Lincoln

“No one is loved as much as you by the people.
Don't waste that power”

Abraham Lincoln fue el decimosexto Presidente de los Estados Unidos, y el primero por el Partido Republicano.
Como un fuerte oponente de la expansión de la esclavitud en los Estados Unidos, durante su período, ayudó a preservar los estados unidos por la derrota de los secesionistas Estados Confederados de América, en la Guerra Civil Estadounidense.
Abraham Lincoln introdujo medidas que dieron como resultado, la abolición de la esclavitud, con la emisión de su “Proclamación de Emancipación” en 1863, anunciando que, todos los esclavos de los Estados Confederados de América, serían liberados, y la promoción de la aprobación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución en 1865, que abolió, oficialmente y sigue prohibiendo, la esclavitud en los Estados Unidos de América, y, con excepciones limitadas, como a los condenados por un delito, prohibió la servidumbre involuntaria.
Abraham Lincoln supervisó estrechamente, el resultado de la guerra hasta que llegó a su fin, en particular la selección de los mejores generales, incluyendo a Ulysses S. Grant.
Abraham Lincoln movilizó con éxito a la opinión pública, a través de su retórica y discursos; su “Discurso de Gettysburg” es sólo un ejemplo de ello, un discurso de consagración de un cementerio de soldados de la Unión, muertos en La Batalla de Gettysburg en 1863; mientras la mayor parte de los oradores en el acontecimiento, hablaron con mucho detalle, algunos durante horas, las pocas palabras selectas de Lincoln, resonaron a través de la nación, y a través de la historia, desafiando la propia predicción de Abraham Lincoln de que:
“El mundo notará poco, ni mucho tiempo recordará lo que decimos aquí”
Mientras que hay poca documentación de los otros discursos de ese día, las palabras de Abraham Lincoln, son consideradas como uno de los grandes discursos de la historia.
Al finalizar la guerra, Lincoln estableció la reconstrucción, tratando de reunir rápidamente al país, a través de una generosa política de reconciliación.
Durante su segundo periodo presidencial, Lincoln se reunió frecuentemente, con Grant mientras terminaba la guerra.
Ambos planearon asuntos de la reconstrucción, y era evidente para todos, que se tuvieron un gran respeto el uno al otro.
Durante su última reunión, el 15 de abril de 1865, Lincoln invitó al General Grant, a un evento social para aquella tarde.
Grant rechazó la invitación, sin el general y su esposa, Abraham y su esposa Mary Todd Lincoln, salieron para asistir a una representación en el Teatro Ford.
La obra era “Our American Cousin”, una comedia musical.
Cuando Lincoln se sentó en el palco, John Wilkes Booth, un actor de Maryland, residente en Virginia, y simpatizante del Sur, apareció por detrás, disparó un único tiro con una pistola Deringer de bala redonda a la cabeza del presidente, y gritó:
“Sic semper tyrannis!”
Expresión en latín que significa:
“Así siempre a los tiranos”
Booth saltó desde el balcón al escenario; el público creyó que al incorporarse, estaba haciendo una reverencia, pero la verdad es que se había roto una pierna.
Booth alcanzó cojeando su caballo, y logró escapar.
El presidente Abraham Lincoln, mortalmente herido, y tras ser atendido por el joven médico militar Charles August Leale, presente en el teatro, fue llevado a una casa, atravesando la calle, donde entró en coma hasta que falleció 10 horas después del atentado.
Booth y varios de sus compañeros, fueron finalmente capturados y ahorcados, o encarcelados, aunque más tarde se demostró que algunos de ellos eran inocentes.
La excepción de esto, es el caso de Booth, quien fue abatido por un policía.
El cuerpo de Abraham Lincoln fue llevado por tren, en una magnífica procesión fúnebre, por varios estados.
La nación se afligió por un hombre, al que muchos consideraron el salvador de los Estados Unidos, y protector y defensor de lo que Lincoln mismo llamó:
“El gobierno de la gente, por la gente, y para la gente”
Sus críticos argumentan que, de hecho, eran los confederados los que estaban defendiendo el derecho del “gobierno para la gente” y que fue Abraham Lincoln quien suprimió ese derecho.
En la actualidad, sus restos descansan en el cementerio de Oak Ridge, en Springfield, Illinois.
En su vida privada, Abraham Lincoln se casó con Mary Todd, pero muchos aspectos de su vida, así como su tristeza, soledad, y naturaleza reservada encuentran, y ganan claridad, en el supuesto de un Lincoln homosexual.
