The Blue Bird

“Nothing I like!
Nothing good!
Not like those rich children have.
Cakes, candies, dolls to play with, pretty dresses, everything!
I have nothing”

La conciencia es una cualidad del ser humano que le permite reconocerse a sí mismo.
Nacemos y evolucionamos desde la autoconciencia hasta la auto trascendencia, la integración de todos los niveles.
Existen distintos niveles:
Físico, emocional, mental, existencial y espiritual.
En La Tierra, de acuerdo con Thoth, el dios de la sabiduría, la escritura, la música, los conjuros, hechizos mágicos, y símbolo de La Luna en la mitología egipcia, existen 5 pasos totalmente diferentes, o niveles de vida, por los que cada humano va a pasar.
Cuando alcancemos el 5º nivel, haremos una transformación que trascenderá la vida misma conocida.
Ese es el patrón normal.
Cada uno de esos niveles de conciencia, tiene muchos aspectos que son diferentes a los otros niveles.
Cada nivel puede convertirse en un camino, que tiene sus distintos estadios de desarrollo.
El camino hacia la auto realización es único en cada uno de nosotros, y la creatividad opera en todos los niveles:
Lo Físico:
Nuestra conciencia está identificada con el cuerpo.
El objetivo fundamental es la supervivencia.
Se atiende a la dieta, el ejercicio, la relajación, etc.
La no atención fomenta las enfermedades, aunque la salud física no garantiza la salud mental.
La curación física se produce cuando atendemos a nuestro cuerpo, lo atendemos en cuanto a sus necesidades de dieta, ejercicio y descanso.
Para explorar este nivel, podemos utilizar técnicas de relajación, Hatha Yoga, danza, masaje, artes marciales, etc., que pueden convertirse en caminos espirituales físicos.
Lo Emocional:
La conciencia se identifica con las emociones.
La persona es gobernada por ellas inconscientemente, por sus deseos y necesidades, aunque la mayoría de las veces es incapaz de reconocerlo.
La conciencia curativa emocional es estar dispuesto a mirar, y afrontar la verdad sobre uno mismo, a reconocer las emociones, experimentarlas y aprender a comunicarlas.
La salud emocional tiene que ver con la capacidad de dar y recibir amor, poder perdonarse a uno mismo, y a los demás, de mantener relaciones íntimas, y al mismo tiempo autónomas.
Para su exploración podemos usar distintos enfoques de la psicología humanista, la música, el arte, o los distintos caminos devocionales:
Bakti Yoga, etc.
Lo Mental:
A la mente, pertenecen los procesos de pensamiento, las actitudes, y las creencias que afectan al bienestar emocional y mental.
La percepción y el pensamiento, están determinadas por patrones de condicionamiento de creencias y expectativas.
La identificación con el ego mental, hace que la persona de importancia a la identidad y a la imagen de sí misma.
Para sanarnos, es necesario examinar nuestras ideas y presupuestos sobre el mundo y la realidad.
Buscar en la mente el origen del sufrimiento y del malestar.
La conciencia curativa es prestar atención a los pensamientos, tal y como surgen, sin intentar cambiarlos, y se expresa mediante la creatividad y la comunicación, la claridad de pensamientos, la comprensión y la originalidad.
Su dominio pertenece a la mente racional, al discernimiento, y a la sabiduría.
Se puede explorar con la Programación Neurolinguística, el Análisis Transaccional, etc.
Lo Existencial:
La conciencia se manifiesta en hechos como la soledad, el sentido de la vida, el absurdo, y la muerte.
Afrontamos la libertad personal y de elección.
En este nivel nos reconocemos como una unidad de mente y cuerpo.
Atendemos a nuestra identidad, autenticidad, y al sentido de la vida.
La salud existencial consiste en asumir la naturaleza finita de la existencia, reconocer los límites del ego, y estar dispuesto a aceptar, sin engañarse a uno mismo.
Si se evoluciona en este nivel, uno se siente congruente con lo que hace, piensa, y siente.
