American Pie

“Fill that sticky hole!”

Que una película se convierta en un mito dentro de la comunidad adolescente, hablo en general, porque cada adolescente es un mundo, es casi siempre debido a que toca temas que le son muy cercanos:
Atracción sexual, primeras dudas sobre ese tema, la amistad, las fiestas, etc.
Desde principios de los años 80, las comedias juveniles de instituto, que planteaban el tema central del sexo y la iniciación de susodicha práctica en la edad del pavo, hizo su resonancia en la celebrada “Porky’s” (1982) de Bob Clark, demostrando que los estudiantes de EEUU, en plena época “eisenhoweriana”, elemento el de su época ambientada, de menor importancia; no eran tontos, ni estaban tan condicionados por la moral.
Solo bastaba en que empezara un nuevo curso, y cruzaran las puertas para la escuela, para aprender de una vez por todas, una lección decisiva en su vida.
Años después, si a finales de los 90 “Scream” (1996), marcó un antes y un después en el género de terror  para adolescentes; American Pie hizo lo propio con la comedia.
Dicha generación, ha sido marcada por las aventuras de uno adolescentes, aunque en realidad, alguno ya pasaba de la veintena sobradamente, que en su último año de instituto, deciden dar el paso adelante, de probar el sexo.
Así tenemos las dudas típicas, el concepto de la amistad en esa época, y el conocer en profundidad el sexo contrario, eran los ingredientes para que, desde una perspectiva desenfadada y disparatada, se sucedan muchas aventuras entre ellos.
“Guys, uh, what exactly does third base feel like?”
American Pie es una comedia de 1999, dirigida por los hermanos Paul y Chris Weitz.
Protagonizada por Jason Biggs, Chris Klein, Thomas Ian Nicholas, Alyson Hannigan, Shannon Elizabeth, Tara Reid, Eddie Kaye Thomas, Seann William Scott, Eugene Levy, Natasha Lyonne, Mena Suvari, Jennifer Coolidge, Chris Owen, Eric Lively, Molly Cheek, Lawrence Pressman, Eden Riegel, Justin Isfeld, John Cho, Veronica Lauren, Eli Marienthal, Casey Affleck, Tara Subkoff, Christina Milian, entre otros.
El guión es de Adam Herz; que contó con un presupuesto de $10 millones; y se convirtió en la primera de una saga centrada en un grupo de amigos; una comedia de adolescentes ansiosos por perder la virginidad, llena de un humor nada refinado que, sorprendentemente, consiguió un espectacular éxito de taquilla, además de provocar varias secuelas con idéntico reparto, y semejante argumento, las cuales fueron:
“American Pie 2” (2001); “American Wedding” (2003), que se desarrolla 3 años después de los acontecimientos de “American Pie 2”; “American Pie Presents: Band Camp” (2005); “American Pie Presents: The Naked Mile” (2006); “American Pie Presents: Beta House” (2007); “American Pie Presents: The Book Of Love” (2009), que se desarrolla 11 años después de “American Pie” (1999); “American Pie Presents: Hole in One” (2010); y “American Reunion” (2012)
El título “American Pie”, está tomado de la canción del mismo nombre, y se refiere a una escena en la película, en la que el personaje principal, es capturado masturbándose con un pastel, después de ser dicho, que “la tercera base se siente como una tarta de manzana caliente”
El escritor Adam Herz, ha declarado que el título también se refiere a la búsqueda de perder la virginidad en la escuela secundaria, que es como “un pastel de manzana estadounidense”
Debido a ello, y a su provocativo contenido, estuvo a punto de asignarle la clasificación NC-17, no autorizada para menores de 17 años, lo que en Estados Unidos limita considerablemente la recaudación.
Ambientada en la ciudad ficticia de East Great Falls, Michigan, Estados Unidos; nombre basado en East Grand Rapids, ciudad natal del guionista; en su último año de instituto, un grupo de amigos hacen un pacto para perder la virginidad antes de graduarse:
James “Jim” Levenstein (Jason Biggs), Kevin Myers (Thomas Ian Nicholas),  Chris “Oz” Ostreicher (Chris Klein), y Paul Finch (Eddie Kaye Thomas), harán todo lo posible por tener relaciones sexuales, antes de llegar a la universidad, aunque eso les suponga algún que otro problema…
En contraposición a estos personajes, encontramos a Steven “Steve” Stifler (Seann William Scott), auto apodado “Stifmaster”; y Chuck Sherman, auto apodado “Sherminator”, cuyo comportamiento les imposibilitará alcanzar los logros de los anteriores.
