The Kings Of Summer

“Discover a world you never knew expected”

La fantasía y la ensoñación, constituyen uno de los principales pilares cognitivos de la infancia, que llegada la adolescencia, se centran en el irrefrenable deseo de emancipación, de vida bajo reglas propias y no ajenas.
Si bien llegado el momento de dar dicho paso, “rito de pasaje”, de evolución lógica de la línea vital, el lidiar con el desengaño de dicho enfrentamiento directo con la realidad, supone el mayor desafío de cara a la madurez.
Todos, en algún momento de la etapa de la adolescencia, hemos querido valernos por nosotros mismos, y sentir que todo lo que deseábamos estaba al alcance de nuestras manos.
Las películas sobre la adolescencia, son un género clásico desde que James Dean se calzara su célebre chaqueta roja, allá por 1955, en “Rebel without a Cause”
Como buen subgénero, ha dado una enorme cantidad de productos, la gran mayoría de dudosa calidad, sin embargo, hay un pequeño grupo de esas películas que merece ser tratado con el mayor de los respetos, por su calidad y, sobre todo, por su capacidad para recordarle al espectador adulto, momentos, experiencias y actitudes que creía olvidadas, enterradas por el paso del tiempo, y la mal llamada madurez; entre ellas están cintas seminales como “Stand by Me” (1986) de Rob Reiner, “Dead Poets Society” (1989) de Peter Weir.
Digámoslo claro, el cine de Hollywood, tiene un gracia especial a la hora de hacer ese tipo de películas que ellos denominan “coming of age”, llámenlo “el tránsito de la edad del pavo a la edad adulta” o, simplificando, “la pérdida de la última inocencia infantil”; ese momento cuando los adolescentes descubren, con su primer desengaño amoroso, casi todas las veces, que “no todo el monte es orégano”
“My lungs fill up every time the seasons change”
The Kings Of Summer es una comedia del año 2013, dirigida por Jordan Vogt-Roberts.
Protagonizada por Nick Robinson, Gabriel Basso, Moises Arias, Nick Offerman, Megan Mullally, Alison Brie, Mary Lynn Rajskub, Thomas Middleditch, entre otros.
El guión es de Chris Galletta sobre la rebeldía ante el sistema impuesto por los padres, el amor y los celos, el deseo de libertad, y sobre todo, el valor de la amistad.
Todo visto desde el punto de vista de la adolescencia masculina.
Los méritos de The Kings Of Summer son mucho mayores, si se tiene en cuenta que es el primer largometraje del director Jordan Vogt-Roberts, pues antes, su carrera cinematográfica estaba centrada en los cortometrajes; y del guionista Chris Galletta.
El rodaje, tuvo lugar en el verano de 2012, en varios lugares a través de Ohio, incluyendo Cleveland, Chagrin Falls, Lyndhurst y el Hospital South Pointe en Warrensville.
La historia se centra en 3 amigos, bueno 2 y 1 que se les acopla:
Joe Toy (Nick Robinson), Patrick Keenan (Gabriel Basso), y el excéntrico Biaggio (Moises Arias); una cabaña perdida en el bosque y la libertad.
La historia nos adentra en la fantasiosa historia de estos 3 jóvenes infelices, que hartos de la sobreprotección de sus padres, deciden independizarse, y empezar una vida salvaje sin adultos, y al margen de la sociedad, según sus normas, según sus principios; por lo que deciden ser libres, pero claro, en toda historia adolescente, siempre hay una chica, y esta chica cambiará toda esa armonía que habían conseguido.
¿Sobrevivirá El Paraíso a la explosión hormonal?
En principio, la historia no nos aporta nada nuevo, es bastante tópica, adolescencia, incomprensión, cabaña en el bosque, y chica de por medio, pero:
¿Quién no ha soñado alguna vez, siendo adolescente, en vivir en una cabaña, con un par de amigos, rodeado de naturaleza, sin normas, cultivando y cazando como los aventureros de las grandes películas de Hollywood?
The Kings Of Summer ha conseguido que me vuelva a sentir adolescente otra vez, me ha hecho soñar, y volver al pasado, ha conseguido que me meta en la piel de alguno de los protagonistas, y me ha mantenido con una sonrisa en la cara desde el primer minuto hasta el último.
Me ha parecido un retrato perfectamente esquematizado de la etapa adolescente, donde lo absurdo cobra vida, y la libertad o más bien, la liberación, es el timón que sirve de guía justo en esa fase donde quedan pocos peldaños para meter la cabeza dentro de la sociedad, dentro del mundo de los adultos, y perder definitivamente todas esas sensaciones.
