600 Miles

“Entonces a dónde me voy…
Eh?”

México ha sido calificado a nivel mundial, como uno de los países más golpeados por la transferencia ilícita de armas.
Y es que los mexicanos tienen un derecho constitucional a poseer armas de fuego, pero la compra legal de armas en México, solo se encuentra en La Ciudad de México, controlada por El Ejército, es extremadamente difícil.
Según cifras del Departamento de Justicia de Estados Unidos, 94,000 armas fueron recuperadas de los cárteles mexicanos de la droga, en los 5 años comprendidos entre 2006 y 2011, de los cuales, 64,000, 70% vienen de los Estados Unidos.
Una vez que las armas se obtienen en tiendas de armas en Estados Unidos, luego se introducen de contrabando en México, a través de la frontera Estados Unidos-México.
En otros casos, las armas se obtienen a través de la frontera con Guatemala o robado a la policía o el ejército, en consecuencia, las armas de fuego en el mercado negro, están ampliamente disponibles.
Muchas armas se adquieren en los Estados Unidos por mujeres sin antecedentes penales, que transfieren sus compras a los contrabandistas a través de familiares, novios y conocidos, y luego de contrabando a México, poco a poco.
Las armas de fuego de contrabando más comunes, incluyen AR-15 y AK-47 tipo rifles, y FN Five-seveN pistolas semi automáticas.
Muchas armas se compran en los Estados Unidos, en una configuración semiautomática, antes de ser convertidas para disparar como ametralladoras.
México incautó en 2009, un total combinado de más de 4,400 armas de fuego del tipo AK-47 y AR-15, y el 30% de AK-47 tipo rifles incautados, han sido modificados para armas de fuego selecto, creando efectivamente rifles de asalto.
Las investigaciones han demostrado, que la mayoría de las armas, y de armas traficadas a México, son de vendedores de armas en los Estados Unidos; y la mayoría terminan en manos de los cárteles.
“Los escándalos de ventas de armas en Estados Unidos a cárteles mexicanos” también conocido como “Escándalo de La Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF)”, o “Dejando Las Armas Caminar”, fue un conjunto de tácticas de La ATF, que desarrolló una serie de controvertidas operaciones, sin la aprobación y el conocimiento del gobierno mexicano, siendo “La Operación Rápido y Furioso” entre las más conocidas, entre 2006 y 2011, en el área de Tucson y Phoenix, donde la ATF, deliberadamente permitió a comerciantes de armas de fuego con licencia, vender armas a compradores ilegales, con la “esperanza” de rastrear las armas de fuego que llegarían a los líderes de los cárteles de drogas mexicanos, y arrestarlos.
Estas operaciones, se realizaron bajo el paraguas del Project Gunrunner, un proyecto destinado a contener el flujo de armas de fuego en México, por la interdicción de los contrabandistas y los traficantes de armas en los Estados Unidos.
El Caso Chambers, se inició en octubre de 2009, y con el tiempo llegó a ser conocido en febrero de 2010, como “Operación Rápido y Furioso”, luego de que agentes descubrieron algunos de los sospechosos de la investigación que pertenecían a un club de coches.
Ellos afirmaron, que el objetivo de permitir que estas compras fueran realizadas, era para continuar con el seguimiento de las armas de fuego, ya que fueran trasladadas a los traficantes de alto nivel, y figuras clave de los carteles mexicanos, con la expectativa de que esto daría lugar a su detención, y el desmantelamiento de los cárteles.
Sin embargo, a partir de octubre de 2011, ninguna de las figuras clave de los carteles de alto nivel, habían sido detenidos.
Algunas de las armas rastreadas por la ATF, han sido encontradas en escenas del crimen en ambos lados de la frontera México - Estados Unidos.
Precisamente cuando las operaciones se hicieron públicas, recibieron fuertes críticas a los agentes de la ATF, que se presentaron ante El Congreso para ser interrogados.
