Dope

“It's hard out here for a geek”

Los llamados años 90, comprenden la década del 1 de enero de 1990, al 31 de diciembre de 1999; siendo la última década del siglo XX, y del II Milenio, marcando un hito en tecnología, cultura, y música.
Algunos hablan del fin de la historia, en la que las democracias liberales han ganado al comunismo, y finaliza la lucha de ideologías, iniciada en el siglo XIX.
Culturalmente, la década de 1990, se caracterizó por el auge del multiculturalismo y de los medios alternativos, que continuó en el siguiente siglo.
La década de 1990, fue denominada “La Era de La Anti-Moda”; pues en estos años, no estuvo caracterizada por un estilo específico, sino que más bien se definió como un impulso de las personas por marcar su individualidad, a través de la ropa.
A esto se sumaría, el aporte de algunas tendencias musicales; movimientos como el grunge, las fiestas raves, y el hip hop, se extiende por todo el mundo a los jóvenes durante la década, ayudados por el entonces auge de nuevas tecnologías, como la televisión por cable, y de internet.
En la TV, por ejemplo, aparecen los primeros “realities”
Por otra parte, una de las cosas más interesante de hacer cine con bajo presupuesto, es la libertad creativa que muchos directores pudieran tener.
Es decir, esa creación de personajes frescos, en situaciones increíbles, es poco apreciable en la industria moderna del cine de Hollywood, aun hoy.
“Malcolm lives in Inglewood, California, in the Darby-Dixon neighborhood referred to as the Bottoms”
Dope es una comedia del año 2015, escrita y dirigida por Rick Famuyiwa.
Protagonizada por Shameik Moore, Tony Revolori, Kiersey Clemons, Blake Anderson, Zoë Kravitz, A$AP Rocky, Kimberly Elise, Tyga, Chanel Iman, Quincy Brown, entre otros.
El director, Rick Famuyiwa, declaró que para realizar esta película, le han servido de inspiración, otras que veía cuando estaba en el instituto, como “Jackie Brown” (1997)
Dope fue producida por Forest Whitaker, con la producción ejecutiva de Pharrell Williams, junto a Sean Combs; y está ambientada en torno a la droga, y al mundo en el que muchos adolescentes se exponen en Estados Unidos.
La acción sigue a Malcolm Adekanbi (Shameik Moore), que vive con sus amigos James “Jib” Caldones (Tony Revolori) y Cassandra “Diggy” Andrews (Kiersey Clemons) en Inglewood, California, en un vecindario conocido como “El fondo”, donde reinan la violencia y el crimen.
Están en la escuela secundaria superior, y su objetivo es ir a la Universidad, por eso Malcolm realiza entrevistas académicas, y se prepara para la selectividad.
Él y sus amigos Jib y Diggy, han evitado la cultura de las drogas y las pandillas, en parte porque son un poco “bichos raros”, y lo que les interesa, es obtener buenas calificaciones, y no la vida de matón.
La vida tranquila de Malcolm, se enreda cuando Dom (A$AP Rocky), un traficante de drogas, le invita a una fiesta clandestina.
Eso los llevará a una aventura que jamás imaginaron...
Todos envueltos en complicaciones, multitud de malas decisiones, y personajes excéntricos; 
que le permitirá a Malcolm, pasar de ser un “geek” a ser un “drug dealer”, y finalmente, a ser él mismo.
Como dato, antes de 1990, ser “geek” era de connotación más bien peyorativa.
Si bien, hoy en día no es así, las primeras versiones del término, definían a un “geek” del ordenador, con algunos de los conceptos que se podían englobar en un pardillo, un perdedor, o un “loser” asocial; sin éxito, y con poca personalidad.
De hecho, siguen siendo aún considerados de esta manera por los “no geeks”
En Dope, vemos como el director, Rick Famuyiwa, juega con las épocas.
Los personajes, están ambientados en un presente no específico, sabemos esto por las referencias de vehículos y tecnología que podemos apreciar, pero dichos personajes, parecieren estancados en la década del 90, ya que visten, actúan y tienen gustos enfocados en esa famosa década.
“Soon the world is only going to buy and sell products using bitcoins”
Dope es una “frankensteiniana” mezcla de géneros, referencias pop y virguerías estilísticas que, inevitablemente, nunca llegan a cuajar; pero da igual, porque la endiablada energía, se compensa con creces.
Y nada molestaría más a los propios personajes de Dope, que dejarlos encasillados como meros personajes de película-de-conflicto-racial-en-el-barrio.
