The Farthest

“We know we are approaching the greatest of mysteries”

Hace 40 años, el presidente de Estados Unidos era Jimmy Carter; la película más taquillera era “Star Wars”; y La NASA estaba preparando el lanzamiento de las 2 sondas Voyager, las cuales viajarían a los planetas exteriores del Sistema Solar.
Así como las sondas Pioneer 10 y 11, que les precedieron; las sondas Voyager 1 y 2, volarían entre los planetas, gigantes gaseosos, y después de un frenesí de recolección de datos, serían lanzadas como con una honda hacia afuera del Sistema Solar.
Estas naves espaciales, estaban destinadas a convertirse en embajadores interestelares; por lo que menos de 9 meses antes de su lanzamiento, el personal de La NASA, pidió a Carl Sagan que preparara “algún mensaje para una posible civilización extraterrestre”
Más tarde, un miembro del pequeño equipo de Sagan, describiría el proceso como un “simulacro de incendio”, en el que se arriesgaba nada menos que el llamado “Primer Contacto”
El martes 5 de septiembre de 2017, se cumplen 4 décadas del lanzamiento de esas 2 sondas espaciales; uno de los proyectos más ambiciosos de la agencia aeroespacial estadounidense.
Y es que pocas sondas espaciales de La NASA, han cautivado la cultura popular estadounidense, como la Voyager 1 y 2.
Curiosamente, la primera en emprender su misión, fue la Voyager 2, el 20 de agosto de 1977; y 2 semanas después, el 5 de septiembre, alzó vuelo la Voyager 1.
Así, 40 años después de haber sido lanzados al espacio, los embajadores más distantes de La Tierra, las cápsulas gemelas Voyager, siguen transportando sonidos e imágenes de nuestro planeta hacia lo más profundo del cosmos.
Son como mensajes en botellas para que los recoja quienquiera que se encuentre allá fuera.
“Imagination will often carry us to worlds that never were.
But without it we go nowhere”
The Farthest es un documental del año 2017, escrito y dirigido por Emer Reynolds.
Protagonizado por Frank Drake, Carolyn Porco, John Casani, Carl Sagan, Lawrence Krauss, Timothy Ferris, Edward Stone, Nick Sagan, Larry Soderblom, Charley Kohlhase, Fran Bagenal, James F. Bell, Frank Locatell, Suzanne Dodd, Jon Lomberg, Heidi Hammel, Candy Hansen, Andrew Ingersoll, Dave Linick, Fernando Peralta, Linda J. Spilker, Tom Spilker, Janet Sternberg, Amahl Drake, entre otros.
Este documental irlandés de divulgación científica, fue producido por John Murray y Clare Stronge para Crossing The Line Productions, que celebra los 40 años de la misión Voyager, su envió al espacio, sus asombrosos descubrimientos, el mensaje y la esperanza.
El documental traza toda la historia de las 2 misiones Voyager a los planetas exteriores del Sistema Solar, y ahora más allá, desde sus primeras etapas de planificación, hasta levantar, y luego todos los descubrimientos increíbles e inesperados desde entonces.
El documental de casi 90 minutos, describe los esfuerzos tensos y dramáticos que culminaron en las 2 misiones.
Hay entrevistas a una veintena de miembros del equipo, y escenas originales de la televisión de la época, incluso de la serie “Cosmos” del astrónomo Carl Sagan.
Uno de los entrevistados es Nick Sagan, hijo del astrónomo, quien a los 6 años grabó el mensaje en inglés:
“Hola, de parte de los niños del planeta Tierra”
¿Es el Voyager, el mayor logro de la humanidad?
A 12.000 millones de millas de distancia, una pequeña nave espacial abandona nuestro Sistema Solar, y entra en el vacío del espacio profundo.
Ese es el primer objeto hecho por el hombre que lo hace; pero que lentamente irá muriendo, pues su generador de plutonio colapsará.
