Gone Baby Gone
“I always believed it was the things you don't choose that makes you who you are”
En medio de la cargada de noticias sobre bandas que trafican con niños, madres que venden, o regalan a sus hijos por no tener cómo mantenerlos, y albergues tan saturados, que se ven obligados a devolver a los niños con los padres que han abusado repetidamente de ellos, tenemos el caso de Madeleine Beth McCann.
Esta niña, nacida el 12 de mayo de 2003 en Leicester, Inglaterra, es una niña británica, hija mayor de Kate McCann, médico familiar en Melton Mowbray, y Gerry McCann, un cardiólogo del Hospital Glenfield de Leicester.
Madeleine, que tiene 2 hermanos gemelos, Sean y Amelie, de 2 años, vivían con su familia en Rothley, Inglaterra.
Ella estaba de vacaciones con sus padres y hermanos, en un hotel de Praia da Luz, en el Algarve, Portugal.
El jueves 3 de mayo de 2007, sus padres pusieron a Madeleine y a sus hermanos gemelos en la cama y, dejando el apartamento sin cerrar, se fueron a cenar y a tomar unas copas con amigos, aproximadamente a 100 yardas, unos 70 metros de distancia en un bar de Tapas, dentro del resort Ocean Blue de Mark Warner.
Cuando regresaron los padres notaron algo extraño y llamaron a la policía.
Kate y Gerry McCann confesaron a la policía, que comprobaron que sus hijos estaban bien.
Esto ocurrió aproximadamente a las 21:00, cuando se comprobó que todo seguía normal.
Aproximadamente a las 21:30, Kate McCann volvió para ver a los niños, y según su versión, encontró la cama de Madeleine vacía, y fue reportada como secuestrada de un apartamento ubicado en la zona central del lugar protegido, donde estaba alojada su familia.
Según investigación de la policía portuguesa, ésta concluyó en que Madeleine había sido dejada, sin supervisión de un adulto, durante la noche, mientras dormía junto a sus hermanos mellizos menores.
La investigación implicó la cooperación de la policía británica y portuguesa, y demostró las diferencias entre las metodologías empleadas por cada una de ellas, con respecto a los aspectos tales como:
La cantidad de información dada al público, y la personalidad jurídica de esas informaciones implicadas en el caso.
Fue la policía británica quien halló sangre y fluidos en el apartamento, mientras la policía portuguesa seguía la información sobre posibles avistamientos.
Sin embargo, a pesar de la cantidad de supuestos avistamientos de Madeleine en Portugal, y en distintos lugares del mundo, la investigación al respecto, no parecía tener un contexto claro.
Como curiosidad, la familia McCann, tiene gran peso en la sociedad británica, dado que Gerry McCann es hijo de un influyente miembro del parlamento británico, y logró movilizar una campaña internacional de búsqueda, que todavía continúa.
Los McCann abandonaron Portugal, y finalmente, la policía abandonó los cargos tras numerosas presiones diplomáticas.
La familia abrió un fondo para ayudar a encontrar a Madeleine, que recaudó más de un millón de euros.
El dinero se utilizó posteriormente, para pagar la hipoteca de su mansión en Inglaterra, donde actualmente residen con sus hijos mellizos.
Inclusive, los padres tenían una audiencia con el Papa, y emprendieron un viaje a varios países europeos y norteafricanos, junto con una visita a los Estados Unidos, para hablar en la televisión previo pago.
Hubo súplicas de muchos líderes políticos y personalidades de todo tipo, hasta se ofreció una recompensa de casi £1 millón.
La publicidad invadió la red informática, con sitios de internet falsos, que pedían colectas, y personas que ofrecían datos falsos por una cantidad de dinero.
Se convirtió en una campaña muy beneficiosa y rentable económicamente, aunque los padres fueron finalmente declarados sospechosos.
Los medios portugueses, divulgaron que la Policía Judiciaria perseguía 2 líneas de investigación:
Un secuestro por una red internacional de pedofilia, o un secuestro por una red ilegal de adopción.
Casi 6 años después de su desaparición, se afirmó que los McCann sobrellevan la situación “lo mejor que pueden”
“Están muy animados por lo que la Policía ha hecho en el último año, desde la reapertura de la investigación.
Scotland Yard cree que es bastante posible, que Madeleine pueda seguir con vida, y eso es algo que Kate y Gerry han defendido a lo largo de estos 5 años”, aseguró un portavoz.
La prensa, por su parte, ha criticado a los padres, por dejar a sus niños solos durante varias horas, mientras cenaban en un restaurante próximo, a pesar de la disponibilidad de un servicio de niñeras.
La pareja fue interrogada por la policía, el 10 de mayo de 2007, sobre por qué dejaron a los 3 niños solos en un apartamento, con las puertas del patio abiertas, mientras cenaban en el restaurante.
En una entrevista con la BBC, el 25 de mayo, Gerry y Kate reconocieron la crítica, y hablaron de la culpabilidad que a veces sentían.
Agregaron que estaban seguros de que Madeleine todavía estaba viva, con Gerry diciendo que él creyó que “si cualquier cosa realmente mala hubiera sucedido, la habrían encontrado ya”
En contestación a las preguntas que les fueron planteadas, el 6 de junio, en una rueda de prensa en Alemania, cuando la reportera de radio Sabina Müller, sugirió que el comportamiento de la familia no era normal, para gente a la que habían secuestrado a un hijo; y ellos negaron cualquier implicación en la posible muerte de su hija.
Se criticó al Jefe de Investigación, Guilhermino da Encarnação, por haberse centrado demasiado en la investigación de un sólo hombre, Roberto Murat, aunque la policía admite que no se ha encontrado ninguna evidencia creíble contra él.
Curiosamente, hubo similitudes con el caso de la desaparición de otra niña, Joana Cipriano que desapareció el 12 de septiembre de2004, de su hogar en el pueblo de Figueira, 7 millas de donde Madeleine desapareció.
Encarnação también estuvo implicado en esa investigación, que terminó con la convicción de la madre y del tío de Joana en su asesinato, aunque no se encontró ningún cuerpo, y él nunca confesó.