Su asesinato a los 56 años de edad, en 1865, fue el primer magnicidio en Estados Unidos.
Abraham Lincoln fue el primer presidente de Estados Unidos en ser asesinado, ya que 30 años antes, en 1835, había fracasado un intento de asesinato de Andrew Jackson.
Curiosamente, existe una lista de coincidencias, entre Abraham Lincoln y John F. Kennedy, la cual es una leyenda urbana estadounidense, de origen desconocido.
La lista apareció por primera vez, en la prensa estadounidense en 1964, a raíz del asesinato de Kennedy en 1963, habiendo aparecido anteriormente en el Grand Old Party, Congressional Committee Newsletter.
Abraham Lincoln fue considerado, después de su muerte, como un mártir y un héroe de la historia de Estados Unidos; a menudo, fue comparado con George Washington.
La asociación del Lincoln Monument, cuyo objetivo era la creación de un monumento dedicado al presidente, fue autorizada por el Congreso de Estados Unidos en marzo de 1867.
No fue hasta 1901, que se le dedicó un sitio en una parcela que, en ese entonces, se encontraba en una zona pantanosa de Washington DC y, hoy en día, se encuentra en el West Potomac Park.
El Congreso concedió su aprobación formal, a la construcción del monumento, el 9 de febrero de 1911, y la primera piedra fue colocada el día del aniversario del nacimiento, el 12 de febrero de 1914; sin embargo, los trabajos fueron retrasados por la Primera Guerra Mundial, y recién el 30 de mayo de 1922, pudo ser inaugurado el Monumento a Lincoln, concebido por Henry Bacon.
En este monumento han tenido lugar muchos discursos importantes, incluyendo el de Martin Luther King Jr., “I Have a Dream”, que fue pronunciado el 28 de marzo de1963, durante la manifestación al final de la Marcha en Washington, por el Trabajo y la Libertad.
En el centenario de su nacimiento, Abraham Lincoln fue homenajeado cuando su retrato fue colocado en la moneda de un centavo en 1909.
“I am the president of the United States of America, clothed in immense power!
You will procure me those votes!”
Lincoln es una película dramática dirigida por Steven Spielberg en 2012
Protagonizada por Daniel Day-Lewis, Sally Field, Tommy Lee Jones, David Strathairn, Joseph Gordon-Levitt, James Spader, Lee Pace, Gulliver McGrath, Hal Holbrook, Michael Stuhlbarg, Jared Harris, David Costabile, Jackie Earle Haley, Joseph Cross, John Hawkes, Tim Blake Nelson, Peter McRobbie, Jeremy Strong, Gloria Reuben, Walton Goggins, Bruce McGill, David Oyelowo, Lukas Haas, entre otros.
El guión es de Tony Kushner sobre el Libro “Team Of Rivals: The Political Genius Of Abraham Lincoln” de Doris Kearns Goodwin
La música es de John Williams.
Lincoln obtuvo 12 nominaciones al premio Oscar:
Mejor película, director, actor (Day-Lewis), actor de reparto (Lee Jones), actriz de reparto (Field), guión adaptado, banda sonora, sonido, diseño de producción, cinematografía, vestuario, edición.
Y ganó 2 Oscar: Mejor Actor Daniel Day-Lewis, y Mejor Diseño de Producción.
Lincoln demuestra que tras más muchos años después de su desaparición, sigue teniendo mucho qué decir.
En contraste de muchos “biopics”, Lincoln renuncia al personaje, no literalmente, y se centra en los hechos, en un momento concreto, a partir de su reelección hasta el asenso de la decimotercera enmienda, que abolió la esclavitud en Estados Unidos.
El retrato de Lincoln durante sus últimos meses de vida, nos coloca frente a una figura tan monumental, como decisiva en la historia de Estados Unidos, el hombre y el político, el líder moral y el estratega, el legislador y el presidente de un país en crisis, el marido y padre temeroso, habitada en toda su humanidad y grandeza por Daniel Day-Lewis, y que en gran medida, viene a condensar las contradicciones sobre las que se ha fundado “la nación de las libertades”
Lincoln posee una gran capacidad de conmoción humana; a través de anécdotas e historias, comunica su saber con pulcritud y con auténtica sapiencia.
Un hombre ligeramente encorvado, sin edad, de apariencia lánguida, pero con una destreza oradora intuitiva, poco habitual.
