Money Monster

“Without risk, there is no reward.
Should I sell?
Should I a loan?
Get some balls!”

El “circo” es un espectáculo, un montaje que simula una realidad…
El “circo mediático”, se denomina a lo que los medios de comunicación masiva montan, o arman para distraer o formar una determinada opinión en las personas, aprovechando su poder de llegada; sea a través de periódicos, radio, internet, o TV.
El principio de base de la censura moderna, consiste en inundar las informaciones esenciales, con un diluvio de noticias insignificantes, difundidas por una multitud de medios de comunicación social, con contenidos similares.
Esto permite a la nueva censura, de “tener todas las apariencias de la pluralidad y de la democracia”
Esta estrategia del entretenimiento y distracción, se aplica en primer lugar a los noticieros televisados, principal fuente de información pública.
Según estudios, se ha descubierto que un noticiero contiene un promedio básico de 2 o 3 minutos de información, y el resto del tiempo se trata de sucesos, reportajes con anécdotas, o de temas capturados en las calles, por lo que resulta necesario a partir del hecho que vivimos en una sociedad donde cada día la información está en manos equivocadas.
Es decir, los medios de comunicación, se han encargado de presentar la información de manera cada vez más desordenada, y con una estructura cada vez más pobre y deficiente, que consiste en no llevar una secuencia de los temas a tratar en el noticiero, que pueden pasar de informar sobre reuniones o temas tratados en La Asamblea Legislativa, a presentarnos fotos de la modelo más “hot”, y se mezclan los contenidos, alterando gravemente el producto, convirtiendo la información, en desinformación.
Toda la sutilidad de la censura moderna, reside entonces en la ausencia de censores.
Estos han sido eficazmente reemplazados por “La Ley del Mercado” y “La Ley de La Audiencia/Rating”
Por el simple juego de condiciones económicas hábilmente creadas, los canales televisivos, ya no disponen de más medios financieros para realizar investigaciones verdaderamente periodísticas, sin embargo, al mismo tiempo, el “reality-show” y los micro-sondeos de calle, arrastran más audiencia, a un costo mucho más reducido.
Mismo pasa con los acontecimientos importantes, que son tratados bajo el ángulo de “revista”, por la esquina del ojo…
Así, una Cumbre Internacional, dará lugar a una entrevista del jefe que organizo el “plato”, a imágenes de limusinas oficiales, y los saludos delante de un edificio, pero ninguna información, ningún análisis a propósito de los temas discutidos por los jefes de Estado.
Asimismo, un atentado será tratado por micro-sondeos en la calle, sobre los lugares del drama, con las impresiones y testimonios de los pasantes, o la entrevista a un rescatista, o un policía.
A estas insignificancias, se añade el deporte, los hechos diversos, los reportajes pintorescos sobre los pueblos, sin olvidar las publicidades disfrazadas por productos culturales, haciendo el objeto de una campaña, espectáculos, películas, libros, discos...
Por otra parte, los medios de comunicación siempre han tenido una relación muy próxima con los diferentes partidos políticos, bajo la premisa de “servir como medio de difusión de la imagen y el mensaje de los candidatos”
La inclinación política que tienen los medios, es notoria, sobre todo cuando se sabe que la mayor parte de los mismos, son manejados por personas a las que las respalda una carga política notable.
Situaciones como ésta, han tenido serias consecuencias, ya que distorsionan el sentido de lo que es informar.
Por ejemplo, el magnate australiano, nacionalizado estadounidense, Keith Rupert Murdoch, es el director y principal accionista de News Corporation, que comprende medios tales como The Sun y The Times, así como cadenas de televisión como Fox, National Geographic, y Sky, la corporación de medios de comunicación más grande e influyente del mundo.
En específico, el personal de la cadena Fox, era forzado a adoptar las posturas de la cadena, para mostrar a la audiencia de EEUU únicamente lo que era favorable para El Partido Republicano, y de ese modo, las consecuencias sociales proporcionadas por este canal, desembocaran en las urnas electorales.
En general, la cadena de Murdoch, protagoniza el escándalo de escuchas telefónicas ilegales, a través de su tabloide británico, News Of The World, así como la interceptación de correos electrónicos para preparar noticias al respecto.
