Django Unchained
“Django.
The D is silent”
Mucha gente ha negado que, en Estados Unidos, se tenga una idea acertada de los siglos de esclavitud de los negros.
Lo básico, un libro de citas y ensayos cortos de Bob Avakian comienza con lo siguiente:
“Sin la esclavitud, Estados Unidos no existiría tal como lo conocemos hoy.
Eso es una verdad simple y básica”
Pero han oculto esta verdad a la mayoría de la gente en Estados Unidos.
La opresión de los negros ha sido un elemento integral del tejido mismo de Estados Unidos, desde que trajeron a los primeros africanos a las Américas, en las cadenas de la esclavitud.
Al transformar el sistema económico y social en Estados Unidos, desde la esclavitud hasta el capitalismo, hasta el capitalismo intensamente globalizado de hoy, han cambiado las formas de esa opresión.
Pero la realidad de la opresión y supremacía blanca brutales, que justifican esta opresión, ha seguido en vigor.
¿Qué ha representado este sistema, en este país, en toda la historia de su tratamiento del pueblo negro?
En primer lugar:
La esclavitud…
Luego, Jim Crow… la segregación y el terror del Ku Klux Klan…
El género del “western” nació a principios del siglo XX, y prácticamente nunca ha dejado de dar títulos nuevos.
Tuvo su mejor época con el italiano Sergio Leone, y con el paso de los años, ha quedado relegado a mostrarnos casi siempre películas con cierta notoriedad.
Cuando se presentan las narrativas sobre la esclavitud en las películas, tienden a tener un tono Histórico, con un H en mayúscula, de tener una calidad de indiferencia cómoda.
Tarantino dijo en su momento:
“Yo quería despejar ese elemento de la historia detrás de la ventana, quería lanzar una piedra por esa ventana, y hacerla añico para siempre, y llevarte hacia la misma.
No enseñan esta verdad en las escuelas, y ésta no sale en la pantalla de los cines o la televisión.
Han aclamado “Gone With The Wind” (1939) como una de las películas más grandiosas de la historia del cine estadounidense.
Esa película, que hasta tiene a unos ex esclavos que se preocupan en voz alta “¿qué nos va a pasar ahora?”, mientras, durante La Guerra de Secesión, el Ejército de la Unión derrotaba al Sur de las plantaciones, y los amos de esclavos, en esencia, es una obra de propaganda a favor del Ku Klux Klan.
Unos programas de televisión representaron con comprensión, a aquellos que lucharon por defender la esclavitud”
Por su parte, la “blaxploitation” fue un movimiento cinematográfico que tuvo lugar en los Estados Unidos, a principios de los años 1970, con la comunidad afroamericana como protagonista principal, y que consistió en un boom de cine negro, con bandas sonoras de conocidos artistas de la época.
La escena clásica del “blaxploitation” es la persecución con música funk de fondo.
Algunos novelistas negros, criticaron abiertamente, los métodos violentos de estos grupos, parodiándolos e ironizando sobre ellos, de manera que por primera vez la cultura afroamericana, se rebatía a sí misma.
Uno de los actores más célebres de esta época fue Sidney Poitier.
En ésta época, se asentaban ya, todas las características que más tarde se convertirían en tópicos, del género:
Pelos a lo afro, gafas inmensas, pantalones acampanados, y mucho “nigger”
“Gentlemen, you had my curiosity.
But now you have my attention”
Django Unchained es un western, escrito y dirigido por Quentin Tarantino en 2012.
Protagonizado por Jamie Foxx, Leonardo DiCaprio, Christoph Waltz, Kerry Washington, Walton Goggins, Samuel L. Jackson, Don Johnson, Bruce Dern, Franco Nero, Jonah Hill, Tom Savini, M.C. Gainey, RZA, James Remar, Todd Allen, James Russo, Tom Wopat, Misty Upham, Gerald McRaney, Cooper Huckabee, Dennis Christopher, Laura Cayouette, Russ Tamblyn, entre otros.
Django Unchained obtuvo 5 nominaciones al Oscar:
Mejor película, actor secundario (Waltz), dirección de fotografía (Robert Richardson), guión original (Tarantino) y edición de sonido.
Y ganó 2 Oscar: Mejor Actor Secundario Christoph Waltz, y Mejor Guión Original.
The D is silent”
Mucha gente ha negado que, en Estados Unidos, se tenga una idea acertada de los siglos de esclavitud de los negros.
Lo básico, un libro de citas y ensayos cortos de Bob Avakian comienza con lo siguiente:
“Sin la esclavitud, Estados Unidos no existiría tal como lo conocemos hoy.
Eso es una verdad simple y básica”
Pero han oculto esta verdad a la mayoría de la gente en Estados Unidos.
La opresión de los negros ha sido un elemento integral del tejido mismo de Estados Unidos, desde que trajeron a los primeros africanos a las Américas, en las cadenas de la esclavitud.
Al transformar el sistema económico y social en Estados Unidos, desde la esclavitud hasta el capitalismo, hasta el capitalismo intensamente globalizado de hoy, han cambiado las formas de esa opresión.
Pero la realidad de la opresión y supremacía blanca brutales, que justifican esta opresión, ha seguido en vigor.
¿Qué ha representado este sistema, en este país, en toda la historia de su tratamiento del pueblo negro?
En primer lugar:
La esclavitud…
Luego, Jim Crow… la segregación y el terror del Ku Klux Klan…
El género del “western” nació a principios del siglo XX, y prácticamente nunca ha dejado de dar títulos nuevos.
Tuvo su mejor época con el italiano Sergio Leone, y con el paso de los años, ha quedado relegado a mostrarnos casi siempre películas con cierta notoriedad.
Cuando se presentan las narrativas sobre la esclavitud en las películas, tienden a tener un tono Histórico, con un H en mayúscula, de tener una calidad de indiferencia cómoda.
Tarantino dijo en su momento:
“Yo quería despejar ese elemento de la historia detrás de la ventana, quería lanzar una piedra por esa ventana, y hacerla añico para siempre, y llevarte hacia la misma.
No enseñan esta verdad en las escuelas, y ésta no sale en la pantalla de los cines o la televisión.
Han aclamado “Gone With The Wind” (1939) como una de las películas más grandiosas de la historia del cine estadounidense.
Esa película, que hasta tiene a unos ex esclavos que se preocupan en voz alta “¿qué nos va a pasar ahora?”, mientras, durante La Guerra de Secesión, el Ejército de la Unión derrotaba al Sur de las plantaciones, y los amos de esclavos, en esencia, es una obra de propaganda a favor del Ku Klux Klan.
Unos programas de televisión representaron con comprensión, a aquellos que lucharon por defender la esclavitud”
Por su parte, la “blaxploitation” fue un movimiento cinematográfico que tuvo lugar en los Estados Unidos, a principios de los años 1970, con la comunidad afroamericana como protagonista principal, y que consistió en un boom de cine negro, con bandas sonoras de conocidos artistas de la época.
La escena clásica del “blaxploitation” es la persecución con música funk de fondo.
Algunos novelistas negros, criticaron abiertamente, los métodos violentos de estos grupos, parodiándolos e ironizando sobre ellos, de manera que por primera vez la cultura afroamericana, se rebatía a sí misma.
Uno de los actores más célebres de esta época fue Sidney Poitier.
En ésta época, se asentaban ya, todas las características que más tarde se convertirían en tópicos, del género:
Pelos a lo afro, gafas inmensas, pantalones acampanados, y mucho “nigger”
“Gentlemen, you had my curiosity.
But now you have my attention”
Django Unchained es un western, escrito y dirigido por Quentin Tarantino en 2012.
Protagonizado por Jamie Foxx, Leonardo DiCaprio, Christoph Waltz, Kerry Washington, Walton Goggins, Samuel L. Jackson, Don Johnson, Bruce Dern, Franco Nero, Jonah Hill, Tom Savini, M.C. Gainey, RZA, James Remar, Todd Allen, James Russo, Tom Wopat, Misty Upham, Gerald McRaney, Cooper Huckabee, Dennis Christopher, Laura Cayouette, Russ Tamblyn, entre otros.
