Ali

“The Champ is here!”

Muhammad Ali, ha perdido la pelea más importante de su vida.
El ex Campeón del Mundo de Los Pesos Pesados, el púgil más importante de todos los tiempos, y una de las personalidades más influyentes del mundo del deporte, y de la lucha por la igualdad racial, falleció el 3 de junio de 2016, a los 74 años de edad, en un hospital de Phoenix, California, EEUU; cuya causa preliminar fue una infección respiratoria.
Su salud empeoró en los últimos días, ya que la enfermedad de Parkinson fue factor para que sus problemas respiratorios se agravaran, por lo que fue internado.
El maltrecho estado de salud del ex deportista, aquejado de Parkinson desde mediados de los años 80, motivó su hospitalización en la jornada del jueves; y acompañado por 4 de sus hijas, y por su actual esposa, su cuadro empeoró drásticamente esa madrugada, y terminó por precipitar su muerte.
La noticia acerca de la extrema gravedad, que revestía su último internamiento, generó una tremenda conmoción social, que mantuvo en vilo a medios de comunicación y fanáticos de todo el mundo, hasta que el corazón del que es, para muchos, el deportista más grande de la historia, se detuvo para siempre.
El llamado “El Más Grande”, nació en 1942, Louisville, Kentucky como Cassius Marcellus Clay Jr., y se cambió el nombre a Muhammad Ali en 1964, cuando se convirtió al Islam.
Cassius, comenzó a boxear a los 12 años, después que le robaron su bicicleta…
Informó del robo al Oficial de Policía, Joe Martin, que dirigía una academia de boxeo.
Cuando Cassius hizo alarde de lo que le haría al ladrón, Martin sugirió que primero aprendiera a golpear.
Martin, que era blanco, lo entrenó durante 6 años, aunque el revisionismo histórico después le dio más crédito a Fred Stoner, un entrenador negro.
Pero fue Martin quien persuadió a Clay, para que viajara a Roma con el equipo olímpico de 1960, pese a su temor casi patológico de viajar en avión.
Y es que Ali fue un negro golpeado por las humillaciones cotidianas de la segregación, criado en un mundo en el que los miembros de su raza debían mantener la cabeza baja, obedecer, y evitar los conflictos.
Él proclamó su identidad con orgullo; siendo un deportista locuaz, que exhibía su ego sin modestia:
“¡Soy el más grande!
Soy el rey del mundo”
Considerado unánimemente, “el mejor deportista de la historia”, su talento, su carisma y su influencia, se extendieron más allá del ring.
Sus puntos de vista y sus extravagancias, lo convirtieron en un personaje amado y odiado a partes iguales.
Pero vayamos por partes:
Fue Campeón Olímpico; y en sus inicios, con 18 años, siendo todavía amateur, consigue su primer gran éxito al ganar La Medalla de Oro del Peso Semipesado, en Los Juegos Olímpicos de Roma, en 1960.
Este logro, le hace volcarse en el profesionalismo de la mano del mítico entrenador, Angelo Dundee.
Durante sus primeros años como profesional, ganó numerosos combates, casi todos por “Knock Out”, y forjó su carácter.
Clay, disfrutó del éxito temprano contra rivales cuidadosamente elegidos.
Sus pronósticos inusuales, habitualmente hechos en rima, desconcertaron a los periodistas de deportes más antiguos, especialmente porque se hicieron realidad.
Los periodistas más jóvenes, estaban encantados por el revuelo, y por el acceso amistoso que tenían a Clay.
Ali fue el más emocionante, si no el mejor Peso Completo de todos los tiempos, que llevó al cuadrilátero un estilo lírico y poco ortodoxo de boxear, que combinó velocidad, agilidad y potencia, casi sin fallas, como no lo logró ningún otro boxeador.
Pero, él fue mucho más que la suma de sus dones atléticos:
Una mente ágil, una personalidad alegre, segura y descarada, y un conjunto evolutivo de convicciones personales, forjaron un magnetismo que no podía ser contenido solo por el ring.
Tras coronarse Campeón de Los Pesos Ligeros en Los Juegos Olímpicos de Roma, en 1960; inicia un recorrido de 3 años, en la que su carrera profesional asciende a un ritmo vertiginoso e imparable:
En 19 combates, logró 19 victorias, 15 de ellas por “knock out” hasta 1964, momento en el que Cassius Clay derrotó en Miami, al Campeón de Los Pesos Pesados, Sonny Liston.
Desde la revancha con Liston, en mayo de 1965, hasta la pelea con Zora Folley, en marzo de 1967, Ali defendió el título 9 veces; y posteriormente protagonizó algunos de los combates más memorables del siglo XX, como cuando se batió sobre el ring con el mismo Liston, con Joe Frazier o George Foreman, y revolucionó la sociedad estadounidense de su tiempo, tras entrar en contacto con figuras fundamentales en la lucha por los derechos humanos, y la igualdad racial, como Martin Luther King, o Malcolm X.
Cabe agregar, que para ese tiempo, Malcolm X había sido suspendido de La Nación del Islam, debido a unos comentarios inadecuados sobre el asesinato de John F. Kennedy.
Sin embargo, muchos años después, Ali lamentaría haberse separado de este líder religioso, de quien ha dicho que fue “el primero en descubrir la verdad, que el color no hace de un hombre un demonio”
Por el contrario, Ali no contaba inicialmente con el apoyo del líder de La Nación del Islam, Elijah Muhammad, quien trataba de impedir que Malcolm X se asociara con el inquieto peleador, pues era de la opinión, que si era derrotado por Liston, podría representar un daño para la comunidad musulmana, y se dice que tampoco se mostró muy entusiasmado, cuando el boxeador anunció su ingreso a la organización.
Esta desconfianza, se debía a que Elijah Muhammad, pensaba que el deporte y las apuestas, eran perjudiciales para los afroamericanos.
Pero la situación cambió después de los 2 combates contra Liston.
