Legend

“You're not afraid of anything?”

El Londres glamuroso y brillante de los años 60, escondía bajo su superficie, otro Londres oscuro y peligroso, donde las bandas criminales, campaban a sus anchas.
Y en ese otro Londres, los hermanos Kray imponían su ley.
Ronald “Ronnie” o “Ron” y Reginald “Reggie” o “Regg” Kray, nacieron en el barrio londinense de Hoxton, en una familia con antepasados irlandeses, judíos, y gitanos.
Cuando eran niños, enfermaron de difteria, que afectó más seriamente a Ronnie, que estuvo a las puertas de la muerte.
Al estallar La Segunda Guerra Mundial, su padre, un perista de poca monta, especializado en objetos de oro, fue llamado a filas, pero se negó a combatir, y prefirió desertar, pasando a la clandestinidad, y estando más de 20 años huyendo de las autoridades.
Por esa época, los pequeños Kray comenzaron a relacionarse con criminales, a desconfiar de la policía, y a escuchar historias de delincuencia...
En su adolescencia, empezaron a practicar boxeo, influidos por su abuelo materno, Jimmy “Cannonball” Lee, un antiguo púgil, que había alcanzado cierta fama a nivel local, y poseedor de un contundente gancho de izquierda; y alcanzaron cierto nivel como aficionados, e incluso Reggie estuvo a punto de dar el salto al boxeo profesional con 19 años, pero una pelea en un pub de Walthamstow, provocó que La Federación de Boxeo suspendiera su licencia.
Ya por entonces, eran conocidos por su agresividad; era habitual que se vieran envueltos en trifulcas, y en más de una ocasión, estuvieron a punto de ser condenados.
Ronnie tenía un carácter impulsivo, y dado a los estallidos de ira; mientras que Reggie era más frío y calculador.
No tenían demasiados amigos, ni se relacionaban demasiado con otras personas; habían comprendido desde tiempo atrás, que sólo se podían fiar el uno del otro.
En 1952, ambos fueron citados para realizar El Servicio Militar, algo que no les entusiasmaba demasiado, cuestión de familia, seguramente…
Y desertaron el primer día, tras golpear a un cabo, y fueron arrestados al día siguiente, tras dar una paliza a un policía que trató de detenerlos.
Tras un breve paso por La Torre de Londres, que curiosamente, fueron de los últimos presos del famoso edificio; acabaron recluidos en una cárcel militar en Canterbury.
Allí, su comportamiento fue especialmente problemático:
Agresiones a guardias, incendios en sus celdas, un intento de fuga...
Al final, el ejército se hartó de ellos, y los licenció con deshonor, dejándolos libres para volver a Londres, y comenzar su carrera criminal.
Y comenzaron como muchos otros, como matones al servicio de los criminales más importantes.
Tenían su base de operaciones, en unos billares que habían comprado en Bethnal Green, y desde allí empezaron extorsionando a pequeños comerciantes a cambio de “protección”
Luego, pasaron a palabras mayores:
Robo a mano armada, secuestro, incendios provocados...
Con los beneficios, compraron varios bares y propiedades, iniciando así, un pequeño imperio empresarial; y no les temblaba la mano a la hora de emplear la violencia en sus negocios.
En 1956, trabajaban para un gánster de Liverpool llamado Jay Murray, pero no tardaron en independizarse, y formar su propia banda criminal, a la que llamaron:
“The Firm”
También, contaban con la ayuda de Alan Cooper, un banquero que se encargaba de blanquear sus ingresos, y gestionar su patrimonio.
En 1960, Ronnie fue condenado a 18 meses de cárcel, por extorsión y amenazas; y mientras él estaba en prisión, Reggie se hizo con la propiedad de un club nocturno:
“Esmeralda's Barn”
El club, les dio un buen resultado, y los Kray se hicieron con varios más, lo que les convirtió en celebridades, dentro de la escena social de Londres.
Como dueños de varios de los locales más de moda de la noche londinense, empezaron a frecuentar la compañía de gente conocida:
Políticos, deportistas, aristócratas, actores, cantantes, eran clientes habituales de los clubes de los Kray; pero por debajo de esa fachada de glamour y lujo, los Kray seguían controlando su imperio criminal con mano de hierro.