“In Italian, the word for snake means “the demon's cock”
Al igual que el desvanecimiento del día por el crepúsculo, la efímera naturaleza de la juventud, está perfectamente capturada por The Kings Of Summer:
El entorno que nos regala, me ha parecido fantástico, digno de ser filmado, incluso me he quedado con ganas de más, de que me adentrara en ese bosque, de mostrarme toda esa maravillosa vegetación, ese río fascinante, seguro que nos han faltado muchas cosas por ver.
La fotografía de Ross Riege, retrata tanto la luminosa exuberancia veraniega, especialmente en las escenas en el bosque, como la gris cotidianeidad de la vida suburbana de la que pretenden escapar los protagonistas, enfatizando aún más la dirección artística de Jennifer Klide y Carmen Navis, que pese a ser contemporánea, podría situar la acción de la película perfectamente hace 20 o 30 años, pues los teléfonos móviles apenas aparecen en un par de escenas, no hay ordenadores ni coches ultramodernos, e incluso vemos a Joe y Patrick echando unas partidas al “Street Fighter II” de la Super Nintendo.
Si bien la historia resulta algo excesiva, ilógica, realmente tiene una estructura muy bien diseñada, y son los pasos naturales que se dan en la adolescencia, con el deseo irrefutable de conseguir la liberación mediante la emancipación o desvinculación de los adultos, convertirte en adulto, pero siguiendo las normas de tus principios.
The Kings Of Summer está muy bien narrado, y es una bocanada de aire fresco, especialmente teniendo en cuenta la poca repercusión mediática que ha tenido.
Los protagonistas, se encuentran en una edad bastante compleja, donde no existe completa certeza acerca de elementos como la identidad personal, o los objetivos que se quieren alcanzar en la vida.
Esta etapa de autodescubrimiento, casi siempre está acompañada de conflictos con las figuras de autoridad, sobre todo con los padres.
El gesto que hacen los personajes, es simplemente una materialización del deseo que todo adolescente siente cuando tiene alguna discusión familiar:
Vivir por su cuenta, sin tener que responderle a nadie, ni a nada.
Y The Kings Of Summer se encarga de utilizar este punto de partida, para explorar temas como:
La madurez, la amistad, el amor y las relaciones de familia.
Y el tono escogido, es mezclar elementos de la comedia con el drama.
Por ejemplo, el retrato de los adultos, es totalmente cómico:
Desde padres extravagantes a más no poder, hasta policías incompetentes, pero todos caricaturizados.
Y los jóvenes viven momentos de toda clase, desde dolorosos hasta absurdamente divertidos.
El protagonista, es un muchacho de 15 años llamado Joe Toy, ojo al apellido “juguete”, que mantiene una complicada relación con su padre viudo, Frank (Nick Offerman)
Por otro lado, está el mejor amigo de Joe, Patrick, que sufre de todo lo contrario:
En su intento de ser “modernos” y “enrollados”, sus padres (Megan Mullally y Marc Evan Jackson) resultan ridículos, sobreprotectores, y tan cariñosos que, literalmente, le provocan alergia.
Tras una cena obligada con una potencial novia de su padre, que terminará de forma desastrosa, Joe consigue convencer a Patrick, y sin que sepamos muy bien cómo ni por qué, también a Biaggio, un extraño e hilarante chico latino; para llevar a cabo una descabellada idea:
Fugarse de sus casas a un claro en el bosque, y allí construir una casa, donde ellos establecerán las reglas, lejos de las exigencias y del control paterno.
La historia tiene una primera parte notable, con 3 adolescentes asqueados de sus respectivas familias y vidas, que deciden darse a la fuga para independizarse y construir una casa en medio del bosque.
Es ahí donde la cinta tiene sus mejores bazas.
La relación que se establece entre sus protagonistas, la camaradería, el entrañable y sano “dolce far niente”; una dulce anarquía vital; y una demostración química entre los actores muy buena.
Esa fantasía de la liberación en un microcosmos sin reglas, regresando a las esencias de la naturaleza, pronto choca, a los primeros eslabones de la evolución, pronto choca con los verdaderos gajes de la supervivencia salvaje y sus peores efectos, que obligan a recurrir a una civilización técnicamente avanzada, de la cual, afortunadamente para ellos, no se han ido tan lejos.
