Lady In The Water
“Time is running out for a happy ending”
Un cuento de hadas es una historia ficticia, que puede contener personajes folclóricos, tales como:
Hadas, duendes, elfos, brujas, sirenas, troles, gigantes, gnomos y animales parlantes, e incluir encantamientos, normalmente representados como una secuencia inverosímil de eventos.
En el lenguaje contemporáneo, así como fuera del contexto literario, el término es utilizado, para describir algo que está vinculado con princesas.
Por ello, existen expresiones tales como:
“Un final de cuento de hadas”
“Un final feliz” o
“Un romance de cuento de hadas”
Aunque no todas las narraciones de esta clase terminan con un final feliz.
De igual manera, en el aspecto coloquial un “cuento de hadas” puede ser asociado con cualquier historia rocambolesca y extraordinaria.
Por lo general, este tipo de relatos, suele atraer a los niños pequeños, al compenetrar estos, de forma fácil y rápida, con los personajes arquetípicos de cada historia.
En las culturas, donde los demonios y las brujas son percibidos como seres reales, los cuentos de hadas pueden mimetizarse con el género de las leyendas, en el que el contexto es percibido, tanto por el narrador como por los oyentes, como si se tratara de una realidad histórica.
Sin embargo, a diferencia de las leyendas y epopeyas, que tienden a tener referencias superficiales a la religión y a lugares, personas y sucesos reales, este tipo de historias tiene lugar en un período indefinido:
“Erase una vez”
“Había una vez”
Más que en un instante preciso.
Muchas variantes, especialmente las que están orientadas a los niños, incorporaron una moraleja en sus tramas.
Perrault concluía sus versiones con una, aunque no siempre se les consideró como un aprendizaje moral.
En la mitología griega, las náyades eran las ninfas de los cuerpos de agua dulce, fuentes, pozos, manantiales, arroyos y riachuelos, encarnando la divinidad del curso de agua que habitan, de la misma forma que los oceánidas eran las personificaciones divinas de los ríos, y algunos espíritus muy antiguos que habitaban las aguas estancadas de los pantanos, estanques, y lagunas, como en la Lerna premicénica de la Argólida.
El agua es considerada como un elemento purificador en la mayoría de religiones.
Algunas de las doctrinas religiosas que incorporan el ritual de lavado o abluciones son:
El cristianismo, el hinduismo, el movimiento rastafari, el islam, el sintoísmo, el taoísmo y el judaísmo.
Uno de los sacramentos centrales del cristianismo, es el bautismo, y el cual se realiza mediante la inmersión, aspersión, o afusión de una persona en el agua.
Como dato, el agua es mencionada, 442 veces en la Nueva Versión Internacional de la Biblia, y 363 veces en la Biblia del rey Jacobo:
Pedro 2:3-5 establece:
“Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios, los cielos y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste”
Usualmente se cree que el agua tiene poderes espirituales.
En la mitología celta, Sulis es la diosa de las aguas termales; en el hinduismo, el Ganges es personificado por una diosa, y según los textos Vedas, la diosa hindú Sárasuati representa al río del mismo nombre.
El agua es también en el vishnuísmo, uno de los 5 elementos básicos omahābhūta, entre los que constan:
El fuego, la tierra, el espacio y el aire.
Alternativamente, los dioses pueden ser considerados patrones de fuentes, ríos o lagos.
De hecho, en la mitología griega y romana, Peneo era el dios río, uno de los tres mil ríos, o a veces, incluido entre las tres mil Oceánidas.
En el islam, el agua no es sólo la fuente de vida, pero cada vida está compuesta de agua:
“¿Y que sacamos del agua a todo ser viviente?”
En cuanto a la filosofía, podemos encontrar a Tales de Mileto, uno de los siete sabios griegos, que afirmó que el agua era la sustancia última, el Arjé, del cosmos, de donde todo está conformado por el agua.
Los cuentos de hadas han sido difundidos de forma histriónica; existen registros de ello en la comedia del arte, y más tarde en la pantomima.
La llegada del cine por su parte, ha significado que estas historias pueden ser presentadas en una manera más plausible, con el uso de efectos especiales y animación.
Casi siempre, Hollywood se nutre de talentos en la dirección a nivel mundial, agregando a sus listas, a grandes directores que han tenido un éxito significativo en sus primeras cintas dirigidas, o en sus “Óperas primas”, y entonces, se ha de creer que si han logrado un trabajo de gran calidad con poco presupuesto, las cosas serán mucho mejores, si se le agrega capital monetario al asunto, capital que desde luego, será provisto por ese conglomerado llamado Hollywood.
El paso del anonimato o el semianonimato, al triunfo total, lo han vivido varios directores de varias partes del mundo; y la mayoría se ha desenvuelto con excelentes trabajos en el país de la bandera de barras y estrellas, algunos otros no tanto, y otros más han tenido trabajos dispares que van de lo muy bueno, a lo muy, pero muy, muy malo.
“Man thinks they are each alone in this world.
It is not true.
You are all connected.
One act can one day affect all”
Lady In The Water es una película del género fantástico del director Manoj Nelliyattu Shyamalan, estrenada en el año 2006.
Protagonizada por Paul Giamatti, Bryce Dallas Howard, Freddy Rodriguez, Jeffrey Wright, Mary Beth Hurt, Bob Balaban, Sarita Choudhury, Bill Irwin, entre otros.
El propio M. Night Shyamalan tiene un papel en Lady In The Water, bajo el personaje de Vick Ran, quién representa a un desconocido escritor, cuyas ideas inspirarán hacia grandes cambios sociales.
