La French
“Pour arrêter un seigneur dangereux de la drogue, vous avez besoin d'un flic dangereux”
(Para detener a un peligroso capo de la droga, es necesario un policía peligroso)
Las cotas cinematográficas que nos ha proporcionado el cine de gánsteres, son difícilmente superables desde hace tiempo, pero de tanto en tanto, aparecen valientes que se atreven a regresar a los años dorados del hampa, para tratar de sacar jugo de un mundo, el criminal, que fascina como pocos.
“The French Connection”, denominada así por los servicios de inteligencia de EEUU, no se trataba de una sola organización, sino la denominación genérica que se le daba a la red de bandas de traficantes, que aún desde antes de La Segunda Guerra Mundial, se encargaban de importar desde Oriente -Turquía, Indochina, Siria, la morfina base con la que laboratorios ilegales, muchos instalados en el sur de Francia, donde elaboraban la heroína que después comerciaban en Europa y el resto de Occidente; aunque en una escala comparativamente bastante reducida.
Pero el negocio, originalmente heredado de La Mafia Corsa, tuvo un fenomenal crecimiento a partir de los 50, 60, y 70; y con él creció también la importancia de Marsella, como capital del tráfico de droga hacia los Estados Unidos y Canadá.
En 1937, el mafioso corso Paul Carbone, fue el primero en importar opio a gran escala, para convertirlo en heroína en sus laboratorios de Marsella.
La ciudad y los marineros corsos, tenían tradición en el tráfico de drogas, gracias a los barcos que llegaban de la Indochina francesa, desde finales del siglo XIX, y a las turbias maniobras del aventurero corso, Etiénne Fiori, en la colonia francesa.
Crecido el negocio durante La Segunda Guerra Mundial, momento en el que la mafia marsellesa contacta con la italoamericana, a través de Lucky Luciano, desbordando sus límites europeos; el trágico “boom” de la droga en los años 60 y 70, convirtió a Marsella, en el principal suministrador de heroína mundial, también en los Estados Unidos, controlando el 85% del inmenso mercado.
“La French” era entonces, una tupida red francesa, en la que estaban implicadas varias familias mafiosas y políticos, jueces y policías corruptos, que hizo especialmente difícil la lucha contra “La Conexión Francesa”
¿Qué hacer cuando el juez se salta su propia ley, la cual le impide avanzar y atrapar a los culpables que eluden la susodicha ley?
¿No es él uno de ellos?
¿No es un galimatías de gato que se muerde su propia cola, para entrar en un dar vueltas sin parar?
¿Perder el control por un óptimo resultado donde, de todas, todas se justifican los medios?
¿Adicción a la justicia lograda con ilegales actos?
El enfrentamiento entre El Magistrado Pierre Michel, y el traficante, Gaëtano Louis Albert “Tany” Zampa, que acabaría con la muerte del magistrado de 38 años, en 1981, inspiró tanto a escritores, como a cineastas.
Alto, con cierta apariencia de “playboy”, Pierre Michel tenía a su cargo, el esclarecimiento de los actos de bandidaje, más importantes de los últimos años en Francia.
Trataba a los grandes traficantes con dureza, lo que explica fuera objeto de múltiples amenazas; pero al mismo tiempo, los pequeños consumidores de droga, encontraban en él gran indulgencia para su reincorporación en la sociedad.
Su personalidad, recuerda la de otro magistrado, Frangois Renaud, asesinado en julio de 1975, en Lyon.
Este magistrado, al igual que Michel, se enfrentaba a la mafia lyonesa, con una resolución que le valió el seudónimo de “Sheriff”, y una célebre película de Yves Boisset, dedicada a su vida y muerte.
Las presunciones de la policía sobre las causas de la muerte de Michel, se basan en los asuntos que figuraban en sus expedientes de instrucción.
Como se sabe, era este magistrado, el encargado de instruir el proceso de la matanza del “bar del teléfono”, perpetrado en 1978 en Marsella, en la que 10 personas resultaron muertas…
Al igual que el asesinato del juez Renaud, lo ocurrido en el citado bar, no tiene por ahora, explicación judicial; pero la policía concede particular importancia a su lucha contra la mafia siciliana, que tras el desmantelamiento de “La French Connection” había instalado sus laboratorios en esa isla siciliana.
Parte de estos laboratorios clandestinos, fueron descubiertos mediante colaboración de la policía francesa e italiana.
En agosto de 1980, el juez Michel fue a Palermo, acompañado de policías, para detener a uno de “los padrinos de la mafia italiana”, que se encontraba en un laboratorio de heroína.
“El Padrino” o “Boss”, era un tal Gerlando Alberti…
Poco antes de la redada, los mafiosos habían asesinado a un juez italiano, advirtiendo que harían lo mismo con quien se propusiera, en adelante, intervenir en sus asuntos.
Michel, había sido encargado de la instrucción de un asunto importante de falsificación de moneda, descubierto últimamente en la región marsellesa...
Una similitud entre los actos de bandidaje cometidos en Francia e Italia, es que fueron pronunciados varios nombres, sin que sea posible establecer pruebas de su participación…
Por otro lado, se ha sabido que la policía francesa, había enviado a Palermo, un primer informe sobre las circunstancias del asesinato del juez Pierre Michel.
Asimismo, se ha sabido que la víctima, había colaborado estrechamente con los magistrados de Palermo, Giovanni Barrile y Qiusto Sciacchitano, sobre los lazos que unían a la delincuencia marsellesa, con los traficantes de droga de la mafia siciliana.
El asesinato, se produjo cuando Michel se dirigía a su domicilio en motocicleta; y 2 individuos, en otro vehículo idéntico, se le acercaron disparándole a bocajarro, provocándole la muerte instantánea.
El asesino era François Checchi, en una motocicleta conducida por Charles Altieri, siendo patrocinados por François Girard y Homer Filippi, mafiosos asociados con “La French Connection”; y posteriormente fueron condenados en 1988, a cadena perpetua.
Para el momento de la muerte, el magistrado se ocupaba de la instrucción de sumarios sobre el tráfico de drogas, y mantenía estrechos contactos con La Magistratura y la policía italiana.
