Earth from Space

“Our planet:
Earth, you may think you know it well, but a startling new picture is emerging of a world shaped by forces more dynamic and intertwined than we ever imagined, raising possibilities that defy common sense”

¿Cómo pueden las tormentas de arena en El Desierto del Sahara, transformar La Selva Amazónica, a más de 5.000 millas de distancia?
En el frígido océano bajo La Antártida:
¿Cómo puede una vasta cascada submarina, 500 veces más grande que Las Cataratas del Niágara, conducir a un gigantesco frenesí de alimentación cerca del ecuador?
¿Y cómo puede el agua caliente, que fluye más allá de la costa de África, desencadenar una catástrofe meteorológica, a medio mundo de distancia, en el sur de Estados Unidos?
Los científicos han comenzado a encontrar respuestas sorprendentes a estas y otras preguntas profundas, gracias a una red de satélites, orbitando muy por encima de La Tierra.
Siempre atentos, sus sentidos se extienden mucho más allá de lo que nuestros ojos pueden ver.
¿Cuáles son estas fuerzas ocultas que gobiernan nuestro mundo?
¿Cómo están unidos los océanos, los continentes, la atmósfera y hasta El Sol, y cómo afectan a todos los seres vivos?
¿Qué es lo que da forma a la cara dinámica de La Tierra?
¿Cuáles son los ingredientes esenciales, y cómo se combinan para generar y sostener toda la vida?
¿Cómo funcionan las fuerzas naturales que nos rodean para crear un motor lo suficientemente poderoso como para nutrir y conducir la vida en toda su diversidad?
Por primera vez, podemos entender cómo la tierra, el fuego, el viento y el agua se unen para crear los entornos dinámicos que moldearon la vida en todas sus formas; y nuestra mejor esperanza para las respuestas, puede venir de arriba…
Orbitando sobre nuestras cabezas, hay 120 satélites que vigilan desde el espacio.
La mayoría operan en altitudes que van desde unos cientos de kilómetros por encima de la superficie del planeta, hasta 25.000 millas.
Cada uno de estos satélites de observación de La Tierra, revela una pieza diferente del rompecabezas.
Cada uno lleva una serie de detectores exquisitamente sensibles, diseñados para revelar lo que de otro modo estaría oculto a nuestra vista.
Por ejemplo, El Sistema de Observación de La Tierra (EOS) es un programa de La NASA, que comprende una serie de misiones de satélites artificiales y de instrumentales científicos en órbita terrestre, diseñados para observaciones de largo término de la superficie terrestre, biósfera, atmósfera, y océanos de La Tierra.
El Programa y los componentes del satélite, se lanzaron en 1997; y está centralizado por La Agencia Científica de La Tierra (ESE) de La NASA.
Los satélites de observación terrestre, son satélites artificiales diseñados para observar La Tierra desde una órbita; similares a los satélites espías, pero diseñados específicamente para aplicaciones no militares, como control del medio ambiente, meteorología, cartografía, etc.
Los instrumentos de observación, dependen del objeto del estudio; variando desde observación en el espectro visible, las microondas, etc.; y la mayoría se limitan a instrumentos pasivos, esto es, a recoger la radiación ya presente, principalmente en el espectro visible.
Dichos satélites van equipados con lentes similares a las de un telescopio terrestre, una cámara CCD, etc.; al tiempo que se incluyen todos aquellos que recopilan datos, y los envían a La Tierra para su uso.
Una gran cantidad de satélites en esta categoría, toman fotografías de la propia tierra, o el cuerpo al cual orbitan, usando diferentes longitudes de onda; pero también incluyen muy diversos campos de observación, como fotografía u observación astronómica, detectores del ambiente espacial, como rayos cósmicos, viento solar, magnetismo, y otros campos.
mientras los satélites meteorológicos, son utilizados para la observación del medio ambiente, meteorología, cartografía sin fines militares, utilizados principalmente para registrar el tiempo atmosférico y el clima de La Tierra; pueden captar más fenómenos que tan solo las nubes; pueden recoger información sobre el medio ambiente como las luces de las ciudades, incendios, la contaminación, auroras, tormentas de arena y polvo, corrientes del océano, etcétera.
Las imágenes obtenidas por los satélites meteorológicos, han ayudado a observar la nube de cenizas del Monte Saint Helens, y la actividad de otros volcanes como El Monte Etna; el humo de los incendios del oeste de Estados Unidos como en Colorado y Utah, también han sido monitorizados.
Otros satélites pueden detectar cambios en la vegetación de La Tierra, el estado del mar, el color del océano y las zonas nevadas.
En 2002, el derrame de petróleo del Prestige, en el noroeste de España, fue recogido por el satélite europeo, ENVISAT que, aunque no es un satélite meteorológico, dispone de un equipo (ASAR), que puede ver los cambios en la superficie del mar.
El fenómeno de El Niño y sus efectos, también son registrados diariamente en imágenes de satélite.
El agujero de ozono de La Antártida, es dibujado a partir de los datos obtenidos por los satélites meteorológicos.
De forma agrupada, los satélites meteorológicos de China, Estados Unidos, Europa, India, Japón y Rusia, proporcionan una observación casi continua del estado global de la atmósfera.
Por tanto, existen 2 tipos básicos de satélites meteorológicos por su órbita:
Los geoestacionarios y los polares.
Los satélites meteorológicos geoestacionarios, orbitan alrededor de La Tierra sobre el ecuador a unas altitudes de 35 880 km; debido a su órbita, permanecen estáticos respecto al movimiento de rotación terrestre, y por tanto pueden grabar o transmitir imágenes del hemisferio que tienen debajo continuamente con sus sensores de luz visible e infrarrojos.
En los medios de noticias, se suelen utilizar fotografías geoestacionarias para sus pronósticos, bien como imágenes o como animaciones.
Existen varios satélites geoestacionarios para la meteorología:
Los Estados Unidos tienen 2 en funcionamiento:
El GOES-11 y el GOES-12.
El GOES-12, designado como GOES-East, está sobre el río Amazonas, proporciona la mayor parte de la información meteorológica estadounidense.
El GOES-11, es denominado GOES-WEST, y se sitúa el este del Océano Pacífico.
Japón dispone de un satélite, el MTSAT-1R, en medio del Pacífico a 140º E.
Europa dispone de 3 sobre El Océano Atlántico, Meteosat-6, 7 y 8; y uno sobre El Océano Índico, el Meteosat-5.
Rusia utiliza el GOMS sobre el ecuador al sur de Moscú.
La India también dispone de satélites geoestacionarios meteorológicos; y China utiliza los satélites geoestacionarios Fengyun; el FY-2C a 105ºvE, y el FY-2D a 86,5º E.
Los satélites de órbita polar, rodean La Tierra a una altitud típica de 850 km de norte a sur, o viceversa, pasando sobre los polos en su vuelo; y están en órbitas helio síncronas, lo que significa que pueden observar cualquier lugar de La Tierra y ver 2 veces al día, un lugar con las mismas condiciones generales de luz debido al tiempo solar casi constante.
Además, los satélites de órbita polar, ofrecen mayor resolución que sus homólogos geoestacionarios debido a su cercanía con La Tierra.
Estados Unidos tiene una serie de satélites meteorológicos polares de la NOAA, con el NOAA 17 y NOAA 18, como satélites principales; NOAA 15 y NOAA 16, como secundarios; NOAA 14 como suplente; y NOAA 12.
Rusia dispone de las series de satélites Meteor y RESURS.
China y la India también disponen de satélites de órbita polar.
En las imágenes de luz visible obtenidas por los satélites, se pueden apreciar las nubes, sistemas nublosos como frentes y tormentas tropicales, lagos, bosques, montañas, nieve, fuegos y polución como humo, smog y polvo.
Se puede determinar el viento por los patrones de nubes, alineamientos y movimiento en una sucesión de imágenes.
Las imágenes térmicas o de infrarrojos, pueden determinar la altura y tipo de nubes, calcular las temperaturas de superficie de tierra y mar, y localizar características del relieve oceánico.
Las imágenes de infrarrojos y luz visible, muestran los efectos de la polución en las distintas zonas de La Tierra.
Se pueden observar la contaminación aérea de cohetes y aviones, además de las estelas producidas.
De igual manera, con la observación de las luces de la ciudad, se puede determinar su crecimiento, además de medir la contaminación lumínica.
Para la lucha contra incendios, los satélites meteorológicos no solo proveen de imágenes donde se produzcan fuego.
El uso de sus cámaras de infrarrojos, permiten observar las zonas calientes que pueden ser focos potenciales de incendios.
Una vez detectado un incendio, los satélites también disponen de datos sobre el viento, para averiguar hacía donde se puede extender.
También, las imágenes servirán para prever cuando lloverá sobre esa zona.
Algunas imágenes de satélite, se han popularizado por su aspecto dramático; entre ellas se encuentran las imágenes recogidas durante La Guerra del Golfo con el incendio de los pozos petrolíferos de Kuwait; y también son conocidas las fotografías nocturnas del globo, que muestran la luz artificial de las ciudades.
“Satellites tell us about what the world actually is doing not what we would like to be doing, not what we might fear it to be doing, but what it's actually doing.
And it's that, that allows us to see change, real change for what it is”
Earth from Space es un documental del año 2013, escrito y dirigido por Iain Riddick.
Protagonizado por Waleed Abdalati, David Adamec, Charlie Bristow, Gene Carl Feldman, Holly Gilbert, Jeffrey Halverson, Piers Sellers, Emily Shuckburgh, entre otros.
Earth From Space es un especial documental televisivo de 2 horas, que revela una espectacular nueva visión espacial de nuestro planeta; producido en extensa consulta con científicos de La NASA; NOVA toma datos de los satélites de observación de La Tierra, y lo transforma en deslumbrantes secuencias visuales, cada una exponiendo la intrincada y sorprendente red de fuerzas que sostiene la vida en La Tierra; y nos habla sobre diversos temas de la corriente circumpolar antártica, a la fotosíntesis en bosques amazónicos fertilizados por el polvo rico en nutrientes soplado a través del Atlántico desde los desiertos africanos; topografía de los fondos oceánicos, cordilleras del medio océano y respiraderos hidrotermales donde la vida pudo haber comenzado; la formación de huracanes, los monzones asiáticos, el crecimiento del plancton, los relámpagos que descomponen el gas nitrógeno en nitratos que fertilizan el suelo, e incluso las eyecciones de masa coronales procedentes de nuestro Sol.
