The Challenger Disaster

“What is science?”

El transbordador espacial Challenger, designación NASA: OV-099, fue el 2º orbitador del programa del transbordador espacial en entrar en servicio.
Su primer vuelo se realizó el 4 de abril de 1983, y completó 9 misiones antes de desintegrarse en su 10ª misión, el 28 de enero de 1986, causando la muerte a sus 7 tripulantes, a los 73 segundos de su lanzamiento.
La tripulación estaba formada por:
Francis “Dick” Scobee, Michael J. Smith, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Gregory Jarvis, Judith Resnik y Christa McAuliffe.
La nave se desintegró sobre El Océano Atlántico, frente a la costa del centro de Florida, Estados Unidos; y la tragedia ha sido calificada como el accidente más grave en la conquista del espacio.
La misión del Challenger, cuya numeración era STS-51-L, tenía como principal objetivo, la puesta en órbita de los satélites TDRS-B y SPARTAN-Halley.
Los TDRS, o Tracking and Data Relay Satellite, son satélites de comunicaciones estadounidenses, que tienen como misión, establecer comunicación entre los controladores de tierra y otros satélites en órbita; y se diseñaron especialmente para el programa espacial tripulado y los satélites militares.
El Challenger, entonces, debía haber llevado el segundo TDRS a órbita.
Por su parte, el SPARTAN, o Shuttle Point Autonomous Research Tool for Astronomy, era una plataforma astronómica, que liberaban en órbita los transbordadores, y que efectuaba observaciones astronómicas durante algunos días.
Posteriormente, el transbordador recuperaba la plataforma, y regresaba a La Tierra.
En esta misión, la SPARTAN tenía como uno de sus objetivos, el estudio del Cometa Halley, que en aquel entonces se encontraba cerca del perihelio; por último, el Challenger tenía previsto aterrizar, el 3 de febrero de 1986.
La tragedia copó los titulares de periódicos de todo el mundo, y aproximadamente el 17% de los estadounidenses, fue testigo del lanzamiento en vivo, debido a la presencia en la tripulación de Christa McAuliffe, la primera maestra en el espacio, y miembro del Proyecto Teacher in Space; por tanto, la cobertura de los medios de comunicación sobre el accidente, fue extensa.
Un estudio reveló que el 85% de los estadounidenses interrogados, había oído las noticias durante la hora posterior al accidente…
Como evento, el accidente del Challenger ha sido utilizado como caso de estudio en muchas discusiones sobre ética y seguridad en ingeniería; y produjo la paralización de los vuelos durante 32 meses, y la formación de La Comisión Rogers, una comisión especial nombrada por El Presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan; en dicha comisión, se integró Richard Phillips Feynman, un físico teórico estadounidense, conocido por su trabajo en la formulación integral de la trayectoria de la mecánica cuántica, la teoría de la electrodinámica cuántica, y la física de la superfluidez del helio líquido subenfriado, así como en la física de partículas para el que propuso el modelo Partón.
Cabe destacar que por sus contribuciones al desarrollo de la electrodinámica cuántica, Feynman, en forma conjunta con Julian Schwinger y Sin-Itiro Tomonaga, recibió El Premio Nobel de Física en 1965.
También desarrolló un esquema de representación pictórica, ampliamente utilizada para las expresiones matemáticas que rigen el comportamiento de las partículas subatómicas, que más tarde se conoció como “Los Diagramas de Feynman”
Durante su vida, Feynman se convirtió en uno de los científicos más conocidos en el mundo; y fue clasificado como uno de los 10 más grandes físicos de todos los tiempos; además, ayudó en el desarrollo de la bomba atómica durante La Segunda Guerra Mundial, y se hizo conocido para un amplio público en la década de 1980, como miembro de La Comisión Rogers, el grupo que investigó el desastre del transbordador espacial Challenger; de nombre oficial:
The Rogers Commission o Presidential Commission about the Space Shuttle Challenger Accident; es decir, Comisión Presidencial sobre el Accidente del Transbordador Espacial Challenger.