Conocido como el “Eliot Ness francés”, Pierre Michel mantenía una obstinada, casi suicida cruzada contra la mafia del narcotráfico en Marsella, y en particular, contra uno de los grandes capos del negocio:
Gaëtan Zampa, conocido bajo varios seudónimos como “Tany” o “Don Gaetano”, que había construido un imperio de delincuencia en el sur de Francia:
Proxenetismo, extorsión, robos, y tráfico de drogas, a nivel internacional.
Cuando Pierre Michel fue enviado en 1975 a combatir a Zampa, posteriormente fue asesinado.
“Don Gaetano”, fue encarcelado en 1983, por su participación.
Durante la detención, Zampa se hundió lentamente en la locura.
Dentro de las paredes, se autoproclamada “padrino italiano”, “la madrina”, o “el equilibrio”; y se llega a golpear la cabeza contra la pared, en más de una ocasión.
Entre el 20 y 22 de junio 1984, tiene 2 intentos de suicidio; y murió el 16 de agosto de 1984, tras un intento de suicidio; después de varios días en estado de coma en El Hospital Salvador en Marsella, donde había sido trasladado.
Tenía 51 años.
Sin embargo, los compinches de Zampa se hicieron más discretos que otros que continuaron su viaje en el crimen, incluyendo su medio hermano, Jean Toci, que fue asesinado en mayo de 1997, en Istres.
El cine por su parte, ha narrado esta lucha con el oscarizado film “The French Connection” (1971) de William Friedkin, protagonizado por Gene Hackman, que narraba la investigación de 2 policías de narcóticos, que tropezaban con un caso conectado con la mafia francesa.
Por su parte, el periodista Alain Laville, publicó el libro titulado “El Juez Michel. ¿Por qué la muerte del que revelaría los secretos de Marsella?” (1982); y el guionista, Thierry Colombié, escribió el ensayo sobre el tema:
“La French Connection: empresas penales en Francia” (2012)
“Une entreprise qui transforme la neige en or”
(Un negocio que convierte la nieve en oro)
La French es un drama de suspense, del año 2014, dirigido por Cédric Jimenez.
Protagonizado por Jean Dujardin, Gilles Lellouche, Céline Sallette, Benoît Magimel, Guillaume Gouix, Bruno Todeschini, Féodor Atkine, Moussa Maaskri, Pauline Burlet, Eric Godon, Mélanie Doutey, Xavier Alcan, John Flanders, entre otros.
El guión es de Cédric Jimenez y Audrey Diwan, basados en la historia verdadera del denominado “Eliot Ness francés” de los 70, El Magistrado Pierre Michel; pero a su vez, es una versión francesa del oscarizado filme “The French Connection” (1971) de William Friedkin, protagonizado por Gene Hackman, que se basa libremente en la misma historia real, sólo que La French, es la visión desde el otro lado del Atlántico; la cual tiene todo lo que necesita el cine de gánsteres:
Peligro y violencia en las calles, cuando se enfrentan policías y mafiosos, intrigas entre estos últimos, corrupción dentro de los cuerpos de seguridad, traiciones, sentencias por cumplir… todo rodeado de una magnífica ambientación.
La acción nos lleva a la Marsella de los 70 y 80, para sumergirnos en la que fue conocida como “capital del tráfico de drogas, y principal proveedora de heroína a los Estados Unidos”
En ella, seremos testigos del enfrentamiento entre Pierre Michel (Jean Dujardin), un joven magistrado, padre de familia, llegado a Metz, que será nombrado Juez de Delincuencia Organizada, y luchará contra la llamada “French Connection”, y un capo llamado Gaëtan “Tany” Zampa (Gilles Lellouche)
Pierre, semidiós entre los humanos, trabaja de Magistrado, pero también baja del estrado para enfrentarse dialéctica y físicamente contra “La French Connection”
Y si hay que saltar alguna ley, se la salta.
En el otro bando, Zampa mata, extorsiona, trafica y corrompe, para mantener su imperio.
Uno de los 2, tiene que caer.
Haciendo oídos sordos a ciertas advertencias en forma de amenaza, El Juez iniciará su cruzada contra Zampa, que es ni más ni menos, que el intocable Padrino y figura emblema de la organización.
Sin embargo, rápidamente entenderá que sus métodos deben cambiar, si quiere obtener resultados adecuados…
La French es un relato que intenta contar desde la mítica del cine de género, una historia real, que conmocionó a la sociedad marsellesa de esos años, y puso en alerta a la policía de varios países implicados en el tráfico de la droga.
La versión francesa de “La Conexión”, deja expuesto no solo lo grandilocuente del negocio de las drogas, sino hasta qué punto convivimos con ese infierno, naturalizándolo; y cuán difusa es la línea que separa el bien y el mal.
¿Hasta dónde está dispuesto a embarrarse, sin garantía alguna de salir con vida?
A diferencia de la versión hollywoodense, que tiene su foco en el ritmo y la espectacularidad de la captura de los criminales, La French juega más con aquello humano, detrás de la conexión narcotraficante; y se trata de desnudar, pieza por pieza, la compleja trama de un conflicto que aún hoy persiste en la sociedad.
¿Cómo es que el narcotráfico sigue haciendo negocios frente a nuestras narices?
“Marseille, 1975”
El director Cédric Jimenez se refirió a La French, diciendo:
“Me gusta mucho el cine policiaco de los años 70.
No te podría decir referencias particulares a la hora de plantearla, pero sí referencias generales:
Scorsese, De Palma, Coppola, Verneuil, Clouzot, Sautet…
Una mezcla de influencias que, creo ha acabado emergiendo en La French”
Por lo que ha compuesto una obra plenamente hollywoodense, con todos los tics de las historias mafiosas contemporáneas:
Basada en hechos reales, es diligente, resuelta, efectiva, de ritmo activo, que oscila sus pasos por los puntos exactos y válidos para realizar una fotografía concisa, exacta de los hechos, que permita recrear el panorama del momento, y aquello que se quiere narrar.
“La gente siempre pregunta si La French es un “remake” o un contrapunto de “The French Connection” (1971), pero no lo es.
