Silver Linings Playbook

“I was trying to be romantic”

Los juegos de azar, son juegos en los cuales las posibilidades de ganar o perder, no dependen de la habilidad del jugador, sino exclusivamente del azar.
La mayoría de ellos, sean también juegos de apuestas, cuyos premios están determinados por la probabilidad estadística de acertar la combinación elegida.
Mientras menores sean las probabilidades de obtener la combinación correcta, mayor es el premio.
Principalmente, es útil la destreza del jugador, para calcular las posibilidades que se deriven de una o varias acciones, en relación siempre con el azar; además, el jugador debe ser hábil para reducir la probabilidad de resultados desfavorables, y aumentar la de los favorables, mediante sus acciones.
Ganar o perder en esta clase de juegos depende, en buena medida, de la habilidad de los jugadores, pero el componente impredecible que es el azar, puede arrebatar la victoria hasta al jugador más experimentado y diestro.
Así, una apuesta es una forma de juego basado en el azar, del que se espera obtener algún tipo de beneficio.
La apuesta consiste, básicamente, en una predicción de entre un grupo de posibilidades, que arrojará un mayor beneficio, cuanto menor es la posibilidad calculada previamente a su cumplimiento, y mayor el valor depositado como pronóstico.
El valor esperado, positivo o negativo, es un resultado matemático, obtenido a partir de las siguientes variables:
Cuánto se apuesta, sea el depósito inicial, en forma de dinero o bienes de valor.
La predictibilidad del evento, que puede manifestarse, mediante un sistema mecánico o electrónico, como las loterías, las máquinas tragaperras y el bingo.
En este caso, los resultados serán aleatorios, y no puede extraerse ninguna conclusión, suponiendo que la maquinaria funciona como debe, a partir de la observación de su funcionamiento.
En formas no mecánicas de juego, por ejemplo, apuestas deportivas o carreras de caballos.
En éstas sí existe cierta predictibilidad, de la que se sigue que cierta experiencia, o conocimiento del entorno, puede incrementar las posibilidades de éxito.
Los beneficios acordados entre las 2, o más partes implicadas en la apuesta; si hay una casa o un croupier, los resultados están diseñados para, de modo perfectamente legal, favorecerlo.
La cantidad invertida, por su parte, determina la escala de un depósito individual; los beneficios y la cantidad apostada, determinan si el balance es favorable, la predictibilidad determina las probabilidades de éxito de la apuesta.
Finalmente, la frecuencia de resultados positivos, multiplicado por los beneficios, menos la cantidad invertida, equivale al “valor esperado”
La habilidad del jugador reside entonces en su comprensión y su manipulación de esas 3 variables, de modo que el “valor real” sea positivo tras una serie de apuestas.
Muchos estudios han probado, que si bien mucha gente participa en juegos de azar como diversión o con expectativas económicas, en realidad, el juego es una actividad que, como cualquier otra que implique variaciones en la química cerebral, puede llegar a causar adicción, y resultar peligrosa en determinados casos.
Los talleres de terapia deben ser especialmente firmes, en lo que atañe a la ludopatía para evitar recaídas, después incluso de graves pérdidas.
Por otro lado, la probabilidad es la medida cuantitativa, por medio de la cual, se obtiene la frecuencia de un suceso determinado, mediante la realización de un experimento aleatorio, del que se conocen todos los resultados posibles, bajo condiciones suficientemente estables.
La teoría de la probabilidad se usa extensamente, en áreas como la estadística, la física, la matemática, las ciencias, y la filosofía, para sacar conclusiones sobre la probabilidad discreta de sucesos potenciales, y la mecánica subyacente discreta de sistemas complejos.
“You know, for a while, I thought you were the best thing that ever happened to me.
But now I'm starting to think you're the worst”
El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad, como la agorafobia y la fobia social, caracterizado por pensamientos intrusivos, recurrentes y persistentes, que producen inquietud, aprensión, temor o preocupación, y conductas repetitivas, denominadas compulsiones dirigidas a reducir la ansiedad asociada.
Entre estos trastornos tenemos a los supersticiosos, de pensamiento mágico quienes presentan altos niveles de paranoia, disturbios de percepción y pensamiento mágico, en particular “fusión de pensamiento y acción”, la creencia que los pensamientos negativos, o determinados actos, pueden originar daños.
