Lone Survivor

“You can die for your country, I'm gonna live for mine”

Los pastunes, el mayor grupo étnico de Afganistán, se dividen fundamentalmente en tribus de musulmanes suníes y chiíes, y hablan pastún y dari.
Muchos se encuentran ahora en Pakistán, refugiados de conflictos anteriores en su tierra natal.
Entre los restantes grupos étnicos afganos, la mayoría de los cuales se oponen a los talibanes, figuran los tayikos, hazaras, uzbekos, y nuristanís.
La tribu de los pastunes, representa el 50% de la población afgana, y despliega un concepto de vida tribal muy singular, conocido con el nombre de “Código Pashtunwali”, el cual es previo a la “sharia” o “cuerpo de derecho islámico”, y se basa en diferentes principios de honor.
Este código ético no escrito, y estilo de vida que practica el pueblo pastún; es simplemente un sistema de derecho y de gobernabilidad que sigue vigente desde hace más de 3.000 años, cuando las tribus que empezaron a practicarla, eran analfabetas y no podían utilizar instrumentos escritos como libros.
Lo que la convierte en la primera ley establecida por la humanidad para los derechos del individuo.
Su conservación, se reserva sobre todo en las zonas tribales rurales.
Algunos en el subcontinente de India, se refieren a ella como “Pathanwali”; y su significado puede ser interpretado como “el camino de los pastunes” o “código de vida”
Este código de honor de vida, consiste en el alto honor y responsabilidad de cada miembro de una tribu, de salvaguardar a un individuo de sus enemigos, y de protegerlo a toda costa.
Además de ser practicado por miembros de la diáspora pastún, ha sido adoptado por algunos no-pastunes afganos y paquistaníes que viven en las regiones pastunes, o cerca de los pastunes.
Algunos principios de honor son:
La “melamastia”, que obliga a la hospitalidad con independencia de la raza, la religión o la nacionalidad del invitado; incluso si el auspiciado es el enemigo ya derrotado y abatido, se le debe este derecho, si es requerido; o el “nanawatey”, un concepto relacionado con el anterior, y marca el deber de conceder asilo y protección a toda costa.
A lo largo del siglo XX, el gobierno central afgano, buscó acabar con este sistema de justicia, pero fracasó en todos sus intentos.
El Pashtunwali sigue vigente, y es aceptado sin cuestionamientos por toda la comunidad Pastún.
Su violación acarrea el deshonor, no solo para la persona, sino también para toda la tribu, y por ende, para toda la comunidad.
La Guerra de Afganistán, por su parte, es una guerra que enfrentó en principio al Estado Islámico de Afganistán, gobernado por los talibanes, y una vez derrocado este, a su insurgencia, por un lado, y a una coalición internacional comandada por Estados Unidos, por el control del territorio afgano; la cual comenzó el 7 de octubre de 2001; en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, de los que este país culpó al gobierno del mulá Omar.
Para iniciar la guerra, Estados Unidos se amparó en una interpretación peculiar del artículo 51 de La Carta de Las Naciones Unidas, relativo al derecho a la legítima defensa.
Durante esa guerra, tuvo lugar la “Operation Red Wings”, una misión de contrainsurgencia que resultó fallida en la provincia de Kunar, Afganistán; con la participación de 4 miembros de los SEALs de La Armada de los Estados Unidos, que tuvo lugar el 28 de junio de 2005.
En particular, hablando del único soldado sobreviviente, Marcus Luttrell, es un armario ropero de 1,95 metros, con cuerpo de toro, y ojos de ardilla.
Hijo de un granjero texano, su hermano gemelo también se metió en los SEALs.
En junio de 2005, a Marcus le asignaron una misión peligrosa, muy parecida a la “Operación Gerónimo” que acaba de fulminar a Bin Laden.
El Comandante Erik S. Kristensen, estaba al mando de la Operación “Red Wings”, y era perfectamente consciente, de que Ahmad Shah había matado a 20 marines la semana anterior, y que el líder talibán, no dudaría en ejecutar a militares estadounidenses, siempre y cuando tuviera la ocasión.
A las órdenes del Teniente Michael Patrick Murphy de 29 años; los soldados Marcus Luttrell de 30, Danny Dietz de 25, y Matthew Axelson de 29, debían caer en la región norte de Afganistán, controlada por los talibanes, para “capturar o matar” a Ahmad Shah, cuyo nombre de guerra era Mohammad Ismail, el Lugarteniente de Osama.