Temidos y admirados, odiados y respetados, sus figuras concitaban filias y fobias, como había sucedido otros grandes capos del crimen organizado, como Al Capone.
En sus sueños, los Kray eran gánsteres como los que habían admirado en el cine de pequeños, o en el caso de Ronnie, el más virulento de los 2, pues Reginald solo mató en una ocasión; era una leyenda de la talla de “Jack, El Destripador”
Para ellos, el crimen más o menos organizado, sería glamuroso, o no sería; y se hicieron conocidos tanto por sus carnicerías, como por sus trajes de Savile Row, y corbatas estrechas.
El poder de Reggie, Ronnie, y Charlie Kray, su otro hermano, se basó en el pago de “comisiones” a cambio de protección por parte de dueños de restaurantes, bingos, casinos, pubs, y bares del este de Londres, en una organización que ellos bautizaron como “The Firm”
El que se resistía, sufría violentas palizas, y hasta lo pagaba con la muerte.
Su poder era enorme, aunque los contactos de los Kray no se limitaban al mundo del espectáculo; en ocasiones, iban mucho más allá, y les relacionaban con las más altas esferas del poder; y se vio cuando, en 1964, el periódico sensacionalista Sunday Mirror, publicó un artículo en el que, de forma velada, se insinuaba la existencia de una relación homosexual entre Ronnie, que era abiertamente bisexual, al igual que su hermano Reggie, que sin embargo era más discreto en su vida privada; y El Barón Robert Boothby, un destacado y veterano político conservador.
En el artículo, no se mencionaban nombres, pero se daban pistas suficientes para identificar a los protagonistas.
La respuesta fue inmediata:
Los Kray amenazaron de muerte a los autores del artículo, y Boothby amagó con querellarse contra el periódico, si este no se retractaba.
Al final, el editor del Mirror, temeroso, terminó aceptando publicar un artículo de disculpa, e indemnizando a Boothby con 40.000 libras.
Muchos periódicos y periodistas, aprendieron la lección, y se abstuvieron en adelante, de investigar los trapos sucios de los Kray.
Tampoco, los principales partidos políticos se atrevían a plantarles cara; los conservadores, por miedo a que volviese a salir a la luz El Caso Boothby; y los laboristas, por la supuesta relación que Ronnie habría mantenido con Tom Driberg, un veterano parlamentario de su grupo.
Frances Shea, hizo su aparición como la esposa de Reggie, con la que se había casado en 1965, si bien se habían separado poco después; en su diario cuenta, cómo él llegaba todas las noches tardísimo y borracho a casa, las amenazas que sufrió para que no le abandonara, o lo mucho que intimida dormir con alguien que se acuesta con un arsenal compuesto por una pistola, un cuchillo, una navaja, y una espada.
Y en junio de 1967, Frances apareció muerta de un disparo, y se dictaminó que había sido un suicidio…
Años más tarde, Reggie confesó a un compañero de celda, que en realidad, Ronnie la había asesinado en un ataque de celos, quien la acusaba de estar distanciándole de su hermano.
El último asesinato de los Kray, tuvo lugar en octubre de 1967, y la víctima fue Jack “The Hat” McVitie, uno de los miembros de más bajo rango de su banda.
McVitie, había fallado en el encargo de eliminar a uno de los rivales de los Kray; y como escarmiento, lo atrajeron con engaños a un sótano, y allí, Reggie Kray quiso dispararle en la cabeza; pero su arma falló, con lo que, mientras Ronnie le sujetaba, Reggie lo apuñaló repetidas veces en el cuello y el estómago, con un cuchillo de carnicero.
El cadáver de McVitie, no se halló nunca…
Así los Kray, se creían intocables, y los intentos de la policía por sacar sus crímenes a la luz, chocaban continuamente con el miedo de los testigos a declarar contra ellos, y al ya comentado escaso interés de políticos y prensa.
No obstante, había hombres dispuestos a pelear para poner fin a la carrera criminal de los hermanos; y uno de esos hombres, era El Inspector de Scotland Yard, Leonard Read.
