Gerontophilia
“I like the way you look now”
Actualmente, mostrar cuerpos desnudos en la pantalla, no se puede calificar de “rompedor” ni “atrevido”
No obstante, si estos cuerpos no pertenecen a “bellas sirenas”, ni al “tipo inflado de gimnasio”, los ejemplos comienzan a escasear, más aún, si la edad del despojado de ropas sobrepasa lo socialmente “aceptable”, es decir, no son jóvenes ni adultos, son maduros…
El eufemismo de lo conocido como “Tercera Edad”
Estos “viejos desnudos” incomodan a la generalidad, y al igual que en la vida real, cuando un anciano molesta, queda recluido en una residencia, desapareciendo del campo visual global, ausencia compartida en la gran pantalla, pues escasas temáticas abordan, o centran, su problemática en esta figura.
Curiosamente, el deseo y la excitación, pueden provenir de cualquier objeto, persona, o situación; así como los seres humanos somos diferentes y diversos, también lo son nuestras prácticas sexuales, ejemplo:
La gerontofilia, del griego “geron” que “anciano”; y “philie” de “amor”, es una parafilia, que consiste en la búsqueda de una pareja sexual mucho mayor de edad cronológica; la cual se compone de 2 variantesː
Alfamegamiaː
Es la atracción por un hombre extremadamente mayor.
Matronolagniaː
Es la atracción por una mujer extremadamente mayor.
Ambos se pueden presentar en relaciones heterosexual, y homosexual; y está clasificada en las parafilias, es decir, comportamientos sexuales diferentes de los normales.
Generalmente, esta filia se presenta en la adolescencia, etapa donde la mayoría inicia su actividad sexual.
Sobre este particular, “El Manual Diagnóstico de Las Enfermedades en Sexología”, propone 35 años de diferencia, como criterio mínimo entre las personas involucradas, aunque hay especialistas que consideran se debe reducir la diferencia de la edad, porque llega un momento en la vida sexual del gerontófilo, que entra en el rango de aceptación de su condición, y no lo ve como una enfermedad; situación que hace de esta parafilia, algo poco frecuentes.
La Gerontofilia, se puede dividir en 7 niveles:
1. Se encuentra relacionado con el cuidado y respeto a las personas mayores.
2. El segundo es para las personas que muestran interés por el bienestar de las personas mayores.
3. En este nivel, es cuando se comienza las fantasías sexuales por las personas mayores.
4. Aquí es cuando la persona ya experimento una relación con la otra persona mayor.
5. En este nivel, es cuando las personas prefieren tener relaciones más eróticas.
6. El 80% aproximadamente de estas personas, su estimulo sexual será con una persona mayor.
7. Este último nivel, es cuando la persona solo reconoce como estímulo sexual, en una persona extremadamente mayor.
Actualmente, ésta parafilia, no está socialmente aceptada en muchos países, aunque cada vez es más aceptada, sobre todo en Canadá, Europa y México, y poco a poco en el mundo, y en otros países.
El cine y la literatura erótica, por su parte, utilizan frecuentemente el tema sexual de las relaciones entre personas mayores y jóvenes.
“I want all the employees here at Coup de Coeur to feel like part of the family”
Gerontophilia es un drama canadiense del año 2013, dirigido por Bruce LaBruce.
Protagonizado por Pier-Gabriel Lajoie, Walter Borden, Katie Boland, Marie-Hélène Thibault, Yardly Kavanagh, Jean-Alexandre Létourneau, Brian D. Wright, Nastassia Markiewicz, entre otros.
El guión es de Bruce LaBruce y Daniel Allen Cox; en la que el realizador canadiense, se ha inspirado en anécdotas que le han sido confiados por jóvenes muchachos, sobre sus primeras relaciones sexuales con gente anciana; de allí en más, elaboró un guión escrito con Cox sobre este tema, tratando de insuflarle los códigos propios del drama romántica; y no me puedo imaginar lo que se tardó en llegar a financiar este proyecto, por su temática.
Con esto en mente, es increíble para mí, que fuera capaz de representar el tema central con la sensibilidad y el humor, sin parecer una obra de teatro de la escuela secundaria.
Así, Bruce LaBruce dio a Gerontophilia, un aspecto casi sin tiempo, creando un ambiente de los años 70, y ambientación muy de época.
Eso sí, LaBruce vuelve a rodar una película muy provocativa, y toca un tema no muy explorado, como son las relaciones entre ancianos y chicos jóvenes, algo que sí se ha visto mucho en el cine heterosexual, y trata de mostrar que el amor y la pasión, no desaparece con la edad.
Pero decir que:
“Los ancianos gay, todavía disfrutan de la juventud de los hermosos muchachos”, es quedarse cortos, porque cuesta aceptar la edad donde en la cultura gay, hay una fijación con la juventud y la belleza.
La acción sigue a Lake (Pier-Gabriel Lajoie), un joven de 18 años, pero con alma de viejo, que descubre un día su fijación por los hombres ancianos.
Aun así, Lake tiene una novia de su edad, Désirée (Katie Boland)
A veces, él se pregunta, si su fijación por esos hombres mayores es innatural e insana, además de si es sexual...
Cuando desempeñándose como bañero de una piscina local, trata de salvar la vida a través de un beso en la boca a un anciano que se está ahogando, logra una excitación sexual, descubriendo una atracción hacia personas del mismo sexo que llegó a desconocer; su madre, Marie (Marie-Hélène Thibault) le consigue un puesto de enfermero en un asilo, por lo que Lake no se lo piensa, y se ofrece para trabajar durante el verano.
En particular, Lake se enamora de un anciano llamado Melvyn Peabody (Walter Borden), un hombre de más de 80 años, con el que duerme en la misma cama, y cuida con toda la delicadeza, ofreciéndole su hermoso cuerpo y amor.
Y en el quehacer diario de sus labores, descubre que todos los pacientes están sometidos a fuertes tratamientos de drogas que los mantienen dóciles y sedados todo el tiempo.
