The Finest Hours

“They say you gotta go out.
They don't say you gotta come back”

A Hollywood le encantan las películas de rescate; más aún si están basadas en hechos reales, y con seres humanos heroicos que se enfrentan a situaciones extremas para salvar vidas.
Cuando salen bien, pueden ser muy entretenidas por sus escenas de acción impactantes, y por la empatía que generan los personajes.
En 1952, Estados Unidos sufrió un brutal temporal que afectó no solo en tierra, sino también en mar:
Los buques petroleros, SS Pendleton y el SS Fort Mercer, que se dirigían a Boston y Portland respectivamente, quedaron literalmente partidos por la mitad, por la fuerza de las olas de hasta 20 metros.
El SS Pendleton, era un tipo T2-SE-A1 cisterna, construido en 1944 en Portland, Oregon, Estados Unidos, para la administración del envío de guerra; y fue vendido en 1948, a los transportistas nacionales a granel, sirviendo hasta febrero de 1952, cuando se partió en una tormenta; de hecho, los buques tanque T2, eran propensos a la división en 2, en un clima frío.
Mientras el SS Fort Mercer, fue buque petrolero tipo T2-SE-A1, construido por Sun Shipbuilding & Drydock Company, en Chester, Pennsylvania, en octubre de 1945.
A las 8am del 18 de febrero de 1952, el Fort Mercer se partió en 2 mitades en un vendaval, a 30 millas al este de Chatham, Massachusetts; cargado con queroseno, pedía socorro como consecuencia de una rajadura.
El mismo día, el SS Pendleton, también un buque petrolero cargado con queroseno, se partía sin avisar y sin posibilidad de pedir socorro, a 20 millas de distancia.
Durante 8 interminables horas, los tripulantes de la sección de popa del SS Pendleton, lucharán por sobrevivir en silencio y sin esperanza de recibir ningún tipo de asistencia.
La tripulación, a la deriva, debió sobrevivir utilizando como balsa, una de las 2 mitades de los barcos, por lo menos hasta el momento en que estas se hundieran y quedaran, definitivamente, a merced de las gélidas aguas del Atlántico.
Mientras, La Guardia Costera de EEUU (USCG) había movilizado todos los medios disponibles para el rescate del SS Mercer, incluyendo los “cutters”:
Eastwind, Unimak, Yakutat, Achushnet, y McCulloch, así como los botes de rescate de las bases cercanas.
Los barcos se hundían sin remedio, la catástrofe estaba a punto de suceder; pero la lancha de rescate, CG-36500 de La Guardia Costera de Chatham, en Massachusetts, decidió embarcarse en una misión de rescate tan peligrosa, que resultaba casi suicida.
Las cosas comenzaron mal para quienes se dirigían al SS Pendleton, ya que minutos después de salir, el parabrisas y la brújula del bote salvavidas se dañaron gravemente.
A esto se le debían sumar los vientos huracanados, las olas que golpeaban constantemente, el agua helada, y la casi nula visibilidad; eran las adversidades que tuvieron que luchar aquellos hombres, cuyo cometido era volver a casa con supervivientes, en mitad de un temporal épico...
Y lo consiguieron.
En total, se salvaron 70 de los 84 tripulantes de ambos barcos.
Posteriormente se determinó, que el frio debilitaba la defectuosa soldadura de los petroleros T2, y los restantes buques fueron llamados a revisión y reforzamiento de la zona afectada.
En el momento de su pérdida, el Pendleton estaba asegurado por $1,690.000.
Andy Fitzgerald, uno de los supervivientes que quedan vivos, y que participó en el rescate, se unió a La Guardia Costera en 1949, inmediatamente después de terminar la escuela secundaria; y vivió varios años apostado en Chatham, Massachusetts, antes de la devastadora tormenta, algo que recuerda con claridad.
La noche del rescate, Fitzgerald, el más joven de los hombres a bordo, se encontraba a la intemperie, en la proa del barco salvavidas, manejando el reflector con la esperanza de divisar a la embarcación en apuros:
“Bernie era un magnífico timonel, pero una ola gigantesca nos azotó cuando pasamos por el banco de arena, y abrió un gran agujero en el parabrisas; de allí en más, todo fue de mal en peor.