A lo largo del programa, también se introducen a los instrumentos del satélite que hacen las observaciones y las mediciones.
La flota de satélites de La NASA, devela algunos resultados bastante inesperados.
¿Quién diría que las nubes más altas de La Tierra, nacidas en el borde del espacio sembradas por meteoritos conocidos como nubes noctiluscentes, estaban conectando los patrones climáticos entre los polos norte y sur?
Los mismos satélites también nos ayudan a desarrollar pronósticos meteorológicos más largos, que predicen la severidad de los inviernos.
Este programa, se estrenó el 26 de junio de 2013 en PBS, y te lleva a una búsqueda épica para descubrir las fuerzas y procesos invisibles que sustentan la vida en nuestro planeta y, por primera vez, los veremos en acción en su entorno natural, en vívidos detalles.
“Estas imágenes, verdaderamente únicas, exploran los misterios más profundos de su existencia, planteando preguntas profundas y desafiando los viejos supuestos de, cómo funciona el sistema de La Tierra.
Solamente tomando la visión de un ojo del satélite de La Tierra, los científicos que estudian la geología y el clima del planeta, adquieren una sensación de cómo, está interconectado el mar, la tierra y el aire del planeta”, dijo Waleed Abdalati, Director del Centro de Ciencia y Observación de La Tierra de la Universidad de Colorado en Boulder.
“Gracias a los datos de satélite, los modelos climáticos han sido refinados”, añadió Abdalati.
Todos los 15 modelos climáticos instalados antes de que se lanzaran la mayoría de los satélites de observación de La Tierra, han sido cambiados para reflejar los nuevos datos recopilados por los satélites.
Los científicos han tomado esa información, para elaborar una imagen más precisa de lo que los climas futuros podrían parecer.
Por lo que Earth from Space es muy informativa, pero usted debe saber qué esperar.
Del título se podría pensar que esta película consiste principalmente en fotografía de La Tierra tomada de órbita, mientras el narrador nos dice información geográfica; bueno, no es así.
El concepto de este documental, es explicar las conexiones de varios procesos meteorológicos, geológicos y ecológicos entre sí, en un gran sistema.
Probablemente, la mayoría de nosotros está familiarizado con los poderes de los huracanes en El Atlántico, o que hay tormentas de polvo en el Sahara o el río Amazonas tiene el mayor caudal de agua, pero cómo estas cosas se relacionan entre sí a escala mundial, no son tan triviales.
La mayoría de estos grandes procesos globales, se descubrieron utilizando satélites; por lo que la película incluye muchas imágenes de satélite que muestran estos modelos; en una excelente visión de conjunto de los ciclos globales.
Las visualizaciones de La NASA, basadas en El Sistema de Observación de La Tierra (EOS), nos muestran cómo las interacciones a gran escala entre el océano, la tierra, la atmósfera y la vida, determinan el clima impulsado por la energía solar.
Los instrumentos de los satélites EOS, son tan precisos, que incluso los efectos de eventos más inesperados y repentinos como el Chelyabinsk Airburst Event de 2013, pueden ser rastreados y medidos como sucede en tiempo real.
Estas mediciones instantáneas de alta resolución, son absolutamente cruciales para predecir el clima futuro.
Las simulaciones de La NASA, basadas en datos de satélite de alta resolución, produjeron modelos de circulación general realistas (GCMs)
Uno de ellos llamado ECCO2, o Estimación de la Circulación y el Clima de la Fase Oceánica II; proporciona resultados que nos ayudan a entender la escala de los principales problemas globales, como la acidificación del océano debido al aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera.
Las simulaciones de ECCO2, se utilizaron para recrear las condiciones de la temporada de huracanes, extremadamente intensa de 2005, durante la cual, el número de nombres de tormentas pre-determinados, fue insuficiente, y el alfabeto griego se utilizó en extra.
Los espectadores son testigos de, cómo el polvo sacado del Sahara fertiliza el Amazonas; cómo una vasta “cascada” submarina frente a La Antártida, ayuda a impulsar las corrientes oceánicas en todo el mundo; y cómo el calentamiento del Sol del Atlántico meridional, da a luz a un huracán colosal de gran alcance.
Desde el mundo microscópico de las moléculas de agua que se vaporizan sobre el océano, hasta el campo magnético que es más grande que La Tierra misma, el espectáculo revela la asombrosa belleza y complejidad de nuestro planeta dinámico.
Con situaciones tomadas de todos los continentes y la mayoría de los mares, este espíritu verdadero del mundo y la mente, que extienden en este valioso documental.
Los satélites son potentes, pero no son los únicos medios para adquirir datos de alta resolución a escala de paisaje.
Ser capaz de medir la interacción de los vivos y los “no vivientes” a gran escala continental, es la apertura de los ojos.
Eso es lo que el exitoso científico, Greg Asner, hace con el Carnegie Airborne Observatory (CAO)
“Los seres humanos cambiaron los ciclos biogeoquímicos de muchas maneras”
Algunos de estos cambios, ahora tienen firmas permanentes que no desaparecerán.
Tomemos, por ejemplo, la delgada capa radiactiva en todos los continentes que dejaron los ensayos nucleares de la era de La Guerra Fría.
Estamos discutiblemente en un nuevo período a lo largo del tiempo geológico:
Termina el Holoceno, y entre en el Antropoceno, La Era de Los Humanos.
“I think intuitively we know there are connections, but when you can actually trace dust storms off the Sahara to weather events in North America it changes things”
La productora ejecutiva de NOVA, Paula Apsell, y creadora de NOVA scienceNOW, un popular programa de noticias científicas, y su equipo de cineastas, recopilaron imágenes, videos y otra información de algunos de los 120 satélites de observación de La Tierra en órbita hoy, para hacer esta nueva película.
Estas imágenes muestran, con gran detalle, cómo la luz del Sol, la humedad, la tierra y la atmósfera, interactúan de maneras inesperadas, con eventos aparentemente locales, a menudo desencadenados por fuerzas lejanas en el espacio y el tiempo.
Y con estas nuevas ideas, por primera vez, los científicos pueden comenzar a comprender la íntima relación entre el planeta y todos los seres vivos que apoya.
NOVA utilizó la información del satélite de vigilancia oceánica Aqua, para usar la animación por computadora para mostrar que el agua podría evaporarse del océano en el ecuador.
Los realizadores, también utilizaron datos del satélite NPP Suomi, en órbita polar, para mostrar cómo las capas de hielo han cambiado a través del tiempo.
“Mientras que la mayoría de los satélites de observación de La Tierra todavía trabajan mucho más allá de los tiempos de vida esperados, muchos de los orbitadores de La Tierra necesitarán ser reemplazados en los próximos 5 o 10 años”, dijo Abdalati.
“Es particularmente importante, que estas observaciones sean continuas”, agregó Sellers, porque los científicos necesitan estos satélites para ver la visión más amplia de los sistemas unificados del planeta.
La flota de observadores de La Tierra de La NASA, recibió una actualización con el lanzamiento de un nuevo satélite, Landsat Data Continuity Mission, que reemplazará a un satélite que será retirado en los próximos años.
Earth From Space, utiliza también imágenes computarizadas, datos satelitales y una cantidad considerable de efectos especiales de Hollywood, para iluminar fenómenos previamente desconocidos sobre nuestro planeta, utilizando datos proporcionados por satélites en órbita, y presentándolos de manera única y atractiva.
Es un programa estupendo para cualquier persona interesada en el clima, las ciencias de La Tierra o el mundo natural en general, y es probable que para ampliar la cosmovisión de, incluso el espectador más casual.
Con su ritmo rápido y gráficos con estilo, el espectáculo está diseñado para atraer a casi cualquier persona que puede sentarse para absorber mucha información importante.
La primera pieza del rompecabezas, es entender la influencia masiva que El Sol, a 93 millones de millas de distancia, tiene en nuestro planeta.
El mundo está continuamente bañado en un flujo de energía del Sol.
Eso calienta La Tierra.
Todo lo que puedes ver que vive, respira y se mueve sobre La Tierra, es empujado por El Sol.
Ahora, un ojo electrónico en el espacio, puede medir el impacto de la energía solar alrededor de La Tierra.
Uno de los satélites más nuevos de La NASA, llamado así por un meteorólogo, Suomi de órbita polar, lanzado en 2011, proporciona la vista.
La nave espacial es del tamaño de un pequeño autobús escolar.
Orbita 500 millas arriba, rodeando el planeta 14 veces al día.
A bordo, lleva 5 sensores separados, que le permiten ver las cosas invisibles para los ojos humanos.
La luz que podemos ver, se limita a una banda estrecha de radiación electromagnética, sólo una pequeña parte de lo que el satélite puede captar.
La radiación electromagnética, abarca un espectro que va mucho más allá de los colores familiares del arco iris.
Si consideras que el espectro completo es una línea que se extiende desde New York a Los Ángeles, la pieza que nuestros ojos podían ver, sería del tamaño de un centavo.
Hay tanta otra información disponible para nosotros, y eso es, en gran parte, lo que hacen estos satélites.
Uno de los principales instrumentos de este satélite, se llama CERES, un acrónimo de “Nubes y Sistema de Energía Radiante de La Tierra” que detecta una amplia gama del espectro, incluyendo las longitudes de onda muy cortas y muy largas de la luz en el ultravioleta y el infrarrojo que no podemos ver.
Cualquier cosa que emite calor, emite radiación infrarroja, por lo que los datos de CERES muestran La Tierra en tonos de calor, precisos a una fracción de grado.
Y revela cómo el planeta, como un todo, reacciona a la luz del Sol, absorbiendo y reflejando la radiación proveniente de nuestra estrella local.
En los polos, El Sol golpea en un ángulo oblicuo, y lo poco de luz que hay, se refleja de nuevo en el espacio por el hielo y las nubes.
Estas son las razones principales por las que los polos permanecen frescos.
En el ecuador, es una historia muy diferente.
No sólo el planeta recibe más luz solar directa aquí, la falta de hielo significa que la menor energía del Sol, se refleja de nuevo en el espacio.
Y en el ecuador, la energía concentrada del Sol, alimenta un motor térmico que puede provocar eventos meteorológicos en todo el mundo.