Lo más importante a la hora de ver un filme del maestro M. Night Shyamalan, es saber que vas a ver una película de M. Night Shyamalan.
Es una adaptación de un cuento de hadas, que el propio director inventó para sus hijos, lo cual deja constancia, que tal vocación trasciende también a su vida privada.
Nos encontramos, por tanto, ante una auténtica y elaborada disección del cuento, y la fábula popular, en definitiva, ante un viaje colectivo al corazón de todos los cuentos.
El relato de Lady In The Water, con el transcurso del tiempo, fue cambiando según las sugerencias, y opiniones de sus hijas.
Lady In The Water es la primera película de Shyamalan, que no produjo Walt Disney Pictures, sino Warner Bros.
De buenas a primeras, tenemos que no es una historia, juzgando por la sinopsis, lo bastante inteligente para un público que se precie de tener dos dedos de frente, y que exija buenas tramas que no rayen en lo infantil, cuando no estamos ante una cinta meramente infantil.
Esta mezcla de realidad con fantasía, y cuentos de niños, se explica por las declaraciones del director, al afirmar que es una historia dedicada y escrita pensando en sus hijas, por lo que habremos de comprender ese hecho, hasta cierto punto.
Lady In The Water es efectivamente un cuento, una fabula que nos dice que no está todo perdido para el hombre, porque hay esperanzas.
La propuesta es mostrar la ambigüedad de la realidad cotidiana, con lo más imaginativo de los cuentos de fantasía.
Detrás de ello, hay una historia ambiciosa, de índole mesiánica.
Y como en todo cuento alegórico, cargado de mensajes, el relato está plagado de símbolos del mal y del bien, con monstruos repugnantes, y águilas majestuosas, de buenas y acomplejadas personas, que sufren culpas traumáticas que es preciso superar, o de individuos muy seguros de sí mismos, que caminan por la vida con arrogancia y desfachatez.
Lady In The Water nada de un lado para otro, sin decantarse por ninguna esquina de la piscina:
Entre lo infantil, lo mágico, lo romántico, lo terrorífico, y lo simbólico, se forma un revoltijo sin la determinación de películas anteriores, pero aun así, cargado de poesía para quien quiera leerla
Lady In The Water es exactamente eso.
Un llamado a la humanidad a creer en cuentos de hadas esperanzadores.
Así vemos a Cleveland Heep (Paul Giamatti) quien ha estado intentando pasar desapercibido, entre las lámparas fundidas, y los electrodomésticos rotos de los apartamentos Cove.
Pero en la noche en la que su vida da un giro, Cleveland descubre otra persona escondiéndose dentro de la rutina cotidiana de su modesto edificio, una misteriosa joven llamada Story (Bryce Dallas Howard), que vive en los pasajes secretos debajo de la piscina.
Cleveland descubre que Story es en realidad una “narf”, un personaje parecido a una ninfa, salida de una historia épica para niños, y que está siendo acosada por unos monstruos malintencionados, que están empeñados en impedir que ella haga el peligroso viaje de vuelta, desde nuestro mundo al suyo.
Los poderes especiales de percepción que tiene Story, revelan los destinos de los vecinos de Cleveland, cuya suerte está irremediablemente unida a la de ella.
Todos tienen que trabajar juntos, para descifrar una serie de claves, que abrirán el camino a la libertad.
Pero se está acabando rápidamente el tiempo de Story, para aprovechar la oportunidad de volver a casa, mientras los inquilinos se están arriesgando la vida para ayudarla.
Cleveland tendrá que enfrentarse a los demonios que le han seguido al Cove, y los otros vecinos, tendrán que agarrarse a los poderes especiales que Story les ha hecho descubrir, si esperan triunfar en su audaz, y peligrosa misión, para salvar su mundo… y el nuestro.
“I think you're someone very important to everyone”
Hay que ser sincero, y decir, que Shyamalan se caga en todo el sistema cinematográfico actual, usándolo.
El tiene urgentemente, un mensaje que dar, y sabe que tendrá la oposición de muchos racionales.
Y no le importa.
Deja pistas de su control absoluto en Lady In The Water.
No en vano, existe el personaje del nuevo inquilino y aburrido crítico de cine Harry Farber, el cual sólo ve los aspectos negativos y, desesperanzado, afirma:
“Este mundo no tiene ya, ni una gota de originalidad.
He aprendido a vivir con eso”
Las intervenciones de Farber, balurdas, sólo anticipan concretamente, lo que la crítica cinematográfica opinará de algunas escenas de Lady In The Water.
Shyamalan no es ningún imbécil.
La vecindad es un simbolismo concreto de la humanidad.
No por nada, en cada apartamento, habita una etnia, o raza diferente:
Unas asiáticas, una familia latina, un padre afroamericano con su hijo, una “comuna” medio hippie blanca, unos hermanos árabes, etc.
Todos envueltos en una situación, donde la decisión acerca de si ser completamente cínicos, o solidarios, será la que decida el rumbo de la historia.
Esa heterogénea sociedad a pequeña escala, comandada en parte, por el encargado del edificio (Giamatti), deberá hermanarse, obviando sus diferencias, con el fin de llevar a cabo su misión, y encontrar su función dentro del universo.
Las breves pinceladas que nos recuerdan La Guerra de Irak, mostradas en 2 ocasiones, a través de televisores situados en segundo plano, evidencian la voluntad de Shyamalan, de situar una ventana abierta al mundo, dentro del hermético universo de Lady In The Water.
Como nos informa el bello prólogo animado, que también es un resumen de Lady In The Water, aun queda un lugar para la esperanza en nuestro planeta, o al menos, gente dispuesta a luchar por ella.