El motor se detuvo; entonces, la única persona que no querían a bordo del barco por no tener la suficiente experiencia, o sea, yo, tuvo que bajar y poner el motor nuevamente en marcha.
Y si bien no teníamos una brújula para guiarnos, Bernie conocía bien la zona, y tenía una idea general de hacia dónde nos dirigíamos.
Poco después, levantamos la vista y, entre la nieve y la lluvia, divisamos este colosal buque petrolero, encallado en un banco de arena”
Luego, Fitzgerald volvió a la proa del barco salvavidas para ayudar a los hombres a descender por la borda del Pendleton, por una escalera de cuerda.
“Recién después de que logramos traer a 2 hombres a nuestro barco, comencé a tomar conciencia de lo peligroso que realmente era para todos, los que estábamos allí, porque si alguno llegaba a estrellarse contra mí, todos caeríamos por la borda”, recuerda.
Otro de los supervivientes, Mel “Gus” Gouthro, siguió los pasos de su padre, y se inscribió en La Guardia Costera a los 17 años.
Estaba apostado en Chatham, y rápidamente fue designado motorista.
Afirma:
“Fue una excelente oportunidad para conocer gente nueva, y me abrió la puerta a un mundo que ni siquiera sabíamos que existía.
Además de ayudar a los pescadores locales, salíamos en barco a patrullar El Océano Atlántico, y lanzábamos globos meteorológicos porque en ese entonces, no teníamos satélites, y disfrutábamos de cada cosa que hacíamos”
Sin embargo, ninguno tenía la idea, que el rescate sería posteriormente conocido, como el más grande en la historia de USCG.
“Better learning to live not knowing”
The Finest Hours es un drama del año 2016, dirigido por Craig Gillespie.
Protagonizado por Chris Pine, Casey Affleck, Ben Foster, Eric Bana, Graham McTavish, Holliday Grainger, Kyle Gallner, Rachel Brosnahan, Michael Raymond-James, Josh Stewart, Abraham Benrubi, John Magaro, entre otros.
El guión es de Eric Johnson, Casey Sherman, Paul Tamasy, y Michael J. Tougias, basados en el libro “The Finest Hours: The True Story Of The U.S. Coast Guard's Most Daring Sea Rescue” (2009), escrito por Casey Sherman y Michael J. Tougias; y está basada en la historia real de la misión de rescate al USS Pendleton en 1952, por La Guardia Costera de Massachusetts, donde 2 barcos petroleros, fueron destrozados por la tormenta “Nor'easter”, una enorme tormenta que se produce a lo largo de la costa este de los Estados Unidos, con nieve, lluvia, granizo, inundaciones, y grandes olas del mar.
La misión de rescate, tuvo lugar en la costa del Cabo Cod, después de que el SS Fort Mercer y el SS Pendleton, fueron destrozados por las olas y vientos invernales; por lo que la tripulación del bote salvavidas, CG 36500; y la tripulación del bote USCGC Yakutat, heroicamente rescataron a casi todo los náufragos.
Por su parte, Walt Disney Pictures, y Whitaker Entertainment, en 2011 adquirieron los derechos fílmicos del libro de Casey Sherman y Michael J. Tougias; y el guión se escribió, basándose en el libro, y en entrevistas a los sobrevivientes.
El director Craig Gillespie cuenta:
“Queríamos ser muy específicos, y muy claros en cuanto a cómo sucedió todo.
Tener la posibilidad de plasmar todos esos matices y verdades, es lo que lo hace tan interesante, y nos permite retratar a seres humanos tan excepcionales”
The Finest Hours está repleta de apasionantes y enormes secuencias de acción, y tiene como hilo conductor, el tema central que resuena a lo largo de toda la historia:
La fortaleza del espíritu humano; una verdadera historia de un grupo de personas, dispuestas a aventurarse para salvar las vidas de otros.