Quizás, el mejor lugar para ver el impacto del calor del Sol, es un área en el Atlántico, justo al norte del ecuador, y al oeste de África:
Las aguas costeras de las islas de Cabo Verde.
Aquí, el mar ofrece una vida.
Los pescadores locales mantienen un ojo atento sobre el clima.
Ellos saben que las tormentas pueden traer una buena captura.
El clima turbulento, agita los nutrientes de las profundidades, atrayendo grandes bancos de peces.
Es la época más calurosa del año, y El Sol late sin descanso.
Al caer la tarde, la enorme afluencia de energía térmica, ha llevado a la acumulación de grandes formaciones de nubes.
A veces, estas formaciones se convierten en tormentas masivas.
Es un proceso que los satélites están revelando en detalle.
Circulando sobre los pescadores, está un satélite de La NASA llamado Aqua, latín para el agua, que orbita los polos, y una de sus tareas clave, es monitorear la compleja interacción entre la luz solar y el agua.
El satélite Aqua, es uno de los satélites más importantes de La NASA.
Su función principal, es estudiar el ciclo hidrológico en La Tierra:
Vapor en la atmósfera, océano líquido, la temperatura de ese océano y el hielo.
Uno de los instrumentos de Aqua, mira hacia abajo el mar alrededor de Cabo Verde, de nuevo, en infrarrojo, detectando calor.
Destacado aquí, en amarillo, más de 1.000.000 millas cuadradas de océano alcanza una temperatura crítica:
80°
A esta temperatura, el mar se está evaporando rápidamente, produciendo un gas invisible:
Vapor de agua.
Mirando el infrarrojo, el satélite Aqua es capaz de medir la cantidad de vapor de agua que se evapora de la superficie del océano.
Aqua muestra que esta zona está produciendo millones de toneladas de vapor de agua cada hora.
Con base en esos datos, es posible crear una imagen de cómo podría ser el vapor, si estos pescadores pudieran verlo en el aire alrededor de ellos.
El vapor de agua es mucho más ligero que el aire, y grandes columnas suben hacia arriba, directamente desde la superficie del mar.
El vapor de agua lleva consigo el calor, la energía del Sol.
Y es que el vapor de agua es como una energía invisible, es como moléculas que escapan del océano, tomando energía térmica con ellas.
Y son como pequeños colectores solares móviles que se cierran alrededor de la atmósfera.
A media milla de altura, cuando el aire se enfría, el vapor de agua se condensa de nuevo en agua líquida, pequeñas gotitas que forman grandes nubes.
El vapor libera la energía del Sol, el calor que recibió antes; y el resultado es una tormenta.
Las moléculas se condensan en la atmósfera, y vuelven a ser líquidas, y cuando eso ocurre, ese calor se libera en la atmósfera y calienta la atmósfera, y ese es el calor que alimenta los sistemas de tormentas.
En las peores tormentas, el calor capturado por el vapor de agua, es equivalente a hasta 200 veces la producción global de electricidad en un momento dado.
El proceso de evaporación, resulta en algo que no necesitamos instrumentos especiales para ver:
El aumento del calor impulsa las nubes hasta 10 millas de altura.
A medida que las nubes suben hacia arriba, la rotación de La Tierra hace que giren.
Las nubes de tormenta se funden en un vasto torbellino, y este es el nacimiento de un huracán.
El 2005 fue la temporada de huracanes más ocupada en el registro.
El 27 de agosto, un satélite meteorológico está siguiendo un huracán de categoría 3, que comenzó en las Bahamas.
Su nombre era Katrina.
A lo largo de la región, hay una pregunta en la mente de todos:
¿El huracán golpeará tierra, o se difuminará?
La respuesta puede provenir de un satélite de La NASA llamado T.R.M.M., o Misión de Medición de las Precipitaciones Tropicales; que está equipado con un radar y una cámara de imágenes que funcionan en el rango de microondas del espectro.
Éstos, son más altos en energía y más cortos en longitud de onda que otras ondas de radio.
Los instrumentos rebotan microondas de las gotas de lluvia en las nubes, permitiendo a los científicos, construir un modelo tridimensional de la estructura interna de un huracán.
Podemos mirar la energía de microondas, que se genera dentro de las nubes, y viene de la superficie del océano.
Es casi como si las nubes fueran ahora invisibles para nosotros.
Podemos ver a través de ellos, como tomar una tomografía computarizada, para mirar dentro de esas nubes.
Este satélite, es una poderosa herramienta.
Y ahora, sus sensores revelan algo siniestro:
Grandes columnas verticales de vapor de agua caliente, estallan desde cerca del centro de la tormenta.
Casi como huracanes dentro de los huracanes, estos vórtices de escalada aportan infusiones de energía al corazón de la tormenta, alimentando aún más su crecimiento.
Estas nuevas fuentes de energía, se denominan “torres calientes”
Si ocurren en el lugar correcto en el momento adecuado, en el centro mismo del sistema, pueden ser como una bujía gigante, que hace que todo el motor funcione a muy, muy alta velocidad.
Las torres calientes, sacan más y más vapor de agua del océano.
Esto desencadena un bucle de retroalimentación que conduce a una reacción desenfrenada, y en sólo 24 horas, el huracán Katrina crece en un monstruo de Categoría 5.
Toda esta violencia, es un resultado directo del poder del Sol en el océano.
Vientos feroces soplan durante 2 días seguidos, alcanzando 175 millas por hora, retorciendo el acero como papel, y destrozando casas y edificios.
Más de 3 billones de galones de lluvia al día, y una oleada de marea masiva del Golfo de México, se combinan para inundar áreas enteras de la Costa del Golfo.
Katrina dejó su marca a través de 90,000 millas cuadradas.
Más de un millón de personas fueron desplazadas.
Por lo que Katrina se convierte en el estándar, por el cual los futuros huracanes serán evaluados.
Pero incluso este huracán extremo es sólo una pincelada minúscula en un cuadro mucho más amplio:
Una imagen de cómo El Sol impulsa el agua alrededor de todo el planeta, con efectos radicalmente diferentes en diferentes lugares, todo bajo la mirada vigilante de nuestros ojos en el espacio.
Tome sólo un solo día en julio:
En New York, los viajeros se sumergen en calor de 95°; los vientos abrasadores bombean el aire caliente hacia la región desde el sur, creando condiciones opresivas y húmedas.
A 7 mil millas de distancia, en Mumbai, India; los viajeros, aquí, luchan para hacer frente a la lluvia torrencial; el diluvio llega tan rápido, que las calles se inundan en horas.
Mientras tanto, en Chile, el desierto de Atacama está casi totalmente seco; hay lugares donde la lluvia nunca ha sido registrada.
Ambientes tan diversos, a miles de kilómetros de distancia, parecen totalmente ajenos.
Pero al retroceder para una visión más amplia, podemos ver que, de hecho, están íntimamente conectados.
Orbitando a 22.000 millas de la superficie de La Tierra, hay una cadena de 5 naves espaciales de seguimiento del clima, incluyendo GOES East, operada por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
GOES, es un acrónimo de “Geostationary Operational Environmental Satellites”
Cada uno se mueve en una posición fija con respecto a La Tierra, llamada órbita geoestacionaria; y siempre miran hacia abajo en las mismas partes del planeta.
Los datos combinados de estos 5 satélites, dan a los científicos una perspectiva única sobre La Tierra.
Al tener varios de ellos situados en diferentes posiciones alrededor del ecuador, podemos ver La Tierra entera, las 24 horas del día.
Al observar La Tierra entera, estos satélites revelan, cómo la energía se mueve a través del globo, comenzando con el impacto del Sol en el agua.
El proceso es el mismo en todas partes, pero el resultado será muy diferente en diferentes lugares.
Convertidos a partir de los datos numéricos, estos 5 círculos representan lo que realmente sienten los satélites.
Ellos revelan la imagen total del vapor de agua producido en La Tierra, en un solo marco.
Visto en avance rápido, un segundo es igual a un día; y muestra, cómo el vapor de agua producido en el ecuador, transporta continuamente la energía del Sol hacia los polos.
Ahora, una nueva pieza del rompecabezas gigante entra en juego, como el vapor de agua es impulsado por todo el mundo.
El paisaje y la topografía locales, afectan el impacto del vapor, con resultados únicos para cada región.
En la India, a finales de julio, el vapor de agua caliente se extrae del océano por la diferencia de temperatura entre tierra y mar.
Subiendo a gran altitud, el vapor se enfría sobre la tierra, y se condensa nuevamente en el agua.
Llamamos al resultado “el monzón asiático”
Casi un billón de toneladas de lluvia cae del cielo, transformando la tierra seca en llanuras fértiles.
El monzón, finalmente se traslada al este, llegando a China, donde inunda los arrozales que son ideales para cultivar arroz.
Este proceso ayuda a alimentar a 3 mil millones de personas, casi la mitad de la población mundial.
Mientras tanto, en el otro lado del mundo, en Sudamérica, los vientos hacia el oeste conducen el vapor de agua a través de los altos picos de Los Andes.
La altitud despoja el aire de su humedad, que cae como nieve sobre las montañas, creando, al otro lado, en el centro de Chile, el árido desierto de Atacama.
Ese mismo día de julio, en el este de los Estados Unidos, el aire húmedo caliente surge hacia el norte, directamente desde El Golfo de México.
Sin una barrera natural en el camino, más de 100 millones de estadounidenses, desde Memphis a New York, se sumergen en el calor del verano.
Los datos de satélite, muestran que todo es un sistema interconectado, pero que, en diferentes partes del mundo, están ocurriendo diferentes procesos.
Podemos ver los monzones y su efecto; podemos ver los efectos en los desiertos en una parte diferente del mundo.
Y eso, juntos, nos muestra cómo el vapor de agua se conecta con la vida en La Tierra.
Pero este vasto ciclo de luz solar, agua y tierra, es sólo un patrón entre muchos en este planeta que llamamos hogar.
Un ciclo con consecuencias aún mayores para el clima a largo plazo, implica frío extremo.
Para ver cómo funciona, tenemos que volver La Tierra al revés, y mirarla desde abajo.
La Antártida sigue siendo el último gran desierto de La Tierra:
Un vasto continente congelado, sumido en la oscuridad durante casi 6 meses de cada año.
