Everybody Wants Some!!

“We came for a good time, not for a long time”

Durante el transcurso de la vida, el ser humano se enfrenta de manera constante a nuevos entornos, vivencias y costumbres dadas por el mundo escolar, universitario, laboral, cambio de compañeros de estudio y de trabajo.
De la capacidad del individuo de adaptarse a estos nuevos requerimientos contextuales, será el éxito en procesos académicos, laborales y sociales.
Así, el adolescente que llega al contexto universitario, elabora internamente un sin número de transformaciones biológicas, psicológicas y comportamentales, con el fin de responder positivamente a las posibilidades que ofrece el nuevo entorno educativo; este proceso es conocido como adaptación o capacidad del ser humano de acoplarse a las diferentes condiciones de un entorno, el cual puede ser cambiante en cuanto a realidades y circunstancias.
Así pues, tras el estrés del último año de bachillerato, los nervios de la selectividad y el relax que provoca conocer que has aprobado, llega uno de los momentos que marcarán tu vida:
El primer año en la Universidad.
El inicio de una etapa que recordarás para siempre, porque ser universitario implica muchos cambios y, sobre todo uno, que afecta de manera muy personal:
Comenzar a adquirir poco a poco más responsabilidades y madurar.
Y es que una vez que te hayas involucrado en el ambiente universitario, hayas conocido a tus compañeros, y sepas moverte por el campus, el siguiente paso es disfrutar de todas las actividades culturales y de ocio programadas para los estudiantes:
Conferencias, cursos, charlas, conciertos de música, representaciones teatrales... porque no también algo de alcohol y sexo.
“This ain't high school, man.
This is a new level.
You have not earned teammate status yet”
Everybody Wants Some!! es una comedia del año 2016, escrita y dirigida por Richard Linklater.
Protagonizada por Ryan Guzman, Zoey Deutch, Tyler Hoechlin, Wyatt Russell, Adriene Mishler, Blake Jenner, Jonathan Breck, Jessi Mechler, Glen Powell, Will Brittain, Taylor Murphy, Lizzy Pop, Vanessa Amaya, Sophia Taylor Ali, Tory Taranova, entre otros.
Richard Linklater, filma con una inaudita autenticidad su carta de amor a la música, a los futbolines y a las pinballs, como si realmente estuviéramos ante una película de 1980.
“Everybody Wants Some!! es bastante autobiográfica.
Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que estar en la universidad fue un momento divertido, no solo en lo personal, también fue un momento cultural interesante.
Todavía era el final de los años 70.
Lo que conocemos como los “años 80”, realmente no empiezan hasta el 82 o el 83”, dijo el realizador.
Así, anteriormente llamada “That's What I'm Talking About”; se considera una secuela espiritual de la película del mismo Linklater de 1993, “Dazed and Confused”, que se desarrolla en una escuela secundaria en la década de 1970.
El director, también la considera una secuela de la adolescencia, porque “comienza justo donde termina su “Boyhood” (2014), con un chico en la universidad, y la satisfacción de sus nuevos compañeros de habitación y una chica”, según dijo.
Por lo que hace su propia “American Pie”, cambiando lo evidente de que aquella era contemporánea, a sus hechos y su tiempo, lo 90's; y ésta viaja en 2016 hacia los 80, y rebajando las dosis de lo soez, que cambia por diálogos, sonrisas y altas dosis de nostalgia.
Ambientada en la década de 1980, Everybody Wants Some!! sigue la vida de los estudiantes de primer año de universidad, que también son jugadores de baseball.
En septiembre de 1980, el mundo estaba en plena transición.
El actor convertido en gobernador de California, Ronald Reagan, estaba desafiando al actual presidente Jimmy Carter.
En Europa del Este, los trabajadores comenzaban a organizarse en sindicatos, debilitando el opresivo Régimen Soviético.
Al sureste de Texas, Jake Bradford (Blake Jenner) llega a la Universidad en su auto deportivo, con las ventanillas bajadas, y la música a todo volumen.
Quedan sólo unos días para que arranque el curso, pero piensa aprovecharlos conociendo chicas, yendo a fiestas, y haciendo amigos.
