Kingdom Of Heaven

“Be without fear in the face of your enemies.
Safeguard the helpless, and do no wrong”

En el siglo XII, la religión fue el eje sobre el que giraron los acontecimientos más importantes en Europa; y tuvo lugar La Segunda Cruzada, La Tercera Cruzada.
La Segunda de Las Cruzadas, en particular fue un fracaso, y La Tercera tuvo un relativo éxito, al tomar bajo poder cruzado, las ciudades de San Juan de Acre, o Jaffa, y la isla de Chipre.
La Tercera destaca también, por ser el enfrentamiento de 2 de los mayores genios militares de La Edad Media, Richard The Lionheart, y صلاح الدين يوسف بن أيوب/Ṣalāḥ ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb, conocido como Saladin, gran caudillo sarraceno, uno de los grandes gobernantes del mundo islámico, que fue Sultán de Egipto y Siria, e incluyendo en sus dominios:
Palestina, Mesopotamia, Yemen, Hiyaz y Libia.
La paz llegó en 1192, cuando Richard y Saladin, pactaron que Jerusalén seguiría bajo control musulmán, aunque se permitiría el libre acceso de peregrinos cristianos.
Las Cruzadas en general, fueron una serie de campañas militares, impulsadas por El Papa, y llevadas a cabo por gran parte de la Europa latina cristiana, principalmente por la Francia de los Capetos, y El Sacro Imperio Romano.
Las Cruzadas, con el objetivo específico inicial de restablecer el control cristiano sobre Tierra Santa, se libraron durante un período de casi 200 años, entre 1095 y 1291; y comenzaron como respuesta a los siglos de conquistas musulmanas en tierras cristianas, cuyo propósito era recuperar tales territorios, incluyendo Tierra Santa, para la cristiandad.
El Reino de Jerusalén, el cual fue establecido por La Primera Cruzada, fue un centro de avanzada militar de los cristianos europeos, en medio de un amplísimo mundo musulmán, y que tenía la tarea de salvaguardar los lugares santos.
Posteriormente, otras Cruzadas de mayor envergadura fueron convocadas en respuesta a las subsiguientes conquistas musulmanas.
Así se escuchó el impetuoso grito de “¡Dios lo quiere!” del Papa Urbano II, que urgió en 1095 a la Europa cristiana, a reclamar la ciudad santa de Jerusalén, conquistada por los ejércitos musulmanes que barrieron Oriente Medio en el siglo VII.
Miles de personas respondieron a la llamada, desde reyes a campesinos, y sucesivas olas de cruzados, viajaron hacia el este en los siguientes 200 años, poniendo sitio a antiquísimas ciudades, fundando reinos, y poniendo la semilla de un conflicto religioso que ha perdurado durante siglos.
Las Cruzadas, fueron sostenidas principalmente contra los musulmanes, aunque también contra los esclavos paganos, judíos, cristianos ortodoxos griegos y rusos, mongoles, cátaros, husitas, valdense, prusianos, y contra enemigos políticos de los papas.
Los cruzados, tomaban votos, y se les concedía indulgencia por los pecados del pasado.
Así, Jerusalén fue reconquistada en La Primera Cruzada, hubo 8 en total, y varias generaciones de príncipes cristianos, gobernaron estos territorios.
Pero en el año de Nuestro Señor, de 1186, el reino estaba plagado de desavenencias, y el creciente poder de Saladin, amenazaba su misma existencia, mantenida únicamente por la inyección en las guarniciones de fuerzas de refresco recién llegadas de Europa.
Un vasallo del Rey, como Godofredo, podía regresar a su tierra natal para reclutar nuevos guerreros para Tierra Santa; y desde luego, tenía otra misión…
El sitio de Jerusalén, se llevó a cabo del 20 de septiembre al 2 de octubre de 1187.
Su resultado fue la conquista de Jerusalén por Saladin, y el colapso casi total del Reino de Jerusalén.
Los beligerantes eran El Reino de Jerusalén v Ayubíes; los comandantes fueron Balian de Ibelin v Saladin; con una fuerzas en combate de 6.000 v 60.000, respectivamente.
La toma de Jerusalén por los musulmanes, sirvió de pretexto para el inicio de La Tercera Cruzada, y no se puso en marcha hasta 1189, en 3 contingentes dirigidos por Richard The Lionheart, Philippe Auguste de Francia, y Friedrich de Hohenstaufen, de Alemania, llamado “Barbarroja” o “Rotbart” por el color de su barba.
“When the Christians captured Jerusalem, they massacred every Muslim in the city walls...”
Kingdom Of Heaven es un drama del año 2005, dirigido por Ridley Scott.
Protagonizado por Orlando Bloom, Eva Green, Jeremy Irons, Liam Neeson, David Thewlis, Brendan Gleeson, Edward Norton, Michael Sheen, Marton Csokas, Ghassan Massoud, Iain Glen, Alexander Siddig, Velibor Topic, Kevin McKidd, Khaled Nabawy, Jon Finch, Robert Pugh, Ulrich Thomsen, Giannina Facio, Nathalie Cox, Bronson Webb, Nikolaj Coster-Waldau, Jouko Ahola, Alex O'Dogherty, entre otros.