Pero Melvyn quiere ver El Océano Pacífico por última vez, antes de morir, y Lake tratará de hacer realidad su sueño, además, con el firme propósito de vivir una aventura romántica con Melvyn; así, ambos se escapan para recorrer el país como pareja.
Gerontophilia es una arriesgada propuesta, a favor de la libertad sexual, anhelando destruir los arquetipos cimentados en la cultura actual, donde los géneros siguen anclados a unos estereotipos de nula flexibilidad.
Una historia cautivadora de amor, sobre la pérdida, y la exploración personal.
“I think what you doing and what you are is really brave.
And the fact that you're acting on it, you know, like its revolutionary”
El polémico director, Bruce LaBruce, quien tiene una filmografía en la que siempre busca convulsionar al público, y experimentar con lo más prohibitivo; para algunos, su nombre evoca pornografía gay y provocación gratuita; y para muchos, número que se verá fuertemente incrementado tras la visión de Gerontophilia, riesgo asumido, y lúcida visión.
Al contrario que en el resto de la filmografía de LaBruce, donde la política, el sexo explícito, y el activismo tienen cabida; en este último proyecto, el director se distancia de ellos, y reivindica, de nuevo, la libertad de elección, en la que no existen sexos, sino orientaciones sexuales mutantes, que pueden variar a lo largo de la vida.
Gerontophilia, que apuesta también, aunque a través de una mirada bien distinta, por la transgresión del paradigma por antonomasia de las relaciones sentimentales, una idea osada, pero sin más pretensiones que la de elaborar un bonito lienzo entre el amor de un chico joven y un hombre maduro, a modo de “road/Buddy movie”, se permite jugar con pasajes propios que recuerdan algunas de sus películas anteriores, en claves de sueños, o estados mentales, productos del gozo, usando ralentíes, colores, subjetivas, y una banda sonora inmejorable.
LaBruce evoca inevitablemente a esa historia de amor entre un anciano y un joven con tendencias suicidas, que es “Harold and Maude” (1971) de Hal Ashby, sin embargo, las comparaciones se terminan, si pensamos en las intenciones de la película con Ruth Gordon…
La “versión” de LaBruce, menos bucólica y sublime, se enfoca en el enamoramiento del protagonista, y en su despertar abierto hacia su “filia”, pero como una comunicación física, cercana, bajo las sábanas, pero aséptica como el hospital de ancianos donde se ambienta.
Con una fotografía luminosa, una banda sonora concebida para cada una de las escenas, y en la que cada frase de la canción, se amolda a la perfección al guión, y unos planos en cámara lenta, excepcionales visual e intelectualmente, pues el tiempo pasa rápido, pero el amor parece retenerlo; Gerontophilia no es sólo un regalo para la mente, sino también para los ojos:
Lake, es un joven canadiense, que disfruta de su año sabático, antes de recomponer su incierto futuro académico, y comienza a trabajar en una residencia de ancianos, gracias a su madre.
Allí conoce al señor Peabody, un octogenario del que se enamora rápidamente, a golpe de encuentros clandestinos en la habitación del paciente, mientras en paralelo, sobrelleva su relación con Désirée, su novia.
La incertidumbre mental, en la que cae Lake, es intensa pero breve.
Sin embargo, velozmente es capaz de aclarar sus sentimientos, y aplastar la sensación de culpa de doble vertiente debida, por un lado, a sus relaciones sexuales con un hombre, y por otro, a la avanzada edad del sujeto.
Tras la aceptación de su situación, el chico opta por dejar de esconderse, y realizar aquellos actos anteriormente teñidos de ocultación, para adoptar la normalización, y es aquí donde surge el conflicto.
Lake y su novia, transitan por un rompecabezas emocional, comenzando con una situación idílica de pareja, donde ella cree tener el control, permitiéndose el lujo de autoproclamarse “madre superiora de la revolución” tachando de “santo” al joven Lake, al caracterizarlo con una personalidad de índole altruista, que según ella, lo motiva a trabajar en la residencia.
Pero esta visión virará, cuando él destape su nueva tendencia sexual, y ella no sepa encajarla...
¡Cazador cazado!
Un juego establecido a través de la mirada fuera de campo, que desdeña el espíritu subversivo de todas aquellas falsas modernas que luchan por una causa, hasta que el aliento roza su nuca.
Definida como la búsqueda de una pareja sexual de una edad avanzada, la gerontofilia, es pues una parafilia, que popularmente se la denomina como:
“Lo contrario a la pedofilia”
Y es esa curiosa mezcla de géneros, lo mejor y lo peor que la película tiene, por un lado, es un drama romántico bien construido, que narra la relación entre un adolescente y un anciano de 80 años, que mantiene siempre el interés, aunque cae por momentos; es un terreno aburrido, donde se intenta dejar la palabra parafilia de lado, y resaltar a la relación como lo más natural posible, considerando las nada normales circunstancias...
Puestos en claro, cualquier espectador, incluyendo con un mínimo de espíritu crítico, no podrá aceptar que en un drama realista, un enfermero cierre la puerta de la habitación de un paciente, y mantenga con él una relación sexual...
En este caso, primer encuentro casi unilateral, pues Melvyn está sedado, y Lake está muy hormonizado, recordar que tiene 18 años, literalmente, “con toda la leche”
Además, resulta políticamente in/correcto, con esa tendencia a poner actores negros con blancos…
Por si esto fuera poco, resulta aún más inconcebible, que de una residencia para ancianos, con numerosos empleados destinados a mantener el control de lo que ocurre, Lake logre sacarlo del edificio, y emprender un viaje a lo largo de Canadá, donde el anciano enfermo, parecería haberse recobrado totalmente del mal que lo aquejaba…
Al menos, en Gerontophilia, la pornografía está completamente ausente, pero la sutileza erótica que nace desde el cuerpo de Lake, hacia el anciano, se asemeja más a una visión idílica, tal vez poética, y muchas veces, un tanto torpe, proveniente de los deseos latentes de un bello bellísimo adolescente, santo casi ángel, aunque con “cachos”
Pero en Gerontophilia, nada es categórico:
Lake no afirma ser homosexual, pero sí cree sentirse como un “ser raro” y ajeno al mundo.