Uno se siente libre y responsable, a pesar de las dificultades.
Para explorarla podemos usar:
El Análisis Transaccional, Psicología Humanista, etc.
Lo Espiritual:
Es abrirse a las dimensiones transpersonales.
La búsqueda espiritual busca la verdad; no rechaza ni persigue nada.
El bienestar espiritual se caracteriza por la sensación de paz interna, de compasión, respeto, y gratitud.
Aquí se despierta el testigo interno, ese observador de la experiencia que no es lo mismo que los contenidos de la conciencia.
Si el ego se identifica con este nivel, aparecen los delirios de grandeza.
Para explorarlo, las distintas tradiciones espirituales:
El budismo, cristianismo, taoísmo, sufismo, hinduismo, etc.
Los niveles de conciencia son los escalones que hay, desde la tierra al cielo, o si lo prefieres, de la oscuridad a la luz.
A medida que vas subiendo en ellos, te vas acercando a un entendimiento cada vez más amplio, sobre lo que te rodea y sucede, y eso inevitablemente se va convirtiendo en mayor paz para tu vida, puesto que te vas acercando a la panorámica total de la existencia, lo que te permite comprender los procesos de dolor y sufrimiento.
“Mummy, why do we have to be so poor all the time?”
The Blue Bird es una película de fantasía de 1940, dirigida por Walter Lang.
Protagonizada por Shirley Temple, Spring Byington, Nigel Bruce, Eddie Collins, Gale Sondergaard, Sybil Jason, Jessie Ralph, Helen Ericson, Johnny Russell y Laura Hope Crews.
Con un guión a cargo de Ernest Pascal sobre la obra homónima de Maurice Maeterlinck.
The Blue Bird estuvo nominada al Oscar por mejor fotografía en color, y mejores efectos especiales.
The Blue Bird fue una obra de teatro escrita por Maurice Maeterlinck en 1909, donde 2 niños que tienen una enfermedad donde peligra su corazón, y tienen un sueño que les indica, que deben hallar un pájaro azul de la felicidad.
Para ello, se adentran en un mundo mágico, repleto de hadas y animales que toman forma humana.
En esta historia, refiere el célebre escritor Mauricio Maeterlinck, cómo se busca la felicidad, presentándonos 2 niños que van buscándola por todas partes, simbolizada en “el pájaro azul”
Hallan muchos pájaros que parecen azules a determinadas luces, pero que examinados de cerca, se ve que dan otro color.
Cansados, y después de sortear varios peligros, vuelven por fin a su casa, y allí encuentran el pájaro azul, que equivocados anduvieron buscando fuera de ella.
Su vista no fue lo suficientemente perspicaz, para alcanzar a verle, hasta después de haberle buscado, ansiosos, por dondequiera.
Aunque ya existían versiones en el cine mudo en 1910, 1911 y 1918, fue esta costosa producción de Darryl F. Zanuck la que dio a conocer mundialmente la obra.
Resulta que la estrella infantil Shirley Temple, iba en un principio a protagonizar “The Wizard Of Oz” (1939)
Temple era la niña prodigio más querida de Hollywood, y la estrella más taquillera de mediados de los años 30, superando en popularidad, incluso a Clark Gable.
Ella era la propiedad más codiciada de la Twentieth Century Fox, pero en 1938, la niña había cumplido ya 10 años, y estaba empezando a perder el favor del público.
La Metro Goldwyn Mayer la quería a toda costa, para dar vida a Dorothy en “The Wizard Of Oz”, pero la Fox no estaba dispuesta a cederla, y pedía cifras astronómicas.
Finalmente, puesto que la producción en color de “The Wizard Of Oz” (1939) se estaba disparando en costes, se decidió prescindir de Shirley, y lanzar a Judy Garland por todo lo alto, pero la Fox se quedó con la “espina”, y viendo el exitazo del film de la MGM, se decidió a fabricarle a Shirley, su propio “The Wizard Of Oz”
Así nació:
“The Blue Bird” (1940)
Era en sí, una fracasada respuesta de la Fox al “The Wizard Of Oz” (1939), y fue también, el canto del cisne de Shirley Temple como estrella infantil.
