Demolition

“Life: Some disassembly required”

Todos somos diferentes, tenemos distintos intereses, aficiones, profesiones, inteligencia… pero hay algo que todos tenemos en común, sin ninguna excepción:
Las emociones.
El ser humano es tan fantástico, que cuando siente un peligro como amenazante para su vida, o cuando no puede evaluar las consecuencias de algo inesperado y terrible, reacciona y actúa para conservar la vida y las condiciones de vida normales:
Lucha, saca fuerzas de flaquezas… pero después, viene el riesgo de enfermar…
Cuando oímos hablar de “destrucción”, imaginamos algo que nos vuelve locos de miedo; que como la propia palabra indica, nos aterroriza tanto, que incluso nos paraliza; y nos vienen siempre, una o varias imágenes a la cabeza:
Paisajes asolados, casas derruidas y destrozadas, el caos total.
Pero “destruir”, a veces es necesario para “construir”
La razón de ese placer de destruir, está en última instancia, el negar el orden creado por otros como paso previo para después imponer el propio.
Sin lo uno, no es posible lo otro.
Y aunque sea el caso de que el poder propio no se puede imponer, esa temporal ilusión de poder, produce un sentimiento de euforia.
Todo orden, es la manifestación de la inteligencia y el poder de otros, y por tanto, es una amenaza al poder propio.
Reconstruir después de una catástrofe, es también restablecer un equilibrio en la vida social y personal de los afectados.
“Dear Champion Vending Company:”
Demolition es un drama del año 2015, dirigido por Jean-Marc Vallée.
Protagonizado por Jake Gyllenhaal, Naomi Watts, Chris Cooper, Polly Draper, Wass Stevens, Judah Lewis, Stephen Badalamenti, Zariah Singletary, Alfredo Narciso, George J. Vezina, Helen Brackel, Ben Cole, Lytle Harper, entre otros.
El guión es de Bryan Sipe; un guiño al desconcierto que genera la vida, y un homenaje a los golpes que nos sacan de él.
El guión de Demolition, formó parte del “Black List 2007”, una lista de guiones no realizados, más prometedores del año; siendo la productora Mr. Mudd, una de las empresas encargadas de la producción de Demolition, que cuenta como productor, al actor John Malkovich, uno de los fundadores de la misma.
El rodaje de Demolition tuvo lugar en New York, a partir del 15 de septiembre de 2014; entre las localizaciones empleadas, se encuentran el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, Coney Island, y Greenwich Street.
La acción sigue a Davis Mitchell (Jake Gyllenhaal), un exitoso ejecutivo que lucha por entender su desconexión emocional tras la repentina y trágica muerte de su esposa, Julia (Heather Lind), en un accidente de coche.
A pesar de la presión de su suegro Phil (Chris Cooper) para recuperarse, y junto con el accidente, se desencadena una historia, en la que Davis toma conciencia de lo vacía que está su vida.
Por tanto, empieza una “demolición” que lo abarca todo:
El trabajo, el bienestar material, el dinero, las propiedades, la casa, incluso él mismo.
Todo es puesto “patas arriba”, o más bien, es él quien se encarga de desmontar todo lo que ve, hasta llegar a los cimientos de su ser, y tratar de averiguar quién es realmente, para poder seguir adelante.
Davis, continuará desconcertado, y lo refleja desmontando compulsivamente objetos de su alrededor, hasta que conoce a Karen Moreno (Naomi Watts); y con la ayuda de ésta y de su hijo Chris (Judah Lewis), comenzará un proceso de reconstrucción de la vida que alguna vez conoció.
Aunque por momentos, Demolition se torna inverosímil, el trabajo del director y de Jake Gyllenhaal es sorprendente:
El retrato de una crisis nerviosa, que puede cambiar la vida de alguien de manera drástica, un personaje complejo, que nos enseña uno de los mejores y más naturales trabajos del actor.
“Fuck is a great word but If you use it too much then it just loses its value and you just sound stupid”
El director canadiense, Jean-Marc Vallée, nos tiene acostumbrados a películas, cuyos héroes viven experiencias transformadoras y de autodescubrimiento.
Desde el adolescente de “C.R.A.Z.Y.” (2005), que luchaba por forjarse una identidad; hasta el cowboy de “Dallas Buyers Club” (2013), que ve cómo sus rancios ideales se tambalean cuando contrae el virus del SIDA, etc.
Por eso, no sorprende que el director vuelva a colarnos otra historia de esquema similar, casi siempre con regusto complaciente, y agridulce.
Demolition encuentra un equilibrio perfecto, entre el drama personal y la comedia excéntrica, gracias a un inteligente guión de Bryan Sipe.