Aquí no hay preferencias por un órgano genital determinado:
Lake desea la carne arrugada, la carne atravesada por los años, y la gravedad.
Cuerpos de hombres viejos y mujeres viejas, a los cuales atender con los mejores servicios de su juventud.
Otro ejemplo de in-clasificación sexual, es el personaje de Désirée, “amiga con ventaja” de Lake, quien a pesar de tener relaciones cada cierto tiempo con él, su deseo sexual se centra en mujeres rudas y roqueras.
Así, el cineasta se muestra igual de subversivo, al mostrar este enamoramiento, ya tabú, a través de la sutileza de los cuerpos en atracción, en el ejercicio erótico de su protagonista, de sus fetichismos, lo más logrado de la película, huyendo de lo camp, para ir atrayendo su puesta en escena, dentro de las convenciones del género romántico, es decir:
Encuentro/enamoramiento/ despedida, pero con una cuota de humor sardónico, que lo ubica ligeramente dentro del mismo estilo que sus anteriores trabajos.
Diremos que LaBruce, ha evolucionado bien con el tiempo, su utilización de la cámara lenta, intensifica momentos emotivos, bastante acertados, o también, como un recurso para reforzar las expresiones inocentes de sensualidad de su protagonista.
En las escenas filmadas sobre la cama, por ejemplo, LaBruce trata el cuerpo octogenario, como algo bello, como lo inevitablemente humano, el vivo pasar de la naturaleza sobre el cuerpo.
A pesar de que muchos creíamos que LaBruce escandalizaría con imágenes sexuales de vejestorios, aquí ocurre todo lo contrario:
No provoca rechazo, y el director reivindica el cuerpo viejo, por medio de la cámara, una iluminación perfecta, y una buena cuota de ternura.
Destaca una escena, en que se ve un plano de los 2 protagonistas, seguido de otro idéntico, en el que los personajes han cambiado de posición:
En principio, podría pensarse que ha sido un error de montaje, pero inmediatamente se ve que es la imagen reflejada en un espejo, y que a continuación, se muestra de nuevo el plano inicial.
Posiblemente, el director ha utilizado este recurso, para hacernos ver, cómo una parte de la sociedad, percibe una realidad del amor “invertida”, errónea; pero que al retomar de nuevo el plano inicial, su intención es mostrar que esa imagen no es más que el reflejo de la realidad, tal como es, sin alteraciones, limpia, natural, sin convencionalismos ni etiquetas, una realidad más del amor.
No obstante, como es LaBruce, hay más que decir:
Sorprende la contradicción de la madre del protagonista, que critica y se escandaliza del amor valiente que vive, y hace feliz a su hijo; pero que cierra los ojos al que recibe de su propia pareja, humillante y maltratador.
Es por este tipo de tópicos, que Gerontophilia es atravesada por cuestionamientos culturales, que constantemente hacen Lake y Désirée, desde sarcásticas conversaciones en bibliotecas o librerías, hasta determinar, quién de los 2 es “el personaje revolucionario”, y quién es “el santo”
Además de un constante cuestionamiento a las dudosas prácticas médicas que se aplican en los hospitales geriátricos, con el abuso de drogas, la indiferencia, y la falta de personalización en el trato con los pacientes, o debería decir, humanización…
Por el otro lado, estamos ante una comedia muy bizarra, que tiene secuencias insólitas que te dejan desencajado, y algunas incluso te hacen reír por lo extrañas que resultan, como el momento del pastel de cumpleaños en la discoteca...
Sin embargo, pese a los altibajos de la trama, Gerontophilia cobra interés, cuando se vuelve una “road movie”, en ese viaje íntimo entre los 2 personajes, lejanos ya a los devaneos sexuales de anteriores secuencias, y cercanos a la materialización de un amor espiritual, que atraviesa pieles y edades; que dormirán en moteles baratos, robarán en tiendas, y se toparán con algunos personajes bastante curiosos, al mejor estilo de “Bunny & Clyde”
El desenlace es triste, pero todos sabemos que a nadie le gustan las películas con finales alegres, y viendo la relación entre edades, era de esperar...
Al final, no hay escándalos por la tendencia del chico, que el chico asumiera sin tanto conflicto su condición, y que al final, ya le ha puesto el ojo a otro anciano…
Aunque si hubo llanto, no hubo duelo…
Si algo cabe rescatar de este irrealista relato, es que LaBruce afortunadamente, evita explicitar los actos sexuales, tratando en lo posible, de mostrar cómo existe una comunicación afectiva entre sus 2 protagonistas.
De todos modos, si la intención ha sido de ilustrar una historia como la de “Harold and Maude” (1971), pero en un contexto homosexual, Gerontophilia fracasa en su intento, a pesar del ánimo trasgresor y subversivo que lo alienta.
Pero seamos sinceros, lo que atrae a una gran cantidad de personas a las películas de LaBruce, es la promesa de la desnudez, aunque mucho de ello es el cine de lo grotesco, habrá por lo general, algunos de los que “carne joven, firme en la pantalla”; pero hay muy poco de ella aquí:
El muy guapo Lajoie, proporciona un solo disparo rápido de su trasero desnudo, y parece poco probable, que los disparos frontales completos de Borden, exciten a nadie, excepto, ya sabes, a los gerontófilos.
Así, mientras que esto puede atraer la atención de un público completamente nuevo, sus antiguos fans, pueden pasar por alto la naturaleza caótica de sus películas anteriores, así como la carne.