En realidad son 2 películas sobre el mismo tema, el de “La French Connection”, la mafia del narcotráfico que, en los 60 y hasta mediados de los 70, exportaba heroína desde Turquía hasta Estados Unidos, con escala en Francia”, explicaba Jiménez.
“La razón por la que quise explicar este episodio, es que yo he nacido y me he criado en Marsella, y conozco bien la historia.
Mi padre tenía una sala de fiestas, y él tenía trato tanto con El Juez Pierre Michel, como con El Clan Zampa.
El asesinato del Juez, fue una conmoción en mi casa, y cuando eres niño, estas cosas te marcan”, recuerda Jiménez.
Si hay algo que ambas visiones, de una de las más grandes redes de narcotráfico de la historia, nos deja en claro es que hay pocos capaces de sobrevivir a la tentación de callar y seguir como si nada sucediera.
Campañas, promesas, y un número creciente de consumo y producción.
Todo hombre tiene su precio, y si no lo tiene, es con su vida con la que lo paga.
¿Se puede pensar en una política anti narco, cuando el veneno llega hasta la cúspide de las pirámides de poder?
¿Criminalizar a un enfermo, o apuntar solo al eslabón más débil de esta cadena, no es tapar el sol con un dedo?
Aquí, el escenario que en aquel era predominantemente New York, es casi siempre Marsella, y la ciudad misma recreada en lo visual y en su realidad cotidiana, tal como era en los 70, ocupa de manera considerable la atención del realizador, y llega casi a convertirse en un personaje más.
Ése es uno de los méritos de La French, que parte sí, de un enfrentamiento similar al de la historia de 1971; en este caso, basándose sobre personajes reales, en especial, un magistrado incorruptible, en uno de los últimos enfrentamientos antes del desplome del imperio de la droga francés.
Todo inicia con una adolescente víctima de su propia adicción, un departamento de policía infiltrado, la política protegiendo los negocios de quienes se enriquecen a costa de la vida de ciudadanos, la justicia haciendo gala de su enorme y antigua toga burócrata, que la excusa de tomar decisiones.
En medio del poder y el dinero, un Juez se enfrenta al poder de “La Conexión”, y a la resignación de quienes deben tomar cartas en el asunto; un laberinto donde nadie es quien dice ser, en el que Pierre Michel corre tras un pulpo del narcotráfico que envuelve a toda la comunidad marsellesa.
Una de las escenas más reveladoras, y que define el enorme poder del narcotráfico, es aquella en la que Michel discute frente a frente, con el líder del narco francés, en un breve pero significativo dialogo, El Magistrado le hace saber, que la justicia tarde o temprano llegará, y le advierte sobre su caída.
La respuesta del jefe narco, hiela la sangre, y muestra cuán profundo es el poder de las drogas en una sociedad:
“¿Qué piensas, que si me encierra, Marsella será Suiza?”
Y nos llega la pregunta que sobrevuela todo el metraje:
¿De qué sirven los pequeños héroes enfrentados a un monstruo de magnitudes incontrolables?
Michel le señala a uno de sus colaboradores, “si no atrapamos al pulpo, al menos le cortaremos los brazos”, casi como un Perseo moderno dispuesto a todo por vencer al monstruo.
Es un solitario héroe, en un mar de complicidades, en la que los responsables parecen escapársele como agua entre los dedos.
Un silencio gubernamental sospechoso, y un código de mafia inquebrantable, “la verdadera fuerza de un intocable, es el silencio que impone a los demás”, le dice un agente al juez Michel.
Así, La French se cimienta sobre ese enfrentamiento, aunque apenas nos muestra al Juez Pierre Michel, conocido en su momento como el “Eliot Ness galo”, y Gaëtan Zampa, el gran jefe que hay que encerrar, compartiendo plano.
Técnicamente, se persiguen a ritmo de un montaje frenético y rocanrolero que tan en boga, quizá a su pesar, puso el pequeño gran Martin Scorsese con sus incursiones en el mundo de los gánsteres italoamericanos; y a través de un lujoso diseño de producción, que no escatima en decorados, coches de la época, y persecuciones de infarto; Jimenez narra la historia con un ritmo siempre veloz, y alterna con considerable equilibrio, los pasajes de acción y las persecuciones, con los enfrentamientos en las escenas intimistas que dan cuenta de la vida personal de uno y otro.
Entregado a la heroica figura del juez Michel:
“La sociedad actual, tiene necesidad de héroes, de tipos como él, que nunca tuvieron miedo de sacudir las instituciones de arriba abajo, ni de las consecuencias de sus actos”, dijo el director.
En cualquier caso, Jiménez no oculta su fascinación también por el carismático Zampa, rostro del mal que, a ratos, uno podría llegar a confundir en pantalla con el del Juez Michel, dado el intencionado parecido entre Lellouche y Dujardin.
“Su antagonismo es tan fuerte, que uno no puede existir sin el otro.
Son las 2 caras de una misma moneda”, sentencia Jiménez.
El guión, coloca en el centro del relato, la confrontación entre uno y otro personaje; los define deliberadamente, como “cortados por la misma tijera”, aunque por supuesto, representan lados opuestos de la ley, y acentúa en lo posible el parecido físico entre El Magistrado y El Capo, tanto como la similitud de los caracteres, y hasta de sus respectivas vidas afectivas, en una suerte de juego de espejos.
Espejo que también los asoció, según registra la historia, en su trágico final:
Naturalmente sospechado de la muerte del Juez, Zampa no fue acusado del crimen, aunque sí con el tiempo lo fueron, juzgados y condenados, hampones vinculados con su clan, pero murió en la cárcel, donde purgaba una condena por delitos financieros, y por su propia decisión; pues se quitó la vida ahorcándose con la soga de un compañero de celda.
Por ello, La French parece centrarse en un primer momento, en la figura de Pierre, enseñando su vida profesional y familiar.
Él es un tipo honesto, triunfador, que se ha ganado un gran ascenso, y que además tiene 2 hijas y una mujer maravillosa.
Lo que vendría siendo el prototipo de “hombre perfecto”
En el ámbito familiar, Pierre antepone el trabajo a la familia, lo que supone que su mujer le abandone; mientras que Zampa, no se cansa de tener contenta a la suya, e incluso, pasa tiempo con su hijo, como se ve en la escena donde salen a correr…
En los negocios, el joven Magistrado, parece que no le preocupa actuar como su antagonista para conseguir información, pues no dudará en sobrepasar los límites de la ley, si con eso alcanza lo que quiere.