En invierno, las temperaturas pueden caer por debajo de los -118° Fahrenheit, y sopla una incesante oleada de cientos de millas por hora.
Es difícil creer, que cualquier cosa que da vida podría comenzar aquí, en este lugar sombrío, pero eso es exactamente lo que sucede.
El hielo de La Antártida, desempeña un papel vital en mantener el clima global, manteniendo la vida, incluso en exuberantes y cálidas selvas, a miles de kilómetros de distancia.
La Antártida es un elemento fundamental del sistema climático.
Y, si bien puede sentarse en silencio y majestuosamente en el borde del planeta para que muy pocos vean, las cosas que continúan ahí, se extienden por todo el mundo, y afectan al mundo en su conjunto.
Es una paradoja que, un lugar tan desolado y estéril, sea tan crítico para la vida en nuestro planeta.
En promedio, es 43° más frío que El Polo Norte.
¿Por qué debería La Antártida ser mucho más fría, y cómo afecta esto al resto del mundo?
Los detectores del satélite de órbita polar de La NASA, Suomi, proporcionan parte de la respuesta.
Los instrumentos detectan las partes infrarrojas y ultravioleta del espectro.
Demuestran que los polos reciben poco de la energía solar, y reflejan la mayor parte de ella hacia el espacio.
Esa es una de las razones por las que los polos permanecen fríos.
Pero hay otro factor que hace que La Antártida aún más frío.
Un modelo informático de los datos, muestra lo que ocurre cuando el aire cálido y húmedo que llega de los trópicos, colisiona con el aire frío sobre El Polo Sur.
El resultado, es un sistema de tormenta masiva y, al igual que un huracán, gira como resultado del giro de La Tierra.
Sólo esto es mucho más grande que un huracán:
4.000 millas de diámetro.
Donde ese aire frío y aire caliente se encuentran, arriba en la atmósfera, el aire comienza a girar alrededor de La Antártida.
Los vientos pueden ser, en la atmósfera, hasta 200 millas por hora.
Este patrón de circulación, se llama “chorro polar”, un círculo incesante de viento y tormentas.
El incesante viento en el sentido de las agujas del reloj, impulsa el agua de mar por debajo.
Esos fuertes vientos, están enviando un chorro en el océano, y está impulsando una circulación oceánica que se siente casi hasta el fondo del océano, a 2 millas y media de profundidad.
El Océano Austral, suena como un continente sin tierra, para interrumpir un vasto cuerpo de agua en movimiento.
Esta es la corriente circumpolar antártica:
Los mares más peligrosos del planeta.
Aquí, las tormentas se enfurecen casi todos los días del año, azotando cientos de billones de galones de agua en un frenesí incesante.
Ahora, el instrumento infrarrojo en el satélite Aqua, que detecta la temperatura atmosférica, pone las piezas del rompecabezas juntos.
Los vientos del chorro polar y el agua de la corriente circumpolar, juntos, forman una barrera impenetrable alrededor de La Antártida, aislándola del resto del planeta, y privándola de calor.
Es por eso que toda la región permanece excepcionalmente fría, todo el año.
Lo increíble de lo que nos dicen los satélites, es que el movimiento del aire y, en realidad, el movimiento de la corriente oceánica alrededor del perímetro de La Antártida, aísla al continente del resto del mundo.
Entonces:
¿Por qué este frío implacable es tan importante para el planeta más allá de La Antártida?
La respuesta está en una propiedad notable del agua:
¿Qué sucede cuando congela?
El satélite Aqua revela el inicio del proceso:
Barre la superficie con su escáner de microondas, mirando a través de las nubes, para detectar la distinta forma de hielo.
Los instrumentos de microondas en el satélite, nos permiten ver a través de las nubes hasta el hielo marino alrededor de La Antártida, durante todo el año.
Lo que es particularmente increíble, es que somos capaces de tomar medidas del hielo marino en lugares donde, como científicos, como humanos, ni siquiera podemos ir.
Este satélite nos da una imagen exacta de la extensión del hielo marino alrededor de La Antártida, a lo largo de un año.
En verano, La Antártida es casi una vez y media, el tamaño de los Estados Unidos, cubierto de hielo.
Pero en invierno crece aún más.
Más de 5 millones y medio de kilómetros cuadrados de hielo forman alrededor del continente.
Crece al tamaño de toda África.
Esta vasta formación de hielo, tiene un profundo impacto en la vida en todo el planeta.
¿Cómo puede extenderse su impacto hasta ahora?
Uno de los mejores lugares para entender el poder del hielo, es la enorme bahía a lo largo de la costa noroeste de La Antártida, El Mar de Weddell.
Aquí, un vendaval constante sopla y enfría el agua de mar a temperaturas de congelación.
Una vez que la capa superior del océano cae por debajo de 29° Fahrenheit, se cruza un umbral crítico; la superficie del océano comienza a congelarse.
A un nivel microscópico, pequeños cristales empiezan a crecer, tejiéndose juntos.
A medida que los cristales se unen, expulsan la sal al agua.
La sal forma salmuera, que gotea por largos tubos estrechos y agujeros en el hielo, a medida que se forma.
La salmuera, es más densa que el agua de mar regular, y se hunde hacia abajo.
A medida que el agarre helado del invierno se aprieta, la formación de hielo se acelera y se propaga.
Pronto, grandes manchas aparecen en la superficie, y se espesan en una masa sólida.
Lo que comenzó como un proceso microscópico, pronto puede ser visto desde el espacio.
Cada año, más de 200 mil millones de toneladas de hielo se forman en El Mar de Weddell solo, liberando decenas de billones de toneladas de salmuera densa en el océano.
El destino de toda esta salmuera, es un misterio.
La pregunta crucial es:
¿A dónde va todo?
Un satélite llamado Jason, operado conjuntamente por La NASA y La Agencia Espacial francesa, está proporcionando nuevas respuestas.
Jason despide señales de radar de la superficie del océano, para medir su altura.
El instrumento, también revela la forma del fondo marino muy por debajo.
Podemos hacer mapas muy precisos de batimetría submarina, pero no lo hacemos directamente.
Lo hacemos midiendo la superficie del mar desde el espacio, con mucha precisión y con tiempo.
El radar de Jason es tan preciso, que puede detectar cambios diminutos en el nivel de la superficie del mar, producida por los picos y valles del terreno de abajo.
Los datos permiten mapear el fondo del océano.
Así tienes un satélite que está arriba, a 500 millas en el espacio, y está devolviendo una precisión de poco menos de media pulgada.
Piensa en lo que eso significa.
Si apuntamos este instrumento en Washington DC, digamos, y estamos mirando a una multitud de gente en Boston, puede decirte si sus dedos del pie están o no sobre la acera.
Eso es lo que está haciendo este satélite.
Los datos de satélite, permiten a los científicos hacer un mapa tridimensional del fondo del océano bajo El Mar de Weddell.
Revela un vasto abismo, a 2 millas de profundidad, frente a la plataforma continental de La Antártida.
Como la salmuera desciende en el océano, finalmente cae sobre este precipicio…
Otros sensores, conectados al fondo del mar, rastrean el flujo de la salmuera a medida que se hunde.
Lo que realmente emociona, es que somos capaces de tomar esos datos que nos muestran, cómo es el fondo del océano, y combinarlo con datos de los sensores bajo el agua, y que nos permite ver el agua densa y adónde va.
Combinando datos de satélites e instrumentos submarinos, los científicos pueden reconstruir lo que está sucediendo, escondido bajo el hielo.
Lo que aprenden, es asombroso.
Un billón de galones de salmuera salina, se precipita por El Mar de Weddell cada hora, un torrente equivalente al volumen de 500 cataratas del Niágara.
La salmuera se extiende hacia el borde de la plataforma continental antártica, y luego cae en el abismo revelado por Jason.
Una inmensa cascada submarina, cae hacia abajo.
La salmuera fría y densa, cae lentamente, silenciosamente, en el abismo, a 2 millas del fondo del océano.
No resurgirá durante cientos de años...
Lo que sucede con la salmuera, sigue siendo investigado, pero los modelos de computadora combinados con los datos de satélite, están ayudando a los científicos a averiguar hacia dónde va.
Toda el agua en el fondo de cada océano alrededor del globo, tiene su comienzo dentro de 6 millas del continente antártico.
Crea el agua más fría y más densa que hay en el planeta.
El líquido frío y salado, forma parte de un sistema de circulación mundial, revolviendo y enfriando todos los océanos del mundo.
Dejando La Antártida, se ha embarcado en un viaje que podría tomar mil años para completarse.
A medida que migra hacia el ecuador, la corriente de fondo frío se mezcla con agua más fresca y más cálida, y sube lentamente.
Luego se une a otras corrientes oceánicas, y finalmente regresa al sur, donde se enfría una vez más.
Por último, volviendo a La Antártida, el agua de mar se congela y libera su sal de nuevo, completando el ciclo.
Es un lazo interminable, que es crítico para todo el planeta.
La importancia de las aguas densas en La Antártida, es que realmente forma la base de la circulación oceánica global.
La temperatura y la sal, se combinan para causar el hundimiento y el aumento en diferentes partes, lo que establece una cinta transportadora, esta interacción de todas las aguas del océano.
En El Ártico, los fríos vientos del invierno, hacen que el océano se congele.
Las corrientes del Atlántico Norte se enfrían y se hunden hasta el fondo, y luego vuelven al sur.
En todo el mundo, las corrientes lentas de agua de mar, como esta, regulan las temperaturas medias de los océanos, a un grado.
Esta estabilidad tiene un profundo efecto sobre la vida en todo el mundo.
Así, las corrientes afectan el aire y la atmósfera, que se asienta sobre ellas.
El océano y la atmósfera, están íntimamente conectados.
Por ejemplo, la corriente del golfo toma el agua caliente del Golfo de México al norte al este de Estados Unidos y Europa, generando aire caliente.
En el otro lado del mundo, otra corriente, llamada Kuroshio, lleva calor de China, al norte de Japón.
Es un proceso global, las corrientes oceánicas distribuyen calor alrededor del planeta.
El clima en el que vivimos, es resultado de los patrones de circulación oceánica.
La razón, en los Estados Unidos, de que Carolina del Norte y Carolina del Sur están calientes, es porque existe La Corriente del Golfo.