La propia historia se presenta en ocasiones de forma inestable, como si quisiera arrastrarnos a la psique de su protagonista, pero nunca pierde el rumbo, ni olvida lo que quiere contar:
Demolition es una película de duelo, pero no un duelo cualquiera.
Davis no siente nada, y por eso lucha por demoler todo aquello que se interpone entre él y el dolor.
Sus absurdas vidas, profesional, social y familiar.
Se recorre así, un camino que al principio resulta extraño al espectador, pero que finalmente se reconduce.
Con Davis, asistimos a una montaña rusa emocional, la que sufre tras el accidente de coche que acaba con la vida de su esposa.
Un accidente que saca a relucir, una apatía vital que abarca desde un matrimonio en decadencia, hasta los cimientos de un hogar construido a sus espaldas.
El personaje, inicia así un proceso destructivo que arrasa tanto los tabiques de una casa o la maquinaria de un ordenador personal, como sus relaciones afectivas, que asisten perplejas, como asistimos nosotros, a una aparente involución.
Como resultado indirecto del accidente, Davis desarrolla nuevas amistades, y comienza así una espiral de acontecimientos que le ayudaran a redescubrirse a sí mismo.
Con un gran sentido del ritmo, con un calculado pero efectivo equilibrio entre el humor y el drama, “la demolición” a la que hace referencia el título, se reconstruye con una enternecedora revelación en forma de “post-it” en la nevera.
Un pequeño detalle cotidiano, sin apenas importancia, que de repente adquiere toda la magnitud de la añoranza, ese sentimiento que sólo aflora ante la ausencia.
Con Demolition, vemos una historia más profunda de lo que a simple vista puede parecer:
Detrás de toda la fachada que se esfuerza por presentar en su promoción, detrás de todo eso, hay una historia que puede llegar a conmover.
Todos, de vez en cuando podríamos llegar a ser Davis, tendemos a ignorar las cosas que nos rodean por la rutina del día a día, o que simplemente no apreciamos suficiente a las personas que tenemos a nuestro lado.
Olvidamos lo que realmente somos, y actuamos por inercia.
Demolition es profunda, y está muy bien desarrollada.
Tiene un hondo contenido psicológico, que nos ayudara a pararnos a pensar en cómo percibimos nuestra vida, y cuál es la mejor formar de cerrar ciclos pasados.
Respecto a los personajes, es muy bueno que la relación de Karen y Davis no sea una acción sexual, sino puramente atracción.
Es un elemento de romance real, que no está representado en otras películas muy bien, o se ignora.
Tal vez, una sensación de anhelo que ambos han tenido durante mucho tiempo, incluso a través del matrimonio; pero siempre queda a la imaginación de “qué pasaría si…”
También, hay una interesante evolución en el personaje de Gyllenhaal:
En su puesto de trabajo, está normal por la muerte de su esposa, está claro que no sentía nada, ya que una persona “normal”, estaría depresiva por meses...
Entonces, cuando llega a la locura devastadora, se da cuenta de que en realidad le importa, y más tarde llega el dolor.
Con esta frase:
“No había amor entre yo y Julia, yo sólo no la cuide”, realmente lo siente.
Pero lo más importante es que se reconoce.
Si dijera que Demolition es la historia de un “Peter Pan”, un hombre al que no le gusta el mundo adulto, faltaría a la verdad, aunque hay algo de ello.
Este “Peter Pan”, descubre que es un niño, cosa que vemos muy al final…
Sin embargo, la potencial crítica al sistema de valores adulto, basado en la apariencia, queda diluida por la particularidad de la historia que nuestro protagonista encarna.
Por tanto, el mensaje que podría transmitir, queda en mera anécdota:
La de una persona en concreto, que decide salirse del sistema, para seguir formando parte de él.
He aquí la trampa…
Jake Gyllenhaal, que ya de por sí es un notable actor, nos brinda una interpretación excelente y matizada, llena de capas, y cargada de honestidad.
Naomi Watts, está muy por debajo de su potencial, cosa extraña, porque la australiana es una de esas actrices que siempre cumple, así que achacaremos este pequeño desliz, a que su personaje está algo desdibujado, y su química con Gyllenhaal es escasa.
El que sí tiene un papel destacado, es el jovencísimo Judah Lewis, que defiende con soltura un personaje que se lleva buena parte de los momentos estelares de la película.
Lamentablemente, tanto la vida de Karen como de su hijo, son solo circunstanciales en la vida de Davis, pues no sabemos nada de ellos, solo lo suficiente para hacer avanzar la historia.
“I found this upsetting, as I was very hungry, and also my wife had died ten minutes earlier”
Las películas de duelo, como Demolition, cuentan el camino de vuelta a la vida de aquéllos que, aunque vivos, también la han perdido por la muerte de un ser querido.