El guión es de William Monahan, sobre Las Cruzadas en el siglo XII, específicamente en el llamado “Sitio de Jerusalén de 1187”
Muchos de los personajes de Kingdom Of Heaven, son versiones de personajes históricos.
Monahan, escritor y guionista, trabajó con fuentes de primera mano, como traducciones, de registros de gente que estuvo presente en el tiempo en que se representó la historia, y evitando interpretaciones posteriores de los siglos subsecuentes...
Ridley Scott, repetidamente ha dicho que Kingdom Of Heaven “no es un documental”, sino “un relato basado en hechos históricos”; pero en su gran mayoría, es una ficción histórica, y debe ser vista como tal.
Como dato, no solo por eso obtuvo críticas, sino también por el corte final; que fue de 144 minutos; y cosechó una crítica negativa, debido a que muchas de las partes narradas, se entrelazaban de forma repentina, creando cierta confusión en el desenlace de los acontecimientos.
Poco tiempo después, se comercializó la versión denominada “Director's Cut”, con una duración de 194 minutos, en la que se añadieron varias escenas que la dotaron de un mayor argumento, y lograron una historia más clara y creíble.
Restaurando las escenas eliminadas, Kingdom Of Heaven recuperó su estilo y continuidad, explorando los propósitos de los personajes, sus motivaciones a actuar, y creando una película que fue aclamada por la crítica, como muy superior a su hermana mutilada.
Así, Ridley Scott rio al último, trayéndole al público, una de sus mejores películas que medita sobre la violencia, la religión, el amor, la guerra, la paz, y el destino.
“Siempre había querido hacer una película sobre caballeros y la época medieval, sobre Las Cruzadas en especial”, dice Scott.
El motivo era natural, dado la clase de personajes que le interesan:
El héroe arquetípico de Scott, es el de un personaje común y corriente, aunque dotado de un talento natural, que se ve inmerso en grandes acontecimientos; un personaje que ha de superar una situación difícil, o una tragedia para emerger como un héroe real, alguien que toma partido, y se niega a apartarse de él.
“Históricamente, el caballero, como el vaquero, o el policía, representa a una persona que está a la frontera de su cultura en un determinado momento”, señala Scott.
“Estas figuras, siempre nos han brindado grandes oportunidades para poder contar historias que contengan los atributos de un héroe.
Y uno de los más importantes, es que el personaje lleva consigo sus propias condiciones de ecuanimidad, fidelidad, y caballerosidad”, agregó.
La mayor parte del rodaje, fue realizado en Marruecos, y en distintos monumentos de ciudades españolas como Huesca, en El Castillo de Loarre; Palma del Río, Ávila, y Sevilla.
Estamos en el siglo XII, cuando Europa entera está inmersa en Las Cruzadas para recuperar La Tierra Santa.
El Baron Godfrey de Ibelin (Liam Neeson), es un caballero respetado por El Rey de Jerusalén, y comprometido con el mantenimiento de la paz en la región, emprende la búsqueda de su hijo ilegítimo:
Balian de Ibelin (Orlando Bloom), joven herrero francés, que llora la pérdida de su mujer y su hijo.
Godfrey convence a su hijo, para que lo acompañe en su misión; y tras su muerte, Balian hereda sus tierras y su título de caballero en Jerusalén, ciudad en la que cristianos, musulmanes y judíos, han conseguido convivir pacíficamente durante la tregua entre La Segunda y La Tercera Cruzada.
Con una fidelidad inquebrantable, Balian sirve a su Rey Baldwin IV de Jerusalén, apodado “El Leproso” (Edward Norton); y además, se enamora de La Princesa Sibylle (Eva Green), la enigmática hermana del monarca.
Tras distintos acontecimientos, Balian termina descubriendo la corrupción de la clase eclesiástica, y la amenaza que se cierne sobre El Reino de Jerusalén por el ejército musulmán, al mando de Saladin (Ghassan Massoud), y con esto, se enfrentan a una guerra para conseguir el poder de Jerusalén; por lo que Balian es derrotado, deja Jerusalén, y vuelve a su pueblo en Francia.
Balian se da cuenta pronto, que la guerra y la muerte no sirven para salvar almas, que éstas sólo son útiles para los grupos de poder, políticos y religiosos, que requieren de la violencia para ejercer su control sobre otros hombres.
Reconoce en muchos musulmanes, expresiones de honor y lealtad que considera dignas de un verdadero caballero cristiano:
Eliminarlos por el hecho de tener otra confesión, atentaría contra la doctrina de Jesús, tan ajena a quienes predican “La Guerra Santa”, o proscriben la diversidad, so pretexto de ser los hipotéticos usuarios exclusivos de “La Verdad”
Y llega a la convicción, que el mundo moralmente significativo, no se divide entre “fieles” e “infieles”, o entre “cristianos” y “paganos”, sino entre quienes, como Baldwin, El Rey Leproso, y el mismo Saladin, respetan los principios de la libertad de conciencia, y la dignidad del otro; y los que utilizan o negocian con la vida de la gente, Raynald de Châtillon (Brendan Gleeson), y El Maestre del Temple (David Thewlis), a veces escudándose tras la máscara de la religión.