El 6 de junio, 2 de los principales oficiales de la policía implicados en el caso, Olegário Sousa y Gonçalo Amaral, el jefe de la Polícia regional Judiciária, tomaron un almuerzo pausado, y un observador comentó, que se rieron de lo que parecía ser una broma, mientras los McCann aparecían en un noticiero de televisión.
El 9 de junio, los miembros de la familia, se quejaron del hostigamiento de la policía, cuando intentaron poner los carteles de Madeleine en el aeropuerto de Lisboa, y había comentarios que las autoridades portuguesas deseaban prevenir esos carteles, porque podrían provocar daño a su industria turística.
Mark Williams-Thomas, un antiguo detective de Surrey, y ahora experto en protección de menores, describió el 6 de agosto las pruebas forenses iniciales como “ineptas”, y criticó el retraso de 3 meses de la aceptación a la oferta británica de ayuda a la policía portuguesa.
Dijo que la policía debió haber cerrado el apartamento inmediatamente, el primer día, y después haber conducido una exanimación forense cuidadosa.
¿Es válido separar a un niño de sus padres, con la excusa de que así tendrán un mejor futuro?
¿Es mejor dejarlos siempre junto a sus padres, solo porque son sus padres, y estos son incapaces para hacerlo?
Se trata de una reflexión muy interesante, importante y compleja, pero que creo que no debemos dejar de hacernos.
“When your job is to find people who are missing, it helps to know where they started.
I find the people who started in the cracks and then fell through.
This city can be hard.
When I was young, I asked my priest how you could get to heaven and still protect yourself from all the evil in the world.
He told me what God said to His children:
You are sheep among wolves.
Be wise as serpents, yet innocent as doves”
Gone Baby Gone es la primera película dirigida por Ben Affleck, del año 2007.
Protagonizada por Casey Affleck, Michelle Monaghan, Morgan Freeman, Ed Harris, Amy Ryan, Karen Ahern, Carla Antonino, John Ashton, Amy Madigan, Edi Gathegi, Titus Welliver, entre otros.
Gone Baby Gone estuvo nominada al Oscar como mejor actriz de reparto para Amy Ryan.
Cabe destacar, que además de ser Gone Baby Gone, críticamente aclamada, también marco el debut como director de Ben Affleck, reforzando sus dotes artísticas dentro de la industria cinematográfica.
El guión está firmado por Ben Affleck y Aaron Stockard; y está basado en la novela del mismo nombre de Dennis Lehane, autor también de “Mystic River”, en la que se basó la película homónima.
La novela es la 4ª de una saga protagonizada por los detectives privados Kenzie y Gennaro.
En el año 2010, Dennis Lehane ha publicado la 6ª novela de la serie, titulada “Moonlight Mile”, en la que los detectives protagonistas retoman el caso de Amanda McCready, 12 años después.
Las coincidencias con el caso de Madeleine Beth McCann, van desde el nombre de la pequeña actriz, hasta la aparente frialdad de la madre, sin demasiados llantos ni desesperaciones, pasando por la gran similitud en los apellidos.
Las durísimas novelas de detectives de Dennis Lehane, que mezclan un intenso suspense con magníficos personajes, y temas escandalosos, extraídos de los barrios bajos en los que impera el crimen, se han convertido en los últimos años, en unas de las novelas de ficción contemporánea, más electrizantes de los Estados Unidos.
El territorio Lehane, no sólo ahonda en el oscuro mundo del crimen y de las persecuciones policiales cargadas de suspense, sino que también, se sumerge en los recovecos del corazón humano.
Esta explosiva combinación, ha arrastrado a sus innumerables seguidores a rebasar los límites del género del crimen.
Durante un par de años, Affleck y Stockard, empezaron a reunirse cada vez que podían, unas 3 o 4 veces al año.
Y de esa forma, los cientos de páginas de la historia de Lehane, se convirtieron en un viaje de 2 horas que te tiene pegado a la pantalla.
A medida que escribían, el material fue adquiriendo más profundidad para Affleck, que durante ese periodo fue padre, algo que cambió su para siempre su visión del mundo.
A partir de ese momento, la historia que contrapone la inocencia infantil a las amenazas de todo tipo, desde los peores instintos criminales, hasta la simple negligencia, tomó un cariz aún mayor.
“Ser padre, y asumir que en el mundo hay una persona por la que darías la vida, cambió mi perspectiva sobre Gone Baby Gone”, confiesa Affleck.
“Adquirió una profundidad aún mayor, y creo que ha influenciado en gran manera, el punto de vista del guión”
Affleck y Stockard, sabían que era imprescindible conservar intacta la turbia complejidad moral del mundo de Lehane, en vez de dar rienda suelta al protagonismo de algunos de los personajes más contradictorios, como suele ocurrir en las adaptaciones que se hacen para el cine.
“Queríamos concentrarnos en la totalidad de la historia, que pone en cuestión tus propias ideas sobre lo que está bien, y lo que está mal”, afirma Affleck.
“También trata de las desagradables consecuencias, que puede conllevar, elegir lo correcto, y cómo gente inteligente, puede sacar conclusiones muy diferentes de un dilema moral, que puede llegar a dividir incluso, a la gente que se quiere”
Stockard añade:
“Ambos queríamos que, al salir del cine, la gente siguiese hablando sobre el final.
Que 2 personas difirieran sobre las decisiones que habían tomado los personajes”
Al parecer, Ben Affleck y Aaron Stockard, escogieron bien los elementos que llevaron al libreto de Gone Baby Gone, ya que funciona muy bien, no se siente apresurada, y la historia da varios giros, y toca varias bases, antes de que llegue a su emotivo desenlace, que trastoca muchos elementos dramáticos, más allá de lo que nosotros podemos ver en un principio.
Gone Baby Gone se desarrolla en lugares bastante indeseables, de la ciudad de Boston, así que estas escenas, le dan unos toques de realismo bastante intensos, como cuando vemos a las personas que habitan estos tipos de barrios, sus actividades, su manera de hablar, y claro, su aspecto.