The Finest Hours se rodó en Massachusetts; y la acción inicia en 1952, cuando una tormenta en la costa oeste de Estados Unidos, partió en 2 al SS Pendleton, un barco petrolero, cuya mitad quedó a merced del gigantesco oleaje.
A la tripulación sobreviviente, no le quedó más que esperar a ser rescatados, y retrasar lo más posible el hundimiento.
Situación desoladora perfecta, para la aparición de un héroe, y lo hubo:
En el barco, el primer ingeniero asistente, Ray Sybert (Casey Affleck), debe encargarse de la tripulación, e inspirar a los hombres a dejar de lado sus diferencias, y trabajar juntos para afrontar una de las peores tormentas en la costa este.
Mientras tanto, al llegar las noticias del desastre a la estación de La Guardia Costera, el suboficial Daniel Cluff (Eric Bana), ordena una audaz operación para rescatar a los marineros varados; pero a pesar de las apabullantes condiciones, los hombres liderados por el capitán de La Guardia Costera, Bernard “Bernie” Webber (Chris Pine), se embarcan en un bote salvavidas de madera, y con escasos instrumentos de navegación, debiendo enfrentar temperaturas glaciales, vientos huracanados, y olas de 20 metros de altura.
Bernie fue ayudado por sólo 3 marineros más:
El maquinista de tercera clase, Andrew Fitzgerald (Kyle Gallner); y los marineros:
Richard Livesey (Ben Foster) y Ervin Maske (John Magaro)
Bernie, era un tímido miembro de La Guardia Costera de Chatham, en Cabo Cod; su historia de amor con Miriam Pentinen (Holliday Grainger), es central hasta que él debe ir a rescatar el barco que se está hundiendo, en condiciones climáticas que indican que es muy probable que no logre volver…
Cuando Cluff se entera de que una segunda embarcación; le ordena al timonel Bernie Webber, que reúna sin demoras a una tripulación, y se adentre en el mar con un barco salvavidas, en busca de sobrevivientes.
Al final de la historia, se muestran las fotografías del evento, que documentan brevemente las consecuencias del rescate; y 2 meses más tarde, Bernie y Miriam contraen matrimonio.
Ellos estuvieron juntos durante 58 años, hasta la muerte de Bernie en 2009.
Webber y su equipo, recibieron medalla de honor en la estación Chatham LBS, Massachusetts, el 7 de mayo de 1952:
El compañero del contramaestre de la primera clase, Bernard C. Webber; el maquinista de tercera clase, Andrew J. Fitzgerald; y los marineros:
Richard P. Livesey y Ervin E. Maske
The Finest Hours está producida por Disney, y como tal tiene aún en medio de la furiosa marea, los ánimos exacerbados de supervivencia, un pueblo dolido por muertes anteriores de oficiales en altamar... el sello familiar característico de la casa del ratón, en una historia de heroísmo, templanza, decencia y esperanza.
En términos coloquiales, y con sus debidas proporciones guardadas, The Finest Hours sería algo así como “The Perfect Storm” (2000) versión Disney; sin embargo, acá se rinde un tributo más que digno a los verdaderos protagonistas del suceso, y logra que el espectador quede atrapado en la situación, y mueve a la reflexión.
“Please tell me we are taking this boat to a bigger boat”
En los últimos años, Disney se ha enfocado en las exitosas películas de Marvel y “Star Wars”, olvidando un poco las películas para adultos.
Pero llega su nueva propuesta, The Finest Hours; una historia basada en hechos reales, de un improbable rescate de un barco petrolero accidentado en alta mar en medio de una terrible tormenta invernal, a cargo de una mínima tripulación de rescate en una pequeña embarcación, que sirve como telón de fondo a una historia de amor.
Primero, conocemos a Bernard Webber, quien trabaja en La Guardia Costera, en su primera cita con Miriam; creando una historia romántica.
Durante este tiempo, conocemos más sobre Webber y su carácter íntegro de convicciones arraigadas.