Ya durante 1964, él había estado investigando sobre ellos, pero el rechazo de sus superiores, había frustrado sus esfuerzos.
En 1967, cuando Read fue trasladado a La Brigada de Homicidios, los Kray se convirtieron en su prioridad.
Pacientemente, durante meses, Read fue recopilando información, hasta que, ya en 1968, Scotland Yard consideró, que ya tenían pruebas suficientes, y decidió ir a por ellos.
El detonante, al parecer, fue el arresto en Escocia, de uno de sus hombres, cuando trataba de comprar explosivos para fabricar un coche bomba.
El 8 de mayo de 1968, los Kray, y 15 de sus secuaces en “The Firm”, entre ellos, su hermano mayor, Charlie, fueron arrestados y acusados de una amplia lista de delitos.
Ahora que estaban encarcelados, muchos de los que antes temían declarar en su contra, acudieron a las autoridades, a aportar sus testimonios en su contra.
Los Kray, acabarían siendo condenados a cadena perpetua, con un periodo de reclusión mínimo de 30 años, por los asesinatos de Cornell y McVitie; y 14 de sus 15 secuaces, fueron condenados a distintas penas de cárcel.
Charlie Kray, cumplió 10 años, por su complicidad en los asesinatos.
Como dato, en 1969, cuando los gemelos estaban siendo juzgado por asesinato, juicio que acabaría encerrándoles en prisión de por vida, Ronnie empezó a quejarse:
“Ahora podría estar cenando con Judy Garland, en lugar de encontrarme encerrado aquí”
Y no era una fanfarronada.
La relación empezó, porque los gemelos se encargaban de enseñarle Londres a la estrella; también de su seguridad, pero pronto se volvió más estrecha, y Judy, por ejemplo, acabó muchas noches, a altas horas de la madrugada, cantando para ellos y los clientes que aún quedaran en alguno de sus locales; o si no, Judy acudía a casa de Violet, la adorada madre de los hermanos, para tomar el té…
Y ambos tuvieron suerte, de que la pena de muerte ya no se aplicara en el país, aunque se pasaron el resto de su vida en prisión, desde donde siguieron manejando sus negocios, e incluso, presumían de no haber perdido nunca un cliente.
En 1985, se descubrió que los hermanos, pese a estar encarcelados, y en prisiones diferentes, dirigían con la complicidad de su hermano Charlie, y otro socio, una lucrativa empresa llamada “Krayleigh Enterprises”, dedicada a proporcionar guardaespaldas, y servicios de seguridad a personajes relevantes, entre ellos:
Frank Sinatra y varias estrellas de Hollywood.
En sus tiempos en prisión, lograron que Maureen Flanagan, bella integrante de la banda, participara en el show de Benny Hill, o en el “Monty Python’s Flying Circus”
Con “Piranha Brothers”, la genial parodia que ejecutaron los Monty Python en su show televisivo, terminó de cimentar la fama pop de los gemelos más famosos del Reino Unido; e incluso, desde la cárcel, ambos consiguieron organizar eventos benéficos, bajo su nombre, al que acudían famosos como el futbolista George Best.
No obstante, las autoridades no vieron nada punible en ello…
El ascenso de esta pareja de exboxeadores, al estatus de iconos, tiene mucho que ver con la habilidad del Reino Unido, para entronizar a figuras convulsas, y con la del ser humano, para fascinarse con todo lo que tenga que ver con los mafiosos.
Por su parte, el cine de gánster, ha sido tal vez, uno de los géneros más antiguos en la historia del cine, y tal vez uno de los que más influencia ha tenido en la cultura popular, y es un terreno muy fértil, del que el mundo de la literatura y el cine mismo, se ha aprovechado con grandes cotas de calidad artística, en directores como:
Mervyn LeRoy, William Wyler, Francis Ford Coppola, Brian de Palma, Quentin Tarantino, o Martin Scorsese, por citar algunos.
De hecho, al igual que ha sucedido en otros subgéneros como el western, se han establecido una serie de códigos, de maneras de articular discursos que nadie cuestiona, sencillamente porque funcionan; sino veamos las 2 versiones de “Scarface” (1932 y 1983), la trilogía de “The Godfather”, y varias películas de Martin Scorsese, que han sido la referencia mundial a la hora de plasmar en nuestras mentes, la vida, historia, y resultados de ser un gánster.
