Grandma

“I always liked women, I just didn't like myself”

Los hippies de Woodstock querían cambiar el mundo con flores, drogas, paz, y amor, pero los que terminaron transformados, fueron ellos.
La euforia de ayer, se convirtió hoy en resaca, porque 40 años después, no queda claro si Woodstock logró cambiar algo…
El tema de paz y amor, pasó a ser algo pintoresco.
Quizás como consecuencia del estruendoso éxito de “Easy Rider” (1969), el sensacional cine de Hollywood de los 70, desarrolló una suerte de “road movie” pequeña y personalísima que, partiendo de un conflicto íntimo, acababa mostrando mucho más que el recorrido físico y moral, de unos personajes cotidianos y en apariencia ínfimos, que abrazaban el estado de los ideales de los EEUU de su tiempo.
Mucho de la leyenda de Woodstock, como la marihuana, el nudismo y el pacifismo, hace sonreír hoy día a una sociedad menos ingenua.
Así pues, todos sabemos que existe algo especial en la relación entre abuelos y nietos; y posiblemente, los lazos de cariño familiar, alcanzan aquí su máximo punto, libres ambas partes de las obligaciones que siempre conlleva ser padre, y que se resumen en dar broncas; y también ser hijo, al recibirlas; amén de que el choque generacional es aún más profundo que en el aspecto paterno filial, por lo que uno acaba aprendiendo muchas cosas del otro.
“Where can you get a reasonably priced abortion in this town?”
Grandma es una comedia del año 2015, escrita y dirigida por Paul Weitz.
Protagonizada por Lily Tomlin, Julia Garner, Marcia Gay Harden, Judy Greer, Laverne Cox, Sam Elliott, Elizabeth Peña, Nat Wolff, Sarah Burns, John Cho, Mo Aboul-Zelof, Skya Chanadet, entre otros.
El director, Paul Weitz, tuvo la idea de la historia durante muchos años, pero nunca se completó hasta que conoció a Lily Tomlin, diciendo:
“Después de conocer a Lily, su voz y carácter inmediatamente hicieron un “click” conmigo, había pensado en ella durante años, así que tuve un montón de trabajo en mi cabeza, y luego me fui a una cafetería, y escribí rápidamente”, una “road movie” íntima, atípica película familiar, y estudio sobre qué significa ser una mujer autónoma a día de hoy en Estados Unidos; que en algo más de una hora, Grandma propone un sustancioso fresco, protagonizado por 3 generaciones de mujeres:
La abuela, la madre, la nieta; en huida de sí mismas, y al mismo tiempo a la búsqueda de los lazos que un día las unieron como familia.
La filmación, tomó lugar en Los Angeles, en la primavera de 2014, y se completó en 19 días, que apenas necesitó el director, para sacar adelante una obra tan llena de frescura y actual, tan bien enmarcada en su tiempo, que en un futuro, podría ser usada como referente para mostrar la aceptación de la realidad de Los Derechos Humanos, lo que es ser mujer en sus diferentes etapas.
Grandma sigue la estructura de cambio en 24 horas, con Elle Reid (Lily Tomlin) cuando acaba de romper con su novia, Olivia (Judy Greer); mientras su nieta, Sage (Julia Garner), aparece inesperadamente pidiéndole dinero con urgencia para hacerse un aborto.
La abuela, una mujer con una energía y fuerza impresionante, joven en las décadas más revolucionarias de los EEUU, los años 60 y principios de los 70, llena de vivencias artísticas, pues en su época fue una reconocida escritora feminista, y cargada de experiencia; se volcará para ayudar a su nieta adolescente, sin siquiera alzar la voz.
Ni un reproche, ni una moralina, ni una charla, respetando incluso la decisión de la joven de ocultarle este hecho a su madre, Judy (Marcia Gay Harden)
Aún dolida por su ruptura sentimental, la abuela Elle y Sage, pasarán todo el día intentando conseguir dinero, visitando a antiguos amigos, lo que hará que comiencen a desvelarse secretos del pasado…
Grandma es una pequeña joya sobre mujeres con sus errores, con sus virtudes, con sus desilusiones, con sus sueños, y donde toman conciencia de sus acciones, todo observando 3 generaciones de mujeres de una familia con una relación bastante distante.