Ali, cuyo atractivo era imposible de ignorar, ya se había alejado de Malcolm X por instrucciones de Elijah y, tras la 2ª pelea contra Liston, terminó por someterse a la voluntad de la organización que también empezó a dirigir su carrera.
El mismo Elijah Muhammad, terminó por considerar toda crítica al campeón, como una persecución religiosa al Islam; y también la organización empezó a respaldar sus obras caritativas, y las opiniones que emitía sobre política, discriminación racial, y religión.
Además, como representante de Elijah Muhammad, y en el contexto de las guerras anticoloniales en África, en 1964, Ali realizó un viaje que inició en Ghana, y terminó en Egipto; y en el que fue recibido por multitudes.
En ese recorrido, aprovechó la oportunidad para expresar su deseo de defender su título mundial en ese continente.
Se dice que fue en ese viaje, cuando el peleador entendió el verdadero alcance de su fama, y el impacto que causaba entre los más desfavorecidos.
Sin embargo, la relación entre Muhammad Ali y Elijah Muhammad, se deterioró cuando en 1969, mientras se encontraba suspendido, el boxeador expresó en una entrevista con Howard Cosell, que retornaría al cuadrilátero, simplemente “para hacer dinero”
La declaración tuvo como resultado, que Elijah Muhammad le suspendiera de La Nación, debido a que había puesto su esperanza y confianza “en el enemigo de Alá, para su propia supervivencia”
La sanción, pudo tener como trasfondo, la lucha de poder entre la figura joven y atractiva; y el avejentado líder de la organización…
Así, Muhammad Ali pronto se volvió famoso por su estilo poco ortodoxo, y su constante autopromoción; y siempre señaló el origen de su acción en defensa de los derechos civiles y su identidad política en el asesinato, en 1955, de Emmett Till, un adolescente negro de 14 años oriundo de Chicago, que se cree, salió con una mujer blanca en una visita a Mississippi, durante los tiempos de segregación racial.
Ese fue el detonante de su causa por los derechos; ya que, en ese tiempo comentó, que las fotografías del cuerpo del joven que había sido víctima de hechos de extrema violencia, le persiguieron durante toda su vida.
Era constante oírlo recitar sus bravuconadas, en las que mencionaba en qué round noquearía a su oponente, ya fuera en ruedas de prensa, o en programas de televisión; y eran bien conocidas las alabanzas a sí mismo, con frases como:
“Soy el más grande” o “Soy joven, hermoso, rápido, y nadie me puede vencer”
Era un hecho, pues fue El Campeón del Mundo más joven, y su gran progresión en el ring, le convirtió rápidamente, en aspirante a la corona mundial de los pesados que ostentaba Sonny Liston; así fue como Clay ganó el combate, y se proclamó por primera vez, Campeón del Mundo en 1964.
Al día siguiente, se cambió el nombre, y se convirtió al Islam.
Un año más tarde, Ali concedería la revancha a Liston, y le volvería a derrotar con uno de los “KO” más espectaculares de la historia, el denominado:
“La Mano Fantasma”
Pero su negativa a participar en La Guerra de Vietnam, que le valió el título de desertor, y le costó una suspensión en su carrera; sus declaraciones siempre controvertidas, su mediático activismo social, y su particular estilo, tanto dentro como fuera del cuadrilátero, convirtieron al púgil, en una de las personalidades más admiradas y complejas del pasado siglo.
Su lucha contra el sistema, se inició en 1967, cuando rechazó incorporarse al ejército estadounidense, apelando a su condición de musulmán, y a su oposición a La Guerra del Vietnam.
Fue arrestado, y declarado culpable de evasión del servicio militar, despojado de su título, y suspendida su licencia de boxeador.
No fue encarcelado, pero no volvió a pelear en casi 4 años, mientras su apelación llegaba al Tribunal Supremo, donde fue finalmente admitida.
Durante ese tiempo, Ali buscó otros medios de vida, ya que si bien había tenido ingresos cuantiosos en los años iniciales de su campaña profesional, éstos no eran inagotables.
La veda le abrió un periodo de crecimiento personal e intelectual, porque logró ingresos mediante conferencias en universidades, en las que combinaba el dogma musulmán, con las enseñanzas que deja el boxeo.
En las sesiones de preguntas y respuestas posteriores a sus exposiciones, Ali fue obligado a explicar su credo religioso, su posición contraria a La Guerra de Vietnam, y su rechazo al consumo de marihuana, entre otros temas.
Siempre dio respuestas coherentes.
Su rivalidad con Frazier, y el combate ante Foreman, fueron míticos; volviendo al ring en 1971, y mantuvo un duelo famoso con Joe Frazier, el hombre que por entonces ostentaba la corona del imbatido Ali.
La llamada “Pelea del Siglo”, ofreció 3 combates memorables:
Un gran contraste de estilos, eran 2 excelentes boxeadores invictos, una verdadera enemistad entre ambos, el título mundial en juego y, por si fuera poco, el escenario más famoso del mundo como testigo:
El Madison Square Garden de New York.
Ali, convirtió su vuelta al ring, en una verdadera batalla racial; y tras muchos enfrentamientos que siguieron, Ali le pidió el número de teléfono de Joe, a uno de sus entrenadores.
Quería pedirle perdón por tantos años de humillaciones verbales...
Pero Frazier se negó.
Una de las consecuencias más evidentes, que dan testimonio de la intensidad de los combates que enfrentaron a ambos púgiles, se encuentra en el aspecto físico resultante.
Años después, Ali completamente destruido por El Parkinson que, sin lugar a dudas, tuvo gran parte de su origen en el incesante castigo que su cabeza recibió durante su carrera.
Y nadie castigó a Ali, de la forma en que Frazier lo hizo.
Se suponía que su mejor momento como boxeador había pasado, y que igual sería un rival de alto nivel, el púgil a vencer por los que buscaban ascender.
Pero, su tiempo no había pasado.
Si bien no tenía tanta velocidad, su arte era mucho más refinado.
Ganó 13 de las siguientes 14 peleas, incluyendo una revancha con Frazier, que había perdido el título mundial a manos de George Foreman, que era una versión más grande, y que infundía más temor que Liston.