Shyamalan, que en el fondo es un humanista, nunca ha escondido su profunda inclinación hacia lo trascendental, y a pesar de que Lady In The Water se podría interpretar en clave religiosa en algunos aspectos, llegada de un profeta, escrituras sagradas, nacimiento de una nueva religión; y pese a que la concepción teológica del universo no se descarte en ningún momento, lo que verdaderamente subyace, al final, es la voluntad de superación del hombre.
Contra un lema tan arraigado entre sus detractores, Shyamalan lucha con sus armas más fuertes:
Lo fantástico, que irrumpe sin sentido en el esquema cotidiano, esta vez una ninfa o “narf”, que debe cumplir una misión en un microcósmico complejo de apartamentos, antes de que un lobo gigante, o “scrunt”, impida la restauración del orden.
A partir de esta premisa, se esboza un relato sin las grandes sorpresas que el espectador medio espera, que se diluye con calma, y preocupándose más por temas como el choque cultural, o el abandono de la justicia, situaciones extrapolables a cualquier país olvidado por los organismos internacionales, que por ofrecer cuadros terroríficos típicos.
Si bien las marcas de la casa se repiten como:
Los traumas de un niño incapaz de crecer dentro del cine.
El protagonista principal, Cleveland Heep (Giamatti) es una cara más, del dado que componen los anteriores héroes de Shyamalan.
Los personajes se plantean sus creencias, imaginarias en lugar de las religiosas.
Los inocentes juegan el papel más relevante, en la disolución de los miedos adultos.
Y, por último, la más clara y bienvenida, la correspondencia entre forma y fondo, gracias a la virtuosa cámara de Shyamalan, capaz de comprimir información en cada fotograma, como una pequeña historia que revela un nuevo detalle del relato.
“You have a purpose.
All beings have a purpose”
Lady In The Water nos dice:
“La sociedad actual apesta”
Este mensaje, que cada vez se hace más patente en la filmografía del director, es tan personal, que viene a justificarse por la firme intención de este, de no trasladarse a Hollywood, y hacer todas sus películas en Filadelfia, una ciudad que le da la tranquilidad que necesita y, sobre todo, la libertad que nunca tendría en la vorágine de un Hollywood, con la brújula estropeada.
A pesar de ser un cuento de hadas, Lady In The Water impregna dosificadamente, señales de una nefasta realidad:
Ese personaje que no deja de estar sentado en el salón de su casa, viendo la televisión, una que independientemente de donde se halle, no deja de emitir noticias sobre la guerra; con la puerta abierta, y manteniendo una actitud de desconfianza plena sobre una sociedad, para él desquiciada que mata por dinero.
Esa comunidad de vecinos que vive en apartamentos minúsculos, y paredes de papel, y a pesar del ya de por sí exagerado aislamiento personal, buscan paredes aun más gruesas, para seguir disfrutando de su ego interior, ver por ejemplo al crítico de cine...
Un médico reducido a la nada, por un pasado lamentable, donde perdió a sus seres queridos, precisamente por ese vandalismo, que al vecino al que nos referíamos anteriormente, no deja vivir tranquilamente.
O esas pequeñas pinceladas, donde un niño se queja abiertamente a su padre, de la poca atención que le presta, y a continuación, este le manda ir a su cuarto, demostrando cuan acertado está el joven; o donde un grupo de “hippies” autonombrados liberales, se comportan de forma antisocial, pasándose las reglas de la comunidad por “el arco del triunfo”, sin olvidar una mujer asiática con claros síntomas de antisociabilidad, etc.
Por eso mismo, el personaje más maltratado en Lady In The Water es el crítico cinematográfico, interpretado por Bob Balaban.
Al ser un recién llegado a la comunidad, también sirve de vehículo para dibujar una rápida presentación del edificio y sus habitantes.
Sus aires de superioridad y, sobre todo, su pretensión de conocer a la perfección los mecanismos de funcionamiento humanos, lo imposibilitan para formar parte del colectivo, que pretende salvar a la chica.
Esa será, a la postre, la causa que le llevará a sufrir el peor castigo.
Por otro lado, para todos aquellos que presientan que Lady In The Water es una historia de amor platónico, cabe mencionar que Shyamalan siempre ha mostrado tensión sexual, pero está pasa a segundo plano, puesto que los personajes en cuestión, están interesados en combatir el mal.
Quizá Shyamalan nos quiera mostrar, que no existe el altruismo puro, ya que con en sus historias pasadas, el héroe tiene un secreto escondido, una culpa que expiar, o una pena que le urge desahogar, y esa es razón por la cual se siente obligado a ayudar, defender y descifrar misterios.
Quizá la ambientación sea el mayor logro de Lady In The Water, como ya sucediera en las anteriores realizaciones del director.
Música y fotografía, consiguen generar el clima de intriga e inquietud, con una cámara cuidadosamente colocada, y unos planos que dejan ver lo estrictamente necesario para alcanzar el suspense, aparte de un correcto uso del fuera de campo, y de la contención para no abusar de golpes de efecto, y sobresaltos fáciles.
Como exige el género, el guión dosifica la información sobre Story, a través del cuento oriental servido por entregas, pero la trama se vuelve confusa y necesita demasiadas explicaciones, en su intento de crear un mundo de fantasía, a la vez que exige al espectador, un esfuerzo añadido para no perderse nada que pueda convertirse en fundamental.
Me pareció interesante:
El niño prediciendo el futuro a través de las cajas de cereales.
Es impresionante como Shyamalan dota de emoción algo, que de por sí, es tan absurdo.
La escena de Story:
“¿Deseas conocer tu futuro?
Un niño en el medio oeste de esta tierra, crecerá en un hogar donde estará tu libro del que hablarán mucho.