La historia se centra fundamentalmente en el personaje de Jack, a través del cual iremos descubriendo las ricas y variadas personalidades de los diferentes compañeros de equipo:
Billy “Beuter” Autrey (Will Brittain), Finnegan “Finn” (Glen Powell), Kenny Roper (Ryan Guzman), Dale Douglas (Quinton Johnson), Tyrone Plummer (Temple Baker), Glen McReynolds (Tyler Hoechlin), Jay Niles (Juston Street), Charlie Willoughby (Wyatt Russell), Coma (Forrest Vickery), Alex Brumley (Tanner Kalina), Nesbit (Austin Amelio) y Justin (Michael Monsour); un grupo de jugadores de baseball, a punto de ingresar en la Universidad, que son conscientes de que las obligaciones de la edad adulta son ya ineludibles; de hecho, su comportamiento demuestra que no tienen demasiadas ganas de abandonar una post adolescencia libre de responsabilidades y ataduras.
Everybody Wants Some!! es un canto a la amistad, a la vida, a esa sensación que una vez tuvimos, de que teníamos tanta vida dentro que íbamos a explotar.
Un canto al descubrimiento, a la diversión, a esos valores que una vez tuvimos, cuando no estábamos sujetos a tantas circunstancias sociales.
A la música, cuando la música era importante; y cuando cada día era una fiesta.
Así, lo que a priori tenía todos los números para ser “otra-estúpida-comedia-sobre-y-para-mandriles”, se convirtió por puro genio, en acertadísima radiografía vital, marcada por la angustiosa amenaza de verse fuera del clan.
Más allá de reflexiones sociológicas, Everybody Wants Some!! es una celebración de la adolescencia, de ese momento en el que estamos autorizados a soñar los sueños más inalcanzables, de esa época en la que las espaldas no sienten el peso de la responsabilidad.
Y Richard Linklater, pone otra piedra en esa catedral que es la memoria colectiva de esa época, histórica y/o personal que, a fuerza de tanto mitificarla, quizás jamás sucediera.
No cómo la contamos, pero quizás sí cómo la recordamos.
Por obra y gracia de un cine tan jovialmente fantasioso como sincero y certero a la hora de acercarse a lo que más importa:
Esos machos alfa, locos, fumetas, gurús, y grandes amores que, desde luego, sí existieron.
“That just went from cute to restraining order”
Pocos cineastas han reflejado tan plenamente el agridulce disfrute de vivir el momento; uno que resulta mucho más glorioso, porque se desvanece muy pronto.
El 5 veces nominado al Premio de la Academia de Cine de Hollywood, Richard Linklater, es uno de los realizadores mejor valorados del panorama actual.
Durante los últimos 30 años, se ha convertido en un gran impulsor y defensor del cine independiente, a través de la Film Austin Society, que él mismo fundó en 1985; y nos llega su nueva obra maestra, furiosamente intemporal y gozosa.
Uno de los estereotipos más consolidados en la historia del cine, ha sido el de los jugadores de los equipos deportivos de la universidad, sean fútbol, baloncesto, hockey, baseball, etc.
El deporte en sí, da igual, mientras que sea popular, y exija cierta preparación física.
Los jugadores de estos equipos, parecen ser personas siempre con poco cerebro, los más populares entre las chicas, y los matones del patio.
Personajes con los que resulta algo difícil empatizar, y que suelen ser caricaturizados y convertidos en el objeto de todos los golpes de humor.
Habitualmente, las películas que intentan acercarse a esta etapa de la juventud, toman como protagonistas a un joven guapo, con todas las papeletas, o un personaje poco popular en su entorno, mientras que los musculados son vistos como los rivales.
Seguramente es el recurso más fácil, para que la mayoría de espectadores se sientan identificados con el personaje; pero Richard Linklater rompe con este hábito dentro género; sin centrarse en la historia del protagonista, sino en el conjunto de personajes que le acompañan.
Aunque basado en vivencias autobiografías, Everybody Wants Some!! no pretende plasmar una historia personal, sino la de un conjunto de jóvenes.
En este intento, es importante destacar el uso de la banda sonora, que a través de las diferentes canciones, configura el retrato de una generación.