Estas personas sienten el fuerte impulso de realizar tareas repetitivas, rituales, sin sentido aparente, para contrarrestar sus pensamientos intrusivos como, lo es:
Dejar las puertas abiertas, puede perjudicar a las personas amadas.
Tienen la sensación de que si no hacen el ritual, algo malo les puede suceder.
Pueden creer dogmáticamente, en diversas supersticiones populares, o albergar una duda obsesiva, y realizan ritos compulsivos.
Miedo a diversos seres y hechos sobrenaturales, como la magia negra, buena suerte, mal de ojo, hombres lobo, vampiros, fantasmas, etc. por ejemplo pensar que los muertos no pueden descansar en paz, si no se hace determinado ritual, escrúpulo de conciencia, etc.
Las obsesiones y las compulsiones, son una fuente significativa de malestar para el individuo, o interfieren en el funcionamiento social, laboral, y en su actividad diaria, ocupando gran parte del tiempo del individuo.
Generalmente, el afectado es consciente de la irracionalidad de su trastorno, y puede sentir culpa, y vergüenza por ello, o tener “miedo de volverse loco”
Cada ritual, o patrón de rituales, está ligado a una misma obsesión, y el enfermo “tiene” que realizar varios a lo largo del día, acarreando todo esto una gran pérdida de tiempo y malestar en su vida diaria.
¿Han conocido a una persona que es extraña, pero en esa extrañeza, es atractiva?
Una persona que es encantadora pero imprevisible, de esas personas que te sorprenden todo el tiempo, y por eso mismo, quieres saber más y más.
Esta situación sucede de repente, y uno se queda “pegado” mirando a esa persona que sale de lo común.
No puedo dejar de mirar a las personas, que son diferentes a lo que estoy acostumbrado a ver, es natural, y porque son diferentes, las encuentran bellas, y dan ganas de conocerlas, de saber de dónde proviene esa diferencia.
“You love me?”
Silver Linings Playbook es una película dramática, con tintes de comedia romántica estadounidense del año 2012, dirigida por David O. Russell.
Protagonizada por Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Robert DeNiro, Jacki Weaver, Chris Tucker, Julia Stiles, Anupam Kher, John Ortiz, Shea Whigham, Dash Mihok, Paul Herman, Brea Bee, entre otros.
El guión lo firma Russell, adaptada de la novela del mismo nombre, por Matthew Quick.
Silver Linings Playbook obtuvo 8 nominaciones al Premio Oscar:
Mejor película, director (Russell), actor (Cooper), actriz (Lawrence), actor secundario (DeNiro), actriz secundaria (Weaver), guión adaptado y montaje.
Y ganó como Mejor Actriz: Jennifer Lawrence.
Como curiosidad, el film “Reds” (1981) fue la última película, en obtener todas las nominaciones de actuación (Principales y Secundarias), también ocurrió, anteriormente, en 1953 con “From Here To Eternity” y el film “Million Dollar Baby” (2004) igualó la misma situación, pero esta vez obtuvo 2 nominaciones en actuaciones principales y una de reparto.
Si Silver Linings Playbook ganara los “Top 5” será la primera vez desde el film “The Silence Of The Lambs” (1991) en ganar las principales categorías.
El título “Silver Linings Playbook” está sustraído del dicho popular:
“Every cloud has a silver lining”
Silver Linings Playbook en su traducción más literal, sería “El Libro de Jugadas de Forro Plateado”, más o menos, aunque al ver en el cartel original que “Playbook” lo separan del resto, me hace pensar que quizá sea un juego de palabras de difícil traducción.
Otros apuntan que la traducción más acertada sería:
“El Mapa de Lo Positivo” ya que “silver lining” viene a ser igual a “algo positivo”, y “playbook” sería una “agenda”, “mapa”, o quizá una adaptación de una frase hecha americana:
“Cada Nube Tiene Un Reflejo Plateado” o “No Hay Mal Que Por Bien No Venga”, que vuelve a incidir sobre el mismo tema, “Ver El Lado Positivo De Las Cosas”
Curiosamente, Robert DeNiro usa un cuaderno o libreta gris, plateada, para sus apuestas, pero no recuerdo que durante Silver Linings Playbook se cite expresamente.