La trama, se basa en la historia de un chico negro, nacido en un barrio marginal de Los Angeles, que desea escapar de los condicionantes de su clase:
Una suerte de estudiante de secundaria inteligente, a la vez “geek” y “demodé”, que no se considera alguien más dentro de la maquinaria de estereotipos que marcan el destino de los suyos por allí.
Pretende ingresar a Harvard, y sostener su independencia intelectual y cultural, frente a las imposiciones esperables de un entorno hostil.
Con 2 amigos poco populares, secundan en su búsqueda por sobresalir.
Malcolm, Jib y Diggy, son 3 “geeks” obsesionados con la tecnología y la informática, el hip-hop de los 90, la llamada “Edad de Oro”... tanto que hasta van al instituto, como si acabaran de salir del mítico “Yo! MTV Raps”, programa que por supuesto atesoran religiosamente en VHS.
Pero la realidad que le toca vivir día a día, lo lleva a involucrarse en situaciones peligrosas, en ámbitos delictivos y tentadores, que le presentan encrucijadas capaces de debilitar el sustento de sus convicciones.
Dentro de ese contexto, a veces tragicómico, Malcolm conoce a Nakia (Zoë Kravitz), una bella muchacha del vecindario, deseada por Dom, el “dealer” de la zona; y a partir de allí, se ve acorralado entre su creciente ambición de poseerla, y el camino más recomendable para mantenerse alejado de los problemas.
Sin embargo, aunque Dope se instala en un suburbio afroamericano, los protagonistas ya no son chicos de barrio de manual, mucho menos una amenaza para la sociedad:
Se desplazan en bicis BMX, a juego con su “look” casualmente estudiado, se queman las pestañas para conseguir entrar en una buena universidad, y no parecen tener especial problema económico.
Esto es condimentado con un humor efectivo, que no tiene miedo de jugar con algunos aspectos más oscuros, como la violencia existente en el barrio donde viven.
De hecho, al comienzo se explica que, de vez en cuando, Malcolm tiene que aguantar que le roben sus tenis, o se burlen de él, pero se trata de males menores, que no están a la altura de uno de los principales riesgos de vivir en ese lugar, como perder la vida.
Esto es ejemplificado con un chiste bastante tétrico, sobre la muerte de un joven que estaba en un restaurante de comida rápida, el que fue baleado por accidente mientras estaba en la fila.
El momento, es incluso rematado con un comentario que aclara que lo peor no fue que haya muerto, sino que lo hizo mientras estaba a punto de llegar al final de un videojuego.
Se trata de un chiste bastante retorcido, el que además de “hacer reír”, tiene rastros de una cruel verdad.
A lo largo del metraje, se enfrentarán 2 tipos de fuerzas:
En primer lugar, está la de Malcolm y sus amigos, quienes tienen intereses propios, distintos al resto, y la ambición por crear una identidad particular, y hacer con sus vidas, lo que ellos decidan.
La segunda fuerza proviene del entorno en el que se encuentran, de la sociedad y sus miembros, la que posee unas determinadas expectativas de jóvenes como los protagonistas, y del lugar que deben ocupar dentro de ella.
El conflicto presente en Dope, dice relación con el libre albedrío y el determinismo, de si es posible escoger lo que uno es, o si la presión del lugar donde uno vive, es capaz de limitar los caminos que podemos seguir.
El tema es especialmente potente, ya que se agrega el aspecto racial, que es tan relevante en Estados Unidos, país donde el color de la piel, parece determinar el destino de un gran número de sus habitantes.
Por eso se pregunta:
¿Si fuera blanco, me preguntarías por qué quiero ir a Harvard?
De hecho, aunque profesan devoción por el rap de los 90, las canciones que ensayan como grupo en el aula de música, tienen más relación con el punk-pop de Vampire Weekend, o los ritmos matemáticos de Battles, que con Dr. Dre.
Es decir, podrían pasar por 3 adolescentes de perfil “hípster”, y ni siquiera se enfrentan al trauma de que uno de ellos se destape como lesbiana.
¿Dónde reside entonces el conflicto?
Malcolm, Jib y Diggy, son 3 chicos negros en un suburbio negro en los Estados Unidos,  al estilo “I can't breath”, y de los disturbios raciales de Ferguson y Baltimore.
Ese país, en el que un negro es proclamado Presidente, mientras la policía acumula cadáveres del mismo color bajo su alfombra; y esta dicotomía tan violenta, recorre el relato desde el mismo momento en el que a los pocos minutos de metraje, la voz narradora de Forrest Whitaker, aquí además productor, nos puntualiza que eso de “tratar de sobrevivir”, no es solo una metáfora para la jungla del instituto, con el chico de la hamburguesa que, por una bala perdida, pone fin a su vida de manera totalmente azarosa.