Django Unchained obtuvo 5 nominaciones al Oscar:
Mejor película, actor secundario (Waltz), dirección de fotografía (Robert Richardson), guión original (Tarantino) y edición de sonido.
Y ganó 2 Oscar: Mejor Actor Secundario Christoph Waltz, y Mejor Guión Original.
Quentin Tarantino prosigue nutriendo su filmografía de homenajes de género, con un espectacular y entretenidísimo western, que mantiene las pautas habituales de su cine.
Django Unchained será la primera película de Tarantino no editada por la ENORME Sally Menke, fallecida en el 2010.
Curiosamente, “Django” es el título del popular spaghetti western de 1966, dirigido por Sergio Corbucci; pero la película de Tarantino no es un remake o un spin-off de esta, de la que sólo toma el nombre del personaje principal, y poco más.
Otras influencias de Tarantino podrían ser la cinta de venganza y motoristas “Angel Unchained” (1970), aquel engendro inclasificable llamado “Mandingo” (1975) y un “blaxploitation” de 1975, igualmente ambientado en el Oeste: “Boss Nigger”, escrito y protagonizado por Fred Williamson.
Es curioso que una gran película, pueda construirse a partir de materiales de derribo.
Así Django es un western inclasificable, que casi se podría definir como “una película de Tarantino en el Oeste”, más que como el spaguetti-western.
La blasfemia excesiva desmigaja la cultura americana, y a través de la ofensa y la violencia, establece un espejo aparentemente distorsionado, pero realmente esclarecedor.
Aquí los negros montan a caballo y bailan sobre la tumba de John Wayne.
Aquí pasamos de los llaveros de “Pussy Wagon” a las Muelas del Dr. King Schultz, de Ennio Morricone a “mash-up” musical referencial y contemporáneo.
Aquí se muestra una historia visceral y extrema, que profana lo sagrado para reinventar la leyenda aria de Sigfrido, y triturarla por el “blaxploitation” para obtener un recital de venganza y desenfreno.
La dirección de Tarantino es fastuosa, además de tener su personalidad en cada plano; se nota que es una película suya desde el comienzo del metraje.
Podemos ver infinidad de guiños, e influencias a todo cine pasado, de todos los estilos, de varias épocas y géneros.
Tarantino es una enciclopedia del cine, y lo demuestra con solvencia durante Django Unchained, poniendo matices, a modo de tributo, en muchísimas secuencias; en sus clásicos “zooms” enfáticos heredados de cualquier cinta de serie b, a encuadres, travellings, puestas en escena… sutiles, elegantes y originales, al nivel de cualquiera de los grandes maestros de El Séptimo Arte.
Django Unchained es terriblemente violenta, pero por alguna razón, la violencia no es excesiva, sino hasta su inquietante clímax.
Tiene violencia, violencia y más violencia.
Violencia exagerada, y todo tipo de violencia, que se pueda extraer, o imaginar de la mente de Tarantino.
Ahora que lo pienso, Django Unchained es un western diseñado para que los tiroteos, excelentemente coreografiados, y llenos de adrenalina, te mantengan encadenado en todo el trayecto.
Django Unchained es el tipo de filme que te hace saltar de tu asiento, para hacerte gritar:
“BANG!”
Mientras los personajes matan tipos malos.
Tarantino ha ido explorando diferentes géneros durante su carrera, y ahora le tocaba al “Western”, aunque según el mismo, dice que Django Unchained es más bien sureña...
En los primeros minutos, vemos ese toque que le da, que a mí me resulta excesivo, con el híper realismo del daño causado por los disparos, cosa que en el clímax de Django Unchained es literalmente un baño de sangre.
Django Unchained se hace tremendamente ligera, en un discurrir que se va casi hasta las tres horas de duración, con un tono mucho más cómico, que en ocasiones anteriores, sin renunciar a las conversaciones extensas y afiladas, los fogonazos de violencia incontenible, quizá un tanto de cara, a la galería en su eclosión final, dado el desarrollo previo de la historia, y una disposición visual digna de quien tiene un conocimiento enciclopédico del medio, su historia y su técnica.
Y es valiente, desde luego, porque no cede a las imposiciones propias de una producción mastodóntica movida por una “major”, y porque no se anda con chiquilladas, a la hora de afrontar su ambientación principal, en los tiempos de la vergüenza esclavista, y las plantaciones de algodón.
Django Unchained quizá tenga un aire de “Spaguetti Western” pero no lo es.
Está lejos de serlo.
Aunque siendo o no, su tributo queda pagado; y en el camino, nos damos cuenta que la fragmentación narrativa, por capítulos, que estamos acostumbrados a ver y que ya es parte del mundo “Tarantinesco”, está ausente.
Django Unchained es una marca vibrante más en el catalogo Tarantino; pero es una que tatúa una historia magistral sobre el racismo en Norteamérica, en un periodo de plena esclavitud.
El trabajo de cámara realizado, y sus montajes, simulan a la perfección la época que ambienta al rodaje, 1858.
Algo que me llama la atención, es que Tarantino utiliza los acercamientos secuenciales rápidos, para dirigir la cámara hacia la acción, objeto, o rostro de un personaje en un determinado momento.
Con esto, evidentemente está pagando tributo a los clásicos “Western” que tanto maniobraban ese estilo fílmico.
Por encima de su temática sobre la venganza maníaca, los diálogos inteligentes, y las vigorosas interpretaciones, Django Unchained es otra casi-obra-maestra de Quentin Tarantino que triunfa, no solo por todo los elementos que la componen, sino por incrustar una historia de venganza, en medio de una época donde los horrores del racismo, era el vivir de cada día para una comunidad esclava.
“I like the way you die, boy”
La historia de Django Unchained está ambientada en el Sur de los Estados Unidos, 2 años antes de estallar La Guerra Civil, el Dr. King Schultz (Christoph Waltz) en un caza recompensas de origen alemán, que sigue la pista de unos asesinos:
Los hermanos Brittle.
Para lograr su objetivo, busca la ayuda de un esclavo llamado “Django” (Jamie Foxx)
El poco ortodoxo Schultz, se hace con Django, bajo la promesa de dejarlo en libertad una vez que hayan capturado a los Brittle, vivos o muertos.
El éxito que obtienen en su cometido, hace que Schultz libere a Django, pero ambos deciden no separarse y seguir juntos su camino como caza recompensas.
Django perfecciona su destreza como cazador, con un único objetivo:
Encontrar y rescatar a Broomhilda (Kerry Washington), la esposa que perdió hace tiempo en el mercado de esclavos.
La búsqueda de Django y Schultz, finalmente los lleva hasta Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), propietario de la infame plantación “Candyland”
Bajo falsos pretextos, Django y Schultz exploran las instalaciones, y despiertan las sospechas de Stephen (Samuel L. Jackson), el esclavo de confianza de Candie.
La muerte de Waltz y DiCaprio, supone un hándicap enorme a Django Unchained.
Foxx se encuentra incapaz de sostener por sí sólo la trama, hasta su loco desenlace.
El final de “el alemán”, un personaje muy inteligente, no resulta plausible, y en consonancia con la imagen que transmite en Django Unchained, es algo muy forzado.
Y sobre Django, lo mismo, su increíble “escape” de la Hacienda sin ser “capado” y sin apenas tortura; al igual que de nuevo, su fuga y regreso, resultan muy al límite de lo creíble... y también la muerte de Stephen/L. Jackson también se merecía un duelo de diálogo y psicología mucho más elaborado, era una de las claves de dar fuerza al mensaje de Django Unchained.