El duelo que viven, llega casi a lo personal, a pesar de que paradójicamente coinciden solamente una vez en pantalla.
Y es que en el fondo, ambos personajes no son muy diferentes.
En el fondo, incontestable en su primera parte, está más cerca del estilo trepidante de William Friedkin, que de la tradición más reposada del policiaco francés...
Después, sin llegar a perder nunca el interés, se alarga en precisiones e hilos narrativos menores.
No obstante, hay un interés por lo político:
Frente a la “conspiranoia”, en el ocaso de la actual administración Sarkozy sobre la que se movía su debut, en La French, hay un tramo concreto, donde el director corta bruscamente el ritmo de la narración, para subrayar como hecho paradigmático durante la guerra contra el narcotráfico, el ascenso de Françoise Mitterrand, primer presidente socialdemócrata en Francia, desde La Segunda Guerra Mundial.
Sería arriesgado juzgar que La French esté otorgándole un mérito en el fin de “La Conexión Francesa”, básicamente porque ya estaba casi acabada en ese momento; o que esté dialogando con el nuevo tiempo de Françoise Hollande, aunque los esfuerzos de Cédric Jimenez por retratar a Michel, como un progresista en las escenas iniciales, justificando su mano dura con la mafia por los años que pasó anteriormente ayudando a jóvenes drogadictos, podrían reforzar esta idea, como reivindicación de un modo determinado, más “socialmente concienciado de proceder”
Del reparto, su primera fuerza está en los magníficos:
Jean Dujardin, Gilles Lellouche, y Bernard Blancan, como El Comisario Aimé-Blanc.
Sobre los 3, sobre sus sobrias y potentes interpretaciones, recae el peso mayor de La French.
Un mérito lógicamente compartido por estos 3 grandísimos actores, y por su director, el realizador marsellés, Cédric Jiménez, que se ha inspirado en el polar o policíaco francés de los años 70 de los Yves Boisset, Henri Verneuil, o José Giovanni.
Pero que no termina de destacar, porque todo en ella nos recuerda a otras muchas películas de temática similar, tan correcta como poco original…
Podemos achacarle a La French nimiedades como que la acción se desarrolla en 1975, pero la canción “Call me” de Blondie, que se toca en una escena de la discoteca, no salió hasta 1980…
O una indicación nos dice que la acción tiene lugar a partir de 1975; con una imagen de un camión que descargan en un muelle de New York, se nos muestra al World Trade Center, la famosas Torres Gemelas en construcción, cuando estas en realidad, fueron inauguradas completamente terminadas en 1973.
O en la primera escena, cuando un hombre dispara su escopeta 7, M1911, 11 veces sin recargar…
O en otra escena establecida ya en 1981, donde hay 2 coches Citroën CX, cuyo modelo corresponde a su fabricación de 1985 o posterior.
No obstante, la trama se acompaña de una excelente banda sonora, que incluye música de Serge Gainsbourg, Venus Gang, Blondie, Al Wilson, Kim Wilde...
“C'est comme ça que je t'aime”
(Así es como Te amo)
Es un hecho que el asesinato en Marsella del Juez Pierre Michel, tiene todas las apariencias de ser obra de una organización de tráfico de droga, probablemente vinculada a la mafia siciliana, interesada en el restablecimiento de “La French Connection”
Tanto El Ministro del Interior, Gastón Defferre, como La Policía Judicial encargada de la investigación, han manifestado su opinión, de que existen serias presunciones de que los autores del asesinato, estén vinculados al tráfico de estupefacientes.
Como se sabe, Pierre Michel, de 38 años, murió en un atentado, en el año 1981, cuando circulaba en moto, y dispararon sobre él, desde otra moto ocupada por 2 personas.
Pero su lucha ya tenía los días contados; pues tras años de concesiones, y gracias a la cooperación internacional; en 1971, Turquía aceptó finalmente prohibir completamente la producción de opio, prohibición que se hizo efectiva al año siguiente, en 1972.
Ese mismo año, agentes estadounidenses, en colaboración con la policía francesa, apresaron 50kg de heroína en el aeropuerto de París, y detuvieron a los narcotraficantes Jean-Baptiste Croce y Joseph Mari, en Marsella.
También, en febrero de 1972, un sargento del ejército estadounidense, recibió una oferta de $96.000, a cambio de transportar 109kg de heroína.
Dicho sargento lo notificó a sus superiores, y éstos a su vez al Federal Bureau of Narcotics, a consecuencia de lo cual, 5 personas fueron arrestadas en New York, y 2 en París, y se incautaron 120kg de droga.
En los 14 meses siguientes, 6 importantes laboratorios de producción de droga, fueron registrados y desmantelados en Francia, y los arrestados por narcotráfico, en ese mismo año, ascendieron a más de 3.000.
Estas detenciones, permitieron desmantelar también la red de Vincent Papa, principal responsable de la distribución de droga en La Costa Este de Estados Unidos, y destaparon a su vez, una trama de corrupción en El Departamento de Policía de New York, gracias a lo cual, la droga incautada en anteriores operaciones, había sido sustituida por harina.
Finalmente, la acción combinada de las policías de Francia, Estados Unidos, Italia y Canadá, lograron desmantelar “La Conexión Francesa”, a mediados de los años 70.
Asimismo, la caída de esta red de tráfico tuvo, además, causas ajenas a la política, como la aparición del SIDA, el creciente consumo de cocaína y drogas de diseño.
La degradación física y psicológica que tenían los heroinómanos, fueron claves para quebrar el consumo de la heroína.
El problema, solo tuvo una sustitución de sustancias, pero el círculo vicioso sigue siendo el mismo:
La gente presa de su adicción, es capaz de todo; y otra, es capaz de lucrar con ello.
Pocos héroes minúsculos harán frente al pulpo.
Las conexiones de quienes hacen de las drogas un negocio, llegan a todas partes.
“C'est un dossier de merde!