Definitivamente, el encargado del casting, tuvo una excelente visión en escoger a los “extras” o personajes de relleno, que le dan vida y colorido, a los deprimentes paisajes de los barrios bajos de una ciudad importante como Boston.
Y ese afán de precisión, empezó con la elección del reparto.
Los realizadores querían mezclar vecinos de la ciudad, que no fueran actores, con algunas de las estrellas más aclamadas del cine, para conseguir esa película cruda y veraz que Affleck quería hacer.
La dirección de Affleck es muy sorprendente, siendo muy hábil con la cámara a nivel de planos, realización más que notable, y una excelente labor con las elipsis y transiciones, que sirven exactamente, para que no pierdas ni un segundo de atención en los acontecimientos.
Al comienzo Gone Baby Gone es algo confuso, en su inicio, parece que nos va a contar una clase de historia triste, pero simple y básica:
Una niña perdida y su búsqueda.
El mérito del director es engañarnos, para finalmente, mostrarnos una historia que posee un guión perfecto, que te muestra lo peligroso que es ir por la vida, creyendo tener la razón, porque esta última, nunca se sabe de qué lado está, si es que existe un lado, y no fluctúa dependiendo de quien la mire.
Gone Baby Gone tiene un ritmo lento, pausado, especialmente en la primera hora, donde Affleck nos muestra con pasmosa naturalidad a los personajes y la trama, y lo hace con planos directos, y de forma asombrosamente seca y brusca.
Parece que no esté ocurriendo nada, pero no puedes desviar tus ojos de la pantalla, ni despegarte del asiento, porqué te atrapa, y sólo quieres que avance el metraje para saber más y más.
En la segunda hora, Gone Baby Gone toma un giro radical, convirtiéndose en un thriller donde hay demasiados secretos ocultos, que nadie quiere que salgan a la luz.
Es entonces, cuando comprendemos el porqué de ese ritmo tan pausado en la primera parte, y que era necesario para el desarrollo de la trama.
Affleck nos muestra, que cada giro en la historia avanza algo, construye más a un personaje, y nos lleva más adelante en la historia.
Una historia de grandes proporciones, un misterio que se estrecha más allá del mismo misterio, que nos es contado.
“I couldn't stop running it over and over and over in my mind.
The vague and distant suspicion that we never understood what happened that night; what our role was.
Or maybe it was just like the hundreds of other children who disappear each year and never return.
Amanda was even more haunting for never being found”
Gone Baby Gone trata de la protección de los menores, y de cuánto estamos obligados a hacer, por salvaguardar su seguridad.
Creo que todos hemos visto, al menos, una película que trata sobre una persona perdida, o un secuestro, que nos cuenta la lucha por recuperar a esa persona perdida.
El argumento de Gone Baby Gone, se centra en la desaparición de una niña, cuya madre es drogadicta, y tiene problemas allá por donde va…
La pareja de detectives privados Patrick Kenzie (Casey Affleck) y Angela "Angie" Gennaro (Michelle Monaghan) son contratados por los tíos de la pequeña Amanda McCready (Madeline O'Brien), de 4 años de edad, para encontrar a su sobrina desaparecida de su casa, en el barrio de Dorchester, en la ciudad estadounidense de Boston, mientras su madre drogadicta, Helen (Amy Ryan), estaba en casa de una vecina, viendo la televisión.
La policía no ha conseguido ni una sola pista, así que los desesperados tíos de Amanda, suplican a los investigadores privados, que acepten el caso.
Kenzie y Gennaro deberán colaborar con 2 policías de Boston, los detectives Remy Bressant (Ed Harris) y Nick Poole (John Ashton), bajo el mando del capitán Jack Doyle (Morgan Freeman), e indagar, en los bajos fondos de la ciudad, tras la pista de la niña, en una investigación en la que todo apunta hacia un ajuste de cuentas por drogas, contra la madre de la pequeña.
Pero, justo cuando parece que este terrible caso está a punto de resolverse, el triste destino de Amanda se desvela en un segundo, las cosas se complican, y la niña es dada por muerta.
Todo el mundo intenta pasar página y seguir adelante, pero un atormentado Patrick, es incapaz de olvidar lo que ha ocurrido, hasta que otro niño desaparece unos meses más tarde, poniendo a Kenzie, tras la pista de un grupo de pederastas residentes en la zona.
Cuando intenta dar marcha atrás siguiendo las pistas, se ve inmerso en una intensa telaraña de mentiras, y violencia inexplicable, en el asombroso secreto que esconde la verdad, y tendrá que enfrentarse a un dilema moral, que hará que tanto él, como el público, se pregunten:
¿Qué es lo correcto?
La investigación esconde oscuros secretos, y un laberinto de desigualdades sociales, y corrupción, maldad e inocencia... que apuntan a un solo hombre, en un mundo donde los límites entre el bien y el mal, son cada vez más borrosos.
Así, Gone Baby Gone se revela como un valiente y anti comercial relato negro, negrísimo; en el que la calidad no se sacrifica a cambio de finales complacientes, y espectadores aborregados, sino que se nos ofrece realismo crudo, de difícil ingestión, para que digiramos lentamente, este portentoso relato sin concesiones, que nos recuerda que a veces, hacer lo correcto, no es siempre lo mejor.
La decisión muy moral, y poco ética de devolver la niña a la irresponsable madre, con ese plano final del investigador, haciéndole el canguro mientras se va de fiesta, nos deja con esa sensación de desazón por la vida que pudo tener…
“Kids forgive, they don't judge, they turn the other cheek, and what do they get for it?”
La historia que se cuenta en Gone Baby Gone es algo convencional y, a pesar de ello, Affleck sabe dotarla de puntos de originalidad.
Consigue sus mejores momentos, cuando se acerca al final.
Hacia la parte media, hay tramos en los que se hace un tanto larga, y en los que se podría llegar a pensar, que hay varias secuencias que sobran, sin embargo, en el desenlace, se comprueba que todo era necesario.
La estructura resulta, ligeramente extraña, con varios falsos finales, y con instantes algo muertos y, sin embargo, es esta sensación, de que el autor va divagando, perdido en la historia que quiere contar, y sin saber avanzar, la que hace que las sorpresas le funcionen y nos las traguemos.