Cuando conoció a Foreman, el 30 de octubre de 1974, en Zaire, Ali no era el favorito, porque era más menudo, y tenía 7 años más que Foreman.
A medida que la pelea avanzó, el público coreó:
“¡Ali bumaye!” o “¡Ali, mátalo!”, primero como reacción de preocupación, porque Ali estaba contra las cuerdas, y recibía los golpes demoledores de Foreman en sus brazos y hombros; y después de excitación, a medida que Foreman se fue agotando.
En el 8° round, en una andanada de golpes, Ali noqueó a Foreman, y reconquistó su título.
El combate, marcó 2 hitos:
Ali se consagró como el 2º boxeador de la historia, en proclamarse Campeón Mundial indiscutido del Peso Pesado por 2ª ocasión, desde que Floyd Patterson lo había realizado en 1960; y también, se considera que el evento fue uno de los precursores de la globalización de las telecomunicaciones en materia de deporte.
En 1978, perdió, y luego reconquistó el título en peleas con Leon Spinks; lo que le convirtió en el primer boxeador en ostentar en 3 ocasiones, un título mundial en dicha categoría.
Por otra parte, pese a todo, para Ali la política no era un asunto secundario.
Se dice que en cierta ocasión, fue invitado a pelear en Sudáfrica en 1978, cuando estaba vigente el Apartheid en dicho país.
Él se negó a asistir, pues pensaba que si el resultado le era favorable, temía represalias contra la población negra del país; y en caso de perder, sería de provecho para sus detractores.
Posteriormente, Ferdie Pacheco, el médico de Ali, le exhortó a dejar el boxeo, al notar que sus reflejos se habían enlentecido, arrastraba las palabras al hablar, y mostraba síntomas de daño.
Ali se negó.
En 1980, fue aporreado por el campeón Larry Holmes, y un año después, combatió por última vez, perdiendo ante Trevor Berbick, en Las Bahamas.
Poco después, le informaron que padecía la enfermedad de Parkinson.
Uno de sus médicos, el doctor Martin Ecker, declaró que pudo haberla adquirido durante su carrera como boxeador, debido a los golpes recibidos en su cabeza, por lo que no habría sido heredada.
De hecho, Ali había dado muestras de problemas en sus reflejos, después de perder su corona contra Larry Holmes en 1980; además, su dicción se había vuelto más lenta, y tenía fatiga sin causa aparente.
Incluso, el Dr. Ferdie Pacheco, le propuso que dejara el boxeo cuando, notó los primeros síntomas en 1977.
Sin embargo, existen opiniones que no admiten que el boxeo sea la causa de su padecimiento, puesto que no se considera que los golpes provoquen la enfermedad de Parkinson “clásica”
Obviamente admitirlo, sería riesgoso para un deporte que mueve millones de dólares…
También, se estima que Ali pudo haber tenido “una degeneración neuronal latente”, y que el boxeo habría acelerado su sintomatología.
Hasta el último día, Muhammad Ali recibió la adoración del público.
El multi campeón del boxeo, se retiró de los cuadriláteros en el año de 1981, con un récord de 56-5:
37 de ellas por “knock out”, y 19 por decisión; mientras que acumuló 5 derrotas; 4 de ellas por decisión, y 1 por “knock out” técnico; y con una leyenda ya forjada.
“Estoy exhausto, no tengo nada que probar... creo que es lo mejor, retirarme como campeón... como el “más grande”
Creo que esto significa mucho para los afroamericanos, y también para la historia”, dijo en su momento.
Al retirarse, viajó en misiones humanitarias a Líbano, Cuba, Afganistán, y a Sudáfrica; y con los años, el polarizador se convirtió en un hombre de consenso, celebrado por blancos y negros, a derecha e izquierda.
Aunque de vez en cuando, se volvió a subir al ring…
 “¿Quién podría haber predicho a finales de los años 60, cuando Muhammad Ali era vilipendiado por la prensa deportiva, y por la mayoría de “La América Blanca” como un racista negro, un agitador bocazas, que se convertiría en la elección obvia para encender la antorcha en Los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996, como un símbolo del entendimiento, la paz, y el amor internacional?”, escribió en 1998, el escritor Budd Schulberg, autor de la novela de boxeo “The Harder They Fall”, que inspiró la película de 1956, protagonizada por Humphrey Bogart.
Por otra parte, cuando iniciaba su carrera política, en su oficina electoral de Chicago, Barack Obama tenía una fotografía de Muhammad Ali en un combate con Sonny Liston.
“Muhammad Ali, representaba algo más que boxeo.
Tenía un sentido político, el sentido de un orgullo afroamericano que se afirma a sí mismo”, dijo hace unos años, David Remnick, autor de las que seguramente sean las mejores biografías de Ali y de Obama.
Y es que Ali, como Obama, fue una figura esencialmente estadounidense:
Un icono negro, en un país todavía enfermo de racismo, un hombre que creó su identidad, un hombre libre.
Así fue como El hombre que “flotaba como una mariposa, y picaba como una abeja”, decía adiós dejando un legado de luchador agresivo, de fuerte personalidad, y locuacidad temeraria; protagonista de incontables bravatas e insultos a sus rivales; siendo 5 veces elegido “boxeador del año” por The Ring en 1963, 1972, 1974-75, y 1978; y reconocido como “El Rey del Boxeo” por El Consejo Mundial del Boxeo en 2012.
Su legado, extremadamente difícil de acotar dentro de las esferas del deporte, la sociedad, y la cultura popular de varias generaciones, se antoja incalculable.
En definitiva, tras su retiro del boxeo, Muhammad Ali ha permanecido como una de las personalidades más reconocidas en el mundo.
Para convertirse en una celebridad, fue determinante que en su juventud coincidiera con otras figuras de la política, música, arte, y literatura de los años 1960; y también contribuyeron sus atrevidas opiniones sobre los temas más polémicos de su tiempo, como el racismo, la religión, y la política.