Así pues, los medios informan lo que a ellos les interesa informar, y siempre que no afecte sus intereses.
Por eso crean “la agenda”, con los temas que ellos mismos deciden que son de los que se tiene que hablar; y por lo general, por no decir “siempre”; los políticos se guían por esa agenda para lanzar tal, o cual medida.
Y la gente opina de acuerdo a los temas que se habla en los medios, como si esa fuera la única realidad.
En ese sentido, y porque dejan afuera temas realmente importantes, puede decirse que los medios de comunicación desinforman, y en otros casos, sobre-informan, creando verdaderas psicosis que alimentan sus propios negocios, y los de otros.
Por tanto, un noticiero contiene de promedio máximo 2 a 3 minutos de información; el resto está constituido de reportajes anecdóticos, de hechos diversos, de micro-sondeos en la calle, y de “reality-shows” sobre la vida cotidiana.
Se siguen llamando “Telenoticieros” pero deberían en realidad llamarse, “magazines” o revistas.
“Answer or die”
Money Monster es un drama de suspenso, del año 2016, dirigido por Jodie Foster.
Protagonizado por George Clooney, Julia Roberts, Jack O'Connell, Caitriona Balfe, Dominic West, Giancarlo Esposito, Dennis Boutsikaris, Darri Ingolfsson, Christopher Denham, Anthony DeSando, Jennifer Dong, Ivan Martin, Cliff Moylan, Vernon Campbell, Joseph Oliveira, entre otros.
El guión es de Alan DiFiore, Jim Kouf, y Jamie Linden; y fue seleccionado para las listas de “Blacklist” en 2014; un espacio en el cual se promocionan los mejores guiones del año, que aún no han sido realizados.
A partir de estos listados, se han dado a conocer guiones, que hoy día son reconocidas obras cinematográficas ganadoras de muchos premios de prestigio.
Money Monster, se introduce entonces en 3 submundos:
Los programas de televisión chatarra, las especulaciones financieras, y los laberintos de la tecnología; pero la premisa es un secuestro televisado en directo.
El rodaje, se ha desarrollado en New York y en Wall Street, El Distrito Financiero de Manhattan; y la acción sigue a Lee Gates (George Clooney), una grandilocuente figura televisiva, cuyo popular programa de economía “Money Monster”, lo ha convertido en el genio del dinero de Wall Street.
Pero, después de recomendar un valor tecnológico que se desploma misteriosamente, un airado inversor, Kyle Budwell (Jack O’Connell), víctima de la corrupción de un sistema financiero que no cuenta con las salvaguardias necesarias para proteger los mercados, y a los pequeños ahorristas; es un joven trabajador que está a punto de ser padre, y que ha perdido todos sus ahorros, unos $60mil, por seguir una mala inversión, que en verdad es una estafa a partir de un algoritmo adulterado, recomendada poco tiempo antes por el propio Lee Gates; toma como rehenes en directo al presentador, a su equipo, y a su productora estrella, Patty Fenn (Julia Roberts)
Entre sus exigencias, está la de ver cara a cara, al CEO de IBIS, Walt Camby (Dominic West), un magnate de Wall Street, que debe dar explicaciones por la pérdida súbita de $800 millones en acciones de su fondo de inversiones.
Una pista indica, que el mismo Camby, pudo haber desfalcado a la empresa para beneficio propio, en las minas de oro de Sudáfrica…
Advertidos de que deben mantener la trasmisión en vivo en todo momento, Gates y su productora, intentarán permanecer con vida, y mantener la calma frente a las amenazas de detonar una bomba del indignado inversor, y su demanda de obtener una explicación creíble, sobre lo que realmente pasó con las acciones de la empresa.
Con un desarrollo de la acción a tiempo real, Gates y Fenn, deberán encontrar una forma de seguir con vida, a la vez que descubrirán la verdad que se esconde tras una densa maraña de grandes mentiras.
Así, Money Monster emerge como una solvente muestra de cine de género híbrido, un “thriller” político-satírico, con algunas cosas que decir acerca del compromiso profesional de sus protagonistas, y la amoralidad de la maquinaria social.
