The Nice Guys

“They're not that nice”

No hay cinematografía importante, que no haya acudido al cine policiaco con la inclusión en el guión de 2 policías contrapuestos en su forma de proceder y de pensar.
La mayor parte de las ocasiones en clave de humor, aunque otras veces desde la vertiente del drama personal, pero el caso es que la unión de fuerzas policiales, siempre ha ofrecido momentos muy jugosos para el espectador.
“Buddy film” o “película de amigos”, es aquella que muestra la amistad entre 2 varones protagonistas, como la principal relación en la trama.
La relación entre los 2, o eventualmente 3 protagonistas, es central; pues ambos suelen tener personalidades marcadamente diferentes, pero al superar las adversidades que se plantean a lo largo de la trama, forjan y fortalecen una amistad, y se genera entre ellos, una relación de respeto mutuo.
Si bien, ningún personaje femenino ocupa un lugar central en la narrativa, es común que los protagonistas mantengan en 2º plano relación con mujeres, dado que la relación homosexual entre los protagonistas, es inadmisible.
Los “buddy films” suelen aparecer hibridados con otros géneros, principalmente “road movies”, westerns, comedias y películas de acción.
La importancia de éste último género en las “buddy movies” de 1980 en adelante, dio lugar a un subgénero conocido como películas “buddy cop”, en las cuales, los protagonistas son 2 policías, detectives, o bien tienen como objetivo común, combatir el crimen.
“You're the world's worst detectives”
The Nice Guys es una comedia del año 2016, dirigida por Shane Black.
Protagonizada por Ryan Gosling, Russell Crowe, Matt Bomer, Kim Basinger, Yvonne Zima, Keith David, Margaret Qualley, Beau Knapp, Angourie Rice, Daisy Tahan, Abbie Dunn, Michael Beasley, Joanne Spracklen, Dale Ritchey, Terence Rosemore, Chace Beck, Kahallyn Summer Cain, Cayla Brady, Murielle Telio, Lexi Johnson, Gary Wolf, Maddie Compton, Michelle Rivera, Joshua Hoover, Charles Green, Scott Ledbetter, Amy Goddard, Brian Gonzalez, Ty Simpkins, entre otros.
El guión es de Shane Black y Anthony Bagarozzi; con grandes dosis de acción, humor, risas garantizadas, es una “buddy movie” en mayúscula, y con todas las letras.
Aquí presenta otro dúo detectives poco usual, mucha comedia física, diálogos y situaciones absurdas y rocambolescas, y un brochazo de “neo noir” elegante, que va desde misteriosas morenas desaparecidas envueltas en vestidos amarillos, a los guiños con el mundo de la pornografía, los años 70, y la corrupción como telón de fondo.
El guión de The Nice Guys fue escrito hace años por Black y Bagarozzi, pero el proyecto quedó paralizado; y se propuso inicialmente como una serie de televisión, pero fue ideado posteriormente como película, después de que el piloto parecía no ir a ninguna parte.
El proyecto no llamó la atención, hasta octubre de 2011, cuando Black y Bagarozzi, en El Festival de Cine de Austin, hicieron una lectura pública del guión; siendo producida y rodada en Los Angeles, y en Hollywood, California; además de en Atlanta, Georgia.
La acción tiene lugar en 1970, en la ciudad de Los Angeles, en donde el detective privado, Holland March (Ryan Gosling); y el ejecutor contratado, Jackson Healy (Russell Crowe), deben trabajar juntos para resolver el caso de una chica desaparecida, llamada Amelia Kutner (Margaret Qualley), y la muerte aparentemente sin relación alguna de una estrella del porno:
Misty Mountains (Murielle Telio)
Durante su investigación, junto con la hija adolescente de March, Holly (Angourie Rice), descubren una conspiración terrible que llega hasta las más altas esferas del poder, que incluye a una alta dirigente del Departamento de Justicia de EEUU:
Judith Kutner (Kim Basinger), madre de Amelia…
La pregunta del millón es:
¿Pese a su evidente falta de profesionalidad, y su incalculable torpeza, March y Healy podrán resolver el caso de una vez por todas?