Luttrell y Axelson, eran francotiradores del equipo; Dietz estuvo a cargo de las comunicaciones; y Murphy era el líder.
Por su parte, Axelson trazó en gran detalle mapas, diagramas y planos de cada estructura de la aldea de Shah, mientras realizaban el reconocimiento.
Conocía esta región mucho mejor de lo que lo harán jamás la mayoría de los foráneos.
Marcus, era un prodigio físico, y se desenvolvía bien en combate, pero sus ideas políticas eran simples:
Los buenos estaban en EEUU, y los malos en Oriente.
Cuando lo mandaron a Afganistán, se metió una foto de una víctima anónima de Las Torres Gemelas en el bolsillo; pues quería recordar por quién luchaba:
“Mi objetivo era matar al doble de la gente que ellos mataron en el 9/11”
Así, un helicóptero, dejó a Luttrell y a sus compañeros en las montañas de Kunar.
La patrulla avanzó durante la noche, hasta que de pronto aparecieron unos pastores.
Los SEALs no sabían bien qué hacer:
Si los mataban, podían ser juzgados por asesinar a civiles.
Si los dejaban ir, podían avisar a los talibanes.
Los 4 soldados votaron.
“Mi parte militar me aconsejaba cargármelos... pero parecían, no sé, gente.
Gente como nosotros.
Yo no soy un asesino”, matiza Luttrell; y los dejaron ir.
Una hora después, docenas de guerrilleros talibanes los rodearon… y sostuvieron un tiroteo de 2 horas; donde 3 de los SEALs murieron durante la operación inicial, tras ser emboscados por combatientes del talibán, al igual que otros 16 soldados de Operaciones Especiales de Estados Unidos (SEAL), y pilotos “Night Stalkers”, cuyo helicóptero, un MH-47 Chinook, y el 160º Regimiento de Operaciones Especiales de Aviación “Night Stalkers”; fue derribado mientras sobrevolaba el terreno, dando apoyo aéreo, e intentaban rescatar al primer equipo de SEALs.
Pero fue en vano…
Marcus Luttrell, el único SEAL superviviente, fue protegido por pobladores locales, que enviaron un emisario a la base militar más cercana, permitiendo que un equipo de rescate pudiera localizar al SEAL herido.
Luego de que asesinaran a sus colegas, el afgano Mohammad Gulab, apareció para salvarle la vida a Luttrell, que había quedado tendido en el suelo, atontado, con las piernas heridas, sumergido en un charco de sangre.
Desde allí vio, cómo se acercaba un helicóptero de rescate, y cómo los talibanes lo abatían.
Todos sus 16 ocupantes murieron; de los cuales, 8 eran Navy SEALs:
Jacques Fontan de 36; Daniel Healy de 36; Erik Kristensen de 33; Jeffery Lucas de 33; Michael McGreevy de 30; James Suh de 28; Jeffrey Taylor de 30; y Shane Patton de 22.
Y 8 miembros del 160º Regimiento de Aviación de Operaciones Especiales:
Shamus O. Goare de 29; Corey J. Goodnature de 35; Kip A. Jacoby de 21; Marcus V. Muralles de 33; James W. Ponder III de 36; Stephen C. Reich de 34; Michael L. Russell de 31 y Chris J. Scherkenbach de 40.
Y es que los guerrilleros talibanes, dejaron a Luttrell malherido.
El soldado sediento, y con una bala en el muslo, trató de beber su orina...
Entonces fue cuando apareció Gulab.
Le dijo que estuviera tranquilo, que no era un talibán, pero Luttrell se vio perdido…
No tenía fuerzas para pelear.
Llegaron los amigos del aldeano, le cogieron en andas, y le llevaron a su pueblo, Sabray.
Lo alimentaron, lavaron sus heridas, y lo vistieron.
El padre de su salvador, un venerable anciano de barbas largas y grises, fue quien anduvo muchos kilómetros, hasta la base de EEUU, para indicarles que tenían como huésped a uno de los suyos:
Un joven que llevaba tatuada en el pecho, un águila con un tridente.
Sin embargo, según contó Gulab, la decisión de ayudar al militar herido, respondió a un código de honor de su tradición, llamado “Pashtunwali”, por el que deben ayudar a quien lo necesite.
“Los 5 días que estuvimos juntos, nos proyectaron de 20 a 30 años hacia el futuro”, aseveró Luttrell.