Pero esta pequeña nave, viajará millones de años, llevando un “Disco de Oro” con grabaciones e imágenes de la vida en La Tierra; y es muy probable que la Voyager sobreviva a la humanidad, y a todas nuestras creaciones.
Bien podría ser la única cosa que marcó nuestra existencia…
Tal vez, algún día, un extraterrestre, o un terrestre… lo encuentre y se maraville, porque la historia del Voyager, es una épica de logros humanos, drama personal y casi milagroso éxito.
Lanzadas con 16 días de diferencia en el otoño de 1977, las sondas espaciales gemelas Voyager, han desafiado todas las probabilidades, han sobrevivido a innumerables fallas, y hoy, casi 40 años después, continúan transmitiendo información revolucionaria a través de distancias inimaginables.
Con menos poder de cálculo que un audífono moderno, han desbloqueado los impresionantes secretos de nuestro Sistema Solar, en un viaje tan revolucionario como la primera circunnavegación del planeta, y la primera huella de la humanidad en La Luna.
En este documental de gran alcance, poético y cinematográfico, The Farthest celebra estas magníficas máquinas, los hombres y mujeres que las construyeron, y la visión que las impulsó más allá de lo que nadie hubiera podido esperar.
Lanzados desde un planeta quebrantado, estos pioneros navegan serenamente en la oscuridad, como un testimonio perdurable del ingenio de la humanidad y de los límites sin explotar de la imaginación humana.
La narración orgánica apasionada de personas, en imágenes, archivos y opiniones, están tejidas con audacia y brío, por lo que hace que The Farthest sea una auténtica aventura a escala cinematográfica.
Así, el documental sigue los muchos éxitos y trampas de las misiones peligrosas de estas 2 embarcaciones, y es fascinante ver lo que han descubierto, y cómo han superado sus obstáculos.
Y no sólo estas 2 embarcaciones visitaron a Júpiter y Saturno, sino que continuaron proporcionando información increíble sobre sus lunas; y no estando satisfechos, la Voyager 1 fuer a Urano y Neptuno, suministrando datos fenomenales, y altamente sorprendentes sobre estos 2 planetas y sus lunas.
Sus misiones, un éxito total, la Voyager 1 estableció su camino para el final del Sistema Solar, alcanzado y pasado a través de “La Burbuja” alrededor del 25 de agosto de 2012.
Por tanto, la raza humana ahora puede decir orgullosamente, que “son viajeros interestelares”
Además de llevar información en “El Disco de Oro” que lleva muchos fragmentos relativos a la vida humana y sus diversas culturas, música y fotos de nosotros mismos, otros animales y creaciones hechas por el hombre.
No hay razón para suponer que este disco se degrade, y sea inutilizable, porque tras posiblemente, miles de millones de años, cuando una civilización extraterrestre descubre el Voyager 1, muy posiblemente La Tierra ya no existirá…
En definitiva, este hermoso documental, desde lo técnico está muy bien montado, haciendo uso de bellas imágenes naturales, con una cámara extraordinaria, que nos muestra la exploración del, posiblemente, único invento del hombre que ha logrado salir de nuestro Sistema Solar, entrando en el espacio interestelar.
La narrativa se compone de entrevistas con las personas encargadas del proyecto, imágenes de archivo, imágenes del Voyager, nunca antes vistas y comentadas al detalle, de su investigación en Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, así como sus lunas y más detalles fascinantes.
Desde una poética muy poco vista en este tipo de documentales, no me extrañaría que se logre colar en los Premios Oscar, y ojala logre darle el reconocimiento que se merece.
Un viaje al más allá, literalmente; extraordinario y conmovedor, uno de los grandes logros de la humanidad.
“If we are alone in the Universe, it sure seems like an awful waste of space”
Este documental, profundamente conmovedor, es la película adecuada en el momento adecuado; un instante catártico, en el que la audiencia llorará por culpa de una máquina hecha de silicona y aluminio; aunque también tiene momentos de humor, de tensión y de intensa emoción, pero sobre todo, su mayor logro es que hace que, a pesar de todos los males en el mundo, puedas sentirte orgulloso de “ser humano”
El film de Reynolds, transmite una sensación óptima y estimulante de asombro, acerca del deseo innato de la humanidad de aventura, descubrimiento y comunión con todo su entorno, más sabiendo todos los horrores y deprimentes acontecimientos que están sucediendo actualmente en el mundo, es refrescante recordar un esfuerzo humano que fue totalmente positivo en perspectiva y ejecución.