Y es una lástima, porque estos personajes que mueren, hubieran sido mucho mejor desarrollados, hasta un final, más y mejor redondeando, y rematando gloriosamente la interesante Django Unchained, pero parece que a Tarantino le gusta más matar, antes que dejar hablar a sus criaturas, cerrarles la boca sin justificar nada.
El final de la explosión de la Hacienda, y la mujer de Django disfrutándolo, fue algo muy penoso de ver, no por el hecho en sí de la venganza, sino por lo cutre de su realización.
Ahí, el estilo se diluye en su propio veneno, y el realizador vuelve a ser “el más amado/odiado” que siempre ha sido, pese a su evidente maestría para hacer buen cine, cuando quiere, claro.
Tarantino crea un espejo entre sus 2 protagonistas, Schultz mentor y Django amo, con Calvin Candie y Stephen, en palabras del propio Samuel L. Jackson, el negro más hijo de puta de la historia del cine.
Existen ciertas diferencias entre ambos:
Calvin pese a su odio a la raza de color, procesa una gran admiración a Stephen, puesto que éste le cuido desde pequeño, mientras que Stephen, es un negro que se siente desempeñando el papel de un blanco, en realidad nunca deja de ser el amo de éste, pero su unión con él, le hace olvidar de su posición, claramente inferior, en la sociedad en la que vive.
De nuevo, Tarantino vuelve ser crítico con Norteamérica, como lo fue de manera evidentemente dónde los nazis, pese a todo, eran gente culta y mucho más civilizada, que su salvaje grupo de bastardos, cuya obra maestra era realizar una esvástica en la frente del enemigo.
El nivel intelectual de Schultz, choca directamente con la barbarie de los hermanos Brittle, la torpeza de Spencer “Big Daddy” Bennett (Don Johnson), e incluso contra la fachada intelectual de Candie, admirador de Dumas, llamando a su negro luchador “D'Artagnan”, pero que en su odio profesado hacia la raza negra, desconoce que el hombre al que admira también es negro.
Con Django Unchained estamos pues, ante otra gran película del director, que pese a su duración, casi tres horas, se pasa volando, y eso es porque el autor siempre sabe conjugar a la perfección, a los personajes con las enrevesadas escenas.
Y es que siempre que esperamos que ocurra alguna cosa, finalmente, Quentin sale por otra, lo cual es siempre muy atrayente, pero siempre guardando su fiel estilo.
Sí, hay sangre, a borbotones, algunas escenas de acción, pero sobre todo, hay diálogos, algunos muy buenos como la escena de los encapuchados a caballo, mientras hablan con el personaje de Don Johnson, sobre los agujeros de las capuchas.
Los personajes tienen características y manierismos obsesivos, con los cuales se identifican.
El pack incluye una buena interpretación de Jamie Foxx, como el gran “Siegfried” inflexible en la odisea de los nibelungos, que ha de recorrer para liberar a su amada “Brunhilde” en esta nada velada ópera, impulsada por un espectacular, locuaz, hasta lo auto paródico, e hilarante Christoph Waltz.
Jamie Foxx estuvo “ok” en su rol de Django.
Y lo digo porque no es el típico personaje hablador; es un hombre de-esclavo-a-libre tranquilo, frio, y se podría decir, que es un volcán a punto de hacer erupción.
Siendo el personaje principal, es el único que sí tiene trasfondo personal, mostrado a través de varios flashbacks.
Sabiendo eso, me di cuenta que por primera vez el “negro” termina matando muchos blancos en Django Unchained.
Por su parte, Christoph Waltz, que ya culminó un papel en la anterior de Tarantino como villano alemán, interpreta a otro alemán, en ésta ocasión, que actúa de cazar recompensas.
Es un papel diferente, ya que en ésta ocasión, recae en el lado bueno, y de nuevo, es su forma de actuar lo que hace que Django Unchained sea aun mejor.
Desde su primer momento en escena, Django Unchained cobra calidad.
El Dr. King Schultz, aun siendo caza recompensas, quizá no sea un defensor racial, pero su manera de actuar lo demuestra, aunque no quiera aparentarlo.
Es elocuente, elegante, y tiene temple para calcular las situaciones con mucha diplomacia, y si la diplomacia falla, un disparo inescrupuloso soluciona dicho fallo.
La calma que tiene es increíble.
Jamie Foxx es Django, pero el papel lo hizo antes Franco Nero, aunque con una historia más diferente, y aquí, el propio actor hace un cameo curioso.
Las conexiones con “Django” (1966) de Sergio Corbucci son varias:
En Django Unchained sale el protagonista, Francisco Nero, haciendo un cameo. Durante toda la parte inicial, canción incluida, y el estilo de las letras en los créditos, las capuchas, incluso en la intervención de Nero, habla en italiano, todo un detalle.
Él es el dueño de uno de los negros que combate, cuando aparece por primera vez el personaje de Leonardo DiCaprio, quien dicho sea de paso, me ha sorprendido gratamente sobre todo por su acento sureño.
Y aquí se hace obligatorio visionar Django Unchained en su idioma original, ya que ese detalle es parte del boleto de entrada.
Leonardo DiCaprio es Calvin Candie, quien domina los terrenos de Candyland y maneja las peleas mandingas.
Es la primera vez que vemos a un DiCaprio en un papel de “malo”, y me atrevería a decir, que con el permiso de Waltz, es lo mejor de Django Unchained.
Todo el mundo debería de hacer de malo alguna vez, y a DiCaprio le queda muy bien.
Y es que si hay un personaje del cual hablar, definitivamente es el despiadado, brutal y excéntrico, Calvin Candie, interpretado por Leonardo DiCaprio, es uno de ellos.
Es el antagonista de Django Unchained.
Es un hombre malvado que se muestra con doble cara hacia las personas de color; algunas veces las trata “bien” y otras, termina destruyendo negros con cualquiera que sea el método, mientras más macabro, mejor.
DiCaprio se excede con una interpretación enérgica digna de alabar.
Como dato curioso, en una escena, Leo DiCaprio golpea una mesa, y se corta la mano con una copa, cosa que no estaba prevista obviamente, en lugar de lloriquear y sucumbir, siguió actuando de una manera tan intensa, que a Tarantino le gusto tanto, que dejó la escena.
Por otro lado, Samuel L. Jackson tiene un papel fundamental como el criado principal de la mansión Candyland.
Ejerce de “loro” de Calvin y a su vez, muestra ser un auténtico peso fuerte, al mostrarse como un negro que parece ser blanco, y trata a los demás como esclavos.
Genial, debo reconocer que Samuel L. Jackson dispara también sus diálogos elocuentes con mucho entusiasmo, además de que su personaje, Stephen, es uno que resulta muy peculiar por su forma de actuar.
Caricaturizando a uno de esos negros más convencidos de su posición estamental, que los clasistas más recalcitrantes; vaya, un negro-racista.
Y encima histriónico y cojo.
Casi que tendría que haber protagonizado él Django Unchained.
Don Johnson tiene un corto papel, e incluso está irreconocible con semejante bigote y el sombrero, pero sus momentos son de auténtico lujo.
Y el propio Tarantino, hace un innecesario cameo; algo totalmente evitable, pero que al menos, lo finaliza con acierto.
DiCaprio como villano, impresionante.
Waltz como instructor, maravilloso; y Jackson con su personaje tan histriónico y su caracterización de anciano, perfecto.
Se nota que el director se ha volcado en trabajar bien cada papel, aunque haya dejado el de Django para lo más sencillo.
“Hey, little troublemaker”
Hablar de Quentin Tarantino se presta a debates de diversa índole, muchos de ellos estériles, anclados en el efecto placebo de un director que copia en nombre del homenaje.
Y, por supuesto, esta opinión puede resultar algo incómoda:
El de Knoxville, Tennessee, es una enciclopedia andante que guarda en latas, miles de bobinas, con miles de metros de celuloide.
No hay manera de identificar todos y cada uno de los “guiños” que se filtran, y casi escupen al espectador en sus filmes.