Pero los talibanes llegaron, y le ofrecieron a Gulab todo tipo de cosas, a cambio de que entregara al marino estadounidense.
Pero el afgano se negó, por lo que puso en riesgo no solo su vida, sino también la vida de toda su comunidad.
“Las personas morían todos los días.
Nosotros hacíamos todo lo posible para mantenernos con vida.
Él no me conocía.
Perfectamente podría haberme dejado morir.
Sin embargo no lo hizo”, confesó Luttrell.
Después de su recuperación física de la “Operación Red Wings”, Marcus regresó, y completó una gira de más, antes de ser retirado por razones médicas.
Al volver de Afganistán, Marcus Luttrell quiso inmortalizar su historia, y darla a conocer a todo el mundo en un libro cuyo título original es:
“Lone Survivor: The Eyewitness Account Of Operation Redwing And The Lost Heroes Of SEAL Team 10”, publicado en 2007.
En él cuenta que, cuando las tropas vinieron a rescatarle, Marcus se agarró al cuello de su salvador, el pastor Mohamed Gulab, y le susurró:
“Te quiero, hermano”
Aquella misión, no solo cambió el esquematismo mental de Marcus Luttrell; también se convirtió en una de las mayores tragedias en la historia de Las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos.
La misión, dejo el saldo de por parte estadounidense, a 19 muertos, 1 herido, 1 helicóptero Chinook derribado, además de un único sobreviviente Navy SEAL, Marcus Luttrell, y a Los Comandantes SEAL Erik S. Kristensen y Michael P. Murphy, quienes iban en la operación, siendo asesinados en combate.
Los talibanes comandados por Ahmad Shah, sufrieron bajas aún desconocidas, pero el triunfo de la operación fue para los talibanes, y una misión fallida para los estadounidenses.
Esta fue la mayor pérdida que tuvo la marina estadounidense, luego de La Segunda Guerra Mundial, hasta el 6 de agosto de 2011, cuando un helicóptero militar Boeing CH-47 Chinook estadounidense, fue derribado en Afganistán, donde fallecieron 30 militares de EEUU, y 8 afganos.
Esta fue una acción que demuestra, que ni siquiera los Navy SEALs son infalibles; aunque hayan conseguido matar a Osama Bin Laden en 40 minutos.
El grupo de Ahmad Shah, en la provincia de Kunar, fue neutralizado; y Shah fue gravemente herido durante la operación “Balleneros” semanas más tarde, en agosto de 2005.
En abril de 2008, Shah murió durante un tiroteo con la policía paquistaní, en el Khyber Pakhtunkhwa.
“Live to Tell the Story”
Lone Survivor es una película bélica del año 2013, escrita y dirigida por Peter Berg.
Protagonizada por Mark Wahlberg, Taylor Kitsch, Ben Foster, Emile Hirsch, Alexander Ludwig, Eric Bana, Jerry Ferrara, Scott Elrod, Yousuf Azami, Ali Suliman, entre otros.
Está basada en el libro de no ficción de 2007:
“Lone Survivor: The Eyewitness Account Of Operation Redwing And The Lost Heroes Of SEAL Team 10”, un libro de memorias que nos habla de heroísmo, valor y resistencia; escrito por el ex soldado SEAL, Marcus Luttrell, con la asistencia del novelista británico y escritor fantasma, Patrick Robinson; ambientada durante La Guerra en Afganistán, dramatiza la fallida misión de La Marina de los Estados Unidos, en La Operación Red Wings, en el que se le encarga a 4 compañeros de un equipo SEAL, capturar o matar al líder talibán Ahmad Shah.
El libro trata también de la hospitalidad, tal como la entiende la cultura pastún, el cual es un tema central.
No obstante, en la novela también nos regala algunas pinceladas de la infancia y la preparación en la milicia de su autor.
Como dato, Marcus Luttrell, fue amigo de Chris Kyle, el personaje protagonista de la película dirigida por Clint Eastwood, “American Sniper” (2014); pues ambos sirvieron juntos en el ejército.
Esta historia real, de deber y honor ante adversidades extremas, y de las heroicas proezas de camaradas caídos, llamó la atención del realizador Peter Berg, cuando su socia en la producción, Sarah Aubrey, de Film 44, le entregó una copia del libro, e insistió en que lo leyera:
“El libro tiene la historia increíblemente emotiva de hermandad y sacrificio, y luego, en la parte con Gulab, esa humanidad, incluso en mitad de la guerra”
Por su parte, el autor Marcus Luttrell, supo apreciar la atención al detalle casi militar del cineasta, y su “estilo guerrilla” de dirección, e insistió a Berg, que únicamente le concedería los derechos de la historia, si Berg verdaderamente respetaba y honraba el sacrificio de sus camaradas.