Si todo hubiese estado construido, más correctamente, enseguida habríamos sospechado de la verdadera solución del misterio.
¿Le ha sonado la flauta, o lo tenía todo pensado?
No lo sé, el caso es que le ha salido bien; y en mi opinión, el desenlace de Gone Baby Gone es genial.
Hay que destacar a Casey Affleck, quien una vez más, nos deja como conclusión, que es mucho mejor actor que su hermano, y a Ben, quien demuestra también, que tiene mucho más que ofrecer como escritor y director, que como actor.
Casey Affleck es el personaje del detective privado de 31 años, Patrick Kenzie.
Affleck lo hace muy bien, sin entregarse a clichés de heroísmos hollywoodense, y manejando muy bien la carta del “héroe torturado” o el “héroe por default” pero va más allá que eso, debido a algunas preguntas que su personaje se hace durante Gone Baby Gone.
El personaje no es ningún héroe, es un hombre que reacciona a situaciones de la manera en que se dan.
El personaje interpretado por Casey, actúa guiado por un convencimiento absoluto de lo que él considera, ética y moralmente, correcto.
Sin embargo, en el camino, se encuentra con situaciones y personajes que ponen en duda tal certeza, y, según mi parecer, estos argumentos opuestos, son más fuertes o, no estaban totalmente agotados.
Son buenos argumentos, pero este personaje, no parece dudar nunca, por lo que se le ve convencido de principio a fin.
Casey Affleck esta soberbio, su personaje no es histriónico, ni tiene brutales arrebatos de ira, su interpretación no está cargada de fuerza, sino de verdad:
Patrick Kenzie vive, siente, y respira, es una persona completamente tridimensional, del que entendemos sus motivaciones, sus decisiones, su forma de ver la vida... algo muy, muy difícil en el cine moderno, en el antiguo, y en el futuro... cargar a un personaje de veracidad, es a veces, una tarea imposible para guionistas y directores, que no consiguen dar profundidad a un conjunto de atributos y manías, como si, por sí solo, un montón de clichés, pudieran conformar una persona...
Morgan Freeman le da un giro, a su usual personaje bonachón y cálido, interpretando a un torturado, y determinado capitán de la policía, con un carácter fuerte, al igual que Ed Harris, destroza las escenas en la piel del detective Remy Bressant, uno de esos duros hijoputa que quisieras, fuera oficial de policía en la comandancia de tu área, uno de esos personajes memorables.
Harris puede ser intenso, y devorador de escenas, aquí lo es.
Amy Ryan también devora escenas, como la irritante y sucia madre de la niña perdida, una drogadicta, alcohólica, desconectada del mundo por completo.
Uno de esos personajes que quisieras golpear, aunque estén dentro de la pantalla.
El resto del elenco funciona también muy bien, hasta los personajes que tienen una sola línea, se sienten auténticos.
Como comentario sin importancia, diría que el tema de la pederastia, ya está muy visto en el cine reciente, y en Gone Baby Gone (novela y película), está introducido para despistar, como muchos otros de sus elementos.
Ya que al final, no va a tener nada que ver, se podría haber prescindido de ello, pues está claro, que sólo se ha incluido con el afán de elevar el sensacionalismo, o porque a Lehane le obsesiona tanto, que lo ha convertido en una constante en sus obras.
“You gotta take a side.
You hurt a child, You molest a child, You're not on My side.
If you see me coming, you better run, because I am gonna lay you the fuck down!
Easy”
Gone Baby Gone, de fondo, quiere proponer un dilema moral, sobre la tenencia y la tutoría de una menor, y quizás ello sea lo más efectivo de la trama.
Gone Baby Gone nos plantea una cuestión ética debatible:
¿Hasta qué punto, es lo mejor para un niño, permanecer junto a sus padres?
Hay muchas preguntas que se vinculan, y se derivan de esta última.
¿Quién sabe qué es lo mejor para un niño?
¿Quién tiene el poder, y el derecho de decidirlo?
Y, especialmente:
¿Qué actos comúnmente repudiables, podrían considerarse aceptables, cuando se realizan buscando el bien de un menor?
Se trata en última instancia, de la pregunta ética por excelencia:
¿Qué tan malo es un acto ilegal, si lo que se busca con él, es el bienestar, la felicidad, o la salvación de alguien más?
Me da risa la gente moralista, que se refugian en un dogma que les dice que es lo correcto, y que lo incorrecto, su pensamiento es como una caja de hierro, rígida, y cuadrada, difícil de penetrar, o romper.
Lo que me da risa, es que todo es tan subjetivo, que lo correcto o incorrecto es variable.
Al final, ha resultado que la vida no es como me contaron, la vida es compleja, y decidir es difícil.
Así que lo haga cada quien, cada uno que elija que es lo correcto, o lo incorrecto para sí mismos, mientras no dañen al prójimo.
Porque decidir que es correcto, para otros es jodido, puedes hacer un gran daño, puedes perjudicar incluso, o sobre todo, cuando tienes “buenas” intenciones.
¿Qué es lo correcto?
¿Alguien puede saberlo?
Es probable que, Gone Baby Gone, haya querido lograr es precisamente, dejarnos con la duda, con esa sensación de no saber qué hacer, porque lo que quiere expresar es precisamente eso, que no hay una respuesta correcta, solo una amplia posibilidad de errores, que, lamentablemente, no los sufren, solamente, quienes toman las decisiones, sino los niños en cuestión.
“You know what?
Maybe that'll happen.
And if it does, I'll tell them I'm sorry and I'll live with it.
But what's never gonna happen and what I'm not gonna do is have to apologize to a grown woman who comes to me and says:
I was kidnapped when I was a little girl, and my aunt hired you to find me.
And you did, you found me with some strange family.
But you broke your promise and you left me there.
Why?
Why didn't you bring me home?
Because all the snacks and the outfits and the family trips don't matter.
They stole me.
It wasn't my family and you knew about it and you knew better and you did nothing.