El proyecto que ha ido más lejos en la historia de la humanidad; 2 sondas cuyos objetivos eran:
Explorar los planetas exteriores del Sistema Solar, y llevar un mensaje profundo a otras formas de vida potenciales en el espacio interestelar.
Y es que en un punto, a finales de los años 70, se hizo posible que esta misión fuera posible, un tiempo que ocurre aproximadamente, una vez cada 175 años, donde Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, están alineados de tal manera que permiten que una nave espacial viaje entre ellos, usando la gravedad de uno, para propulsarlo al siguiente.
Esta ventana de oportunidad, fue capturada, y La NASA formuló el programa Voyager; con Voyager 1 navegando los 2 primeros planetas gigantes, y Voyager 2 detrás, pero añadiendo los 2 últimos a su trayectoria.
The Farthest narra la historia de esas sondas, Voyager 1 y Voyager 2, desde el momento en el que se conceptualizó su misión hasta hoy, centrándose no solo en el aspecto técnico, sino también humano.
Ofrece los testimonios de todos aquellos que contribuyeron a, con una capacidad tecnológica equivalente a la de un mando a distancia actual, enviar 2 sondas que nos ofrecieron imágenes maravillosas de Júpiter y de sus satélites; de Saturno y de sus anillos; de Urano y su azul superficie; de Neptuno y su satélite Tritón, para acabar girándose hacia La Tierra, y disparar una última fotografía antes de seguir su viaje hasta los confines de nuestra galaxia, portando El Disco Dorado, para que tal vez, si dentro de millones y millones de años fueran encontradas por alguna otra civilización estelar, sepan que una vez existimos, y cómo vivimos.
Así, en la década de 1970, se sugirió que construyéramos una nave espacial capaz de atravesar nuestro Sistema Solar para descubrir más información sobre nuestros vecinos, Júpiter y Saturno, porque en los años 70 se sabía muy poco sobre estos 2 planetas distantes.
Cuando la idea fue presentada al Presidente de EEUU, Jimmy Carter, se le informó que el costo sería de alrededor de $1.000 millones, por lo que dijo:
“Construyan 2”
El principal objetivo de la misión, era explorar Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, una tarea que previsiblemente debería demorarse unos 4 años.
Sin embargo, su sistema de propulsores impulsados por fuentes de energía nuclear, llamadas “generadores radioisotópicos termoeléctricos”, y el hecho de que la mayoría de sus sistemas operativos estuvieran duplicados, han permitido a las naves, seguir su viaje durante 40 años.
La Voyager 1, es una sonda espacial robótica de 722 kilogramos, lanzada el 5 de septiembre de 1977, desde Cabo Cañaveral, Florida, EEUU.
Al eyectarse al espacio, un defecto de quemado de combustible de la segunda fase del cohete hizo, en principio, temer a los técnicos que la sonda no llegase a Júpiter.
Sin embargo, la fase superior Centauro, permitió compensar este defecto.
A pesar de haber sido lanzada después de su gemela Voyager 2, la Voyager 1 alcanzó Júpiter 2 meses antes que su compañera, y siguiendo una trayectoria más rápida, llegó 9 meses antes a Saturno; y se aleja con una velocidad de 3,6 unidades astronómicas, 29 minutos-luz, por año del Sol; lo que corresponde a 17 km/s.
Medidas exactas apuntan a que la velocidad disminuye muy lentamente de forma imprevista.
Las causas de este frenado, son objeto de diversas controversias…
La Voyager sigue operativa en la actualidad, prosiguiendo su misión extendida, que es localizar y estudiar los límites del Sistema Solar, incluyendo El Cinturón de Kuiper y más allá, así como explorar el espacio interestelar inmediato, hasta el fin de la misión.