Una sincera exposición de sentimientos y emociones, de rencores y cuentas pendientes, de lastimosas decisiones que marcan una existencia; es honesta, sencilla, cómica en su tragedia, trágica en la distancia relacional que une a este clan descendiente, cuya mayor es la piedra angular que inició una educación, estilo y libertad de opción, aquí tratados con la calma, la costumbre y la franqueza que debería existir hoy en día.
“You need to be able to say “screw you” sometimes”
Paul Weitz, como director y escritor de sencillos personajes femeninos que dicen mucho con su porte, anclaje y comunicación seca; no necesitan más, es llana, fresca e íntegra, no hace gala de valentía ni empuje porque narra lo que gusta expresar con la sinceridad tranquila de quien lo tiene todo asumido, y es parte de su rutina.
No hace propaganda de nada, ni tampoco reivindica, no juzga ni moraliza, expone a una abuela/madre/nieta, y las difíciles elecciones llevadas a cabo entre amoríos, traiciones, decepciones, y desengaños.
Con modestia, traspiés y atropello, enlaza la cara curtida de una mujer experimentada, con la piel tersa de quien está empezando su andadura, y la madurez carnal de quien está entre ambas; una comodidad curiosa y óptima, que no alcanza estallido ni devora, pero sirve como pasatiempo ameno y grato, breve pero válida por el desparpajo de su comandante, y por la aceptación, sin complejos ni turbación, de su elegida travesía.
Nos encontrarnos ante una película con un guión directo y redondo, sin agujeros y con unos grandes diálogos llenos de sinceridad, e incisivo; un montaje perfecto, que nos guía de manera lineal, sobre todo, unos personajes muy interesantes en unas grandes interpretaciones:
Son 3 protagonistas mujeres, 3 desencantos:
Abuela, hija y nieta, cada una con sus dramas particulares, sus historias de amor y desamores, éxito y fracaso, encuentro y desencuentro, frustración y contento, querellas mutuas, y amor larvado.
Pero es el desengaño, el motor de este relato modesto, de bajo presupuesto, que se desarrolla durante una única jornada, una contrarreloj para conseguir reunir el dinero necesario para practicar un aborto a la imprudente nieta que se encuentra con un embarazo no deseado, de un medio novio botarate, Cam (Nat Wolff) que se desentiende de la situación con un cuajo irritante.
Grandma, es el relato de un día que comienza mal, y al que se le tiene que dar la vuelta como sea; y nos presentan al personaje de Tomlin:
Elle, cuando está rompiendo con su última relación, una alumna más joven que ella, llamada Olivia.
Elle es una poeta que vivió cierta gloria en los excitantes años 70, y ahora, como profesora de literatura, con deudas y amargura tras la muerte de la que fue su gran amor, Violet.
Elle es una abuela con temperamento y nervio pero, sin dinero…
En 5 horas de compañía de una peculiar abuela, con su urgida y necesitada nieta, nos haremos una idea de la vida general de éstas, y de las decisiones tomadas en sus vidas, mientras tanto, por el camino:
Una urgencia familiar de una joven en apuros, hará que la matriarca familiar tome cartas en el asunto, al tiempo que muestra la categoría y vigorosidad de una marcada personalidad que arrasa y deja huella por donde pasa.
Durante su recorrido, serán expulsadas de una cafetería en donde trabaja Chau (John Cho), verán a Cam, el novio pijo de Sage; en la tienda de tatuajes donde trabaja Deathy (Laverne Cox) que debe dinero a Elle; irán a la librería donde trabaja Olivia, a Karl (Sam Elliott), una pareja de juventud de la protagonista; y a la empresa en donde trabaja Judy, la madre de Sage, e hija de Elle.
A lo largo de ese día, en busca de los $600 para la operación, la abuela le enseñará a la nieta el arduo camino de decisiones a contracorriente que tuvo que tomar para defender su independencia, confrontándose durante esas horas, con sus propios fantasmas emocionales, y algún que otro espectro sentimental, ni más ni menos que con el todavía guapérrimo Sam Elliott.
Será una carrera de desesperación, pero también repleta de pedagogía.
Lectura de un presente, tenso y ardiente, que no adentra en demasía en sus vidas personales, únicamente ofrece la mínima información para confeccionar un telar con sus puntos claves, realistas, serenos y tratados con la dignidad de una normalidad.
Dividida en 6 capítulos, y en donde el primero son las escenas previas al viaje, y posteriormente corresponden a las vivencias con otros personajes que tienen relación en el presente o en el pasado con alguna de las 2 mujeres; que son de generaciones diferentes, pero tienen muchas cosas en común, ya que Elle se ve reflejada en su nieta Sage, y recuerda como era ella cuando era joven.