Luttrell esperaba ciertamente, que los espectadores de todo el mundo empezaran a comprender las decisiones tomadas en esa montaña.
Aunque el libro de Luttrell es una crónica de muchos acontecimientos, que incluyen su alistamiento en 1999, y su instrucción anterior a la misión de 2005, Berg se dio cuenta, de que la adaptación para la gran pantalla, tendría que centrarse en los sucesos más dramáticos, los que tuvieron lugar cuando destinaron a Luttrell a Afganistán.
Para el guión, se concentró en la inquebrantable camaradería entre los miembros del equipo, su valor bajo ataque enemigo, y el trágico giro que cambió para siempre la vida del francotirador, sanitario, y SEAL, Marcus Luttrell.
En consonancia con el compromiso por el realismo del proyecto, se pidió a los hermanos afganos, Muhammad Nawroz Rahimi y Nawaz Rahimi, que aceptaran ser los asesores técnicos culturales del equipo de rodaje.
Colaboraron con los departamentos de “casting” y vestuario, así como con los extras que se contrataron para hacer tanto de aldeanos, como de talibanes, para ayudarles a comprender el idioma, las costumbres, y su forma de luchar.
El padre, Zarin Mohammad Rahimi, un refugiado de la región que llevó a su familia a los EEUU, para huir de los talibanes, no sólo ayudó a sus hijos en las labores de asesoramiento, sino que interpretó el papel del pastor más anciano, en la crucial escena en la que descubren a los SEALs.
Así, tras 42 días, el rodaje se llevó a cabo en la sierra de La Sangre de Cristo, en el Bosque Nacional de Santa Fe, al norte de Santa Fe, Nuevo México; y estuvo nominada al Premio Oscar en las categorías de mejor sonido y montaje de sonido.
La acción toma lugar en el año 2005.
A un equipo de élite de Las Fuerzas Especiales SEAL, del ejército de EEUU, liderados por Michael P. “Murph” Murphy (Taylor Kitsch), junto a 3 soldados:
Marcus Luttrell (Mark Wahlberg), Matthew “Axe” Axelson (Ben Foster) y Danny Dietz (Emile Hirsch), les es encomendada una peligrosa misión:
“La Operación Red Wings”, consistente en capturar o matar a un líder terrorista talibán, Ahmad Shah (Yousuf Azami), que se esconde en una zona boscosa de Afganistán.
La llegada al punto donde localizaron el objetivo, se realizó sin problemas, pero pronto la situación se complicó hasta extremos inimaginables.
Tras tener que hacer frente a una decisión moral inconcebible, el pequeño grupo se ve aislado, sin acceso a ayuda alguna, y rodeado de una fuerza mucho más numerosa de talibanes, dispuestos a luchar.
El miedo y valores como el compañerismo, el patriotismo, y sobre todo el instinto de supervivencia, salen a la luz en los protagonistas, que se ven absolutamente desbordados por los talibanes, superiores tanto en número como en armamento.
Y nos mete en un conflicto universal, que viene del testimonio de un sobreviviente, que siempre entrenó para luchar en la batalla perfecta, y se encontró con la tragedia más absoluta.
“If this is what happens when God is looking out for us, I'd hate to see Him pissed”
Peter Berg, es un actor secundario, extraño y sin definir, y un director al que resulta difícil encasillar, salvo en una idea más o menos salvaje a la hora de afrontar cualquier género.
Con Lone Survivor, nos muestra un drama con una especie de estudio sobre la condición humana en una guerra, o en una situación límite.
Una película de acción, drama de exaltación de la vida militar, “vivir o morir por la patria, orgullo del país que te vio nacer”, de campo de batalla pura y dura, historia real de supervivencia y amistad, de exaltación del orgullo patriótico, de fascinante compañerismo, de resistencia corporal y mental, de vivir la vida bajo un lema/código, y cumplirlo hasta las últimas consecuencias.
Si pudiéramos aislar los clichés épicos, y las sentencias triunfalistas de los rudos marines que protagonizan el relato, no solo tendríamos una película distinta, sino una cinta impactante; sobre una escaramuza irrelevante que termina en catástrofe total, durante una guerra en la que no se estaba ganando.