Money Monster es sólo la realidad del día a día, y lo que hace es ver, hasta qué punto ha llegado la televisión.
Por ejemplo, con idiotas con programas propios, dando consejos sobre qué hacer con los ahorros.
La televisión dejó de ser líder en información, y básicamente se transformó en un medio para ganar dinero.
“The name is Lee Gates, the show is Money Monster”
Cuando Jodie Foster pisó Cannes por primera vez, sólo tenía 13 años…
Entonces era la joven estrella de “Taxi Driver” (1976); y 40 años después, y con 2 Premios Oscar en su haber, la actriz y directora, ha vuelto al Festival Internacional de Cine de Cannes con Money Monster, su 4° filme como directora; cuyos nexos son claros con las obras maestras “lumetianas”:
La tentativa criminal que pone a los medios de comunicación en el centro de la crisis, el cuestionamiento del sistema democrático de EEUU, a partir de la corrupción generalizada de las instituciones; y sobre todo, la puesta en evidencia de la situación desesperada del ciudadano promedio.
A medio camino entre la farsa acerca de los medios de comunicación, el “thriller” psicológico, y el film político global, Money Monster acompaña a sus personajes a través de un despertar de la conciencia que, siendo bastante evidente, termina integrándose de manera óptima en el tenso y sostenido torrente narrativo.
Foster narra una historia que funciona bien, aunque por momentos, en términos un poco obvios, en 3 diferentes niveles:
Como crítica a la codicia y los abusos de las corporaciones financieras, un tema muy de moda en el Hollywood de los últimos tiempos; como cuestionamiento a ciertas miserias de las cadenas informativas del estilo de CNN o Fox News; y finalmente, como “thriller” con un caso policial que mantiene la tensión hasta el final en las calles, en el sector financiero de New York.
En la historia, el presentador de televisión, Lee Gates, es considerado un experto en temas financieros.
No obstante, sus consejos han afectado la vida de algunos de sus televidentes...
Kyle Budwell, ha perdido todo el dinero de su familia en una mala inversión, por lo que decide secuestrar al periodista durante una emisión en vivo.
Con constantes alusiones a audiencias hiperconectadas, los grotescos espectáculos de codicia, o el desvergonzado desenfreno por el dinero, Money Monster pretende poner al día, las épicas jornadas de antaño protagonizadas por Al Pacino, John Cazale o William Holden; y se aprovecha de la teatralidad del set televisivo, así como la frialdad y cinismo del ambiente relacionado con las finanzas.
Allí se multiplican los planos, o se permutan a discreción, combinando las acciones de Gates, con la tensión en la cabina de producción liderada por Patty Fenn.
Mayor será, incluso, la posibilidad de afilar los comentarios críticos al sistema, cuando se desate, con altas cuotas de delirio, el secuestro en vivo del “showman” interpretado por Clooney.
El problema de este planteamiento, no obstante, radica en el poco interés que Foster dedica al drama humano, ese que paradójicamente caracterizaba sus anteriores filmes.
Así, el tono tragicómico, se ve reducido a un registro llanamente cómico y, a veces, casi paródico.
Si bien hay varias vertientes narrativas como:
La televisión basura y su componente ético; el poder de las redes sociales; dinero y su correspondencia real; y globalidad del mundo digital y velocidad de sus transacciones; ninguna de esas hebras, es abordada en profundidad.
Money Monster busca ser reveladora, para alertarnos de los peligros de esta Era Digital, pero sólo nos brinda una primera derivada de los problemas, al contrario de muchas cintas que abordan el descarnado mundo financiero de manera acuciosa.
Las 2 primeras vertientes, son abordadas desde un humor inteligente, crueldad de los inversores, y la sorpresiva entrevista a la novia del protagonista; pero desaparecen rápidamente del foco de atención.
La directora, quizás comete el error de incluir actores muy conocidos, como George Clooney y Julia Roberts, al mando del programa televisivo, intertextualidad fallida, en desmedro de un trabajador ignorante que pierde toda su herencia al seguir los consejos del programa “Money Monster”
Y se enfoca en los derroteros de los amigos, animador y productora, y no se interesa por la solución de los conflictos del joven trabajador que recurre a la violencia para hacerse escuchar.