Hay que tener en cuenta, que ambas tienen ideas liberales, y en la primera escena vemos como la protagonista vive con su novia Olivia, con la que acaba de tener una discusión de pareja.
En cada uno de los capítulos, hay alguna situación divertida, pero su humor es poco sencillo, y es probable que no sea del agrado de los aficionados a las comedias por los temas de fondo.
El guionista y director, van montando la personalidad, y recreando la vida de su protagonista en esos encuentros:
A través de sus diálogos, en unas acertadas y cómicas escenas, sabremos todos los porqués de esta madura mujer, sus fracasos, sus dudas… acompañada de su inexperta y adolescente nieta, sobre la que intenta proyectar nuevas esperanzas, devolviendo a su hija, típica habitante del mundo actual, enfrascada en su trabajo y una postura vital acomodada al ritmo estresante de cada día, que aparta radicalmente cualquier postura sentimental o emocional del día a día.
Así, Grandma pasa por encima de grandes temas como el aborto, el embarazo no deseado, la irresponsabilidad adolescente, y otros que ni si quiera se mencionan como la orientación sexual, sin centrarse específicamente en ninguno de ellos. Todos se dan por sentado.
Todos están ahí, y nada necesita introducción ni explicación, tan solo un afrontamiento directo desde la vivencia de los personajes principales, como es el caso del aborto, donde cada personaje se posiciona desde sus vivencias personales, o de los puntos de vista de los secundarios, como el punto de vista mostrado por el padre de la joven Olivia, novia de la abuela guerrera Elle; que con pocas intervenciones, aportarán gran información.
Eso sí, el tema de fondo, el aborto, está bien enfocado, porque no se centra en debatir si es algo correcto o no, sino en defender la libertad de elección de cada uno.
Sin rodeos de guión, sin meandros sentimentales, y sin proclamas del feminismo de papel cuché, Weitz ha construido una inesperada tragicomedia sobre encajes y conflictos femeninos, con unos personajes honestos y repletos de vida, de entre los que sobresale, obvio, la abuela del título, una brutal Lily Tomlin.
Hay que señalar, el toque de humor que distingue Grandma de otras sobre tal temática; por lo que Paul Weitz desarrolla en el film, su característico humor ácido a través de personajes, a cada cual más excéntrico, y con interpretaciones tan sobresalientes, que consiguen sorprender hasta el final.
Otro punto que es abordado, es la edad, es decir, el director nos muestra los diferentes puntos de vista en relación a los años.
La abuela nos enseña, cómo los años y las experiencias vividas, te hacen ver la vida desde un punto de vista positivista.
Hay mucho que alabar en esta dulce e inteligente comedia sobre la solidaridad y los conflictos intergeneracionales, pero honestamente, la maravilla que es Grandma, se puede resumir en 2 palabras:
Lily Tomlin, que acá sustenta todo su poder, gracia y atractivo en esa carismática figura, de acento fuerte, y carácter señalado, que desprende ira y cabreo con el mundo, pues falta en él, lo más importante, su amor de 38 años, y de una feliz vida compartida.
Elle es explosiva, intolerante, ardiente, impulsiva... única para exhibir esa determinación y voluptuosidad de quien está pasada de todo, y vive lo que le queda con aguante, y muy mala suerte, rapidez furtiva para exhibir esa evolución feminista, y el derecho ganado a tomar sus decisiones con naturalidad, sin exageraciones ni dramatismo, pero sí con una clara precipitación, dado el justo tiempo con el que se cuenta.
Elle, es una abuela escritora, moderna y lesbiana, que desde que murió su mujer hace un año y medio, lleva una vida descarriada, intentando buscarse a sí misma, empezando con la ruptura con Olivia, su reciente novia más joven que ella.
La protagonista, con una actitud misantrópica hacia la sociedad; ya no solo física, sino psíquicamente.
No se calla ni debajo del agua, y dispara a todo aquel que actúa de forma incorrecta según su percepción de la realidad, de una manera excepcional.
Ese pasotismo, llega incluso al consumismo, hasta el punto de convertir sus tarjetas de crédito en campanillas, cortando con todo lo que se le pone en su camino.
Una Lily Tomlin, que bien merece ser aplaudida por su excepcional actuación que envuelve al espectador en un bucle de risas, y a la vez de desconcierto, y mucha reflexión.