Así, la bibliografía sobre los Kray, supera los 50 volúmenes, y cada semana, tienen lugar recorridos por su antiguo territorio de batalla; pero incluso quienes no quieren saber de ellos, oyen hablar de ellos, pues son parte de la cultura pop, y pueden aparecer, levemente disfrazados con otro nombre o no, en libros, “sketches”, musicales, y canciones de artistas famosos.
“A paranoid schizophrenic walks into a bar...”
Legend es un drama del año 2015, escrito y dirigido por Brian Helgeland.
Protagonizado por Tom Hardy, Emily Browning, Colin Morgan, David Thewlis, Christopher Eccleston, Paul Anderson, Chazz Palminteri, Paul Bettany, Tara Fitzgerald, Nicholas Farrell, Adam Fogerty, Mel Raido, Sam Spruell, Millie Brady, Chris Mason, Alex Ferns, Taron Egerton, entre otros.
Legend está basado en el libro “The Profession Of Violence: The Rise and Fall Of The Kray Twins” (1972) de John Pearson; la historia de 2 hermanos gánsteres:
Ronald “Ronnie” Kray y Reginald “Reggie” Kray; los criminales más famosos en la historia de Londres, y el imperio de crimen organizado que crearon en los años 60, bajo el nombre de “The Firm”, la organización criminal que dirigían.
En esa época, su notoriedad era tal, que se dejaban ver a menudo con personalidades de esos años, como fueron Frank Sinatra o Judy Garland.
Por su parte, el guionista y director, Brian Helgeland, había escrito un guión, y sería dirigir una película centrada en la vida de los notorios Kray; y reveló que estaría concentrando en la vida de Reggie Kray, mientras trataba de controlar las tendencias psicopáticas de Ronnie.
Así, Legend es una historia de ascenso, auge y caída, de esta fraternal pareja que acabó dominando, con mano de hierro y ensangrentada, el crimen en Londres.
Estamos entre la década de los años 50 y los 60, Ronald y Reginald Kray (Tom Hardy), son 2 gánsteres gemelos, completamente idénticos, que hacen del crimen su oficio.
Conocidos como los “Kray Twins”, fueron 2 de los criminales más célebres de la historia de Gran Bretaña, y su imperio del crimen organizado, se dedicó al asesinato, al robo, y a la extorsión en el East End de Londres.
A través de sus actividades delictivas, y su falta de escrúpulos, la influencia de estos 2 mafiosos, parecía no tener límites en la capital inglesa.


Juntos, los gemelos Kray, se apoderaron de la ciudad:
Ron, era un enfermo mental, no por ser un mafioso, sino porque tenía una serie patología psíquica... y Regg, era un ambicioso exboxeador, que quiere hacerse rico al precio que sea, literalmente.
Mientras que el primero se despegaba de la realidad, y hacía lo que literalmente, le daba la gana, en cualquier momento, y de la manera más impredecible; el segundo mantenía una cierta cordura, y como todos estos delincuentes, su máxima ambición era convertirse en legal, y formar una familia.
Pero mientras su reino se expande, las luchas por el poder, la feroz locura, y una mujer, Frances Shea (Emily Browning), pondrán en peligro su vínculo fraternal; un débil eslabón, que podría causar que su Imperio se derrumbe.
Como buenos gánsteres, “la familia era la familia”, era un concepto muy importante para ellos, incluso si su hermano tiene una enfermedad mental, y puede mandar todo al traste, aunque las personas que más te quieren, te lo digan, pero en esta ocasión, la unión familiar tiró más que la persona con la que te uniste.
Todo ello, ataviado bajo la apariencia de una oscura y rocambolesca fábula moral de humor sardónico, y en ocasiones, caustico, y de personajes en vez de martirizados, realzados en su propia condición de seres amorales.
“There's no morality or dishonour, just your own lonely code.
Until your race is run.
Until the end.