Pero:
¿Dónde empieza y acaba el homenaje?
¿Es respetable copiar planos, escenas y retórica de otros señores, cuya personalidad residía precisamente en esa disposición?
Una vez más, y me señalo, nos sumergimos en cuestiones pantanosas, las de la autoría y la originalidad, que se moldean a gusto del interlocutor.
Todas sus películas, tienen una escena en donde varios personajes se apuntan con armas simultáneamente.
Su marca de casa, son ya esas escenas en las que, con un diálogo chispeante, mientras hablan de temas aparentemente triviales, o cenan, o desayunan con elegancia cortesana, la sospecha, y el temor van creando una situación de tensión creciente, que tiende a acabar con un espasmo de sangre, con un “Django desencadenado” en este caso.
Aunque en otras ocasiones, la tensión acaba en nada, se auto combustiona dejando la sensación de que los personajes se han librado, por muy poco, de un baño de sangre.
Ahí es donde Tarantino se hace fuerte, y genera escenas que se alargan con una duración inverosímil en otros directores.
Escenas como la protagonizada por DiCaprio, el aristócrata sureño inclemente, Samuel L. Jackson, el esclavo orgulloso de su esclavitud, y Christoph Waltz, el cazador de recompensas anacrónico, en el tramo final de Django Unchained, se alargan hasta la extenuación, y se convierten en la columna vertebral.
En la parte negativa de Django Unchained, se podría destacar la falta de emoción con respecto a la resolución de algunas escenas.
E igualmente, hay algunas escenas “bestias” que chocan bastante.
Ya sabemos que en un film de Tarantino, la sangre y su cantidad, es algo que van unidas y se multiplican por dos.
Pero momentos como, cuando los esclavos van a matar a su opresor al principio, donde disparan al suelo, y se nota que realmente explota, artificialmente, un artefacto del suelo, o la escena cuando Django está en las escaleras de la mansión, y dispara a la hermana de Candie, y ésta sale prácticamente volando, hacia un lado que no es el del disparo...
Esos fallos le quitan fuerza al exceso utilizado en Django Unchained con respecto a la violencia y la sangre.
Lo negativo podría ser la falta de personalidad de los otros afroamericanos, ninguno se revela a nada, casi ni hablan, supongo el director los ha puesto así, para enaltecer la superioridad, y el valor de Django ante los otros, sumado al poco carisma de los personajes femeninos, en especial la mujer de Django, al que le han dado un papel un poco grande... claro está al final, cuando se alegra tontamente como adolescente, porque su enamorado vuela una casa con gente, y todo.
Vamos, alguna buena línea podría haber dicho; como por ejemplo:
“Me alegro de saber que la “D” de Django es por “DICK”
Pero en realidad, Django Unchained no muestra nada nuevo, de hecho para mí, la película que sentó los precedentes del tópico “negro libre en el oeste” fue “Blazing Saddles” (1974), que aunque en clave de comedia, ya introdujo algunas escenas como la del negro a caballo, al que todo un pueblo se queda mirándolo fijamente y posteriormente, le apuntan todos a la vez.
El otro problema de Django Unchained es que ya existía “Inglourious Basterds” (2009)
Hay demasiados puntos en común entre ambas; el infiltrarse en “territorio enemigo”, el juego de “mentir sin que nos pillen”, que se desmonte la farsa y acabe todo en una escabechina multitudinaria...
“Django” parece una “puesta al día” de “Inglourious Basterds” (2009), sólo que con mucha más violencia, con la pila del ingenio más agotada, y con el cambio de contexto, al del viejo Oeste.
El gran problema de Django Unchained está en su ritmo irregular, y el exceso de metraje.
Django Unchained, a ratos, se vuelve somnífera, y los problemas de ritmo son bastante evidentes.
Básicamente son chistes que estarían bien para una película de Adam Sandler, pero en una de Quentin Tarantino se ven mal, a modo de ejemplo, la escena en la que un grupo de hombres a caballo, discuten por las capuchas que llevan encima, no tiene la genialidad de la discusión que sostienen los criminales de “Reservoir Dogs” (1992), respecto al color de sus nombres claves.
Además de parecer una escena forzada, genera una irremediable sensación de “déjà-vu”
A los amantes del gore, las escenas de sangre los sacudirán del tedio cada cierto rato, sin embargo, los litros de hemoglobina no serán suficientes para impedirles cabecear de vez en cuando.
Django Unchained cojea, y se pierde en los laberintos de un guión, que no logra sostenerse con solidez, pese a las muy buenas actuaciones de Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio y Samuel L. Jackson, este último, en el papel del afroamericano más racista y detestable del que tengamos memoria.
Una pena que no haya nominación para estos 2 últimos en los Oscar.
Sigo:
En Django Unchained hay secuencias que sobran, y nada aportan a la historia, contraponiéndose con algunos momentos brillantes, como la escena en la que Calvin Candie manipula un cráneo, explicando las diferencias del cerebro de un esclavo negro, respecto al de un hombre blanco, que junto con la escena inicial en la que Schultz libera a Django, deben ser de las más memorables que tiene para ofrecer Django Unchained.
Por otra parte, tenemos el tema musical, que como siempre es una selección escogida por el director.
En éste caso tenemos a Morricone nuevamente, y no solo con otras composiciones suyas de otras películas, sino que compone un tema para Django Unchained.
Y ya sabemos que el director es muy dado a unir música de otro tiempo y estilo, pero a mí me chirría mucho escuchar rap en un western, rompe totalmente la estética que se había creado hasta ese momento, algo que me parece sacrílego.
Pero que a otros les parecerá fenomenal, estoy seguro.
En Django Unchained se utiliza música de cantantes como:
John Legend, Johnny Cash, James Brown & 2Pac, Frank Ocean, Jerry Goldsmith, y por supuesto aportaciones de Ennio Morricone.
Personalmente, me quedo con el tema principal, “Django” de Luis Bacalov, utilizada en el western de mismo título.
Django Unchained es un film solo para mal llamados “fans” cegados que nunca admitirán los errores de Tarantino.
Creo que este director, ha estado a punto de hacer una obra maestra, pero su propia genialidad, cuando se descontrola, es su peor enemigo.
Claro que sus fans más acérrimos estarán encantados, yo soy uno, pero no acérrimo, sólo admirador cuando las cosas se hacen bien, del principio, hasta el final, sin perder el estilo, pero tampoco el buen juicio, y una buena trama capaz de convencer, lo que no existe en la media hora final.
What a pitty...!
No sé si a los negros, de al menos EEUU, Django Unchained les hará gracia, pero a mí este “héroe” negro me parece casi una parodia.
Y tampoco voy a entrar en polémicas absurdas, sobre si con tanto uso del “nigger” Tarantino es o no racista:
No lo es.
Simplemente oírlo 50.000 veces me es, como todo el resto de Django Unchained y de Tarantino en general, cansino.
“Auf wiedersehen.
Bullseye”
¿Presenta Django Unchained acertadamente, cómo era la esclavización de los negros en Estados Unidos?
¿Puso al desnudo la realidad de la esclavitud en Estados Unidos, tanto las humillaciones y brutalidad cotidianas, sobre los africanos esclavizados, como los extremos del salvajismo infligidos con frecuencia, como parte de mantener este sistema en pie?
La trama central de Django Unchained, en que Django anda en busca de su esposa, Broomhilda, para liberarla de la esclavitud, arroja luz sobre la realidad de la vida de los esclavos:
Las familias destrozadas, los niños vendidos y separados de los padres, y las esposas y los esposos separados, en beneficio de las ganancias del amo, y para castigar a los esclavos, por no someterse dócilmente, a los horrores de la esclavitud.
Está el esclavo que el amo decide que ya no tiene utilidad, el que resulta despedazado por unos perros.
Unos amos, por entretenimiento, obligan a 2 esclavos a pelear, y le dan al ganador un martillo para darle golpetazos sobre el cráneo del perdedor.