Por otro lado, la pérdida de sus mejores años como boxeador, por declinar el ingreso a las fuerzas armadas, le granjeó mucha admiración, incluso de algunos de sus detractores.
Un momento memorable en la vida de Muhammad Ali, fue su elección para encender El Pebetero Olímpico en La Ceremonia de Inauguración de Los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.
Ante la sorpresa del público, Ali recibió La Antorcha, y con su cuerpo tembloroso por la enfermedad que le ha aquejado, alzó la tea, y procedió a encender un mecanismo especial que conduciría la llama al pebetero.
En 1984, ya había tomado parte como portador de La Antorcha en Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles; y en el 2012, apareció en la ceremonia de apertura de Los Juegos Olímpicos de Londres, al momento de la entrega de La Bandera Olímpica.
Provocador e histriónico, virtuoso y elegante, dejó para la historia decenas de frases célebres, de peleas legendarias, y de momentos inolvidables.
Y también, demasiados huérfanos en numerosos ámbitos, por su capacidad de influencia, su particular carisma, y su lucha inquebrantable.
Su historia, trasladada tantas veces al cine, a la televisión, a la literatura, a la música, al ring y, finalmente, a la calle, forma parte ya del patrimonio cultural contemporáneo.
De la historia de todos…
En lo personal, en 1964, Muhammad Ali contrajo matrimonio con Sonji Roi.
Se conocieron cuando ella trabajaba como mesera, pero se divorciaron en enero de 1966, ya que al parecer, Sonji no aceptaba los preceptos del islam.
No tuvieron hijos.
El 17 de agosto de 1967, Ali contrajo nupcias con Khalilah Boyd, de 17 años de edad; tuvieron a Maryum, las hermanas gemelas Jamilla y Rasheeda; y Muhammad Ali Jr.
Se divorciaron en 1976.
El 1 de julio de 1976, se casó con Veronica Porsche.
El matrimonio tuvo 2 hijas:
Hana y Laila, quien también practicó el boxeo.
Se divorciaron en 1986.
Ese mismo año, contrajo su 4º matrimonio con Yolanda Lonnie Williams, a quien había conocido desde su infancia.
Ambos adoptaron a un hijo, Assad.
Otras 2 hijas reconocidas de Ali, son Miya y Khaliah.
Como dato, por la línea materna, Muhammad Ali guarda parentesco con el irlandés Abe Grady, originario de la localidad de Ennis, quien se asentó en Kentucky en los años 1860; y contrajo matrimonio con una ex esclava.
Una de sus nietas fue Odessa Lee Grady Clay, madre de Ali.
Su padre, decidió darle el nombre que ostentaba él mismo, el de Cassius Marcellus Clay, que era idéntico al de un abolicionista del siglo XIX:
Cassius M. Clay.
Así las cosas, si Muhammad Ali hubiese sido creado como una obra de ficción para un guión cinematográfico, sería poco creíble.
Era temerario, audaz, el mejor del mundo, solo había que preguntárselo, y pudo haber ganado un Oscar, en lugar del Campeonato Mundial de Peso Completo, si se hubiese dedicado al cine, en vez de subirse a un cuadrilátero de boxeo.
Siendo más citado que cualquier éxito taquillero de Quentin Tarantino, tuvo la presencia de Marlon Brando con guantes de boxeo, y sobrevivió a más aventuras y melodramas en su carrera, que el mismo 007, James Bond.
En el mundo de las historietas, particularmente llamativa fue la publicación de “Superman vs. Muhammad Ali” de DC Comics en 1978; que enfrentó a 2 iconos estadounidenses, y en el que era inevitable el antagonismo racial del “Hombre de Acero” contra “El Más Grande”, pero que al final, termina con un mensaje de reconciliación.
Porque Ali fue hecho para el cine; la historia de su vida, ha sido presentada en numerosas películas de ficción y documentales, como:
“The Big Fight: Muhammad Ali - Joe Frazier” (1975), “Beyond the Ropes” (2008); incluso Ali protagonizó su propia biografía:
“The Greatest: My Own Story” (1978) y fue la estrella invitada en varios programas de televisión, como “Diff'rent Strokes”
Muhammad Ali, tuvo la presencia para la pantalla grande, y algunas de las más grandes películas, se hicieron sobre su vida, como el documental ganador del Oscar de 1996, “When We Were Kings”, que para esa ocasión, George Foreman y el mismo Ali, subieron al escenario para recibir el premio.
O “The Greatest” (1977), que no fue tan grandiosa del todo, aunque sí presume una curiosidad interesante:
Esa canción que suena durante los créditos de apertura, de un Ali trotando, es “The Greatest Love of All” de George Benson.
Quizá ustedes la conocieron más de una década después, cuando se convirtió en un éxito de Whitney Houston…
“Float like a butterfly, sting like a bee.
His hands can't hit what his eyes can't see”
Ali es un drama del año 2001, dirigido por Michael Mann.
Protagonizado por Will Smith, Jon Voight, Jamie Foxx, Jada Pinkett Smith, Mario Van Peebles, Ron Silver, Giancarlo Esposito, Jeffrey Wright, Mykelti Williamson, Nona Gaye, Michael Michele, Joe Morton, Alexandra Bokyun Chun, Barry Shabaka Henley, Ted Levine, entre otros.
El guión es de Stephen J. Rivele, Christopher Wilkinson, Eric Roth, y Michael Mann; sobre una historia de Gregory Allen Howard; y basados en la vida del pugilista, Muhammad Ali.
Es cierto, Ali es un proyecto de encargo, que tuvo enormes dificultades para ver la luz, y que estuvo deambulando por las manos de las productoras durante 10 años, hasta el 2001.
Directores como Norman Jewison, u Oliver Stone, estuvieron ligados en un principio al mismo, dejándolo posteriormente para centrarse en otros trabajos.
Finalmente, Michael Mann sería el elegido para llevarlo a cabo, y creo que lo ha hecho de forma más que satisfactoria, viendo la difícil empresa que es llevar a la pantalla con coherencia, la trayectoria de alguien como Muhammad Ali.