Lo que sí tiene la libreta, son varios planos que forman parte del ritual supersticioso que usa DeNiro cuando ve los partidos, coloca los mandos a distancia de una determinada forma, dobla una servilleta de una forma exacta, y la libreta siempre está en la mesa, en una posición concreta.
Por otro lado, Pat Jr. usa 2 frases para animarse, y tener esperanza en que todo va a salir bien, una es “Excelsior” y la otra es “You have to do everything you can, and if you stay positive, you have a shot at a silver lining”, que se repiten varias veces durante el metraje, por él y por su psiquiatra.
Desde la preproducción, The Weinstein Company compró los derechos del libro, antes de su publicación, y se planeaba que Sydney Pollack y Anthony Minghella la produzcan, antes de que ambos murieran en 2008.
Pollack dio el libro a Russell, y le dijo que sería difícil, porque la historia es emocional y problemática, así como divertida y romántica.
Russell estima que reescribió el guión 20 veces en 5 años.
Russell estaba atraído por la historia, debido a las relaciones familiares, y también por la conexión con su propio hijo, que es bipolar, y tiene trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
Silver Linings Playbook es un estupendo retrato de la bipolaridad, lejos de los tópicos y de los excesos a los que suelen tender esta clase de argumentos, convirtiéndose en un sincero, pero adorable relato sobre las locuras, manías, obsesiones, supersticiones y, por encima de todo ello, una historia de amor.
David O. Russell quiere apuntar, a una temática sobre enfermedades mentales y neurosis, acompañándola de altas dosis de atracción post-matrimonial; sus personajes, más que nada, son los encargados de transmitirlo.
Por encima de eso, en cierto punto, su trama trata de desviar la atención con pistas para no dejarse predecir, es decir, a medida que avanza, te vas a generar una idea sobre lo que pueda suceder, pero la sorpresa se encargará de matar tu idea.
El cineasta sabe que está manejando material sensible, y registra con buen tino lo epidérmico de ciertas emociones.
Es evidente que otras cintas trabajan más profusamente el dolor de la enfermedad mental, sus consecuencias, y pesares, pero las intenciones de O. Russell van por completo por otro lado:
Si la comedia romántica canónica de Hollywood, relata el triunfo del amor, de la pareja heterosexual, y la familia, Silver Linings Playbook cumple al 100% con tales parámetros.
Elegante, divertida y mágica como un musical, estamos ante la mejor “feel good movie” del año, y una de las más conmovedoras fábulas sobre el ir aprendiendo a bailar la vida, junto a la persona que quieres.
Silver Linings Playbook se rodó en 33 días, una versión más extrema y muy oscura fue filmada, y las escenas se rodaron con el personaje de DeNiro más duro, o más caliente, tal como Russell trabajó con el editor Jay Cassidy, para ajustar el balance de lo que querían.
Esa idea de vulnerabilidad que toca a todos, y cada uno de los personajes, están plasmadas mediante una plástica muy sencilla y sutil.
O. Russell busca la máxima empatía con sus criaturas, y por eso, la cámara se pega a la piel de Pat Jr. (Cooper) y Tiffany (Lawrence), y en ocasiones parece incluso, que se sienta el vaho de su respiración.
Sin caer en la estilización de lo sensorial, la cámara manejada por el nipón Masanobu Takayanagi, se planta frente a las miradas algo perdidas de los protagonistas, como queriendo interrogarles, buscando una respuesta a sus anomalías.
Silver Linings Playbook es sobre, y ante todo, una comedia romántica.
Se dirá que productos del género hay de sobras, pero también pocos que actualicen con tanto brío la “screwball comedy”, trasladándola de los paisajes “classy” donde acontecían este tipo de películas en el cine clásico, y no tanto, a escenarios más comunes y anodinos como, por ejemplo, la casa de tus padres.
Silver Linings Playbook es sin duda, una comedia romántica muy ingeniosa, y eso simplemente lo digo por sus personajes, que son la piedra angular de la trama.
El guión también mejora, partiendo de una sencilla premisa acaba ofreciendo multitud de capas con detalle y cálculo, va dejando hilarantes momentos, su comedia no cae en el chiste fácil, ni usa el sarcasmo, usa el caos hogareño y la locura humana como recurso cómico, y que bien funciona, prácticamente continuados, momentos de drama y tensión, de reflexión, de afecto, de racionalidad e irracionalidad.