Suena aquello de “por sus obras los conoceréis”
Los ejes del conflicto, parecen ser las diferencias entre la religión cristiana y la musulmana, pero en realidad, es una historia humana, acerca de cómo la gente intenta vivir en medio de exigencias imposibles, originadas en tradiciones oscuras y difíciles de comprender adecuadamente.
Así, Ridley Scott nos recrea Las Cruzadas como nadie lo había hecho antes, en su montaje personal, una referencia para el género histórico y de aventuras.
“I put no stock in religion.
By the word religion I have seen the lunacy of fanatics of every denomination be called the will of God.
Holiness is in right action and courage on behalf of those who cannot defend themselves, and goodness.
What God desires is here”
Los últimos años del fugaz Reino Latino de Jerusalén, el mayor baluarte cruzado en Palestina, tomado por el sultán Saladin, después de La Batalla de Hattin en 1187, sirve de trasfondo histórico de Kingdom Of Heaven.
Aunque recurre a personajes y eventos históricos, no pretende reconstruir sin más los conflictos político/bélicos entre cristianos y musulmanes a finales del siglo XII.
De hecho, los historiadores se llevarán las manos a la cabeza, frente a las imprecisiones y anacronismos del guión, respecto del carácter, y aun el rol de los actores históricos, frente a los acontecimientos que se narran en la pantalla.
Es altamente probable, que Scott quiera presentarnos, desde una versión de Las Cruzadas, una especie de parábola sobre el valor del pluralismo ético-religioso, y los efectos perniciosos del fundamentalismo sobre la vida de los pueblos.
Parece hablarnos más acerca de Irak, el conflicto árabe-israelí, y la rigidez de las ortodoxias religiosas del presente, que de las vicisitudes de la Palestina feudal.
Y llama la atención, sobre un espíritu de intolerancia y violencia que aún habita en nosotros, y se manifiesta de diferentes formas hoy.
Balian de Ibelin, es la típica figura de héroe inesperado, que cuya debilidad se convierte en fortaleza, y hace liberar a un pueblo para conseguir la salvación.
A modo de Mesías, no es raro que busque a Jesús, y haya llegado a su lugar de crucifixión.
El eje sobre el que gira la trama, es la contraposición de 2 formas de atajar un mismo conflicto:
Por un lado está la postura pacífica del enfermo Rey Baldwin, quien aboga por un reino de paz, en el que toda las culturas tienen el mismo derecho a convivir; y la postura belicista de Guy de Lusignan (Marton Csokas), el esposo de la hermana del Rey, Sibylle, y futuro Rey de Jerusalén, quien desea ver aniquilados a todos los musulmanes.
Uno de esos templarios fanáticos, que aprueban la máxima de que “matar a un infiel, no es pecado, sino es el camino al cielo”, en la lucha entre estas 2 facciones, entre la guerra y la paz, donde aflora un claro mensaje antibelicista y de integración entre civilizaciones, donde las lejanas heridas de Las Cruzadas, y toda la sangre derramada, nos conecta con un conflicto inconcluso en la actualidad.
Balian se convierte, de la noche a la mañana, en un héroe, en un ser extraño a su época, que “lucha por el pueblo y por la libertad”, como dice en su arenga al ejército poco antes de la defensa de Jerusalén; y se presenta como la mente clarividente en una “época de oscuridad”, como un ejemplo de quien actúa según los dictados de su conciencia... pero imbuido de un individualismo y de un escepticismo de cariz más bien modernos.
Simplificación del personaje principal, al servicio de todos los tópicos sobre La Edad Media, que tiene su continuación en la construcción esquemática de otros personajes, los malos:
Patéticos e irrisorios, en obispos, templarios o caballeros, quedan retratados con actitudes fanáticas y beligerantes, frente a la sensatez y mesura de los defensores del diálogo y bienestar individual, los islámicos.
Kingdom Of Heaven, se enfoca en la etapa final de La Era de Paz de La Segunda Cruzada, cuando La Era de Saladin inspiró al mundo musulmán a pelear por Jerusalén, solo para no dar su brazo a torcer frente a los cristianos.
De esta forma, vemos como Kingdom Of Heaven convierte a Los Templarios franceses, en unos salvajes, quizás los eran; mientras que los musulmanes dejan de ser la sociedad más negadora de los derechos de las mujeres, y se convierte en una civilización avanzada, con ética y moral intachable, como si Europa que evolucionó en ciencias, debió de haber ocurrido en Arabia.
Como es lógico, es imposible condensar acontecimientos que se prolongan durante lustros, y en ocasiones siglos, en un largometraje cuya duración apenas rebasa las 3 horas, y eso es algo que ha pretendido hacer Ridley Scott, una particular interpretación de Las Cruzadas que, por desgracia, defrauda en su ambiciosa propuesta.
