The Shallows

“Plan your getaway”

Los tiburones blancos, aparecen como la encarnación del peligro en varias culturas, y reciben el nombre de “devoradores de hombres” en distintas lenguas, especialmente en el área del Caribe.
No obstante, la actual caracterización popular del tiburón blanco, como “el asesino del mar por excelencia”, no existiría, o no estaría tan extendida, de no ser por el éxito comercial de la película “JAWS” en 1975.
Los ataques del tiburón blanco (Carcharodon carcharias), el cual es una especie de pez cartilaginoso lamniforme de la familia Lamnidae, que se encuentra en las aguas cálidas y templadas de casi todos los océanos, única del género Carcharodon que sobrevive en la actualidad; se pueden deber a 3 posibles razones:
1. El tiburón no ataca a la víctima con intención de comérsela, sino porque la considera un intruso en su actividad diaria, al que interpreta como una amenaza potencial; por ello, la mordida y posterior retirada, no sería más que una simple aunque desproporcionada “advertencia”
2. El animal, se siente confuso ante algo que nunca ha visto antes, y no sabe si es comestible o no; por tanto, el fugaz ataque es una especie de “mordisco-prueba” con el que intenta hacerse una idea de si le conviene alimentarse en el futuro de ese nuevo elemento en su mundo.
El posible gusto desagradable, y complicaciones digestivas posteriores, impulsarán al tiburón a no cazar humanos, después de esta experiencia.
3. El tiburón confunde a la víctima con su comida habitual.
En este caso, se explicarían muchos de los ataques contra bañistas y surfistas en California, por ejemplo, ya que cuando se ven desde abajo, resultan bastante parecidos a un león marino que sale a respirar, o que se desplaza a toda velocidad cerca de la superficie del agua.
Los ataques registrados contra pequeñas embarcaciones pesqueras y de recreo, podrían explicarse como confusiones entre éstas, y los cuerpos de cetáceos de tamaño medio o elefantes marinos muertos a la deriva.
Dada la naturaleza del ataque, la víctima humana muere en raras ocasiones durante el mismo; y cuando lo hace, la mayoría de las veces es por la pérdida masiva de sangre, que debe evitarse de inmediato.
La liberación de sangre en el agua, puede atraer también a otros tiburones y peces carnívoros de diversas especies, que pueden verse impulsados a realizar sus propios “mordiscos de prueba”, para desgracia de la víctima.
Sin embargo, y por muy efectivos que puedan ser estos métodos, es evidente que lo mejor a la hora de evitar ataques, es no cometer imprudencias como:
Alejarse demasiado de la costa, nadar en solitario, o en las primeras y últimas horas del día; visitar zonas con gran abundancia de pinnípedos, base alimenticia de los tiburones blancos adultos, o evidentemente, acercarse de forma deliberada a un ejemplar, sobre todo si es de tamaño considerable.
Así las cosas, la novela “JAWS” (1974), y luego la película de 1975; establecieron una serie de clichés, que desde entonces se han repetido en el cine de “monstruos asesinos”, tanto terrestres como acuáticos, y que en muchos de los casos, no se corresponden con las características reales de la principal especie afectada:
El tiburón blanco.
Esto, ha contribuido a arraigar una serie de estereotipos y falsas creencias en torno a esta especie, hasta el punto de que el autor de la novela, ha afirmado que nunca la hubiese escrito, de saber cómo eran realmente los hábitos de los tiburones blancos.
Aunque obviamente basadas en la película homónima, se han hecho otras películas con trama similar, pero reemplazando al tiburón blanco con otras especies de tiburones:
Tiburones tigre, tiburones toro o marrajos, como por ejemplo en la película “Deep Blue Sea” (2000) u otros animales marinos, como orcas, barracudas, etc.; o fluviales como pirañas o cocodrilos, para atraer al público.
También hay otros filmes de temática “ataque de tiburón”, como:
“Open Water” (2003) o de manera más hilarante o psicotrópica en “Sharktopus” (2010), o “Sharknado” (2013)
¿Pero hace cuanto que no vemos una buena película de ataque de tiburón?
“A little does of self-reliance can do wonders.
Now you may think that’s the end of the story, actually it’s only the beginning”
The Shallows es una película de terror del año 2016, dirigida por Jaume Collet-Serra.
Protagonizada por Blake Lively, Óscar Jaenada, Brett Cullen, Sedona Legge, entre otros.
El guión es de Anthony Jaswinski; el cual fue rescatado por los productores, Lynn Harris y Matti Leshem, de “la lista negra de guiones no producidos”, en septiembre pasado.
The Shallows, es una película bien fácil de consumir, que no te obliga a considerar los temas que trabaja si no quieres…
Puedes ir y disfrutar toda la tensión que nos tira, una vez que empieza el ataque, y no te suelta hasta el final.