La 1, fue la primera sonda en proporcionar imágenes detalladas de los satélites de los planetas que visitó, a una distancia de 135 unidades astronómicas; 20,195.730 000km del Sol; y en junio de 2016, se convirtió en la nave espacial que ha viajado más lejos de La Tierra, y la única en el espacio interestelar, pero aún sin salir del Sistema Solar, quedándole unos 17,702 años aproximadamente para salir a la nube de Oort.
Por lo que entrará en esta, en unos 300 años aproximadamente.
No obstante, a pesar de que su hermana, la Voyager 2 fue lanzada 16 días antes, la Voyager 2 nunca rebasará al Voyager 1.
Junto con las sondas Pioneer 10, Pioneer 11, Voyager 2 y New Horizons; la Voyager 1 es considerada una sonda interestelar; y realizó sus primeras fotografías de Júpiter, en enero de 1979, alcanzando su máximo acercamiento el 5 de marzo de 1979, a una distancia de 278.000km.
En su misión a Júpiter, realizó 19.000 fotografías, en un periodo que duró hasta abril; y se acercó a 18.640 km del satélite Ío de Júpiter, y pudo observar por primera vez, actividad volcánica fuera de La Tierra, algo que pasó inadvertido para las Pioneer 10 y 11.
El descubrimiento fue realizado por la ingeniera de navegación, Linda A. Morabito, durante un examen de una fotografía varias horas después del sobrevuelo.
Acelerada por el campo gravitatorio de Júpiter, la 1 alcanzó Saturno, el 12 de noviembre de 1980, acercándose a una distancia de 124.200 km.
En esta ocasión, descubrió estructuras complejas en el sistema de anillos del planeta, y consiguió datos de la atmósfera de Saturno, y de su mayor satélite natural, Titán, de la que pasó a menos de 6500 km.
Debido al descubrimiento de la atmósfera en este satélite, los controladores de la misión decidieron que la Voyager 1 hiciera una mayor aproximación a esta luna, sacrificando así las siguientes etapas de su viaje:
Urano y Neptuno, que fueron visitadas por su gemela, Voyager 2.
Este segundo acercamiento a Titán, aumentó el impulso gravitatorio de la sonda, alejándola del plano de la eclíptica, y poniendo fin a su misión planetaria.
La sonda espacial, Voyager 2, fue lanzada el 20 de agosto de 1977 desde Cabo Cañaveral, EEUU; en un cohete Titán-Centauro.
Es idéntica a su sonda hermana, la Voyager 1; y ambas sondas habían sido concebidas inicialmente como parte del programa Mariner, con los nombres de Mariner 11 y Mariner 12, respectivamente.
A diferencia de su predecesora, la Voyager 2 adoptó una trayectoria diferente en su encuentro con Saturno, sacrificando la cercanía a Titán, pero adoptando un mayor impulso gravitacional en su viaje hacia Urano y Neptuno.
La sonda alcanzó su mayor cercanía con estos planetas, en los años 1986 y 1989, respectivamente.
Un dato interesante del documental, es que la conferencia de prensa, que informaba los descubrimientos en Urano, se vio interrumpida por la trágica explosión del trasbordador espacial Challenger, en 1986.
Con la Voyager 2, a pesar de que muchos de sus instrumentos se encuentran fuera de servicio, aún continúa inspeccionando los alrededores del Sistema Solar.
A la velocidad de 14,8 km/s, tardará unos 193.000 años en alcanzar la estrella Ross 248, de la que pasará a una distancia de 1,7 años luz.
Situada a una distancia de 106,6 UA; 1,595×1010 km, el 2 de noviembre de 2014, la convirtió en uno de los objetos más distantes que ha creado el hombre.
El 10 de diciembre de 2007, descubrió que El Sistema Solar no tiene una forma esférica, sino ovalada, debido al campo magnético interestelar del espacio profundo.