Michael Mann afirma que él y Erich Roth, quienes ya escribieron juntos “The Insider” (1999), hicieron tabla rasa del guión anterior de Stephen Rivele y Christopher Wilkinson, porque “apenas abordaba el período que más me interesaba, la década 1964-1974.
Su guión, se articulaba alrededor del 2º y 3° combates contra Frazier en Manila.
De allí, se retrocedía en “flashbacks” a su pasado, su infancia...
Era un buen trabajo, pero la estructura no me convenía.
Tampoco el tema central, que era:
¡Cómo un boxeador descubre a Dios en el fondo del sufrimiento!”, acotó el realizador.
Ali obtuvo 2 nominaciones al Premio Oscar:
Mejor actor principal (Will Smith), y actor secundario (Jon Voight)
Y es que Ali es mucho más que una cinta de boxeo, es un filme con aceptable carga dramática, y con bastantes guiños críticos hacia aspectos políticos.
Así, con determinación y resistencia física, agresividad e inteligencia, Muhammad Ali (Will Smith), llamado antes de convertirse al islam, Cassius Clay; transformó para siempre, la vida de muchos estadounidenses.
Sus combates, tanto fuera como dentro del ring, le hicieron conocer todos los lados de la vida.
Belinda (Nona Gaye), su esposa; Angelo Dundee (Ron Silver), su entrenador; Brew Bundini Brown (Jamie Foxx), su consejero; Howard Bingham (Jeffrey Wright), su fotógrafo y biógrafo; y Ferdie Pacheco (Paul Rodriguez), su doctor, todos personajes muy cercanos al boxeador, fueron testigos de excepción de su comportamiento arriesgado, y de sus acciones fuera de lo común.
Así, Ali se convirtió en uno de los personajes más entrañables de la historia contemporánea de los EEUU.
Campeón, líder y gran figura mediática; reunía más carisma que nadie; y el film narra la vida, tanto del hombre como del campeón de 1964 a 1974, que incluye la obtención del título de la categoría Peso Pesado, a Sonny Liston (Michael Bentt), su conversión al Islam, su oposición a La Guerra de Vietnam, su proscripción del boxeo, su regreso para combatir con Joe Frazier (James Toney) en 1971, y finalmente, su recuperación del título frente a George Foreman (Charles Shufford) en 1974, en Kinshasa, Zaire.
También, incluye los incidentes sociales que provocaron los asesinatos de Malcolm X (Mario Van Peebles), y Martin Luther King, Jr. (LeVar Burton)
El director Michael Mann, pretende hacer llegar a las generaciones nacidas después de los tiempos de Ali, la relevancia de éste personaje.
Para conseguir un mayor realismo, y alcanzar sus propósitos, se intentó rodar siempre en los escenarios originales de la vida de Ali.
Por lo que Will Smith se tuvo que someter durante varios meses a entrenamientos de boxeo y gimnasio, y estudios del Corán.
Es la historia/homenaje de un boxeador, Campeón Olímpico, y 3 veces Campeón del Mundo.
El hombre que cambió la forma de ver el boxeo.
El hombre que combatió el Parkinson, como si se tratara de un rival más, y lo quemó en pebetero olímpico de Atlanta.
Hasta el pasado 3 de junio de 2016, que voló finalmente como una mariposa, para subir al cielo donde, seguro, nadie le llamará “negro” despectivamente.
Aunque él, con su especial carácter, “seguirá picado como una abeja”
“The onliest thing you can do is wonder and imagine”
Los grandes deportistas, merecen grandes películas, pero las grandes gestas deportivas, son difíciles de igualar en pantalla.
Tan grandes son, tan legendarias, que no hay objetivo capaz de contenerlas en su lente.
Al igual que hizo en su anterior película, “The Insider” (1999), Michael Mann se sirve de un estilo inspirado en el documental, para ahondar en la historia reciente de Estados Unidos.
Si en aquella trataba el tema del poder de las multinacionales del tabaco, aquí se centra en la influencia política y social, que ha tenido la figura de Muhammad Ali en la lucha para la defensa de los derechos de los afroamericanos.
Podemos decir, que en ambas películas, se encuentra planteado el mismo tema:
Un individuo que se enfrenta al poder del Sistema.
Aunque contenga varios combates, Ali no es, ni quiere serlo, una mera película de boxeo.
Las obras de dicho género, son cuentos morales que revisten la forma de crónica de los éxitos y fracasos, profesionales y personales, de un púgil, y permanecen encerradas en el mundo del boxeo.
Pero Mann adopta el planteamiento contrario, y enlaza la biografía de Ali, con la situación social y política de los 60 y los 70.
De ahí la proliferación aparente de guionistas... por lo que Ali contempla 4 etapas en su vida:
Todo se mueve en la vida personal de Cassius Clay, sus creencias y sus relaciones personales; por cierto, este tema se toca de una manera bastante frívola, pues parece ser que el boxeador tenía más “punch” con las faldas, que con sus adversarios.
En el aspecto personal, su relación con las mujeres; tuvo 3 esposas que pasan por su vida, y el propio personajes se define como mujeriego.
Su vida sentimental, queda muy por debajo de un hombre con tan “profundas creencias religiosas”
En el aspecto profesional; Campeón de Los Pesos Pesados, injustamente excomulgado, luchará a lo largo del filme por recuperar el título.
En el aspecto religioso; convertido al Islam, lo que modificará incluso su nombre, el personaje madurará hasta comprender que ha sido utilizado, cuando aún era Campeón del Mundo; con un pequeño repaso a los últimos días de Malcolm X, cuya interpretación está muy conseguida, y logra quitarle algo de protagonismo a Ali.
En el aspecto político; el que más destaca en la película, vemos la negación de Ali a responder al reclutamiento para ir a La Guerra de Vietnam; un gesto clave en su vida.
Lo que quizás empezó siendo un capricho, acabará transformándose en una seña de identidad, en una causa; y convertirá a Ali, en un símbolo.
Pero:
¿Y qué pasó después de la pelea final que nos presentan?