La acción se sucede al ritmo que marcan las farras estudiantiles.
Su convocatoria, su organización, su celebración y, obviamente, su correspondiente resaca, antesala de la siguiente bacanal.
Y así durante casi 2 horas en las que, atención, la diversión no está exenta de ese poso humano marca de la casa, imprescindible para dotar de fondo a la chavalada, una auténtica rareza en las latitudes en las que nos movemos; y para que la retahíla de anécdotas de obvio calado autobiográfico, no se quede en la mera sonrisa.
Ésta evoluciona fácilmente en carcajada y, mejor aún, en ese sentimiento entre reconfortante e inquietante que sólo puede dar esa nostalgia semi sugestionada.
Ambientada en los años 80, Everybody Wants Some!! hace toda una reconstrucción arqueológica de unos años, los 80, que parecen situarse en una galaxia muy muy lejana; y gira en torno a un grupo de adolescentes testosterónicos, que están a punto de iniciar una nueva etapa en sus vidas, y solo piensan en el baseball, las mujeres, el alcohol, y en alardear constantemente de su miembro viril.
Instantáneamente surge un interrogante:
¿Estamos ante una película machista, y dirigida únicamente a un público masculino?
Y la mejor respuesta posible, adquiere la forma de una nueva pregunta:
¿Acaso está “La Vie d'Adèle – Chapitres 1 & 2” (2013), únicamente destinada a un público femenino, y lésbico?
Podríamos afirmar que Richard Linklater retrata un brevísimo lapso de tiempo en la convivencia de un equipo masculino de baseball, pero no exige el carnet de socio al espectador.
El director desenfunda su microscopio, para centrarse en los 3 días previos al inicio del curso universitario; y todo ello lo hace desde el punto de vista de las desmadradas hormonas de sus protagonistas, por lo que el resultado final desprende una coherencia indiscutible, que podría ser confundida con la idealización de esa forma de vida y pensamiento.
El gran punto es que busca reflejar un estado de ánimo muy concreto en los jóvenes, pasando aquí del último día del curso en un instituto, a los previos al comienzo del año académico en la Universidad.
Como es lógico, en ambos casos conocemos a personajes que están pasando por fases diferentes, desde los novatos hasta los veteranos, y cómo influye eso en la relación entre ellos.
Sin embargo, Everybody Wants Some!! cuenta con la baza añadida, de poder dar unidad a esa relación a través de la pertenencia común al equipo de baseball, sin que ello suponga la necesidad de eliminar cualquier posible hostilidad entre ellos, pues lo primero que descubre el protagonista al llegar a su nuevo “hogar”, es a 2 compañeros que dicen odiar a los que juegan en su posición, y abriendo además la posibilidad de explorar sus personalidades, sin tener que caer en la oposición directa demasiado a menudo.
Esto ayuda a crear un clima de naturalidad, que es lo primero con lo que Linklater te engancha a esta suma de microhistorias que por sí mismas podrían haber quedado abocadas a lo anecdótico, ya que por sí mismas van más en la línea de ser el complemento a una historia mayor, ya sea con otros compañeros, o a ser el cierre de un relato mayor.
De alguna manera, Linklater realiza un estudio sobre el comportamiento del ser humano, en un contexto relativamente hermético.
Sin embargo, también insinúa que la suma de los individuos, no da como resultado el grupo, como se deduce de aquellas secuencias guiadas únicamente por el punto de vista del personaje principal.
Jake, podría ser el trasunto del Mason de “Boyhood” (2014), a éste lo dejamos precisamente en su camino a la universidad, momento en el que arranca  la llegada de Jake al campus.
Como si aquellas 3 largas horas de crecimiento personal no hubieran sido suficientes, parece que Linklater opta por mostrarnos las primeras experiencias de un recién llegado a un mundo de “libertad y novedad”
Todo ello en un ambiente de apacible armonía y camaradería, bajo el que subyace el germen de la competitividad sin cuartel.