Foster esboza una alerta, sobre dónde está el dinero real, ese que tenía su respaldo en oro, o dicho de otro modo, de si el dinero que se transa es real o ficticio, pero tampoco ahonda demasiado en el tema.
Se detiene un poco más en la globalidad del mundo financiero, y de las comunicaciones, pero ahí surgen hackers sacados del sombrero, y búsquedas demasiado exitosas de un buscador de Internet, lo que resta credibilidad a la supuesta arista periodística de Money Monster, que pese a sus falencias, tiene buen ritmo, corto en metraje, y es bastante entretenida.
En su crítica a la irresponsabilidad de los medios de comunicación, y a la corrupción financiera, Money Monster realiza unas cuantas concesiones a la galería:
George Clooney, relaja el ambiente bromeando ante la adversidad, y en general, Money Monster trata con demasiada condescendencia a sus protagonistas:
Su despertar ético y moral llega demasiado pronto; y el personaje del villano, carece de matices.
Sin embargo, en el lado positivo de la balanza, se demuestra una cierta nobleza al no exprimir los dramas privados/familiares de los personajes, que como los protagonistas de “Spotlight” (2015), terminan genuinamente comprometidos con un periodismo independiente, capaz de enfrentarse al poder.
“El sistema financiero, se ha vuelto complicado, pero en realidad son aquellos que crearon las reglas, los que lo complicaron para poder beneficiarse”, sostuvo la directora.
“Creo que la gente no sólo quiere ver superproducciones.
También se interesa por películas que los hagan sentir y pensar, sin ser manipulados”, dice la directora.
“En este caso, nuestra historia empezó como una simple sátira, pero los guionistas le agregaron diferentes capas, y al incorporar el tema de la tecnología, Money Monster alcanzó una dimensión global.
Hubiera sido triste restringir la historia sólo a lo que pasa en este programa, o en EEUU.
Finalmente, se trata de cómo gente con dominio de la tecnología digital, pero sin dinero, es capaz de derribar a algún “pez de gordo” de Wall Street.
Pueden ser de lugares tan distintos como Sudáfrica, Corea del Sur o Islandia, como pasa en Money Monster”, agrega, refiriéndose a uno de los giros, en su 2ª mitad.
Aunque Money Monster tiene “varias capas narrativas”, término que gusta usar Jodie Foster; es finalmente el drama del obrero Kyle Budwell, el que conecta directamente con el público.
“El representa la rabia de la gente contra los abusos financieros y tecnológicos.
Ha sido dejado al lado por el sistema.
Sin embargo, creo que hay algo de responsabilidad compartidas en su situación.
Una de las mejores líneas de la historia, la tiene el propio empresario Camby cuando dice:
“Nadie se quejaba cuando ganábamos dinero para ustedes, sólo lo hacen cuando lo perdemos”
Eso quiere decir, que todos contribuimos a que las cosas continúen en el sistema”, explica la actriz y realizadora.
“El personaje de Jack O’Connell, encarna una rabia que siente mucha gente frente a los abusos del sistema financiero.
Y lo más irónico de todo esto, es que somos cómplices y responsables por haber creado un sistema injusto”, declaró Foster
Yo por lo menos, sentí bastante lástima por el personaje de O’Connell, su actuación me produjo mucha empatía; además que es el mejor de todos los actores en Money Monster, y considero que es un papel a su medida, para su lucimiento en Hollywood, al lado de oscarizados actores.
Según el actor George Clooney, Money Monster pretende meditar sobre el papel que tienen los medios de comunicación.
Y en concreto, según sus palabras, “reflexiona sobre el peligroso momento en el que los noticiarios han dejado de centrarse en informar, para dedicarse a entretener, y ganar dinero.
He sido testigo del cambio.
Hoy en día, ya no son noticias lo que vemos, sino entretenimiento, espectáculo”, lamentó el actor estadounidense.
El intérprete, que apoya públicamente a Hillary Clinton en la carrera hacia La Casa Blanca, habló sobre las elecciones presidenciales en su país, y aseguró que Donald Trump “no será presidente” de Estados Unidos:
“Trump es el resultado del hecho de que muchos programas de televisión, no han hecho las buenas preguntas.