Y la razón por la que hay una corriente del Golfo, es porque realmente tiene sus raíces en La Antártida.
Como un motor importante, impulsando las corrientes oceánicas del mundo, la Antártida ayuda a proteger el clima de La Tierra de oscilaciones salvajes de la temperatura.
La constante y confiable circulación de los océanos alrededor del globo y las temperaturas relativamente estables que produce, han hecho de La Tierra un planeta hospitalario.
La estabilidad a largo plazo, daba tiempo para que floreciera la vida y los animales, y las plantas complejas evolucionaran.
Y así es como un proceso que comenzó con el hielo antártico, continúa sosteniendo nuestro mundo.
Cuando compaginas todo esto, obtienes una historia sobre cómo la circulación oceánica afecta el clima, y lo que eso significa hoy, mañana y 20 años en el futuro.
Pero las corrientes oceánicas y la atmósfera, no son los únicos.
Debajo del lecho marino, las fuerzas dentro de La Tierra son una fuente crucial para los materiales básicos que nutren la vida.
Este mecanismo oculto, es impulsado por una actividad incesante, a menudo violenta; 2 ejemplos recientes:
Un terremoto de magnitud 9 impacta Japón en 2011; una sección entera del país se mueve 8 pies hacia América del Norte.
Un año antes, a 2.500 kilómetros al sur, en Papua, Nueva Guinea, estalla el volcán Rabaul; y se dispara una gran pluma de ceniza en la atmósfera.
Se trata de eventos catastróficos, enormemente destructivos, con un enorme costo en vidas humanas.
Pero las fuerzas naturales detrás de estos desastres, también proporcionan los materiales que nosotros y otros organismos vivos necesitamos para sobrevivir.
Y los satélites nos ayudan a mostrarnos, cómo sucede esto.
El RADARSAT de Canadá, es uno de los varios satélites que utilizan un radar altamente sensible para mapear la superficie terrestre en 3 dimensiones.
Poderosas ondas de radio fuera del terreno de abajo, estos satélites continuamente barren la superficie del globo.
Pueden medir la altura de la superficie de La Tierra, todos los días, con una precisión de menos de un cuarto de pulgada.
Cuando los datos se trazan con el tiempo, podemos ver, en detalle, cómo la corteza terrestre se mueve constantemente.
Los satélites pueden ver, realmente, cómo se mueven las placas de la corteza.
Podemos ver protuberancias donde el magma se mueve por debajo…
Así cuando un volcán estalla, la tierra se hunde.
Ahora tenemos una imagen de, cómo se ve el mundo bajo la corteza, y cómo afecta a los otros procesos dinámicos de la así llamada, Tierra sólida.
Cada día, decenas de volcanes alrededor del mundo, mientras que 4.000 terremotos sacuden el suelo.
Nuestra tierra es dinámica, expulsando constantemente gases y magma de sus profundidades, y parte de esta actividad, tiene un impacto vital en la vida.
El secreto para entender, cómo se encuentra profundamente debajo de la superficie del océano.
Aquí, una reacción química crucial ocurre, entre la roca fundida y el agua profunda del océano.
El radar de la cartografía de la superficie del mar del satélite de Jason, revela una cadena de volcanes activos, una milla y media abajo, en el fondo del Océano Pacífico.
Aquí es donde tiene lugar la interacción crítica entre la roca fundida y el agua helada.
Esa información fue tomada con un submarino operado remotamente, también llamado Jason.
La lava y los gases sobrecalentados, se derraman en grietas en el fondo del océano, conocidas como respiraderos hidrotermales.
Jason revela lo que sucede cuando el agua del océano penetra en las grietas.
Una cámara de magma debajo, calienta el agua a 750° Fahrenheit.
En el ambiente de la cocina a presión dentro de la corteza, el agua salada densa disuelve realmente la roca sólida.
Reacciones químicas complejas tienen lugar, produciendo minerales que contienen azufre y hierro.
Estos son nutrientes que los organismos vivos necesitan para sobrevivir.
El agua de mar, ahora cargada de minerales desde el interior de La Tierra, sale de los respiraderos hidrotermales.
Estos nutrientes, alimentan un ecosistema próspero, que incluye camarones y criaturas exóticas, como gusanos de tubo.
Las corrientes oceánicas profundas, llevan los nutrientes sobrantes a largas distancias.
Durante miles de años, ellos circulan a través de los océanos, llegando finalmente a la superficie, y contribuyendo a una asombrosa explosión de vida.
Y podemos ver esta actividad con el satélite Aqua de La NASA, que está equipado con instrumentos que observan La Tierra en muchas longitudes de onda del espectro electromagnético.
Una herramienta se llama MODIS; que es más o menos la joya de la corona del satélite Aqua.
Es un escáner enorme; básicamente cubre el mundo entero, todos los días; y escanea el océano en el infrarrojo y las partes visibles del espectro.
Puede detectar cambios extremadamente sutiles en la temperatura y el color del agua.
Entonces, lo que tenemos en el espacio, es un instrumento que mira a partes muy, muy pequeñas del espectro, y medimos cuánta luz regresa en cada parte del espectro.
Mirando hacia abajo en la costa oeste de América del Sur, MODIS detecta una remontada de agua fría, a 150 millas de la costa del Perú.
Entonces detecta un tono particular de verde...
Esto identifica la fuente como clorofila, un signo de vida vegetal.
Está claro que el satélite ha detectado una floración masiva de organismos diminutos, llamados fitoplancton.
Justo debajo de la superficie, estos fitoplancton están absorbiendo la rica sopa de minerales que han venido del océano profundo, y con la luz del Sol y el carbono del dióxido de carbono en el aire arriba, se multiplican por los billones.
Como demuestra MODIS, el plancton se multiplica tan rápidamente que en sólo 24 horas, 500 millas cuadradas de océano se han convertido en este distintivo color verde.
Se replican muy, muy rápido, tanto que se puede tener una floración de plancton que se duplica en el transcurso de un día, y puede cubrir cientos o miles de kilómetros de la superficie del océano.
Son los minerales de debajo de la corteza terrestre, los que han ayudado a alimentar esta vasta explosión de plancton:
Más de 800.000 toneladas de material vivo.
Y eso es sólo el comienzo.
Este plancton, es la base de la cadena alimentaria para la vida marina.
La floración desencadena uno de los frenesíes de alimentación más grandes en La Tierra.
Trillones de anchoas y sardinas, se deleitan con los organismos diminutos.
A su vez, atraen depredadores más grandes, a una de las concentraciones más densa de vida marina en cualquier lugar.
Los tiburones convergen; e incluso los pájaros, volando arriba, se sumergen para unirse a la fiesta.
Y encima, los humanos están aquí, también, aprovechando uno de los terrenos de pesca más productivos del mundo.
Los datos de satélite revelan situaciones similares en todo el mundo, entregando nutrientes en las aguas superficiales.
Cada situación provoca una floración de plancton.
El fitoplancton, proporciona ese vínculo clave entre esta energía, las materias primas que este planeta sostiene, y el motor de alimentos que permite que la vida florezca.
Estas vastas cintas verdes de plancton pueden cubrir hasta un quinto de las superficies oceánicas del mundo, alrededor de 45 mil millones de toneladas de biomasa cada año.
El plancton, es un eslabón en una cadena de vida que comienza profundamente debajo del fondo marino.
La planta más importante en este planeta, son estas pequeñas plantas microscópicas verdes que flotan en el océano.
El plancton puede ser clave para la vida, pero ellos mismos no viven mucho tiempo.
MODIS muestra cómo, en sólo 72 horas, una floración puede debilitarse rápidamente y desaparecer.
Todo el plancton que no se han comido, mueren y se hunden en el abismo.
Ellos llevan sus minerales preciosos con ellos todo el camino de regreso al fondo del océano.
Allí permanecerán durante milenios, como una gruesa alfombra de minúsculos canales de media milla de profundidad.
Algunos de los minerales, pueden ser reciclados en última instancia, algunos pueden surgir a través de respiraderos hidrotermales de nuevo, y millones de años a partir de ahora, algunos plancton, a través de otra cadena extraordinaria de eventos, entregarán su preciosa carga de nutrientes, no sólo a la vida en el océano, sino también a la vida en tierra.
A medio mundo de la costa del Perú, donde florece el plancton, se encuentra el desierto del Sahara en el norte de África.
El Sahara es enorme; constituye una décima parte del continente africano, y es uno de los lugares más secos y oscuros de La Tierra.
Sorprendentemente, los restos del plancton antiguo están aquí, escondidos en este árido paisaje…
Es mayo, el mes más caliente de todos.
Los pastores de camellos viajan a través de una de las regiones más expuestas del Sahara:
La depresión de Bodele.
Hace 6 mil años, estaba cubierto por el lago de agua dulce más grande del mundo.
El suelo del lago, está cubierto con los antiguos restos de plancton, llamado diatomita, establecidos en una edad mucho más temprana, cuando un océano cubría la región.
Con su ojo en la tierra, de 400 millas de arriba, Landsat 7, es una de las últimas generaciones de satélites que estudian la composición de las rocas que componen nuestro planeta.
Barre el Bodele, produciendo imágenes de alta resolución en múltiples longitudes de onda de luz visible.
La extensión blanca, es la diatomita en la cama del lago.
El tamaño del lago, tiene más de mil kilómetros de largo, y 600 kilómetros de ancho; pero con una imagen de satélite, podemos ver toda la extensión de la cuenca en una serie de imágenes y visualizar que, en una computadora, en cuestión de minutos.
El análisis de imágenes de satélite, muestra más de 24.000 millas cuadradas de sedimento, todos ellos de diatomeas; y podemos mapear, dónde está el sedimento de diatomeas en el piso del lago.
La diatomita del plancton, es una rica fuente de fósforo, un elemento que todos los seres vivos necesitan para producir energía.
Pero para que este nutriente vuelva a entrar en la cadena de la vida, primero debe embarcarse en un largo viaje que se puede ver desde el espacio.
El viaje comienza aquí, en el antiguo lago en El Sahara.
El viento barre algunos copos de diatomita en el aire; los copos se fracturan en un polvo fino, y son arrastrados por el viento; se forma una tormenta de polvo.
A 27 mil millas más arriba, el satélite meteorológico europeo, METEOSAT 8, mira hacia abajo desde su órbita geoestacionaria.