El retrato del ex-presidente norteamericano, nos deja ver a un hombre apacible y familiar, justo, convincente, y amante de contar anécdotas, así como también, refleja a un ser que tras su frágil apariencia, alberga el mayor poder del mundo.
Tratándose de un tema histórico, y de un personaje tan mítico y encumbrado como Abraham Lincoln, Lincoln se torna aún más acartonado y tediosamente sujeto al rigor histórico, y la estética clásica.
Lincoln está dirigida, a todos aquellos amantes del cine histórico, del cine bélico, de los amantes de las conspiraciones, de aquellos interesados en aprender siempre un poco más de historia, en definitiva, para “la inmensa mayoría del público”
La atmósfera oscura y asfixiante de Lincoln, esgrime ideas conceptuales como el fundamentalismo humano, y se sitúa en una realidad supuestamente lejana, pero análoga a cualquier tiempo y lugar.
“I could write shorter sermons but when I get started I'm too lazy to stop”
Lincoln trata sobre los últimos meses de la vida, y de presidencia de Abraham Lincoln, toda su grandeza, su pasión y su humanidad, estuvieron marcados por su última batalla:
Definir un camino para una nación destrozada, a pesar de tenerlo todo en contra, y de una presión pública y personal extrema.
Lincoln nos permite sumergirnos en los momentos más peligrosos y reveladores del líder americano, en una época en la que la oscura sombra de la esclavitud crece, y en la que un país dividido por la guerra, debe ser unido.
Así se desarrolla un drama de enorme riqueza humana, con los esfuerzos de Abraham Lincoln para poner fin a la devastadora Guerra Civil.
Pero no lucha simplemente por terminar la guerra, sino también por aprobar la 13ª Enmienda, y abolir de manera permanente la esclavitud, en un acto de verdadero arrojo.
Para ello, tendrá que valerse de toda su capacidad, coraje y fortaleza moral, que le llevarían a convertirse en leyenda.
Tendrá que asumir el impacto de sus acciones en el mundo, y en las personas que ama.
Pero está en juego lo que siempre le ha importado más a Lincoln:
Obligar al pueblo americano, y a los miembros de su gobierno con ideas opuestas, a cambiar el rumbo, y a apuntar más alto, hacia un bien mayor para toda la humanidad.
Por un lado, Lincoln retrata la humanización del ídolo, y por el otro, un paseo por el colorido libro de la política estadounidense, arrojando una luz en el escepticismo, y la grisura del gobierno durante ese tiempo.
Para simplificar la historia, opta por centrarse en las políticas internas del gabinete del decimosexto presidente, y el debate en el congreso, con La Guerra Civil como trasfondo.
Lincoln se sitúa entre el tercer y cuarto año, de La Guerra de Secesión norteamericana, entre los Estados del Sur y los del Norte; precisamente el año de 1864, a pocos meses de la conclusión de La Guerra Civil.
Lincoln (Daniel Day-Lewis) insiste en que la Enmienda N°13 pase en el Congreso, a pesar de la oposición de algunos miembros de su propio gabinete, como el Secretario del Estado, William Seward (David Strathairn), pero le faltan los votos.
Para que su voluntad se cumpla, empiezan una serie de maquinaciones políticas, y no tan políticas, con el fin de convencer a los miembros de su propio partido, el Republicano y, especialmente, a los demócratas, estridentemente opuestos a la abolición de la esclavitud.
A su lado, están Preston Blair (Hal Holbrook), un conservador que desea el fin de la contienda bélica, y el congresista Thaddeus Stevens (Tommy Lee Jones), un abolicionista radical.
Con el fin de decantar la balanza a su favor, Lincoln encarga a Seward que convenza uno a uno, a miembros del Congreso, y este para ello, contrata a un trío de “negociadores” (John Hawkes, Tim Blake Nelson y James Spader) que llamarán, literalmente, puerta por puerta, a aquellos que consideran que están indecisos.
Las negociaciones políticas, tanto para que la enmienda pase, como para que La Guerra Civil concluya, suponen la mayor parte del ágil metraje, que además se ve amenizado con episodios dedicados a la vida familiar de Lincoln, su esposa Mary Todd Lincoln (Sally Field), aún afectada por la muerte de su hijo pequeño, y sus otros 2 hijos, Robert (Joseph Gordon-Levitt), que desea alistarse, y Willie (Chase Edmunds), profundo admirador de su padre, a pesar de su temprana edad, y a las historias que el presidente narra con pasión y emotividad.
“It's time for me to go.