“Creo que la gente va al cine para eso, y para aprender un poco del ser humano, y para olvidarse de sus problemas de todos los días.
Hay que poner a los personajes en situaciones extremas, e intentar pensar en las posibilidades de salir del problema, también crear problemas casi  imposibles.
Una película como The Shallows tiene una premisa muy simple:
Una chica que la ataca un tiburón, y tiene que sobrevivir… o espera a que la rescaten, o muere, o pelea con el tiburón…
Y la gente se preguntará:
¿Cómo va a salir de eso?”, dijo el director.
La fotografía principal, comenzó en 2015, en New South Wales, Australia; y también tuvo lugar en la isla de Lord Howe.
La acción gira en torno a Nancy Adams (Blake Lively), una joven que trata de superar la pérdida de su madre.
Un día, está haciendo surf en una playa solitaria de México, cuando se queda atrapada en un islote, a apenas unos metros de la costa, y aunque está a solo 100 metros de la salvación, para alcanzarla tendrá que tirar de todos sus recursos y su voluntad, pues un enorme tiburón blanco, se interpone entre ella y la costa.
Es acaso The Shallows, la mejor película de tiburones desde “JAWS” (1975), y pretende ser “el tiburón de las nuevas generaciones”
Si hay algo para alabarle, es que se te quedan las imágenes, sufres, y pasará su tiempo en olvidarla.
“Learning to be self-reliant takes time and hard work.
These are the steps assume responsibility, know where you are going, make your own decisions”
Jaume Collet-Serra, continúa su patrón de ser un excelente creador de tensión, porque The Shallows comienza tranquilamente, presentando a su única protagonista, a algunos personajes secundarios, como un par de surfistas, y muchas hermosas escenas del pequeño paraíso en que se desarrolla la trama.
Tanto que cala desde el principio, gracias a su enorme sentido visual, quizás abusivo en el uso del “slow motion”, pero capta la belleza de esa playa, y del océano en particular; una fotografía excelente, en un paraje paradisiaco.
Con su austero guión, su construcción inteligente, y su impresionante fotografía, The Shallows, aunque burda en su concepto, se convierte en una obra maestra menor.
El guión de Jaswinski, establece rápidamente los detalles de la motivación de Nancy, sin ser demasiado mecánico:
Un paseo en carro con Carlos (Óscar Jaenada), que conduce a Nancy hasta la playa, trabaja para establecer el carácter aventurero y la dulzura, mientras habla en español forzado.
Una llamada tipo “FaceTime” con el papá y la hermana, ofrece al espectador, los motivos del viaje de ella:
Nancy se escapó de la escuela de medicina, después de la muerte de su madre, y está siendo guiada por su espíritu libre.
Su última aventura, es una buena caminata para surcar las olas en una playa mexicana, una playa que una vez visitó su madre…
Pero la tensión aumenta eficazmente, al mismo momento que Nancy se prepara en la playa, con primeros planos de su equipo de surf.
Luego, dicha tensión profundiza, mientras ella rema hacia la mitad del océano para cazar sus olas.
Sabemos lo que va a pasar, y es sólo cuestión de cuándo.
Por lo pronto, comparte la cala aislada con 2 surfistas durante un tiempo, antes de adentrarse; quiere agarrar “una última ola”, y en la espera de esta, es atacada por un tiburón, quedando gravemente herida.
Ahora, la fémina deberá aprovechar sus habilidades deportivas, e  intelectuales, para enfrentar la amenaza.
Primero encuentra refugio encima de una carcasa de ballena flotante, y luego en una pequeña peña de roca.
Porque ella está gravemente herida y sola, a excepción de una gaviota con un ala rota, abandonada en la misma roca con ella.
Sumándole a esto, encontramos ciertas maniobras medicas de ella, que serían mucho más inquietante si Lively no estuviese hablando de lo que está ocurriendo; tal vez con el pretexto de calmarse a sí misma, de la misma forma que calmaría a un paciente, que en realidad, dicha explicación a la audiencia de lo que exactamente está haciendo, convierte el hecho en una desafortunada muletilla.
Y finalmente, hace su camino a un faro flotante, pero las opciones de sobrevivir parecen limitadas al acecho del tiburón.
La premisa de The Shallows es tan simple como interesante:
¿Cómo podría sobrevivir, estando heridos en el mar, y sin poder nadar hacia tierra firme?
Cuando comienza el ataque, es cuando Collet-Serra ejerce su firme poder para asombrar y hacer sufrir, en lo personal porque padezco de talasofobia.
Y si bien tiene más de un giro sorpresivo, en general sorprende, asusta, hasta hace reír, inclusive, hace aplaudir.
Pero ante todo, muestra la tenacidad de un personaje frente a las fuerzas de la naturaleza, encarnadas bajo la forma de un enorme tiburón blanco.