Registra un pulso diario de polvo que se levanta de la depresión de Bodele.
Aquí, es visible como una nube de polvo blanquecino, levantándose del desierto, con regularidad de reloj, al mediodía, cada día.
Aunque las partículas individuales de polvo son pequeñas, son centésimas o milésimas de milímetro de diámetro, hay nubes tan grandes de este polvo que se pueden ver en imágenes satelitales.
La nube de polvo tiene más de 100 pisos de altura y 200 millas de ancho.
Desde aquí, se dirigirá hacia el oeste en un viaje épico.
Visto desde el espacio, el polvo es volado a través de África.
En la costa atlántica se encuentra en lo alto del cielo.
Una simulación, basada en datos satelitales, muestra cómo los vientos predominantes llevan la nube de polvo al oeste y al sur, a 3.000 millas a través del Atlántico.
Hasta 7.000 toneladas de polvo son transportadas por el aire en cualquier momento.
El destino es fijado por los vientos:
Sudamérica y El Amazonas.
Estamos tomando literalmente miles de toneladas de este polvo, que contiene fosfato, y la exportación de la Bodele.
El viento lo está llevando a cabo a través del Atlántico, para fertilizar El Amazonas.
Aquí, en estas nubes, muy arriba de la selva tropical, lo que antes era plancton vivo, llega al final de su viaje.
Los minerales en el polvo, que incluyen el fósforo que da energía, se disuelven en gotitas de agua, y caen al Amazonas, bajo la lluvia.
Áreas como La Selva Amazónica, aunque parecen muy ricas, los suelos están realmente muy agotados, han sido lixiviados.
Y una de las cosas que carecen es de fosfato.
La lluvia cae incesantemente a lo largo de la estación húmeda del Amazonas, entregando miles de toneladas de fosfato en el bosque de abajo.
Pasa al suelo y a las raíces de los árboles, alimentando la selva tropical.
El efecto de todo este fertilizante natural, se puede ver claramente desde la órbita.
Terra, es el gemelo del satélite Aqua; circula La Tierra cada 99 minutos, controlando la velocidad de crecimiento de la vegetación.
Podemos ver toda la vegetación verde en La Tierra, pared a pared, todos los días, y te dice casi todo lo que quieres saber sobre el estado de la vida en La Tierra.
Con su escáner en color, Terra puede ver el efecto del polvo del Sahara en El Amazonas, al final de la estación lluviosa.
Observa un aumento en el color verde distintivo de la clorofila.
Al igual que el plancton florece en el océano, el bosque está pisando fuerte, regado por la lluvia, y alimentado por los minerales que cruzan El Atlántico por la nube de polvo.
Por cada hoja que existe ahora, 3 más crecerán en una semana.
Es la culminación de una cadena de acontecimientos que comenzó muy atrás en el tiempo, y la mitad del camino alrededor del mundo.
Tan antiguos sedimentos, establecidos por otros organismos hace millones de años, se erosionan, hacen polvo, los vientos los llevan al otro lado del Atlántico, y fertilizan el bosque tropical en El Amazonas.
La migración del polvo de Bodele, hacia El Amazonas, es sólo una de las muchas formas en que los minerales vitales se propagan a los hábitats vivos de todo el mundo.
Cada paisaje tiene su propia historia y su propia forma de entrar en la cadena de la vida.
El intercambio de nutrientes de La Tierra, está ocurriendo en todo el mundo, todos los días.
Y en ciertas áreas, esto es lo que explica la productividad especial del suelo.
Las grandes llanuras de Norteamérica son ricas en minerales erosionados de Las Montañas Rocosas.
Estos son ingredientes vitales para el cultivo de trigo y maíz.
En Bangladesh, el Delta del Ganges es rico en hierro, regado desde el Himalaya en sedimentos de ríos, ideal para cultivar arroz.
El transporte oculto de minerales, crea suelos fértiles que permiten que las plantas prosperen.
Estos minerales son la base de la cadena alimentaria para toda la vida en tierra, incluyendo nosotros.
Y todo esto te recuerda lo interconectado que es el sistema terrestre, que ningún ser viviente vive aislado de procesos que pueden estar muy lejos, tanto en el espacio como en el tiempo, de sí mismos.
Los satélites proporcionan una nueva perspectiva viva, sobre los vínculos entre la tierra, el mar, el aire y la vida.
Esta nueva perspectiva, nos ayuda a ver, cómo encajan las fuerzas naturales de nuestro planeta, y que incluye la atmósfera, y algo tan básico como el aire que respiramos.
Menos de un cuarto del aire que nos rodea, está compuesto de oxígeno, pero ese oxígeno es esencial para la vida.
Es lo que todos los animales necesitan para quemar combustible en sus cuerpos.
El oxígeno es vital para el metabolismo, y proporciona la energía que permite que incluso las criaturas más activas sobrevivan y prosperen, y dominen sus ambientes.
Los científicos creen, que la abundancia de oxígeno en la atmósfera era esencial para la evolución de mamíferos grandes e inteligentes, como nosotros.
El cerebro humano, solo usa alrededor del 20% del oxígeno que respiramos.
¿Pero de dónde proviene todo este oxígeno?
Los satélites pueden ayudarnos a responder a esa pregunta.
El satélite Aura de La NASA, es una de varias naves espaciales que están ayudando a los científicos a estudiar la atmósfera terrestre.
Junto con los instrumentos de tierra, puede analizar la atmósfera, y señalar su composición.
Construye una imagen del nitrógeno, el oxígeno y el dióxido de carbono que, juntos, representan el 99% del aire que respiramos.
Durante el día, el oxígeno se eleva por todo el planeta; en la noche, el dióxido de carbono está en la subida.
Y el oxígeno que necesitamos, nos es dado por las plantas.
Antes de las plantas, no había oxígeno en la atmósfera, así que las plantas hicieron todo el trabajo duro, de permitir que la concentración atmosférica se acumulara con el tiempo, permitiendo que toda la vida se desarrollara.
Hicieron el lugar habitable para nosotros.
Las plantas respiran dióxido de carbono, y expulsan oxígeno.
Producen tanto, que la vasta selva amazónica se llama a menudo “los pulmones de La Tierra”
Pero el panorama real es más complejo.
El desierto verde de plantas y animales, es uno de los sistemas vivos más antiguos y abundantes de La Tierra.
Más de 2,000.000 de kilómetros cuadrados de selva exuberante, abundan en la mitad de las especies vivas del mundo.
El Amazonas es la mayor reserva natural de vida en los continentes que quedan en el mundo:
Miles de kilómetros de bosque casi virgen, miles de especies que han estado allí durante mucho tiempo.
Tan densa es La Selva Amazónica, que tiene un impacto dramático en el aire por encima de él.
Comienza en los trillones de hojas mucho más abajo…
La fotosíntesis:
Durante el día, la hoja absorbe dióxido de carbono del aire, convierte el carbono en azúcar para obtener energía y crecimiento, y libera oxígeno.
Cada uno de estos árboles, liberará cientos de miles de metros cúbicos de oxígeno en el curso de su vida.
Y en cuanto al Amazonas en su conjunto, aquí se produce una quinta parte del oxígeno del mundo.
Pero hay un giro sorprendente:
No respiraremos casi nada de eso.
Los datos de satélites y las mediciones en tierra revelan que casi todo el oxígeno que produce El Amazonas durante el día, permanece allí y se reabsorbe en el bosque por la noche.
Con la ventaja de los satélites, ahora podemos ver que El Amazonas básicamente usa todo su propio oxígeno, y usa todo su propio dióxido de carbono.
Es, por lo que sabemos, casi un sistema cerrado, en sí mismo, casi…
Pero El Amazonas todavía juega un papel vital en la generación del oxígeno que respiramos.
Lo que los satélites ahora aclaran, es producir el oxígeno que nos beneficia, da un paso extra.
El proceso comienza con la lluvia, que cae hasta 250 días al año en El Amazonas.
El suelo de la selva tropical, es continuamente lavado en el sistema del río Amazonas, llevando consigo nutrientes y material orgánico.
Un promedio de 2,000.000 de toneladas de este sedimento, se libera cada 24 horas.
El sedimento fluye hacia el este, viajando 4.000 millas en el delta del Amazonas.
Aquí, el plancton microscópico cerca de la superficie prospera en los nutrientes, y su población explota.
A medida que se extienden hacia el mar, algunos de estos pequeños organismos actúan como plantas, absorbiendo dióxido de carbono y liberando oxígeno.
Una vez más, el satélite Aqua nos muestra, cómo crece una plantación gigante de plancton para cubrir 25,000 millas cuadradas.
Esta vasta área, se traduce en un enorme auge en la producción de oxígeno, puesto a disposición de todo el planeta.
Cuando el plancton crece, liberan oxígeno… que el oxígeno finalmente encuentra su camino en la atmósfera.
La escala masiva de este impacto, se revela cuando se visualizan los datos de los satélites.
El oxígeno producido por las flores del plancton, libera billones de galones de oxígeno en la atmósfera cada día.
Dentro de unos días, el plancton muere, dejando la mayor parte del oxígeno que producen en el aire, ya que se hunden en el fondo del océano.
Explosiones similares de vida microscópica ocurren en todo el mundo.
El papel principal del plancton en rellenar el oxígeno en la atmósfera, es algo que hemos entendido completamente con la ayuda de satélites.
Los satélites nos dieron ese primer cuadro global, una evaluación global de lo que las plantas de los océanos estaban haciendo.
Y lo que el plancton está haciendo, es proporcionar oxígeno para nosotros.
El plancton en el océano, es responsable de más de la mitad del oxígeno que respiramos, y es lo que la mayoría de las criaturas en este planeta dependen para sobrevivir.
Los organismos microscópicos, así como los bosques lluviosos, son los verdaderos pulmones de La Tierra.
Entonces:
¿Qué otros secretos de la vida pueden revelar los satélites, nuestros ojos en el espacio?
Resulta que otra forma sorprendente de vida, es sostenida a través de una fuerza violenta:
El rayo.
Desde la órbita, toda La Tierra zumba de electricidad.
A menudo, los astronautas se asombran de la intensidad de las tormentas eléctricas que se ciernen muy por debajo de ellas.
Puedes ver miles de kilómetros de relámpagos, cuando estás mirando hacia abajo, y parecen desarmarse, como fuegos artificiales.
