Por Un Beso

“En lo que llevamos del año, se han producido 98 agresiones contra el colectivo LGBT en la comunidad de Madrid, un 90% de ellas, en la ciudad de Madrid.
El año pasado se produjeron 35”

Decía Oscar Wilde, que “la única diferencia entre los santos y los pecadores, es que los santos tuvieron su pasado, y los pecadores tienen su futuro”
Lo cierto es que la expresión de la afectividad de las parejas de la comunidad LGBT, sigue siendo un tabú, aun en las sociedades que se declaran más abiertas hacia la homosexualidad y la bisexualidad.
Muchas de las agresiones sufridas por estas parejas, solo en España, últimamente están relacionadas precisamente con esa expresión de afectividad, que a veces, simplemente se manifiesta con ir cogidos de la mano.
Por lo que las respuestas de los fanáticos homófobos ante la expresión de cariño y afecto son:
El insulto, la afrenta insidiosa, y la agresión física.
Y eso que España, según el prestigioso instituto de investigación social estadounidense, Pew Research Center, está a la cabeza de los países con mayor aceptación de la homosexualidad.
Incluso en sociedades tan avanzadas como la alemana, por ejemplo, donde una holgada mayoría aboga por la igualdad de derechos para el colectivo LGTB, nada menos que un 40% de la población, encuentra que contemplar un beso entre 2 hombres es algo “asqueroso”
Y, por supuesto, existen países donde la expresividad del afecto entre hombres es impensable, pues no solamente causaría el rechazo social, sino que podría acarrear una condena de varios años de prisión, e incluso la pena de muerte.
Así las cosas, en un período de 15 meses, entre el 1 de enero de 2013 y el 31 de marzo de 2014; La Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) determinó que ocurrieron al menos 770 actos de violencia contra personas LGBT en 25 Estados Miembros de La OEA.
Sin perjuicio de ello, La CIDH considera, que la violencia contra personas LGBTI, es generalizada en todos los países del continente americano.
Y es que los crímenes violentos contra personas LGBTI, se caracterizan por sus altos niveles de violencia, ensañamiento y crueldad.
Los homicidios por razones de género imputables a la orientación sexual y la identidad de género, se caracterizan por un grado de violencia física grave, que en algunos casos supera al que se encuentra en otros tipos de delitos de odio.
En El Registro de Violencia de La CIDH existen numerosos ejemplos de homicidios particularmente atroces, incluyendo casos de personas lapidadas, decapitadas, quemadas, y empaladas.
Muchas víctimas son apuñaladas de manera reiterada, sus genitales mutilados, o golpeadas hasta la muerte con martillos u objetos contundentes, les arrojan ácido o son asfixiadas.
Algunas de las víctimas en El Registro, fueron reiteradamente atropelladas por carros, o incineradas.
En muchos casos, las víctimas fueron asesinadas, luego de ser sometidas a múltiples formas de extrema humillación, degradación, tortura, y violación.
Aunque pensemos que vivimos en un mundo igualitario, en el que las desigualdades entre hombres, mujeres, y el colectivo LGTBI estén superadas, los números nos dicen lo contrario.
El odio, el miedo, y la ignorancia, siguen allí, y parece que en lugar de bajar, las incidencias crecen.
Estos escalofriantes datos, son más que suficientes para entender lo importante que es seguir manifestando El Orgullo LGBTI a día de hoy, y abrirle los ojos a esos despistados, por no usar un término peor que comprometería nuestra elegancia diplomática, que piden un exterminio total.
¿Acaso hay algún acto más afectuoso, que el de presionar los labios contra los de la persona que quieres?
“Que raro es esto, ¿no?”
Por Un Beso es un cortometraje dramático español, del año 2016, dirigido por David Velduque.
Protagonizado por Pelayo Rocal y Fernando Hevia.
El guión es de Marco Laborda, sobre una idea de Pelayo Rocal; contada en poco más de 5 minutos, muestra a los personajes en su travesía por tratar de hacer algo que para muchos es de total normalidad:
Darse un beso.
Porque el amor es amor, sea de la forma en la que sea, o en la combinación que sea.
Cuenta el realizador:
“Este proyecto surge de la mano con Pelayo Rocal, uno de los actores protagonistas de la historia; y nace a raíz del aumento de agresiones al colectivo LGTBI en La Comunidad de Madrid, que en lo que llevamos de año, se ha multiplicado casi por 3, respecto al año pasado.
Es algo de lo que se debería hablar más en los medios generalistas, así que por eso me lancé sin duda a contar esta historia”
Por Un Beso reivindica la libertad sexual, y expone la violencia homófoba a la que se tienen que enfrentar este colectivo.