Until we're all just ghosts of the people we once thought we were”
Brian Helgeland, es antes guionista que director; y por las voces en la estructura de la novela de gánsteres, en esa ocasión supo ser moderno, a la par que respetuoso hacia un texto violento, pero no por ello, menos divertido.
Su tono algo caricaturesco, y hasta estúpido, va al compás de su tesitura de cine directo, desprejuiciado, y fácil de ver.
La premisa de tomar unos personajes de la vida real, no añade ni verosimilitud ni interés a la historia que vemos en pantalla, que deambula entre tópicos vulgares sobre el cine de gánsteres y el vodevil, bascula entre el tipismo del retrato de los bajos fondos londinenses, glamour de poca monta, y el endiosamiento de sociópatas de opereta; y el reflejo de una época, donde las corruptelas políticas ya permitían que algunos personajillos indeseables, salieran indemnes del crimen organizado y la extorsión, con el objetivo de tapar a ciertos políticos venales, que se veían envueltos en escándalos, que se trataban de ocultar a la opinión pública; y el planteamiento, aunque simple y limitado, no carece de interés.
Gánsteres, sí, pero más admirados, y con mucho más poder que los políticos de su época.
Su paso por la cárcel… tan sólo un paseo para seguir agrandado la sombra infinita que sus figuras causaban en la sociedad británica de los 60 y 70.
Venta de reportajes en revistas, fiestas privadas con famosos, participación en programas de televisión, dueños de los pubs más exclusivos de Londres… todo ello fue, poco a poco, convirtiendo a los hermanos Kray, en un auténtico icono, mientras cómo no, mantenían extorsionado, y bajo amenaza, a medio Londres.
Eso sí, la excusa era buena, por lo menos para ellos, darle una mejor vida a su queridísima madre, figura maternal que para ellos era más que devoción, obsesión.
Otorgándole al personaje de Emily Browning, la función de voz narradora desde una perspectiva puramente lógica.
Reggie Kray, es un antiguo boxeador que consigue abrirse camino en el mundo del crimen organizado de Londres.
Su hermano gemelo, Ronnie, está ingresado en una cárcel psiquiátrica, por hacer un uso excesivo de la violencia, y cómo no, para eso tiempo, la homosexualidad declarada era penalizada; por lo que Reggie moverá sus contactos para sacar a su hermano antes de tiempo; y una vez fuera, los 2 empiezan a hacerse con el control de los bajos fondos londinenses, teniendo como centro de operaciones, un club nocturno que dirige Reggie, y del que se siente muy orgulloso, pues se ha convertido en el local de moda; mientras, conoce a la joven Frances, la hermana pequeña de su conductor, y consigue casarse con ella, pese a las reticencias de la madre de ella.
Sus primeros compases, son verdaderamente prometedores, comenzando por la presentación de estos 2 gemelos, con personalidades diametralmente opuestas:
Uno frío y calculador, con buena cabeza para los negocios; y el otro, esquizofrénico, impulsivo, y de un pronto violento.
Con agilidad, retrata su entorno, y la manera en que fueron progresando, amedrentando a otras organizaciones criminales, y aliándose con capos de EEUU.
Pero Reggie, no tiene más remedio que ir a prisión por unos asuntos pendientes, y en su ausencia, Ronnie se encarga de llevar el club, y sólo consigue ahuyentar a la mayoría de los clientes, con sus salidas de tono, y su violencia injustificada.
Cuando Reggie sale de prisión, consigue sacar a flote los negocios familiares, firmando una alianza con Angelo Bruno (Chazz Palminteri), procedente del sindicato del crimen de Filadelfia, una unión que le reportará altos beneficios.
Pero la violencia desmedida de Ronnie, hará que Scotland Yard investiga a fondo las actividades de los hermanos Kray.
El gran acierto de Legend, es la ambientación y su protagonista:
Tom Hardy, que brilla en la ardua tarea de darse la réplica a él mismo.
Hardy, es el absoluto protagonista por méritos propios, y hace que su visionado sea disfrutable, y hasta necesario.
Todo un acierto de “casting” desde luego, y de posterior trabajo por parte del actor; pues literalmente, Hardy se come la pantalla.