Unos pocos de esos jugadores universitarios, conseguirán ser captados por las ligas profesionales, pero el director opta por eludir esa realidad, solo la menciona, y coloca a todo el grupo de jóvenes en el deliberado escenario de asumir un buen ambiente de grupo, primero hay que hacer crecer al grupo, antes de que se disgregue, o empiecen las luchas internas; por lo que durante diferentes fases del metraje, Jake y compañía asisten a distintos universos como el Disco, el Country, el Punk, o el Artístico-Creativo, sin ningún tipo de forzamiento, cambiando de indumentaria en cada uno de ellos, como el que aún no ha escogido su camino.
En sus planos, hay espacio para el desarrollo de todos los personajes, hasta el punto de que el espectador pueda prever sus reacciones en casi todo momento.
Blake Jenner en el papel protagonista, Glenn Powell como Finn, y sus brillantes diálogos que aprovecha en su interpretación roba-cámara; Zoey Deutch como Beverly, siendo el único personaje femenino con más de 5 palabras; y el veterano y mal perdedor, Tyler Hoechlin en el papel del veterano McReynolds; así como Coma, Plummer, Beuter o el bestial Jay Niles, que son los que sobresalen de la fauna.
Técnicamente Everybody Wants Some!! es muy elegante, manteniendo una dirección cinematográfica y una dirección de fotografía muy correctas a lo largo de todo el metraje, pero si hay algo que me ha causado impresión en este ámbito, es la dirección de arte.
Es cierto que ambientar una película en los años 80, es más sencillo que hacerlo en La Edad Media o El Renacimiento por poner algunos ejemplos, pero no deja de ser un trabajo duro y complicado.
En este caso, ha llamado la atención el esfuerzo con el que han desarrollado la escenografía, el ENORME vestuario, y la caracterización de los personajes; y el resultado es un producto muy logrado y convincente.
Con estética ochentera absoluta hasta en los clavos de la pared, un predominio de la banda sonora como conjunto desequilibrado de canciones de una época de lo más heterogéneo, el universo cerrado de Jake se expande de manera excelente en el tramo final.
Ese círculo absorbente de hombres, que cuando juegan al baseball hablan de mujeres, y cuando están con mujeres hablan de baseball; que limitan implícitamente el desarrollo personal de cada uno, para no significarse, para no hacerse notar como diferentes, asumiendo un rol en la manada como uno más, un grupo en el que parece que lo único importante es comportarse sin inteligencia, y donde cualquiera puede ser sustituido por otro, sin notarse la diferencia, se resquebraja parcialmente cuando Jake conecta con personas con otras inquietudes, con otras sensibilidades…
¡Con una chica!
Otro de esos elementos que otorgan a Everybody Wants Some!! un carácter atemporal, es la plasmación de ese nuevo mundo que implica entrar en la universidad, esa ruptura que se produce al “salir de la burbuja” y que nos da a conocer una gran cantidad de experiencias sobre las cuales no habíamos ni pensado.
Ese sentimiento se recoge perfectamente, y da igual la edad que tengas, porque siempre y cuando hayas vivido esos momentos, vas a verte invadido por una fuerte sensación de nostalgia.
Incluso diría que he llegado a tener un poco de envidia hacia los personajes por lo que van a vivir, aunque está claro que no todo es tan bonito como lo pinta Linklater, quien nos deleita precisamente solo con el lado bueno de las cosas; sin prejuicios sociales, con personaje afroamericano incluido, y una sutil homosexualidad en algún personaje en particular.
Esos círculos cerrados absorbentes, son los que Linklater invita a superar, frente a los bailes discotequeros de los 80, existe un universo punk a descubrir, las fiestas llenas de alcohol y drogas de los campus deportivos, tienen su contrapunto en las que organizan los estudiantes de artes escénicas, como verdaderas “performances”, donde hay mucha vida distinta, ni mejor ni peor, pero en la mezcla surge la excelencia, el chispazo creativo, las ganas de superarse por algo, y para algo, o alguien.
Para ello, Linklater ha optado por un reparto marcado por actores con escaso recorrido, o que hasta la fecha habían destacado principalmente por su trabajo en la pequeña pantalla.
Sospecho que durante su visionado, no seré el único que se quede un rato preguntándose, de qué me suena esta, o aquel actor, pero es una distracción que rápidamente queda de lado por lo fácil que es dejarse llevar por una historia que busca reflejar ese estado de ánimo concreto.