Como artista, es bien libre de hacerlo, más deseo que ello suceda por convicción y no por temor, pues de todos es sabido, que durante el rodaje en Marruecos, el propio ejército de este país, tuvo que proteger al equipo que trabajó en él, para evitar que pudieran ser atacados por algún que otro integrista islamista...
De todas formas, la representación que Scott hace de muchos líderes musulmanes, es notablemente positiva, mostrándolos como personas complejas, que vivieron de acuerdo a las reglas de su era, y que es muy difícil entender de acuerdo a los estándares modernos; de hecho, el director recibió muchas cartas de agradecimiento y felicitaciones de grupos musulmanes, por su equilibrada representación de la religión.
“El Rey Baldwin, siguió el ejemplo de los musulmanes, después de controlar la ciudad, permitiendo a los creyentes de otras confesiones, practicar su religión”, observa Scott.
“Todo el mundo podía circular libremente, y rendir culto a quien quisiera”
En el momento en que comienza Kingdom Of Heaven, la tregua está viva:
“El comercio florece”, comenta Monahan.
“Hay coexistencia; El Reino Latino ha permanecido así durante casi 100 años.
Y sólo por un error, la codicia, la ambición, el fanatismo, todo empieza a tambalearse”, señaló el guionista.
Los musulmanes son tratados con gran respeto, algo que no sucede con los cristianos, pues es en sus filas, donde nos topamos con esos villanos de miradas penetrantes, y palabras ponzoñosas que tanto gustan de utilizar en Hollywood, para así diferenciar con claridad, a los buenos y a los malos.
Es por ello que Kingdom Of Heaven se convierte en un ejemplo perfecto, de lo que supone comportarse de forma políticamente correcta, algo que, por si algún despistado no se había dado cuenta, el director recalca en el innecesario epílogo que precede a los títulos de crédito.
Adoptar esa perspectiva contemporánea, entraña el riesgo de que alguien olvide que estamos ante una cinta de ficción, en la cual, ese momento histórico concreto, no deja de ser un simple telón de fondo sobre el que desarrollar la historia y que, en consecuencia, se crea que Las Cruzadas se desarrollaron efectivamente de esa forma, pero, como el propio Ridley Scott se ha encargado de repetir cada vez que se le menciona el tema, él no es un documentalista, sino un director de películas de ficción, y no tiene por qué sentirse responsable de unas lagunas que no son de su competencia, ni mucho menos venir a cubrir las mismas.
Y la verdad es que algo de razón no le falta, si bien moverse en esas coordenadas, significa también asumir que esa evidente falta de rigor histórico pueda afectar a otros elementos del relato y, por tanto, a la valoración conjunta de la obra fílmica, riesgo que Scott parece por otra parte más que dispuesto a asumir.
Viene esto a cuento, porque lo que más llama la atención en una película como esta, es su clara voluntad de transmitir un mensaje que aboga por el entendimiento entre las civilizaciones, la comprensión mutua, el respeto y la tolerancia, lo que no deja de resultar de lo más paradójico, si tenemos en cuenta que, por un lado, Las Cruzadas surgen precisamente del deseo de Occidente de imponer su dominio sobre Tierra Santa, desalojando a sangre y cuchillo de Jerusalén; y otros pequeños reinos adyacentes a sus originales pobladores, dando pie así, a un conflicto que se prolongó por casi 2 siglos, en el que el fanatismo religioso y la intolerancia, se cobraron 9 millones de vidas; y que, por otro lado, tampoco parece que las cosas hayan cambiado mucho hasta el momento actual, con Jerusalén siendo pieza en conflicto, esta vez entre judíos y palestinos, con el añadido de los tristes acontecimientos de Irak que todos conocemos…
Scott, ha construido desde la incorrección histórica, una película con mensaje de lo más políticamente correcto, y nadie debería rasgarse las vestiduras por ello, pues es una opción personal, con la que uno puede estar más o menos de acuerdo, pero que no debería conducir al error de enjuiciarla en función exclusivamente de ello.
Como película épica, Kingdom Of Heaven se basa parcialmente en hechos reales, que son empleados a su vez, como marco para la trama argumental.
Deben perdonarse pues, como “licencia artística”, algunas incorrecciones, como son, entre otras, las de atribuir la condición de Caballeros Templarios a Guy de Lusignan, y Raynald de Châtillon.
Estos 2 caballeros franceses, no ostentaban tal condición, llegando a confundir la personalidad belicosa del primero, con la del Gran Maestre de Los Templarios de aquella época, Gérard de Ridefort.
También es ficticia, la relación de Balian de Ibelin, con La Princesa Sibylle de Jerusalén, pues Balian de Ibelin, ya tenía una familia.
Por otra parte, Balian pertenecía a una prominente familia del reino, y era nacido en Tierra Santa, y no en Francia, como aparece en la película.
Otra incorrección importante, es que Balian sí que combatió en La Batalla de Los Cuernos de Hattin, en 1187, la cual supuso la práctica expulsión de los francos del Reino de Jerusalén; siendo uno de los pocos que lograron escapar.