Sin esconder su trivialidad, The Nice Guys ofrece una enorme bandeja llena de buenos diálogos, y de ese saludable ejercicio de reírse de 2 grandes y profundos actores de sí mismos.
“I'm saying, I think they died quickly.
So I don't think they got hurt”
El escritor/director Shane Black, sin duda sabe cómo hacer una buena película de duplas.
Se atribuyó las primeras y más exitosas duplas de Hollywood con “Lethal Weapon” (1987), la historia de 2 detectives de la policía de Los Angeles con “gatillo fácil”, que ahora se considera una piedra angular del género.
Su compañero en ese proyecto, fue el productor Joel Silver, con el que siguió colaborando en el género, con películas similares…
Y después de otros éxitos, Black regresa a sus raíces de películas de investigación, y un estilo muy particular de mostrar las altas tasas de criminalidad de EEUU.
El director, es un experto del género, y su conocimiento de la ciudad, nos transporta  en un viaje “noir” bien guiado a través L.A.:
El diseño de los años 70, está magníficamente creado, y la trama toma prestado el ritmo de un clásico del género “noir” de Roman Polanski; pero le basta con reproducir ese arquetipo de la mujer desaparecida, de la hermana pequeña que en realidad es hija, o la acción en una de esas lujosas piscinas de una fiesta hollywoodiense; y no necesita nada más que reunir a una pareja desparejada como antihéroes, la cual no busca el reflejo en su dibujo del citado Marlowe, de Sam Spade, o de Mike Hammer.
Situada en 1977, Jackson Healy es un matón pero funcional detective de L.A., ganando dinero con los puños, persuadiendo personas de la manera más amable posible, para que dejen de molestar a un tercero.
Uno de sus clientes, le apunta hacia Holland March, un detective privado con problemas de alcohol, que gusta aprovecharse de la buena voluntad de sus clientes, principalmente si son muy ancianos, como Mrs. Glenn (Lois Smith), la tía de una chica desaparecida, que está convencida de que ha visto viva…
March, decide investigar el caso porque necesita dinero, y en unos días, aparece metido en medio de una conspiración de asesinatos de largo alcance, extrañamente arraigada en la niebla de la industria automovilística de Estados Unidos.
Una nueva y particular situación, trae a los 2 personajes juntos de nuevo, después que La Fiscal del gobierno, Judith Kutner, necesita emplear las “habilidades” combinadas de investigación del par, para localizar a su hija perdida, que se ha visto envuelta en los bajos fondos de pornografía de Los Angeles…
Hasta el momento de su encuentro, la historia es una pasarela:
Una que celebra los cines porno, con pósteres chillones, el descapotable como vehículo oficial de la noche, la investigación como campo de pruebas para que los buenos tipos se entiendan, más mal que bien, y una soberbia fiesta en una mansión, que es directamente el trampolín nostálgico a unos tiempos en los que había más locuras, más agallas, y sobre todo, más libertades, porque otra magnífica pasarela es la de las increíbles chicas ligeras de ropa que persigue March…
Que no falte tampoco el cumpleaños de la hija, olvidado antes de que un contestador lo recuerde…
Y es justo en dicha fiesta, que Black, antes de que lo pidas, o antes de que te des cuenta, deja el homenaje, y pasa a la acción, gracias precisamente a la hija de March, Holly, conciencia amable y necesaria de esta historia.
Es ella la que, por primera vez, ve a un matón maltrecho después de un atropello, y grita que necesita ayuda, arrancando de cuajo esa regla no escrita, por la cual, los matones solo valen para que les maten, o en su defecto, para que nos riamos de ellos mientras los matan.
Ambos detectives trabajan juntos, pero sus métodos son muy distintos entre sí, para localizar a Amelia, y resolver el misterio sobre el asesinato de una estrella del porno.
Así es como Holly, de 13 años, es quien termina siendo más astuta que su propio padre, y amigo; quien siempre está a la expectativa y temor de lo que Jackson haga.