Sus integrantes, son en su amplia mayoría, y en espera de una riqueza financiera que a lo mejor está por llegar; la versión simpática del carisma metrosexual reciente; pues son jóvenes, guapos, buenos jugadores... pero es que además, caen bien.
Normal que organicen las fiestas más apetecibles de toda la ciudad; normal que no se pierdan ni una; y normal que Linklater se apunte a todas ellas.
La excusa está servida, y la cuenta atrás, con el puñado de días previos a empezar a rendir cuentas al curso académico, está activada.
Así el director saca de sus actores novatos, un talento enorme.
En ocasiones, da la sensación de que los protagonistas hablan y actúan sin guión, la sensación de naturalidad es absoluta; y sobre todo, saca de historias simples, divertidas como pocas, historias bonitas, “feel good” que te llegan; y con ellas se demuestra el talento de este director, pero también lo valiente que es.
En este caso, se opta por una refrescante variedad que ayuda a enmascarar por completo cualquier tipo de lugar común que pueda aparecer en la parte centrada en Jake; y ese inicio de relación romántica con Beverly.
No obstante, sería justo decir que no hay nada revelador tampoco en sus compañeros, pero sí una curiosa normalidad que te va seduciendo, y dejándote con ganas de más.
Un film coral, demostrando Linklater, su gran capacidad para dirigir a actores; todos están fantásticos, todos diferentes, como reflejo de la diversidad; extravagantes y carismáticos personajes.
Cada uno es un mundo, un estilo, una mentalidad, y un descubrimiento alejado de cualquier cliché, o arquetipo barato.
Al contrario de lo que suele ocurrir en otras películas de este estilo, los protagonistas gastan bromas y se divierten sin parecer troglodita, ni estúpidos.
Y se ha puesto cuidado en esto.
Los personajes no resultan desagradables, sino todo lo contrario, uno se encariña de ellos, y da un poco de rabia que se acabe la película sin saber qué será de cada uno de ellos en el futuro.
Por otro lado, en su retrato de la jungla universitaria, Linklater habla sin ningún tipo de juicio de lo que podríamos llamar “diversidad social”
Desde punks hasta bares country, todos celebrando la vida justo antes de comenzar con la rutina del curso universitario; y se apunta un tanto a la hora de describir a los artistas:
El gremio donde Jake encontrará el amor, como los más desfasados, extravagantes y raros seres humanos que uno pueda encontrarse.
¿Ofensa?
Jamás, todo un cumplido, evocado a la nostalgia.
No sólo eso, el director es capaz de introducir a varios personajes en el mismo plano, hablando todos al mismo tiempo, moviéndose dentro del encuadre, para todos lados, conservando una envidiable unidad, una gran naturalidad y que se entienda absolutamente todo.
Además, Linklater logra que su cámara sea invisible, pero que capte a la perfección, el instante, el momento... y es que pocas veces en el cine actual, el formato 1:85 ha tenido tanto sentido; a modo de cámara como ojo que todo lo ve.
Así, Jake es el novato, al lado de otros, en un equipo universitario de baseball, símbolo de identidad de un país, con el que rememora experiencias personales del director.
Al lado de sus nuevos compañeros, compartirá todo tipo de experiencias, desde las más triviales, drogas, alcohol, fiestas; hasta las más profundas como el amor.
La vida y el mundo fluyendo alrededor de él, con la cámara de Linklater como testigo de los hechos.
Sin embargo, con un buen elenco de personajes, también nos acerca a la mayoría de estereotipos estadounidenses, de las procedencias y niveles sociales más variopintas, se pasea por diversos ambientes y tribus urbanas, y aprovechándolo, nos ofrece una diversa y genial banda sonora.
Por ejemplo, Linklater se pone en el cuerpo de 2 personajes:
El ilusionado que acaba de llegar a la universidad, el que empieza la mayor aventura de su vida; y el que se agarra a ello y no quiere soltar esa etapa, porque sabe que después de eso, todo será, todo fue peor, o al menos más complicado.
Y por ello, seguramente hace esta película.
Eso sí, la despide con una sonrisa, la misma que se le queda al espectador, aunque con mucha añoranza.