Y al mismo tiempo, como llave además del tercer acto, la aplastante evidencia de que el más dañino de los fantasmas internos de estos adolescentes, en pleno desarrollo de su propia identidad, no sea la abrumadora autoridad y sobreprotección paterna, sino ataduras emocionales de las no se desprenden ni en la “selva”
Uno de los momentos más característicos de la adolescencia, es el primer amor, capaz de convertir a tu mejor amigo de la infancia, en el mayor adversario por conseguir a tu objeto del deseo.
Y esto es lo que les sucede a nuestros 2 protagonistas, cuando el paraíso que habían creado se destruye, cuando surgen los celos y la envidia.
La escena del juego Monopoly, es el punto clímax de dicha situación, y sin duda alguna, uno de los mejores momentos de la obra.
Donde los enemigos son los padres, debido a la supuesta incomprensión de estos hacia esa etapa, con el primer amor, con el primer desamor y como no, la disputa con un amigo por un amor no correspondido.
Sí, hay muchos tópicos, algunos clichés, pero lo importante es que finalmente es un producto que consigue transmitir sensaciones, logra captar las inquietudes de los adolescentes en toda su esencia, y logra también invadirnos de nostalgia y melancolía, a la vez que nos divierte, especialmente el personaje de Biaggio, interpretado de manera destacable por Moisés Arias.
Biaggio es un excéntrico y entrañable adolescente, el más incomprendido de todos, también el más tarado y divertido, que me ha conseguido sacar algunas carcajadas.
Pero muy curiosamente, es del que menos conocemos su historia, no sabemos si tiene conflicto familiar, solo que cuenta cosas sobre Italia, pero que habla español, y está un poco mal de la cabeza.
Es el chico raro de la escuela, tanto que él mismo se declara gay, tanto que Patrick le insinúa a Joe que lo usen como la mujer del grupo, esto está dicho en un diálogo en que hablan de la necesidad y el contacto con una chica…
¿Muy raro, no?
Pero Biaggio es el típico personaje con el que es fácil empatizar, dada su chistosa naturaleza.
Por su parte, Nick Robinson está perfecto en el papel protagonista, seguro que en algún momento nos hemos podido ver reflejados echando la vista atrás en alguno de sus pensamientos, de sus actos, aunque sólo fuese en sueños.
Y Gabriel Basso, cumple muy bien con el papel encomendado:
Como el chico atleta, bien parecido, pero incapacitado, que es el que se queda con la chica, y muy probablemente, el más activo sexualmente de los 3.
Así, a través de ellos podemos contemplar casi toda la gama de emociones que trae la adolescencia, de la rebeldía al arrepentimiento, del entusiasmo del primer amor al dolor del desengaño, de la amistad a la amargura y la reconciliación, y todas de una manera tan vívida y auténtica, que a veces dejan con un nudo en la garganta.
Escenas como la larga noche en vela de Joe, mientras asume lo que él sólo puede ver como una traición, o la reconciliación entre éste y Patrick a través de las ventanillas de los coches de sus respectivos padres.
A Robinson, Basso y Arias, los apoyan un reparto de secundarios en estado de gracia, la mayoría de ellos surgidos de la televisión.
De entre ellos destaca Nick Offerman, que interpreta al padre de Joe de forma sensacional.
Su trabajo es vital para el desarrollo de la historia, no sólo porque desencadena la acción, sino porque aporta algo mucho más importante:
El retrato de los padres como algo más que meros accesorios, la representación de algo que muchos temen descubrir al llegar a la adolescencia, que nuestros padres son, al fin y al cabo, personas con sus virtudes y sus defectos, y que intentan hacer las cosas lo mejor que pueden, aunque a veces se equivoquen.
Sólo la escena en que le pregunta a su hija mayor, Heather (Alison Brie), si cree que es un bastardo, coloca la interpretación de Offerman entre las mejores del año, si no directamente la mejor.
A su lado, Marc Evan Jackson y Megan Mullally, ésta por cierto, esposa en la vida real de Offerman, resultan estereotipados e incluso irritantes en sus interpretaciones de ese tipo de padres “enrollados” que todos hemos conocido y sufrido alguna vez, aunque quizás la idea era esa.
Mención aparte merece la también casi debutante Erin Moriarty como Kelly, que encarna la personificación del primer amor ideal, sin por ello resultar un personaje plano ni una mera excusa argumental.
Una escena importante, es “la compra de comida en el supermercado”
Ante la imposibilidad de cazar o pescar, Joe y Biaggio compran alimentos y se lo intentan ocultar a Patrick.
Es muy fácil decir que se van a cumplir unas reglas, y entre ellas, que no compraran nada, y se buscarán su propio alimento.