Del reparto:
Pier-Gabriel Lajoie, en su debut de una prometedora carrera, interpreta a Lake, un joven, como él, de también 18 años.
Rodeado por una madre, “almodovariana” y un tanto histérica, y una novia de su edad, excéntrica, feminista e indignada…
¿Quién no lo estaría a su edad… y también con algunos años más?
Y Walter Borden, excelente en su retrato de un hombre mayor, que se resigna a la vida en el hogar de ancianos, y luego se anima, cuando se da cuenta que este joven está interesado en él…
Destacaría, la buena química entre actores, con la que consigue que ninguno de los 2 protagonistas absorba al otro:
Uno por su juventud y atractivo físico; y el otro por su experiencia.
El joven actor se ve tan dulce por su afecto/atracción por el hombre mayor, que parecía ser bastante sincera.
Y podía ver al Señor Peabody través de sus ojos, y ver la belleza y la fascinación que sentía, sobre todo a través de los dibujos que hizo Lake de él, y el enorme cartel de Gandhi en la pared de su dormitorio, que desde hace tiempo, venía rondando la cabeza de Lake, que por cierto, se desconoce su situación con su padre... y:
¿Es realmente creíble, que un joven gay, muy guapo, se sienta eróticamente motivado por la caída de la carne, las arrugas y demás procesos de la vejez?
Sé que puede existir, al igual que aquellos que les gustan los “Chubbies”, pero me resulta difícil de tragar, no malinterpreten...
Vista desde otro punto vista, que incluyen segundas lecturas, Gerontophilia es una historia espeluznante, sobre un joven que trabaja con las personas mayores.
¿Por qué es espeluznante?
Pues bien, con el tiempo se descubre que Lake tiene atracción sexual hacia algunos de los hombres de edad avanzada que están bajo su cuidado... y esto no es realmente la parte más espeluznante.
Sin embargo, pronto su interés va mucho más allá de un capricho pasajero; y comienza a fantasear, no sólo sexualmente, sino incluso, se mete con un hombre desnudo, en la cama, mientras duerme, y él se da placer a sí mismo, se masturba mientras lo hace…
Claramente, esto no es sólo acerca de la atracción sexual, sino que cruza la frontera...
Inclusive, si su interés por el amor fuera por alguien más joven, o una mujer, tal comportamiento sería más probable que fuera arrestado por su conducta, que de hecho, la enfermera supervisora sabe de sus pacientes, e intuye de la situación y la permite…
Por ello es despedida, pero la permisibilidad no es cuestionada, ni investigada, ni sancionada, es simplemente aceptada, como si fuera muy común que todo hombre mayor, de tercera edad se declare gay, sino veamos el final…
La conclusión es que mientras yo no creo que la trama era demasiado complicada y confusa, Lake podría ser un delincuente sexual, que campa a sus anchas en el hogar de ancianos, pero todos lo ven como una película que se atreve a ser diferente, por tener una parafilia desde punto de vista unilateral, de Lake.
Otros podríamos ver también, que Bruce LaBruce quiere denunciar el ocultamiento de la vejez, e incluso, hasta el uso de drogas para mantener al límite de la inconsciencia, a las personas mayores, en este mundo que ha establecido como norma, la juventud y la edad, como una excepción sólo admitida, eso sí, en nuestros dirigentes políticos, o gente de mucho poder...
Por todo ello hace de Gerontophilia, su película más subversiva, apelando al amor, como reacción más radical, en una sociedad que ha facilitado y explotado tanto el sexo, que casi lo ha convertido en una obligación.
Y por si fuera poco, rompiendo las trabas sociales que quieren ignorar el deseo sexual de los mayores, que lo tienen, para establecer la juventud, como nueva dictadura generalizada.
Y más allá de un discurso dignificante para con las personas de la llamada “tercera edad”, Gerontophilia nos recuerda que, el amor y la pasión, no se extingue con los años, y que los viejos no son sólo un bulto que debe ser olvidado al dejar de ser importantes para una sociedad que los condena a una terrible soledad.
Gerontophilia es una especie de metáfora sobre cualquier tabú sexual.
La sociedad lo prohíbe, pero en el fondo de la cuestión, lo que hay es amor, respeto, empatía.
Vuelvo a lo que te decía antes, para Lake, ese fetiche es tan poderoso que trasciende sus preferencias sexuales.
Es algo sagrado, que lo hace “santo” de toda devoción.
“You're amazing.
You're always taking care of other people”
La atracción por personas mayores, proviene tal vez del porte reconfortante de los individuos maduros, que es con frecuencia determinante.
La gerontofilia, puede también derivar de inteligencia, experiencia, y calma de las personas de edad, que los hace ser capaces, y estar preparados para escuchar al otro.
Como en otras parafilias, la gerontofilia puede estar asociada a una evitación de la intimidad con una persona de edad similar, pues una figura venerable es, en general, menos amenazante que una joven; y por tanto parece que es de origen psicológico.
Las vivencias de un gerontófilo, lo orientarían en esta dirección, pero hay pocos estudios sobre este tema.
Así las cosas, la gerontofilia no es ilegal, excepto por supuesto, si la persona mayor no tiene relaciones sexuales de forma consentida, que en ese caso se trataría de una violación.
En definitiva, las prácticas sexuales son infinitas, en ellas interactúan deseos, traumas, o fijaciones; sin embargo, no por ello son malas.
Es importante analizar su origen, y si se ejerce, tratar de hacerlo de la manera más respetuosa para todas las partes que intervienen, así con la mayor seguridad posible.
Según la mayoría de los especialistas, el origen de estas tendencias parafílicas, se asocia a trastornos de la personalidad derivados de ciertas afectaciones del sistema nervioso, en las que influyen características adversas del medio social.
En ocasiones, son remitidos por órganos de justicia, como medida accesoria a una sanción penal, por incurrir en delitos que atenten contra la moral o la salud de otras personas.
La pregunta es:
¿Hay que cambiar eso?