Pero la historia se centra más en Jim, que está desesperado, porque todavía es virgen.
Además, desde que sus padres le sorprendieron viendo películas pornográficas, su situación en casa ha empeorado, porque su bienintencionado padre, Noah (Eugene Levy), pretende ocuparse de su educación sexual.
Mientras en el colegio, las cosas no van mucho mejor:
Su relación con Nadia (Shannon Elizabeth) una chica, gracias a un programa de intercambio, tiene toda la pinta de fracasar.
Así que su último recurso se llama Michelle Flaherty (Alyson Hannigan), una integrante de la banda de música, que resulta ser todo un prodigio...
American Pie, consigue exactamente lo que pretende, convirtiéndose, ¿Por qué no? en un clásico del cine adolescente.
“I would like to make an announcement.
There is a gorgeous woman masturbating on my bed”
Cuando en 1999 se estrenó American Pie, resulta complicado de saber, si sus responsables preveían el éxito en el que acabarían convirtiéndose, y que tras ella, llegarían muchas secuelas que repetirían más o menos la propuesta, hasta límites insospechados e innecesarios.
Pero esta primera propuesta, dirigida por los hermanos Weitz, sigue el modelo de “comedia americana con jóvenes en fiesta y en celo, cuyo único y principal objetivo es, perder la virginidad”
En realidad, American Pie no aportaba nada a un subgénero que pocas veces dio buenos resultados, mediante chistes o gags basados en el sexo, y en un humor soez y descalabrado.
Una comedia “sexploitation” adolescente que, con unos añadidos románticos de por medio, explicita las bromas coitales-colegiales de los pioneros films de temática similar.
Así podemos decir que American Pie no inventó nada, de hecho bebía directamente de películas ochenteras como “Porky's” (1981) o “Revenge Of The Nerds” (1984) o comedias descerebradas del estilo, pero supo aportar un toque gamberro distintivo, un toque que cosechó gran éxito, y que la ha convertido hoy en día, en una película de culto dentro de la comedia.
En el fondo, American Pie es una historia iniciática de 4 muchachos sobre ansiedad, descubrimiento y competitividad sexual, en donde tanto cabe la masturbación en plan repostería, como la escatología pedorra con los vientos anales, acompañados por sonidos de fondo de The Ventures.
Al margen de ello, la historia se burla y explota en tono de farsa, y con desigual gracia, los miedos, apariencias e inseguridades adolescentes ante sus primeros contactos genitales.
Como sucesora de las “high-school movies”, American Pie retrata en una historia coral, con secundarios que giran alrededor del indiscutible protagonista; la principal preocupación del adolescente:
La sexualidad; y lo que es más importante, cómo estos individuos se mueven ante los ojos de la sociedad, y los modelos de autoridad que la componen, como:
La familia, el instituto, el vecindario, e incluso los amigos.
Jim Levenstein (Jason Biggs), es el personaje central de la historia, un joven fracasado, muy probablemente judío, con poco atractivo, menos carisma, y una mala suerte, que se ocupará de poner en evidencia cada uno de sus defectos.
Encontramos en su figura paterna, a un hombre abierto, dispuesto a enseñarle los misterios de la sexualidad, pero de una inteligencia, y una autoridad inexistente.
Sus intenciones, acaban siendo inútiles, dejando a su hijo en un camino autodidacta.
Mientras la figura materna, aparece como sombra durante todo el metraje, sin pronunciarse ante este tema tabú…
Por lo que bien podríamos decir, que American Pie está producida desde la óptica masculina, sobre su sentir, y su forma en que es descubierta y explorada.
Fuera de casa, el mundo de Jim se reduce al instituto y a las cafeterías, espacios en los que las leyes son acordes a gente de su edad, con una microsociedad que da corona y potestad a los guapos, y a los que clase media y alta.
El sexo, en esta metrópolis adolescente, es un indicativo de popularidad, y tener pareja para el baile de fin de curso, es la prueba final para los atrasados; es también una preocupación de una urgencia superior al del examen final.
Así, Jim está rodeado de diferentes amistades, que representan el prisma total de las posturas posibles, respecto de la cuestión vital del sexo.
Cada uno de ellos, con su propia perspectiva, y necesidad, inclusive, en su conocimiento, por ejemplo:
Kevin Myers, es el latino enamorado que ve el sexo como algo secundario…
Presionado por sus colegas, propondrá a su pareja, Victoria “Vicky” Lathum (Tara Reid), mantener su primera relación.
Cuando lo único que necesita es decir “te quiero” para iniciar el coito, descubrirá que el amor es un concepto mucho más grande de lo que pensaba...