But I would rather stay”
Así, los diálogos son inteligentes, ajustados, brillantes:
Cada palabra, cada entonación, cada mirada, cada movimiento tienen una razón de ser, en un conjunto liderado, no solo por la elegante y preciosista cámara de Spielberg, sino también por una simplemente extraordinaria labor de 145 actores, un reparto que encabeza con su habitual brillantez, Daniel Day-Lewis.
Su voz quebradiza, pero determinante, como en el enfrentamiento con su esposa, asegurándole que él, cada segundo de su vida, sigue pensando en su hijo fallecido, su porte carismático, su ademán reconciliador pero nunca débil, hacen de su Lincoln un personaje apasionante.
Daniel Day-Lewis ES Lincoln, y por supuesto, su Lincoln es el corazón del film, que lo sostiene absolutamente todo.
Este Lincoln es ENORME, en todos los sentidos, peculiar y humano, los matices que aporta el actor a su personaje, son recónditos y maravillosos, desde una firma hasta un enervado discurso, Day-Lewis aprovecha todo lo que le ofrece el guión, que nos presenta al Lincoln estratega, para hacer un verdadero “Tour de Force” como pocas veces se ven.
Dejar de lado las contribuciones del resto de actores sería injusto:
Entre ellos, apuntar un Tommy Lee Jones sensacional, una Sally Field arrebatadora y un James Spader, simplemente excelente.
Lincoln, de principio a fin, es una obra maestra visual, gracias al talento indiscutible de Janusz Kaminski.
Del mismo modo, la suave y acogedora partitura de John Williams, el apropiado vestuario, una soberbia dirección artística de decorados interiores, y suntuosos exteriores, el uso del maquillaje y peluquería, son de una labor impresionante.
Lincoln es una representación perfecta del siglo XIX.
Todo lo demás, acontece fuera del campo de visión.
No solo su asesinato, también los horrores de La Guerra Civil, que tienen un breve tratamiento en el prólogo, y en una intensa secuencia, en la que Lincoln se pasea en caballo por los campos de devastación, donde se apilan cadáveres de soldados y, curiosamente, también las vidas de la población negra, auténtico sustrato oculto en Lincoln, reducidas aquí, a presencias testimoniales.
“Shall we stop this bleeding?”
Cosas malas que decir...
Creo que para ver Lincoln, hay que tener unas bases de conocimientos históricos, para comprender mejor los guiones, aunque bien trabajados, lineales y “aburridos”, sobrecargados de tecnicismos políticos, y edulcorados personajes, tratadas y protestas, que van más allá que la sinopsis de Lincoln, y no todo el mundo tiene por qué tener conocimientos históricos para verla, crea como una exclusividad, para lo que son más ídolos de la historia, y los que simplemente quieren ir al cine a “culturizarse”
El cine es para todo el mundo, no puede haber ningún tipo de clasicismo...
Y claro, que el guión sea así ya hace que te pierdas, o “aburras” también en algunas partes de Lincoln, que además, no es corta ya que dura unas 2 horas y 30 minutos, que se te pueden hacer eternas, donde no hay más que conversaciones y conversaciones un tanto tediosas, llegas a desear que pase la siguiente, por si ocurre algo a lo que puedas enterarte.
Sobre el final de Lincoln, adquiere algo más de interés, pero diría que no compensa.
Me temo, sin embargo, que gran parte de este esfuerzo increíble, será apreciado en su mayoría, por el público estadounidense en general.
La línea de Lincoln, como cité, puede resultar “aburrida” y no por su ritmo; en parte por lo ajeno que resultemos a la historia americana, el lenguaje político, y el interés histórico.
Dicho esto, no creo que podría haberse hecho de otra manera.
No obstante, quien espere una película sobre la interesantísima vida de Lincoln, aquí no lo encontrará, por supuesto aunque solo se centre en la ley de la abolición de la esclavitud, el gran legado de Lincoln... no deja de ser la abolición de la esclavitud... y el tema al menos, no evita infundir cierta trascendencia.
Hay un puñado de momentos cumbre sobre el tema, que son sin duda, lo mejor.
Aquí solo se encontrará un hecho puntual.
Lincoln debería haberse llamado “La XIII Enmienda” y hubiera quedado más sincero en su título.
Y es que, como ya he dicho, el fallo de Lincoln es que, poco o nada nos cuentan de él como persona.
Además, de no ver la muerte de su primer hijo, tampoco nos muestra su asesinato en la ópera, tampoco ni siquiera se trata el tema de las repercusiones políticas del hecho y demás.