“I'm not a saint”
Actualmente, mostrar cuerpos desnudos en la pantalla, no se puede calificar de “rompedor” ni “atrevido”
No obstante, si estos cuerpos no pertenecen a “bellas sirenas”, ni al “tipo inflado de gimnasio”, los ejemplos comienzan a escasear, más aún, si la edad del despojado de ropas sobrepasa lo socialmente “aceptable”, es decir, no son jóvenes ni adultos, son maduros…
El eufemismo de lo conocido como “Tercera Edad”
Estos “viejos desnudos” incomodan a la generalidad, y al igual que en la vida real, cuando un anciano molesta, queda recluido en una residencia, desapareciendo del campo visual global, ausencia compartida en la gran pantalla, pues escasas temáticas abordan, o centran, su problemática en esta figura.
Curiosamente, el deseo y la excitación, pueden provenir de cualquier objeto, persona, o situación; así como los seres humanos somos diferentes y diversos, también lo son nuestras prácticas sexuales, ejemplo:
La gerontofilia, del griego “geron” que “anciano”; y “philie” de “amor”, es una parafilia, que consiste en la búsqueda de una pareja sexual mucho mayor de edad cronológica; la cual se compone de 2 variantesː
Alfamegamiaː
Es la atracción por un hombre extremadamente mayor.
Matronolagniaː
Es la atracción por una mujer extremadamente mayor.
Ambos se pueden presentar en relaciones heterosexual, y homosexual; y está clasificada en las parafilias, es decir, comportamientos sexuales diferentes de los normales.
Generalmente, esta filia se presenta en la adolescencia, etapa donde la mayoría inicia su actividad sexual.
Sobre este particular, “El Manual Diagnóstico de Las Enfermedades en Sexología”, propone 35 años de diferencia, como criterio mínimo entre las personas involucradas, aunque hay especialistas que consideran se debe reducir la diferencia de la edad, porque llega un momento en la vida sexual del gerontófilo, que entra en el rango de aceptación de su condición, y no lo ve como una enfermedad; situación que hace de esta parafilia, algo poco frecuentes.
La Gerontofilia, se puede dividir en 7 niveles:
1. Se encuentra relacionado con el cuidado y respeto a las personas mayores.
2. El segundo es para las personas que muestran interés por el bienestar de las personas mayores.
3. En este nivel, es cuando se comienza las fantasías sexuales por las personas mayores.
4. Aquí es cuando la persona ya experimento una relación con la otra persona mayor.
5. En este nivel, es cuando las personas prefieren tener relaciones más eróticas.
6. El 80% aproximadamente de estas personas, su estimulo sexual será con una persona mayor.
7. Este último nivel, es cuando la persona solo reconoce como estímulo sexual, en una persona extremadamente mayor.
Actualmente, ésta parafilia, no está socialmente aceptada en muchos países, aunque cada vez es más aceptada, sobre todo en Canadá, Europa y México, y poco a poco en el mundo, y en otros países.
El cine y la literatura erótica, por su parte, utilizan frecuentemente el tema sexual de las relaciones entre personas mayores y jóvenes.
“I want all the employees here at Coup de Coeur to feel like part of the family”
Gerontophilia es un drama canadiense del año 2013, dirigido por Bruce LaBruce.
Protagonizado por Pier-Gabriel Lajoie, Walter Borden, Katie Boland, Marie-Hélène Thibault, Yardly Kavanagh, Jean-Alexandre Létourneau, Brian D. Wright, Nastassia Markiewicz, entre otros.
El guión es de Bruce LaBruce y Daniel Allen Cox; en la que el realizador canadiense, se ha inspirado en anécdotas que le han sido confiados por jóvenes muchachos, sobre sus primeras relaciones sexuales con gente anciana; de allí en más, elaboró un guión escrito con Cox sobre este tema, tratando de insuflarle los códigos propios del drama romántica; y no me puedo imaginar lo que se tardó en llegar a financiar este proyecto, por su temática.
Con esto en mente, es increíble para mí, que fuera capaz de representar el tema central con la sensibilidad y el humor, sin parecer una obra de teatro de la escuela secundaria.
Así, Bruce LaBruce dio a Gerontophilia, un aspecto casi sin tiempo, creando un ambiente de los años 70, y ambientación muy de época.
Eso sí, LaBruce vuelve a rodar una película muy provocativa, y toca un tema no muy explorado, como son las relaciones entre ancianos y chicos jóvenes, algo que sí se ha visto mucho en el cine heterosexual, y trata de mostrar que el amor y la pasión, no desaparece con la edad.
Pero decir que:
“Los ancianos gay, todavía disfrutan de la juventud de los hermosos muchachos”, es quedarse cortos, porque cuesta aceptar la edad donde en la cultura gay, hay una fijación con la juventud y la belleza.
La acción sigue a Lake (Pier-Gabriel Lajoie), un joven de 18 años, pero con alma de viejo, que descubre un día su fijación por los hombres ancianos.
Aun así, Lake tiene una novia de su edad, Désirée (Katie Boland)
A veces, él se pregunta, si su fijación por esos hombres mayores es innatural e insana, además de si es sexual...
Cuando desempeñándose como bañero de una piscina local, trata de salvar la vida a través de un beso en la boca a un anciano que se está ahogando, logra una excitación sexual, descubriendo una atracción hacia personas del mismo sexo que llegó a desconocer; su madre, Marie (Marie-Hélène Thibault) le consigue un puesto de enfermero en un asilo, por lo que Lake no se lo piensa, y se ofrece para trabajar durante el verano.
En particular, Lake se enamora de un anciano llamado Melvyn Peabody (Walter Borden), un hombre de más de 80 años, con el que duerme en la misma cama, y cuida con toda la delicadeza, ofreciéndole su hermoso cuerpo y amor.
Y en el quehacer diario de sus labores, descubre que todos los pacientes están sometidos a fuertes tratamientos de drogas que los mantienen dóciles y sedados todo el tiempo.