Meten a Broomhilda, desnuda, en una “caja caliente” por tratar de huir de la plantación.
Cuelga a Django por los pies, y amenazan con cortarle los testículos.
Django expresa su temor, de que vayan a hacer de Broomhilda una “mujer de confort”, sometida a violaciones de cualquier hombre blanco, relacionado con la plantación.
Parece que Broomhilda es una mujer fuerte, que ha soportado mucho, y que cuando Django llega a la plantación, no es la primera vez que ella ha tratado de escapar.
Pero aquí sí tengo que criticar a Tarantino, por no desarrollar el personaje de ella, ni de los otros personajes femeninos de Django Unchained o de otros “niggers” buenos hartos de la esclavitud.
Broomhilda, representada por Kerry Washington, es una figura importante en Django Unchained, pero nosotros no llegamos a conocerla mucho, ni ella interpreta un papel central en la trama.
Otras reseñas virulentas, denuncian a Tarantino por presentar al esclavo de la casa de la plantación, interpretado por Samuel Jackson, como un estereotipo bufonesco tipo “Tío Tom” un tipo sumiso y servil, que repite como loro:
“Sí, señor, Sí señor”
El papel de Leonard DiCaprio como un amo que supuestamente “entendía” el sistema de la que era parte, expuso cosas importantes, acerca de la base ideológica y supremacista blanca de la esclavitud.
En una escena, diseca el cráneo de un hombre negro, que le había dado buenos servicios a la familia del amo durante toda su vida, a fin de revelar, que considera que los negros tenían una propensión genética a ser sirvientes.
Una escena escalofriante expresa gráficamente la seudo-ciencia utilizada para justificar y mantener la supremacía blanca y la esclavitud:
Él plantea la pregunta:
“¿Por qué no nos matan?”
Dado que Django Unchained ya ha presentado la violencia utilizada para mantener el sistema de la esclavitud en pie, el público ya ha conocido una respuesta práctica.
Pero en un sentido, se plantea la cuestión de la ilegitimidad de la violencia del amo, y la legitimidad de la violencia de los esclavos.
Spike Lee, el defensor del pueblo afroamericano, el que decide quién puede y quién no puede hacer películas sobre negros, el que ve racismo en un código de barras, y el ocasionalmente director de buenas películas, Django Unchained lo ha puesto a parir.
¿Qué quiere decir esto?
Que es excesiva, visceral, y que tanto blancos como negros intercambian balazos.
Como fuera el caso, Django Unchained es uno de los western más originales que jamás haya visto, y no porque tenga un vaquero negro caza recompensas, sino por una temática interracial, donde Tarantino se encarga de alabar las personas de color, en una era donde la esclavitud y la segregación racial eran enemigos, en gran parte de su historia, de las personas blancas.
Es decir, Django Unchained juega y se hunde en la infamia, mostrando un lado de la historia Norteamericana, para parecer más bien, una sátira hacia el hombre blanco, y su manera horrenda de tratar a los esclavos.
Personalmente, no creo en los temas tabúes y menos dentro del cine, que debe ser no solo el reflejo de la sociedad, sino la manifestación de un individuo, o varios como entes capaces de crear y enseñar lo que hay en el interior…
Vamos, como cualquier forma de arte.
Ahora bien, entiendo, y esto siempre será así, que no todo el mundo tenga la misma opinión, o la misma sensibilidad.
Habrá a quienes les parezca atroz, que se use un tema como la esclavitud para hacer una película que no muestre lo horrible que fue, sino como excusa para el desarrollo de la trama, y habrá a quienes Django Unchained les deje dormir y la disfrutarán como una pieza más de Tarantino.
Considero que ambas cosas estén bien, mientras la polémica no se extienda más allá de un intercambio de ideas.
Django Unchained ha presentado a millones de personas, la vil realidad de la ilegitimidad de la violencia utilizada para reforzar la esclavitud.
La controversia sobre Django Unchained ha ocasionado muchísimas discusiones acerca de esta realidad, y sus consecuencias actuales en la sociedad estadounidense, que recientemente ha sido abatido con extrema violencia, 100% nacional, y bajo el “Imperio de sus mismas leyes”
Por eso, Django Unchained es un acontecimiento cultural importante y positivo.
“So you're really free?”
Django Unchained será la primera película de Tarantino no editada por la ENORME Sally Menke, fallecida en el 2010.
Curiosamente, “Django” es el título del popular spaghetti western de 1966, dirigido por Sergio Corbucci; pero la película de Tarantino no es un remake o un spin-off de esta, de la que sólo toma el nombre del personaje principal, y poco más.
Otras influencias de Tarantino podrían ser la cinta de venganza y motoristas “Angel Unchained” (1970), aquel engendro inclasificable llamado “Mandingo” (1975) y un “blaxploitation” de 1975, igualmente ambientado en el Oeste: “Boss Nigger”, escrito y protagonizado por Fred Williamson.
Es curioso que una gran película, pueda construirse a partir de materiales de derribo.
Así Django es un western inclasificable, que casi se podría definir como “una película de Tarantino en el Oeste”, más que como el spaguetti-western.
La blasfemia excesiva desmigaja la cultura americana, y a través de la ofensa y la violencia, establece un espejo aparentemente distorsionado, pero realmente esclarecedor.
Aquí los negros montan a caballo y bailan sobre la tumba de John Wayne.
Aquí pasamos de los llaveros de “Pussy Wagon” a las Muelas del Dr. King Schultz, de Ennio Morricone a “mash-up” musical referencial y contemporáneo.
Aquí se muestra una historia visceral y extrema, que profana lo sagrado para reinventar la leyenda aria de Sigfrido, y triturarla por el “blaxploitation” para obtener un recital de venganza y desenfreno.
La dirección de Tarantino es fastuosa, además de tener su personalidad en cada plano; se nota que es una película suya desde el comienzo del metraje.
Podemos ver infinidad de guiños, e influencias a todo cine pasado, de todos los estilos, de varias épocas y géneros.
Tarantino es una enciclopedia del cine, y lo demuestra con solvencia durante Django Unchained, poniendo matices, a modo de tributo, en muchísimas secuencias; en sus clásicos “zooms” enfáticos heredados de cualquier cinta de serie b, a encuadres, travellings, puestas en escena… sutiles, elegantes y originales, al nivel de cualquiera de los grandes maestros de El Séptimo Arte.
Django Unchained es terriblemente violenta, pero por alguna razón, la violencia no es excesiva, sino hasta su inquietante clímax.
Tiene violencia, violencia y más violencia.
Violencia exagerada, y todo tipo de violencia, que se pueda extraer, o imaginar de la mente de Tarantino.
Ahora que lo pienso, Django Unchained es un western diseñado para que los tiroteos, excelentemente coreografiados, y llenos de adrenalina, te mantengan encadenado en todo el trayecto.
Django Unchained es el tipo de filme que te hace saltar de tu asiento, para hacerte gritar:
“BANG!”
Mientras los personajes matan tipos malos.
Tarantino ha ido explorando diferentes géneros durante su carrera, y ahora le tocaba al “Western”, aunque según el mismo, dice que Django Unchained es más bien sureña...
En los primeros minutos, vemos ese toque que le da, que a mí me resulta excesivo, con el híper realismo del daño causado por los disparos, cosa que en el clímax de Django Unchained es literalmente un baño de sangre.
Django Unchained se hace tremendamente ligera, en un discurrir que se va casi hasta las tres horas de duración, con un tono mucho más cómico, que en ocasiones anteriores, sin renunciar a las conversaciones extensas y afiladas, los fogonazos de violencia incontenible, quizá un tanto de cara, a la galería en su eclosión final, dado el desarrollo previo de la historia, y una disposición visual digna de quien tiene un conocimiento enciclopédico del medio, su historia y su técnica.