Puede que Blake Lively haya sido contratada principalmente por su físico, pero de todos modos demuestra ser una heroína convincente.
Y es que según el director, la filmación fue complicada para todo el equipo, pero sobre todo para Lively:
“Ella tenía que estar todo el rato, las 8 semanas de la filmación en bikini, muerta de frío, y encima, tener que actuar con muchos aspectos físicos, gritando, nadando, y sobre todo, imaginándose la película en su cabeza, porque ella no está ahí con un tiburón, no está viendo eso, no tiene otro actor con quien hablar, todo lo tiene que pasar en su mente, y lo tiene “que ver”, sin poder verse a ella misma, sin saber cómo está quedando, tener la confianza en mí y en el equipo, y darnos todo lo mejor de sí, es un poco el secreto eso, intentar que ella aguante, y ayudarla lo más posible, a que se crea lo que está pasando”, relató el director, quien no tiene más que halagos para su protagonista, asegurando que elevó el filme.
Y no es para menos; Blake Lively lleva por completo todo el metraje del filme, salvo las intervenciones del actor español Óscar Jaenada, de un par de actores más, así como de 2 surfistas a los que Collet-Serra invitó a formar parte del proyecto.
Y es cierto que el director pasa mucho tiempo presentando las virtudes físicas de Lively, y no es que nos quejemos de esto, y hace lo suficiente para crear una buena situación de estrés  palpable, como se supone que debe pasar en este tipo de películas.
La esposa del actor Ryan Reynolds, se despunta como actriz solvente, gracias a su desarrollo como personaje a lo largo de los 87 minutos de duración, y su carisma, que lejos de ser la típica “Scream Queen” que podría pulular en este tipo de films; se eleva por encima de muchas, porque se necesita ser un tipo especial de actor, para cargar una película por completo, y Lively pasa la prueba con estrella dorada, uniéndose al exclusivo club que logran hacerlo.
Para cuando su “Nancy” tiene que tomar las decisiones más duras, la apoyamos pues la conocemos por completo, gracias a lo puntual que sabemos de su vida, al trabajo corporal, los gestos de rostro, y poco dialogo que aun así, traspasa la pantalla.
Por otro lado, The Shallows va directo al grano, y al ser una película simple, tenía que ser muy clara:
El mensaje es que hay que enfrentar los miedos, y salir adelante a pesar de las consecuencias, así como también sobre el uso de la tecnología, que muy curiosamente, las pantallas del celular toman parte de la pantalla del filme, como diciendo que por los medios tecnológicos, no logramos ver lo hermoso que es la naturaleza, de hecho, en un momento dado, al inicio, el personaje de Jaenada se lo dice.
También, el uso de los medios tecnológicos, que tanto nos ha invadido la vida, es ineficaz en ciertos momentos de la vida…
Además de hablarnos por el respeto a lo desconocido, como el mar; sobre las malas decisiones que tomamos, que arriesgan la propia existencia; y porque no, hacer uso de los conocimientos, que nos pueden salvar la vida misma.
Lo genial de The Shallows, es que es una película sobre el feminismo contra el patriarcado; también es una historia sobre la tristeza, la depresión, el duelo, la soledad, y como a veces hay que tocar el fondo, literalmente, para empujarnos a levantarnos de nuevo.
Todo eso, empacado bajo la metáfora de una escultural surfista, versus un tiburón que devora hombres…
Muy curioso resultó este hecho, pues ella es la única mujer, los demás actores son unos víctimas de la situación, al menos 3 de ellos.
Así las cosas, lo mejor de The Shallows lo conforma:
Blake Lively, el uso que se le da al tiburón, que no cansan; los momentos de tensión y su clímax, aunque un tanto hollywoodiense, pero se deja ver.
Además algo de reivindicación al género femenino, y se puede interpretar como un tributo a esa joven de la primera escena del mítico filme “JAWS” (1975) de Steven Spielberg, donde muere…
“Es como si fuera la primera escena de “JAWS” (1975), pero con la chica sobreviviendo, y es la película de ella.
Es un poco así, ¿no?
Hemos progresado en 41 años, supongo”, afirmó Collet-Serra al respecto.
Pese a ello, The Shallows aporta muy poco, y no hay mucho de lo que hayamos visto ya en otras producciones.
Para achacarle algo, es previsible prácticamente en todo su metraje.
No obstante, funciona de principio a fin, logrando simplemente su cometido que es meramente crear tensión.
Por otro lado, si bien fue filmada en Australia, los hechos narrados ocurren en México, por lo que los mexicanos pueden quedar mal parados:
Son aprovechados, si son una chica bonita; ladrones y borrachos…
Por otra parte, hay “ciertos errores”
El cadáver del borracho, queda mitad en la playa y mitad en la arena, pero a la mañana siguiente, vuelven los 2 surfistas, no lo ven, y se meten en el mar…
No hay razón o justificación, para que el tiburón, en lugar de alimentarse de la ballena, se dedica a perseguir a todos los humanos, a sabiendas de que científicamente no les gusta el sabor de la carne humana…
Pero vamos, de lo contrario no habría película, pero lamentablemente se sataniza aún más al tiburón.