La comisión estaba compuesta por:
William P. Rogers, Presidente, antiguo Secretario de Estado de los Estados Unidos; Neil Armstrong, Vicepresidente, ex astronauta; Sally Ride, ex astronauta y ex tripulante del Challenger, fue la primera mujer estadounidense en el espacio; David Acheson, abogado; Eugene Covert, especialista aeronáutico, fue científico de Las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos; Robert Hotz, especialista aeronáutico; Albert Wheelon; Arthur B. C. Walker, Jr., astrónomo nuclear; Donald J. Kutyna, ex General de Las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos; Robert Rummels; Joe Sutter, ingeniero aeronáutico, “padre” del Boeing 747; Charles Elwood Yeager, piloto de pruebas de Las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos; y Richard Feynman; quien jugó un papel muy importante en La Comisión Presidencial Rogers.
Tras sus investigaciones, durante una audiencia televisada, Feynman demostró que el material utilizado en las juntas tóricas de la nave, se vuelve menos resistente en climas fríos, mediante la compresión de una muestra del material en una abrazadera, y sumergiéndolo en agua helada.
Por lo que La Comisión determinó en última instancia, que el desastre fue causado por la junta tórica primaria, al no haber estado sellada adecuadamente en un clima inusualmente frío en Cabo Cañaveral.
Feynman también revela una desconexión entre los ingenieros y ejecutivos de La NASA, que fue mucho más sorprendente de lo que se esperaba.
Sus entrevistas a gerentes de alto rango de La NASA, revelaron malentendidos sorprendentes de conceptos elementales; por ejemplo:
Los administradores de La NASA, afirmaron que había 1 en 100.000 de probabilidad de una falla catastrófica a bordo del transbordador, pero Feynman descubrió que los ingenieros de La NASA estiman sus propias posibilidades de una catástrofe, cerca de 1 en 200; y se concluyó que las estimaciones de la fiabilidad del transbordador espacial, por la gestión de La NASA, fueron increíblemente irreales, y le enfureció particularmente que La NASA utilizara estas cifras para reclutar a Christa McAuliffe en el programa de “Maestro en El Espacio”
Advirtió en su apéndice en el informe de La Comisión, que se incluyó sólo después de que amenazó con no firmar el informe:
“Para una tecnología exitosa, la realidad debe prevalecer sobre las relaciones públicas, la naturaleza no puede ser engañada”
La Comisión, finalmente entregó ese informe oficial de 225 páginas, el 9 de junio de 1986, documentando los factores técnicos y organizacionales que condujeron al accidente; y concluyó una serie de errores cometidos:
Corrientes de viento eliminaron la escoria del combustible, aluminio, que sellaba el agujero del tanque derecho, y provocaba la pérdida de combustible; la aplicación de baja calidad de los sellos SBR, estireno-butadieno; las temperaturas inusualmente bajas; la sobrecompresión repetida de las juntas tóricas durante el montaje; la falta de inspección de Control de Calidad por parte de Morton Thiokol; la falta de sistemas de verificación por parte de La NASA; subestimación de los ingenieros de Tyco, acerca de la posibilidad de accidente; falta de férrea voluntad de La Junta Revisora de Tyco, por detener el despegue; falta de un sistema de emergencia de aborto de despegue, cuando ocurren descompresiones o anomalías; y falta de un plan de emergencia, cuando el transbordador corre peligro al momento del despegue.
Todos estos factores, se encadenaron uno a uno, y fueron las causantes del desastre.
Pero también hubo varias hipótesis:
Por sabotaje; por condiciones meteorológicas no adecuadas para el lanzamiento; por alta velocidad; y por faltas de piezas.
Los astronautas, no disponían de paracaídas o equipo de eyección; tampoco tenían un entrenamiento específico para un caso como ese, circunstancias que originaron fuertes críticas a La NASA.
También se determinó que la causa del accidente, fue el fallo de una de las juntas tóricas del cohete acelerador sólido derecho.
El fallo de la junta, permitió el paso de gases calientes presurizados, que entraron en contacto con el tanque externo, provocando la deflagración.
Las juntas, no habían sido diseñadas para tener una elasticidad o estanqueidad suficientes por las bajas temperaturas, como las que imperaban el día del lanzamiento.