¿Qué fue de su vida?
Y lo que es más importante:
¿Cómo era Cassius Clay, antes de ser Campeón del Mundo?
¿Cómo era su vida?
¿Dónde se formó?
¿Cómo fueron sus primeros pasos como boxeador?
¿Cómo llegó a ser Campeón del Mundo?
Esto ha sido sin lugar a dudas, mi mayor decepción, ya que la biografía no es tan biográfica como nos han querido vender…
Mann nos muestra una brillante apertura, y pone de manifiesto su apuesta:
Presentar la carrera de Ali, y su evolución personal estrechamente relacionadas con la evolución política y social del país, entre 1964 y 1974.
Una época de agitación social, en la que frente al racismo heredado, irrumpen nuevas corrientes reivindicativas, con un pronunciado carácter autoafirmativo, su lema:
“Black is beautiful”, que se expresan tanto en la política como en la música, y el boxeo.
Ali llegará a ser el símbolo de los negros en esta época, el equivalente de Malcolm X en el mundo del boxeo, dispuestos los 2, a desbancar a los líderes establecidos, aunque, paradójicamente, Ali rompa luego con Malcolm X…
No lo tuvo fácil, pero lo hizo.
Guiado por Malcolm X, se convirtió al Islam, y cambió su nombre a Muhammad Ali.
Sin embargo, pasado el arranque inicial, los 2 ingredientes, la biografía de Ali y los acontecimientos históricos, más que relacionarse, se yuxtaponen.
Sólo vuelven a unirse en la oposición a La Guerra de Vietnam…
Esta posición, incomodó considerablemente al Gobierno de los EEUU.
A continuación, Ali se opuso a ingresar en El Ejército para combatir en La Guerra del Vietnam, contra hombres que jamás le habían causado daño alguno, y contra los que no tenía nada.
A causa de su negativa, El Gobierno le condenó a 5 años de prisión, le retiró su título de Campeón del Mundo, y le prohibió luchar como profesional, durante los 4 años siguientes.
Con más coraje que nunca, emprendió el regreso, un camino que culminó el 30 de octubre de 1974, fecha en la que se enfrentó a George Foreman en Kinshasha, ante 60.000 espectadores, en el llamado “Rumble In The Jungle” o “El Combate del Siglo”
Y todo el film de largo metraje, empieza y acaba con un combate, pero el resto del tiempo, que es mucho y largo, se pierde en ocasiones, literalmente en el racismo.
Los cambios de nombre del protagonista, demuestran la importancia del asunto:
Primero Cassius Clay, luego Cassius X, y finalmente Muhammad Ali.
Se tratan cuestiones interesantes, como la negativa a luchar en Vietnam…
El contexto negro, por su parte, aparece como un telón de fondo:
Ali contempla desde un tejado, los disturbios tras el asesinato de Martin Luther King; o como algo confuso.
No nos enteramos, de cuáles son las diferencias de Malcolm X con los dirigentes de La Nación del Islam, más conocidos como “Musulmanes Negros”, digámoslo todo.
Lo único que sabemos, es que Ali se pone del lado de éstos, y que su primera esposa lo abandona, porque no está dispuesta a tragarse las absurdas restricciones que le impone la religión en la forma de vestirse.
Asimismo, vemos fugazmente El FBI espía a Malcolm X, pero ello no es suficiente para que el espectador comprenda el peso de los servicios secretos en la vida, y la muerte, en aquellos años, ni su papel en una larga serie de asesinatos políticos, empezando por el de Malcolm X, perpetrado por La Nación del Islam con la complicidad del FBI.
No estoy pidiendo, ni mucho menos, una obra demostrativa…
En Ali, todo queda confuso, inconexo, deshilvanado, y, salvo el episodio de Vietnam, se rehúye el choque frontal.
En otro momento, aflora la idea de que la radicalización de personajes como Ali, y de amplias capas de la población negra podría introducir un elemento explosivo en la política de EEUU.
Incluso, Howard Cosell lo menciona.
Pero acto seguido, Mann pasa a otra cosa...
Mientras en la 2ª mitad, Ali va perdiendo fuelle:
Cuando aterrizamos en el Zaire de Mobutu, Mann parece haberse quedado sin recursos, y cae en la servidumbre a las crónicas de boxeo, pues se limita a filmar el enfrentamiento entre Ali y Foreman, con sus prolegómenos.
Evidentemente, se trata de un combate importante en la historia del boxeo, hasta Norman Mailer le ha dedicado un libro…
Cuando Ali volvió a pelear tras la suspensión, el tiempo le había pasado factura, y ya no tenía la velocidad de su juventud.
Además, había recibido tanto frente a Joe Frazier, que incluso su propio equipo, estaba convencido de que lo tendrían que sacar del cuadrilátero en camilla…
El combate contra Foreman, le permite a Mann terminar la película como la ha empezado:
Con una victoria contra todos los pronósticos.
Pero no deja de ser un final propio de una “success story”, normal y corriente.
En lo técnico, Ali es un buen exponente del estilo pseudo documentalista, utilizado por algunos directores actuales para narrar hechos a los que se pretende dotar de un mayor realismo.
El uso de la cámara en mano, la textura granulada de la fotografía del 3 veces oscarizado, Emmanuel Lubezki, los juegos de enfoque/desenfoque, la aparente falta de puesta en escena, y el aspecto espontáneo de la iluminación, son algunos de los elementos de los que se sirve Mann para narrar.
Queda patente su gran destreza en el uso de estos recursos y, sobre todo, en la impecable fusión entre música e imagen.
Ya en el brillante arranque, a modo de obertura, se muestra en paralelo un concierto de Sam Cooke, e instantáneas de la vida del púgil, con el entrenamiento de éste como hilo conductor.
Otro aspecto tan interesante, como poco frecuente en las biografías, es que se trasciende lo meramente anecdótico, y se abandona lo simplista, para aportar una visión de mayor complejidad, y cierto grado de sugerencia, que a veces, incluso, roza lo poético.