Por otro lado, es un poco forzado el tema de la edad del reparto, ya que es obvio que todos son más mayores de lo que aparentan, la mayoría de 25 años, algo que suele suceder en todo este tipo de films.
Más allá de gustos personales, hay que reconocerle a Linklater la capacidad para hacernos reflexionar sobre el paso del tiempo, y para hacernos revivir los buenos momentos de la vida, para capturar una época añorada con toda nitidez, y pasarla durante 2 horas por delante de nuestros asombrados ojos.
Tras la apariencia de la típica película de universitarios, el director desgrana con pasmosa eficacia, todo el catálogo de sentimientos y actitudes de la época que retrata.
La transición de la adolescencia a la edad adulta, y la transición de los años 70 a los 80, queda plasmado a la perfección, y da mucho más de lo que promete.
Este retrato generacional que hace Linklater, refleja con gran solvencia el espíritu de esos primeros años 80; una mirada tierna y evocadora a aquella irrepetible época individual, y a aquella década tan especial, se nota desde el primer fotograma que Linklater ha puesto muchas dosis de cariño en este proyecto.
Everybody Wants Some!! no destaca en la complejidad de su estructura narrativa, o en la variedad de acontecimientos dramáticos que aborda, sino en la construcción de unas situaciones que permiten profundizar en el perfil psicológico de los personajes, por muy básicos que puedan parecer, y en la recreación de una etapa vital muy concreta.
Quizás sea la sensación que muchos denominan como el “realmente no pasa nada durante todo el metraje”, la responsable de la autenticidad que desprende cada uno de sus planos, y de que asistamos a un espectáculo tan corriente en el día a día como atípico en la gran pantalla:
La vida de los personajes, pasando ante nuestros ojos.
Pero, afortunadamente para todos nosotros, hay directores que anteponen la experiencia cinematográfica como vehículo de emociones y reflexiones.
Linklater toma un lugar, una época, una pulsión, una persona, y lo recorre, lo explora y lo revive a voluntad, con una libertad y fluidez envidiable, sacando a colación temas complejos y profundos mediante un montón de fiestas llenas de alcohol, peleas, sexo y conversaciones sobre temas más o menos banales.
Es sencillamente increíble, porque Linklater lo hace ver interesante.
Personalmente la he disfrutado de inicio a fin con esta desenfadada e irreverente maravilla que te envuelve con su energía única e imparable.
¿Se puede calificar de superficial y blanda o inane, una película que se pasea por discotecas, bares de música country, tugurios punk, prácticas de baseball y viviendas que son en sí mismas, instalaciones artísticas, sacando a relucir las costumbres, características y cualidades de cada cual, sin mayor esfuerzo aparente?
En la diversidad está la diversión, y:
¡Todos quieren un poco!
Tal y como lo dice el título.
La diversión está en las expresiones culturales, deportivas, artísticas, etc.,
La vida está en lo que hacemos solos, y con el resto, cuando no hay límites ni reglas, cuando en un bar se puede apreciar buena música rodeado de gente agradable, o cuando un amigo se mete en una obra improvisada.
Hay tanto en Everybody Wants Some!! que las posibilidades son infinitas, el campo de acción es eterno, no hay por qué detenerse.
Y, por último:
¿Cómo no respetar y admirar una película que termina justo cuando comienzan las clases?
Una escena final cuando el protagonista entra a la sala de clases, llega el profesor, escribe una cita melosa en la pizarra, paradójicamente, lo que Linklater nos ha mostrado en todo el metraje, pero sin hacerlo obvio y cursi; el personaje parece captar la situación, y entonces agacha la cabeza, cierra los ojos, y dulce sueños:
La educación la encontramos allá afuera.
Al dormirse en su primera clase, Jake fuerza el fundido a negro definitivo, dejando la puerta abierta…
“Los límites son los que uno mismo se pone”, reza Everybody Wants Some!! en la cita de su desenlace.
 Maravillosa forma de cerrar, cuando 2 de los protagonistas se ponen a dormir en clase, abriendo un muy interesante debate:
En un aula, no te enseñan a vivir.
