Y es que inicialmente, el último hijo del jeque Hussein, muere a manos de un radical palestino, cuando se disponía a orar en una mezquita de Jerusalén, pero su estado sobrevive, siendo curioso que esta monarquía creada de la nada, en un territorio desértico, sin ningún recurso petrolífero, que tras La Guerra de Los Seis Días, perdió prácticamente la totalidad de sus recursos hidrológicos, así como su principal fuente de ingresos, los peregrinos cristianos a ciudades como Belén y Nazareth, y que ha tenido el enorme problema de los refugiados palestinos, sea el último Reino Hachemí que queda en pie, llegando hasta nuestros días, y siendo un ejemplo de estabilidad para toda la zona de Oriente Medio.
En la actualidad, los hachemíes descendientes del emir, Abd Allah ibn Husayn, el primer gobernante de Jordania, emir de Transjordania entre 1923 y 1946, Rey de Transjordania entre 1946 y 1949; y por fin, Rey de Jordania entre 1949 y 1951, abuelo de Abdalá II; siendo la monarquía jordana, quizás, la institución que más se reclama como heredera de La Rebelión Árabe.
Por su parte, los beduinos actuales, están organizados en tribus que hablan el badawi, y se consideran descendientes del pueblo árabe.
“الذئب يولد وولف”
(El Lobo engendra Lobos)
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