“Es que tenemos una bronca”
600 Miles es un drama de acción mexicano, del año 2015, dirigido por Gabriel Ripstein.
Protagonizado por Tim Roth, Kristyan Ferrer, Harrison Thomas, Noé Hernández, Armando Hernández, Mónica del Carmen, Nailea Norvind, entre otros.
El guión es de Gabriel Ripstein e Issa López, un poderoso relato que explora uno de los problemas más complejos que existen en ambos lados de la frontera entre EEUU y México.
600 Miles fue seleccionada para representar a México por El Oscar a Mejor Película de Lengua Extranjera, pero no fue nominada.
Un operativo llamado “Rápido y Furioso” había comenzado en 2009, pero descubierto en 2011, el cual permitía el contrabando de armas, su venta a criminales, y su paso a tierras mexicanas, con la anuencia de La Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF)
Todo ello, so pretexto de rastrear armamento para dar con los responsables del tráfico de drogas del lado mexicano.
Allí vemos a Arnulfo Rubio (Kristyan Ferrer), un joven de Sinaloa, que está comenzando a meterse en el tráfico de armas de Estados Unidos a México.
Por su parte, Hank Harris (Tim Roth) un veterano agente de La ATF, lo vigila desde el otro lado de la frontera.
Por un incidente mínimo, y por los errores propios de su edad:
Uno demasiado joven, y el otro demasiado viejo; las vidas de estos 2 hombres se verán ligadas, y juntos viajarán hacia un lugar muy peligroso, en el que a lo largo de las 18 horas de su recorrido, estos “aparentes enemigos”, entenderán que quizá la única manera en que podrán salir de ahí con vida, será confiando el uno en el otro.
El camino que Arnulfo y Hank recorren desde Tucson, Arizona, a Culiacán, Sinaloa, hasta llegar con el capo que los espera, se compone de 600 millas, en donde los 2 protagonistas se encuentran y reconocen, a pesar de encontrar dificultades para comunicarse; pues ninguno habla el idioma del otro.
A partir de ahí, 600 Miles tomará el formato de una “road movie”, donde captor y secuestrado, irán tejiendo una historia de falsas complicidades, en un juego donde un inmaduro Arnulfo, y un manipulador Hank, intentarán demostrarle al otro, quien tiene el control de la situación, en un relato que apela al realismo más actual.
600 Miles, se inicia acercándose al tráfico de armas en la frontera entre México y Estados Unidos, y se termina alejando de este tema, para convertirse en realidad, tanto en una reflexión sobre el tejido que conforman las relaciones humanas, como en el modo en que las personas, ante situaciones límite, actúan para solucionar los problemas, haciendo uso de su instinto más básico, el de la supervivencia.
“No te puedes estar acá”
La violenta realidad de 2 culturas, y un operativo “Rápido y Furioso” que puso en una encrucijada las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos, es el puerto del que zarpa 600 Miles, ópera prima de Gabriel Ripstein, heredero de una estirpe de cineastas y productores; ya que es hijo del director Arturo Ripstein y nieto del productor Alfredo Ripstein Jr.; pero que consigue sacudirse la sombra de su influyente padre, en apenas su primera película, ganadora del premio a La Mejor Ópera Prima en El Festival de Berlín, en un relato que narra una historia en un contexto por demás actual.
600 Miles, consigue trazar un par de personajes bien delineados, y lejos de estereotipos, en una narración despojada de sentimentalismo y manipulación hacia el espectador, que primero evoca lo que parecen ser ciertas incongruencias dentro de la trama, de los personajes y charlas en apariencia banales, y que después consigue resignificar tras el visionado, sobre todo de las últimas escenas.
Y cuenta la historia de Arnulfo Rubio, un joven de Sinaloa, que se encuentra incursionando en el negocio del tráfico de armas de Estados Unidos a México.
Todo inicia, justo cuando Arnulfo se encuentra en una tienda de Estados Unidos con otro joven amigo estadounidense, en una tienda de armas.