And maybe that grown woman will forgive me, but I'll never forgive myself”
En medio de la cargada de noticias sobre bandas que trafican con niños, madres que venden, o regalan a sus hijos por no tener cómo mantenerlos, y albergues tan saturados, que se ven obligados a devolver a los niños con los padres que han abusado repetidamente de ellos, tenemos el caso de Madeleine Beth McCann.
Esta niña, nacida el 12 de mayo de 2003 en Leicester, Inglaterra, es una niña británica, hija mayor de Kate McCann, médico familiar en Melton Mowbray, y Gerry McCann, un cardiólogo del Hospital Glenfield de Leicester.
Madeleine, que tiene 2 hermanos gemelos, Sean y Amelie, de 2 años, vivían con su familia en Rothley, Inglaterra.
Ella estaba de vacaciones con sus padres y hermanos, en un hotel de Praia da Luz, en el Algarve, Portugal.
El jueves 3 de mayo de 2007, sus padres pusieron a Madeleine y a sus hermanos gemelos en la cama y, dejando el apartamento sin cerrar, se fueron a cenar y a tomar unas copas con amigos, aproximadamente a 100 yardas, unos 70 metros de distancia en un bar de Tapas, dentro del resort Ocean Blue de Mark Warner.
Cuando regresaron los padres notaron algo extraño y llamaron a la policía.
Kate y Gerry McCann confesaron a la policía, que comprobaron que sus hijos estaban bien.
Esto ocurrió aproximadamente a las 21:00, cuando se comprobó que todo seguía normal.
Aproximadamente a las 21:30, Kate McCann volvió para ver a los niños, y según su versión, encontró la cama de Madeleine vacía, y fue reportada como secuestrada de un apartamento ubicado en la zona central del lugar protegido, donde estaba alojada su familia.
Según investigación de la policía portuguesa, ésta concluyó en que Madeleine había sido dejada, sin supervisión de un adulto, durante la noche, mientras dormía junto a sus hermanos mellizos menores.
La investigación implicó la cooperación de la policía británica y portuguesa, y demostró las diferencias entre las metodologías empleadas por cada una de ellas, con respecto a los aspectos tales como:
La cantidad de información dada al público, y la personalidad jurídica de esas informaciones implicadas en el caso.
Fue la policía británica quien halló sangre y fluidos en el apartamento, mientras la policía portuguesa seguía la información sobre posibles avistamientos.
Sin embargo, a pesar de la cantidad de supuestos avistamientos de Madeleine en Portugal, y en distintos lugares del mundo, la investigación al respecto, no parecía tener un contexto claro.
Como curiosidad, la familia McCann, tiene gran peso en la sociedad británica, dado que Gerry McCann es hijo de un influyente miembro del parlamento británico, y logró movilizar una campaña internacional de búsqueda, que todavía continúa.
Los McCann abandonaron Portugal, y finalmente, la policía abandonó los cargos tras numerosas presiones diplomáticas.
La familia abrió un fondo para ayudar a encontrar a Madeleine, que recaudó más de un millón de euros.
El dinero se utilizó posteriormente, para pagar la hipoteca de su mansión en Inglaterra, donde actualmente residen con sus hijos mellizos.
Inclusive, los padres tenían una audiencia con el Papa, y emprendieron un viaje a varios países europeos y norteafricanos, junto con una visita a los Estados Unidos, para hablar en la televisión previo pago.
Hubo súplicas de muchos líderes políticos y personalidades de todo tipo, hasta se ofreció una recompensa de casi £1 millón.
La publicidad invadió la red informática, con sitios de internet falsos, que pedían colectas, y personas que ofrecían datos falsos por una cantidad de dinero.
Se convirtió en una campaña muy beneficiosa y rentable económicamente, aunque los padres fueron finalmente declarados sospechosos.
Los medios portugueses, divulgaron que la Policía Judiciaria perseguía 2 líneas de investigación:
Un secuestro por una red internacional de pedofilia, o un secuestro por una red ilegal de adopción.
Casi 6 años después de su desaparición, se afirmó que los McCann sobrellevan la situación “lo mejor que pueden”
“Están muy animados por lo que la Policía ha hecho en el último año, desde la reapertura de la investigación.
Scotland Yard cree que es bastante posible, que Madeleine pueda seguir con vida, y eso es algo que Kate y Gerry han defendido a lo largo de estos 5 años”, aseguró un portavoz.
La prensa, por su parte, ha criticado a los padres, por dejar a sus niños solos durante varias horas, mientras cenaban en un restaurante próximo, a pesar de la disponibilidad de un servicio de niñeras.
La pareja fue interrogada por la policía, el 10 de mayo de 2007, sobre por qué dejaron a los 3 niños solos en un apartamento, con las puertas del patio abiertas, mientras cenaban en el restaurante.
En una entrevista con la BBC, el 25 de mayo, Gerry y Kate reconocieron la crítica, y hablaron de la culpabilidad que a veces sentían.
Agregaron que estaban seguros de que Madeleine todavía estaba viva, con Gerry diciendo que él creyó que “si cualquier cosa realmente mala hubiera sucedido, la habrían encontrado ya”
En contestación a las preguntas que les fueron planteadas, el 6 de junio, en una rueda de prensa en Alemania, cuando la reportera de radio Sabina Müller, sugirió que el comportamiento de la familia no era normal, para gente a la que habían secuestrado a un hijo; y ellos negaron cualquier implicación en la posible muerte de su hija.
Se criticó al Jefe de Investigación, Guilhermino da Encarnação, por haberse centrado demasiado en la investigación de un sólo hombre, Roberto Murat, aunque la policía admite que no se ha encontrado ninguna evidencia creíble contra él.
Curiosamente, hubo similitudes con el caso de la desaparición de otra niña, Joana Cipriano que desapareció el 12 de septiembre de2004, de su hogar en el pueblo de Figueira, 7 millas de donde Madeleine desapareció.
Encarnação también estuvo implicado en esa investigación, que terminó con la convicción de la madre y del tío de Joana en su asesinato, aunque no se encontró ningún cuerpo, y él nunca confesó.