También, y muy enfáticamente se acusó a La NASA y a su contratante, Morton Thiokol, destacando su inacción para proporcionar una junta adecuada.
La comisión descubrió que, desde 1977, los ingenieros de La NASA habían estado al corriente del problema de las juntas tóricas, así como del hecho de que eso podía tener consecuencias catastróficas.
Eso llevó a La Comisión Rogers, a concluir que el accidente del Challenger fue “un accidente arraigado en la historia”
La investigación y recomendaciones de La Comisión Rogers, causó una moratoria de 32 meses en el programa del transbordador espacial.
La siguiente misión, STS-26, no se realizó hasta el 29 de septiembre de 1988, con el transbordador espacial Discovery.
El programa no sufrió más incidentes serios, hasta el accidente del transbordador espacial Columbia, el 1 de febrero de 2003.
Tras el accidente del Challenger, La NASA fue criticada por su falta de sinceridad con la prensa.
El New York Times observó el día del accidente, que “ni Jay Greene, el director de vuelo para el ascenso, ni ninguna otra persona de la sala de control, fue puesta a disposición de la prensa por la agencia espacial”
El periodista de noticias sobre el espacio, William Harwood escribió que “la agencia espacial, siguió su política de secreto absoluto sobre los detalles de la investigación, una posición inusitada para una agencia que durante mucho tiempo hizo gala de su transparencia”
“I personally doubt they're touching the face of God so I prefer to show my respect by finding the cause of their appalling deaths and not stand around looking sad”
The Challenger Disaster es un drama del año 2013, dirigido por James Hawes.
Protagonizado por William Hurt, Bruce Greenwood, Joanne Whalley, Brian Dennehy, Kevin McNally, Sean Cameron Michael, Eve Best, Langley Kirkwood, Henry Goodman, entre otros.
El guión es de Kate Gartside, sobre la investigación de Richard Feynman en el desastre del transbordador espacial Challenger de 1986.
La trama sigue a Feynman, mientras intenta exponer la verdad del desastre; siendo el factor crítico independiente.
La película se basa en 2 de sus libros:
“What Do You Care What Other People Think? (1988) y “Truth, Lies and O-Rings” El primer libro es la primera entrega de 2 tomos que consisten en reminiscencias orales transcritas y editadas del físico, Richard Feynman; y se sigue:
“Surely You're Joking, Mr. Feynman!”, que contiene cuentos, cartas, fotografías y algunos de los bocetos que Feynman creó en su vida posterior, cuando aprendió a dibujar.
Cabe destacar la historia de su primera esposa, Arline, a quien se le diagnosticó tuberculosis; y murió mientras Feynman trabajaba en El Proyecto Manhattan; por lo que el título del libro se toma de una pregunta que ella le hizo a menudo, cuando él parecía preocupado por las opiniones de sus colegas sobre su trabajo.
El libro, “What Do You Care What Other People Think?” (1988) fue el último de sus trabajos autobiográficos, mientras luchaba contra el cáncer; y presenta su participación en La Comisión Rogers, que investigó el desastre del transbordador espacial Challenger.
El libro concluye con “The Value of Science”, un discurso que dio en la reunión de otoño de 1955, en la Academia Nacional de Ciencias.
La película, The Challenger Disaster, es una producción de BBC, Science Channel y Open University, estrenada el 12 de mayo de 2013 en BBC2; y cuenta con una trama profundamente fascinante, que engloba física, ética, finanzas y política; y pisa una delgada línea entre decir la verdad, y atacar a los gustos de La NASA y Solid Rocket, el fabricante Morton Thiokol, al tiempo que se mezcla con los problemas de salud de Feynman, de una manera alegórica, muy bien confeccionada; tanto que incluso el título de la película puede referirse a la nave y al hombre.
No obstante, un tema tan fascinante como extenso, para la producción se tuvo que resumir las investigaciones y agregar licencias dramáticas para venderla al espectador de una manera fácil de entender, pero siendo Feynman, el vehículo para ello.
La acción inicia cuando el Challenger se desintegró, 73 segundos después de su lanzamiento, en la mañana del 28 de enero de 1986, y representó uno de los eventos más impactantes en la historia de la carrera espacial de EEUU.