No obstante, Everybody Wants Some!! padece el grave caso de “muestra mucho y cuenta poco”
Si bien la recreación de época es perfecta, creíble y envolvente, pero de tan impecable, parece más una visita museística, o un parque temático, y no el acertado marco para una trama que trascienda la época que homenajea sin rubor ni mala conciencia.
Y quizás sea esto su máximo problema; que no se nos cuenta una historia que nos importe más allá de la mera contemplación de su elaborado e inobjetable acabado visual.
No hay argumento digno de tal nombre, sino solo una acumulación de escenas que pretenden reflejar con desenfadado humor e ironía cómplice aquella época, pero que sabe a poco, y se antoja un esfuerzo estéril, que nada aporta para comprender mejor ese momento histórico, sus motivaciones íntimas, o la ausencia de ellas.
Everybody Wants Some!! está hecha por un hombre heterosexual, dirigiéndose a un público masculino, heterosexual.
Sí, salen muchos torsos desnudos de deportistas, de esos que se dan nalgadas unos a otros cada 2x3, y hacen bromas de subtexto homoerótico… el director era muy consciente de esto, por lo que he leído... pero Everybody Wants Some!! respira heterosexualidad por cada uno de sus poros.
Los planos realmente “explotativos”, es decir, primeros planos o planos medios donde la cámara se recrea, están centrados en el cuerpo de las chicas, que con una única y maravillosa excepción, son tratadas como una especie de alienígena incomprensible, un trofeo abstracto.
Por otra parte, Everybody Wants Some!! provoca unas preguntas, y varias reflexiones sobre la universidad como institución:
Las élites dirigentes del país más poderoso del mundo, adalid de la libertad y la democracia en el planeta Tierra:
¿Se forman realmente en estos antros descritos por el cine?
Lugares en los que lo único importante es jugar al baseball, baloncesto, o fútbol americano, según los casos; follar, beber, drogarse, e ir a fiestas interminables…
Por cierto, en Everybody Wants Some!! ningún personaje muestra el más mínimo interés por la política, ni por nada más que ocurra más allá de sus orejas...
Si la situación y el ambiente universitario de EEUU, en los inicios del siglo XXI, siguen siendo mínimamente parecidos, el futuro del planeta Tierra es más que dudoso:
Unos descerebrados que nunca maduraron, unos niñatos formados en instituciones deleznables gobiernan “La Galaxia”, y encima, son los modelos a seguir por las universidades privadas.
En definitiva, Everybody Wants Some!! es una película que incide de forma refrescante y encantadora en un estado de ánimo muy concreto, propio de la juventud, y lo hace además, demostrando una gran inteligencia para que nos vayamos encariñando con sus protagonistas y sus pequeñas historias, y que nos quedemos con ganas de más, por mucho que concluya en el momento idóneo.
Naturalmente, podemos encontrar las prácticamente obligadas, y coherentes, referencias cinéfilas, que son de lo más sutiles:
“The Last Picture Show” (1971), “Slap Shot” (1977), “Animal House” (1978), “Outsiders” (1983), etc.
Referencias personales que se despiertan en la nostalgia, la que Linklater provoca además con una muy acertada selección musical, parte primordial en la película.
Era inevitable…
La música de finales de los 70 y principios de los 80, es pura historia de nuestra sociedad.
Además, la música es algo absolutamente clave para cualquier chico de 20 años que tenga un desarrollo normal.
Siempre es importante la música, pero a ciertas edades, es sencillamente fundamental.
Ya en la primera escena, en la que se ve a Jake conduciendo su coche, mientras suena por la radio el mítico “My Sharona” de The Knack…
La presencia de la música de la época, es constante; no sólo por lo que suena, sino por las referencias que se hacen, como cuando uno de los chicos abandona la casa, y deja como despedida, un porro y un álbum de Pink Floyd.
La banda sonora, está en consonancia, y reúne una serie de canciones y ritmos bailables de colección:
El “Rapper’s delight”, en una escena fantástica, en la que lo cantan los chicos en el coche al estilo “Wayne’s World” (1992); así como los hits:
“Heart Of Glass” de Blondie, “I want you to want me” de Cheap Trick, “Good times roll” de The Cars, “Hand in hand” de Dire Straits, y por supuesto, “Everybody want some!!” de Van Halen, entre otras muchas.