El 6 de junio, 2 de los principales oficiales de la policía implicados en el caso, Olegário Sousa y Gonçalo Amaral, el jefe de la Polícia regional Judiciária, tomaron un almuerzo pausado, y un observador comentó, que se rieron de lo que parecía ser una broma, mientras los McCann aparecían en un noticiero de televisión.
El 9 de junio, los miembros de la familia, se quejaron del hostigamiento de la policía, cuando intentaron poner los carteles de Madeleine en el aeropuerto de Lisboa, y había comentarios que las autoridades portuguesas deseaban prevenir esos carteles, porque podrían provocar daño a su industria turística.
Mark Williams-Thomas, un antiguo detective de Surrey, y ahora experto en protección de menores, describió el 6 de agosto las pruebas forenses iniciales como “ineptas”, y criticó el retraso de 3 meses de la aceptación a la oferta británica de ayuda a la policía portuguesa.
Dijo que la policía debió haber cerrado el apartamento inmediatamente, el primer día, y después haber conducido una exanimación forense cuidadosa.
¿Es válido separar a un niño de sus padres, con la excusa de que así tendrán un mejor futuro?
¿Es mejor dejarlos siempre junto a sus padres, solo porque son sus padres, y estos son incapaces para hacerlo?
Se trata de una reflexión muy interesante, importante y compleja, pero que creo que no debemos dejar de hacernos.
“When your job is to find people who are missing, it helps to know where they started.
I find the people who started in the cracks and then fell through.
This city can be hard.
When I was young, I asked my priest how you could get to heaven and still protect yourself from all the evil in the world.
He told me what God said to His children:
You are sheep among wolves.
Be wise as serpents, yet innocent as doves”
Gone Baby Gone es la primera película dirigida por Ben Affleck, del año 2007.
Protagonizada por Casey Affleck, Michelle Monaghan, Morgan Freeman, Ed Harris, Amy Ryan, Karen Ahern, Carla Antonino, John Ashton, Amy Madigan, Edi Gathegi, Titus Welliver, entre otros.
Gone Baby Gone estuvo nominada al Oscar como mejor actriz de reparto para Amy Ryan.
Cabe destacar, que además de ser Gone Baby Gone, críticamente aclamada, también marco el debut como director de Ben Affleck, reforzando sus dotes artísticas dentro de la industria cinematográfica.
El guión está firmado por Ben Affleck y Aaron Stockard; y está basado en la novela del mismo nombre de Dennis Lehane, autor también de “Mystic River”, en la que se basó la película homónima.
La novela es la 4ª de una saga protagonizada por los detectives privados Kenzie y Gennaro.
En el año 2010, Dennis Lehane ha publicado la 6ª novela de la serie, titulada “Moonlight Mile”, en la que los detectives protagonistas retoman el caso de Amanda McCready, 12 años después.
Las coincidencias con el caso de Madeleine Beth McCann, van desde el nombre de la pequeña actriz, hasta la aparente frialdad de la madre, sin demasiados llantos ni desesperaciones, pasando por la gran similitud en los apellidos.
Las durísimas novelas de detectives de Dennis Lehane, que mezclan un intenso suspense con magníficos personajes, y temas escandalosos, extraídos de los barrios bajos en los que impera el crimen, se han convertido en los últimos años, en unas de las novelas de ficción contemporánea, más electrizantes de los Estados Unidos.
El territorio Lehane, no sólo ahonda en el oscuro mundo del crimen y de las persecuciones policiales cargadas de suspense, sino que también, se sumerge en los recovecos del corazón humano.
Esta explosiva combinación, ha arrastrado a sus innumerables seguidores a rebasar los límites del género del crimen.
Durante un par de años, Affleck y Stockard, empezaron a reunirse cada vez que podían, unas 3 o 4 veces al año.
Y de esa forma, los cientos de páginas de la historia de Lehane, se convirtieron en un viaje de 2 horas que te tiene pegado a la pantalla.
A medida que escribían, el material fue adquiriendo más profundidad para Affleck, que durante ese periodo fue padre, algo que cambió su para siempre su visión del mundo.
A partir de ese momento, la historia que contrapone la inocencia infantil a las amenazas de todo tipo, desde los peores instintos criminales, hasta la simple negligencia, tomó un cariz aún mayor.
“Ser padre, y asumir que en el mundo hay una persona por la que darías la vida, cambió mi perspectiva sobre Gone Baby Gone”, confiesa Affleck.
“Adquirió una profundidad aún mayor, y creo que ha influenciado en gran manera, el punto de vista del guión”
Affleck y Stockard, sabían que era imprescindible conservar intacta la turbia complejidad moral del mundo de Lehane, en vez de dar rienda suelta al protagonismo de algunos de los personajes más contradictorios, como suele ocurrir en las adaptaciones que se hacen para el cine.
“Queríamos concentrarnos en la totalidad de la historia, que pone en cuestión tus propias ideas sobre lo que está bien, y lo que está mal”, afirma Affleck.
“También trata de las desagradables consecuencias, que puede conllevar, elegir lo correcto, y cómo gente inteligente, puede sacar conclusiones muy diferentes de un dilema moral, que puede llegar a dividir incluso, a la gente que se quiere”
Stockard añade:
“Ambos queríamos que, al salir del cine, la gente siguiese hablando sobre el final.
Que 2 personas difirieran sobre las decisiones que habían tomado los personajes”
Al parecer, Ben Affleck y Aaron Stockard, escogieron bien los elementos que llevaron al libreto de Gone Baby Gone, ya que funciona muy bien, no se siente apresurada, y la historia da varios giros, y toca varias bases, antes de que llegue a su emotivo desenlace, que trastoca muchos elementos dramáticos, más allá de lo que nosotros podemos ver en un principio.
Gone Baby Gone se desarrolla en lugares bastante indeseables, de la ciudad de Boston, así que estas escenas, le dan unos toques de realismo bastante intensos, como cuando vemos a las personas que habitan estos tipos de barrios, sus actividades, su manera de hablar, y claro, su aspecto.