Una Comisión Presidencial, fue convocada inmediatamente para explorar qué había salido mal, pero con la gran complejidad del transbordador espacial, y tantos intereses involucrados en la investigación, como descubrir la verdad, presentaba un desafío casi imposible.
La mayoría de los miembros de La Comisión, eran funcionarios gubernamentales, militares, y de La NASA, como:
Los astronautas Neil Armstrong (Stephen Jennings) y Sally Ride (Eve Best), El General de La Fuerza Aérea, Donald Kutyna (Bruce Greenwood), y William P. Rogers (Brian Dennehy), ex miembro del gabinete presidencial, y asesor del Presidente Reagan.
Sin embargo, un miembro del consejo, no sólo no era un miembro, sino un Premio Nobel de Física:
El Dr. Richard Feynman (William Hurt)
En el momento del desastre, Feynman estaba enseñando física en El Instituto de Tecnología de California; y uno de sus ex alumnos, y miembro de La NASA, recomienda que el profesor se involucre con La Comisión.
Desde el primer momento, Feynman se enfrenta al director de La Comisión Rogers, que está preocupado por la reputación de La NASA, y no por encontrar la causa del desastre de Challenger; por lo que Feynman comienza un poco de trabajo de investigación independiente, que frustra a otros miembros de La Comisión, que están preocupados de que las reputaciones y los contratos comerciales, podrían verse comprometidos por las conclusiones.
Feynman, desplegó una integridad excepcional, el encanto y la lógica científica implacable para investigar los secretos del desastre del transbordador, y al hacerlo, ayudó a que el programa espacial estadounidense fuera más seguro.
Así, The Challenger Disaster entremezcla metraje real, incluyendo el acontecimiento real, con las dramatizaciones de la búsqueda de Feynman para las respuestas que son tomadas del libro autobiográfico de Feynman; por lo que tiene mucho suspenso, porque se basa en hechos reales.
El resultado, no sólo conmueve, sino que obtiene una gran visión de los dilemas y los intereses creados que pueden existir en las altas esferas del gobierno y la gestión.
Por tanto, The Challenger Disaster puede mostrar a los espectadores, la necesidad de ser abierto y veraz, y combatir la tontería del engaño.
La brillante demostración de “la prueba de O-ring frío” de Feynman, y su explicación, son un ejemplo para todos los ingenieros y científicos.
“They were alive for at least some of those two minutes and thirty six seconds before they slammed into the ocean”
The Challenger Disaster es una interesante película producida para la TV, contada en clave de “thriller”, acerca de la investigación sobre la tragedia del Challenger; al tiempo que mezcla ciencia, historia y el mismo suspenso.
James Hawes, dirige con firmeza, y permite que la historia fluya y se desarrolle con fascinantes ideas sobre el científico Richard Feynman, pero también lo ve como el hombre y el marido que tuvo que luchar contra sus propias batallas como subtrama.
La narrativa es mostrada como una especie de documental dramatizado, en el cual, un físico investiga por qué ocurrió el desastre del Challenger, un transbordador espacial de La NASA, que explotó delante de la vista de millones de personas.
En esta explosión, murió toda la tripulación, que estaba compuesta por 7 personas; así, en la película, un físico nos va explicando cuáles fueron las causas de este desastre, del cual La NASA aprendió mucho para el futuro.
También vamos a ver, cómo el accidente se produjo por una junta tórica, que es una insignificante arandela de goma, que debido al frío, se cuarteó, y no hizo bien su trabajo, lo que provocó una fuga de gas.
De esta manera, el depósito del combustible se vio afectado, y el transbordador espacial explotó, lo cual creó un trauma tanto en La NASA, como en el pueblo estadounidense y el mundo, que tardó un tiempo en recuperarse, algo que veremos en la película.
Con todo ello, The Challenger Disaster recrea las acciones de La Comisión, que el gobierno estadounidense destinó al esclarecimiento de las circunstancias por las que el 28 de enero de 1986, el transbordador Challenger se convirtió en cenizas a escasos segundos de haber despegado; por lo que se centra en Richard Feynman, un renombrado físico, participante del proyecto Manhattan, y Premio Nobel de 1965, que se puso al hombro la investigación, pese a los contratiempos y a los intereses que había en juego.