No obstante, el riesgo cede a la presión, y Malcolm accede a ir a una fiesta de narcos, con sus fieles amigos para encontrarse con su amada.
Durante la misma, se verá inmiscuido por accidente, en una negociación fallida entre hampones, con redrada policial mediante, luego de la cual, se produce un hecho confuso, que de inmediato lo pondrá en la mira de varios protagonistas escabrosos.
Desde ese momento crucial, su vida discurrirá entre el deber de respetar sus prioridades y sus sueños, o las sugerentes imposiciones del lado oscuro, representado por una delincuencia que domina hasta los estamentos más impensados de las instituciones cotidianas, y que incluso, podrían regir su futuro.
Desde lo formal, Dope es primero una “teen movie”, que transcurre en un barrio afroamericano que una película del “Hood” protagonizada por adolescentes.
Al igual que el trío de chicos, Dope se niega a ser encasillada, y la trama, empujada por la energía motriz de la pendiente resbaladiza, siguiendo la fórmula de esas películas de efecto dominó, donde un acontecimiento fortuito y aparentemente irrelevante, acaba desencadenando una serie de acontecimientos cada vez más descontrolados; las disgresiones sobre esta teoría, “slippery slope” en el original, no son por tanto, el único guiño a la narrativa de Tarantino; inserta una película de instituto, en una película de pandilleros, mediante la clásica argucia del inocente, que acaba involuntariamente en posesión de lo que pertenece al villano.
En este caso, los nostálgicos del rap de los 90, acaban con una mochila cargada de droga, propiedad de un poderoso camello, ojo a la doble condición del personaje encarnado por el ex-NBA, Rick Fox y como El Principal del colegio.
Cuando los “geeks” se encuentran con la mochila llena de droga, el joven Malcolm se apresura a aclarar, que él no sabe nada de ese mundo, “solo que Jeezy pagó LeBron y Jay pagó Dwayne Wade”, una divertida cita, de “Empire State of Mind” de Jay Z y 24-23 de Young Jeezy.
Y que de soslayo revela que el viaje de un género a otro, será también un viaje generacional de 3 chicos que aprenden que solo asumiendo su herencia cultural, el mundo que les rodea, en definitiva, estarán capacitados para evitar que les condicione a una casilla predeterminada.
Y es de este encontronazo de géneros y generaciones de donde surgen los momentos más ingeniosos, como cuando los chicos intentan comunicarse con un “dealer”, y la referencia cultural colisiona con la jerga real del mundo droga, e incluso momentos de inesperada y sencilla belleza, como aquellos en los que las canciones matizan elegantemente las imágenes, alcanzando una expresividad eléctrica que solo surge de esa matemática arcana, que descifra la canción correcta para una escena determinada, es lo que eleva a Dope, de cualquier otra.
El estilo “videoclipero” inunda casi todo el metraje; aunque este calificativo podría parecer peyorativo, en realidad es una estupenda característica que ayuda a digerir su contenido.
Y una de las grandes cosas por las que esta técnica funciona, es que permite admirar en todo su esplendor, la cultura y el ocio de los 90, principal motivación del protagonista, que se refleja aquí en artilugios como el Super Nintendo, o el Game Boy, una vestimenta algo hortera y, principalmente, dado el contexto, el ambiente hip hop que bien se deja notar a través de una apabullante banda sonora.
De los personajes y reparto, el protagonista podría clasificarse como una suerte de Malcolm X, con el que comparte nombre, y poco más.
En efecto, aunque el espíritu de alzarse contra el orden social estipulado, impregna a su personaje, este Malcolm poco se parece al conocido activista.
Buena culpa de ello, la tienen los secundarios que le rodean, encabezados por sus 2 compañeros “freaks”, y por unos pandilleros demasiado caricaturizados.
La comicidad, busca tener sentido por sí misma, y no se torna en algo más ácido, lo cual le habría venido fenomenal a sus propósitos.
Por el universo de Dope, pasan además un buen puñado de miembros destacados de la escena actual de la Costa Oeste:
Tyga, Vincent Staples, Casey Veggies, o Quincy Brown, ahijado de Quincy Jones, e hijo adoptivo de Puff Daddy, si me perdonan la trivialidad; apuntalados por las toneladas de “swag” de A$AP Rocky, y el magnetismo genético de Zoë Kravitz, como secundarios de pleno derecho.
Desde el fondo de la comedia que irradia Dope, lanza una proclama racial sin pancartas, una sana y firme reflexión acerca de La Comunidad Negra de EEUU del 2015, con guetos físicos, pero no mentales.
Particular, pero no excluyente, y contradictorio, porque deja la lectura de que Dope es una película acomplejada, sobre gente sin complejos.