Pero Melvyn quiere ver El Océano Pacífico por última vez, antes de morir, y Lake tratará de hacer realidad su sueño, además, con el firme propósito de vivir una aventura romántica con Melvyn; así, ambos se escapan para recorrer el país como pareja.
Gerontophilia es una arriesgada propuesta, a favor de la libertad sexual, anhelando destruir los arquetipos cimentados en la cultura actual, donde los géneros siguen anclados a unos estereotipos de nula flexibilidad.
Una historia cautivadora de amor, sobre la pérdida, y la exploración personal.
“I think what you doing and what you are is really brave.
And the fact that you're acting on it, you know, like its revolutionary”
El polémico director, Bruce LaBruce, quien tiene una filmografía en la que siempre busca convulsionar al público, y experimentar con lo más prohibitivo; para algunos, su nombre evoca pornografía gay y provocación gratuita; y para muchos, número que se verá fuertemente incrementado tras la visión de Gerontophilia, riesgo asumido, y lúcida visión.
Al contrario que en el resto de la filmografía de LaBruce, donde la política, el sexo explícito, y el activismo tienen cabida; en este último proyecto, el director se distancia de ellos, y reivindica, de nuevo, la libertad de elección, en la que no existen sexos, sino orientaciones sexuales mutantes, que pueden variar a lo largo de la vida.
Gerontophilia, que apuesta también, aunque a través de una mirada bien distinta, por la transgresión del paradigma por antonomasia de las relaciones sentimentales, una idea osada, pero sin más pretensiones que la de elaborar un bonito lienzo entre el amor de un chico joven y un hombre maduro, a modo de “road/Buddy movie”, se permite jugar con pasajes propios que recuerdan algunas de sus películas anteriores, en claves de sueños, o estados mentales, productos del gozo, usando ralentíes, colores, subjetivas, y una banda sonora inmejorable.
LaBruce evoca inevitablemente a esa historia de amor entre un anciano y un joven con tendencias suicidas, que es “Harold and Maude” (1971) de Hal Ashby, sin embargo, las comparaciones se terminan, si pensamos en las intenciones de la película con Ruth Gordon…
La “versión” de LaBruce, menos bucólica y sublime, se enfoca en el enamoramiento del protagonista, y en su despertar abierto hacia su “filia”, pero como una comunicación física, cercana, bajo las sábanas, pero aséptica como el hospital de ancianos donde se ambienta.
Con una fotografía luminosa, una banda sonora concebida para cada una de las escenas, y en la que cada frase de la canción, se amolda a la perfección al guión, y unos planos en cámara lenta, excepcionales visual e intelectualmente, pues el tiempo pasa rápido, pero el amor parece retenerlo; Gerontophilia no es sólo un regalo para la mente, sino también para los ojos:
Lake, es un joven canadiense, que disfruta de su año sabático, antes de recomponer su incierto futuro académico, y comienza a trabajar en una residencia de ancianos, gracias a su madre.
Allí conoce al señor Peabody, un octogenario del que se enamora rápidamente, a golpe de encuentros clandestinos en la habitación del paciente, mientras en paralelo, sobrelleva su relación con Désirée, su novia.
La incertidumbre mental, en la que cae Lake, es intensa pero breve.
Sin embargo, velozmente es capaz de aclarar sus sentimientos, y aplastar la sensación de culpa de doble vertiente debida, por un lado, a sus relaciones sexuales con un hombre, y por otro, a la avanzada edad del sujeto.
Tras la aceptación de su situación, el chico opta por dejar de esconderse, y realizar aquellos actos anteriormente teñidos de ocultación, para adoptar la normalización, y es aquí donde surge el conflicto.
Lake y su novia, transitan por un rompecabezas emocional, comenzando con una situación idílica de pareja, donde ella cree tener el control, permitiéndose el lujo de autoproclamarse “madre superiora de la revolución” tachando de “santo” al joven Lake, al caracterizarlo con una personalidad de índole altruista, que según ella, lo motiva a trabajar en la residencia.
Pero esta visión virará, cuando él destape su nueva tendencia sexual, y ella no sepa encajarla...
¡Cazador cazado!
Un juego establecido a través de la mirada fuera de campo, que desdeña el espíritu subversivo de todas aquellas falsas modernas que luchan por una causa, hasta que el aliento roza su nuca.
Definida como la búsqueda de una pareja sexual de una edad avanzada, la gerontofilia, es pues una parafilia, que popularmente se la denomina como:
“Lo contrario a la pedofilia”
Y es esa curiosa mezcla de géneros, lo mejor y lo peor que la película tiene, por un lado, es un drama romántico bien construido, que narra la relación entre un adolescente y un anciano de 80 años, que mantiene siempre el interés, aunque cae por momentos; es un terreno aburrido, donde se intenta dejar la palabra parafilia de lado, y resaltar a la relación como lo más natural posible, considerando las nada normales circunstancias...
Puestos en claro, cualquier espectador, incluyendo con un mínimo de espíritu crítico, no podrá aceptar que en un drama realista, un enfermero cierre la puerta de la habitación de un paciente, y mantenga con él una relación sexual...
En este caso, primer encuentro casi unilateral, pues Melvyn está sedado, y Lake está muy hormonizado, recordar que tiene 18 años, literalmente, “con toda la leche”
Además, resulta políticamente in/correcto, con esa tendencia a poner actores negros con blancos…
Por si esto fuera poco, resulta aún más inconcebible, que de una residencia para ancianos, con numerosos empleados destinados a mantener el control de lo que ocurre, Lake logre sacarlo del edificio, y emprender un viaje a lo largo de Canadá, donde el anciano enfermo, parecería haberse recobrado totalmente del mal que lo aquejaba…
Al menos, en Gerontophilia, la pornografía está completamente ausente, pero la sutileza erótica que nace desde el cuerpo de Lake, hacia el anciano, se asemeja más a una visión idílica, tal vez poética, y muchas veces, un tanto torpe, proveniente de los deseos latentes de un bello bellísimo adolescente, santo casi ángel, aunque con “cachos”
Pero en Gerontophilia, nada es categórico:
Lake no afirma ser homosexual, pero sí cree sentirse como un “ser raro” y ajeno al mundo.