Su papel de jefe de la defensa de Jerusalén, no se debió, por tanto, a su decisión de no unirse al ejército del reino, comandado por Guy de Lusignan, sino a que después de la batalla, solicitó a Saladin, poder entrar en la ciudad sitiada para rescatar a su mujer, que estaba dentro, aceptando a cambio, la condición de no participar en la defensa de la ciudad.
Una vez dentro, le pidieron que encabezara la defensa de la ciudad; ante lo cual, Balian pidió permiso a Saladin, quien se lo concedió.
Sí que es verdad, que Balian de Ibelin, rindió la ciudad a Saladin, para evitar la masacre; después, Balian de Ibelin se marchó de regreso a Francia.
Existen otras licencias o errores históricos, como cuando en el puerto de Mesina, y más tarde en Jerusalén, se ven soldados con escudos y banderas de Castilla y León, cuartelados con 2 castillos y 2 leonés, como si ambos reinos se encontraran unidos; algo imposible, pues en ese momento, León y Castilla son 2 reinos totalmente distintos, con reyes diferentes:
Alfonso IX de León, y Alfonso VIII de Castilla, que incluso, se enfrentaron en cruentas guerras en los mismos años en los que la película discurre.
Otros personajes históricos que aparecen en la película, son Raimundo III de Trípoli, Heraclio de Auvernia, Imad al-Din, Baldwin IV de Jerusalén, o Richard I de Inglaterra.
El personaje ficticio de Godfrey de Ibelin, se basa vagamente en Godfrey de Bouillón; aunque el verdadero padre de Balian de Ibelin, fue Barisan/Godfrey de Ibelin.
Por otra parte, el metraje, pensando que la versión original era muy extensa, los ejecutivos de 20th Century Fox, ordenaron los recortes, temiendo que una película histórica, excesivamente larga, resultase en un fracaso, como había ocurrido con otras producciones épicas similares recientemente, “Troya” en 2004, por ejemplo.
Y se acusaba a la obra de Scott, de ser políticamente correcta, aparte de tener episodios confusos, y lagunas en el guión, que te alejaban de la narración.
Así, Kingdom Of Heaven quedó convertida en solo una sombra de su propósito filosófico original, con muchas de las mejores partes mutiladas, y olvidadas, siendo resumida en una tonta y lineal película de la acción.
Por ello existen 3 ediciones en formato DVD, las cuales son:
“Edición Simple” (1 DVD) de 144 min, más “La Guía del Peregrino”; “Edición Doble” (2 DVD) de 144 min, más “La Guía del Peregrino, producción”; y “Edición del Director” (4 DVD) de 194 min, cuyo filme está dividido en 2 discos, y los 2 discos restantes, incluyen el contenido Especial dividido en pre-producción, producción, y post-producción.
Esta última edición, contiene 40 minutos más de película; y es “La Visión de Ridley Scott”, la cual no pudo ser exhibida en los cines, ya que los estudios 20th Century Fox, querían una cinta de solo 2 horas de duración.
Esta nueva versión, se caracteriza por una mayor coherencia argumental, y por cerrar todos los cabos sueltos de los que adoleció la versión estrenada en cines, y por los cuales fue criticada.
Del reparto, el “casting” de Orlando Bloom en el “leading role” hizo el resto, ya que el intérprete londinense, está demasiado “verde” para liderar una producción de estas dimensiones.
Adoctrinado por unos excelentes, Liam Neeson y Jeremy Irons, sigue en su inexplicable línea de los últimos papeles, o sea, francamente mal dirigido, y un punto sobreactuado, de hecho, los tres siguen en esa línea.
Como dato, la figura de Raimundo III de Tripoli, interpretado por Jeremy Irons, con el nombre de Tiberias/Tiberíades, para evitar la confusión en el nombre con Reinaldo, y en el territorio con Trípoli de Libia.
El condado de Trípoli, no tiene ningún papel en la película, y Raimundo/Tiberias aparece como el mariscal de Jerusalén, que en realidad era un cargo menor del reino.
Sin embargo, su apoyo y amistad con Baldwin IV, y sus disputas con Reinaldo, Guy y “el partido cortesano”, responden bastante bien a la realidad.
Acompañado por una, siempre deslumbrante Eva Green, en el personaje de Sibylle, coge una enorme fuerza en este nuevo montaje, y al igual que el personaje de Balian, busca redención, y ser justa como su hermano El Rey Baldwin deseaba.
El guión, les da una segunda oportunidad tanto a Balian como Sibylle, cuya relación resulta más veraz a ojos del espectador.
Sólo los personajes de Saladin y Sibylle, adquieren una personalidad propia bien dibujada, gracias también a las buenas interpretaciones de Eva Green y Ghassan Massoud, con unos silencios cargados de sentimiento o misterio.
Por otro lado, he leído muchas críticas a la historia de amor de la película, dicen que es muy breve, y que se podría obviar…
No me parece, finalmente, el zafarrancho lo termina de armar la mujer, típico.
Impresionantes los papeles de Baldwin, que trabaja desde el lenguaje corporal, su personaje enmascarado, consiguiendo salir airoso del trance; y hasta el mismo Saladin, son hombres adelantados de su tiempo, que desbordan humanidad e inteligencia.