A la pérdida, le sigue el dolor, y después el vacío.
El final del duelo, es sin embargo, una salida del laberinto.
Tenemos que ser conscientes, de que la vida puede dar un giro inesperado en cualquier momento.
Identificar y potenciar la capacidad de desprenderse de todo, es una preparación esencial para poder reaccionar de una forma equilibrada y pacífica en los peores momentos.
La calidad del pensamiento, determina la calidad de la vida; es decir:
Tu mundo exterior, es un reflejo de tu mundo interior, y para cambiar cualquier cosa en tu mundo exterior, debes empezar cambiando lo que te acontece en tu mundo interior.
Una buena terapia, es escribir todos los objetivos que creas que has conseguido, y que quieres conseguir en la vida.
También, escribe los eventos que ya hayan ocurrido, y sientas que hayan afectado a tu forma de vida.
Cuando en la vida ocurren problemas o desgracias, da forma a nuestro sistema de creencia, y nos hace pensar de manera diferente.
Pero lo que es mejor, nos hace ser nosotros.
Las cosas que listas son biológicamente tú, no un simple reflejo de la sociedad.
Y es que demasiadas personas gastan su tiempo, es decir su vida, en hacer cosas que no les llenan, en llamar la atención, y satisfacer a personas que no les aportan ni verdaderamente les importa.
Nada les proporciona un gran placer, y la única solución que encuentran, es encadenar múltiples y veloces placeres, plenamente sustituibles.
Supeditados a agendas y protocolos sociales, guiados por distintos horarios, caemos sin darnos cuenta, en la rutina de un día a día que nos enajena y absorbe los pocos momentos de reencuentro que podemos tener con nosotros mismos.
En muchas ocasiones, en nuestro fuero interno, sabemos que estamos huyendo, que hay una incoherencia de fondo, y que habría que dar una respuesta desde uno mismo, pero esto no se hace, a veces por desconocimiento, y otras por miedo a tener que tomar decisiones que se nos antojan difíciles, y que suponen la posibilidad de equivocarnos.
Buscamos aprobación y soluciones externas, cuando tenemos que encontrarlas dentro de nosotros mismos.
Quizás, ha llegado el momento de pensar, porque haces esto o aquello, quizá ha llegado el momento de despertar a la vida, de darle verdadero significado, de jugar a ganar, y no a no perder, de encontrarse realmente con uno mismo.
Tú decides…
Encontrarse con uno mismo, requiere de espacio para uno mismo, debes concederte el espacio y el tiempo que necesitas, debes conectar con tu grandeza, debes aceptar tus miedos, comprometerte con el cambio, y dar gracias por tu vida.
Encontrarse con uno mismo, significa aceptarse plenamente, ponerse en valor, tener confianza, conectar con nuestro propósito vital, y tener la conciencia de estar en el camino.
Una persona que se ha encontrado consigo mismo, es una persona satisfecha, es pura energía, equilibrio, serenidad, alegría, positivismo, etc., actitudes que se proyectan en todas las esferas de la vida.
No olvides, que el secreto de encontrarse con uno mismo, está en seguir tus sueños, escuchar los deseos de tu corazón, y despertar para ser aquello a lo que estas destinado a ser.
No triunfes en lo que no quieras hacer, no vendas tu vida, permítete escucharte, préstate tiempo, amplia tu visión de la vida, revisa cuáles son tus criterios de éxito, establece tu plan de vida, e identifica tus valores.
Busca ese punto común, en el que hagas algo que te apasione, tengas capacidades, aportes valor, y estarás en el camino.
La vida es mucho más placentera, y te recompensa más cuando es jugada “con todo”, en vez de con la mitad del corazón.
Si no lo haces así, no importa cuánto dinero ganes, cuanta gente te quiera, lo inteligente que seas, los títulos que tengas, ni siquiera lo que hayas conseguido a lo largo de tu vida, no te sentirás completo.
El Ser Sobre El Tener.
Es absurdo querer poseer, sobrepasando la barrera del disfrutar lo que se tiene.
Venimos constatando, que nuestra ansia de tener, roza la avaricia, hecho que no hace más que empobrecernos como personas, perdiendo más tiempo, más energía, y más vida, intentando adquirir bienes tangibles, mientras, sin enterarnos, hipotecamos nuestras más preciadas posesiones inmateriales, comenzando por la salud.
El Ser o la libertad personal es real, cuando logramos soltar todo el peso de lo que no necesitamos.
Cuanto más liberamos, más espacio dejamos para la llegada de nuevas esperanzas e ilusiones.

“I feel nothing and you sound like an idiot”



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