Era un tipo insobornable, que sólo lo movía ese afán tan científico de pretender correrle el velo a la verdad, cualquiera que fuese; al tiempo que vemos la evidente incomodidad de muchas personas involucradas en un posible encubrimiento, como un componente importante en la agonía y el éxtasis de Feynman, cuando los resultados finales salen y exponen errores lógicos serios... errores lógicos, que enviaron a los astronautas a su muerte.
Podemos apreciar aquí, cómo es que Feynman, comprometido con demostrar la verdad sobre el incidente, hará lo que sea para conseguirlo.
Uno de los puntos fuertes del material, es el hecho que está basado en hechos reales, en la personalidad del protagonista, y que los temas de física, por así decirlo, son fáciles de entender, ya que no utilizan mucho los tecnicismos, y gracias a ello, uno pude entender uno de los factores más importantes de la película, el cuál es, el por qué falló El Transformador, después de 73 segundos de vuelo.
Así nos presentan a Feynman, de cómo fue su día en ese fatídico día.
Nos logran transmitir su forma de ser, de manera que uno se puede identificar con su punto de vista, e ideales.
De igual manera, nos enseñan imágenes reales del accidente.
La actitud de él, con respecto a cómo se comienza a dar las cosas, como es el hecho que el gobierno lo invita a ser parte del Comité de investigación del accidente, en la capital de EEUU.
Él, al ser un hombre de ciencia, se siente que no pertenece a un entorno que predomina más la política y los intereses; y en ese momento nos muestran a los demás personajes secundarios, como es El General de La Fuerza Aérea, Donald  Kutyna; la doctora astronauta, Sally Ride; y El Presidente del equipo de investigación, William P. Rogers.
Todos ellos tienen un importante papel, ya que los primeros 2 son como aliados para la investigación, y el último funciona como un antagonista.
Como lo dicen en la película, él, al ser un abogado, maneja todo de manera administrativa.
Pero Feynman, en su a fan de descubrir la verdad, comienza una investigación aparte, en la cual se da cuenta que está solo, y muchas veces le cierran la puerta al momento de proporcionar información; por lo que su investigación está llena de tropiezos, pero como en la vida, cuando se cierra una puerta, se abre una ventana.
Él, al estar investigando de manera independiente, logra entender el problema de los materiales que utilizan, se da cuenta que existe un cierto grado de error que La NASA consideraba permisible, como el hecho que existieran fallas en los diseños.
Principalmente, explica Feynman, que por la complejidad de los motores, ahí se originó la falla, con una muestra de las fotos del momento del accidente, arroja que los motores tuvieron una fuga antes de desplomarse en el aire, como un efecto de la causa.
Pero debido a una serie de sucesos, se explica que el doctor Feynman, al ser ajeno de cualquier institución, y ser totalmente independiente, él puede hacer una gran diferencia al revelar a los medios la verdad detrás del incidente.
Todo lo anterior se demuestra cuando comienza a investigar sobre las juntas tóricas.
Él se da cuenta, que La NASA tenía conocimiento de que el diseño de los cohetes, los aceleradores sólidos del contratista Morton Thiokol, tenía un defecto potencialmente catastrófico en las juntas tóricas; y también ignoraron las advertencias de los ingenieros sobre los peligros en el lanzamiento provocados por las frías temperaturas de aquella mañana, y no habían informado adecuadamente a sus superiores de estas preocupaciones.
Para el 28 de enero, se pronosticaba una mañana inusualmente fría, con temperaturas cercanas a 1°C, la temperatura mínima permitida para un lanzamiento.
Las temperaturas bajas, habían suscitado la preocupación de los ingenieros de Thiokol.
En una teleconferencia realizada en la tarde del 27 de enero, los ingenieros y directores de Thiokol, trataron el tema de las condiciones meteorológicas con directores de La NASA del Centro Espacial Kennedy, y El Centro de Vuelo Espacial Marshall.