Mais il est coupable”
(¡Es un registro de mierda!
Pero él es culpable)
(Para detener a un peligroso capo de la droga, es necesario un policía peligroso)
Las cotas cinematográficas que nos ha proporcionado el cine de gánsteres, son difícilmente superables desde hace tiempo, pero de tanto en tanto, aparecen valientes que se atreven a regresar a los años dorados del hampa, para tratar de sacar jugo de un mundo, el criminal, que fascina como pocos.
“The French Connection”, denominada así por los servicios de inteligencia de EEUU, no se trataba de una sola organización, sino la denominación genérica que se le daba a la red de bandas de traficantes, que aún desde antes de La Segunda Guerra Mundial, se encargaban de importar desde Oriente -Turquía, Indochina, Siria, la morfina base con la que laboratorios ilegales, muchos instalados en el sur de Francia, donde elaboraban la heroína que después comerciaban en Europa y el resto de Occidente; aunque en una escala comparativamente bastante reducida.
Pero el negocio, originalmente heredado de La Mafia Corsa, tuvo un fenomenal crecimiento a partir de los 50, 60, y 70; y con él creció también la importancia de Marsella, como capital del tráfico de droga hacia los Estados Unidos y Canadá.
En 1937, el mafioso corso Paul Carbone, fue el primero en importar opio a gran escala, para convertirlo en heroína en sus laboratorios de Marsella.
La ciudad y los marineros corsos, tenían tradición en el tráfico de drogas, gracias a los barcos que llegaban de la Indochina francesa, desde finales del siglo XIX, y a las turbias maniobras del aventurero corso, Etiénne Fiori, en la colonia francesa.
Crecido el negocio durante La Segunda Guerra Mundial, momento en el que la mafia marsellesa contacta con la italoamericana, a través de Lucky Luciano, desbordando sus límites europeos; el trágico “boom” de la droga en los años 60 y 70, convirtió a Marsella, en el principal suministrador de heroína mundial, también en los Estados Unidos, controlando el 85% del inmenso mercado.
“La French” era entonces, una tupida red francesa, en la que estaban implicadas varias familias mafiosas y políticos, jueces y policías corruptos, que hizo especialmente difícil la lucha contra “La Conexión Francesa”
¿Qué hacer cuando el juez se salta su propia ley, la cual le impide avanzar y atrapar a los culpables que eluden la susodicha ley?
¿No es él uno de ellos?
¿No es un galimatías de gato que se muerde su propia cola, para entrar en un dar vueltas sin parar?
¿Perder el control por un óptimo resultado donde, de todas, todas se justifican los medios?
¿Adicción a la justicia lograda con ilegales actos?
El enfrentamiento entre El Magistrado Pierre Michel, y el traficante, Gaëtano Louis Albert “Tany” Zampa, que acabaría con la muerte del magistrado de 38 años, en 1981, inspiró tanto a escritores, como a cineastas.
Alto, con cierta apariencia de “playboy”, Pierre Michel tenía a su cargo, el esclarecimiento de los actos de bandidaje, más importantes de los últimos años en Francia.
Trataba a los grandes traficantes con dureza, lo que explica fuera objeto de múltiples amenazas; pero al mismo tiempo, los pequeños consumidores de droga, encontraban en él gran indulgencia para su reincorporación en la sociedad.
Su personalidad, recuerda la de otro magistrado, Frangois Renaud, asesinado en julio de 1975, en Lyon.
Este magistrado, al igual que Michel, se enfrentaba a la mafia lyonesa, con una resolución que le valió el seudónimo de “Sheriff”, y una célebre película de Yves Boisset, dedicada a su vida y muerte.
Las presunciones de la policía sobre las causas de la muerte de Michel, se basan en los asuntos que figuraban en sus expedientes de instrucción.
Como se sabe, era este magistrado, el encargado de instruir el proceso de la matanza del “bar del teléfono”, perpetrado en 1978 en Marsella, en la que 10 personas resultaron muertas…
Al igual que el asesinato del juez Renaud, lo ocurrido en el citado bar, no tiene por ahora, explicación judicial; pero la policía concede particular importancia a su lucha contra la mafia siciliana, que tras el desmantelamiento de “La French Connection” había instalado sus laboratorios en esa isla siciliana.
Parte de estos laboratorios clandestinos, fueron descubiertos mediante colaboración de la policía francesa e italiana.
En agosto de 1980, el juez Michel fue a Palermo, acompañado de policías, para detener a uno de “los padrinos de la mafia italiana”, que se encontraba en un laboratorio de heroína.
“El Padrino” o “Boss”, era un tal Gerlando Alberti…
Poco antes de la redada, los mafiosos habían asesinado a un juez italiano, advirtiendo que harían lo mismo con quien se propusiera, en adelante, intervenir en sus asuntos.
Michel, había sido encargado de la instrucción de un asunto importante de falsificación de moneda, descubierto últimamente en la región marsellesa...
Una similitud entre los actos de bandidaje cometidos en Francia e Italia, es que fueron pronunciados varios nombres, sin que sea posible establecer pruebas de su participación…
Por otro lado, se ha sabido que la policía francesa, había enviado a Palermo, un primer informe sobre las circunstancias del asesinato del juez Pierre Michel.
Asimismo, se ha sabido que la víctima, había colaborado estrechamente con los magistrados de Palermo, Giovanni Barrile y Qiusto Sciacchitano, sobre los lazos que unían a la delincuencia marsellesa, con los traficantes de droga de la mafia siciliana.
El asesinato, se produjo cuando Michel se dirigía a su domicilio en motocicleta; y 2 individuos, en otro vehículo idéntico, se le acercaron disparándole a bocajarro, provocándole la muerte instantánea.
El asesino era François Checchi, en una motocicleta conducida por Charles Altieri, siendo patrocinados por François Girard y Homer Filippi, mafiosos asociados con “La French Connection”; y posteriormente fueron condenados en 1988, a cadena perpetua.
Para el momento de la muerte, el magistrado se ocupaba de la instrucción de sumarios sobre el tráfico de drogas, y mantenía estrechos contactos con La Magistratura y la policía italiana.