Un grito libre a la particularidad afroamericana, que demuestra que tal vez sea una comunidad con una cinematografía todavía demasiado dependiente, y con mucho camino por madurar, hasta encontrar una voz propia.
Lo que realmente aun cuestiono, es si el mismo director traiciona su personaje, luego del segundo acto:
Nuestro inocente Malcolm, de buenas a primeras se convierte en un experto delincuente, yendo en contra de la supuesta moral.
Pero al poner dichos personajes, en situaciones forzosas, y desviar todo el propósito y la fabulosa idea inicial, me parece un elemento rebuscado y fácil.
La constante presentación de personajes clichés e innecesarios, a los que no volvemos a ver, hasta después o nunca, como el caso de Dom, que regresa en pantalla pero se desconoce su paradero, o de Jaleel Jacoby (Quincy Brown), van en contra de la originalidad y frescura que son, y que presentan antes del conflicto.
Como dato, las entradas para ver Dope en el cine, se podían adquirir con “Bitcoins” (฿) o “moneda digital”, pues Malcolm vende la droga que ha acabado involuntariamente en su poder, a través de la “deep web” mediante “Bitcoin”
El “Bitcoin” es una moneda, como el euro o el dólar estadounidense, que sirve para intercambiar bienes y servicios.
Sin embargo, a diferencia de otras monedas, “Bitcoin” es una divisa electrónica, que presenta novedosas características, y destaca por su eficiencia, seguridad, y facilidad de intercambio.
Su mayor diferencia frente al resto de monedas, se trata de una moneda descentralizada, por lo que nadie la controla; y no tiene un emisor central, como los dólares o los euros, por lo que la “criptomoneda” es producida por las personas y empresas de alrededor del mundo, dedicando gran cantidad de recursos a la minería.
En la actualidad, es la moneda digital más usada de todo el mundo, y hay buenas razones por las cuales se está haciendo cada vez más popular.
Tanto usuarios particulares, como vendedores y propietarios de negocios, encuentran en “Bitcoin” importantes ventajas que les han llevado a adoptar este sistema.
El “Bitcoin” también es preferible a otros sistemas de cobro “online”, sobre todo para el vendedor.
En “Bitcoin” las comisiones por transacciones son muy bajas, y no existe riesgo alguno de que compradores fraudulentos y estafadores que reviertan el pago, quedándose tanto con el producto, como con el dinero.
Finalmente, las características de esta moneda virtual, permiten a las páginas, establecer un servicio de fideicomiso, “escrow”, asegurando que el vendedor, sólo reciba el dinero, si el producto ha llegado satisfactoriamente a su destino.
Esto es usado frecuentemente en páginas de subastas, y venta de productos de segunda mano.
Por otro lado, en Dope, vemos a un grupo de jóvenes, que prefieren estudiar en lugar de convertirse en matones.
Muy curiosamente, este año también se ha estrenado el film “Straight Outta Compton” (2015), otra historia sobre jóvenes que, en la ciudad de Compton, en California, deciden no hacerse pandilleros, para convertirse en músicos, y hacer hip-hop.
Al fin y al cabo, hablamos de una película donde clásicos de Public Enemy, A Tribe Called Quest, o Naughty by Nature, no suenan solo como acompañamiento musical, sino como leyenda al borde del mapa emocional de Dope; y la mayoría de la música usada aquí, ha sido producida por Pharrell Williams.
“All I wanna do is a zoom, zoom, zoom and a boom boom”
Para muchos, los 90s fue una de las mejores décadas, en cuanto a estética, porque fue bastante libre en cuanto a elección, sin muchas críticas de la sociedad.
Es decir, después de muchos años de tendencias y modas, la gente llegó a la conclusión, de que no se estaban expresando con la suma libertad, y en base a esto, la gente pudo relajarse, sin estar preocupados por producirse.
En consecuencia a esto, supongo que es un avance en la disminución del consumismo, y otro, en el mayor individualismo, llevó a tener su propio estilo personal.
Pero la gente, su forma de pensar, y su estilo, van cambiando gradualmente, y en esos cambios, se efectúan hechos como los de rechazar modas anteriores, o puede ser que también incorporen influencias, pero siempre va a haber un rechazo, ya sea involuntario; y debido a esto, la gente empieza a tener una perspectiva de bizarro, o ridículo de la otra gente que usa esta estética en una época actual, y mucho más si se está exhibiendo, va a recibir un carácter bizarro, llegando a la conclusión, de que todo cambio cultural se vuelve bizarro en algún aspecto, en este caso, la estética.

“So, why do I want to attend Harvard?
If I was white, would you even have to ask me that question?”



Comentarios

Entradas populares