Varios ingenieros, re-expresaron su preocupación por el efecto de las bajas temperaturas sobre la capacidad de resistencia de las juntas tóricas de goma que sellan las juntas tóricas, y recomendaron posponer el lanzamiento.
Afirmaban que no tenían suficientes datos para determinar, si las juntas se sellarían correctamente, si estuviesen más frías que 53°F/12°C
The Challenger Disaster revela que Feynman se integró “por casualidad” en La Comisión de investigación sobre el desastre de Challenger, en un momento en que estaba gravemente enfermo, por lo que se hace un paralelo curioso, como si el mismo Challenger se tratara como su persona enferma.
Del reparto, William Hurt actúa excelentemente en su papel de científico excéntrico pero sabio; representando el comportamiento inconformista que sólo se tolera debido a su brillantez.
En su desarrollo, encontré sus matices de expresión fascinantes, y maravillosamente representativos, de cómo nosotros, el público, habríamos reaccionado ante una autoridad pomposa que intentaba controlar nuestro comportamiento.
Solo por ver su actuación, se merece este visionado.
Joanne Whalley, es su esposa, pero la historia se centra más en el físico teórico.
Bruce Greenwood, es un eslabón vital en todo el drama; y merece mucho crédito por su fuerte interpretación del General Kutyna, un militar leal y disciplinado, que actúa como catalizador para que la verdad prevalezca.
Greenwood asume el papel tan naturalmente, como si se hubiera retirado del campo de batalla realmente para hacer esta película; inclusive se muestra a una “Garganta Profunda”, que proporcionó la información sobre el O-ring…
El General de la Fuerza Aérea, estuvo detrás de un proyecto espía-satélite, llamado Titán; y su personaje sirve como una herramienta literaria, para llenarnos en la historia de espalda corporativa y militar.
Esto revela a los espectadores, el motivo de ciertas partes implicadas para intentar un encubrimiento.
Después de todo:
¿Por qué nadie querría que la verdad saliera?
Eve Best, proporciona una actuación sólida y sensible como Sally Ride, la primera mujer en el espacio; su papel en La Comisión de Rogers sigue siendo un misterio, y sólo aprendemos de ella, justo antes de que los créditos cierren; y aquí también estuvo bastante marginada, porque en la vida real fue más abierta con las deficiencias de La NASA cuando se trata de seguridad.
Brian Dennehy como William P. Rogers, Presidente y ex Secretario de Estado, exuda la apariencia física de un hombre persuasivo, que tiene su propia agenda, y ofrece una actuación poderosa.
Dennehy es un maestro en transmitir el significado en una historia, simplemente a través de la elevación de una ceja, un destello en su ojo, o un cambio sutil de la posición del cuerpo; es un gran actor que merece un gran reconocimiento; pues hizo un trabajo notable de canalizar a William Rogers, quien desde el principio quiere blanquear todo el asunto.
También hay que hacer una mención especial, al buen desempeño de muchos de los sudafricanos que fueron utilizados en papeles secundarios; en particular, Robert Hobbs, que hace de Allan J Macdonald, un hombre dividido entre hacer lo correcto, mientras pone el riesgo personal de lo que podría resultar descubrir la verdad.
Sin embargo, no se mencionan a otros de los miembros que componían La Comisión Rogers; ni siquiera en los créditos; a pesar de ello, la producción trata a todos con la mayor cantidad de respeto.
En general, parecería que la historia no va a ser amable con La Administración Reagan; y pone de manifiesto hechos que nunca fueron parte de las conclusiones oficiales de La Comisión, implicando que éstos fueron reprimidos por cuestiones de seguridad nacional, aparentemente legítimas de la época.
En pocas palabras, los recortes presupuestarios de Reagan, hicieron que La NASA prometiera a los militares, la capacidad de lanzar satélites espías militares, a través de los transbordadores, casi a petición, en lugar de que los militares desarrollaran su propio misil.
Decididamente, no era algo para contarles a los soviéticos...
Sin embargo, tal vez en los próximos años, alguien se dará cuenta de que incluso esto era una falsa preocupación, porque los lanzamientos habrían sido de la costa de California, donde las temperaturas de congelación serían casi inexistentes.