Aquí no hay preferencias por un órgano genital determinado:
Lake desea la carne arrugada, la carne atravesada por los años, y la gravedad.
Cuerpos de hombres viejos y mujeres viejas, a los cuales atender con los mejores servicios de su juventud.
Otro ejemplo de in-clasificación sexual, es el personaje de Désirée, “amiga con ventaja” de Lake, quien a pesar de tener relaciones cada cierto tiempo con él, su deseo sexual se centra en mujeres rudas y roqueras.
Así, el cineasta se muestra igual de subversivo, al mostrar este enamoramiento, ya tabú, a través de la sutileza de los cuerpos en atracción, en el ejercicio erótico de su protagonista, de sus fetichismos, lo más logrado de la película, huyendo de lo camp, para ir atrayendo su puesta en escena, dentro de las convenciones del género romántico, es decir:
Encuentro/enamoramiento/ despedida, pero con una cuota de humor sardónico, que lo ubica ligeramente dentro del mismo estilo que sus anteriores trabajos.
Diremos que LaBruce, ha evolucionado bien con el tiempo, su utilización de la cámara lenta, intensifica momentos emotivos, bastante acertados, o también, como un recurso para reforzar las expresiones inocentes de sensualidad de su protagonista.
En las escenas filmadas sobre la cama, por ejemplo, LaBruce trata el cuerpo octogenario, como algo bello, como lo inevitablemente humano, el vivo pasar de la naturaleza sobre el cuerpo.
A pesar de que muchos creíamos que LaBruce escandalizaría con imágenes sexuales de vejestorios, aquí ocurre todo lo contrario:
No provoca rechazo, y el director reivindica el cuerpo viejo, por medio de la cámara, una iluminación perfecta, y una buena cuota de ternura.
Destaca una escena, en que se ve un plano de los 2 protagonistas, seguido de otro idéntico, en el que los personajes han cambiado de posición:
En principio, podría pensarse que ha sido un error de montaje, pero inmediatamente se ve que es la imagen reflejada en un espejo, y que a continuación, se muestra de nuevo el plano inicial.
Posiblemente, el director ha utilizado este recurso, para hacernos ver, cómo una parte de la sociedad, percibe una realidad del amor “invertida”, errónea; pero que al retomar de nuevo el plano inicial, su intención es mostrar que esa imagen no es más que el reflejo de la realidad, tal como es, sin alteraciones, limpia, natural, sin convencionalismos ni etiquetas, una realidad más del amor.
No obstante, como es LaBruce, hay más que decir:
Sorprende la contradicción de la madre del protagonista, que critica y se escandaliza del amor valiente que vive, y hace feliz a su hijo; pero que cierra los ojos al que recibe de su propia pareja, humillante y maltratador.
Es por este tipo de tópicos, que Gerontophilia es atravesada por cuestionamientos culturales, que constantemente hacen Lake y Désirée, desde sarcásticas conversaciones en bibliotecas o librerías, hasta determinar, quién de los 2 es “el personaje revolucionario”, y quién es “el santo”
Además de un constante cuestionamiento a las dudosas prácticas médicas que se aplican en los hospitales geriátricos, con el abuso de drogas, la indiferencia, y la falta de personalización en el trato con los pacientes, o debería decir, humanización…
Por el otro lado, estamos ante una comedia muy bizarra, que tiene secuencias insólitas que te dejan desencajado, y algunas incluso te hacen reír por lo extrañas que resultan, como el momento del pastel de cumpleaños en la discoteca...
Sin embargo, pese a los altibajos de la trama, Gerontophilia cobra interés, cuando se vuelve una “road movie”, en ese viaje íntimo entre los 2 personajes, lejanos ya a los devaneos sexuales de anteriores secuencias, y cercanos a la materialización de un amor espiritual, que atraviesa pieles y edades; que dormirán en moteles baratos, robarán en tiendas, y se toparán con algunos personajes bastante curiosos, al mejor estilo de “Bunny & Clyde”
El desenlace es triste, pero todos sabemos que a nadie le gustan las películas con finales alegres, y viendo la relación entre edades, era de esperar...
Al final, no hay escándalos por la tendencia del chico, que el chico asumiera sin tanto conflicto su condición, y que al final, ya le ha puesto el ojo a otro anciano…
Aunque si hubo llanto, no hubo duelo…
Si algo cabe rescatar de este irrealista relato, es que LaBruce afortunadamente, evita explicitar los actos sexuales, tratando en lo posible, de mostrar cómo existe una comunicación afectiva entre sus 2 protagonistas.
De todos modos, si la intención ha sido de ilustrar una historia como la de “Harold and Maude” (1971), pero en un contexto homosexual, Gerontophilia fracasa en su intento, a pesar del ánimo trasgresor y subversivo que lo alienta.
Pero seamos sinceros, lo que atrae a una gran cantidad de personas a las películas de LaBruce, es la promesa de la desnudez, aunque mucho de ello es el cine de lo grotesco, habrá por lo general, algunos de los que “carne joven, firme en la pantalla”; pero hay muy poco de ella aquí:
El muy guapo Lajoie, proporciona un solo disparo rápido de su trasero desnudo, y parece poco probable, que los disparos frontales completos de Borden, exciten a nadie, excepto, ya sabes, a los gerontófilos.
Así, mientras que esto puede atraer la atención de un público completamente nuevo, sus antiguos fans, pueden pasar por alto la naturaleza caótica de sus películas anteriores, así como la carne.
Del reparto:
Pier-Gabriel Lajoie, en su debut de una prometedora carrera, interpreta a Lake, un joven, como él, de también 18 años.