El rap final, post créditos, es antológico…
Everybody Wants Some!! Es una lección que tienen bien aprendida los fans de Pink Floyd, y obviamente, el cineasta nacido en Houston, quien vuelve a su amada Austin y alrededores para confirmarse, una vez más, como maestro retratista de esos instantes que definen una vida.
La de los personajes y, por qué no, la nuestra misma.
Su inconfundible cine de momentos, aquellos por los que algunos pasaban, y otros se querían quedar; retoma la particular cruzada de ennoblecer el género al que ahora rinde tributo, sin faltar a la naturaleza plebeya de éste.
“I'm too philosophical for this shit!”
La Generación X o “Baby Busters”, es la generación nacida entre mediados de 1960 a 1980, incluso algunos toman hasta los nacidos en 1985.
Estas personas, son los hijos de los últimos conservadores por un lado, aquellos que se horrorizaban con The Beatles, o añoraban que su hijo fuese sacerdote o militar; y quienes rompieron con todo lo establecido hasta el momento por otro, hippies, sexo libre, LSD, etc.
Crecieron junto a la tecnología, y tienen como característica principal, la capacidad de dominarla, ajustándose a los cambios, aunque equilibran con su gusto por la vida al aire libre y los deportes.
Han vivido todo, desde la TV blanco y negro, el Pacman, y el boom de las hamburgueserías.
La Generación X, es una generación donde se lucen los mandos medios, ya que la problemática social de esta generación, es similar a la problemática de las corporaciones:
Tienen la presión de los “seniors”, la alta dirección, desde arriba, y la presión de los empleados rasos, desde abajo, La Generación Y.
La Generación X, si bien aburguesados, aman el rock and roll, y los gustos de los 80, las amistades duraderas, y la perpetuidad de valores que absorbieron cuando eran niños.
Son buenos para adaptarse a los cambios.
Más comprometidos en las relaciones interpersonales y laborales que los Y, y más adaptados a los cambios que los “Boomers”
Sin embargo, La Generación X sufrió grandes cambios sociológicos en su medio ambiente, desde el hogar, fueron los primeros hijos de familias disfuncionales, y muchos han conocido al psicólogo…
Pasada la adolescencia, dejaron las utopías y sueños de lado, y se dedicaron a trabajar sobre lo seguro, creyendo únicamente en ellos mismos; no obstante, gustan de no perderse lo bueno de la vida.
Al crecer en un mundo posmoderno, con un sistema económico afianzado, son sibaritas; amantes del buen vivir.
Buscan productos que los identifiquen, y que tengan personalidad, que se adecúen a ellos, y que no pertenezcan al montón de la producción en serie.
Los pertenecientes a esta generación, son individualistas y solitarios, tuvieron independencia desde pequeños por la falta de padres presentes, poseen una conciencia fuerte sobre la diversidad.
Muchos de ellos, vieron a sus padres ser fieles, a empresas, matrimonios, religiones, etc.; quienes no obtuvieron buenos finales, por ello, antes que nada son fieles a sí mismos; además, al haber crecido bajo la influencia televisiva, son más realistas y escépticos que sus antecesores, buscan que todo tenga una solución o una respuesta rápida.
Cuestionan la autoridad, e imponen sus propias reglas, y están en la búsqueda constante de atención.
Tienen la necesidad de competir, de aprovechar cada oportunidad que aparezca.
En el ámbito laboral, las personas de La Generación X, tienen diferentes formas de trabajar con respecto a sus antecesores, los “Baby Boomers”
Son más colaborativos, les gusta trabajar en equipo, no creen en las jerarquías, y se manejan de manera informal frente a cualquier autoridad, tratando a estas como pares; es decir, son más líderes que gerentes.
No obstante, La Generación X se vio afectada por el bombardeo del consumismo de los años 1980, y principios de los años 1990, la manipulación del sistema político, la llegada de Internet, cambios históricos como La Caída del Muro de Berlín, el fin de La Guerra Fría, la aparición del SIDA, entre muchos acontecimientos que crearon el perfil X.

“It's about finding out who you are”



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