Por su parte, “Oz” recorre el camino contrario que Kevin:
Comienza fatalmente obsesionado por fornicar y, al cerciorarse de que el amor es la llave, jugará a enamorarse, y acabará sintiéndolo de verdad, mutando de deportista machote, a cantante pasteloso, enamorado de su contraparte del coro:
Heather Gardner (Mina Suvari)
Mientras que Stifler es el más liberal de todos, es adinerado y popular, deportista y atractivo, un lingote de oro para todo el instituto.
Él se mueve con seguridad, y domina las artes del humor, todo un ilusionista con las chicas; y es para todos sus compañeros, un modelo a seguir.
Sin embargo, él no forma parte del grupo… solo es utilizado para cuando se necesita espacio para hacer fiestas.
Y Paul Finch, es un alma adulta en el cuerpo de un adolescente:
Toma coñac en copa ancha de forma amanerada, juega al golf, y tiene un vocabulario exquisito.
Sus amigos lo ven como un carca objeto de burlas, pero comprará su prestigio en el instituto, introduciendo rumores falsos a través de un contacto femenino.
Pero todo este clima de liberación sexual, está filtrado por un punto de vista conservador y cobarde, que acaba alabando el valor de la estructura familiar tradicional, la inexistencia de cualquier relación homosexual, y el papel de la mujer-objeto.
La verdad, es que podemos decir que American Pie es una película que habla del sexo, que lo insinúa, pero que no aparece por ninguna parte.
Es pura inocencia, sin más.
Así se presenta de fondo, un tono psicológico que complementa muy bien el humor liviano y procaz utilizado.
Se enfoca, extrañamente en forma madura, en las distintas implicancias de las relaciones de pareja en la adolescencia, sus motivaciones e impulsos, la vinculación de la idea tácita, de que el sexo es sinónimo de éxito, la educación sexual de los padres que se mortifican, porque ven que la situación se escapa de las manos, etc.
Por tanto, American Pie funciona, si el espectador no pretende demasiado.
Es decir, si se deja llevar por la propuesta, y no analiza con mínima profusión, que se encuentra ante una chorrada en forma de película que, además, visualmente presenta un estilo cutre, ni reflexionado ni trabajado.
Simplemente consiste en situar la cámara frente a unos jóvenes actores, destacando Jason Biggs, quien después sí tuvo una cierta carrera, que se ocupan de caer, más o menos graciosos.
Aparte también, unos personajes que son inolvidables:
Como Stifler y su madre, el padre de Jim, Casanova...
Todos ellos, personajes con unas características perfectamente marcadas, con gran “feeling” o química; aunque tal vez, la edad real de alguno sea mayor de la que interpretan, pero de todos modos son pasables y correctos; y American Pie les lanzaría a la fama, a prácticamente toda la pandilla.
Al respecto, parece ser que una maldición se cierne sobre algunos de ellos:
Seann William Scott comenzó un tratamiento de rehabilitación para solucionar “asuntos personales de salud”, que muchos relacionan con su afición al alcohol.
Otro que también pasó por un proceso de desintoxicación por su adicción al alcohol, fue Chris Klein, “Oz” en la película.
El actor de Illinois, fue detenido por 2ª vez en 2010, por conducir ebrio en Los Ángeles, con un nivel que triplicaba la tasa de alcohol en sangre permitida.
Da la casualidad, que en plena vorágine de éxito por el taquillazo de American Pie, Klein inició una relación con una adolescente Katie Holmes.
Llegaron incluso a comprometerse, pero en 2005 rompieron su relación...
Un año más tarde, Katie daba a luz a Suri, la primera hija biológica del Tom Cruise, y poco después, se casaba con el actor.
También, el alcohol es uno de los grandes enemigos de la actriz Tara Reid, “Vicky” en American Pie.
Desde que trabara amistad con Paris Hilton, la actriz es más conocida por sus sonadas borracheras y descuidos exhibicionistas, que por sus trabajos cinematográficos.
Uno de sus momentos más bochornosos, se produjo en la fiesta de cumpleaños del rapero Puff Daddy, cuando el vestido de la actriz le jugó una mala pasada, y dejó al descubierto un pecho con visibles cicatrices, fruto de su reciente operación de aumento de senos.
La de New Jersey, es aficionada a la cirugía plástica, que también le ha dado más de un quebradero de cabeza, ya que alguna de las operaciones a las que se ha sometido, no ha salido del todo bien.
La actriz, vive tan obsesionada con su cuerpo, que es muy frecuente verla subir y bajar peso bruscamente, en poco tiempo.