Y The Shallows, realmente cae en la parte más profunda, en el acto final:
El cambio de una desgarradora historia de supervivencia, a una película de acción algo tonta por sus resultados, véase el primer disparo de la señal de rescate, es de risas.
Por otra parte, para una mujer que no ha tenido nada de comer o beber durante un par de horas, bajo el sol, y con una gangrena en su pierna, pero muestra una sincronización impecable en la entrega en las secuencias posteriores, al ataque, no hay por dónde cogerla, y de remate, la forma en la que mata al tiburón...
Pareciera que el director no sabía que hacer, y tomo la decisión equivocada; agregando que los ataques están ahí, únicamente para servir a las expectativas.
Por la parte tecnológica, y que ayuda a la narración, tenemos La GoPro atada al casco de una de las personas que practica surf, puesta ahí para empalmar algunos ángulos de cámara diferentes; el famoso punto de vista del espectador.
Por lo demás, podríamos decir que The Shallows es una más de tiburones comiéndose personas, éste también metal, por lo que la gula termina perdiéndole, como a sus predecesores.
Lo que se puede lamentar, es que el tiburón nunca se demora alimentándose de sus víctimas, ya que a veces está aquí, y otras allá.
Pero bueno, es el monstruo villano del mar.
Por último, sumémosle la efectiva partitura de Marco Beltrami, que consigue algunos momentos de tensión logrados, y muy inteligentes, aunque no comparados a los compases de John Williams.
“I’m not dying here”
Aunque cueste creerlo, por la leyenda urbana tan intensa en contra de los tiburones, los ataques contra seres humanos son bastante raros.
Dentro de éstos, los del tiburón blanco se pueden considerar anecdóticos, si se comparan con los del tiburón tigre (Galeocerdo cuvier) o el tiburón toro (Carcharhinus leucas), el último de los cuales, puede incluso remontar grandes ríos como el Misisipi, Amazonas, Zambeze, etc.; y atacar a las personas a varios kilómetros del mar.
No obstante, las muertes causadas por estas especies en su conjunto, son inferiores a las provocadas por serpientes marinas y cocodrilos cada año, e incluso menores que los fallecimientos ocasionados por animales tan aparentemente inofensivos como abejas, avispas e hipopótamos.
Se considera que es más probable morir de un ataque al corazón en alta mar, que por el ataque de un tiburón…
En palabras del biólogo Douglas Long, en EEUU, cuya Costa Oeste es el hogar de una importante concentración de jaquetones; “muere más gente cada año por ataques de perros, que la que ha sido muerta por tiburones blancos en los últimos 100 años”
Para zonas donde la presencia del gran blanco no es tan abundante, los ataques alcanzan números realmente irrisorios; por ejemplo, en todo El Mediterráneo, sólo se han confirmado 31 ataques de tiburones contra seres humanos en los últimos 200 años, en su mayoría, sin resultado de muerte.
De acuerdo con algunos investigadores estadounidenses, la cifra de ataques de tiburones blancos, a nivel global entre 1926 y 1991, sería de 115, siendo California, Australia, y Sudáfrica, quienes registraron más.
Resulta bastante ilustrativo, el que en las aguas sudafricanas, infestadas de tiburones, la cifra de ataques de tiburones blancos desde 1940, sea de sólo 29 frente a las 89 agresiones protagonizadas por tiburones toro.
Mientras en California, se contabiliza alrededor de una víctima mortal por ataque de tiburón blanco, cada 5 años.
Esta escasez de ataques, sobre todo mortales, se debe a que la mayoría de los tiburones en general, y los blancos en particular, no consideran a los humanos como auténticas presas potenciales.
De hecho, es posible que el sabor de la carne humana les sea, incluso algo desagradable, y desde luego, que les resulta mucho menos nutritiva, y bastante más difícil de digerir que la de ballena o foca, provistas de gran cantidad de grasa.
Así pues, la gran mayoría de ataques del tiburón blanco, consisten en un único mordisco, tras el cual, el animal se retira, llevándose pocas veces algún trozo de la infortunada víctima, principalmente pies y piernas…
En conclusión, los tiburones no son un peligro para nosotros.
Muy poca gente es atacada, y mucho menos mueren.
Si es cierto que se ven aterradores, pero el tiburón cinematográfico es particularmente vicioso, pero no es razón para odiarlos en la vida real; especialmente porque somos nosotros los que invadimos su hábitat.

“What was once in the Deep is now in the shallows”



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