Destacar indudablemente, su gran química con la joven Julia Garner.
Sage, está un poco perdida, pero más centrada que su abuela, tampoco se queda atrás en este baile de actuaciones singulares, capaz de aguantar toda la película, y reaccionar de manera sorprendente, en todas las ocasiones, ya sea de palabra, ya sea de gesto.
Entre las 2, intentan equilibrarse y aprender una de la otra, con una aversión en común con la madre e hija de las 2, Judy.
Ella es una mujer tan centrada en su trabajo, que ha olvidado el valor de simpatizar con su familia, y con los hombres.
Y aunque no tiene tanto protagonismo como su hija y su madre, logra no quedarse atrás con una intervención notable en su despacho.
De los hombres:
Nat Wolff, como Cam, es el responsable del 50% de la situación desencadenante, y el único fallo de “casting” por hacer la gracia, y muy poco minutaje.
Laverne Cox, actriz trangénero, y acá amiga a la altura de la guerrera abuela; es la representación y la fuerza de la minoría de orientación sexual diversa en EEUU; y Sam Elliott, ex de la señora al que también acude para sacar dinero para su nieta, y uno de los hombres más machos que caminan sobre La Tierra.
Mención especial al hombre que dio el espermatozoide que resultó ser Sage…
Todos los personajes, independientemente de su peso, son un regalo para sus actores.
No hay ninguno que esté por estar, o que no sea estrictamente necesario para aportar un matiz esencial a la trama; con un mensaje que va mucho más allá de la consigna, y que se encuentra perfectamente envuelto de una carga emotiva que provoca una profunda empatía hacia unos personajes imperfectos y, por ello, categóricamente humanos.
En síntesis, es una historia sincera, emotiva, inteligente, que toca temas complejos con gracia y tacto, sin entrar en sentimentalismos absurdos, ni finales espectaculares, invita a los espectadores, a hacer un alto y reflexionar sobre la vida.
Como dato, Grandma es la primera película que veo, en que se cita “La Mística de La Femineidad” de Friedam, a Simone de Beauvoir, y a Germaine Greer al mismo tiempo, todas escritoras feministas de culto.
Creo que muchas feministas de la edad de la protagonista, se reirán en esa escena, y en muchas otras, porque consigue subvertir situaciones, convirtiéndolas en graciosas, por ejemplo:
Elle es una señora sin pelos en la lengua, se queda sin saber qué decir, cuando su novia le presenta a sus padres…
Se identifica más con el papel de madre, que con el papel de lesbiana militante fuera del armario, y eso descoloca, y genera una sonrisa.
Por eso toca muchos registros, les da la vuelta, y eso está muy bien, por lo surreal e irónico de la situación.
Sólo nos quedamos con las ganas de saber, cómo hubiera sido esta buena idea de guión, con más recursos económicos.
Del reparto, Lily Tomlin obtiene aquí, su primer protagónico después de 27 años, luego de coprotagonizar con Bette Midler, la comedia de 1988 “Big Business”
Y es la 2ª colaboración entre Tomlin y Weitz, quién anteriormente la dirigió en su película “Admission” (2013)
Otro dato curioso, es el coche que conduce Elle, durante gran parte de la acción, otro personaje más, que identifica al personaje, y es un Dodge Royal de 1955, propiedad de Lily Tomlin.
Si hay algo que le puede reprochar, es la continuidad, pues al salir en su viaje en el Dodge, la inclinación del automóvil cambia:
Primero es una pendiente hacia arriba, luego es una hacia abajo, en la misma toma en que llega el mecánico.
Por último, la banda sonora a cargo de Joel P. West, sin ser apabullante, acompaña con gracia las escenas de carretera de Elle y su nieta Sage, así como los cambios de secuencias, facilitando la transición de las mismas, y otorgando ritmo a la acción.
“Love does not conquer all”
Resulta que hace poco, Helen Mirren fue la última en pronunciarse sobre lo “jodidamente indignante, ridículo, molesto que es ver cómo James Bond se hace más y más viejo, y sus chicas son cada vez más y más jóvenes”
Algo va mal en Hollywood, pero muy mal, cuando una actriz de 37 años es considerada “demasiado vieja” para interpretar a la amante de un hombre de 50.
La historia no es ficción, sino un relato real, contado por Maggie Gyllenhaal.