Conocido como el “Eliot Ness francés”, Pierre Michel mantenía una obstinada, casi suicida cruzada contra la mafia del narcotráfico en Marsella, y en particular, contra uno de los grandes capos del negocio:
Gaëtan Zampa, conocido bajo varios seudónimos como “Tany” o “Don Gaetano”, que había construido un imperio de delincuencia en el sur de Francia:
Proxenetismo, extorsión, robos, y tráfico de drogas, a nivel internacional.
Cuando Pierre Michel fue enviado en 1975 a combatir a Zampa, posteriormente fue asesinado.
“Don Gaetano”, fue encarcelado en 1983, por su participación.
Durante la detención, Zampa se hundió lentamente en la locura.
Dentro de las paredes, se autoproclamada “padrino italiano”, “la madrina”, o “el equilibrio”; y se llega a golpear la cabeza contra la pared, en más de una ocasión.
Entre el 20 y 22 de junio 1984, tiene 2 intentos de suicidio; y murió el 16 de agosto de 1984, tras un intento de suicidio; después de varios días en estado de coma en El Hospital Salvador en Marsella, donde había sido trasladado.
Tenía 51 años.
Sin embargo, los compinches de Zampa se hicieron más discretos que otros que continuaron su viaje en el crimen, incluyendo su medio hermano, Jean Toci, que fue asesinado en mayo de 1997, en Istres.
El cine por su parte, ha narrado esta lucha con el oscarizado film “The French Connection” (1971) de William Friedkin, protagonizado por Gene Hackman, que narraba la investigación de 2 policías de narcóticos, que tropezaban con un caso conectado con la mafia francesa.
Por su parte, el periodista Alain Laville, publicó el libro titulado “El Juez Michel. ¿Por qué la muerte del que revelaría los secretos de Marsella?” (1982); y el guionista, Thierry Colombié, escribió el ensayo sobre el tema:
“La French Connection: empresas penales en Francia” (2012)
“Une entreprise qui transforme la neige en or”
(Un negocio que convierte la nieve en oro)
La French es un drama de suspense, del año 2014, dirigido por Cédric Jimenez.
Protagonizado por Jean Dujardin, Gilles Lellouche, Céline Sallette, Benoît Magimel, Guillaume Gouix, Bruno Todeschini, Féodor Atkine, Moussa Maaskri, Pauline Burlet, Eric Godon, Mélanie Doutey, Xavier Alcan, John Flanders, entre otros.
El guión es de Cédric Jimenez y Audrey Diwan, basados en la historia verdadera del denominado “Eliot Ness francés” de los 70, El Magistrado Pierre Michel; pero a su vez, es una versión francesa del oscarizado filme “The French Connection” (1971) de William Friedkin, protagonizado por Gene Hackman, que se basa libremente en la misma historia real, sólo que La French, es la visión desde el otro lado del Atlántico; la cual tiene todo lo que necesita el cine de gánsteres:
Peligro y violencia en las calles, cuando se enfrentan policías y mafiosos, intrigas entre estos últimos, corrupción dentro de los cuerpos de seguridad, traiciones, sentencias por cumplir… todo rodeado de una magnífica ambientación.
La acción nos lleva a la Marsella de los 70 y 80, para sumergirnos en la que fue conocida como “capital del tráfico de drogas, y principal proveedora de heroína a los Estados Unidos”
En ella, seremos testigos del enfrentamiento entre Pierre Michel (Jean Dujardin), un joven magistrado, padre de familia, llegado a Metz, que será nombrado Juez de Delincuencia Organizada, y luchará contra la llamada “French Connection”, y un capo llamado Gaëtan “Tany” Zampa (Gilles Lellouche)
Pierre, semidiós entre los humanos, trabaja de Magistrado, pero también baja del estrado para enfrentarse dialéctica y físicamente contra “La French Connection”
Y si hay que saltar alguna ley, se la salta.
En el otro bando, Zampa mata, extorsiona, trafica y corrompe, para mantener su imperio.
Uno de los 2, tiene que caer.
Haciendo oídos sordos a ciertas advertencias en forma de amenaza, El Juez iniciará su cruzada contra Zampa, que es ni más ni menos, que el intocable Padrino y figura emblema de la organización.
Sin embargo, rápidamente entenderá que sus métodos deben cambiar, si quiere obtener resultados adecuados…
La French es un relato que intenta contar desde la mítica del cine de género, una historia real, que conmocionó a la sociedad marsellesa de esos años, y puso en alerta a la policía de varios países implicados en el tráfico de la droga.
La versión francesa de “La Conexión”, deja expuesto no solo lo grandilocuente del negocio de las drogas, sino hasta qué punto convivimos con ese infierno, naturalizándolo; y cuán difusa es la línea que separa el bien y el mal.
¿Hasta dónde está dispuesto a embarrarse, sin garantía alguna de salir con vida?
A diferencia de la versión hollywoodense, que tiene su foco en el ritmo y la espectacularidad de la captura de los criminales, La French juega más con aquello humano, detrás de la conexión narcotraficante; y se trata de desnudar, pieza por pieza, la compleja trama de un conflicto que aún hoy persiste en la sociedad.
¿Cómo es que el narcotráfico sigue haciendo negocios frente a nuestras narices?
“Marseille, 1975”
El director Cédric Jimenez se refirió a La French, diciendo:
“Me gusta mucho el cine policiaco de los años 70.
No te podría decir referencias particulares a la hora de plantearla, pero sí referencias generales:
Scorsese, De Palma, Coppola, Verneuil, Clouzot, Sautet…
Una mezcla de influencias que, creo ha acabado emergiendo en La French”
Por lo que ha compuesto una obra plenamente hollywoodense, con todos los tics de las historias mafiosas contemporáneas:
Basada en hechos reales, es diligente, resuelta, efectiva, de ritmo activo, que oscila sus pasos por los puntos exactos y válidos para realizar una fotografía concisa, exacta de los hechos, que permita recrear el panorama del momento, y aquello que se quiere narrar.
“La gente siempre pregunta si La French es un “remake” o un contrapunto de “The French Connection” (1971), pero no lo es.
En realidad son 2 películas sobre el mismo tema, el de “La French Connection”, la mafia del narcotráfico que, en los 60 y hasta mediados de los 70, exportaba heroína desde Turquía hasta Estados Unidos, con escala en Francia”, explicaba Jiménez.