Un magnífico reparto, que encuentra colaboración en el aspecto técnico, con una excelente partitura creada por Harry Gregson-Williams, y una gran fotografía a cargo de John Mathieson, impresionante la luminosidad aplicada en el retrato del pueblo francés.
Como dato, Scott insistió, en que todos los papeles de musulmanes, fueran interpretados por actores musulmanes.
Ghassan Massoud y Khaled el Nabawy, que encarnan a Saladin y al fanático mullah, son grandes estrellas en el mundo árabe.
“Ha sido una experiencia muy especial para mí, trabajar con Ridley en esta película”, comenta Massoud.
“Y sería una experiencia muy especial para cualquier actor de Oriente, trabajar con un director como Ridley Scott.
Respetamos a su forma de entender la película, los personajes, y el relato”
Todos los actores, se documentaron sobre la época y los personajes que interpretaban, así como las costumbres y la cultura.
Massoud había estudiado a fondo la vida de Saladin, a partir de fuentes orientales y occidentales, leyendo miles de páginas sobre la materia.
“Muchos verán esta película, porque es la historia de Saladin”, dice Massoud.
“Es un recuerdo de gran riqueza para la cultura islámica, y el mundo árabe, pero también en Occidente, en Inglaterra, Francia, y América.
Cuando el público vea esta película, se preguntará:
¿Quién es este hombre?”
Massoud cree, que el personaje ha sido dibujado por el guionista y el director, con un gran equilibrio.
En algunos casos, Massoud comentó con ellos, posibles ajustes del relato basados en lo que sabía de Saladin y las costumbres musulmanas.
“En mis conversaciones con el director, descubrí que los ingleses sienten un enorme respeto por Saladin, como noble enemigo de Richard The Lionheart”
Las distintas nacionalidades de los miembros del equipo de la producción, supusieron un problema añadido:
En Marruecos, había cerca de 350 personas trabajando en labores de construcción:
Marroquíes, croatas, italianos, españoles, y algún inglés.
“Creo que la mezcla fue muy sana”, dice Ridley Scott.
“Como en Las Cruzadas, nuestro equipo reunía distintas culturas”
Centrándonos en otro tipo de consideraciones, hay que reseñar que Ridley Scott, parece haber decidido imponer como marca propia, ese discutible estilo visual, que mezcla cámaras rápidas con profusión de primeros planos, e inevitables ralentizaciones, con el que pretendió distanciarse en “Gladiator” (2000), de referentes previos en las batallas de masas y los combates cuerpo a cuerpo.
No es una decisión de lo más acertada, pues aparte de que sigue resultando de lo más confuso para el espectador, uno tiene a menudo la sensación de estar viendo algunos descartes de aquella película, que no mejoran en gran cosa sus logros.
Por otro lado, es inevitable que el tramo final, el del masivo asedio a Jerusalén por parte del ejército de Saladin y sus catapultas y torres de asalto, despierte en el espectador, el recuerdo de La Saga “The Lord Of The Rings”, añoranza ya que, por mucho que Scott se esfuerce, y hay planos destacables, como el aéreo que sobrevuela a los 2 ejércitos cuando se derrumba la muralla mientras combaten en la brecha; no consigue ni mucho menos acercarse al nivel de perfección y, sobre todo, de emoción de las películas de Peter Jackson…
A pesar de todo lo dicho hasta aquí, no hay que negarle a Ridley Scott, el mérito de una puesta en escena espectacular, con movimientos de masas bien orquestados, un esmerado trabajo de “atrezzo”, con un vestuario y una ambientación conseguidos, y una música y fotografía de cuidada factura.
Gran superproducción de aventuras, que se queda en un puro espectáculo, algo hueco, sin vida interior ni espíritu de época, cansino en su relato de los hechos, y poco riguroso en la propuesta que hace; diría que hasta es aburrida a morir, después de una hora de fatigoso diálogo, y de heridas de flechas por doquier, no tuve reparo en observar el reloj.
Kingdom Of Heaven, puede describirse acertadamente, como un muestrario de escenas de batallas medievales sangrientas, relacionadas endeblemente por medio de diatribas y discursos que reflejan claramente el “debe ser” de la modernidad actual.
La moraleja de la historia, la cual es restregada en cada oportunidad por Scott sobre la cara del espectador, es que la tolerancia religiosa, es una cosa buena, y que deberíamos hacer más por ésta.
En lugar de mencionar todas las imprecisiones de Kingdom Of Heaven, y que son muchas, sólo me concentraré en mencionar 2 situaciones que son claros ejemplos de anacronismos, y que fueron utilizados ampliamente aquí.
El primero es, respecto al reino de Jerusalén, el cual es frecuentemente llamado en esta película “Un Nuevo Mundo”, sin ser nada por el estilo, al contrario, era lo más antiguo del Viejo Mundo.
Al ver Kingdom Of Heaven, alguien podría pensar, que Tierra Santa era una tierra virgen, recién descubierta, esperando la colonización de jóvenes y fornidos herreros.
A Balian, incluso se le muestra estableciendo su propia plantación, y con esto, introduciendo la irrigación y la proliferación de tierras fértiles.