Además, conocemos a su equipo de trabajo:
Richard Livesey, quien a pesar de no tener una buena amistad, los eventos brindan otra mirada hacia la vida.
Entre los marinos en peligro en alta mar, se encuentra Ray Sybert, quien es parte del equipo del buque petrolero SS Pendleton.
Sybert, es un hombre callado, pero comprometido con el barco y lo conoce de esquina a esquina.
Al entrar a la tormenta, el buque es dividido en 2, y de esta manera asume el liderato para mantenerse con vida, mientras espera el rescate en medio de una de las tormentas más grandes de la historia.
Si bien, el tema principal es el prometido rescate en medio de una terrible tormenta, el relato decide centrarse en la historia de amor entre los personajes de Pine y Grainger, volviendo la historia un tanto anodina, y cargada de edulcorante.
Por lo que la historia se divide en 2:
Es una odisea con grandes efectos especiales y momentos estimulantes, cuando se trata de las secuencias ubicadas en el océano; pero se convierte en una historia un tanto estéril, cada vez que la acción regresa a tierra firme, donde la prometida de Bernie, los otros oficiales de La Guardia Costera, y el resto del pueblo esperan impacientemente.
El problema principal de los vistazos a lo que sucede en el pueblo, es la sensación constante de que estamos viendo una postal antigua, una idealización de la época de los 50, como si en lugar de estar viendo a los 50 en una película, estuviéramos viendo una película sobre una película de los 50, todo es pulcro y perfecto.
Mientras Bernie se debate con un océano tormentoso de noche, la trama nos lleva de vez en cuando a las oficinas de La Guardia Costera o al muelle, para darnos a entender que Webber tiene un pasado, un arrepentimiento que lo persigue, pero cuyo desarrollo en el guión se siente algo desarticulado de la acción central.
Además, es en el SS Pendleton, en donde se nos da una pequeña pero inesperada sorpresa:
Esta tormenta, tuvo un 2º héroe, el ingeniero que se las arregló para darle al petrolero más tiempo de vida, interpretado por Casey Affleck.
Su actuación de “héroe solitario y taciturno”, toda buena fábula debe tener uno, mantiene las escenas en el navío interesantes, y les da un pequeño aire de relato de “hazaña legendaria”
Desde lo técnico, el equipo de efectos especiales aquí consigue recrear el océano y sus terrores con escalofriante verosimilitud; pese a que en momentos se nota un poco borrosa la imagen, esto se justifica porque las navegaciones de tal magnitud no suelen ser lindas...
Cualquier marinero, pescador o aventurero, podrá coincidir en lo cuan traicionero puede volverse el océano, y más bajo la influencia del clima cambiante.
La tensión en el petrolero se nota, pero creo que podrían haber ofrecido más secuencias allí, y transmitir un poco mejor la desesperación que debían estar viviendo estos marineros.
Me ha gustado mucho ese plano secuencia, aunque sea muy breve, en el que las órdenes del capitán se van transmitiendo hasta la sala de máquinas, y donde vamos siguiendo el mensaje a través de las diferentes estancias del buque.
En su mayor parte, es un relato a la vieja usanza, sobre proezas náuticas, completado con un héroe juvenil, una novia de mejillas sonrosadas, y algunos diálogos e interpretaciones bastante cursis.
El elenco es excelente, pero le pudo sacar mayor provecho, en especial a los actores Ben Foster y Eric Bana, pues se quedan en el trasfondo.
Además, a la interpretación de Chris Pine le faltó convicción; entiendo que está basado en personas reales, y quizás el verdadero Webber era así, pero faltaba carisma.
Algo así, me refiero a que era “algo lento, mentalmente”
Bernard Webber es el héroe de la historia, sin embargo, su caracterización carece de personalidad; es un poco introvertido y bonachón, sin nada más que agregarle.
Ninguna circunstancia lo altera, nada cambia su estado de ánimo.
Es por eso que cuesta creer su “determinación”, la que aparece de un momento a otro.
Ojo, no evoco al arquetipo romántico del héroe, sino a la necesidad de otorgarle tridimensionalidad al individuo.