Y esto último, es lo peor, ya que al no rodar como se merece un magnicidio de esa categoría, lo que hace Spielberg, al contrario de lo que intuyo que pretendía, es quitarle protagonismo al propio Lincoln.
Por otra parte, hay que mencionar, también en contra, la manía que tiene Spielberg de recargar las películas históricas, no solo por duración, sino de hechos que finalmente tienden a rebajarla.
En Lincoln, al contar el suceso de La XIII Enmienda, podría haber concluido con el regocijo de todos, y con el rostro del presidente, incluso dando el discurso que muestra al final de la misma.
Pero no, Spielberg tiene que mostrar lo que todos ya sabemos, el asesinato, que ni siquiera se ve.
En ese momento me dije, Steven, ya has roto una película que aunque se hacía un poco pesada, iba bien.
Así que ya sabe:
Lincoln es una película de intrigas políticas, con un tempo algo desganado, muy en la línea de Spielberg, de diálogos y reflexiones eternas, pero no de acción.
El metraje se satura de negociaciones, conversaciones... y más conversaciones políticas, que se van haciendo repetitivas, sobre todo para todo aquel que no sea yanqui, y que antes de verla, no tuviera ni idea, de que un republicano conservador y uno radical son irreconciliables y... que aun viendo Lincoln, tampoco habrá aclarado mucho sus dudas; seamos sinceros, Lincoln es lo que se llama una “americanada” un tanto localista, llena de chistes de uno, u otro Estado, y de frases hechas para “agitar los corazones de los Estados Unidos”
Lincoln es una cinta de los Estados Unidos, hecha especialmente, para la gente de los Estados Unidos.
No obstante, repito, Day-Lewis, Field y Jones, ellos elevan sus momentos como las conversaciones, y las broncas del señor y la señora Lincoln.
Lincoln con su discurso en la intimidad a su gabinete, ese “Now! Now! Now!” indispensable ver las interpretaciones en versión original para no perderse ningún matiz, se me quedará grabado para siempre.
La señora Lincoln mandando con toda educación “a la mierda” a Thaddeus Stevens (Jones) en una fiesta.
Thaddeus Stevens y su “re-pu-blic” comprando de la manera más divertida, el voto de un rival demócrata.
La emotiva escena de la aprobación de la enmienda, la única de un nivel de intensidad notable, o “clímax”
En un momento dado, de Lincoln, escucharemos la síntesis perfecta, en la boca del congresista Thaddeus Stevens, cuando dice:
“La ley más importante de la historia de Estados Unidos, se ha aprobado mediante un proceso corrupto, manejado por el hombre más puro y honrado que ha dado EEUU”
Lincoln tal vez pretende mostrar un pasado glorioso, de los hombres que dirigieron a los Estados Unidos, tal vez, también con el objeto de sembrar un fundamento y base para el patriotismo.
Pero los hombres de color de piel algo más oscura, deben su libertad, no a un presidente de los Estados Unidos, sino a ellos mismos, a su propia conciencia como seres humanos, y como hombres libres, que motivó su lucha y, finalmente, su libertad.
Spielberg parece pasar por alto esto, ignorándolos.
La abolición nunca habría ocurrido, sino por el movimiento abolicionista, el cual fue mucho más que el proceso político, o los republicanos radicales.
Los esclavos y los esclavos liberados, jugaron un papel principal en la lucha, y Lincoln simplemente los ignora.
Creo que es un buen ejercicio, el acudir siempre a otras referencias después de ver una película sobre un personaje histórico.
Ver las sombras y los grises.
Lincoln no fue un gran hombre, porque fuera mejor que cualquiera de nosotros, si no porque, siendo igual, tomó sus decisiones que le llevaron a ser quién es.
Spielberg traza una visión de Lincoln complaciente, acorde con la leyenda creada y aprendida por el pueblo americano.
No se menciona, en ningún momento, cuáles fueron las causas reales de que el presidente se empeñase, con tanta firmeza, en aprobar la Enmienda, cuando su intención era debilitar al enemigo en tiempo de guerra, en un momento, en que la Unión iba perdiendo.
La abolición de la esclavitud fue, por tanto, una potente estrategia bélica, para crear caos en el territorio confederado.
Y no hay que olvidar que, La Guerra de Secesión nunca se trató de una guerra social, sino de un enfrentamiento entre el norte industrial y el sur agrario, una guerra instigada, y vencida por el capitalismo.