De eso se trata Silver Linings Playbook, de las interpretaciones; aunque su trama resulta bastante original, por examinar los trastornos mentales, junto al desarrollo de una extraña relación entre los personajes principales.
Es muy divertida, es muy rápida, gracias en parte a la estupenda edición de Jay Cassidy y Crispin Struthers, con una gran labor de dirección, el cineasta tiene un estupendo estilo tras las cámaras, como ha demostrado a lo largo de toda su carrera, y un contenido que, a pesar de moverse en el más previsible de los géneros comerciales, consigue segregar un sarcástico sentido del humor, que mantiene el interés del espectador durante el desarrollo de la historia.
Todos, diagnosticados o no, lo aceptemos o no, desbarramos lo nuestro.
Y en esa verdad, se mueve este cuento, sobre taras mentales adquiridas, o heredadas, sobre la aceptación personal y del otro, sobre la verdad y la mentira piadosa del amor.
Pat Solitano Jr. (Bradley Cooper) sufre una crisis cuando descubre a su mujer en la ducha con otro tipo, golpeándole brutalmente.
Posteriormente, a Pat Jr. le diagnostican un trastorno bipolar, y se pasa 8 meses en una institución mental por ese hecho.
Un día, su madre Dolores (Jacki Weaver), decide que ya ha pasado suficiente tiempo allí, ella le ve bien, así que pide el alta voluntaria, y le lleva a casa, eso sí debe asegurase que acuda a terapia, que continúe tomando la medicación, y que no quebrante la orden de alejamiento.
Pat Jr. intenta rehacer su vida, literalmente, quiere recuperar su trabajo de profesor, y recuperar a su esposa Nikki (Brea Bee), y Pat Jr. se obsesiona con perder peso, y leer los libros de la asignatura que ella imparte para intentar reconquistarla.
Para ello, visita a su mejor amigo, Ronnie (John Ortiz), pues su dominante esposa Veronica (Julia Stiles) es amiga de Nikki.
Allí conocerá a la hermana de Veronica, Tiffany (Jennifer Lawrence) una joven viuda, que también ha pasado muy malos momentos, y ha buscado en el sexo, el escape a sus problemas, y de paso, Tiffany no posee muy buena fama en el barrio.
Tiffany se ofrece a ayudarle a Pat Jr. entregando una carta a Nikki, a cambio de que sea su pareja en un concurso de baile.
A pesar de su mutua desconfianza inicial, entre ellos, pronto se desarrollará un vínculo muy especial, que les ayudará a encontrar en sus vidas, el lado bueno de las cosas.
Desde que uno observa a Pat Solitano Jr. hablarse a sí mismo en una habitación, sometido a una institución mental, y corriendo con una bolsa negra encima de su atuendo deportivo, nos damos cuenta de que este individuo, en particular, tiene serios trastornos mentales.
Ese trastorno bipolar es lo que le da vida al personaje, y a la historia en sí.
Seguimos la vida de Pat Jr. al salir de una institución mental, en su intento por recuperar el matrimonio perdido con su ex-esposa, Nikki.
Al pensar en eso, se mueve a casa de sus padres, Pat Solitano Sr. (Robert DeNiro) y Dolores Solitano (Weaver), para tratar de controlar su trastorno, al tiempo de comenzar a buscar preguntas que llenen su vació sin respuestas.
El vació de su existencia, tratará de ser llenado, una vez que se le aparece Tiffany Maxwell (Lawrence), una joven viuda con trastornos anormales, similares a los de él, que intentará cambiar su vida para siempre con el “Silver Linings”, es decir, “el lado positivo de una situación en la vida”
Los 2 personajes que viven esta locura, son el reflejo de una sociedad que vive entre terapias, y se hace necesaria la conexión entre ambos, para acabar superando esa locura.
“Can we get through one fucking conversation without you reminding me that my goddamn husband's dead?”
Pat Jr. está loco, quizá no lo está tanto, como se empeñan en hacerle creer, quizá los 8 meses que ha pasado en un psiquiátrico sean exagerados.
Todo por culpa de un ataque ira, que se puede entender, incluso como algo lógico, puesto que éste llegó cuando encontró a su mujer con otro en la ducha.
La verdadera locura de Pat, no reside en sus ataques de ira, si no, a vivir como un iluso, creyendo que aún recuperará a su mujer, aferrándose a esa idea como puede.