Es realmente increíble.
Pero para entender el impacto global del rayo, necesitamos algo más que solo observación.
El satélite T.R.M.M., lleva una cámara de alta velocidad que puede detectar rayos individuales.
A partir de esta información, es posible construir una imagen que muestre la distribución del rayo en todo el mundo.
Asombrosamente, 40 ataques ocurren cada segundo.
Eso es más de 3,000.000 rayos al día.
Entonces:
¿Cómo se crea todo este rayo, y cuál es el efecto de toda esta energía que atraviesa la atmósfera de La Tierra?
Cada día, la fuerza combinada de la luz del Sol y el vapor de agua, crea 40.000 nubes de tormenta.
Las columnas ascendentes del aire húmedo, generan corrientes ascendentes potentes, que convierten el vapor de agua en partículas de hielo dentro de las nubes.
A medida que el hielo y las gotas de agua se estrellan entre sí, a gran velocidad, se acumulan grandes cargas de electricidad estática.
Una nube de tormenta promedio, contiene suficiente energía para alimentar una ciudad del tamaño de Denver durante 10 horas.
Eventualmente, la carga se acumula hasta un punto donde las moléculas de aire se desgarran, y un rayo nace.
Un perno, no es más grueso que un pulgar humano, pero es 5 veces la temperatura de la superficie del Sol.
A medida que se quema a través de la atmósfera, la electricidad separa las moléculas de nitrógeno contenidas en el aire.
Un rayo, realmente divide el nitrógeno en moléculas únicas de nitrógeno.
Al nitrógeno no le gusta eso... está desesperadamente buscando algo con lo que volver a conectarse, y a menudo lo hace con oxígeno.
Cuando el oxígeno se une con el nitrógeno, crea un nutriente vital llamado nitrato.
Los satélites muestran el grado de nitrato producido por los más de 3,000.000 de rayos que golpean todos los días.
Esto crea alrededor de 13.000 toneladas de nitrato.
Se disuelve en gotas de agua en las nubes, y cae al suelo, bajo la lluvia.
La mayoría de las personas están familiarizadas con los nitratos, porque son fertilizantes.
Así que cuando llueve, en una tormenta, de alguna manera, usted está recibiendo una fertilización gratis, porque el agua tendrá nitratos en ella.
El nitrato se absorbe a través de las raíces de las plantas, y entra en la cadena alimentaria.
Cuando comemos estas plantas, los nitratos se ponen a nuestra disposición.
Y por tanto, este nutriente vital entra en las células de cada organismo vivo en La Tierra, donde es fundamental para la construcción de la estructura de las plantas y ayuda a hacer proteínas y el ADN en nuestros cuerpos, también.
Es esencial para la supervivencia de todos los seres vivos.
Pero la producción de nitratos no es la única manera en que el rayo promueve la vida en La Tierra.
En el Yukón canadiense, un enorme incendio devasta más de 10 millas cuadradas de bosque, en menos de una semana.
Tales llamas, a menudo comienzan con un rayo aleatorio de la electricidad del cielo.
En la lejana Siberia, más de 1.500 kilómetros cuadrados de bosque queman al suelo, provocado por un rayo.
Estas llamas pueden parecer puramente destructivas pero, gracias, en parte, a los satélites, vemos que también pueden ser vivificantes.
El satélite Terra, puede detectar la ubicación de cada fuego en La Tierra, mirando su firma de calor en infrarrojo.
Terra, básicamente nos da un mapa de todos los incendios, en todos los bosques y praderas del mundo, todos los días.
Los datos de Terra, también revelan el papel del fuego en la renovación de la vida.
Las observaciones, han demostrado lo importante que es el fuego como elemento de cambio.
Los beneficios del cambio, pueden ser observados en los bosques del norte de Canadá.
Este es un bosque vibrante, pero tiene su cuota de árboles muertos y enfermos.
Encerrados dentro de ellos, hay ingredientes que son esenciales para una nueva vida:
Elementos como el carbono, el azufre y el fósforo.
Sin embargo, en un ambiente frío como este, los árboles tardan décadas en descomponerse, y devolver estos elementos al suelo.
El fuego puede acortar el ciclo a una cuestión de horas.
El pino, es altamente inflamable, está lleno de savia y resinas que arden fácilmente.
El oxígeno en la atmósfera, alimenta las llamas.
Cuando estás mirando el fuego, estás mirando una oxidación rápida.
Eso es lo que es el fuego; y en cuestión de horas, lo que pudo haber comenzado como una chispa de un solo rayo, convirtió acres de bosque en llamas.
Los nutrientes que estos árboles han almacenado durante tanto tiempo, terminan en la ceniza.
Los incendios, también consumen los animales muertos, cuyos cuerpos desechan el bosque, devolviendo los nutrientes que contienen al suelo.
El humo sube al cielo, y el impacto final de esta ceniza rica en nutrientes, puede ser visto desde el espacio.
Con su sensor de infrarrojos, Terra puede seleccionar el calor que desprenden las hojas de una nueva vegetación sana que crece después del fuego.
Un pulso de nuevo crecimiento, sigue cada llama.
Grandes áreas de bosque, se queman con bastante regularidad, y son seguidas, casi de inmediato, por rápidos rebrotes.
En los bosques de todo el mundo, los datos de Aqua y Terra, demuestran que, en cuestión de meses, grandes áreas devastadas por el fuego, se rejuvenecen.
Desde una perspectiva global, los incendios forestales son esenciales para el ciclo de la vida.
El fuego es como una gran licuadora para todos los materiales del sistema terrestre, por lo que cuando se obtiene material vivo muerto, particularmente en los bosques, el fuego se desgarra por allí, y se descomponen rápidamente en sus minerales básicos y compuestos que nueva vida puede usar casi inmediatamente.
El fuego, es una parte tan intrínseca de la naturaleza, que muchas plantas han evolucionado para hacer un uso activo de la misma.
El árbol de pino, deja caer sus semillas en las consecuencias cenicientas de un resplandor, para aprovechar al máximo los nutrientes que se han liberado.
Los incendios forestales son esenciales para mantener la salud de muchos de los ecosistemas del mundo, es un mecanismo por el cual, los hábitats que ya no son productivos, regeneran.
Ahora podemos seguir este proceso durante décadas.
Al mirar 30 años de datos satelitales, usted ve este reordenamiento dinámico y continuo de la biosfera.
Los nutrientes que un árbol arrancado de la tierra, se están volviendo a caer de nuevo, en el suelo, para alimentar a la próxima generación.
El efecto de todo esto, es permitir que la biosfera se vuelva, mucho más rápida y eficientemente.
A manera de resumen, al mirar el mundo desde la órbita, vemos nuevamente nuestro planeta natal.
Descubrimos innumerables conexiones ocultas, todas vinculadas a la vida.
La circulación del tiempo y de las corrientes oceánicas afecta el flujo y el reflujo del hielo en los polos.
Originado en la corteza terrestre, el magma en erupción interactúa con el agua fría del océano, produciendo nutrientes que se elevan a la superficie, y nutren la vida acuática.
Eventualmente, transportados por el aire en polvo, los nutrientes viajan alrededor del planeta, permitiendo finalmente que el minúsculo plancton llene el aire de oxígeno.
Eso permite a los animales complejos, como nosotros, sobrevivir.
El oxígeno también permite que el fuego se queme, lo que, a su vez, acelera el ritmo de la muerte y el renacimiento en el bosque.
Por encima de todo, el principal motor de la vida, es la energía que recibimos del Sol.
A medida que La Tierra gira más de 24 horas, el planeta responde a la increíble potencia del Sol, nuestra estrella local.
Cada día, más de un millón de terawatts, más de 7.000 veces nuestro consumo de energía global, golpea a La Tierra.
Esto desencadena una ola de actividad en todo el mundo.
Al amanecer, las plantas en tierra y el plancton en el mar, comienzan a fotosintetizar y crecer; al mismo tiempo, la luz del Sol impulsa el viento y el clima en todo el mundo.
También formamos parte de este ciclo, ya que nuestros cuerpos responden a la entrada diaria de energía desde arriba.
Nuestras células de la piel, utilizan la luz solar para crear vitaminas esenciales.
Incluso las trayectorias de vuelo de los aviones, revelan nuestra relación íntima con los ritmos del día y de la noche.
Los aviones viajan al oeste por la mañana, para extender el día, y al este por la tarde, para reducir la noche.
Pero mientras El Sol nutre toda la vida en La Tierra, también tiene el poder de destruir.
Y con la ayuda de un tipo muy diferente de satélite, estamos llegando a comprender lo grande que puede representar una amenaza.
Orbitando 22.000 millas sobre La Tierra, está el Observatorio de Dinámica Solar.
Este satélite mira, no en La Tierra, sino lejos de ella.
Su tarea es observar la radiación liberada por El Sol, lo que los científicos llaman “tiempo espacial”
Tenemos este maravilloso satélite nuevo, que está en el espacio mirando al Sol, las 24 horas del día, y está proporcionando imágenes sin precedentes del Sol, y donde nace el tiempo espacial.
Estas impresionantes imágenes, son producidas por el sensor ultravioleta de la S.D.O., detectando las frecuencias de luz más allá del extremo azul del espectro visible.
El Sol emite luz constante, calor y otras formas de radiación, junto con ráfagas peligrosas ocasionales de partículas cargadas.
La mayoría de la gente, no se da cuenta de que La Tierra está expuesta a partículas cargadas que constantemente se alejan del Sol, a un millón de millas por hora.
A veces, un pulso masivo de esas partículas cargadas, estalla desde la superficie del Sol.
Eso se llama “eyección de masa coronal” y contiene miles de millones de toneladas de partículas cargadas, sobrecalentadas a decenas de millones de grados, y explotadas a millones de millas por hora; y tiene el potencial de causar estragos en nuestro planeta.
Una explosión equivale a 14.000.000 de bombas de Hiroshima.
Envía una nube de partículas cargadas, millones de millas de ancho, corriendo hacia La Tierra.
Sin alguna clase de protección, estas explosiones enormes, despojarían la atmósfera, destruirían nuestros ecosistemas frágiles, y quemarían La Tierra.
Con el tiempo, repetidas eyecciones de masa coronal, incluso harían que los océanos se secaran, dejando atrás un planeta tan árido y sombrío como Marte.