La sonda Voyager 2, fue lanzada con el fin de aprovechar las posiciones de Júpiter y Saturno, así como la entonces reciente técnica de asistencia gravitatoria.
De esta forma, una misma misión podría visitar varios planetas con el ahorro que ello suponía.
Como curiosidad, durante su lanzamiento desde La Tierra, el personal operativo estuvo tan concentrado en un problema ocurrido durante el lanzamiento de su gemela, la Voyager 1, que olvidó enviar a la Voyager 2 un código de activación de su antena de alta ganancia... por suerte, el personal pudo contactar con la sonda a través de la antena de baja ganancia, y activarlo.
En su misión, aunque los astrónomos habían estudiado Júpiter desde telescopios en La Tierra desde hacía siglos, los científicos se sorprendieron de los descubrimientos realizados por la sonda.
Las cámaras de la nave, revelaron una atmósfera de hidrógeno y helio, cuyas nubes presentaban una dinámica mucho más compleja de lo que habían imaginado anteriormente.
La sonda descubrió también, que el planeta emitía mucha más energía de la que recibía del Sol, lo que podría justificar una actividad atmosférica tan intensa, que permitía la existencia de fenómenos como “La Gran Mancha Roja”
La existencia de vulcanismo en la luna Ío, fue probablemente, uno de los descubrimientos más inesperados de la misión realizada con anterioridad por la Voyager 1 unos meses antes.
En conjunto, las 2 sondas registraron más de 9 erupciones, y hay evidencias de que hubo más en el intervalo de tiempo comprendido entre ambas visitas.
La Voyager 1, había descubierto en la luna Europa, largas series de estrías que los científicos habían interpretado como “fallas procedentes de procesos tectónicos”
Sin embargo, las imágenes de mayor resolución enviadas por la Voyager 2, revelaron que se trataba de fracturas en una capa de hielo que cubre un océano interior…
Tras sobrevolar Saturno, la plataforma de la cámara de la Voyager 2 se bloqueó, poniendo en peligro los planes de continuar la misión hacia Urano y Neptuno.
Había 3 años hasta llegar a Urano, por lo que hubo tiempo de sobra para estudiar, entender y resolver el problema.
Finalmente, luego de pruebas exhaustivas, se entendió que la causa era el escaso lubricante que llegaba... y se solucionó haciendo que nunca girara a su velocidad máxima, 1 grado por segundo, sino solo a una velocidad de 0,333 grados por segundo; o 0,083 grados por segundo; y de esa forma, la plataforma pudo seguir siendo utilizada.
La Voyager 2, descubrió 10 lunas en Urano, antes desconocidas, y estudió la atmósfera del planeta, resultado de la inclinación del eje de rotación, 97,77º e investigó el sistema de anillos.
La luna Miranda, resultó ser uno de los cuerpos más sorprendentes.
La Voyager 2 descubrió al sobrevolarla, cañones de 20 km de profundidad, y una mezcla de superficies nuevas y viejas.
Las 5 mayores lunas, parecieron ser agregados de roca y hielo, como las lunas de Saturno.
El análisis de los anillos, reveló que eran diferentes de los de Júpiter y Saturno, pudiendo ser relativamente recientes.
También descubrió uno de los efectos más sorprendentes de la inclinación del planeta:
El campo magnético, está inclinado 60º respecto al eje de rotación planetario; y el campo magnético, es arrastrado por la rotación del planeta, siguiendo un movimiento de sacacorchos.
No se conocía la existencia de campo magnético en el planeta, antes de la llegada de la sonda.
Su intensidad, es semejante a la del campo magnético de La Tierra, y su orientación hace pensar que se forma a profundidades en las que el agua puede actuar como conductor.
La sonda, descubrió asimismo, que Urano es un tipo de planeta gigante, muy diferente de Júpiter y Saturno; y su atmósfera no está formada por hidrógeno y helio, sino por metano y amoníaco.
El planeta, es de menor tamaño que Júpiter y Saturno, y los investigadores sospechan que en su interior, puede haber océanos de agua y hielo.