Podemos ver la facilidad con la que pueden acceder a esta compra, un tema que ya otras películas han abordado con éxito.
Teniendo en cuenta ese precedente de películas sobre este tema, 600 Miles también presenta un interrogante al inicio:
¿Qué van a hacer los 2 chicos con esas armas?
Lo primero que uno puede pensar, ya que no tenemos ninguna información, es alguna masacre de las que suelen suceder en EEUU.
Pero pronto, los jóvenes, en especial Arnulfo, el mexicano, toman nuevo rumbo, y pasan la frontera.
Un día, los jóvenes son descubiertos por un veterano agente de La ATF, que se embarca en un viaje con Arnulfo, para descubrir las raíces del negocio… pero descubrirá muchas más cosas.
El tráfico de armas, es el tema que utiliza Gabriel Ripstein como excusa inicial para adentrarse en lo que más le interesa:
La relación entre los 2 protagonistas, Arnulfo y Harris.
De este modo, 600 Miles explorará ese vínculo surgido a raíz de un error del más joven, y que ambos deberán mantener de una manera forzosa.
Esta relación, se encuentra condicionada por la posición que cada uno de ellos ocupa, y por el modo en que se construyen los 2 personajes.
Así, 600 Miles se convertirá en una “road movie” que llevará a los personajes desde Estados Unidos hasta México, mostrando la necesidad de que ambos permanezcan juntos, sin traicionarse, si pretenden sobrevivir, en apariencia...
Arnulfo y Harris, se encuentran en las antípodas, el uno del otro, pero esto hace que se complementen como personalidades contrapuestas en esta historia y, a la vez, deja a un lado los estereotipos a los que estamos acostumbrados en el cine.
Arnulfo es un joven e inexperto operador, que está empezando a traficar con armas en la frontera entre Estados Unidos y México, y que atesora cierta ingenuidad y torpeza.
No se encuentra cómodo en el entorno que se mueve, y en el desempeño de sus funciones, se aprecia que el puesto le queda grande, como si llevase un traje 2 tallas más grandes que la suya.
Podemos ver en él, la necesidad de sobresalir, de atención, y de querer un futuro mucho más acomodado, pero también una extraña ambigüedad, desde el punto de vista sexual, algo homoerótica, reflejado en su escena frente al espejo, su relación con su amigo gringo, y hasta con Harris…
Éste, por el contrario, representa el saber estar, la veteranía, y la experiencia.
Es un perfecto conocedor del mundo en que se mueve, lo que descubrimos rápido, al ver el modo en que Harris resuelve la situación, en la escena que ocurre de noche, cuando los 2 van camino a México, y les paran.
Pero también vemos a Harris como un ser despiadado y calculador, tanto en los momentos de la investigación y rastreo de armas, como en las escenas de acción.
Despiadado, porque es un hecho, que al tener familia, dejará a Arnulfo a su suerte en el descampado de Sinaloa, donde se sabe, mucho no vuelven…
600 Miles, no apunta a un único culpable en el conflicto, sino que reparte responsabilidades de ambos lados de la frontera, pese a que la factura no ha sido equitativa para las 2 partes; así como también es un filme que se vale de muchos clichés sobre los gringos y los mexicanos, para crear falsas expectativas en el espectador, y sorprenderlo; pero sobre todo, es la exploración íntima de la personalidad de un joven criminal, que guarda todavía un grado moral de inocencia e inconsciencia sobre la labor que desarrolla; y de Hank, un agente gubernamental, con un gran conocimiento del contexto en el que se encuentra, con una responsabilidad inconfesable públicamente, y con un largo colmillo que lo hace mantener una actitud “profesional” y hábil en momentos de tensión.
Ciertamente 600 Miles no es una película sencilla, ni por su temática, ni por sus escenas de violencia, la cual por lo general intuimos, mas no vemos, e incluso en ocasiones exige demasiadas concesiones argumentativas por parte del espectador, tanto que el guión llega a sentirse forzado; pero sirve para alzar cuestionamientos desde la butaca, aún más por su lento ritmo y constantes plano secuencias, que a veces parecieran aletargar las escenas de más.