Sus cambios de registro, interpretando a Ronnie y Reggie, son simplemente magistrales, cuyo amor y lealtad hacia el otro, será el principio del odio y repugnancia hacia sí mismos:
Uno el tipo duro, el canalla, el dandy con el que todas las féminas sueñan, con cierto halo de misterio, y un toque sensible.
El otro, un tipo peculiar, con alardes de grandeza, envueltos en un extraño placer por revelar continuamente su orientación sexual; con ciertas dosis de paranoia y locura.
En particular, buena actuación como el hermano loco, ya que tienes caras que dan auténtico miedo, un perfil al que se supone que intencionadamente, le confiere un contrapunto de comicidad.
También es de justicia reconocer, que a veces Hardy llega casi al ridículo en su interpretación del personaje desequilibrado; no obstante, es brillante en todo momento; pues esa es la intención.
Son los matices, los que terminan por crear un secundario redondo, Reggie, que logra en el espectador, tanto lástima como repulsión en la misma proporción, al mismo actor.
Aunque Ronnie sea el que menos minutos tiene en el metraje, es aquel que logra el impacto, el detonante de los conflictos, y el que deja de manifiesto el tremendo talento de Hardy, un actorazo de esta generación.
Pero entre Reggie y Ronnie, me quedo con Reggie, por lo menos estaba en sus cabales, y sabía lo que hacía, pero a la hora de ser sarcástico, y tener un humor negro, es Ronnie quien es mi favorito.
Son 2 hermanos que se complementaban a la perfección, salvo cuando Ronnie se le metía algo entre ceja y ceja...
así, Legend es la historia de 2 supervivientes, que siendo de la clase obrera, subieron de “status” como la espuma, y algo que sorprende en esta historia real, es porque terminaron ambos en la cárcel.
Completan el reparto:
Emily Browning como Frances, la narradora de la historia, y el interés amoroso de Reggie; quién lo conoció a los 16 años, y se casó con él a los 22, en el año 1965.
Es una chica enamorada y fascinada por un hombre al que en el fondo desea enderezar.
De hecho, la relación entre ambos, que va evolucionando, es lo que más me ha gustado, por eso la veo más como una historia de amor, aunque estemos ante una película de mafiosos con cierto humor negro.
Su relación, está llena de claroscuros, y ha dejado un regusto agridulce, por su desenlace.
David Thewlis como Leslie Payne, el gerente de negocios de los gemelos Kray; se consideraba a sí mismo, un hombre culto, y estaba enfermo por la violencia de los gemelos.
Taron Egerton como Edward “Mad Teddy” Smith, el amigo íntimo de Ronnie; Paul Bettany es Charlie Richardson, uno de los criminales de la pandilla Richardson, un gánster rival; Tara Fitzgerald es la madre de Frances; el veterano Chazz Palminteri, es el gánster de Filadelfia, Angelo Bruno, amigo y asociado de negocios de Ronnie y Reggie.
La cantante Duffy, también tiene una pequeña participación, interpretando a la cantante Timi Yuro; y Christopher Eccleston, en el “ingrato” papel del inspector de Scotland Yard, Leonard “Nipper” Read, causante de darle baja a los gemelos Kray.
Como dato, los mafiosos hermanos, ya fueron objeto de otra película, “The Krays” (1990) de Peter Medak, en la que destacaba el sello de Billie Whitelaw, musa de Samuel Beckett, para dar fuerza al materno complejo de Edipo, aquí casi invisible, que desarrollaron sus vivencias en un Londres cegador.
Y parece mentira, que Brian Helgeland sea el mismo guionista de excepcionales historias como son “L.A. Confidential” (1997), por el cual ganó El Oscar; y “Mystic River” (2003), pues esta vez no termina de encontrar el tono apropiado, y se detiene demasiado en el drama romántico entre Frances y Reggie; y no profundiza como debiera, en el tema del crimen organizado y la delincuencia.
¿Dónde está Charlie Kray?
La historia real que sustenta Legend, es suculenta y tentadora para cualquier director; sin embargo, Brian Helgeland no ha sabido atrapar al espectador en la truculenta historia de estos 2 hermanos, algo que no era complicado, visto lo visto.