Y en el recorrido de su búsqueda, tendrán que lidiar con toda clase de personas y estratos sociales, pero su dolor de cabeza será la madre de Amelia:
Judit Kutner, quien no tolerará errores, y se valdrá de su “poder” para recuperar a su hija.
La diversión sigue, tampoco hay que engañarse, los diálogos no pierden frescura en ningún momento, pero ahora ya no hay carcasas u homenajes detrás de ellos; hay personas que hemos aprendido a querer, en sus buenos y malos momentos, y querremos que se rediman.
La investigación, pasa a ser la excusa, o quizá lo fue siempre, y realmente solo quedan 2 buenos tipos, tratando de demostrarse que lo son, mientras una niña quiere que lo sean.
Eso es lo único que importa, y no la puta gente, organizando tramas de corrupción amenazadas por una película porno, o rebeldías inútiles contra la contaminación que está matando a los pájaros...
Sin embargo, también The Nice Guys es el sustrato político, social, cultural y cinematográfico, de aquellas aventuras “noir” del lúbrico John Holmes.
De hecho, The Nice Guys es una lúbrica ensoñación, asimismo perspicaz y muy crítica dentro de su aura de nostalgia, de ese espíritu “pulp” de tercera, que las películas para adultos tenían cuando tomaban como excusa para la mera sucesión de coitos los relatos “hardcore” del escritor Mickey Spillane.
¿Cuál es entonces la inspiración de The Nice Guys?
Pues ni más ni menos que Bud Abbott y Lou Costello, a quienes se cita directamente en la extraordinaria escena, donde el personaje de Ryan Gosling descubre el cadáver del productor de cine X, que esconde además un cameo sin rostro; sacada directa y literalmente de “Abbott and Costello Meet Frankenstein” (1948); y quien dice Abbott y Costello, dice Terence Hill y Bud Spencer, claro:
Humor omnipresente, enorme química entre Russell Crowe y Ryan Gosling, que es pura alquimia; que no desvirtúa un retrato muy serie negra de los EEUU de los 70, con el espectro de Nixon, y ya del fin absoluto de “los sueños”
Inevitablemente, The Nice Guys centra su atención en la bufonería de su dúo, y exhiben una verdadera química cómica en todas partes:
Russell Crowe interpreta el tipo rudo pero recto, en contraste con Ryan Gosling que parece “The Dude”, cruzado con El Inspector Clouseau.
Gosling, que después del año pasado con “The Big Short” (2015), ha reafirmado sus credenciales como un verdadero talento cómico, muestra que debería ser un personaje deplorable, egoísta, deshonesto, y no fiable; pero sin perder el encanto que atrae al público a las salas.
Su personaje, es un padre viudo a cargo de una niña mucho más adulta de lo que parece, pero que le salva muchas veces el pellejo.
La actriz se llama Angourie Rice, y está a la altura de los actores adultos, para aplaudir su trabajo; una chiquilla muy entrometida con un intelecto y un desparpajo superior al de su padre.
Entrañable y dulce interpretación de la joven, la cual además cuenta con suficientes minutos para demostrar el talento que posee, y robarles cámara.
Un nombre que oiremos mucho en el futuro, no me cabe duda.
Mientras Crowe no alcanza los mismos niveles de risa cuando esta desconectado, pues no es un actor cómico natural, pero funciona bien cuando está a dúo con el personaje de Gosling.
Si March es un padre pésimo y peor detective; Healy es un egocéntrico cabrón que va solo a por el dinero y los golpes; pequeños detalles, pequeñas excusas, que disfrazadas de humor se tragan mejor, porque estos son los buenos, y queremos verles triunfar.
Es muy evidente, que ambos actores están riéndose de sí mismos y de sus trayectorias profesionales, complementándose a las mil maravillas, como si de un dúo cómico se tratase.
Según el actor Russell Crowe, hubo cierta improvisación durante el rodaje:
“Para Shane Black, el guión es un mapa, pero no se sigue a rajatabla, y nos dejó explorar”
La pareja de actores, ha bromeado sobre su papel de héroes; y en el caso de hacer una de superhéroes, Russell Crowe se reía de sí mismo diciendo:
“Seríamos “Fatman y Ribbon”, jugando con el sonido cercano a “Batman y Robin”, de “gordo” y de “cinta”, remarcando su innegable orondez.