Una de las cosas que más me sorprenden, es el plano secuencia en que se mantiene la cámara estática, cuando Harris es esposado a la pared, casi al final, mientras que Arnulfo y su tío hablan al otro lado del muro que divide el plano en 2 partes; ese es un ejemplo de una de las planificaciones y ejecuciones más precisas que pueden verse en la película.
Además, con la decisión que toma Arnulfo, lo que supone un punto de no retorno, el plano contrasta precisamente con la primera parte; en la que hay un desfile de armas, y en la que existía la sensación de que cualquier personaje con objetos de ese tipo entre sus manos, podría hacer una locura en cualquier momento.
Y el supuesto golpe final, la revelación decisiva, que en sí está muy lograda, mediante un plano silencioso mientras aparecen los créditos, no suponga ninguna sorpresa, dado que ya se ha sugerido de forma bastante clara hasta en 2 ocasiones a lo largo del metraje.
“What do you know about me?”
En la realidad, La Senadora Angélica de la Peña Gómez (PRD), Presidenta de La Comisión de Derechos Humanos, e integrantes de la organización “Desarma México”, exigieron detener el tráfico ilegal de armas en el país, y advirtieron que está relacionado con el incremento de actos de violencia e inseguridad en México.
En la conferencia “Violencia Armada en México: Acciones Legales, Investigación y Arte”, celebrada en El Senado de la República; de la Peña Gómez destacó, que en el marco internacional, el tráfico de armas es un tema preocupante, y existe un tratado de comercio entre México y Estados Unidos.
Sin embargo agregó, cuando observamos que el origen de la industria que produce las armas que entran de manera ilegal está en esa nación, “uno no entiende dónde está la cooperación internacional”, dijo.
La Senadora del PRD, consideró que el tráfico de armas no es un problema menos, porque afecta los derechos humanos de todas las personas, rebasa las fronteras, y caracteriza a México como un país en guerra, cuando no lo está.
Afirmó que los niveles de violencia e inseguridad que se registran en México, están totalmente relacionados con el aumento en el tráfico ilegal de armas; esto ha provocado una crisis y un descontrol en la entrada de armamento de alto calibre que se encuentran en manos de distintos grupos criminales.
Por su parte, Gonzalo Aguilar Zinser, de la organización “Desarma México”, dijo que en los últimos años, el país ha reclamado al gobierno de Estados Unidos su posición “laxa”, frente a las leyes que regulan la adquisición y tenencia de las armas en esa nación, porque generan ventas clandestinas dirigidas a La República Mexicana, y se estima la entrada de un promedio mensual de más de 20 mil artefactos, que van de calibres de 9mm hasta lanza cohetes.
En este contexto, advirtió, “la capacidad de fuego de la delincuencia organizada es mucho mayor, sigue creciendo, y el Estado mexicano no ha podido detener ese crecimiento” con ninguna medida, reforma, o mecanismo de seguridad.
“Hay regiones totales del territorio mexicano, que están bajo el dominio completo de la delincuencia organizada”, dijo.
Criticó que no se hayan tomado en serio, ni las medidas necesarias, ni los mecanismos sólidos para contener la delincuencia organizada.
En su turno, el cineasta Gabriel Ripstein, hizo notar que en la relación bilateral se ha hablado mucho del narcotráfico o de la migración, pero no de esta realidad donde la responsabilidad es compartida.
Expresó que en La Unión Americana, existe una regulación débil sobre esta materia, y un “apetito feroz” por parte del crimen mexicano por obtener las armas.
Miriam Morales Sanhueza, Directora General de Vinculación Interinstitucional de La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, hizo notar que las principales víctimas del trasiego de armas que opera con tanta facilidad desde Estado Unidos, son las mujeres.