“La razón por la que quise explicar este episodio, es que yo he nacido y me he criado en Marsella, y conozco bien la historia.
Mi padre tenía una sala de fiestas, y él tenía trato tanto con El Juez Pierre Michel, como con El Clan Zampa.
El asesinato del Juez, fue una conmoción en mi casa, y cuando eres niño, estas cosas te marcan”, recuerda Jiménez.
Si hay algo que ambas visiones, de una de las más grandes redes de narcotráfico de la historia, nos deja en claro es que hay pocos capaces de sobrevivir a la tentación de callar y seguir como si nada sucediera.
Campañas, promesas, y un número creciente de consumo y producción.
Todo hombre tiene su precio, y si no lo tiene, es con su vida con la que lo paga.
¿Se puede pensar en una política anti narco, cuando el veneno llega hasta la cúspide de las pirámides de poder?
¿Criminalizar a un enfermo, o apuntar solo al eslabón más débil de esta cadena, no es tapar el sol con un dedo?
Aquí, el escenario que en aquel era predominantemente New York, es casi siempre Marsella, y la ciudad misma recreada en lo visual y en su realidad cotidiana, tal como era en los 70, ocupa de manera considerable la atención del realizador, y llega casi a convertirse en un personaje más.
Ése es uno de los méritos de La French, que parte sí, de un enfrentamiento similar al de la historia de 1971; en este caso, basándose sobre personajes reales, en especial, un magistrado incorruptible, en uno de los últimos enfrentamientos antes del desplome del imperio de la droga francés.
Todo inicia con una adolescente víctima de su propia adicción, un departamento de policía infiltrado, la política protegiendo los negocios de quienes se enriquecen a costa de la vida de ciudadanos, la justicia haciendo gala de su enorme y antigua toga burócrata, que la excusa de tomar decisiones.
En medio del poder y el dinero, un Juez se enfrenta al poder de “La Conexión”, y a la resignación de quienes deben tomar cartas en el asunto; un laberinto donde nadie es quien dice ser, en el que Pierre Michel corre tras un pulpo del narcotráfico que envuelve a toda la comunidad marsellesa.
Una de las escenas más reveladoras, y que define el enorme poder del narcotráfico, es aquella en la que Michel discute frente a frente, con el líder del narco francés, en un breve pero significativo dialogo, El Magistrado le hace saber, que la justicia tarde o temprano llegará, y le advierte sobre su caída.
La respuesta del jefe narco, hiela la sangre, y muestra cuán profundo es el poder de las drogas en una sociedad:
“¿Qué piensas, que si me encierra, Marsella será Suiza?”
Y nos llega la pregunta que sobrevuela todo el metraje:
¿De qué sirven los pequeños héroes enfrentados a un monstruo de magnitudes incontrolables?
Michel le señala a uno de sus colaboradores, “si no atrapamos al pulpo, al menos le cortaremos los brazos”, casi como un Perseo moderno dispuesto a todo por vencer al monstruo.
Es un solitario héroe, en un mar de complicidades, en la que los responsables parecen escapársele como agua entre los dedos.
Un silencio gubernamental sospechoso, y un código de mafia inquebrantable, “la verdadera fuerza de un intocable, es el silencio que impone a los demás”, le dice un agente al juez Michel.
Así, La French se cimienta sobre ese enfrentamiento, aunque apenas nos muestra al Juez Pierre Michel, conocido en su momento como el “Eliot Ness galo”, y Gaëtan Zampa, el gran jefe que hay que encerrar, compartiendo plano.
Técnicamente, se persiguen a ritmo de un montaje frenético y rocanrolero que tan en boga, quizá a su pesar, puso el pequeño gran Martin Scorsese con sus incursiones en el mundo de los gánsteres italoamericanos; y a través de un lujoso diseño de producción, que no escatima en decorados, coches de la época, y persecuciones de infarto; Jimenez narra la historia con un ritmo siempre veloz, y alterna con considerable equilibrio, los pasajes de acción y las persecuciones, con los enfrentamientos en las escenas intimistas que dan cuenta de la vida personal de uno y otro.
Entregado a la heroica figura del juez Michel:
“La sociedad actual, tiene necesidad de héroes, de tipos como él, que nunca tuvieron miedo de sacudir las instituciones de arriba abajo, ni de las consecuencias de sus actos”, dijo el director.
En cualquier caso, Jiménez no oculta su fascinación también por el carismático Zampa, rostro del mal que, a ratos, uno podría llegar a confundir en pantalla con el del Juez Michel, dado el intencionado parecido entre Lellouche y Dujardin.
“Su antagonismo es tan fuerte, que uno no puede existir sin el otro.
Son las 2 caras de una misma moneda”, sentencia Jiménez.
El guión, coloca en el centro del relato, la confrontación entre uno y otro personaje; los define deliberadamente, como “cortados por la misma tijera”, aunque por supuesto, representan lados opuestos de la ley, y acentúa en lo posible el parecido físico entre El Magistrado y El Capo, tanto como la similitud de los caracteres, y hasta de sus respectivas vidas afectivas, en una suerte de juego de espejos.
Espejo que también los asoció, según registra la historia, en su trágico final:
Naturalmente sospechado de la muerte del Juez, Zampa no fue acusado del crimen, aunque sí con el tiempo lo fueron, juzgados y condenados, hampones vinculados con su clan, pero murió en la cárcel, donde purgaba una condena por delitos financieros, y por su propia decisión; pues se quitó la vida ahorcándose con la soga de un compañero de celda.
Por ello, La French parece centrarse en un primer momento, en la figura de Pierre, enseñando su vida profesional y familiar.
Él es un tipo honesto, triunfador, que se ha ganado un gran ascenso, y que además tiene 2 hijas y una mujer maravillosa.
Lo que vendría siendo el prototipo de “hombre perfecto”
En el ámbito familiar, Pierre antepone el trabajo a la familia, lo que supone que su mujer le abandone; mientras que Zampa, no se cansa de tener contenta a la suya, e incluso, pasa tiempo con su hijo, como se ve en la escena donde salen a correr…
En los negocios, el joven Magistrado, parece que no le preocupa actuar como su antagonista para conseguir información, pues no dudará en sobrepasar los límites de la ley, si con eso alcanza lo que quiere.