Otros que han tenido más suerte, pero cuyas carreras no han acabado de despegar como se esperaba, ha sido el inolvidable “Jim”, Jason Biggs; o la “American Beauty”, Mena Suvari.
Biggs, rozó la gloria cuando fue escogido por Woody Allen para protagonizar la comedia romántica “Anything Else” (2003), junto a Christina Ricci.
Sin embargo, la película tuvo unas críticas muy pobres, y el trabajo de Biggs pasó sin pena ni gloria.
La más afortunada, hasta el momento, es la pequeña Mena Suvari, que encandiló con su papel de “lolita” en la aclamada “American Beauty” (1999)
A pesar de que no ha vuelto a realizar ningún trabajo destacado, su imagen desnuda y rodeada de pétalos, mientras un absorto Kevin Spacey la mira embobado, forma parte ya de las escenas más famosas del cine de Hollywood.
La que parece haber triunfado, aunque lejos de las cámaras ha sido Shannon Elizabeth.
La actriz texana, que encarnaba a la explosiva “Nadia” en la película, ha encontrado en el póquer profesional su “segunda carrera”
Gran aficionada a este juego de cartas, la actriz es considerada “una de los principales jugadores de póquer de celebridades”
De hecho, acude a Las Vegas hasta 3 veces cada mes, para participar en timbas con los mejores jugadores de Estados Unidos.
A pesar del escándalo en el que se vio envuelta, cuando se la acusó de organizar partidas de póquer en su mansión de Los Ángeles, y aprovecharse de sus invitados para engordar su propio bolsillo, Shannon acaba de ser fichada por la sala Carbon Poker, para que sea su nueva imagen.
Además de vestir con logotipos de la sala en sus torneos en vivo, Shannon jugará torneos online, y puede ser que haya promociones que consistan incluso en salir de fiesta con ella…
Un dato curioso de American Pie, es la dirección para la difusión de la webcam que Jim manda a sus amigos por correo, y es:
http://128.220.27.192/temp/NadiaVision
La dirección IP, pertenece realmente al departamento de psicología de la universidad de Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland.
Para la historia quedan las escenas:
Cuando los padres de Jim se sorprenden al ver que su hijo ve vídeos porno, y tiene el calcetín puesto en su pene erecto.
El odio de Stifler hacia Finch, por verle como una especie de “friki”, y la revancha de este con su madre…
La parte en que Jim mete su miembro viril en la tarta de manzana que hizo su madre…
¡Épico!
El baile de Jim delante de Nadia, y visto también a través de su webcam por todos los alumnos del instituto, debido a un error de red que él cometió al enviárselo a sus amigos más cercanos.
Las charlas del padre de Jim, acerca de las revistas porno de su hijo...
El semen en el vaso de cerveza que se toma Stifler, y que se repite/trauma en toda las secuelas, etc.
Si hay algo que achacarle, es que en los momentos que intenta ser “romántica”, rompe un poco el conjunto gamberro.
Por otro lado, la rapidez con que transcurren los hechos, unido al corto periodo de tiempo que abarcan, provocan que algunas situaciones resulten demasiado forzadas, en pos de cumplir los objetivos del argumento.
Lo que me hace gracia, es que al final, American Pie tiene más moralina de lo que presenta en una primera impresión; y al final te parece haber visto una “teen-movie” grosera, guarra y tópica, pero con un cierto trasfondo honesto y sensato, sobre lo que es en un principio, ser joven/adolescente.
“We'll just tell your mother that... we ate it all”
Hasta la aparición de American Pie, cada vez que nos hablaban del género de adolescentes desesperados por tener sexo, era imposible evitar pensar en aquel gordo dueño de un local de alterne llamado “Porky”
Este individuo, o mejor dicho, la película que tomó su nombre, marcó a principios de los 80, los cánones de este tipo de películas, con chistes picarones, situaciones vergonzosas, un grupo de adolescentes capaces de fornicarse a un árbol, y una moralina final, con grandes dosis de romanticismo.
Hasta que nos llegó American Pie, que supuso el renacer de este género, y tiene su gran virtud en combinar a la perfección esos cánones, con ingeniosísimas y peculiares caracterizaciones de unos personajes que a lo largo del metraje, terminan descubriendo la verdad sobre las relaciones entre hombres y mujeres.

“No longer will our penises remain flaccid and unused!
From now on, we fight for every man out there who isn't getting laid when he should be!
This is our day!
This is our time!
And, by God, we're not gonna let history condemn us to celibacy!
We will make a stand!
We will succeed!
We will get laid!



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