Tener una cadena de información, que emite las 24 horas, no quiere decir que tenga más información.
Si se informara a la población, acerca de su programa, el efecto sería muy distinto”, sostuvo.
Según el actor de Hollywood, las televisiones “prefieren aumentar su audiencia con un podio vacío, diciendo que Trump está por hablar, en lugar de tomarse 30 segundos para hablar sobre temas importantes, como los refugiados, la mayor crisis del mundo”
Money Monster, entonces, resulta ser un film mucho más potente por sus interpretaciones, sus cuotas de humor y sus giros sorpresivos, que por un atrapante suspenso; y por el fondo.
En el guión, hay cosas que me suenan a déjà-vu, con alguna situación inverosímil, y otras previsibles, por ejemplo:
¿No les parece absurdo todo el paseo hasta Wall Street?
¿Tantos policías?
Para llegar hasta el edificio donde está el malo, y pillarle por casualidad en los pasillos, y montar allí un plató improvisado, y sin ningún tipo de guión, unos hackers aleatorios con voz distorsionada, se sacan de la manga unas pruebas que le inculpan, y se las cuelgan…
¿Qué tipo de fibra óptica usan para subir tantos gigas en tan poco tiempo?
Por otro lado, cabe señalar que Money Monster también termina siendo una suma de clichés:
El presentador de televisión, resulta ser elegante con cierta animosidad conocida; el muchacho que hace el asalto, es un “loser”, el típico perdedor ambicioso, pero carente de educación e intelecto con una novia embarazada que se sale de sus cabales para hacer todo sin planificación…
Del otro lado, el empresario que le importa poco la opinión pública, y resulta ser un “loser” con dinero y poder; los hackers que viven encerrados en su habitación, a la sombra de videojuegos; el programador asiático, la jefa de comunicaciones elegante, y CEO que termina siendo un títere de sus jefes; la infaltable corrupción al invertir, la globalización a partir de hechos mediáticos que “paralizan” al mundo, y las inversiones oscuras en movimientos sociales en oriente, y finalmente, la gente que después vuelve a su vida monótona.
Es decir, que si bien es interesante ver todos estos elementos en juego, y siempre se presentan de dicha manera, termina siendo algo “conocido”, ya leído y comentado en los periódicos o la televisión, sin darle mayor profundidad o alguna pizca de originalidad a lo que hubiera sido un film mucho más potente de lo que es, y no sólo la puesta en luz de sucesos cotidianos de violencia y amarillismo.
Si hubieran querido más crédito al trasfondo, no eran necesarias las estrellas robándose el protagonismo por sobre la historia.
Sin embargo, en honor a la verdad, Money Monster es entretenida, te mantiene en vilo, con dotes de emoción y polémica, a pesar de no aportar nada nuevo.
Y nos muestra como el dinero y detrás la televisión como un medio sin rodeos, se acercan a una situación que sin salida aparente en su trama, por aquello de donde está mi dinero, todo concluye con una propuesta de verosimilitud aristotélica.
Y es que mientras vivamos en este planeta, todo lo es el dinero.
Finalmente, en su conclusión, la crítica al sistema financiero de Estados Unidos, no es tan fuerte como uno esperaría.
“Is this a union thing?”
Tal parece que “Wall Street perdió su brújula moral, y no parece estar esforzándose por buscarla”, eso le dice a BBC Mundo, Jordan Thomas, vocero de la firma de abogados que publicó un estudio que sugiere, una profunda cultura de impunidad ante la corrupción en los mercados financieros más poderosos del mundo.
El informe, preparado por la firma de abogados estadounidense, Labaton Sucharow, y la Universidad de Notre Dame, a partir de una encuesta a empleados de Wall Street, pinta un panorama preocupante.
El 47% de los encuestados, asegura que creen que sus competidores han incurrido en comportamiento antiético o ilegal.
Y 1 de cada 5, asegura que, en su opinión, para tener éxito en Wall Street, es necesario ser parte de esas conductas, al menos en algunas ocasiones.