Definitivamente, el encargado del casting, tuvo una excelente visión en escoger a los “extras” o personajes de relleno, que le dan vida y colorido, a los deprimentes paisajes de los barrios bajos de una ciudad importante como Boston.
Y ese afán de precisión, empezó con la elección del reparto.
Los realizadores querían mezclar vecinos de la ciudad, que no fueran actores, con algunas de las estrellas más aclamadas del cine, para conseguir esa película cruda y veraz que Affleck quería hacer.
La dirección de Affleck es muy sorprendente, siendo muy hábil con la cámara a nivel de planos, realización más que notable, y una excelente labor con las elipsis y transiciones, que sirven exactamente, para que no pierdas ni un segundo de atención en los acontecimientos.
Al comienzo Gone Baby Gone es algo confuso, en su inicio, parece que nos va a contar una clase de historia triste, pero simple y básica:
Una niña perdida y su búsqueda.
El mérito del director es engañarnos, para finalmente, mostrarnos una historia que posee un guión perfecto, que te muestra lo peligroso que es ir por la vida, creyendo tener la razón, porque esta última, nunca se sabe de qué lado está, si es que existe un lado, y no fluctúa dependiendo de quien la mire.
Gone Baby Gone tiene un ritmo lento, pausado, especialmente en la primera hora, donde Affleck nos muestra con pasmosa naturalidad a los personajes y la trama, y lo hace con planos directos, y de forma asombrosamente seca y brusca.
Parece que no esté ocurriendo nada, pero no puedes desviar tus ojos de la pantalla, ni despegarte del asiento, porqué te atrapa, y sólo quieres que avance el metraje para saber más y más.
En la segunda hora, Gone Baby Gone toma un giro radical, convirtiéndose en un thriller donde hay demasiados secretos ocultos, que nadie quiere que salgan a la luz.
Es entonces, cuando comprendemos el porqué de ese ritmo tan pausado en la primera parte, y que era necesario para el desarrollo de la trama.
Affleck nos muestra, que cada giro en la historia avanza algo, construye más a un personaje, y nos lleva más adelante en la historia.
Una historia de grandes proporciones, un misterio que se estrecha más allá del mismo misterio, que nos es contado.
“I couldn't stop running it over and over and over in my mind.
The vague and distant suspicion that we never understood what happened that night; what our role was.
Or maybe it was just like the hundreds of other children who disappear each year and never return.
Amanda was even more haunting for never being found”
Gone Baby Gone trata de la protección de los menores, y de cuánto estamos obligados a hacer, por salvaguardar su seguridad.
Creo que todos hemos visto, al menos, una película que trata sobre una persona perdida, o un secuestro, que nos cuenta la lucha por recuperar a esa persona perdida.
El argumento de Gone Baby Gone, se centra en la desaparición de una niña, cuya madre es drogadicta, y tiene problemas allá por donde va…
La pareja de detectives privados Patrick Kenzie (Casey Affleck) y Angela "Angie" Gennaro (Michelle Monaghan) son contratados por los tíos de la pequeña Amanda McCready (Madeline O'Brien), de 4 años de edad, para encontrar a su sobrina desaparecida de su casa, en el barrio de Dorchester, en la ciudad estadounidense de Boston, mientras su madre drogadicta, Helen (Amy Ryan), estaba en casa de una vecina, viendo la televisión.
La policía no ha conseguido ni una sola pista, así que los desesperados tíos de Amanda, suplican a los investigadores privados, que acepten el caso.
Kenzie y Gennaro deberán colaborar con 2 policías de Boston, los detectives Remy Bressant (Ed Harris) y Nick Poole (John Ashton), bajo el mando del capitán Jack Doyle (Morgan Freeman), e indagar, en los bajos fondos de la ciudad, tras la pista de la niña, en una investigación en la que todo apunta hacia un ajuste de cuentas por drogas, contra la madre de la pequeña.
Pero, justo cuando parece que este terrible caso está a punto de resolverse, el triste destino de Amanda se desvela en un segundo, las cosas se complican, y la niña es dada por muerta.
Todo el mundo intenta pasar página y seguir adelante, pero un atormentado Patrick, es incapaz de olvidar lo que ha ocurrido, hasta que otro niño desaparece unos meses más tarde, poniendo a Kenzie, tras la pista de un grupo de pederastas residentes en la zona.
Cuando intenta dar marcha atrás siguiendo las pistas, se ve inmerso en una intensa telaraña de mentiras, y violencia inexplicable, en el asombroso secreto que esconde la verdad, y tendrá que enfrentarse a un dilema moral, que hará que tanto él, como el público, se pregunten:
¿Qué es lo correcto?
La investigación esconde oscuros secretos, y un laberinto de desigualdades sociales, y corrupción, maldad e inocencia... que apuntan a un solo hombre, en un mundo donde los límites entre el bien y el mal, son cada vez más borrosos.
Así, Gone Baby Gone se revela como un valiente y anti comercial relato negro, negrísimo; en el que la calidad no se sacrifica a cambio de finales complacientes, y espectadores aborregados, sino que se nos ofrece realismo crudo, de difícil ingestión, para que digiramos lentamente, este portentoso relato sin concesiones, que nos recuerda que a veces, hacer lo correcto, no es siempre lo mejor.
La decisión muy moral, y poco ética de devolver la niña a la irresponsable madre, con ese plano final del investigador, haciéndole el canguro mientras se va de fiesta, nos deja con esa sensación de desazón por la vida que pudo tener…
“Kids forgive, they don't judge, they turn the other cheek, and what do they get for it?”
La historia que se cuenta en Gone Baby Gone es algo convencional y, a pesar de ello, Affleck sabe dotarla de puntos de originalidad.
Consigue sus mejores momentos, cuando se acerca al final.
Hacia la parte media, hay tramos en los que se hace un tanto larga, y en los que se podría llegar a pensar, que hay varias secuencias que sobran, sin embargo, en el desenlace, se comprueba que todo era necesario.
La estructura resulta, ligeramente extraña, con varios falsos finales, y con instantes algo muertos y, sin embargo, es esta sensación, de que el autor va divagando, perdido en la historia que quiere contar, y sin saber avanzar, la que hace que las sorpresas le funcionen y nos las traguemos.