Crecerá con esas ideas en su cabeza, se convertirá en un gran orador, hablará y sus palabras serán escuchadas en esta tierra, y en todo el mundo.
Ese niño se convertirá en el líder de este país, iniciará un movimiento de grandes cambios, hablará de ti, y de tus palabras.
Tu libro será la semilla de muchas de sus grandes ideas.
Será la semilla del cambio”
Lady In The Water se asoma como la contra-utopía del hombre moderno, incapaz de escapar de una realidad hermética, pero termina escondiéndose bajo la alfombra de la esperanza más cálida, y también más ingenua.
Y por aferrarse a ella, olvida apagar varias estufas:
Los trucos del horror básico, que se encargan de los sustos correspondientes, algunos, como el primero, hasta risibles; la estructura predecible de los personajes, aunque en la trama haya un llamamiento al abandono de los prejuicios y las clasificaciones humanas; el abuso de las criaturas y, sobre todo, su revelación.
Creo que hay problemas en el universo Shyamalan; ya que es realmente insólito, que la dama del agua pase más tiempo en tierra, que en su elemento…
¿Cuánto tiempo se pega el protagonista en la piscina buceando, en una cueva de la que nadie sabía nada, pero que si se bucea a plena luz del día, con unas gafas de buzo, o sin ellas, incluso puede verse por las rejillas?
¿Lo menos 3 minutos, y en movimiento, que es lo más extraño?...
“I don't know who you are, but you did something to me, to my thoughts, and everything became clearer”
Lady In The Water transmite una tristeza absoluta en cada plano cerrado, cada enfoque, y cada color, hasta el punto de que ni una fiesta puede animar la apagada vida que llevan sus personajes, y que se refleja en sus jardines, sus puertas y sus habitaciones.
Un estilo muy propio y que debería ser valorado más que nada, en esta época de proyectiles cruzados, y de recaudaciones que destrozan talentos.
El guiño que hace Shyamalan a los críticos de cine es inquietante.
Existen claves para los que no quieren comprender a este director:
Shyamalan es un autor de cine fantástico, no un adocenado director de thrillers, ni de películas de terror.
Es un autor metafísico, porque todos sus filmes tienen como basamento, el miedo originario del ser humano, sus formas de exorcizarlos, y la redención del amor, siempre por la vía de la solidaridad, y del rescate de valores éticos y espirituales.
Siempre hay niños en sus filmes, son los encargados de descifrar las señales.
Siempre hay personajes marginados de la sociedad americana.
¿Acaso el propio director no lo es también?
En secretos ostracismos personales, en procesos de dolor invisibles.
El edificio colmado de inmigrantes es el símbolo de ese mundo.
“El Otro” siempre es el desencadenante para el descubrimiento de la propia esencia, individual o colectiva.
Siempre, la inocencia, es el eje salvador de sus personajes, con una visión desprovista de códigos.
¿Acaso eso mismo exige a sus espectadores?
Cada plano, cada encuadre, cada plano secuencia, tiene una funcionalidad dramática y expresiva en la historia:
Nada es gratuito, nada es vacío de contenido.
En el guión, se articula cada detalle, que convierte a los objetos en actantes, con tanto protagonismo, como el de los personajes.
Siempre se produce una redención a través del amor, filial, de pareja o comunitario.
Por eso, sus obras nos dejan emocionados, perplejos, acaso llorando como niños, si nos permitimos redescubrir aquello invisible en nosotros mismos, etc.
Shyamalan nos pide que durante casi 2 horas, nos hagamos un poco niños, que demos rienda suelta a nuestra imaginación, y creamos en la existencia de seres espirituales, que vienen a recordarnos, que cada uno tiene una misión que debe descubrir, que todos somos importantes en el intento por mejorar el mundo, y que cada vida, aparentemente trivial, esconde una dimensión de solidaridad y eternidad, que no hay que desatender.
Frente al escepticismo que respiran muchas cintas comprometidas con el orden social imperante, este director prefiere fijarse en el poder revitalizador del amor, siguiendo caminos que recuerdan a Frank Capra, con su vitalismo humano y social, su búsqueda del sentido de la vida, o su didactismo bienintencionado.
Son cuentistas, que miran el lado positivo de sus personajes, y que encuentran en su humanidad, la fuente para seguir creyendo que la bondad existe, y bien lo dice ese hermoso prólogo:
“Hubo un tiempo, en el que el hombre y las criaturas del agua estaban unidos.
Ellas nos inspiraban, nos hablaban del futuro.
El hombre escuchaba, y todo se hacía realidad, pero el hombre no sabe escuchar muy bien.
La necesidad del hombre, de apropiarse de todo, lo llevo a alejarse tierra adentro.
El mundo mágico de los que viven en los mares, y el mundo de los hombres, se separaron.
Con el paso de los siglos, ese mundo mágico y toda sus habitantes, se dieron por vencidos.
El mundo del hombre se volvió más violento, se sucedieron las guerras al no haber guías a quien escuchar.
Ahora, las criaturas del agua vuelven a intentarlo, intentan llegar a nosotros.
A unas pocas de las más jóvenes, las han enviado al mundo del hombre, las han llevado a altas horas de la noche, donde habita el hombre.
Un fugaz cruce de miradas... y el despertar del hombre se hará realidad.
Pero sus enemigos deambulan por la tierra.
Si bien, hay leyes para proteger a las más jóvenes, las envían conscientes de que sus vidas corren un gran peligro.
Muchas... no regresan.
A pesar de todo lo intentan, intentan ayudar al hombre...
Pero el hombre ha olvidado como escuchar”
“Do you wish to know your future?”