Adicional, la historia romántica entre Pine y Grainger se sintió forzada, y sin mucha fluidez.
Ciertamente, la debilidad yace en el desarrollo de los personajes, en especial la relación entre Bernie y Miriam, a quienes sólo los vemos juntos en el principio.
Del resto del elenco, liderado satisfactoriamente por Chris Pine y Casey Affleck, Ben Foster y Holliday Grainger los respaldan con tensas emociones, y podría decirse que a Eric Bana le faltaron muchas escenas, o mejores diálogos para darnos una idea clara de su personaje, ya que no se ve nada bien en lo absoluto.
Desconozco si haya sido intencional...
Cada uno representa, de una forma bastante plana, arquetipos mil veces vistos antes, con una función concreta en la trama.
No esperemos un estudio profundo sobre su personalidad, o sobre por qué se comportan de una manera u otra:
Así tenemos al jefe malo, la chica enamorada, el pesimista/negativo/antagonista, el que le guarda rencor al protagonista por una pérdida…
No obstante, uno de los atractivos de estas historias, son las grandes hazañas llevadas a cabo por personas comunes y corrientes, que son tan humanas como cualquiera de nosotros.
Lamentablemente, The Finest Hours pierde fuerza al entregar un personaje principal pobremente desarrollado; y por momentos del desarrollo aburridos, y por momentos emocionantes en pocas palabras arrítmico, sé que en sus momentos aburridos, trata el director de meterle o irte preparando para el momento emotivo, pero al parecer no lo logra.
En sus momentos de acción, la verdad que son muy buenos, y como van resolviendo los problemas para ganar tiempo, es realmente interesante de ver.
Los excelentes efectos especiales para recrear la tormenta, y el proceso de la búsqueda, son igual de interesantes; además de los escenarios dentro del SS Pendleton son asombrosos, creando la tensión necesaria.
The Finest Hours es buena propuesta, pero necesitaba un poco más de gasolina para hacerla memorable, sin naufragar.
Por otro lado, se nota demasiado la mano de Disney, edulcorando no sólo las escenas románticas, y suavizando las más terribles, aquellas en la que la tormenta hace estragos que podría dejar llenos de heridos, y no vemos prácticamente un hilo de sangre.
Sobre la trama, no creo que al momento del rescate, el mar estuviera tan bravo como lo pintan, porque ese barco no hubiera podido resistir, y difícilmente se hubieran podido acomodar con éxito, 32 personas en el bote, y regresar a tierra firme todos.
¿Un barco partido por la mitad, puede mantenerse a flote así?
Habrá que aceptarlo…
Otro dato, es que el agua no se ve tan tormentosa en los planos a los actores, en el regreso con los rescatados; es decir, se ve muy calmo, estando en plena tormenta.
La historia es interesante de ser contada, pero aunque tiene algunos buenos efectos, termina pareciéndose demasiado a un telefilm.
Me pareció muy curioso que la chica le pide al héroe que se casen, y él le dice que no…
Esto es bastante poco esperado, la verdad, y supone un gran chasco para la muchacha.
Así me gusta, que de vez en cuando en el cine, hagan cosas poco predecibles.
Con todo y sus $80 millones de presupuesto, The Finest Hours no ha recibido la atención que se merecía en cartelera, reflejando apenas $52 millones.
Es inusual que no haya encontrado un público, pero independientemente de ello, hallará el modo de recomendarse, hasta volverse un fenómeno en televisión, o en línea.
Y aunque The Finest Hours no reinventará el género de aventuras marinas y rescates; hace bien el trabajo y logra atraparnos por unos momentos en su “tormentosa” historia.
Fuera de eso, la historia cumple su propósito de darnos a conocer un evento histórico que ha quedado en el olvido; además de inspirarnos, nos ayuda a brindarle respeto a cada uno de estos rescatistas, porque se requiere de mucho valor para hacer lo que tuvieron que hacer, y que hasta la fecha, se sigue haciendo.