Rodeado por una madre, “almodovariana” y un tanto histérica, y una novia de su edad, excéntrica, feminista e indignada…
¿Quién no lo estaría a su edad… y también con algunos años más?
Y Walter Borden, excelente en su retrato de un hombre mayor, que se resigna a la vida en el hogar de ancianos, y luego se anima, cuando se da cuenta que este joven está interesado en él…
Destacaría, la buena química entre actores, con la que consigue que ninguno de los 2 protagonistas absorba al otro:
Uno por su juventud y atractivo físico; y el otro por su experiencia.
El joven actor se ve tan dulce por su afecto/atracción por el hombre mayor, que parecía ser bastante sincera.
Y podía ver al Señor Peabody través de sus ojos, y ver la belleza y la fascinación que sentía, sobre todo a través de los dibujos que hizo Lake de él, y el enorme cartel de Gandhi en la pared de su dormitorio, que desde hace tiempo, venía rondando la cabeza de Lake, que por cierto, se desconoce su situación con su padre... y:
¿Es realmente creíble, que un joven gay, muy guapo, se sienta eróticamente motivado por la caída de la carne, las arrugas y demás procesos de la vejez?
Sé que puede existir, al igual que aquellos que les gustan los “Chubbies”, pero me resulta difícil de tragar, no malinterpreten...
Vista desde otro punto vista, que incluyen segundas lecturas, Gerontophilia es una historia espeluznante, sobre un joven que trabaja con las personas mayores.
¿Por qué es espeluznante?
Pues bien, con el tiempo se descubre que Lake tiene atracción sexual hacia algunos de los hombres de edad avanzada que están bajo su cuidado... y esto no es realmente la parte más espeluznante.
Sin embargo, pronto su interés va mucho más allá de un capricho pasajero; y comienza a fantasear, no sólo sexualmente, sino incluso, se mete con un hombre desnudo, en la cama, mientras duerme, y él se da placer a sí mismo, se masturba mientras lo hace…
Claramente, esto no es sólo acerca de la atracción sexual, sino que cruza la frontera...
Inclusive, si su interés por el amor fuera por alguien más joven, o una mujer, tal comportamiento sería más probable que fuera arrestado por su conducta, que de hecho, la enfermera supervisora sabe de sus pacientes, e intuye de la situación y la permite…
Por ello es despedida, pero la permisibilidad no es cuestionada, ni investigada, ni sancionada, es simplemente aceptada, como si fuera muy común que todo hombre mayor, de tercera edad se declare gay, sino veamos el final…
La conclusión es que mientras yo no creo que la trama era demasiado complicada y confusa, Lake podría ser un delincuente sexual, que campa a sus anchas en el hogar de ancianos, pero todos lo ven como una película que se atreve a ser diferente, por tener una parafilia desde punto de vista unilateral, de Lake.
Otros podríamos ver también, que Bruce LaBruce quiere denunciar el ocultamiento de la vejez, e incluso, hasta el uso de drogas para mantener al límite de la inconsciencia, a las personas mayores, en este mundo que ha establecido como norma, la juventud y la edad, como una excepción sólo admitida, eso sí, en nuestros dirigentes políticos, o gente de mucho poder...
Por todo ello hace de Gerontophilia, su película más subversiva, apelando al amor, como reacción más radical, en una sociedad que ha facilitado y explotado tanto el sexo, que casi lo ha convertido en una obligación.
Y por si fuera poco, rompiendo las trabas sociales que quieren ignorar el deseo sexual de los mayores, que lo tienen, para establecer la juventud, como nueva dictadura generalizada.
Y más allá de un discurso dignificante para con las personas de la llamada “tercera edad”, Gerontophilia nos recuerda que, el amor y la pasión, no se extingue con los años, y que los viejos no son sólo un bulto que debe ser olvidado al dejar de ser importantes para una sociedad que los condena a una terrible soledad.
Gerontophilia es una especie de metáfora sobre cualquier tabú sexual.
La sociedad lo prohíbe, pero en el fondo de la cuestión, lo que hay es amor, respeto, empatía.
Vuelvo a lo que te decía antes, para Lake, ese fetiche es tan poderoso que trasciende sus preferencias sexuales.
Es algo sagrado, que lo hace “santo” de toda devoción.
“You're amazing.
You're always taking care of other people”
La atracción por personas mayores, proviene tal vez del porte reconfortante de los individuos maduros, que es con frecuencia determinante.
La gerontofilia, puede también derivar de inteligencia, experiencia, y calma de las personas de edad, que los hace ser capaces, y estar preparados para escuchar al otro.
Como en otras parafilias, la gerontofilia puede estar asociada a una evitación de la intimidad con una persona de edad similar, pues una figura venerable es, en general, menos amenazante que una joven; y por tanto parece que es de origen psicológico.
Las vivencias de un gerontófilo, lo orientarían en esta dirección, pero hay pocos estudios sobre este tema.
Así las cosas, la gerontofilia no es ilegal, excepto por supuesto, si la persona mayor no tiene relaciones sexuales de forma consentida, que en ese caso se trataría de una violación.
En definitiva, las prácticas sexuales son infinitas, en ellas interactúan deseos, traumas, o fijaciones; sin embargo, no por ello son malas.
Es importante analizar su origen, y si se ejerce, tratar de hacerlo de la manera más respetuosa para todas las partes que intervienen, así con la mayor seguridad posible.
Según la mayoría de los especialistas, el origen de estas tendencias parafílicas, se asocia a trastornos de la personalidad derivados de ciertas afectaciones del sistema nervioso, en las que influyen características adversas del medio social.
En ocasiones, son remitidos por órganos de justicia, como medida accesoria a una sanción penal, por incurrir en delitos que atenten contra la moral o la salud de otras personas.
La pregunta es:
¿Hay que cambiar eso?
“I'm not a saint”
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