Falta sexo, se habla de que ellos llegaron a mantener relaciones sexuales, además de orgías, locuras, desparrame, alcohol, drogas, dinero, y violencia, mucha violencia.
De cualquier modo, el aspecto de su vida privada más sorprendente, ha sido siempre el sexual.
Hasta hace poco, lo que había trascendido era la bisexualidad de Ronnie, pero entre el aluvión de nuevas revelaciones que aparecen estos días, se halla una casi macabra; que John Pearson la desarrolla:
“Ronnie era abiertamente gay, pero en el East End de entonces, esto estaba realmente mal visto.
Así pues, convenció a Reggie, para que practicaran sexo juntos, para no exponerse a que nadie les pillara.
Eso fue antes de convertirse en celebridades.
Cuando eso sucedió, Ronnie se creyó tan poderoso, que exhibía sus conquistas sin pudor”
Tom Fordy, periodista de The Guardian, añade a la ecuación, ciertos elementos que hacen que la de los Kray, sea una mitología esencialmente celebrada por la masculinidad:
“Estos personajes, son clave en la cultura masculina del Reino Unido:
El caradura del este de Londres, capaz de aniquilar a sus enemigos, y luego llegar a casa a cuidar de su madre.
En ellos se combinan la realidad y la fantasía del hombre inglés”
Por su virulencia, y por su estrechísima relación con su progenitora, los hermanos Gallagher de la banda Oasis, aunque ellos hubiesen siempre querido ser “Lennon y McCartney”, tienen más que ver con Reggie y Ronnie Kray.
La disfuncionalidad de los gemelos Kray, más que en su violencia, se refleja en su vida privada.
El desaforado amor por su madre, Violet, una típica señora del East End, cuenta la leyenda, que fue el motor de sus actividades criminales:
Querían darle una vida mejor.
Ella también es clave en ciertas normas de conducta, que jamás vulneraron.
Por ello, si hay algo que se extraña en Legend, es ese monstruo que emerge cuando el poder y la ambición ciegan hasta el punto de no retorno.
El tiempo que se le da a las escenas de pelea y tiroteo, es tan corto, que poco se logra dimensionar el terror que los Kray lograron infundir en su tiempo.
Si no fuera porque la delicadeza de Frances es puesta a todo momento, en contrapunto con la torpeza y brutalidad de los gemelos, poco se podría ver de la verdadera naturaleza de un gánster, aquel que se abre paso en el mundo criminal, y logra sobrevivir gracias a la fuerza de sus puños, y que posee una moralidad dudosa, capaz de aplastar a cualquiera, pero que enaltece los cimientos de la familia por sobre todo.
No obstante, bajo mi punto de vista, es la sucesión de los hechos, y las reacciones de los personajes, lo más importante de Legend.
En la realidad, Ronnie y Reggie, se jactaron siempre de sólo haber utilizado la violencia contra otros mafiosos.
Se especula mucho sobre cómo sería hoy, por ejemplo, el tráfico de drogas en el East End, si ellos siguieran vivos…
Supongo que estaría más controlado, y habría menos violencia, pero sin duda, las drogas serían carísimas.
Otro aspecto interesante, sería saber cómo se relacionarían con la prensa actual, pues, sobre todo, durante su tiempo en prisión, mantenían contacto directo con los tabloides, a los que les vendían cualquier historia que les sucediera entre rejas.
“Love, fight, live, rule like a legend”
Es indudable, que el mal atrae y fascina, que los malos suelen ser más cautivadores que los buenos, quizás porque su creencia de que son impunes y omnipotentes, les hace cometer barbaridades que más de uno desearía perpetrar alguna vez…
Los Kray mataban, robaban y extorsionaban, como hacen los de su gremio, pero en lugar de ocultarse, les encantaba codearse con las estrellas.
Dominaron el efervescente Londres de los 60, y aún hoy, siguen fascinando a los británicos; tanto que sobre ellos se han escrito más de 50 libros y películas; y eso que no fueron los mejores criminales de la historia, ni mucho menos.
De hecho, pasaron casi media vida en prisión, pero incluso desde ahí, siguieron codeándose con las estrellas, y hasta organizaron la protección de artistas, como Frank Sinatra, cuando viajó a Gran Bretaña en 1985.