Para Jordan Thomas, quien antes de trabajar en esa firma privada, laboró en Securities and Exchange Commission, la entidad regulatoria del mercado de capitales en Estados Unidos, una de las tendencias más preocupantes que revela la encuesta, es que un número creciente de firmas, estaría obligando a sus empleados, a firmar acuerdos de discreción, que básicamente les prohíben reportar a las autoridades, las irregularidades que observan al interior de sus empresas.
Así pues, con ese trasfondo, una amenazante e implacable bestia, se asoma en los guiones y en las pantallas de Hollywood.
Después de décadas de comunistas ateos, nazis sin alma, o narcotraficantes latinoamericanos, el enemigo más pernicioso, se mueve dentro del sistema, o tal vez lo domina.
Es lo que se denomina un “ladrón de cuello y corbata”, invisible en las calles de las urbes, y dispuesto a arrancar en helicóptero, cuando la justicia va tras él.
Su ejemplo más conspicuo, en EEUU, es Bernie Madoff, condenado a 150 años de cárcel por un fraude de $50 mil millones.
Y es que en la realidad, después de la crisis económica de 2008-2011, que dejó a muchos países al borde de la bancarrota, con economías muy débiles y altos índices de desempleo, un grupo canadiense, Adbusters Media Foundation, más conocidos por sus anuncios libres de anticonsumismo de la revista llamada “Adbusters”, propuso una ocupación pacífica de Wall Street, en señal de protesta en contra del liderazgo de las políticas del Gobierno de Estados Unidos, y su fracaso para prevenir, o hacer cambios efectivos en la crisis financiera global.
Así, “Occupy Wall Street”, es una rama de la acción de protesta Movimiento 15-O, la movilización mundial del 15 de octubre de 2011, que desde el 17 de septiembre de 2011, ha mantenido ocupado el Zuccotti Park de Lower Manhattan, en La Ciudad de New York, Estados Unidos; y luego, el 27 de septiembre, se expandieron a otros estados, como:
Boston, Toronto, Los Ángeles, San Francisco, Portland y Chicago.
En Wall Street, por ejemplo, llegaron a congregarse más de 20.000 personas, y hubo diversos, pero ligeros encuentros entre los manifestantes y la policía; el más destacado fue el arresto masivo en El Puente de Brooklyn, de gente cansada del gobierno, de la corrupción y “los delincuentes de cuello blanco”
El objetivo de las manifestaciones y concentraciones, es ocupar continuadamente Wall Street, El Distrito Financiero de New York, para hacer visible y clara la protesta por la avaricia corporativa, y la percepción la desigualdad social.
Los organizadores, pretenden que la ocupación dure “el tiempo que sea necesario para satisfacer nuestras demandas”
El cineasta Michael Moore, había sugerido que esto no era como cualquier otra protesta, sino que esta protesta representaba una variedad de demandas con una declaración común sobre la corrupción gubernamental, y el privilegio de las grandes empresas, y de que el 1% de los más ricos de los estadounidenses formulan las políticas.
Según una historieta de Fernando Calvi y Francisco de Zárate, publicada por el diario Clarín, en 1960, el sueldo de un CEO en Estados Unidos, era 50 veces superior al de un obrero.
Entre 2005 y 2010, esa diferencia se agrandó hasta 350 veces...
El movimiento entonces, se centra en la afirmación:
“La única cosa que todos tenemos en común, es que somos el 99% de los que no tolerará más la codicia y la corrupción del 1%”
Por tanto, las protestas han reunido a personas de muy diferentes ideologías políticas, incluyendo a los demócratas, anarquistas y socialistas.
Las creencias religiosas de los protestantes, también varían, incluyendo, pero no limitado a ateos, cristianos, judíos, taoistas, budistas, y musulmanes.
Los mensajes de los manifestantes, parecen ser variados, algunos con demandas para el aumento de impuestos a los ricos, el aumento de impuestos a las corporaciones, poniendo fin a las empresas de bienestar, el apoyo a sindicalismo, y la protección de Medicare, y seguro social en sus formas tradicionales.
¿Algo se ha hecho?
¿Algún medio ha investigado al respecto?
¿Tendremos que esperar que surjan más sujetos como Kyle Budwell?

“So what the hell kind of show are we going to do next week?”



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