“Hemos contado con la colaboración de Shangay, con los que ha sido un verdadero placer trabajar.
Ellos nos han ayudado en la búsqueda de colaboradores que han aportado de manera desinteresada, comida durante el rodaje o localizaciones, entre otras necesidades”, dijo el director, que ve la obra como una denuncia, una producción que ha surgido desde las trincheras del activismo.
La producción, ha corrido a cargo de Neurads, productora fundada por David Velduque y Víctor Martín, vinculada a contenidos digitales.
Estos 2 jóvenes madrileños, fueron hace años, de los primeros precursores de la ficción online en España, y siguen abordando proyectos audiovisuales interesantes e innovadores.
El rodaje de Por Un Beso tomó 3 días, en locaciones de Madrid, lo que convierte a la ciudad, en un protagonista más del corto; el cual fue difundido por las redes sociales, superado las expectativas en las visualizaciones; siendo “dedicado a todas la víctimas de los crímenes contra el colectivo LGBT”
La acción gira entorno a Tomás (Pelayo Rocal) y Andrea (Fernando Hevia), cuando se cruzan en un paso peatonal, en plena Gran Vía de Madrid.
Sus miradas se encuentran en la distancia, y se sonríen...
Aún no saben que ese fugaz encuentro, marcará sus destinos.
Así presenciamos cómo se conocen, cómo se enamoran, cómo deciden empezar a compartir sus vidas, y cómo expresan públicamente su amor… como lo haría cualquier pareja; desde que se conocen casualmente, pasando por todas las actividades que comparten, tenemos la oportunidad de ver lo difícil que puede resultar para una pareja del mismo sexo, mostrar su afecto en público.
Pero las parejas de 2 hombres, no parecen tener derecho a esa expresión, y la tragedia se desencadena…
El romanticismo de la historia, contrasta con el despiadado final.
Final que, aunque duro, es real.
Lo hemos visto en muchas de las vidas que se perdieron, están en las noticias, y al menos conocemos a alguien que ha sufrido por ello.
Por eso es tan necesario denunciar, por eso es tan importante no dejar de luchar.
Para la normalización, y para que se acaben las agresiones por el simple hecho de amar a otra persona, sea cual sea su sexualidad.
El director David Velduque afirmó, que “ahora más que nunca, son necesarios proyectos que defiendan que el amor pueda ser expresado con total libertad, y sin miedos”
Además, se creó el hashtag #PorUnBeso, que anima también a todo el mundo a formar parte de este movimiento, subiendo fotos de sus besos “para llenar así las redes de amor LGTBI”
Por tanto, Por Un Beso se encarga de celebrar la naturaleza poliédrica del amor; un amor que sobrepasa los límites y las etiquetas para denunciar la homofobia.
“Destinados a besarnos”
Por Un Beso demuestra, lo difícil que resulta darse un beso para una pareja gay; muestra lo peligroso que puede llegar a ser algo tan sencillo y bello, como expresar amor libremente, bajo el sol, y vista y paciencia de todos el mundo.
El corto es hermoso, conmovedor y brutal, y pretende ser, en palabras de su autor, “una historia que denuncia el aumento de agresiones que hay este año en Madrid, y en el mundo”
Una historia que se vio trágicamente respaldada por los acontecimientos, pues, según el director, “de hecho, lo que ha pasado en Orlando, en el Club Pulse, nos ha pillado en medio del rodaje; así que ahora más que nunca, Por Un Beso tiene su sentido de ser”
El cortometraje, nos conduce hasta la historia de amor que protagonizan Tomás y Andrea.
Una aventura que, como las grandes historias de amor, se alimenta de los pequeños detalles:
Miradas de soslayo, cariño en la oscuridad del cine, 2 sonrisas que se encuentran en el fondo de un bar, la electricidad que salta al primer contacto; y besos, besos y más besos...
Desde ese momento, les acompañamos en su primer beso, sus primeros desacuerdos, cuando eligen si quieren un gato o un perro, sus tardes tirados en parques; la primera vez que se acuestan, y el momento en el que se mudan a vivir juntos.
David Velduque, captura así la historia de 2 jóvenes que se conocen en Madrid, y comienzan una relación en las calles de la capital, reconocido escenario gay en todo el mundo.
“Hemos grabado en Chueca, Gran Vía, Plaza de España, El Palacio de La Prensa... diferentes localizaciones de Madrid, donde todos hemos vivido momentos imborrables con esa persona especial a la que estábamos conociendo”, explica el director.
Y es que su idea es que cualquiera, sea de la orientación sexual que sea, y tenga el tipo de relación que tenga, pueda sentirse identificado con la historia de sus protagonistas.