Ya una pre-adolescente cuando hizo The Blue Bird, había perdido el favor del público, y el hecho de que interpretara a una niñata desagradable no ayudaba, como tampoco lo hizo el montaje, durante el cual, se dejaron varias escenas importantes en el aire, ensombreciendo la bella fotografía en color, la lograda ambientación con bonitos decorados, a destacar el tétrico cementerio, y los buenos efectos especiales, un detalle como cuando empieza en blanco y negro como su antecesora, “The Wizard Of Oz”
Con un argumento más melodramático que el del Mago, un humor basado en el “slapstick” clásico, y alguna que otra referencia implícita a La Segunda Guerra Mundial, The Blue Bird está muy bien hecha, y es bastante entretenida, como las inolvidables canciones y personajes, o el impecable montaje.
La obra, originalmente llamada “L’Oiseau Bleu”, era el cuento fantástico de Maurice Maeterlinck, el cual tiene elementos comunes con “El Mago de Oz” y la Fox acrecentó los parecidos en su versión del clásico.
Se cuenta como curiosidad que para promocionar The Blue Bird, pocos días antes del estreno, Shirley Temple representó una versión radiofónica del mismo.
Durante la emisión, una psicópata que hacía tiempo que acosaba a Temple, irrumpió en el estudio, sacó un revólver, y apuntó hacia la actriz.
Justo entonces, fue reducida por el personal de seguridad.
Temple no se inmutó en ningún momento, mostrando una precoz profesionalidad, o una gran irresponsabilidad.
The Blue Bird es una hermosa y entrañable fábula sobre el amor a la vida, y a la naturaleza de la cual provenimos.
The Blue Bird como película, abarca tantas cosas de la vida, como el agradecimiento por la vida que tenemos, el amor hacia nuestros padres y abuelos, el valor de la naturaleza, y lo que nos proporciona, la amistad y su importancia, los lujos excesivos, el nacimiento de cada ser humano con un fin, la lucha por la igualdad de las personas, etc.
The Blue Bird posee una excelente dirección, fantástica fotografía, magníficas y sorprendentes las actuaciones de los niños:
Shirley Temple como Mytyl, curiosamente, el cambio de registro de Temple es efectivo como Mytyl, con su antaño rostro y voz dulce, que se transforma en una repugnante mueca, y un tono de constante desprecio por el prójimo, y desafío hacia los adultos, al menos al principio.
Dicen las malas lenguas, que ese era su carácter de Temple en la vida real, a esa edad, y lo hace sin problemas, y siendo igual de reconocible.
Del resto del reparto destaca:
Johnny Russell como Tytyl, y por supuesto, Eddie Collins como el perro Tylo; la distinguida Gale Sondegaard como Tylette, la gata, quien según se cuenta, rehusó hacer de bruja en “The Wizard Of Oz”, y decidió intentarlo con esta “respuesta”; Nigel Bruce como Mr. Luxury y Spring Byington como Mummy Tyl.
El pájaro azul, también es un protagonista, y era un azulillo, del subgénero sialia, es un género de aves paseriformes de la familia Turdidae.
Agrupa a 3 especies de azulejos o azulillos, pájaros americanos de vivo color azul, cuya área de distribución se extiende de Canadá a Honduras; y se dice que cobró 50 $ por día de filmación, una cifra bastante grande para un animal tan pequeño en esos tiempos.
Pocas semanas después, fue noticia porque escapó de un aviario de Los Ángeles, presumiblemente sin el dinero.
The Blue Bird posee unas escenas tan conmovedoras, y conceptos nuevos para ese entonces, como el limbo, y ver a los que quieres después de la muerte; The Blue Bird es humana, tiernísima, esperanzadora, alegre y triste.