Lone Survivor tiene un arranque genial, con grabaciones reales del entrenamiento de los marines en bases estadounidenses, y con una perfecta presentación de cada uno de estos soldados, algo muy importante, ya que gracias a ello, el director consigue que cuando arrecien los momentos de tensión y sufrimiento, cojamos empatía con cada uno de ellos, y sintamos sus calamidades, como si nos ocurrieran a nosotros mismos.
Cuando el grupo entra en acción, in situ, esa mirada de Luttrell hacia la colina, cuando tras un consenso de bastantes minutos, deciden tomar una decisión éticamente correcta, pero que traerá nefastas y fatales consecuencias en un corto período de tiempo; es uno de los cientos de momentos en donde Lone Survivor brilla como lo que es, un frenesí imparable de acción, una conducción por los senderos de la tensión cinéfila sin pisar el freno, que cuando merece un descanso, se permite el lujo incluso, de no desentonar narrativamente hablando, precisamente esta “reunión”, fruto de un conflicto moral, en el que los 4 soldados argumentan y discuten qué es lo correcto, y qué es lo que hay que hacer, es la prueba de que Berg nada como pez en el agua, y no flaquea por ningún lado; ya que los momentos en donde parece que los sonidos de las balas se han detenido, y que vamos a echar en falta la acción, la hermandad, la fidelidad y el compañerismo de los 4 valientes militares, ocupan el sitio dejado por los tiros y las explosiones, con una suficiencia asombrosa.
Y funciona a las mil maravillas a nivel emocional y a nivel de acción, pues Peter Berg rueda antológicas y épicas secuencias de acción; aunque en su momento fue algo criticado, porque daba más enfoque a la acción que al drama.
Y es que uno logra conocer bastante bien a los personajes, y profundiza con los mismos en el transcurso de la historia; como es de agradecer el buen trabajo de ambientación en ese mundo militar, llegando a parecer, que el director pudiera haber usado bases reales para rodar sus escenas, o que hubiese llegado a algún acuerdo con el ejército de los Estados Unidos, toda vez que hacen acto de presencia todo tipo de aviones y helicópteros reales, consiguiendo un realismo militar impactante.
La firmeza con la que rueda, la veracidad que le da a elementos tan insignificantes, como pueden ser las caídas por pequeños barrancos, o el sonido de las ametralladoras, la claridad en todo momento del “¿qué se está viendo?” en pantalla, y la acertada forma de describir, como un auténtico infierno, toda una odisea de fuego cruzado entre talibanes insurgentes, y los 4 soldados a bordo de una operación que, desde el minuto uno, se conoce problemática.
El director, se aleja de cualquier escenario fantástico, y en cambio usa el realismo extremo cuando filma algo que realmente ocurrió.
Cada uno de los golpes, cada gota de sangre, cada bala, y cada amenaza se siente cercana.
Es por esto, que en ocasiones puede que Lone Survivor sea difícil de ver.
Afortunadamente, la presencia de actores de primera calidad, permite que la experiencia sea más digerible, inclusive para audiencias que no están acostumbradas a tanta violencia.
La cinematografía es magnífica, los efectos de sonido son espectaculares, y como ya dije, la dirección de Peter Berg es en una palabra, intensa, la cámara en mano funciona para el estilo de lo que se cuenta, porque te hace sentir la adrenalina de las escenas de acción, y es muy frenética.
Lone Survivor, es pues una de esas películas, donde la acción nunca acaba, y no es acción como para entretenerse y divertirse, esta es acción intensa, y a veces te dan ganas de desviar la vista, como por ejemplo, las 2 escenas de los soldados rodando por la colina rocosa, donde puedes escuchar claramente los huesos rompiéndose, ves sus heridas, la cámara agitándose le da realismo a la escena, y la cámara lenta que aparece de repente, funciona para la situación.
Todos los actores están perfectos en sus roles, con un gran trabajo de caracterización de grupo coral, y en el que no se puede destacar a ninguno por encima de otro, ya que todos ellos funcionan cual compacto comando de marines.
Taylor Hirsch, coincide con el resto de sus compañeros de reparto, en que aunque este programa de entrenamiento haya sido, físicamente lo más duro que hayan hecho jamás, palidece en comparación con la auténtica formación de los SEALs.