Un cuento de hadas es una historia ficticia, que puede contener personajes folclóricos, tales como:
Hadas, duendes, elfos, brujas, sirenas, troles, gigantes, gnomos y animales parlantes, e incluir encantamientos, normalmente representados como una secuencia inverosímil de eventos.
En el lenguaje contemporáneo, así como fuera del contexto literario, el término es utilizado, para describir algo que está vinculado con princesas.
Por ello, existen expresiones tales como:
“Un final de cuento de hadas”
“Un final feliz” o
“Un romance de cuento de hadas”
Aunque no todas las narraciones de esta clase terminan con un final feliz.
De igual manera, en el aspecto coloquial un “cuento de hadas” puede ser asociado con cualquier historia rocambolesca y extraordinaria.
Por lo general, este tipo de relatos, suele atraer a los niños pequeños, al compenetrar estos, de forma fácil y rápida, con los personajes arquetípicos de cada historia.
En las culturas, donde los demonios y las brujas son percibidos como seres reales, los cuentos de hadas pueden mimetizarse con el género de las leyendas, en el que el contexto es percibido, tanto por el narrador como por los oyentes, como si se tratara de una realidad histórica.
Sin embargo, a diferencia de las leyendas y epopeyas, que tienden a tener referencias superficiales a la religión y a lugares, personas y sucesos reales, este tipo de historias tiene lugar en un período indefinido:
“Erase una vez”
“Había una vez”
Más que en un instante preciso.
Muchas variantes, especialmente las que están orientadas a los niños, incorporaron una moraleja en sus tramas.
Perrault concluía sus versiones con una, aunque no siempre se les consideró como un aprendizaje moral.
En la mitología griega, las náyades eran las ninfas de los cuerpos de agua dulce, fuentes, pozos, manantiales, arroyos y riachuelos, encarnando la divinidad del curso de agua que habitan, de la misma forma que los oceánidas eran las personificaciones divinas de los ríos, y algunos espíritus muy antiguos que habitaban las aguas estancadas de los pantanos, estanques, y lagunas, como en la Lerna premicénica de la Argólida.
El agua es considerada como un elemento purificador en la mayoría de religiones.
Algunas de las doctrinas religiosas que incorporan el ritual de lavado o abluciones son:
El cristianismo, el hinduismo, el movimiento rastafari, el islam, el sintoísmo, el taoísmo y el judaísmo.
Uno de los sacramentos centrales del cristianismo, es el bautismo, y el cual se realiza mediante la inmersión, aspersión, o afusión de una persona en el agua.
Como dato, el agua es mencionada, 442 veces en la Nueva Versión Internacional de la Biblia, y 363 veces en la Biblia del rey Jacobo:
Pedro 2:3-5 establece:
“Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios, los cielos y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste”
Usualmente se cree que el agua tiene poderes espirituales.
En la mitología celta, Sulis es la diosa de las aguas termales; en el hinduismo, el Ganges es personificado por una diosa, y según los textos Vedas, la diosa hindú Sárasuati representa al río del mismo nombre.
El agua es también en el vishnuísmo, uno de los 5 elementos básicos omahābhūta, entre los que constan:
El fuego, la tierra, el espacio y el aire.
Alternativamente, los dioses pueden ser considerados patrones de fuentes, ríos o lagos.
De hecho, en la mitología griega y romana, Peneo era el dios río, uno de los tres mil ríos, o a veces, incluido entre las tres mil Oceánidas.
En el islam, el agua no es sólo la fuente de vida, pero cada vida está compuesta de agua:
“¿Y que sacamos del agua a todo ser viviente?”
En cuanto a la filosofía, podemos encontrar a Tales de Mileto, uno de los siete sabios griegos, que afirmó que el agua era la sustancia última, el Arjé, del cosmos, de donde todo está conformado por el agua.
Los cuentos de hadas han sido difundidos de forma histriónica; existen registros de ello en la comedia del arte, y más tarde en la pantomima.
La llegada del cine por su parte, ha significado que estas historias pueden ser presentadas en una manera más plausible, con el uso de efectos especiales y animación.
Casi siempre, Hollywood se nutre de talentos en la dirección a nivel mundial, agregando a sus listas, a grandes directores que han tenido un éxito significativo en sus primeras cintas dirigidas, o en sus “Óperas primas”, y entonces, se ha de creer que si han logrado un trabajo de gran calidad con poco presupuesto, las cosas serán mucho mejores, si se le agrega capital monetario al asunto, capital que desde luego, será provisto por ese conglomerado llamado Hollywood.
El paso del anonimato o el semianonimato, al triunfo total, lo han vivido varios directores de varias partes del mundo; y la mayoría se ha desenvuelto con excelentes trabajos en el país de la bandera de barras y estrellas, algunos otros no tanto, y otros más han tenido trabajos dispares que van de lo muy bueno, a lo muy, pero muy, muy malo.
“Man thinks they are each alone in this world.
It is not true.
You are all connected.
One act can one day affect all”
Lady In The Water es una película del género fantástico del director Manoj Nelliyattu Shyamalan, estrenada en el año 2006.
Protagonizada por Paul Giamatti, Bryce Dallas Howard, Freddy Rodriguez, Jeffrey Wright, Mary Beth Hurt, Bob Balaban, Sarita Choudhury, Bill Irwin, entre otros.
El propio M. Night Shyamalan tiene un papel en Lady In The Water, bajo el personaje de Vick Ran, quién representa a un desconocido escritor, cuyas ideas inspirarán hacia grandes cambios sociales.
Lo más importante a la hora de ver un filme del maestro M. Night Shyamalan, es saber que vas a ver una película de M. Night Shyamalan.