Algunos errores de producción muestran que, cuando Feynman vomita en el baño de los hombres, limpia el inodoro, un inodoro moderno de descarga automática, que no existían en 1986; así como las famosas señales de salida de emergencia en el Marshall Flight Center en Alabama, que son de color verde.
El verde, no fue adoptado como el color internacional para la señalización de la salida, hasta fines del siglo XXI.
En 1986, las señales de salida en los Estados Unidos, eran casi exclusivamente rojas, mientras que las señales de salida verdes, eran exclusivas del Reino Unido.
La película muestra a Feynman como el eje central de La Comisión, sin embargo, la historia es más complicada; por ejemplo, no hubo tiempo para mencionar el papel de Roger Boisjoly, de Morton Thiokol, quien escribió un informe condenatorio sobre los O-rings, 6 meses antes del desastre.
El informe fue ignorado… hasta él dio conferencias sobre la ética posteriormente.
Al menos, se supo que 3 organismos participaron en la decisión de lanzar al trasbordador en esa fría mañana:
La NASA, Raytheon, y Morton-Thiokol.
Esto no queda claro en la película, porque la película se mueve alrededor de Richard Feynman.
Pero un artículo del Nueva York Times, hace años describió lo que las agencias hicieron acerca de sus dudas:
Se hicieron llamadas entre los expertos de cada agencia, cada uno, ansioso por “revisar sus 6 horas”, y la pregunta que se hizo, se desarrolló gradualmente:
“¿Debemos lanzar?” a “¿Por qué NO debemos lanzar?”
Los resultados fueron desastrosos, evidentemente; y así también fue más comercialmente orientado a “La Guerra del Pentágono”
De todas las escenas, destacar la última de La Comisión:
Todos los ingenieros, que generalmente odian a los físicos por tener sus cabezas en las nubes; están testificando ante El Comité, y lanzando una ventisca de jerga sobre “las temperaturas ambientales” y “los coeficientes de Kelvin”, y las direcciones hacia “El Puente de Wheatstone”, con el fin de mantener el agua tan oscura, que nadie puede detectar su propia parte en la catástrofe.
Feynman no se deja intimidar y hace una demostración tan simple, como práctica; avergonzando a los expertos.
Toda su exposición, y cómo reaccionaron los asistentes en la conferencia de prensa, fue exactamente cómo sucedió en la vida real.
No obstante, recientes revelaciones de las conversaciones grabadas de Lyndon Johnson, sobre el sabotaje de Nixon en las conversaciones de paz de Vietnam, en 1968, hicieron sentir en la medida en que la búsqueda del poder y el dinero hace que los políticos encubran hechos, incluso si cuestan vidas.
The Challenger Disaster es por tanto, interesante por sus aspectos históricos.
A la luz de la reciente cancelación del programa espacial por parte de la administración Obama, las revelaciones del intento de La NASA, de justificar los costos, y obtener financiamiento continuo mediante la cooptación del programa de cohetes Titán, en su propia carga útil, tienen un significado especial.
De la misma manera, la representación de la cultura de seguridad presurizada, que acepta riesgos, y no tan segura de la época, resonará en esta era posterior, a Chernobyl, después de Fukushima, después del desastre del Challenger, donde el análisis de riesgo y la cultura de seguridad, están creciendo en prominencia.
“The other commissioners are just being respectful”
En el año 2016, se cumplieron 30 años del accidente del Transbordador Espacial Challenger, NASA.
Como dato, casi nadie vio el accidente en directo; pues a esas alturas, los despegues de los transbordadores eran casi “de rutina”, con lo que apenas despertaban interés en los medios, y la mayoría de las emisoras ya no estaban emitiendo en directo cuando se produjo el accidente.
Eso sí, todas volvieron a la señal de La NASA rápidamente después del evento, pero lo que la gente recuerda como “imágenes en directo”, en realidad es una grabación.
Quienes sí lo vieron en directo, fueron muchos niños de escuelas y colegios, ya que en ese vuelo iba Christa McAuliffe, la primera profesora en el espacio, y La NASA había preparado las cosas, para que los centros educativos pudieran seguir el despegue vía satélite.