Del reparto, Will Smith en su papel de Mohammed Ali, lo borda.
La vida privada de los personajes, contada desde lo más íntimo, haciendo de las leyendas, seres imperfectos; junto a un espléndido retrato coral alrededor del protagonista, que ayudan a tejer el contexto que rodea al personaje principal.
Resaltaría la relación tan especial, llena de química, que se establece entre Ali y el periodista interpretado por Jon Voight, genial las réplicas que se dan.
Por su parte, Jon Voight fue la elección de director y protagonista desde un principio, para encarnar al comentarista deportivo Howard Cosell; y siguiendo con Jamie Foxx, perfecto como consejero del boxeador; Ron Silver como su entrenador personal; o Mario Van Peebles, toda una sorpresa como Malcolm X, tras haberle visto sólo en película de bajo presupuesto como hombre de acción.
La mujer de Smith, Jada Pinkett Smith, está perfecta en su corta aparición.
La hija de la leyenda del soul, Nona Gaye, su padre es Marvin Gaye, quién no tenía ninguna experiencia previa como actriz, está simplemente maravillosa como la 2ª esposa de Ali.
Y de todas las escenas, quiero destacar la brutal secuencia de Mohammed Ali corriendo junto a los niños negros de África, la cual es brutal.
Corriendo con los niños detrás, metiéndose entre las barracas; de pronto llega a una casa, y se ve a sí mismo pintado en la pared, golpeando con sus guantes a aviones y tanques de guerra…
Ahí es cuando el personaje toma conciencia de lo que representa.
Justo es decir, que los combates constituyen uno de los aspectos más logrados de Ali.
Aunque a uno no le entusiasmen las peleas de boxeo, tal como suele presentarlas el cine, en Ali, gracias a la actuación de los adversarios de Will Smith, todos son boxeadores profesionales; y a los movimientos de la cámara, pegada a los púgiles, el espectador sigue la estrategia y las vicisitudes de los combates.
Y también, se percata de su brutalidad.
Fuera del cuadrilátero, las cosas vuelven a difuminarse…
Si no me falla la memoria, no hay ninguna conversación entre Ali y su entrenador, Ron Silver, el cual queda reducido a comparsa.
Michael Mann, tampoco saca partido a los entrenamientos.
Si se le puede achacar algo más, es el avance de la historia, pues no hay cómo enterarse del transcurrir del tiempo, no hay cambios físicos notorios en Ali, pues sigue siendo el mismo, el tiempo transcurre, y hay que fijarse bien, para saber los años que han pasado…
Otro, es que falla en la ambientación, en ocasiones parece de la década del 2010s si se quiere…
Para finalizar, una banda Sonora correcta, aunque algo abusiva.
“You my opposer when I want freedom.
You my opposer when I want justice.
You my opposer when I want equality.
Want me to go somewhere and fight for you?”
Muhammad Ali, ex Campeón Mundial de Peso Pesado de Boxeo, murió a los 74 años, debido a un choque séptico provocado por causas naturales no especificadas, dijo este sábado 4 de junio de 2016, el vocero de la familia.
Después de su fallecimiento, circuló la información de que el boxeador había fallecido por una falla respiratoria, pero finalmente está información fue rectificada.
Un fallo séptico, es una insuficiencia circulatoria aguda, secundaria a una infección bacteriana; y es la forma más grave de la respuesta inflamatoria.
El “shock séptico” ocurre con más frecuencia en las personas de edad muy avanzada, y en las muy jóvenes; y también puede ocurrir en personas que tienen un sistema inmunitario debilitado.
El cuerpo tiene una respuesta inflamatoria fuerte a las toxinas, que puede contribuir a que se presente daño a órganos.
Pero en las etapas posteriores de su vida profesional, Ali se convirtió en una suerte de “santo secular”, siendo respetado por haber sacrificado más de 3 años de su carrera de boxeo, cuando se encontraba en la etapa cumbre, e incontables millones de dólares por sus principios contrarios a la guerra, después que se le prohibió boxear.
Fue elogiado por su natural postura con gallardía ante la enfermedad incurable que lo aquejó, y fue querido por la dulzura que expuso en público.
Esa imagen pasiva, estuvo muy alejada del exuberante, locuaz, y presumido joven de 22 años, que salió de la ciudad de Louisville, estado de Kentucky, al escenario mundial en 1964, logrando una sorprendente victoria sobre Sonny Liston, para convertirse en Campeón del Mundo.
Sobre el Parkinson, se recuerda el momento en que, tembloroso, encendió el pebetero olímpico de Los Juegos de 1996, en Atlanta.
Pese a la enfermedad, el ex boxeador mantenía una ocupada agenda hasta fechas recientes.
Sin embargo, no hablaba en público desde hace años.
Varios médicos consideran probable, que la enfermedad haya sido provocada por los miles de puñetazos que Ali recibió en su exitosa carrera.
Leyenda del deporte, y en algún momento, el hombre más famoso en todo el planeta, Ali vivió lejos de los reflectores en la zona de Phoenix con su 4ª esposa, Lonnie, con quien se casó en 1986.
Hasta hace poco, y a lo largo de sus años con la enfermedad de Parkinson, Ali sorprendía a los visitantes, haciendo trucos de prestidigitación, es decir, juego de trucos con las manos.
“Hace desaparecer una bufanda de seda roja de su mano, muerde una moneda, y le quita la mitad; y luego la vuelve a dejar completa.
Usualmente, presenta un viejo truco de salón:
Pone sus pies juntos, y se empina en uno de los dedos del pie mientras mantiene los otros dedos flexionados, como si flotara en el aire”, agrega su biógrafo, Davis Miller.
Y pese al declive de su salud, hasta el final, no dejó de intervenir en el debate público.
En diciembre, después de que El Candidato Republicano a La Casa Blanca, Donald Trump, anunció su plan para vetar la entrada a Estados Unidos de musulmanes, Ali dijo:
“Nosotros, como musulmanes, debemos enfrentarnos a quienes quieren usar el islam para imponer su agenda personal”
Su última aparición pública formal, antes de aquel acto, data de octubre, cuando estuvo en un homenaje que le rindió la revista Sports Illustrated en Louisville, Kentucky, su ciudad natal.