Es una adaptación de un cuento de hadas, que el propio director inventó para sus hijos, lo cual deja constancia, que tal vocación trasciende también a su vida privada.
Nos encontramos, por tanto, ante una auténtica y elaborada disección del cuento, y la fábula popular, en definitiva, ante un viaje colectivo al corazón de todos los cuentos.
El relato de Lady In The Water, con el transcurso del tiempo, fue cambiando según las sugerencias, y opiniones de sus hijas.
Lady In The Water es la primera película de Shyamalan, que no produjo Walt Disney Pictures, sino Warner Bros.
De buenas a primeras, tenemos que no es una historia, juzgando por la sinopsis, lo bastante inteligente para un público que se precie de tener dos dedos de frente, y que exija buenas tramas que no rayen en lo infantil, cuando no estamos ante una cinta meramente infantil.
Esta mezcla de realidad con fantasía, y cuentos de niños, se explica por las declaraciones del director, al afirmar que es una historia dedicada y escrita pensando en sus hijas, por lo que habremos de comprender ese hecho, hasta cierto punto.
Lady In The Water es efectivamente un cuento, una fabula que nos dice que no está todo perdido para el hombre, porque hay esperanzas.
La propuesta es mostrar la ambigüedad de la realidad cotidiana, con lo más imaginativo de los cuentos de fantasía.
Detrás de ello, hay una historia ambiciosa, de índole mesiánica.
Y como en todo cuento alegórico, cargado de mensajes, el relato está plagado de símbolos del mal y del bien, con monstruos repugnantes, y águilas majestuosas, de buenas y acomplejadas personas, que sufren culpas traumáticas que es preciso superar, o de individuos muy seguros de sí mismos, que caminan por la vida con arrogancia y desfachatez.
Lady In The Water nada de un lado para otro, sin decantarse por ninguna esquina de la piscina:
Entre lo infantil, lo mágico, lo romántico, lo terrorífico, y lo simbólico, se forma un revoltijo sin la determinación de películas anteriores, pero aun así, cargado de poesía para quien quiera leerla
Lady In The Water es exactamente eso.
Un llamado a la humanidad a creer en cuentos de hadas esperanzadores.
Así vemos a Cleveland Heep (Paul Giamatti) quien ha estado intentando pasar desapercibido, entre las lámparas fundidas, y los electrodomésticos rotos de los apartamentos Cove.
Pero en la noche en la que su vida da un giro, Cleveland descubre otra persona escondiéndose dentro de la rutina cotidiana de su modesto edificio, una misteriosa joven llamada Story (Bryce Dallas Howard), que vive en los pasajes secretos debajo de la piscina.
Cleveland descubre que Story es en realidad una “narf”, un personaje parecido a una ninfa, salida de una historia épica para niños, y que está siendo acosada por unos monstruos malintencionados, que están empeñados en impedir que ella haga el peligroso viaje de vuelta, desde nuestro mundo al suyo.
Los poderes especiales de percepción que tiene Story, revelan los destinos de los vecinos de Cleveland, cuya suerte está irremediablemente unida a la de ella.
Todos tienen que trabajar juntos, para descifrar una serie de claves, que abrirán el camino a la libertad.
Pero se está acabando rápidamente el tiempo de Story, para aprovechar la oportunidad de volver a casa, mientras los inquilinos se están arriesgando la vida para ayudarla.
Cleveland tendrá que enfrentarse a los demonios que le han seguido al Cove, y los otros vecinos, tendrán que agarrarse a los poderes especiales que Story les ha hecho descubrir, si esperan triunfar en su audaz, y peligrosa misión, para salvar su mundo… y el nuestro.
“I think you're someone very important to everyone”
Hay que ser sincero, y decir, que Shyamalan se caga en todo el sistema cinematográfico actual, usándolo.
El tiene urgentemente, un mensaje que dar, y sabe que tendrá la oposición de muchos racionales.
Y no le importa.
Deja pistas de su control absoluto en Lady In The Water.
No en vano, existe el personaje del nuevo inquilino y aburrido crítico de cine Harry Farber, el cual sólo ve los aspectos negativos y, desesperanzado, afirma:
“Este mundo no tiene ya, ni una gota de originalidad.
He aprendido a vivir con eso”
Las intervenciones de Farber, balurdas, sólo anticipan concretamente, lo que la crítica cinematográfica opinará de algunas escenas de Lady In The Water.
Shyamalan no es ningún imbécil.
La vecindad es un simbolismo concreto de la humanidad.
No por nada, en cada apartamento, habita una etnia, o raza diferente:
Unas asiáticas, una familia latina, un padre afroamericano con su hijo, una “comuna” medio hippie blanca, unos hermanos árabes, etc.
Todos envueltos en una situación, donde la decisión acerca de si ser completamente cínicos, o solidarios, será la que decida el rumbo de la historia.
Esa heterogénea sociedad a pequeña escala, comandada en parte, por el encargado del edificio (Giamatti), deberá hermanarse, obviando sus diferencias, con el fin de llevar a cabo su misión, y encontrar su función dentro del universo.
Las breves pinceladas que nos recuerdan La Guerra de Irak, mostradas en 2 ocasiones, a través de televisores situados en segundo plano, evidencian la voluntad de Shyamalan, de situar una ventana abierta al mundo, dentro del hermético universo de Lady In The Water.
Como nos informa el bello prólogo animado, que también es un resumen de Lady In The Water, aun queda un lugar para la esperanza en nuestro planeta, o al menos, gente dispuesta a luchar por ella.