De todas las personas que participaron en el rescate del Pendleton, El Teniente Comandante retirado, Mel “Gus” Gouthro y Andy Fitzgerald, quien ocupaba su lugar la noche de la catástrofe, son los únicos que siguen actualmente con vida.
Ambos visitaron el set durante la filmación, y observaron mientras la producción filmaba las escenas en las que el barco salvavidas rescata a los sobrevivientes.
Para Chris Pine, The Finest Hours muestra algo más que el valor de unos hombres:
“Pude apreciar la sencillez de esta historia, sobre unos muchachos que tienen un trabajo que hacer, y da la casualidad de que, en este día, su trabajo requiere que se enfrenten con una bestia.
No lo hicieron por la gloria, y no hubo nada de autocomplaciente en ello.
Eran simplemente hombres haciendo su trabajo.
No hay monstruos; son solo hombres enfrentándose al océano.
Hay algo realmente emocionante al ver el choque entre el hombre y la naturaleza, porque a ella no le importa quién eres, o cuál es tu nombre, o de dónde vienes.
Ella hace lo suyo”
En conclusión, The Finest Hours merece valorarse y analizarse por la profesión de estos rescatistas, sin importar que los personajes no estén desenvueltos en su complejidad.
En esta ocasión, valen más sus actos que sus biografías, y concordarán conmigo en cuanto rolen los créditos.
“We all live, or we all die”
En su totalidad, los buques de La Guardia Costera de EEUU, además de aviones y estaciones de botes salvavidas, han trabajado bajo condiciones severas de invierno, y han rescatado a 62 personas de las naves en zozobra, o desde el agua.
Y 5 guardacostas, han obtenido la Gold Lifesaving Medal; 4 han logrado la Silver Lifesaving Medal; y 15 la Coast Guard Commendation Medal.
El rescate de los hombres de la proa del USS Fort Mercer, era casi tan espectacular como el rescate del USS Pendleton, aunque a menudo eclipsado por el rescate de Pendleton.
Los 9 oficiales y la tripulación, estaban atrapados en la proa del Fort Mercer, de los cuales, 4 fueron rescatados con éxito, utilizando balsas y un “surfboat” en Monomoy.
Menos espectacular, todos los hombres de la popa, también fueron rescatados, y la popa Fort Mercer fue finalmente remolcada de vuelta a la orilla y reconstruida con un nuevo arco, hacia Newport, Rhode Island; para usarla como base del San Jacinto, que fue construido por Todd Shipyards Corp., botado en agosto de 1953.
Sin embargo, con 11 años de servicio, este buque sufrió una explosión que provoco que se partiera en 2 mitades frente a las costas de Virginia, el 26 de marzo de 1964.
La popa del SS Pendleton, por su parte y en última instancia, llegó a tierra firme en la isla de Monomoy, al sur de Chatham.
La sección de proa fue vendida en 1953, al North American Smelting Co., para su reciclaje en Bordentown, New Jersey.
Sin embargo, quedó varado el 4 de junio de 1953 en el río Delaware, y se desmanteló alrededor del año 1978, por El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos.
El bote salvavidas de 36 pies del Servicio de Guardacostas, CG-36500, construido en 1946, usado para el rescate, fue incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos en 2005, y ahora sirve como un barco museo.
Se cree que es el único en condiciones de navegar…
Andrew Fitzgerald, quien abandonó La Guardia Costera poco después del osado rescate, actualmente tiene 84 años, y vive con su esposa en Colorado.
“Algunas personas todavía creen que el rescate del USS Pendleton, fue una misión suicida, pero yo nunca lo vi de ese modo.
Como solíamos decir en aquella época:
Tienes que salir, pero no necesariamente tienes que regresar.
Nuestro trabajo era salvar personas, y eso fue lo que hicimos, y vaya si estoy orgulloso de haberlo hecho”
El primero de los cortadores de clase centinela de La Guardia Costera, el USCGC Bernard C. Webber, fue nombrado en honor a Bernard “Bernie” Webber.

“You know they're saying it's going to be the biggest storm to hit the east coast”



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