Si todo hubiese estado construido, más correctamente, enseguida habríamos sospechado de la verdadera solución del misterio.
¿Le ha sonado la flauta, o lo tenía todo pensado?
No lo sé, el caso es que le ha salido bien; y en mi opinión, el desenlace de Gone Baby Gone es genial.
Hay que destacar a Casey Affleck, quien una vez más, nos deja como conclusión, que es mucho mejor actor que su hermano, y a Ben, quien demuestra también, que tiene mucho más que ofrecer como escritor y director, que como actor.
Casey Affleck es el personaje del detective privado de 31 años, Patrick Kenzie.
Affleck lo hace muy bien, sin entregarse a clichés de heroísmos hollywoodense, y manejando muy bien la carta del “héroe torturado” o el “héroe por default” pero va más allá que eso, debido a algunas preguntas que su personaje se hace durante Gone Baby Gone.
El personaje no es ningún héroe, es un hombre que reacciona a situaciones de la manera en que se dan.
El personaje interpretado por Casey, actúa guiado por un convencimiento absoluto de lo que él considera, ética y moralmente, correcto.
Sin embargo, en el camino, se encuentra con situaciones y personajes que ponen en duda tal certeza, y, según mi parecer, estos argumentos opuestos, son más fuertes o, no estaban totalmente agotados.
Son buenos argumentos, pero este personaje, no parece dudar nunca, por lo que se le ve convencido de principio a fin.
Casey Affleck esta soberbio, su personaje no es histriónico, ni tiene brutales arrebatos de ira, su interpretación no está cargada de fuerza, sino de verdad:
Patrick Kenzie vive, siente, y respira, es una persona completamente tridimensional, del que entendemos sus motivaciones, sus decisiones, su forma de ver la vida... algo muy, muy difícil en el cine moderno, en el antiguo, y en el futuro... cargar a un personaje de veracidad, es a veces, una tarea imposible para guionistas y directores, que no consiguen dar profundidad a un conjunto de atributos y manías, como si, por sí solo, un montón de clichés, pudieran conformar una persona...
Morgan Freeman le da un giro, a su usual personaje bonachón y cálido, interpretando a un torturado, y determinado capitán de la policía, con un carácter fuerte, al igual que Ed Harris, destroza las escenas en la piel del detective Remy Bressant, uno de esos duros hijoputa que quisieras, fuera oficial de policía en la comandancia de tu área, uno de esos personajes memorables.
Harris puede ser intenso, y devorador de escenas, aquí lo es.
Amy Ryan también devora escenas, como la irritante y sucia madre de la niña perdida, una drogadicta, alcohólica, desconectada del mundo por completo.
Uno de esos personajes que quisieras golpear, aunque estén dentro de la pantalla.
El resto del elenco funciona también muy bien, hasta los personajes que tienen una sola línea, se sienten auténticos.
Como comentario sin importancia, diría que el tema de la pederastia, ya está muy visto en el cine reciente, y en Gone Baby Gone (novela y película), está introducido para despistar, como muchos otros de sus elementos.
Ya que al final, no va a tener nada que ver, se podría haber prescindido de ello, pues está claro, que sólo se ha incluido con el afán de elevar el sensacionalismo, o porque a Lehane le obsesiona tanto, que lo ha convertido en una constante en sus obras.
“You gotta take a side.
You hurt a child, You molest a child, You're not on My side.
If you see me coming, you better run, because I am gonna lay you the fuck down!
Easy”
Gone Baby Gone, de fondo, quiere proponer un dilema moral, sobre la tenencia y la tutoría de una menor, y quizás ello sea lo más efectivo de la trama.
Gone Baby Gone nos plantea una cuestión ética debatible:
¿Hasta qué punto, es lo mejor para un niño, permanecer junto a sus padres?
Hay muchas preguntas que se vinculan, y se derivan de esta última.
¿Quién sabe qué es lo mejor para un niño?
¿Quién tiene el poder, y el derecho de decidirlo?
Y, especialmente:
¿Qué actos comúnmente repudiables, podrían considerarse aceptables, cuando se realizan buscando el bien de un menor?
Se trata en última instancia, de la pregunta ética por excelencia:
¿Qué tan malo es un acto ilegal, si lo que se busca con él, es el bienestar, la felicidad, o la salvación de alguien más?
Me da risa la gente moralista, que se refugian en un dogma que les dice que es lo correcto, y que lo incorrecto, su pensamiento es como una caja de hierro, rígida, y cuadrada, difícil de penetrar, o romper.
Lo que me da risa, es que todo es tan subjetivo, que lo correcto o incorrecto es variable.
Al final, ha resultado que la vida no es como me contaron, la vida es compleja, y decidir es difícil.
Así que lo haga cada quien, cada uno que elija que es lo correcto, o lo incorrecto para sí mismos, mientras no dañen al prójimo.
Porque decidir que es correcto, para otros es jodido, puedes hacer un gran daño, puedes perjudicar incluso, o sobre todo, cuando tienes “buenas” intenciones.
¿Qué es lo correcto?
¿Alguien puede saberlo?
Es probable que, Gone Baby Gone, haya querido lograr es precisamente, dejarnos con la duda, con esa sensación de no saber qué hacer, porque lo que quiere expresar es precisamente eso, que no hay una respuesta correcta, solo una amplia posibilidad de errores, que, lamentablemente, no los sufren, solamente, quienes toman las decisiones, sino los niños en cuestión.
“You know what?
Maybe that'll happen.
And if it does, I'll tell them I'm sorry and I'll live with it.
But what's never gonna happen and what I'm not gonna do is have to apologize to a grown woman who comes to me and says:
I was kidnapped when I was a little girl, and my aunt hired you to find me.
And you did, you found me with some strange family.
But you broke your promise and you left me there.
Why?
Why didn't you bring me home?
Because all the snacks and the outfits and the family trips don't matter.
They stole me.
It wasn't my family and you knew about it and you knew better and you did nothing.
And maybe that grown woman will forgive me, but I'll never forgive myself”
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