Shyamalan, que en el fondo es un humanista, nunca ha escondido su profunda inclinación hacia lo trascendental, y a pesar de que Lady In The Water se podría interpretar en clave religiosa en algunos aspectos, llegada de un profeta, escrituras sagradas, nacimiento de una nueva religión; y pese a que la concepción teológica del universo no se descarte en ningún momento, lo que verdaderamente subyace, al final, es la voluntad de superación del hombre.
Contra un lema tan arraigado entre sus detractores, Shyamalan lucha con sus armas más fuertes:
Lo fantástico, que irrumpe sin sentido en el esquema cotidiano, esta vez una ninfa o “narf”, que debe cumplir una misión en un microcósmico complejo de apartamentos, antes de que un lobo gigante, o “scrunt”, impida la restauración del orden.
A partir de esta premisa, se esboza un relato sin las grandes sorpresas que el espectador medio espera, que se diluye con calma, y preocupándose más por temas como el choque cultural, o el abandono de la justicia, situaciones extrapolables a cualquier país olvidado por los organismos internacionales, que por ofrecer cuadros terroríficos típicos.
Si bien las marcas de la casa se repiten como:
Los traumas de un niño incapaz de crecer dentro del cine.
El protagonista principal, Cleveland Heep (Giamatti) es una cara más, del dado que componen los anteriores héroes de Shyamalan.
Los personajes se plantean sus creencias, imaginarias en lugar de las religiosas.
Los inocentes juegan el papel más relevante, en la disolución de los miedos adultos.
Y, por último, la más clara y bienvenida, la correspondencia entre forma y fondo, gracias a la virtuosa cámara de Shyamalan, capaz de comprimir información en cada fotograma, como una pequeña historia que revela un nuevo detalle del relato.
“You have a purpose.
All beings have a purpose”
Lady In The Water nos dice:
“La sociedad actual apesta”
Este mensaje, que cada vez se hace más patente en la filmografía del director, es tan personal, que viene a justificarse por la firme intención de este, de no trasladarse a Hollywood, y hacer todas sus películas en Filadelfia, una ciudad que le da la tranquilidad que necesita y, sobre todo, la libertad que nunca tendría en la vorágine de un Hollywood, con la brújula estropeada.
A pesar de ser un cuento de hadas, Lady In The Water impregna dosificadamente, señales de una nefasta realidad:
Ese personaje que no deja de estar sentado en el salón de su casa, viendo la televisión, una que independientemente de donde se halle, no deja de emitir noticias sobre la guerra; con la puerta abierta, y manteniendo una actitud de desconfianza plena sobre una sociedad, para él desquiciada que mata por dinero.
Esa comunidad de vecinos que vive en apartamentos minúsculos, y paredes de papel, y a pesar del ya de por sí exagerado aislamiento personal, buscan paredes aun más gruesas, para seguir disfrutando de su ego interior, ver por ejemplo al crítico de cine...
Un médico reducido a la nada, por un pasado lamentable, donde perdió a sus seres queridos, precisamente por ese vandalismo, que al vecino al que nos referíamos anteriormente, no deja vivir tranquilamente.
O esas pequeñas pinceladas, donde un niño se queja abiertamente a su padre, de la poca atención que le presta, y a continuación, este le manda ir a su cuarto, demostrando cuan acertado está el joven; o donde un grupo de “hippies” autonombrados liberales, se comportan de forma antisocial, pasándose las reglas de la comunidad por “el arco del triunfo”, sin olvidar una mujer asiática con claros síntomas de antisociabilidad, etc.
Por eso mismo, el personaje más maltratado en Lady In The Water es el crítico cinematográfico, interpretado por Bob Balaban.
Al ser un recién llegado a la comunidad, también sirve de vehículo para dibujar una rápida presentación del edificio y sus habitantes.
Sus aires de superioridad y, sobre todo, su pretensión de conocer a la perfección los mecanismos de funcionamiento humanos, lo imposibilitan para formar parte del colectivo, que pretende salvar a la chica.
Esa será, a la postre, la causa que le llevará a sufrir el peor castigo.
Por otro lado, para todos aquellos que presientan que Lady In The Water es una historia de amor platónico, cabe mencionar que Shyamalan siempre ha mostrado tensión sexual, pero está pasa a segundo plano, puesto que los personajes en cuestión, están interesados en combatir el mal.
Quizá Shyamalan nos quiera mostrar, que no existe el altruismo puro, ya que con en sus historias pasadas, el héroe tiene un secreto escondido, una culpa que expiar, o una pena que le urge desahogar, y esa es razón por la cual se siente obligado a ayudar, defender y descifrar misterios.
Quizá la ambientación sea el mayor logro de Lady In The Water, como ya sucediera en las anteriores realizaciones del director.
Música y fotografía, consiguen generar el clima de intriga e inquietud, con una cámara cuidadosamente colocada, y unos planos que dejan ver lo estrictamente necesario para alcanzar el suspense, aparte de un correcto uso del fuera de campo, y de la contención para no abusar de golpes de efecto, y sobresaltos fáciles.
Como exige el género, el guión dosifica la información sobre Story, a través del cuento oriental servido por entregas, pero la trama se vuelve confusa y necesita demasiadas explicaciones, en su intento de crear un mundo de fantasía, a la vez que exige al espectador, un esfuerzo añadido para no perderse nada que pueda convertirse en fundamental.
Me pareció interesante:
El niño prediciendo el futuro a través de las cajas de cereales.
Es impresionante como Shyamalan dota de emoción algo, que de por sí, es tan absurdo.
La escena de Story:
“¿Deseas conocer tu futuro?
Un niño en el medio oeste de esta tierra, crecerá en un hogar donde estará tu libro del que hablarán mucho.