Y es valiente, desde luego, porque no cede a las imposiciones propias de una producción mastodóntica movida por una “major”, y porque no se anda con chiquilladas, a la hora de afrontar su ambientación principal, en los tiempos de la vergüenza esclavista, y las plantaciones de algodón.
Django Unchained quizá tenga un aire de “Spaguetti Western” pero no lo es.
Está lejos de serlo.
Aunque siendo o no, su tributo queda pagado; y en el camino, nos damos cuenta que la fragmentación narrativa, por capítulos, que estamos acostumbrados a ver y que ya es parte del mundo “Tarantinesco”, está ausente.
Django Unchained es una marca vibrante más en el catalogo Tarantino; pero es una que tatúa una historia magistral sobre el racismo en Norteamérica, en un periodo de plena esclavitud.
El trabajo de cámara realizado, y sus montajes, simulan a la perfección la época que ambienta al rodaje, 1858.
Algo que me llama la atención, es que Tarantino utiliza los acercamientos secuenciales rápidos, para dirigir la cámara hacia la acción, objeto, o rostro de un personaje en un determinado momento.
Con esto, evidentemente está pagando tributo a los clásicos “Western” que tanto maniobraban ese estilo fílmico.
Por encima de su temática sobre la venganza maníaca, los diálogos inteligentes, y las vigorosas interpretaciones, Django Unchained es otra casi-obra-maestra de Quentin Tarantino que triunfa, no solo por todo los elementos que la componen, sino por incrustar una historia de venganza, en medio de una época donde los horrores del racismo, era el vivir de cada día para una comunidad esclava.
“I like the way you die, boy”
La historia de Django Unchained está ambientada en el Sur de los Estados Unidos, 2 años antes de estallar La Guerra Civil, el Dr. King Schultz (Christoph Waltz) en un caza recompensas de origen alemán, que sigue la pista de unos asesinos:
Los hermanos Brittle.
Para lograr su objetivo, busca la ayuda de un esclavo llamado “Django” (Jamie Foxx)
El poco ortodoxo Schultz, se hace con Django, bajo la promesa de dejarlo en libertad una vez que hayan capturado a los Brittle, vivos o muertos.
El éxito que obtienen en su cometido, hace que Schultz libere a Django, pero ambos deciden no separarse y seguir juntos su camino como caza recompensas.
Django perfecciona su destreza como cazador, con un único objetivo:
Encontrar y rescatar a Broomhilda (Kerry Washington), la esposa que perdió hace tiempo en el mercado de esclavos.
La búsqueda de Django y Schultz, finalmente los lleva hasta Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), propietario de la infame plantación “Candyland”
Bajo falsos pretextos, Django y Schultz exploran las instalaciones, y despiertan las sospechas de Stephen (Samuel L. Jackson), el esclavo de confianza de Candie.
La muerte de Waltz y DiCaprio, supone un hándicap enorme a Django Unchained.
Foxx se encuentra incapaz de sostener por sí sólo la trama, hasta su loco desenlace.
El final de “el alemán”, un personaje muy inteligente, no resulta plausible, y en consonancia con la imagen que transmite en Django Unchained, es algo muy forzado.
Y sobre Django, lo mismo, su increíble “escape” de la Hacienda sin ser “capado” y sin apenas tortura; al igual que de nuevo, su fuga y regreso, resultan muy al límite de lo creíble... y también la muerte de Stephen/L. Jackson también se merecía un duelo de diálogo y psicología mucho más elaborado, era una de las claves de dar fuerza al mensaje de Django Unchained.
Y es una lástima, porque estos personajes que mueren, hubieran sido mucho mejor desarrollados, hasta un final, más y mejor redondeando, y rematando gloriosamente la interesante Django Unchained, pero parece que a Tarantino le gusta más matar, antes que dejar hablar a sus criaturas, cerrarles la boca sin justificar nada.
El final de la explosión de la Hacienda, y la mujer de Django disfrutándolo, fue algo muy penoso de ver, no por el hecho en sí de la venganza, sino por lo cutre de su realización.
Ahí, el estilo se diluye en su propio veneno, y el realizador vuelve a ser “el más amado/odiado” que siempre ha sido, pese a su evidente maestría para hacer buen cine, cuando quiere, claro.
Tarantino crea un espejo entre sus 2 protagonistas, Schultz mentor y Django amo, con Calvin Candie y Stephen, en palabras del propio Samuel L. Jackson, el negro más hijo de puta de la historia del cine.
Existen ciertas diferencias entre ambos:
Calvin pese a su odio a la raza de color, procesa una gran admiración a Stephen, puesto que éste le cuido desde pequeño, mientras que Stephen, es un negro que se siente desempeñando el papel de un blanco, en realidad nunca deja de ser el amo de éste, pero su unión con él, le hace olvidar de su posición, claramente inferior, en la sociedad en la que vive.
De nuevo, Tarantino vuelve ser crítico con Norteamérica, como lo fue de manera evidentemente dónde los nazis, pese a todo, eran gente culta y mucho más civilizada, que su salvaje grupo de bastardos, cuya obra maestra era realizar una esvástica en la frente del enemigo.
El nivel intelectual de Schultz, choca directamente con la barbarie de los hermanos Brittle, la torpeza de Spencer “Big Daddy” Bennett (Don Johnson), e incluso contra la fachada intelectual de Candie, admirador de Dumas, llamando a su negro luchador “D'Artagnan”, pero que en su odio profesado hacia la raza negra, desconoce que el hombre al que admira también es negro.
Con Django Unchained estamos pues, ante otra gran película del director, que pese a su duración, casi tres horas, se pasa volando, y eso es porque el autor siempre sabe conjugar a la perfección, a los personajes con las enrevesadas escenas.
Y es que siempre que esperamos que ocurra alguna cosa, finalmente, Quentin sale por otra, lo cual es siempre muy atrayente, pero siempre guardando su fiel estilo.
Sí, hay sangre, a borbotones, algunas escenas de acción, pero sobre todo, hay diálogos, algunos muy buenos como la escena de los encapuchados a caballo, mientras hablan con el personaje de Don Johnson, sobre los agujeros de las capuchas.
Los personajes tienen características y manierismos obsesivos, con los cuales se identifican.
El pack incluye una buena interpretación de Jamie Foxx, como el gran “Siegfried” inflexible en la odisea de los nibelungos, que ha de recorrer para liberar a su amada “Brunhilde” en esta nada velada ópera, impulsada por un espectacular, locuaz, hasta lo auto paródico, e hilarante Christoph Waltz.
Jamie Foxx estuvo “ok” en su rol de Django.
Y lo digo porque no es el típico personaje hablador; es un hombre de-esclavo-a-libre tranquilo, frio, y se podría decir, que es un volcán a punto de hacer erupción.
Siendo el personaje principal, es el único que sí tiene trasfondo personal, mostrado a través de varios flashbacks.
Sabiendo eso, me di cuenta que por primera vez el “negro” termina matando muchos blancos en Django Unchained.
Por su parte, Christoph Waltz, que ya culminó un papel en la anterior de Tarantino como villano alemán, interpreta a otro alemán, en ésta ocasión, que actúa de cazar recompensas.
Es un papel diferente, ya que en ésta ocasión, recae en el lado bueno, y de nuevo, es su forma de actuar lo que hace que Django Unchained sea aun mejor.
Desde su primer momento en escena, Django Unchained cobra calidad.
El Dr. King Schultz, aun siendo caza recompensas, quizá no sea un defensor racial, pero su manera de actuar lo demuestra, aunque no quiera aparentarlo.
Es elocuente, elegante, y tiene temple para calcular las situaciones con mucha diplomacia, y si la diplomacia falla, un disparo inescrupuloso soluciona dicho fallo.
La calma que tiene es increíble.
Jamie Foxx es Django, pero el papel lo hizo antes Franco Nero, aunque con una historia más diferente, y aquí, el propio actor hace un cameo curioso.