Afortunadamente, La Tierra tiene un escudo invisible, un campo magnético que los satélites están permitiendo ahora comprender mejor.
Orbitando entre 40 y 120.000 millas sobre La Tierra, La NASA tiene una red de satélites llamada THEMIS.
Cada uno está equipado con instrumentos altamente sensibles, que pueden detectar la fuerza de los campos magnéticos.
THEMIS, es una serie de sondas que están alineadas a lo largo de la magnetosfera terrestre, y que detectan variaciones en los campos magnéticos; y nos permite construir un cuadro general de la estructura de la magnetosfera, y cómo funciona.
Revela, cómo el campo magnético es constantemente explotado por El Sol.
La onda de las partículas cargadas llamadas “viento solar” distorsiona la magnetosfera en una forma gigantesca de una lágrima, a través de 120.000 millas.
Como la onda tras la ola de partículas solares golpea la magnetosfera exterior, la mayoría son desviados.
Pero cuando llega una eyección de masa coronal, rompe la magnetosfera, permitiendo que un gran número de partículas cargadas rompan la primera capa del campo magnético.
Las partículas, están libres de precipitarse hacia el planeta; pero La Tierra tiene una segunda línea de defensa.
Los campos magnéticos internos, dirigen la radiación hacia abajo, hacia los polos.
Este proceso es extremadamente enérgico.
Las partículas se aceleran, y luego viajan hacia abajo, a lo largo de las líneas de campo magnético, hacia las regiones polares.
La radiación fluye hacia abajo, rodeando los polos norte y sur, y desencadena algo que podemos ver con nuestros propios ojos, una de las verdaderas maravillas de la naturaleza:
Las luces del norte y del sur, o las auroras.
A medida que la radiación golpea la atmósfera superior a una velocidad extrema, excita las moléculas de aire.
Esto los hace brillar intensamente.
El oxígeno en el aire, irradia rojo y verde, el nitrógeno, rojo y azul.
Estas partículas cargadas que se originaron desde El Sol, quedan atrapadas y luego interactúan directamente con la atmósfera terrestre, causando estos hermosos colores.
Por tanto, cuando estamos mirando a la aurora, básicamente, estamos viendo el hecho de que El Sol y La Tierra están íntimamente conectados.
La aurora, es un recordatorio vívido de, cómo la energía potencialmente letal del Sol, se disipa en la atmósfera superior.
El campo magnético de La Tierra, ha protegido al planeta de la mortal radiación solar durante miles de millones de años, permitiendo que la vida se apodere y florezca.
Los satélites, están revelando una pieza final de este rompecabezas increíble:
El papel que juega la humanidad.
Nuestra huella humana ha crecido tanto, que nos hemos convertido en una importante fuerza global por derecho propio.
Nuestro impacto, es la consecuencia de un sistema que ha creado y mantenido la vida durante 3.500 millones de años.
Nuestro éxito como especie, ha dado como resultado un rápido crecimiento de la población; y hoy, nuestra presencia se puede ver a través del 80% de la masa terrestre.
Ahora, a su vez, estamos afectando los muchos ciclos naturales que gobiernan nuestro planeta.
En busca de señales de contaminación, el sensor de infrarrojos del satélite ambiental, Aura, revela la huella digital química de la atmósfera, y nos muestra cómo estamos afectando a todo el mundo.
Ya fabricamos más de 2 veces el nitrato producido por el rayo, gran parte de él usado para fertilizantes y explosivos; nuestras fábricas liberan más azufre que todos los volcanes de la tierra; nuestra industria y transporte producen más dióxido de carbono que las capturas de la selva amazónica; nuestras ciudades generan polvo, disparan tormentas eléctricas y afectan las lluvias.
Y estos son sólo algunos de nuestros impactos en los ciclos naturales de La Tierra.
Nuestra Tierra está cambiando.
Estamos en un camino a algún lugar, y nuestra capacidad de entender ese camino, es crucial para el éxito en el futuro.
Y los satélites nos ayudan a responder a algunas de las preguntas más fundamentales, necesarias para entender, cómo se comporta nuestro planeta.
Pero hay una diferencia clave entre el impacto de la naturaleza y el nuestro.
A diferencia de los volcanes, el movimiento de las corrientes oceánicas o el oxígeno producido por los bosques y las floraciones de plancton, tomamos decisiones conscientes sobre lo que hacemos.
Y aquí, los satélites son cruciales una vez más.
La información que nos proporciona, puede ayudarnos a afrontar los desafíos del futuro.
El verdadero poder de las observaciones por satélite, es que representan la verdad objetiva.
Nos dicen lo que el mundo realmente está haciendo, no lo que nos gustaría que estuviera haciendo, no lo que podríamos temer que esté haciendo, sino lo que realmente está haciendo.
Y es eso lo que nos permite ver el cambio, el cambio real, por lo que es.
La premisa del Earth from Space, es que una visión orbital de La Tierra puede revelar procesos antes invisibles e impensados.
Empezando con una exploración del clima, Earth From Space se centra en cómo diferentes áreas del planeta absorben o reflejan la luz solar, y por lo tanto el calor.
Estos patrones de absorción y reflexión pueden tener efectos nefastos, como cuando el calor ecuatorial conduce a cantidades masivas de evaporación, resultando en huracanes y otras tormentas tropicales, y con los sensores de microondas de los satélites actuales, la estructura interna de tales tormentas puede ser leída ahora en 3 dimensiones, o como lo expresa un experto:
“Como una exploración CAT de un huracán”
Así, Earth From Space nunca se demora demasiado en cualquier concepto, pasando rápidamente de una idea a otra, manteniendo una perspectiva global que es totalmente apropiada para el espectador.
Y explora muchos patrones interconectados, y otros rápidamente, pero a fondo, antes de moverse adelante a la siguiente, asegurando que los procedimientos nunca atascan.
Las entrevistas ocasionales de los interlocutores, son las esperadas por las convenciones del documental, pero poco hacen para añadir sustancia o para iluminar la narración ya sustancial.
De hecho, estas breves interjecciones, a menudo simplemente refieren lo que la narración acaba de decirnos.
Hay algunas excepciones a esto, pero en general, los científicos y los investigadores entrevistados aquí, añaden poco a la narración.
Las imágenes, por otro lado, son sorprendentes:
La Tierra es un planeta hermoso después de todo, y algunos puntos de vista nunca envejecerán:
Nubes, remolinos y tormentas furiosas, ciudades nocturnas iluminadas, un verde-esmeralda florecen en la costa de América del Sur…
Además, se trata de imágenes que antes no se veían, como un mapa del fondo del océano, con una precisión de media pulgada, y una reconstrucción de la subida y la caída del Monte Etna de Italia, a medida que se desarrolla una erupción.
La fotografía en tiempo transcurrido y las perspectivas desde el microscópico hasta la alta altitud agregan nuevos niveles de interés visual.
Tal alegría es probable, por lo menos para cualquier persona con cualquier interés en absoluto en historia natural, o incluso un informático.
Con las localizaciones tomadas de los continentes, y de la mayor parte de los mares, este documental amplía la mente, por lo que es bien digno de mirar.
“You see the world as one huge system, all linked through the atmosphere and the oceans, rolling its way around the sun”
Desde que los seres humanos se aventuraron en el espacio, algunos de los regalos más grandes de la exploración, han sido las nuevas vistas de nuestra casa.
¿Quién puede olvidar las icónicas imágenes “Earthrise” de La Era Apolo?
Y ahora, desde La Estación Espacial Internacional, tenemos estas vistas espectaculares.
El mármol azul, finalmente revela sus secretos.
Es un planeta vivo, con actividad y cambio constante, su superficie transformada por los seres humanos, pero todavía gobernada por poderosas fuerzas naturales que apenas estamos empezando a entender.
Los satélites, son absolutamente increíbles, porque no sólo podemos ver cosas visibles desde el espacio, sino que también podemos ver cosas que no son visibles para el ojo humano.
Así que los satélites nos están permitiendo convertir lo que son procesos invisibles, en cosas visibles, que podemos ver y luego entender.
Con lo invisible ahora revelado, podemos ver a La Tierra como un sistema que cambia sin cesar.
Los satélites nos dicen que los océanos se están calentando lentamente.
En los últimos 30 años, la temperatura media de la superficie del océano, ha aumentado en medio grado.
Los modelos sugieren que este calor adicional, podría estar aumentando la intensidad de los huracanes y tormentas violentas en todo el mundo.
Los datos de satélite, muestran que en La Antártida, los estantes de hielo que tardaron muchos miles de años en formarse, se están desmoronando, año tras año.
Y en el Ártico, el hielo marino está disminuyendo a un ritmo alarmante...
Muchos factores juegan un papel en los cambios dramáticos, pero la mayoría de los científicos están de acuerdo en que la actividad humana, a través de nuestra liberación de gases de efecto invernadero, es la principal fuerza impulsora.
En todo el mundo, los satélites están registrando cambios, pero hay un problema.
Así como somos capaces de capturar y medir estos cambios, muchos de la actual flota de satélites están llegando al final de sus vidas.
Los satélites necesitan combustible para permanecer en sus órbitas.
Cuando su tiempo ha terminado, deben utilizar el último de su combustible para impulsarse lejos de La Tierra, o descender y quemarse en el reingreso.
Se prevé que el número de sistemas de observación terrestre de La NASA, pasará de 20 a menos de 10 en la próxima década.
La constante corriente de información de estos instrumentos vitales en el espacio, se desvanecerá.
Si no reemplazamos estos satélites, podríamos perder nuestra capacidad de rastrear la red de conexiones que es fundamental para la vida.
Las interacciones complejas, serían absolutamente invisibles para nosotros, sin una visión más amplia de La Tierra.
Es la consistencia y la cantidad de datos que proporcionan, que nos permite entender los procesos que están sucediendo en La Tierra, que son importantes para mantener la vida tal como la conocemos.
Poco más de medio siglo después del nacimiento de la tecnología satelital, todavía estamos empezando a darnos cuenta de sus posibilidades.
Nuestro planeta alberga misterios bajo sus nubes blancas, océanos azules y paisajes verdes, y sólo pueden resolverse con la ayuda de estos ojos en el cielo, mirando hacia La Tierra, desde el espacio.

“The real power of satellite observations is that they represent objective truth”



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