La Tierra Santa que nos describen de forma imprecisa, Scott y Monahan, corresponde claramente a la historia británica post medieval, cuando las tierras ultramarinas, representaban una oportunidad, como el norte de América, Australia y la India, ofreciendo un comienzo fresco para aquellos que desearan empezar una vida nueva.
El segundo anacronismo notable, es su aproximación a la religión.
La mayoría de las personas saben, que Las Cruzadas fueron guerras entre fe.
Los cruzados, pasaron por grandes dificultades, arriesgando sus vidas, y gastando enormes cantidades de dinero, sin importarles puesto que su devoción en Cristo, su Iglesia, y su pueblo eran superiores.
La piedad del cruzado, también se manifestó en formas extraordinarias de devoción o admiración hacia La Virgen María y los santos, particularmente en aquellos santos quienes habían vivido en Tierra Santa.
Kingdom Of Heaven, sin embargo, realiza una delicada operación para extirpar la piedad religiosa, por completo, de Las Cruzadas.
Balian y su padre, son presentados como agnósticos, a otros cruzados, como los Hospitalarios, los muestran haciendo crítica abierta a la religión.
Por supuesto, todos “los muchachos buenos” aquí, parecen no tener devoción alguna a Dios, tan sólo la devoción a la tolerancia.
Los malos, por otro lado, están representados por todos los que muestran una devoción religiosa, la cual es mostrada a su vez, como la causa de su maldad, como Guy y Raynald, o francamente perversa, como el personaje del predicador de mirada perdida, quien canta:
“El matar a un musulmán no es asesinato, es el camino al cielo”
En otras palabras, el mundo medieval, es retratado tal y como Hollywood ve al mundo:
La gente inteligente, no tiene religión, o no la toma en serio; el resto son sólo fanáticos cristianos derechistas.
Se muestra a cristianos, musulmanes y judíos, viviendo en armonía, en esta Jerusalén cinematográfica, aunque a decir verdad, en esa época fue prohibido a los no cristianos, habitar en Tierra Santa, durante el reino de Baldwin IV.
Pero Scott no solamente ha esterilizado al cristianismo, los musulmanes son mostrados orando pocas veces, y el único musulmán devoto que se muestra, es un clérigo de ropas negras, quien demanda a Saladin, que ataque a los cristianos y capture Jerusalén.
El mensaje aquí es claro:
La religión lleva al fanatismo, y el fanatismo lleva a la guerra.
Kingdom Of Heaven, refleja muy poco de la época medieval; en lugar de esto, es una mezcla del Romanticismo del siglo XIX, con los anhelos hollywoodenses, en su ideal existencial.
Dados los eventos en el mundo moderno, es lamentable que exista un océano entre lo que saben los historiadores profesionales acerca de Las Cruzadas, y lo que la población en general cree; y Kingdom Of Heaven sólo hace más profunda esta separación, y lo lamentable de esto, es que docenas de distinguidos historiadores en todo el mundo, habrían ofrecido gustosos su ayuda, para la realización de la película de Scott y Monahan, para que saliera bien, después de todo, para los costos de Hollywood, los historiadores trabajan por migajas.
Para los rigurosos, el final sí es inventado:
La chica vuelve con su marido, y Balian iría a una Tercera Cruzada, y negociaría la paz entre Saladin y Richard The Lionheart.
Soy un amante de la historia, y aun así, le concedo al señor Scott, permiso para inventarse ciertas cosas, a cambio del gran espectáculo visual, y la buena recreación del ambiente, los lugares, los uniformes etc.
El tema de occidente avanzando en “nombre de Dios” en busca de la recuperación de ciertas tierras, no podía ser más oportuno.
Jerusalén, la ciudad sagrada para tantas religiones, se convierte en el símbolo de Ridley Scott para denunciar cómo, detrás de lo sagrado, lo que se esconde es la ambición, el ansia de poder, y la avaricia.
El nombre de Dios se esgrime como justificación para la injusticia, y la traición.
En el tiempo transcurrido desde el lanzamiento de Kingdom Of Heaven, los estudiosos han ofrecido análisis y críticas a través de una lente, al situarla en el contexto de acontecimientos internacionales contemporáneas, y de conflictos religiosos, incluyendo el 9/11, la política, el colonialismo, el orientalismo, la perspectiva occidental, y el manejo en detrimento de las diferencias entre el cristianismo y el Islam.
Con ese espíritu pacifista y pluralista, no característico del medioevo más difundido, Kingdom Of Heaven introduce, en el marco de “Las Guerras Santas” del pasado y del presente, el tema tan actual del diálogo interreligioso, la defensa de lo humano, y el delirio de los fundamentalismos de diverso cuño.
Insiste en que Jerusalén le pertenece a todos los adoradores de Dios y, más allá de esto, a quienes amen esa tierra.
Balian, una especie de modernista adelantado a su tiempo, defiende la tesis de que ninguna ciudad vale la sangre de inocentes, que nada hay más sagrado que la vida.
No cabe duda, de que Scott tuvo en mente algo más que otra superproducción “de época”
Escuchar al otro, reconocer su voz, constituye un imperativo moral, hoy tanto como ayer.