Al ser Neptuno, el último gran planeta que la sonda visitaría, se decidió hacer un vuelo cercano a la luna Tritón, de forma similar a como la Voyager 1 sobrevoló Titán.
La sonda descubrió, que el planeta tenía en su atmósfera, una gran mancha oscura, si bien ésta podría haber desaparecido más tarde, según muestran las imágenes del telescopio Hubble.
Originalmente se pensó que podría ser una gran nube, aunque posteriormente se postuló que era un agujero en la capa de nubes que cubren el planeta…
Pese a encontrarse en los límites exteriores del Sistema Solar, donde la radiación solar es más débil, Neptuno desafió a los científicos, mostrando unos fuertes vientos.
Una posible explicación es que, cuanta menos luz solar se reciba, menos energía habrá para alterar los vientos.
Así, desde que su misión planetaria terminara, la Voyager 2 ha pasado a ser una sonda interestelar que La NASA piensa utilizar para medir las condiciones más allá de la heliosfera.
Al igual que su gemela la Voyager 1, en 2007, cruzó el frente de choque de terminación; y el 4 de noviembre de 2011, el personal de la Red del Espacio Profundo de La NASA, envió comandos a la Voyager 2, para activar el propulsor de reserva que controla la dirección de la nave espacial.
Dicha estrategia permitió a esta nave, reducir la cantidad de energía necesaria para operar usando propulsores no usados anteriormente, y al reducir el consumo de energía, por lo que su vida útil se podría alargar incluso otra década.
La nave, transmitió los resultados de la maniobra, el 13 de noviembre de 2011, y se recibieron en La Tierra el 14, un día más tarde.
Se espera que la Voyager 2 siga transmitiendo mensajes de radio, por lo menos hasta el año 2025.
Y es que su fuente de energía no es el único secreto de su sorprendente longevidad, según explicó la actual responsable del Proyecto Voyager, Suzanne Dodd:
“Cada uno de los subsistemas en las sondas, eran redundantes, de manera que si, por ejemplo, un propulsor fallaba, la nave podría usar el de apoyo.
Esa redundancia, ha ayudado a que las naves sigan activas durante tanto tiempo”, señaló Dodd.
Desde su oficina en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de La NASA, Dodd considera que las principales aportaciones a la humanidad de estas sondas, que actualmente se encuentran a unos 21.000 millones de kilómetros del Sol, son sus descubrimientos sobre “cada planeta que sobrevuelan”
“Estos descubrimientos, nos llevaron a hacernos una idea de cómo se formó El Sistema Solar, incluido nuestro planeta Tierra”, comentó Frances Bagenal, profesora de Astrofísica y Ciencias Planetarias de la Universidad de la Universidad de Colorado.
La misión destaca, porque operó con una tecnología que entonces daba sus primeros pasos.
La relación de Bagenal con el proyecto Voyager, comenzó apenas unos meses antes del lanzamiento de las sondas, cuando aún era una estudiante de doctorado en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT); y para ella, la importancia de la misión reside no sólo en los datos que nos ha aportado de “diferentes mundos”, sino también en el hecho de que opere con una tecnología que entonces daba sus primeros pasos.
Y sin embargo, tal vez lo más increíble de la aventura no sea su tecnología o su extenso recorrido, sino los propios fundamentos de la misión; en la que La NASA decidió incluir un sobrepeso poco propio de un viaje científico, por una posibilidad más basada en la esperanza, que en la ciencia; y ante la eventualidad de que en su viaje por el espacio las naves se cruzaran con vida extraterrestre, la agencia aeroespacial decidió incluir sendos Discos de Oro en cada una de ellas, con sonidos e imágenes de La Tierra.
Cada uno transporta un disco fonográfico, en ese entonces no existían el CD ni el MP3 o USB; de cobre enchapado en oro de 30 centímetros de diámetro, que contiene mensajes de La Tierra:
La 5ª Sinfonía de Beethoven, ruidos de grillos, el llanto de un bebé, un beso, viento y lluvia, el rugido del lanzamiento de un cohete, cantos de pigmeos africanos, zampoñas de las islas Salomón, una canción de bodas peruana, saludos en decenas de idiomas...