Crecerá con esas ideas en su cabeza, se convertirá en un gran orador, hablará y sus palabras serán escuchadas en esta tierra, y en todo el mundo.
Ese niño se convertirá en el líder de este país, iniciará un movimiento de grandes cambios, hablará de ti, y de tus palabras.
Tu libro será la semilla de muchas de sus grandes ideas.
Será la semilla del cambio”
Lady In The Water se asoma como la contra-utopía del hombre moderno, incapaz de escapar de una realidad hermética, pero termina escondiéndose bajo la alfombra de la esperanza más cálida, y también más ingenua.
Y por aferrarse a ella, olvida apagar varias estufas:
Los trucos del horror básico, que se encargan de los sustos correspondientes, algunos, como el primero, hasta risibles; la estructura predecible de los personajes, aunque en la trama haya un llamamiento al abandono de los prejuicios y las clasificaciones humanas; el abuso de las criaturas y, sobre todo, su revelación.
Creo que hay problemas en el universo Shyamalan; ya que es realmente insólito, que la dama del agua pase más tiempo en tierra, que en su elemento…
¿Cuánto tiempo se pega el protagonista en la piscina buceando, en una cueva de la que nadie sabía nada, pero que si se bucea a plena luz del día, con unas gafas de buzo, o sin ellas, incluso puede verse por las rejillas?
¿Lo menos 3 minutos, y en movimiento, que es lo más extraño?...
“I don't know who you are, but you did something to me, to my thoughts, and everything became clearer”
Lady In The Water transmite una tristeza absoluta en cada plano cerrado, cada enfoque, y cada color, hasta el punto de que ni una fiesta puede animar la apagada vida que llevan sus personajes, y que se refleja en sus jardines, sus puertas y sus habitaciones.
Un estilo muy propio y que debería ser valorado más que nada, en esta época de proyectiles cruzados, y de recaudaciones que destrozan talentos.
El guiño que hace Shyamalan a los críticos de cine es inquietante.
Existen claves para los que no quieren comprender a este director:
Shyamalan es un autor de cine fantástico, no un adocenado director de thrillers, ni de películas de terror.
Es un autor metafísico, porque todos sus filmes tienen como basamento, el miedo originario del ser humano, sus formas de exorcizarlos, y la redención del amor, siempre por la vía de la solidaridad, y del rescate de valores éticos y espirituales.
Siempre hay niños en sus filmes, son los encargados de descifrar las señales.
Siempre hay personajes marginados de la sociedad americana.
¿Acaso el propio director no lo es también?
En secretos ostracismos personales, en procesos de dolor invisibles.
El edificio colmado de inmigrantes es el símbolo de ese mundo.
“El Otro” siempre es el desencadenante para el descubrimiento de la propia esencia, individual o colectiva.
Siempre, la inocencia, es el eje salvador de sus personajes, con una visión desprovista de códigos.
¿Acaso eso mismo exige a sus espectadores?
Cada plano, cada encuadre, cada plano secuencia, tiene una funcionalidad dramática y expresiva en la historia:
Nada es gratuito, nada es vacío de contenido.
En el guión, se articula cada detalle, que convierte a los objetos en actantes, con tanto protagonismo, como el de los personajes.
Siempre se produce una redención a través del amor, filial, de pareja o comunitario.
Por eso, sus obras nos dejan emocionados, perplejos, acaso llorando como niños, si nos permitimos redescubrir aquello invisible en nosotros mismos, etc.
Shyamalan nos pide que durante casi 2 horas, nos hagamos un poco niños, que demos rienda suelta a nuestra imaginación, y creamos en la existencia de seres espirituales, que vienen a recordarnos, que cada uno tiene una misión que debe descubrir, que todos somos importantes en el intento por mejorar el mundo, y que cada vida, aparentemente trivial, esconde una dimensión de solidaridad y eternidad, que no hay que desatender.
Frente al escepticismo que respiran muchas cintas comprometidas con el orden social imperante, este director prefiere fijarse en el poder revitalizador del amor, siguiendo caminos que recuerdan a Frank Capra, con su vitalismo humano y social, su búsqueda del sentido de la vida, o su didactismo bienintencionado.
Son cuentistas, que miran el lado positivo de sus personajes, y que encuentran en su humanidad, la fuente para seguir creyendo que la bondad existe, y bien lo dice ese hermoso prólogo:
“Hubo un tiempo, en el que el hombre y las criaturas del agua estaban unidos.
Ellas nos inspiraban, nos hablaban del futuro.
El hombre escuchaba, y todo se hacía realidad, pero el hombre no sabe escuchar muy bien.
La necesidad del hombre, de apropiarse de todo, lo llevo a alejarse tierra adentro.
El mundo mágico de los que viven en los mares, y el mundo de los hombres, se separaron.
Con el paso de los siglos, ese mundo mágico y toda sus habitantes, se dieron por vencidos.
El mundo del hombre se volvió más violento, se sucedieron las guerras al no haber guías a quien escuchar.
Ahora, las criaturas del agua vuelven a intentarlo, intentan llegar a nosotros.
A unas pocas de las más jóvenes, las han enviado al mundo del hombre, las han llevado a altas horas de la noche, donde habita el hombre.
Un fugaz cruce de miradas... y el despertar del hombre se hará realidad.
Pero sus enemigos deambulan por la tierra.
Si bien, hay leyes para proteger a las más jóvenes, las envían conscientes de que sus vidas corren un gran peligro.
Muchas... no regresan.
A pesar de todo lo intentan, intentan ayudar al hombre...
Pero el hombre ha olvidado como escuchar”
“Do you wish to know your future?”
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