En el acto, participaron sus ex contrincantes, George Foreman y Larry Holmes; hasta que murió el pasado 3 de junio; por lo que tendrá la despedida que siempre quiso.
Y es que hace años que El Campeón Mundial de boxeo, e icono del Estados Unidos de la última mitad del Siglo XX, planificó su funeral, que tendrá lugar el viernes 10 de junio en Louisville, Kentucky.
El viernes, una procesión fúnebre atravesará la avenida en Louisville que lleva su nombre, su barrio natal, y las calles en las que, hace más de medio siglo, celebró una de sus primeras victorias, La Medalla de Oro en Los Juegos Olímpicos de 1960, cuando Ali todavía se llamaba Cassius Clay.
La familia considera, que Ali “era un ciudadano del mundo, y sabe que todo el planeta lamenta su muerte”, explicó la noche del sábado, el portavoz de los familiares del boxeador, Bob Gunnell.
Mediante la procesión, “todo el que quiera, podrá decirle adiós”, agregó.
El expresidente Bill Clinton, el actor Billy Crystal, y el periodista, Bryant Gumbell, serán los encargados de hablar durante su sepelio.
Dado que Ali se convirtió hace décadas al islam, la ceremonia religiosa estará liderada por un imam, y se guiará por los ritos musulmanes, pero en ella participarán representantes de otras fes.
Por ejemplo, el senador por Utah, Orrin Hatch, representará a los mormones.
“Muhammad Ali, era el campeón del pueblo, y la celebración será un reflejo de su devoción hacia la gente de todas las razas, religiones y orígenes”, subrayó Gunnell.
Antes de las ceremonias públicas, la familia realizará un funeral privado el jueves.
El Campeón de Boxeo, y de los derechos civiles, murió rodeado de los suyos, que viajaron el mismo viernes hasta Phoenix, y que le abrazaron y sostuvieron de las manos en sus últimos momentos, relató su hija Hana Ali, en un mensaje distribuido por las redes sociales:
“Nos duele el corazón, pero nos alegra que papá esté ya libre”, escribió en su cuenta de Twitter.
Fue la familia del boxeador, la que tomó la decisión el viernes, de retirarle la respiración asistida que le mantenía con vida.
“Muhammad siempre fue muy meticuloso a la hora de decir, no solo cómo quería vivir, sino también cómo quería morir”, subrayó el portavoz Gunnell.
Su hija Hana, relató los últimos momentos en vida del púgil:
“Todos intentamos ser fuertes, y le susurramos al oído:
“Te puedes ir, estaremos bien.
Te amamos, gracias, ya puedes volver con Dios”, escribió.
Según explicó, aunque sus órganos ya estaban fallando, uno tras otro, su corazón insistía en seguir latiendo…
“Durante 30 minutos, su corazón continuó latiendo.
Nadie había visto algo así, fue una verdadera muestra de la fuerza de su espíritu, y de su voluntad”, afirmó.
Además de una voluntad de hierro, y firmeza de convicciones, Muhammad Ali siempre desprendió una buena dosis de humor.
En su autobiografía de 2013, “El Alma de una Mariposa”, Ali adelantó, cómo le gustaría ser visto tras su muerte.
“Me gustaría que se me recordara como el hombre que ganó el título de pesos pesados 3 veces, que tenía humor, y que trató a todo el mundo bien.
Como un hombre que nunca miró por encima del hombro a quienes lo miraban con admiración, y que ayudó a todas las personas que pudo.
Como un hombre que defendió sus creencias sin importarle las consecuencias.
Como un hombre que intentó unir a toda la humanidad mediante fe y amor.
Y si todo esto es demasiado, entonces creo que me conformaría con ser recordado solo como un gran boxeador que se convirtió en un líder y campeón de su gente.
Y no me importaría siquiera, si la gente olvidara lo guapo que fui”
“Ha muerto un gran hombre, y hemos perdido a una leyenda y un héroe.
Él pavimentó los caminos, nos abrió las puertas a los deportistas negros para que, en mi caso, haya podido conseguir lo que ahora tengo”, resaltó el multicampeón Floyd Mayweather, quien al ser consultado sobre la lección más grande que le dejó Ali expresó:
“Nunca tengas miedo.
Nunca dejes de creer.
Y nunca te conformes con menos”
George Foreman, una leyenda del pugilismo, a quien Ali le arrebató El Campeonato Mundial y el invicto en 1974, lamentó su muerte, y el vacío que dejaba en él y en el mundo del boxeo:
“Ali, Frazier y Foreman, éramos un solo hombre.
Una parte de mí se ha perdido.
La pieza más grande”, tuiteó Foreman.
Y 2 monarcas pesados que siguieron los pasos de Ali, también despidieron al gran campeón:
“Dios se ha llevado a su campeón.
Hasta pronto, grande.
#TheGreatest”, escribió Mike Tyson en su cuenta de Twitter.
“Fue un gigante entre los hombres.
Mostró una grandeza en talento, coraje y convicción que la mayoría de nosotros nunca seremos capaces de comprender enteramente”, afirmó Lennon Lewis.
“Fue un gran ser humano, y un defensor del pueblo, el más grande de todos los tiempos.
Lo adoro, fue un amigo de toda la vida.
Nunca morirá.
Su espíritu seguirá por siempre”, aseguró Don King, el promotor de Ali en sus más grandes peleas, como aquel combate con Foreman en Zaire, o el tercero de la saga con Joe Frazier.
Así las cosas, con Ali desaparece más que un miembro del panteón de los deportes de EEUU; desaparece un icono de este país, una de estas figuras que sirve para explicar, qué significa ser estadounidense, un hombre controvertido, cuya trayectoria desde los desgarros sociales de los años 60, a la llegada de un afroamericano a La Casa Blanca en 2009, define la historia reciente de EEUU.

“Man, without me, you'd just be a mouth and a microphone”



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