El duelo que viven, llega casi a lo personal, a pesar de que paradójicamente coinciden solamente una vez en pantalla.
Y es que en el fondo, ambos personajes no son muy diferentes.
En el fondo, incontestable en su primera parte, está más cerca del estilo trepidante de William Friedkin, que de la tradición más reposada del policiaco francés...
Después, sin llegar a perder nunca el interés, se alarga en precisiones e hilos narrativos menores.
No obstante, hay un interés por lo político:
Frente a la “conspiranoia”, en el ocaso de la actual administración Sarkozy sobre la que se movía su debut, en La French, hay un tramo concreto, donde el director corta bruscamente el ritmo de la narración, para subrayar como hecho paradigmático durante la guerra contra el narcotráfico, el ascenso de Françoise Mitterrand, primer presidente socialdemócrata en Francia, desde La Segunda Guerra Mundial.
Sería arriesgado juzgar que La French esté otorgándole un mérito en el fin de “La Conexión Francesa”, básicamente porque ya estaba casi acabada en ese momento; o que esté dialogando con el nuevo tiempo de Françoise Hollande, aunque los esfuerzos de Cédric Jimenez por retratar a Michel, como un progresista en las escenas iniciales, justificando su mano dura con la mafia por los años que pasó anteriormente ayudando a jóvenes drogadictos, podrían reforzar esta idea, como reivindicación de un modo determinado, más “socialmente concienciado de proceder”
Del reparto, su primera fuerza está en los magníficos:
Jean Dujardin, Gilles Lellouche, y Bernard Blancan, como El Comisario Aimé-Blanc.
Sobre los 3, sobre sus sobrias y potentes interpretaciones, recae el peso mayor de La French.
Un mérito lógicamente compartido por estos 3 grandísimos actores, y por su director, el realizador marsellés, Cédric Jiménez, que se ha inspirado en el polar o policíaco francés de los años 70 de los Yves Boisset, Henri Verneuil, o José Giovanni.
Pero que no termina de destacar, porque todo en ella nos recuerda a otras muchas películas de temática similar, tan correcta como poco original…
Podemos achacarle a La French nimiedades como que la acción se desarrolla en 1975, pero la canción “Call me” de Blondie, que se toca en una escena de la discoteca, no salió hasta 1980…
O una indicación nos dice que la acción tiene lugar a partir de 1975; con una imagen de un camión que descargan en un muelle de New York, se nos muestra al World Trade Center, la famosas Torres Gemelas en construcción, cuando estas en realidad, fueron inauguradas completamente terminadas en 1973.
O en la primera escena, cuando un hombre dispara su escopeta 7, M1911, 11 veces sin recargar…
O en otra escena establecida ya en 1981, donde hay 2 coches Citroën CX, cuyo modelo corresponde a su fabricación de 1985 o posterior.
No obstante, la trama se acompaña de una excelente banda sonora, que incluye música de Serge Gainsbourg, Venus Gang, Blondie, Al Wilson, Kim Wilde...
“C'est comme ça que je t'aime”
(Así es como Te amo)
Es un hecho que el asesinato en Marsella del Juez Pierre Michel, tiene todas las apariencias de ser obra de una organización de tráfico de droga, probablemente vinculada a la mafia siciliana, interesada en el restablecimiento de “La French Connection”
Tanto El Ministro del Interior, Gastón Defferre, como La Policía Judicial encargada de la investigación, han manifestado su opinión, de que existen serias presunciones de que los autores del asesinato, estén vinculados al tráfico de estupefacientes.
Como se sabe, Pierre Michel, de 38 años, murió en un atentado, en el año 1981, cuando circulaba en moto, y dispararon sobre él, desde otra moto ocupada por 2 personas.
Pero su lucha ya tenía los días contados; pues tras años de concesiones, y gracias a la cooperación internacional; en 1971, Turquía aceptó finalmente prohibir completamente la producción de opio, prohibición que se hizo efectiva al año siguiente, en 1972.
Ese mismo año, agentes estadounidenses, en colaboración con la policía francesa, apresaron 50kg de heroína en el aeropuerto de París, y detuvieron a los narcotraficantes Jean-Baptiste Croce y Joseph Mari, en Marsella.
También, en febrero de 1972, un sargento del ejército estadounidense, recibió una oferta de $96.000, a cambio de transportar 109kg de heroína.
Dicho sargento lo notificó a sus superiores, y éstos a su vez al Federal Bureau of Narcotics, a consecuencia de lo cual, 5 personas fueron arrestadas en New York, y 2 en París, y se incautaron 120kg de droga.
En los 14 meses siguientes, 6 importantes laboratorios de producción de droga, fueron registrados y desmantelados en Francia, y los arrestados por narcotráfico, en ese mismo año, ascendieron a más de 3.000.
Estas detenciones, permitieron desmantelar también la red de Vincent Papa, principal responsable de la distribución de droga en La Costa Este de Estados Unidos, y destaparon a su vez, una trama de corrupción en El Departamento de Policía de New York, gracias a lo cual, la droga incautada en anteriores operaciones, había sido sustituida por harina.
Finalmente, la acción combinada de las policías de Francia, Estados Unidos, Italia y Canadá, lograron desmantelar “La Conexión Francesa”, a mediados de los años 70.
Asimismo, la caída de esta red de tráfico tuvo, además, causas ajenas a la política, como la aparición del SIDA, el creciente consumo de cocaína y drogas de diseño.
La degradación física y psicológica que tenían los heroinómanos, fueron claves para quebrar el consumo de la heroína.
El problema, solo tuvo una sustitución de sustancias, pero el círculo vicioso sigue siendo el mismo:
La gente presa de su adicción, es capaz de todo; y otra, es capaz de lucrar con ello.
Pocos héroes minúsculos harán frente al pulpo.
Las conexiones de quienes hacen de las drogas un negocio, llegan a todas partes.
“C'est un dossier de merde!
Mais il est coupable”
(¡Es un registro de mierda!
Pero él es culpable)
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