Las conexiones con “Django” (1966) de Sergio Corbucci son varias:
En Django Unchained sale el protagonista, Francisco Nero, haciendo un cameo. Durante toda la parte inicial, canción incluida, y el estilo de las letras en los créditos, las capuchas, incluso en la intervención de Nero, habla en italiano, todo un detalle.
Él es el dueño de uno de los negros que combate, cuando aparece por primera vez el personaje de Leonardo DiCaprio, quien dicho sea de paso, me ha sorprendido gratamente sobre todo por su acento sureño.
Y aquí se hace obligatorio visionar Django Unchained en su idioma original, ya que ese detalle es parte del boleto de entrada.
Leonardo DiCaprio es Calvin Candie, quien domina los terrenos de Candyland y maneja las peleas mandingas.
Es la primera vez que vemos a un DiCaprio en un papel de “malo”, y me atrevería a decir, que con el permiso de Waltz, es lo mejor de Django Unchained.
Todo el mundo debería de hacer de malo alguna vez, y a DiCaprio le queda muy bien.
Y es que si hay un personaje del cual hablar, definitivamente es el despiadado, brutal y excéntrico, Calvin Candie, interpretado por Leonardo DiCaprio, es uno de ellos.
Es el antagonista de Django Unchained.
Es un hombre malvado que se muestra con doble cara hacia las personas de color; algunas veces las trata “bien” y otras, termina destruyendo negros con cualquiera que sea el método, mientras más macabro, mejor.
DiCaprio se excede con una interpretación enérgica digna de alabar.
Como dato curioso, en una escena, Leo DiCaprio golpea una mesa, y se corta la mano con una copa, cosa que no estaba prevista obviamente, en lugar de lloriquear y sucumbir, siguió actuando de una manera tan intensa, que a Tarantino le gusto tanto, que dejó la escena.
Por otro lado, Samuel L. Jackson tiene un papel fundamental como el criado principal de la mansión Candyland.
Ejerce de “loro” de Calvin y a su vez, muestra ser un auténtico peso fuerte, al mostrarse como un negro que parece ser blanco, y trata a los demás como esclavos.
Genial, debo reconocer que Samuel L. Jackson dispara también sus diálogos elocuentes con mucho entusiasmo, además de que su personaje, Stephen, es uno que resulta muy peculiar por su forma de actuar.
Caricaturizando a uno de esos negros más convencidos de su posición estamental, que los clasistas más recalcitrantes; vaya, un negro-racista.
Y encima histriónico y cojo.
Casi que tendría que haber protagonizado él Django Unchained.
Don Johnson tiene un corto papel, e incluso está irreconocible con semejante bigote y el sombrero, pero sus momentos son de auténtico lujo.
Y el propio Tarantino, hace un innecesario cameo; algo totalmente evitable, pero que al menos, lo finaliza con acierto.
DiCaprio como villano, impresionante.
Waltz como instructor, maravilloso; y Jackson con su personaje tan histriónico y su caracterización de anciano, perfecto.
Se nota que el director se ha volcado en trabajar bien cada papel, aunque haya dejado el de Django para lo más sencillo.
“Hey, little troublemaker”
Hablar de Quentin Tarantino se presta a debates de diversa índole, muchos de ellos estériles, anclados en el efecto placebo de un director que copia en nombre del homenaje.
Y, por supuesto, esta opinión puede resultar algo incómoda:
El de Knoxville, Tennessee, es una enciclopedia andante que guarda en latas, miles de bobinas, con miles de metros de celuloide.
No hay manera de identificar todos y cada uno de los “guiños” que se filtran, y casi escupen al espectador en sus filmes.
Pero:
¿Dónde empieza y acaba el homenaje?
¿Es respetable copiar planos, escenas y retórica de otros señores, cuya personalidad residía precisamente en esa disposición?
Una vez más, y me señalo, nos sumergimos en cuestiones pantanosas, las de la autoría y la originalidad, que se moldean a gusto del interlocutor.
Todas sus películas, tienen una escena en donde varios personajes se apuntan con armas simultáneamente.
Su marca de casa, son ya esas escenas en las que, con un diálogo chispeante, mientras hablan de temas aparentemente triviales, o cenan, o desayunan con elegancia cortesana, la sospecha, y el temor van creando una situación de tensión creciente, que tiende a acabar con un espasmo de sangre, con un “Django desencadenado” en este caso.
Aunque en otras ocasiones, la tensión acaba en nada, se auto combustiona dejando la sensación de que los personajes se han librado, por muy poco, de un baño de sangre.
Ahí es donde Tarantino se hace fuerte, y genera escenas que se alargan con una duración inverosímil en otros directores.
Escenas como la protagonizada por DiCaprio, el aristócrata sureño inclemente, Samuel L. Jackson, el esclavo orgulloso de su esclavitud, y Christoph Waltz, el cazador de recompensas anacrónico, en el tramo final de Django Unchained, se alargan hasta la extenuación, y se convierten en la columna vertebral.
En la parte negativa de Django Unchained, se podría destacar la falta de emoción con respecto a la resolución de algunas escenas.
E igualmente, hay algunas escenas “bestias” que chocan bastante.
Ya sabemos que en un film de Tarantino, la sangre y su cantidad, es algo que van unidas y se multiplican por dos.
Pero momentos como, cuando los esclavos van a matar a su opresor al principio, donde disparan al suelo, y se nota que realmente explota, artificialmente, un artefacto del suelo, o la escena cuando Django está en las escaleras de la mansión, y dispara a la hermana de Candie, y ésta sale prácticamente volando, hacia un lado que no es el del disparo...
Esos fallos le quitan fuerza al exceso utilizado en Django Unchained con respecto a la violencia y la sangre.
Lo negativo podría ser la falta de personalidad de los otros afroamericanos, ninguno se revela a nada, casi ni hablan, supongo el director los ha puesto así, para enaltecer la superioridad, y el valor de Django ante los otros, sumado al poco carisma de los personajes femeninos, en especial la mujer de Django, al que le han dado un papel un poco grande... claro está al final, cuando se alegra tontamente como adolescente, porque su enamorado vuela una casa con gente, y todo.
Vamos, alguna buena línea podría haber dicho; como por ejemplo:
“Me alegro de saber que la “D” de Django es por “DICK”
Pero en realidad, Django Unchained no muestra nada nuevo, de hecho para mí, la película que sentó los precedentes del tópico “negro libre en el oeste” fue “Blazing Saddles” (1974), que aunque en clave de comedia, ya introdujo algunas escenas como la del negro a caballo, al que todo un pueblo se queda mirándolo fijamente y posteriormente, le apuntan todos a la vez.
El otro problema de Django Unchained es que ya existía “Inglourious Basterds” (2009)
Hay demasiados puntos en común entre ambas; el infiltrarse en “territorio enemigo”, el juego de “mentir sin que nos pillen”, que se desmonte la farsa y acabe todo en una escabechina multitudinaria...
“Django” parece una “puesta al día” de “Inglourious Basterds” (2009), sólo que con mucha más violencia, con la pila del ingenio más agotada, y con el cambio de contexto, al del viejo Oeste.
El gran problema de Django Unchained está en su ritmo irregular, y el exceso de metraje.
Django Unchained, a ratos, se vuelve somnífera, y los problemas de ritmo son bastante evidentes.
Básicamente son chistes que estarían bien para una película de Adam Sandler, pero en una de Quentin Tarantino se ven mal, a modo de ejemplo, la escena en la que un grupo de hombres a caballo, discuten por las capuchas que llevan encima, no tiene la genialidad de la discusión que sostienen los criminales de “Reservoir Dogs” (1992), respecto al color de sus nombres claves.
Además de parecer una escena forzada, genera una irremediable sensación de “déjà-vu”
A los amantes del gore, las escenas de sangre los sacudirán del tedio cada cierto rato, sin embargo, los litros de hemoglobina no serán suficientes para impedirles cabecear de vez en cuando.