Alegre y triste es el limbo, donde Mytyl y Tytyl conocen a gente que será famosa en épocas posteriores:
El muchacho científico habla de la anestesia, y probablemente sea Crawford W. Long, padre de la anestesia moderna, que publicó sus estudios en 1849; el niño de la bombilla es Thomas Alva Edison, el peinado lo delata; y el adolescente que está a punto de nacer, y que dice que luchará por las libertades solo para ser destruido por sus ideales, es Abraham Lincoln.
“We looked everywhere for it, and all the time it was right here!”
En The Blue Bird nos hacen visitar, imaginariamente, diferentes niveles de conciencia, o lo que se puede conocer como infra-dimensiones, en las cuales habitan, o vibran nuestras más bajas pasiones, las cuales conocemos como “Egos”, aquí sí que se ven bien reflejados, y la considero una realidad presentada a través de la fantasía Hollywoodense:
Del hogar al cementerio, los abuelos, los Luxury, el bosque, el limbo; y de nuevo al hogar.
Por otro lado, aquellos que tienen hijos, se pueden hacer una mejor idea de lo que estoy hablando, ellos son parte de nuestro entrenamiento para adquirir más conciencia, puesto que volvemos a vivir nuestras vidas mientras los vemos crecer.
Así que observarlos, nos permite observarnos también a nosotros mismos.
Cuando vemos a nuestros hijos apesadumbrados por sus pequeños problemas, bajo nuestro punto de vista, pero grandes problemas para ellos, tratamos de explicarles que no tiene sentido sufrir por algo que, desde “nuestra perspectiva” entendemos, pero al mismo tiempo, nuestras palabras solo sirven de consuelo, ya que el niño todavía no tiene la panorámica, o nivel de conciencia, como para ver la “solución” o lo adecuado en la situación que nosotros si vemos.
¿Qué hay de nuevo en esto que estoy diciendo?
Nada... salvo que seguimos siendo niños.
Mientras sufras, o te preocupes por algo, sigues siendo niño.
En realidad “los problemas” nacen de nuestra incapacidad para ver el panorama completo.
El problema es que estás en un nivel de conciencia, que no te permite ver el “potencial de solución” que hay en la situación difícil, o dolorosa, que estás viviendo, solo sientes la desdicha y el abandono, con la diferencia de que ya no tienes a tu padre, o madre que te consuele.
Tampoco eres capaz de ver el “potencial de sanación” que hay en ello, puesto que esa situación, bien abordada, sería la que te permitiría aumentar tu nivel de conciencia.
La capacidad de perdonar, la capacidad de no emitir juicios, ni levantar falsos testimonios en contra de los demás, la capacidad de no involucrarte emocionalmente cuando se levantan calumnias en tu contra, la capacidad de mantener la paz cuando se presentan dificultades, la capacidad de amarte a ti mismo, la capacidad de ver el milagro de la vida en todo lo que te rodea, la capacidad de levantarte agradecido por un nuevo día, la capacidad de ver que en la situación de sufrimiento de otros, está ocurriendo algo adecuado para su transformación, etc., dependen de tu nivel de conciencia, o sea, dependen de cuantos escalones has subido en tu vida.
Cada sufrimiento, cada problema, cada desafío que te toque vivir, tiene el potencial para que aprendas de él, y puedas aumentar tu nivel de conciencia.
Lamentablemente, la mayoría de estos potenciales son desaprovechados cuando “no ponemos” el problema dentro de nosotros, y lo dejamos fuera como una situación externa, que nos ha venido a estorbar en la vida, y de la que somos solo victimas.
Quizás el aspecto más difícil de superar, es reconocer nuestros errores, y mentirnos a nosotros mismos, con el fin de quedar bien ante los demás.
Cuando ya no temas, y nada te perturbe, será porque estarás tan alto en las escaleras que podrás ver la solución en todo, y lo adecuado en cada cosa que vives, dejarás de sobrevivir, y estarás en Paz, disfrutando cada segundo en esta vida.
No esquivarás nada, porque nada habrá para esquivar.

“Don't you know that the blue bird means happiness?”



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