Pero una cosa es la idea de lo que hay que hacer, y otra la verdadera realidad.
Posteriormente, una vez que Patrick ha regresado a casa, la familia de Joe le sigue buscando, y no entiendo como la policía no obliga al joven a decir dónde está su compañero…
Esta historia de búsqueda de Joe, es lo peor de The Kings Of Summer, además del bigote y la barba de los chicos, pues se nota que están pintaos…
Así como hay otras cosas que flojean bastante, como puede ser el hecho de sobrevivir en el bosque durante ese tiempo, o que no los encuentren, ya que el bosque ni es tan grande, ni tampoco está tan lejos del pueblo; o también de dónde sacaron los elementos para construir la cabaña que, no es que sea gran cosa, pero es mejor que las que yo y muchos construíamos a esas edades o antes.
“El toque femenino” la llegada de la chica/el pecado original, seguramente con serpiente incluida; venenosa y traidora, como no podía ser de otra manera, resulta demasiado evidente como giro del guión que se debió mantener solo los 3.
Pero con ella aparecen los celos, las rivalidades y las inseguridades, y se acaba la armonía; se acaba el paraíso y crecen, o al revés, porque maduran pierden el cielo; desgraciadamente, eso creo, vamos, como a todos nos ha pasado.
Pero se perdona todo eso, ya que se vea como un cuento, una aventura, una fantasía, una huida hacía la libertad.
Y también hay lugar a la crítica, o a la ironía, por ejemplo, cuando a juegan en medio de la naturaleza, y disfrutando de su libertad, y al Monopoly, uno de los grandes iconos de la sociedad capitalista; y la falta de los padres en recordar que también fueron jóvenes una vez…
Es verdad también, que huye de una cierta realidad, como la que ellos sean capaces de sobrevivir un mes sin problemas; pero es algo que no se lo tenemos en cuenta, porque viéndola, hemos cambiado el chip, hemos vuelto a vestir pantalones cortos con parches, y a tener las rodillas amoratadas:
Hemos vuelto a ser un poco más niños, y eso se agradece.
“Yes, I experienced a childhood on the planet Earth.
I've heard the story of the boy who cried wolf”
¿En qué momento dejamos la adolescencia para entrar en el mundo adulto?
No me voy a esforzar en buscar la respuesta, porque posiblemente no exista como tal.
Y llegar al mundo adulto y vivir una cruel paradoja…
Porque mientras éramos adolescentes, acelerábamos el proceso todo lo que podíamos.
Queríamos ser adultos, porque deseábamos que nos tomasen en serio.
Ya no eres tan lindo como cuando eres niño, y no nos guardaban respeto, porque al fin y al cabo, éramos unos mocosos.
Y sin embargo:
¿Cuántos en la edad adulta, se empeñan en tratar de rescatar aquello perdieron al dejar esa edad atrás?
Ya no es cuestión de “peterpanismo”, se trata de recuperar una libertad que ahora, por más que busques, no la encuentras en ningún resquicio.
Con The Kings Of Summer recordarnos qué se sentía al tener 15 años, y pensar que lo sabías todo, y que nada ni nadie podía impedirte hacer lo que quisieras, un tiempo en que los días de verano eran eternos, y podíamos creer que todo era posible.
Hubo un tiempo, en el que éramos felices...
Un tiempo de ingenuidad, de tardes estivales sin demasiado que hacer.
Un tiempo en el que creías tener todo el tiempo por delante, que el mundo se arrodillaba ante tus pies, que todo era posible si luchabas por ello.
Un tiempo donde todo se vivía por primera vez, en el que todo resultaba excitante.
Un tiempo en el que jugabas sin parar, y charlabas con tu mejor amigo hasta la salida del sol.
Un tiempo que a lo mejor no vivimos en su momento, pero que ahora intentamos rescatar del baúl de los recuerdos.
Y uno no sabe si recuerda lo que quiere, o lo que puede, si inconscientemente adapta esos recuerdos a las conveniencias del presente, o si en realidad idealizamos aquello que los mayores llamaban “edad del pavo”, y que para nosotros era, sencillamente, adolescencia.
Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Tal vez eso sucede porque, en el presente, nunca somos conscientes de lo que tenemos, así que sólo valoramos las cosas cuando las perdemos.
Puede, además, que tener 15 años no sea nada excitante, pero todavía es menos excitante dejar de ser joven.
Y sobre todo, nos gusta pensar que alguna vez fuimos “Los Reyes del Verano”

“Being in a situation where it's easier to lie but you choose to tell the truth”



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