Django Unchained cojea, y se pierde en los laberintos de un guión, que no logra sostenerse con solidez, pese a las muy buenas actuaciones de Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio y Samuel L. Jackson, este último, en el papel del afroamericano más racista y detestable del que tengamos memoria.
Una pena que no haya nominación para estos 2 últimos en los Oscar.
Sigo:
En Django Unchained hay secuencias que sobran, y nada aportan a la historia, contraponiéndose con algunos momentos brillantes, como la escena en la que Calvin Candie manipula un cráneo, explicando las diferencias del cerebro de un esclavo negro, respecto al de un hombre blanco, que junto con la escena inicial en la que Schultz libera a Django, deben ser de las más memorables que tiene para ofrecer Django Unchained.
Por otra parte, tenemos el tema musical, que como siempre es una selección escogida por el director.
En éste caso tenemos a Morricone nuevamente, y no solo con otras composiciones suyas de otras películas, sino que compone un tema para Django Unchained.
Y ya sabemos que el director es muy dado a unir música de otro tiempo y estilo, pero a mí me chirría mucho escuchar rap en un western, rompe totalmente la estética que se había creado hasta ese momento, algo que me parece sacrílego.
Pero que a otros les parecerá fenomenal, estoy seguro.
En Django Unchained se utiliza música de cantantes como:
John Legend, Johnny Cash, James Brown & 2Pac, Frank Ocean, Jerry Goldsmith, y por supuesto aportaciones de Ennio Morricone.
Personalmente, me quedo con el tema principal, “Django” de Luis Bacalov, utilizada en el western de mismo título.
Django Unchained es un film solo para mal llamados “fans” cegados que nunca admitirán los errores de Tarantino.
Creo que este director, ha estado a punto de hacer una obra maestra, pero su propia genialidad, cuando se descontrola, es su peor enemigo.
Claro que sus fans más acérrimos estarán encantados, yo soy uno, pero no acérrimo, sólo admirador cuando las cosas se hacen bien, del principio, hasta el final, sin perder el estilo, pero tampoco el buen juicio, y una buena trama capaz de convencer, lo que no existe en la media hora final.
What a pitty...!
No sé si a los negros, de al menos EEUU, Django Unchained les hará gracia, pero a mí este “héroe” negro me parece casi una parodia.
Y tampoco voy a entrar en polémicas absurdas, sobre si con tanto uso del “nigger” Tarantino es o no racista:
No lo es.
Simplemente oírlo 50.000 veces me es, como todo el resto de Django Unchained y de Tarantino en general, cansino.
“Auf wiedersehen.
Bullseye”
¿Presenta Django Unchained acertadamente, cómo era la esclavización de los negros en Estados Unidos?
¿Puso al desnudo la realidad de la esclavitud en Estados Unidos, tanto las humillaciones y brutalidad cotidianas, sobre los africanos esclavizados, como los extremos del salvajismo infligidos con frecuencia, como parte de mantener este sistema en pie?
La trama central de Django Unchained, en que Django anda en busca de su esposa, Broomhilda, para liberarla de la esclavitud, arroja luz sobre la realidad de la vida de los esclavos:
Las familias destrozadas, los niños vendidos y separados de los padres, y las esposas y los esposos separados, en beneficio de las ganancias del amo, y para castigar a los esclavos, por no someterse dócilmente, a los horrores de la esclavitud.
Está el esclavo que el amo decide que ya no tiene utilidad, el que resulta despedazado por unos perros.
Unos amos, por entretenimiento, obligan a 2 esclavos a pelear, y le dan al ganador un martillo para darle golpetazos sobre el cráneo del perdedor.
Meten a Broomhilda, desnuda, en una “caja caliente” por tratar de huir de la plantación.
Cuelga a Django por los pies, y amenazan con cortarle los testículos.
Django expresa su temor, de que vayan a hacer de Broomhilda una “mujer de confort”, sometida a violaciones de cualquier hombre blanco, relacionado con la plantación.
Parece que Broomhilda es una mujer fuerte, que ha soportado mucho, y que cuando Django llega a la plantación, no es la primera vez que ella ha tratado de escapar.
Pero aquí sí tengo que criticar a Tarantino, por no desarrollar el personaje de ella, ni de los otros personajes femeninos de Django Unchained o de otros “niggers” buenos hartos de la esclavitud.
Broomhilda, representada por Kerry Washington, es una figura importante en Django Unchained, pero nosotros no llegamos a conocerla mucho, ni ella interpreta un papel central en la trama.
Otras reseñas virulentas, denuncian a Tarantino por presentar al esclavo de la casa de la plantación, interpretado por Samuel Jackson, como un estereotipo bufonesco tipo “Tío Tom” un tipo sumiso y servil, que repite como loro:
“Sí, señor, Sí señor”
El papel de Leonard DiCaprio como un amo que supuestamente “entendía” el sistema de la que era parte, expuso cosas importantes, acerca de la base ideológica y supremacista blanca de la esclavitud.
En una escena, diseca el cráneo de un hombre negro, que le había dado buenos servicios a la familia del amo durante toda su vida, a fin de revelar, que considera que los negros tenían una propensión genética a ser sirvientes.
Una escena escalofriante expresa gráficamente la seudo-ciencia utilizada para justificar y mantener la supremacía blanca y la esclavitud:
Él plantea la pregunta:
“¿Por qué no nos matan?”
Dado que Django Unchained ya ha presentado la violencia utilizada para mantener el sistema de la esclavitud en pie, el público ya ha conocido una respuesta práctica.
Pero en un sentido, se plantea la cuestión de la ilegitimidad de la violencia del amo, y la legitimidad de la violencia de los esclavos.
Spike Lee, el defensor del pueblo afroamericano, el que decide quién puede y quién no puede hacer películas sobre negros, el que ve racismo en un código de barras, y el ocasionalmente director de buenas películas, Django Unchained lo ha puesto a parir.
¿Qué quiere decir esto?
Que es excesiva, visceral, y que tanto blancos como negros intercambian balazos.
Como fuera el caso, Django Unchained es uno de los western más originales que jamás haya visto, y no porque tenga un vaquero negro caza recompensas, sino por una temática interracial, donde Tarantino se encarga de alabar las personas de color, en una era donde la esclavitud y la segregación racial eran enemigos, en gran parte de su historia, de las personas blancas.
Es decir, Django Unchained juega y se hunde en la infamia, mostrando un lado de la historia Norteamericana, para parecer más bien, una sátira hacia el hombre blanco, y su manera horrenda de tratar a los esclavos.
Personalmente, no creo en los temas tabúes y menos dentro del cine, que debe ser no solo el reflejo de la sociedad, sino la manifestación de un individuo, o varios como entes capaces de crear y enseñar lo que hay en el interior…
Vamos, como cualquier forma de arte.
Ahora bien, entiendo, y esto siempre será así, que no todo el mundo tenga la misma opinión, o la misma sensibilidad.
Habrá a quienes les parezca atroz, que se use un tema como la esclavitud para hacer una película que no muestre lo horrible que fue, sino como excusa para el desarrollo de la trama, y habrá a quienes Django Unchained les deje dormir y la disfrutarán como una pieza más de Tarantino.
Considero que ambas cosas estén bien, mientras la polémica no se extienda más allá de un intercambio de ideas.
Django Unchained ha presentado a millones de personas, la vil realidad de la ilegitimidad de la violencia utilizada para reforzar la esclavitud.
La controversia sobre Django Unchained ha ocasionado muchísimas discusiones acerca de esta realidad, y sus consecuencias actuales en la sociedad estadounidense, que recientemente ha sido abatido con extrema violencia, 100% nacional, y bajo el “Imperio de sus mismas leyes”
Por eso, Django Unchained es un acontecimiento cultural importante y positivo.
“So you're really free?”
Muy muy buena critica.
ResponderBorrarGracias por dejar su nota, saludos !!!
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