Los encargados de dar vida a los 2 personajes protagonistas, son Pelayo Rocal y Fernando Hevia, pareja artística que se formó de una manera muy anecdótica:
“Todo el proyecto nació realmente gracias a Pelayo, que nos propuso la idea inicial.
Un día que salíamos de la reunión con Shangay, nos fuimos a tomar un café, y nos encontramos con Fernando, con quien no habíamos trabajado nunca”, recuerda David, y continúa:
“Se paró a saludarnos y se fue, pero al minuto volvió para pedirnos si podía hacer una prueba para el personaje.
Cuando le hicimos el “casting”, y vi la química tan mágica que tenía con Pelayo, supe que era la pareja protagonista”, dijo el realizador.
Y es que ellos 2, podríamos ser cualquiera de nosotros.
Lo que sienten, lo hemos sentido todos alguna vez, y no importa que seas heterosexual, gay, lesbiana, transexual o intersexual; el amor es exactamente así como lo cuentan ellos.
El problema es que su amor, y el de todo el colectivo LGTBI es peligroso, y no solo en Madrid.
En todo el mundo, ser diferente supone un riesgo, y por eso, ahora más que nunca, estas historias deben ser contadas con orgullo.
Sin embargo, para achacarle algo, podríamos decir que Por Un Beso está narrada desde una mirada social media alta, donde los protagonistas son blancos, y siguen el estereotipo de lo que representa “ser gay”:
Fiestas, licor, noche interminable, y mucho sexo…
Sobre el final; no hay evidenciada directa, que la agresión sufrida haya sido por homofobia, no vimos que los agresores los hayan visto besarse, o que se hayan visto de frente, como para pensar que los golpes fueron por odio; más bien parece una agresión por robo que por homofobia.
Por último, Por Un Beso cuenta con una primicia musical, ya que el cantante Bravo Fisher, ha apoyado cediendo a la banda sonora del corto, una de sus canciones inéditas de su próximo disco, “Luto”, que saldrá a la venta en octubre de 2016, en el álbum “Solos”; así como “After Arguing, Nonsense Voices” de Martín Jiménez.
“Te vas a tardar de darme un beso”
La violencia contra las personas LGBTI, se ve reforzada por la diseminación de “discursos de odio” dirigidos a esta comunidad en distintos contextos, incluyendo en debates públicos, manifestaciones en contra de eventos como Las Marchas del Orgullo, en medios de comunicación, y en Internet.
La evidencia demuestra que, cuando ocurren crímenes contra las personas LGBTI, con frecuencia están precedidos de un contexto de elevada deshumanización y discriminación.
En ocasiones, ataques contra personas LGBTI, o aquellas percibidas como tal, son motivados por la religión, particularmente los ataques dirigidos contra hombres gay jóvenes.
Por su parte, La CIDH reitera que la promoción y protección del derecho a la libertad de expresión, debe conjugarse con esfuerzos para combatir la intolerancia, la discriminación, el discurso de odio, y la incitación a la violencia.
El artículo 13 de La Convención Americana, abarca el derecho de las personas a expresar su orientación sexual e identidad de género, y que este tipo de expresión, goza de un nivel especial de protección bajo los instrumentos interamericanos, en tanto se relaciona con un elemento integral de la identidad, y la dignidad personal.
Pero la realidad es otra…
Parejas del mismo sexo, son generalmente atacadas por demostrar públicamente su afecto, sea agarrarse de manos, acariciarse, abrazarse o besarse en público.
Y las personas del mismo sexo que lo demuestran, también son frecuentes blancos de abuso policial, y detenciones arbitrarias por agentes estatales, con frecuencia mediante uso excesivo de la fuerza, o abuso verbal, motivados por lo que consideran “comportamiento inmoral” en espacios públicos.
Por tanto, la comunidad LGBTI, aún a día de hoy, sigue siendo considerada como culpable.
Prueba de ello, ha sido la misma Masacre de Orlando, cuya contemplación de un beso entre 2 hombres, tuvo también relevancia.
Según contaba el padre del asesino, “estábamos en el centro de Miami, en Bayside, cuando vio a 2 hombres dándose un beso frente a su mujer y a su hijo, y eso le enfureció.
Se estaban besando y tocándose uno al otro, y él dijo:
“Mira eso, delante de mi hijo, y hacen eso.
Y luego en el baño de hombres, también se dieron un beso el uno al otro”
El padre considera incluso, que este incidente pudo haber precipitado el ataque, mucho más que las inclinaciones religiosas de su hijo.

“Ahora más que nunca, debemos seguir luchando porque todos podamos expresar el amor con total libertad”



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