También llevan más de 100 imágenes electrónicas de la vida en el siglo XX.
Por su parte, Timothy Ferris, el productor de la parte musical de los discos, dice que esta parte del proyecto “costó entre $30.000 y $35.000”
La NASA calcula, que los discos pueden durar entre 1.000 y 3.000 millones de años, o sea, posiblemente, más que la civilización humana misma.
Dentro de 1.000 millones de años, “Voyager podría ser capturado por una civilización evolucionada de seres que todavía no existen…
Es literalmente imponderable lo que sucederá a los Voyager”, dijo Ferris.
Sin embargo nos queda imaginar a Chuck Berry y a Carl Sagan bailando sobre un ritmo cósmico… un clásico instantáneo irresistible, sobre La NASA y la conquista del espacio.
Esta es realmente una historia increíble; especialmente cuando se recuerda que esta empresa extremadamente compleja, técnica y sin precedentes, se logró utilizando la tecnología de mediados de los años 70.
Habiendo orbitado los 4 planetas gigantes, la Voyager 1 tomó una serie de increíbles imágenes de ellos y sus lunas; y lo logró con la memoria de una pequeña computadora, lo que se puede encontrar en un teléfono inteligente moderno.
La frontera de este milagro es un logro, sobre todo cuando se aprende que ciertos momentos fueron ejecutados con precisión de una fracción de segundo, y una fracción de un segundo más, habría llevado a la destrucción, como el momento en que la sonda se propulsó entre la atmósfera de Urano y una de sus lunas.
Es aún más impresionante, cuando se descubre que las sondas fueron reprogramadas a través de la comunicación con una nave a más de un billón de millas de distancia; siendo en resumen, una de las mayores empresas que los seres humanos han ejecutado.
Nos enteramos de que la publicidad sobre El Disco de Oro recibió, para la consternación de los científicos, tuvo más atención que los aspectos técnicos.
Fue encantador ver entrevistas con las personas que proporcionaron los saludos orales, aunque curiosamente suenan como Linus...
También, la conferencia de prensa para el lanzamiento, que se llevó a cabo en el Motel Beachside de Frank Wolfe, en una habitación de hotel separada de una recepción de boda polaca…
Ante estos datos curiosos, el documental adopta un formato de discursos bastante tradicional, donde escuchamos los recuerdos de varios científicos involucrados en el programa.
Son estos momentos en sí, los que añaden una cantidad considerable de peso emocional a los procedimientos, dejando claro que estas sondas espaciales fueron en última instancia, mucho más que un equipo científico, representaron algo mucho más, y bastante maravilloso.
No es sólo el punto de vista científico de la misión, sino también el punto de vista filosófico, como el momento de la misión que las cámaras se invirtieron para mirar hacia atrás a La Tierra, que ahora era un píxel, dejando claro lo pequeños que somos en el universo, mientras simultáneamente, haciendo que nos damos cuenta de que tenemos que cuidar de nuestro pequeño planeta, como este pequeño punto en una imagen es todo lo que tenemos.
Pero en realidad, la imagen de los 4 misteriosos planetas gigantes, es el verdadero pináculo de las misiones Voyager, y la increíble imagen que capturó, sigue siendo extraordinaria.
“Twenty-five years ago, Voyager 1 looked back toward Earth and saw a “pale blue dot”, an image that continues to inspire wonderment about the spot we call home”
Ese “punto azul pálido”, es una fotografía de La Tierra tomada por la sonda espacial Voyager 1, desde una distancia de 6000 millones de kilómetros.
La imagen muestra La Tierra como una mota, o punto de luz casi imperceptible, debido al fulgor del Sol.
La foto fue tomada el 14 de febrero de 1990; y en 2001, fue seleccionada como una de las 10 mejores fotos científicas espaciales de la historia.