El propio Marcus Luttrell, personaje real que es basada la historia, tiene 2 apariciones cameos en el metraje; y explica:
“Lone Survivor trata sobre la hermandad, y sobre cómo, por mal que se pongan las cosas, o por mucho que te suceda, sigues luchando para proteger al tipo que está a tu lado hasta que mueras.
Tienes que pasar por algo así, para comprender el extremo al que pueden llegar algunos, para dar su vida por otros.
La mayoría de la gente no lo haría.
A eso fue a lo que se acabó reduciendo:
Pasamos de dar caza a ese tipo, a protegernos mutuamente hasta el final”
Lo más destacado y memorable de Lone Survivor, es el tiroteo de 35 minutos de acción y adrenalina.
Estamos ante una de las escenas más espectaculares e impresionantes de la historia del cine bélico y de acción.
La escena es impactante, está perfectamente filmada, y no me importa admitir que me sentí cautivado; y es en sí, un martirologio, recreándose en los golpes y heridas sufridas por los 4 militares durante el combate que ocupa buena parte del metraje.
Los 4 sufren, lloran, entran en “shock”, temen, disparan, se enfadan, se duelen, corren y caen con tremendo daño, se esconden, se concentran, etc.
Interpretan perfectamente todo lo que una persona se imagina que vive un soldado en medio de una guerra, en una trinchera, o en una persecución entre montañas.
La piel del soldado estadounidense, siempre nos ha sido representada como la piel más suprema, la que impera en medio de todo el caos, y sale victoriosa de cualquier tipo de guerra imposible de vencer.
Pues aquí, ese patriotismo deja paso a un sufrimiento desgarrador.
La dureza de algunas escenas, retuerce el pecho e incluso nos lleva las manos a la cara.
Berg nos atrapa, y nos obliga a ver lo que tuvieron que pasar Luttrell y sus compañeros, o al menos una versión más suavizada, y si esto es suave:
¿Qué es duro?, durante esos 3 días interminables en Afganistán.
Toda esa parte central, se convierte en una abstracta representación de la pugna por la supervivencia.
El hecho de que sea Afganistán, no es relevante; lo relevante es tras qué roca esconderse, o buscar una posición elevada desde la que pedir ayuda, o la rapidez con que se recarga el arma.
Conseguir esta sensación de peligro constante, sumado al buen uso de la cámara, y la muestra del dolor y el sacrificio de una forma tan directa y rotunda, es de lo mejor, ya que no siempre se muere siendo un héroe, y en ocasiones, no es más que un dejarse ir, porque estás herido, y no hay manera de salvarse.
Sin embargo, pese a que las escenas de acción están bien filmadas, sorprende que los 4 marines, tras lanzarse colina abajo, chocándose con rocas y recibiendo disparos en todas las partes del cuerpo, aguanten tanto…
Se entiende que son militares extremadamente preparados, pero resulta poco creíble ver, cómo siguen disparando como si solo tuvieran unos pequeños rasguños sin importancia.
Eso sí, las escenas en las que los soldados se tiran, un par de veces por un precipicio, y ruedan entre rocas y árboles; son sencillamente sobrecogedoras y espeluznantes por su verosimilitud; que fue recompensado en los premios SAG a los dobles, por el increíble trabajo como especialistas, así como de la cámara y el montaje.
Es un hecho que Lone Survivor se inventa cosas que realmente no vienen a cuento, como el ataque contra el pueblo afgano por parte de los talibanes que nunca se produjo; y omite otros que, aunque no casan con el género bélico, sí habrían dado a la película un toque más maduro, como es el hecho de que tras el combate, Luttrell quedó paralizado de cintura para abajo de sus heridas, temporalmente, y tuvo que arrastrarse varios kilómetros hasta que fue rescatado por los afganos.
Y es una pena, que se llame “Lone Survivor”, porque empieza con el único superviviente en el hospital, así que ya sabes quienes van a morir…
Por otra parte, Lone Survivor no pretende centralizar su idea en la política, y prueba de ello es que se muestra las 2 caras de ambos bandos.
La carencia absoluta de piedad por parte de los talibanes, y la dureza con la que se emplean los 4 SEALs, como también la ayuda inolvidable que recibe Luttrell cuando todo está perdido, y la buena conciencia que muestra el soldado Mike Murphy, en pleno consenso anteriormente mencionado.
Tampoco pretende mostrar súper soldados; de hecho, las imágenes de archivo del principio, muestran la dureza con la que preparan a los militares.