La nave, tras explotar, se desintegró sobre El Océano Atlántico, frente a la costa del centro de Florida, EEUU, siendo calificado como “el accidente más grave en la conquista del espacio”
El compartimiento de la tripulación, y otros fragmentos de la nave, fueron finalmente recuperados del fondo del océano, después de una larga operación de búsqueda y rescate.
Aunque no se conoce el momento exacto en que murieron los miembros de la tripulación, se sabe que algunos sobrevivieron a la ruptura inicial de la nave, aunque posteriormente salieron a la luz pública, evidencias de que al menos 4 de los miembros de la tripulación, pudieron activar sus sistemas auxiliares de suministro de oxígeno, y que intentaron socorrerse mutuamente…
Al carecer de un dispositivo de salida de emergencia, la cabina fue la única sección de la nave que logró sobrevivir a la terrible destrucción de la explosión, pero no pudo soportar el impacto final contra el océano, desintegrándose junto con sus ocupantes.
El módulo de la cabina, cayó desde una altura de 15.240 metros, produciéndose así, el fatal desenlace.
Lo que sucedió fue que el hidrógeno y oxígeno líquido que escaparon del tanque principal, se incendiaron, formando una enorme bola de fuego, a algo más de 15 kilómetros de altura, pero no hubo ninguna onda de choque, ni detonación; de hecho, los cohetes de combustible sólido, siguieron volando sin haber sido dañados por ninguna explosión.
Lo que destrozó al Transbordador, fueron las fuerzas aerodinámicas, cuando al quedar suelto, se giró de lado contra el sentido de la marcha.
Desde tierra, se cree que hubo presiones políticas que forzaron el lanzamiento contra situaciones adversas:
Había presiones dentro de la propia NASA, para hacer ya el lanzamiento, pues ya se había retrasado en varias ocasiones, y el principal motivo parecen haber sido 2 sondas espaciales, TDRS-B y SPARTAN-Halley, que el Challenger tenía que poner en órbita, y cuya ventana de lanzamiento terminaba en 4 meses.
El rumor de que se insistió en el lanzamiento desde la propia Casa Blanca, para que El Presidente Ronald Reagan pudiera comunicarse con la tripulación durante el debate del Estado de La Unión no tiene ningún fundamento, pues les tocaba dormir durante este debate, y además, no había previsto ningún tipo de comunicación con La Tierra en esos momentos.
El accidente, fue el precio inevitable a pagar a cambio del progreso.
Esto no es más que racionalizaciones para salvar el trasero por parte de aquellos responsables de una gestión incompetente de todo el proceso.
El desastre, no tenía que haber ocurrido, y los responsables de La NASA, se equivocaron al decidir lanzar a pesar de las protestas e inquietudes de los ingenieros, que se dieron cuenta de que los anillos de goma podían fallar.
La Comisión Rogers determinó, que la cultura organizacional de La NASA, y el sistema de toma de decisiones, habían contribuido sustancialmente al accidente.
El Challenger, fue reemplazado por El Transbordador Espacial Endeavour, que voló por primera vez en 1992, 6 años después del accidente.
Sin embargo, 17 años después, un evento similar tomaría lugar, cuando el 1 de febrero de 2003, El Transbordador Columbia se desintegró sobre Texas y Luisiana, en su reingreso a la atmósfera terrestre, matando a los 7 miembros de la tripulación…
Por su parte, Richard Feynman para entonces padecía 2 formas raras de cáncer:
Liposarcoma y macroglobulinemia de Waldenström, falleciendo poco después de su última intervención quirúrgica, el 15 de febrero de 1988, a sus 69 años.
Se supo que sus últimas palabras fueron:
“No me gustaría morir 2 veces.
Es tan aburrido”; y tristemente, su esposa Gweneth, murió al año siguiente.
Hoy frecuentemente se utiliza al accidente del Challenger, como estudio de caso a la hora de tratar temas como la seguridad en la ingeniería, la ética de la denuncia de la propia empresa, las comunicaciones, la toma de decisiones en grupo, y los peligros del pensamiento de grupo.

“Science is a way to teach how something gets to be known, in as much as anything can be known because nothing is known absolutely”



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