Afortunadamente, el humor negro no disminuye su tono, ya que mezcla las características de películas “noir” y películas “stoner” o de drogadictos.
Otro del reparto es Matt Bomer, que juega las veces a un escabroso personaje de sicario.
Mención aparte a la psicodélica recreación de los años 70s en los vestuarios, maquillaje y peluquería, en los sets y la fotografía que Philippe Rousselot, que impregna de neblina y de encuadres precisos el retrato de la california de la década.
Es importante señalar, que en The Nice Guys hay tiros y violencia, pero no encontrarás en ella imágenes generadas por ordenador, esto lo suelen agradecer los amantes del cine de acción clásico.
Y en el fondo, el guión tiene su guiño a la actualidad:
Emplea el tema de hace poco de la contaminación no declarada producida por los motores de famosas marcas automovilísticas.
Los jóvenes siempre preocupados por el medioambiente, protestando contra la contaminación del aire y, en frente, esos intereses ocultos para que no prosperen los catalizadores; con su insoportable polución y su pornografía, pero se intuye que hubo mayor radicalización izquierdista en aquel entonces.
Las grandes fortunas sucias se acumulaban los poderosos y corruptos, ennegreciendo las mentes de políticos que ocultaban sus verdaderas y oscuras intenciones, mientras daban para el gran público, para los votantes, una blanca y luchadora imagen contra el crimen organizado, cuando estaban metidos hasta el cuello en él.
Curioso el diálogo final del personaje de Kim Basinger, que amenaza con que la industria vencerá, aunque ella no triunfe defendiendo los intereses de los magnates, otros vendrán detrás, que lograrán que Detroit se mantenga siempre como una potencia industrial indiscutible, siempre.
Crítica absoluta y dura, para una ciudad que está hoy en bancarrota.
Mientras el personaje de Ryan dice:
“En 5 años, sólo se harán coches eléctricos fabricados en Japón”, y lo dice como si fuera profeta.
De las escenas, todas que encuadren a la pareja, o trío, o solo la niña…
Solo la escena en que Gosling se hiere la muñeca, me hizo sonreír; o la escena del baño, y en el ascensor, hay muchos detalles cinéfilos muy buenos que arrancan las risas como la nostalgia, como ese cartel de “JAWS 2” (1978)
¿Cuál padre permite que su hija corra peligro?
Por último, la banda sonora cuenta con algunos éxitos de los 70, como:
“September” y “Boogie Wonderland” de Earth, Wind & Fire; “Get Down on It” de Kool & the Gang; “A Horse With No Name” de America, o “Rock and Roll All Nite” de Kiss.
Además, están canciones de la época como “Ain’t Got No Home” de The Band, o “Love and Happiness” de Al Green, entre otros.
“Don't say n'stuff.
Just say, Dad, there are whores here”
¿Están cansados del género de superhéroes?
¿Añoran los viejos tiempos, cuando las películas no tenían miedo de arriesgar, de ser diferentes?
Pues The Nice Guys es un torbellino dispuesto a agitar la cartelera mundial, a reírse de la formalidad imperante, y amenazar a todos los productores conservadores con el regreso de un estilo, cuya única norma es ofrecer diversión desenfadada, sin necesidad de grandes efectos especiales, ni escenarios fastuosos.
El director Shane Black sabe que este mundo ya no existe, pero le gustaría justificar por qué, y a día de hoy, no deberíamos olvidarlo, por ello nos entrega The Nice Guys; y desempolva una época, un estilo de vida, y lo analiza, con el necesario grado de parodia, con el necesario replanteamiento de sus esquemas.
Sin guardarse nada, y dejándonos claro, porqué eran los buenos tiempos.
Los tiempos en que los tiros venían con chascarrillos, la policía siempre llegaba tarde, y todos los problemas los podían arreglar 2 tipos duros desde la barra de un bar.
Los buenos tipos, claro está.

“Fucking Chet”



Comentarios

Entradas populares