Pruebas asfixiantes, dolorosas, insuperables, e incluso inhumanas, para convertirles en lo que Wahlberg y los demás demuestran.
¿Más realismo?
Quién pida realismo, lo que buscaba es que murieran en la primera caída, o con la primera bala, y que ahí se acabara la película…
Además, Lone Survivor reivindica a los afganos que luchan por su libertad contra los talibanes, contra los rusos, contra los EEUU, contra los europeos, tras casi 50 años de opresión, a causa de las riquezas naturales que existen en sus duras montañas, dejando al pueblo más humilde en la miseria, mientras unos pocos que reclaman la ayuda internacional, la de los lobbies, y los oligarcas afganos que sólo la pretenden para enriquecerse todavía más, y no por ayudar a su pueblo.
Interesante el dato del Código Pashtunwali:
Ancestral, prehistórico, y por supuesto honorable.
El cineasta, también expresa su respeto por los aldeanos pastún que salvaron a Luttrell; que al hablar sobre el salvador de Luttrell, Berg afirma:
“Todas esas cosas de las que hablaba Marcus, disciplina, un código de honor, entrega, y compromiso hacia un sistema de creencias; Gulab lo tenía todo.
¿Quieres hablar de la voluntad del guerrero?
Ese tipo es un guerrero”
La lección más importante, es que los musulmanes no son el anticristo, aquí se ensalza que, igual que cualquiera, sean de la religión que sean, por supuesto que hay terroristas, pero imperan las buenas personas, y eso es lo difícil de ver en una película de Hollywood.
Por tanto, Lone Survivor es un digno alegato en favor de los soldados que cayeron en La Operación Red Wings, y cuyo legado queda en una película, en el que el sacrificio por el compañero, y la lucha hasta sus últimas consecuencias, son el mensaje de la vivencia de un hombre que vivó para contarlo.
Y como es de esperar, al final se muestran fotos de la vida real de Marcus Luttrell, Mohammad Gulab, y los miembros del servicio caídos, que murieron durante la misión, en un montaje de 4 minutos, y un epílogo que revela que los aldeanos pastunes, acordaron ayudar a Luttrell como parte del Código de Honor tradicional, conocido como Pashtunwali; todo ello acompañado de la emotiva y poderosa canción “Heroes” de David Bowie, cantada por Peter Gabriel.
“You are never out of the fight”
En La Guerra de Afganistán, hasta el 24 de junio de 2016, ha habido 3,518 muertes militares de la coalición, desde La Invasión en 2001.
Por parte estadounidense, 2,382 militares han muerto, incluyendo a los 12 agentes de La CIA que murieron en Afganistán.
Hasta la fecha, 22,773 soldados de La Fuerza Internacional de Asistencia para La Seguridad (ISAF), han resultado heridos en Afganistán.
Por parte británica, 455 soldados han muerto.
Además, han sido confirmadas la muerte de 215 contratistas extranjeros.
Por otra parte, el portal Wikileaks, reveló el 25 de julio de 2010, una serie de documentos que fueron filtrados al gobierno de Estados Unidos, y demuestra un oscuro panorama de la guerra, donde se argumenta las muertes de civiles por parte de contingentes de La Coalición y de La OTAN; así mismo de otras operaciones encubiertas, y de cómo los talibanes no están reducidos como se decía en las noticias…
La información, fue suministrada por Wikileaks a diferentes medios de prensa como:
The Guardian de Inglaterra, The New York Times de EEUU, Der Spiegel de Alemania, y El País de España.
Respecto a la población civil afgana, varias fuentes cifran aproximadamente en 20,000 muertos por acciones de violencia entre 2001 y 2013.
Además, en 2012, había cerca de medio millón de civiles desplazados a causa del conflicto.
En cuanto a las fuerzas de seguridad afganas, se han contabilizado 13,729 efectivos muertos, y otros 16,511 heridos entre finales de 2001, y principios de 2014; y se incluyen tanto a miembros del ejército, como de la policía afgana.
Otras fuentes cifran entre 150 mil las muertes de civiles y militares en Pakistán y Afganistán, de 2001 a 2014.
Respecto a los SEALs de La Operación Red Wings:
Michael Patrick Murphy, fue galardonado con La Medalla de Honor por sus acciones en la batalla; y se convirtió en la primera persona en recibirla por sus actos en La Guerra de Afganistán.