“Each of us has made it possible for the other to do terrible things”
Abraham Lincoln no fue, en el sentido pleno de la palabra, ni nuestro hombre, ni nuestro modelo.
En sus intereses, en sus pactos, en sus hábitos de pensamiento, y en sus prejuicios, el fue siempre “un hombre blanco”
Él fue, preeminentemente, el presidente del hombre blanco, completamente entregado al bienestar de los hombres blancos, de los hombres blancos ricos.
Él estaba listo y deseoso, en cualquier momento, durante los primeros años de su administración a negar, posponer, y sacrificar, los derechos de la humanidad en la gente de color, para promover el bienestar de la gente blanca de su país.
Para proteger, defender y perpetuar la esclavitud en los estados donde existía, Abraham Lincoln no estaba menos dispuesto que cualquier otro presidente, a sacar la espada de la nación.
El estaba preparado para ejecutar todas las supuestas garantías de la Constitución de los Estados Unidos, en favor del sistema esclavista, en cualquier lugar dentro de los estados esclavistas.
Él estaba dispuesto a perseguir, volver a capturar, y devolver a los fugitivos esclavos a su amo, y a reprimir una revuelta de esclavos por la libertad, aunque sus amos culpables estaban en armas contra el gobierno.
El propio Lincoln, parece que mantuvo hasta el final de su vida, una visión discriminatoria hacia la gente de “color”, incluso, proponiendo su deportación a colonias en el Caribe.
Su falta de sensibilidad, y de consideración hacia la discriminación racial, no era algo nuevo.
En la campaña electoral de 1858, decía lo siguiente:
“Diré, pues, que no estoy, ni nunca he estado, a favor de equiparar social y políticamente a las razas blanca y negra; que no estoy, ni nunca he estado, a favor de dejar votar, ni formar parte de los jurados a los negros, ni de permitirles ocupar puestos en la administración, ni de casarse con blancos…”
Y en el discurso inaugural de 1861:
“No tengo el propósito de interferir, ni directa ni indirectamente, en la institución de la esclavitud en los estados donde existe.
Creo que no tengo ningún derecho legal a hacerlo, y no tengo ninguna intención de hacerlo”
Hay que tener en cuenta, que la población negra también era vista como inferior en el norte, de hecho no los admitían en el ejército cuando comenzó La Guerra Civil.
El interés de los afroamericanos por alistarse, venía porque de alguna forma, esto les concedía unos derechos y unos reconocimientos que necesitaban para proclamar su igualdad, y que reafirmaba que ese era también su país.
Pero cuando ellos pedían el alistamiento, tenían reacciones de rechazo con expresiones como:
“Nosotros no queremos luchar junto a los negros”
“Creemos que somos una raza muy superior para eso”
Los hombres blancos del norte, indicaban que era una guerra por mantener el país unido, que no tenía nada que ver con los negros.
No obstante, en 1862, cuando las cosas empezaban a ir mal para el Norte en la guerra, y las llamadas para alistarse no se recibían con mucho entusiasmo, Lincoln rechazó las objeciones, y permitió que los afroamericanos entrasen en el ejército.
Aunque les hicieron tomar juramento para ir en unidades aparte, fue algo que duró hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
Las palabras del mismo Lincoln, otra vez más serían elocuentes, ya en 1862:
“Si hay aquellos quienes no salvarían la Unión, salvo que ellos pudiesen al mismo tiempo mantener la esclavitud, yo no estoy de acuerdo con ellos.
Si hay aquellos quienes no salvarían la Unión salvo que ellos podrían al mismo tiempo destruir la esclavitud, yo no estoy de acuerdo con ellos.
Mi objetivo principal en esta lucha es salvar la Unión, y no es preservar o destruir la esclavitud”
Presentar así a Lincoln, como un hombre que persiguió la libertad de las personas de “raza negra” como un objetivo humanitario en sí, y presentarlo como un referente para esas personas, no deja de ser una falsificación histórica, una ficción histórica, como comentaba al principio del texto.
Spielberg es muy dado a este tipo de actuaciones, algunas de ellas amorales, como la carencia de cualquier crítica, o denuncia seria sobre las causas, motivaciones, y desarrollo de La Primera Guerra Mundial, o de La Segunda; bien al contrario, haciendo más una apología de lo que significó el sufrimiento y muerte de muchos, y el negocio oculto de unos pocos, del que no habla en su films.
Lincoln nos enseña que su política influyó directamente en la política mundial actual.

“Trust?
Gentlemen, you seem to have forgotten that our chosen career is politics”



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