Según ella, su candidatura al personaje de “Chica Bond” fue rechazada por ser considerada “demasiado mayor”, aunque la diferencia de edad entre ella y su amante ficticio, es de tan solo 18 años.
“Hay cosas muy decepcionantes, en lo que implica ser actriz en Hollywood”, ha comentado la actriz.
“Fue muy sorprendente para mí.
Me hizo sentir mal, luego enfadada, y luego me hizo reír”
Lo cierto es que este tipo de situaciones, no son extrañas en las colinas de Hollywood, un lugar donde las mujeres entran en la tercera edad a los 40 años, y a los 50, pueden dar por acabada su carrera.
Meryl Streep está aparte, aunque ella misma se pronunció igual que Mirren en ese sentido.
De ahí a los excesos en la cirugía estética hay un paso, aunque esta corriente de actrices rebeldes, y que se niegan a ser víctimas de un sistema absolutamente machista y obsoleto, capitaneada por Maggie, Patricia Arquette, Charlize Theron, y compañía, comienza a pisar con fuerza en la industria.
Y prueba de su triunfo, es el apoyo masivo que otras actrices y personalidades vinculadas al medio, han dado a Gyllenhaal, a través de redes sociales; y sobre todo, teniendo en cuenta que ahora mismo, en El Festival Internacional de Cine de Cannes, está aconteciendo el debate #WomeninMotion, en el que Frances McDormand, esposa de uno de los hermanos Coen, está repartiendo lecciones brutales de feminismo.
La actriz ha querido sumarse al apoyo prestado a Maggie, a través de esta sentencia:
“Parece que en EEUU, está prohibido cumplir más de 40 años”
Por su parte, la actriz Meryl Streep, ganadora de 3 Premio Oscar, financiará con su propio dinero, los guiones que elaborarán en un laboratorio de escritores 12 mujeres mayores de 40 años, un proyecto que busca hacer oír más voces femeninas en el mundo del cine y la televisión.
Y con ello, nos llega Grandma, una idea muy clara de lo que supone ser mujer en EEUU:
No hay ayudas sociales para madres solas, la sanidad hay que pagarla íntegramente, incluso en la tercera edad; la jubilación no debe alcanzar para vivir ni a una señora profesora de universidad, porque debe seguir trabajando a su edad…
Y sorprende gratamente ver que hay cambios en el cine de Hollywood, por esta exposición; aún más, no deja de sorprender, que el director y guionista de Grandma, Paul Weitz, sea un hombre heterosexual, porque la sensibilidad y delicadeza que muestra hacia el alma y los problemas de las mujeres, es encomiable, por lo general, más asociada a proyectos de “mujeres para mujeres”
Por lo que resulta reconfortante, que surjan historias tan interesantes, donde la mujer es la protagonista de su vida, y los hombres quedan relegados a meros comparsas pendencieros.
Sin embargo, no se trata de un filme feminista al uso, es decir, una protesta vocinglera del rol de la mujer, y una denuncia ciega del papel del hombre; sino de un relato sensible y sigiloso de las inseguridades, incongruencias, obstinaciones y desvaríos de 3 mujeres, que buscan su propio camino en un mundo abotargado por la testosterona.
Que la protagonista sea una señora de más de 70 años, catedrática universitaria, escritora, y experta en feminismo, viuda tras una relación de 38 años con otra mujer, que en su trayectoria vital ha estado casada, ha tenido que pasar por la experiencia de un aborto, que en la actualidad sale con una chica mucho más joven, que ayuda a su nieta en problemas vitales, para las mujeres hace tener esperanza, en que otro cine es posible.
Hemos visto mujeres reales con problemáticas reales, y en un contexto que se nos hace cercano; siendo la primera vez, que la historia vital de una señora de esta edad, traspasa un guión, y se materializa en una pantalla.
Aquí no hay odio o rencor en la mirada, sino mucho amor y mucha compasión que se contagia al espectador, hasta aleccionarlo.
Las mujeres que retrata, no son perfectas, y es esa encomiable riqueza de matices, contradicciones, errores y aciertos, huidas y reencuentros, los que avalan su efectividad y su acierto.
Ellas buscan soluciones, y no siempre aciertan, pero se responsabilizan de su vida, y se enfrentan con valentía y coraje a los absurdos zigzagueos del destino.
Por fin vemos señoras muy reales, que se apropian de la pantalla en un largometraje; una novedad, no la forma, de bajo presupuesto, y alta calidad del contenido.

“I like being old, young people are stupid”



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