Tenían también, una especie de agente de prensa, Maureen Flanagan, una ex modelo ligera de ropa para The Sun, que se consideraba una más de la familia; y era la encargada de filtrar a los periódicos, previo pago, cualquier noticia sobre los gemelos que pudiera interesar.
Buscaron también, alguien que les escribiera una biografía, y como Truman Capote acababa de publicar “A Sangre Fría”, quisieron contar con él, pero él estaba demasiado ocupado autodestruyéndose, y optaron como segunda opción, por alguien que tampoco estaba nada mal:
El biógrafo de Ian Fleming.
Aunque quien les lanzó de verdad a la fama que tanto buscaban, fue David Bailey, el fotógrafo de moda en el Swinging London, ese Londres por el que pululaban gente tan distinta, como Rolling Stones, The Beatles, Michael Caine, la precursora de las Top Models, Jean Shrimpton, o ese otro fotógrafo, Lord Snowdon, que había entrado a formar parte de La Familia Real Inglesa…
Pero en 1979, arrestados los 2; Ronnie fue declarado mentalmente perturbado, y trasladado al hospital psiquiátrico de alta seguridad de Broadmoor, y allí, las autoridades le tildaron de “homosexual activo y predador”, donde permanecería hasta su muerte a los 61 años, el 17 de marzo de 1995, a causa de un ataque al corazón.
Aunque eso no evitó que se casara 2 veces, y que vendiera ambas exclusivas de la boda:
La primera, en 1985, por 10.000 libras; y la segunda, en 1989, por 25.000.
Sólo volvió a salir de la cárcel en una ocasión, en 1982, para asistir junto a su hermano, al funeral de su madre.
Por su parte, Reggie fue liberado por motivos humanitarios, y por compasión del Ministro Jack Straw, en agosto de 2000, al sufrir un cáncer de vejiga terminal; pero desde su salida de la prisión, jamás pudo levantarse:
Pasó sus últimos días organizando su propio funeral, y su testamento, y escuchando música clásica, con su esposa Roberta, con la que se había casado en 1997, en la prisión de Maidstone; muriendo mientras dormía, a los 66 años, el 1 de octubre del 2000; siendo enterrado junto a su hermano Ronnie, en el Chingford Mount Cemetery, al lado de su otro hermano, Charlie, fallecido en abril de 2000.
Su funeral, como el de su hermano, fue un acto multitudinario, que atrajo a miles de curiosos.
Queda saber, si Francesca Kray, la sobrina nieta, podrá aprovecharse del legado familiar, para impulsar su incipiente carrera musical.
En Facebook, define su estilo como “Gangsta glamour”, claro está…
Tony Lambrianou, compañero de correrías con 15 años de condena, lamentó la muerte de su amigo Reggie, y pidió no demonizarlo:
“Todo debe ser visto en perspectiva.
No fue un diablo.
Ellos les hicieron a los demás, lo que les hacían a ellos.
No es una excusa.
Estos son los hechos”, afirmó.
Su otro amigo, Dave Courtney, fue categórico:
“Reggie es el mejor ejemplo para explicarle a un hijo, cómo no hay que comportarse”
Con la actriz televisiva, Bárbara Windsor, Reggie Kray se carteó, y habló telefónicamente durante 30 años:
“Era un caballero dulce, aunque la gente se enoje porque lo digo públicamente”
Los británicos, en general, tienen sensaciones encontradas ante su muerte:
Una suerte de nostalgia justiciera, es el sentimiento para describir sus reacciones ante la desaparición del “Al Capone londinense”
Kray era tan feroz como amable, y un auténtico y heroico “Robin Hood” en su barrio, donde aún reina.
Hoy, los gemelos son personajes inolvidables de la historia de Londres.
Sólo una persona trató de olvidarles, y murió en el intento:
Frances, la mujer de Reggie; muerta a los 23 años, pero en vida, llevó a cabo un intento desesperado por salir adelante:
Se sometió a electroshock para tratar de olvidar su matrimonio.
Pero hay gente que no se olvida…
Y Ronnie y Reggie Kray, son parte de esta estirpe.

“Life isn't always what we want it to be”



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