Por su parte, los principales desafíos de la administración del Presidente Barack Obama, con respecto al tráfico de armas, radican en consolidar la legislación nacional para controlar la compra de armas en territorio estadounidense, y en fortalecer los controles para el tráfico a través de la frontera con México.
El tráfico de armas sigue siendo un problema estructural en la relación México-Estados Unidos, y es un factor determinante del narcotráfico, violencia e inseguridad en México.
De ahí que sea tan relevante fortalecer un programa estratégico e integral, capaz de incidir en el marco legal, institucional, financiero, tecnológico, y de gestión en ambos países.
Sin embargo, a pesar de los recientes casos de asesinatos en escuelas estadounidenses, desde el 2008, y en algunos casos de legisladores de ese país, me parece que no ha existido la voluntad política del gobierno de Estados Unidos, de avanzar en estrategias eficaces contra el tráfico de armas.
Véase los últimos hechos de La Florida…
En México, se estima que de las 15 millones de armas circulantes, el 85% sea ilegal, una cifra que pudo haber aumentado en años recientes…
Por ello, se plantea la importancia de avanzar en legislaciones más efectivas y planes de prevención, en donde el fortalecimiento de la cultura de la paz y de programas preventivos, sea un elemento fundamental de tales estrategias.
Se estima que 6,700 armerías, se concentran en las zonas fronterizas de California, Arizona, Nuevo México, y Texas, componiendo la frontera en un gran mercado binacional.
Las estimaciones señalan, que unas 2 mil armas se introducen de manera ilegal de Estados Unidos a México cada día.
Este panorama, muestra una fluidez entre los cárteles de la droga, y el mercado negro de las armas.
De ahí la importancia de que exista una legislación integral que considere los distintos factores determinantes, tanto del origen como de los diversos impactos que provoca el tráfico de armas, tanto en la relación México-Estados Unidos, como en un contexto internacional.
Y es que los efectos generados por el tráfico de armas son:
Empoderamiento de la ilegalidad y la violencia; vinculación de jóvenes a grupos y/o prácticas delictivas; uso de armas en grupos de jóvenes y adolescentes; muertes violentas y/o accidentales provocadas por el uso de armas; expansión de una cultura de la violencia a través de diversos medios, como el cine, las publicaciones, internet, las noticias, etc.
Recientemente, algunos congresistas de Estados Unidos, han planteado un mayor interés en frenar el flujo de armas de fuego hacia México, y castigar a aquellos que intenten o vendan éstas a los narcotraficantes con “La Ley para detener el tráfico ilegal de armas 2013”, pero muy especialmente, evitará que vuelvan a ocurrir operaciones ilegales como “Rápido y Furioso”
Se espera que El Senado estadunidense, someta a votación una ley para controlar el comercio de armas.
Dicha ley, fue solicitada por La Administración de Barack Obama, después de la matanza de 27 personas, entre ellas 20 niños, en la ciudad de Newtown, Connecticut.
El proyecto de ley, se limitará a establecer un mayor control sobre los antecedentes y el estado de salud mental de los compradores de armas, tal como lo piden los grupos de interés en favor de las armas, como La Asociación Nacional del Rifle (NRA)
En resumen, el tráfico de armas es un problema con múltiples encrucijadas, en donde no existe un mecanismo binacional o internacional efectivo para reducir este grave problema, cuyos impactos sociales han aumentado, lo que también ha significado un avance en el propósito de migrar de la cultura de la violencia, hacia una cultura de la paz y de la seguridad ciudadana.
El tráfico de armas es uno de los peores ilícitos en contra de la vida humana, puesto que se trabaja con instrumentos que lejos de, únicamente acabar con la vida de las personas, también se le sucede causar daño en diferentes maneras, como lo son el psicológico, emocional, moral, integral e individual, además de que es una forma de intimidación y magreos a quien le es señalado con un arma.

“Why the fuck are your people gonna help me?”



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