Para mí, fue inevitable pensar en La Era Bush, y en los horrores que ocurrieron en Irak; la campaña de desprestigio hacia oriente lleva años, y me pareció refrescante ver un llamado a vislumbrar otras posibilidades, y que se diera espacio para cuestionamientos pertinentes, como el que hace el personaje de Tiberias, interpretado por Jeremy Irons:
“Vine aquí a luchar en nombre de Dios.
Con el tiempo descubrí, que esta era una batalla para obtener tierras y riquezas.
Entonces sentí vergüenza”
Si eso no puede aplicarse a los sucesos de los últimos años en Oriente, no sabría qué decir…
El llamado del héroe a la construcción de un mundo mejor, solo será posible si se prefiere la vida humana por encima de las religiones, las diferencias, y las riquezas.
¿Lugar común?
Quizás, pero que millones de estadounidenses, y otros espectadores paguen su boleto para ver una historia bien contada, con buenas actuaciones, fotografía impactante, y una cuidadosa ambientación y, si de pasada, les explican que a los musulmanes los han atacado hace siglos con diferentes excusas, y que tras eso, hubo sobre todo ambición y codicia, me parece más que suficiente.
Aun así, Scott no es abiertamente crítico hacia la religión en general, sino que intenta ver sus aspectos negativos, y contraponerlos con los positivos, para que el público decida por sí solo.
“What is Jerusalem worth?”
Saladin, fue defensor del islam, y particularmente de la ortodoxia religiosa representada por el sunismo, unificó política, y religiosamente El Oriente Próximo, combatiendo y liderando la lucha contra los cristianos cruzados, y acabando con doctrinas alejadas del culto oficial musulmán, representado por El Califato Abasí.
Y es particularmente conocido, por haber vencido en La Batalla de Hattin a los cruzados, ocupando de nuevo Jerusalén para los musulmanes, y tomando Tierra Santa.
El impacto de este acontecimiento en Occidente, provocó La Tercera Cruzada liderada por el famoso Richard I de Inglaterra, que se convirtió en mítica, tanto para occidentales, como para musulmanes.
En Europa, los cruzados que regresaron a sus hogares, trajeron consigo numerosas leyendas y anécdotas con Saladin como protagonista.
Con ellas se difundió por el mundo cristiano, la figura del Sultán Saladin.
De Saladin, la tradición cristiana se quedó con su cortesía, sabiduría, y caballerosidad, apareciendo en numerosos relatos, como un gran señor que trataba con honor a sus cautivos.
Se trata de algo inexacto para los cánones modernos, pues los miembros de las órdenes militares, que consideraba sus más acérrimos enemigos, eran normalmente obligados a escoger entre una conversión forzosa o la muerte, si bien, en la moral de la época, su cumplimiento de las normas sociales de cortesía hacia los cautivos, y su respeto a las pactos con el enemigo frente a la violación de treguas continuas por los cruzados ante su falta de un liderazgo sólido, le hacían sorprendentemente similar al concepto medieval de caballerosidad, especialmente comparado con los belicosos cruzados, en buena parte, aventureros sin nada que perder.
Su fama trascendió lo temporal, y se convirtió en un símbolo de caballerosidad medieval, incluso para sus enemigos; y sigue siendo una figura muy admirada en la cultura árabe, kurda, y religión musulmana.
Pero también fue mostrado muchas veces, como “el temible líder infiel”, que había expulsado a “la verdadera religión” de Los Santos Lugares…
En otras fuentes, especialmente las eclesiásticas, se le muestra como “el diablo sarraceno”, asociándosele con el demonio…
En la actualidad, no siempre siendo históricamente exactas, hay numerosas obras, tanto de investigación como de ficción, en donde se le suele mostrar como un líder íntegro y fiel a su religión, además de uno de los más grandes estrategas de su tiempo, frente a unos gobernantes cristianos incapaces, y en muchas ocasiones, liderados por fanáticos.
Por otra parte, los descendientes de Balian, estuvieron entre los nobles más poderosos del Reino de Jerusalén, y El Reino de Chipre.
Cuando El Reino de Chipre fue destruido en el siglo XV, los Ibelin, aparentemente también perdieron tanto sus tierras como su posición social, y la familia, posiblemente, se extinguió; o al menos, las fuentes ya no hablan más de ellos...
Como dato, los descendientes de los Ibelin, a través de la familia real de Chipre, se incluyen en varias familias reales de la Europa moderna; por ejemplo:
Ana, Duquesa de Saboya, hija de Jano de Chipre, es el antepasado de Los Duques de Saboya; de la familia de La Tremoille, Príncipes de Talmont y Tarento; de la familia Longueville; de los príncipes de Mónaco; de los soberanos de Baviera; de La Casa de Farnesio de Parma, de los últimos Valois, Reyes de Francia; de Los Duques de Lorena, de Los Habsburgo-Lorena, de Los Borbones de Francia y Navarra, y junto a su progenie, de prácticamente toda la realeza Católica de los últimos siglos.

“What man is a man who does not make the world better”



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