Carl Sagan tituló una de sus obras, inspirándose en esta fotografía, en su libro publicado en 1994:
“Pale Blue Dot: A Vision Of The Human Future In Space” o “Un Punto Azul Pálido: Una visión del futuro humano en El Espacio”, donde el astrónomo relató sus pensamientos en un sentido más profundo de la fotografía:
“Desde este lejano punto de vista, La Tierra puede no parecer muy interesante.
Pero para nosotros es diferente.
Considera de nuevo ese punto.
Eso es aquí.
Eso es nuestra casa.
Eso somos nosotros.
Todas las personas que has amado, conocido, de las que alguna vez oíste hablar, todos los seres humanos que han existido, han vivido en él.
La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de ideologías, doctrinas económicas y religiones seguras de sí mismas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada Rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, cada niño esperanzado, cada inventor y explorador, cada profesor de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie ha vivido ahí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de Sol.
La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica.
Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos Generales y Emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto.
Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina de este píxel sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina.
Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios.
Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo...
Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida.
Nuestro planeta es un solitario grano en la gran y envolvente penumbra cósmica.
En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos.
La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida.
No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar.
Visitar, sí.
Colonizar, aún no.
Nos guste o no, por el momento La Tierra es donde tenemos que quedarnos.
Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y formadora del carácter.
Tal vez no hay mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo.
Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que siempre hemos conocido”
Pero Voyager necesita una actualización... para una Voyager 3, en un nuevo Disco de Oro; qué contendría, mejor no lo imagino.
Por lo pronto, algún día, dentro de muchos años, tal vez miles de millones de años, nadie lo sabe; seres extraterrestres podrían sorprenderse al encontrar una vieja nave procedente de La Tierra.
Situada improbablemente lejos de su planeta de origen, la antigua sonda está helada como el espacio que la rodea, su fuente de energía nuclear hace mucho que se ha agotado, una antena blanca e icónica, apunta silenciosa hacia el vacío, sin enviar dato alguno a la especie que la construyó.
Pero aun así, la sonda Voyager, podría hablar a quienes la encuentren.
Hoy, 40 años después de su envió al espacio y más allá, La NASA ha conmemorado el aniversario con tuits, recuerdos y las fotos todavía cautivantes de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno tomadas por los Voyager desde 1979, hasta el final de la década siguiente.
Por su parte, el Jet Propulsion Laboratory de La NASA, conmemoró este hito de la exploración espacial, con 2 posters que rinden tributo a la misión Voyager, disponibles totalmente gratis para ser descargados en la página web de La NASA:
El primer poster revela un cielo estrellado, sobre el que se distingue la silueta de la sonda espacial.
El segundo cartel, tiene un aspecto “vintage”, en el estilo de diseño gráfico de los años 70, década en el que se inició la misión.
Siguiendo esta filosofía de comunicación a través del tiempo y del espacio, no es de extrañar que La NASA haya decido conmemorar este notable aniversario, enviando a las sondas, un mensaje representativo de los tiempos que corren:
¡Un twitt!
Por tanto, y para mantener el contacto con la sonda, la agencia espacial estadounidense, lanzó un concurso entre los usuarios de la red social de Twitter, a los que se invitó a escribir un tweet con el hashtag #MessageToVoyager
El mejor de los millones de mensajes enviados, será seleccionado para ser enviado a la sonda Voyager 1, que hoy por hoy se encuentra a 139 unidades astronómicas, es decir, 139 veces la distancia media entre El Sol y La Tierra.
El texto, fue seleccionado a través de una votación en la que participaron 30 mil personas que pudieron elegir entre los 10 mensajes finalistas seleccionados por un comité de la agencia aeroespacial.
El encargado de darlo a conocer, fue William Shatner, conocido por su interpretación del Comandante James Tiberius Kirk en la saga “Star Trek”
El autor del twitt responde al nombre de Oliver, y el mensaje es:

“We offer friendship across the stars.
You are not alone”



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