Posteriormente, se bautizó en su honor, a un destructor de La Armada estadounidense, el USS Michael Murphy.
Mientras que al cabo mayor de artillería, SEAL, Danny P. Dietz, Jr.; al cabo mayor técnico de sonar/superficie, Matthew Gene Axelson; y a Marcus Luttrell, se adjudicaron La Cruz de La Marina.
Como único sobreviviente, Marcus Luttrell, de 41 años, apodado “The Lone Survivor”; recibió La Cruz y Corazón Púrpura Navy, por sus acciones en junio de 2005, frente a los combatientes talibanes durante La Operación Red Wings.
Por otra parte, cuando el equipo de reconocimiento de 4 hombres de Erik Kristensen, personificado en la película por Eric Bana; desapareció, El Comandante hizo todo cuanto estuvo en su mano por encontrar a sus SEALs, y llevarlos de vuelta a la base.
Por esos actos en cumplimiento del deber, Kristensen recibió La Estrella de Bronce con “V” de Combate al Valor, El Corazón Púrpura, La Banda por Acción de Combate, y La Medalla de La Campaña de Afganistán, todos concedidos a título póstumo.
Respecto al “único sobreviviente”, en 2010, Marcus conoció a la mujer de sus sueños, y se casó poco después.
Él y su esposa Melanie tienen un hijo Axe, que lleva el nombre de Mateo Axelson, y una hija, Addie.
En 2010, Marcus también comenzó La Fundación Lone Survivor, y está totalmente implicado con La Campaña.
En 2012, dio a conocer un 2º libro llamado “Service: A Navy SEAL at War”, que sigue con las preguntas sin respuesta de su primer libro, y da honor y alabanza a otros miembros de las fuerzas armadas.
En el verano de 2013, Marcus estuvo en su primera gira para hablar en público junto con El Capitán Chad Fleming, que incluyó apariciones especiales de Debbie Lee y Taya Kyle.
Hoy, Luttrell es coanfitrión en “After Action”, un programa de televisión, donde los antiguos veteranos de las operaciones especiales hablan de problemas en los Estados Unidos.
El show, es producido por el ejecutivo Glenn Beck, y se transmite por TheBlaze.
Finalmente, tras los hechos, Mohammad Gulab se fue también de Hindukush, ante el temor de una represalia de los talibanes, por lo que él y su familia se mudaron a una casa en Asadabad, capital de la provincia de Kunar.
Para mantener a su familia, Gulab tomó un trabajo haciendo tareas impares en la base militar cercana de Estados Unidos.
Luego de 8 años, Marcus Luttrell y el afgano Mohammad Gulab, se volvieron amigos inseparables; incluso, en la actualidad, Gulab viaja de vez en cuando hasta Texas, para visitar a Luttrell.
La amistad entre ellos, se parece a los amigos de la vejez, quienes más allá de la barrera idiomática, disfrutan de compartir momentos juntos, sin que ni siquiera sea necesario decir una palabra.
Pero aun y eso, los talibanes quemaron la casa de Gulab, y asesinaron a su primo.
Desde entonces, ha tenido que vivir oculto sin dormir 2 veces en la misma cama, mientras tanto siguen trabajando para llevar a Gulab y su familia a los EEUU, y conseguirles asilo.
Aunque es una tarea delicada y complicada…
Ahora mismo se encuentran fuera de Afganistán, en un país neutral, que no se ha dado a conocer.

“Been around the world twice.
Talked to everyone once.
Seen two whales fuck, been to three world faires.
And I even know a man in Thailand with a wooden cock.
I pushed more peeter, more sweeter and more completer than any other peter pusher around.
I'm a hard bodied, hairy chested, rootin' tootin' shootin', parachutin' demolition double cap crimpin' frogman.
There ain't nothin' I can't do.
No sky too high, no sea too rough, no muff too tough.
Been a lot of lessons in my life.
Never shoot a large caliber man with a small caliber bullet.
Drove all kinds of trucks.
2by's, 4by's, 6by's and those big mother fuckers that bend and go 'Shhh Shhh' when you step on the brakes.
Anything in life worth doing is worth overdoing.
Moderation is for cowards.
I'm a lover, I'm a fighter, I'm a UDT Navy SEAL diver.
I'll wine, dine, intertwine, and sneak out the back door when the refueling is done.
So if you're feeling froggy, then you better jump, because this frogman's been there, done that and is going back for more.
Cheers boys”



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