Tratando de cambiar por completo su vida, poniéndose en forma, y empezando a leer una serie de libros para poder recuperarla.
Pat Jr. es el antihéroe, que se reformula en un arquetipo heroico, no suaviza esta tarea, puesto que su entusiasmo a la hora de condenar las hipocresías cotidianas, y de celebrar cada mínima bocanada de aire, terminan rozando la antipatía:
En su bipolaridad, quedan contenidas las paradojas del hombre en crisis, que desea regresar al tiempo anterior, y que a la vez, pelea por una personalidad nueva.
Pero Pat Jr. realmente no tiene la culpa de su locura, realmente su comportamiento no dista demasiado del de su padre Pat Sr., el que se encuentra desempleado, y se dedica a pasar el día apostando, hasta puntos exagerados, buscando amuletos, y supersticiones en cualquier parte, y tan sólo su madre, la misma que le saca del psiquiátrico, es su el único punto de apoyo, que mantiene en pie la casa.
A manera de curiosidad, nunca se llega a decir, porque le saca de allí, cuales son los motivos reales que la mueven a ello, es cierto que habían acordado que permanecería internado sólo esos meses, pero lo hace de manera furtiva, y sin comentarlo por su marido, y es que quizá la presencia de Pat Jr. es vital para poder mantener cierto equilibrio dentro de esa casa de locos, y que no todo se focalice sobre Pat Sr.
Por otro lado confieso que antes de Silver Linings Playbook, ni siquiera consideraba a Bradley Cooper como un buen actor, pero después de verlo en esta brillante interpretación, me quito el sombrero.
Cooper entrega la mejor interpretación en todo su curriculum actoral.
Y es parte de lo que siempre digo:
Cuando un actor infravalorado, cae bajo la tutela de un director maestro, sus métodos actorales mejoran considerablemente, esta es una prueba, pero con el ejemplo de David O. Russell, que sabe como transformar las emociones de sus actores, para hacerlos reales y creíbles.
En el camino de Pat Jr. pronto entrará en escena Tiffany, como Pat Jr., lo que causa la locura en ella, es la pérdida.
Tiffany se casó joven, y perdió a su marido, tras ello, se ha convertido en una completa inadaptada social.
Posiblemente por el miedo que tiene a unirse de manera sentimental a nadie, se ha convertido en un simple objeto sexual, llegando al punto de perder el trabajo, por acostarse con todas las personas de las oficinas.
Curiosamente, este detalle solo lo sabemos por Tiffany, desconocemos si es real o no, pero a mí me da la impresión que es una “táctica” de ella para llegar a Pat Jr., mediante la fantasía sexual, a sabiendas que no ha estado con una mujer desde mucho tiempo, y que evidentemente, a Tiffany le ha parecido muy atractivo.
El problema personal de Tiffany ha cambiado la forma de la que los otros la ven, nadie la trata como una persona real, quizá porque ella misma es lo que busca, el hecho de que tras la primera noche de conocer a Pat Jr. éste rechace la oferta de tener sexo con ella, la lleva a sentir una admiración por él, que no podía controlar, una fascinación, que poco a poco, de manera casi inconsciente, se va convirtiendo en un amor, a través de la idealización por una persona que ha sido el único, que en mucho tiempo, la ha tratado como a otro semejante, un camino marcado, y que llega al espectador en la misma dirección.
Su conquista puede ser imposible, así que se decidirá ayudar a Pat Jr. a conquistar de vuelta a su mujer, a cambio de que él participe en un concurso de baile con ella.
Tiffany funciona como excelente signo de exclamación en las estrofas del relato, al menos, hasta que su carácter terapéutico quede ensombrecido por el mandato manual de una resolución tan conveniente, como precipitada, el apostar que ella puede conquistar lo inconquistable (Pat Jr.)
Por otra parte, Jennifer Lawrence una vez, más entrega una excepcional interpretación.
Tiene características que limitan en la locura, en la histeria, y en el descontrol emocional.
Su Tiffany probablemente sea bipolar, aunque no se demuestre dentro de la historia.
Y ciertamente, quizás se encuentre que esta sobreactuada en algunos momentos, pero si se piensa de nuevo, es una perfección actoral lo que confundimos.
En su corta carrera, puedo decir, que es su mejor interpretación, y es la más emocional que ha realizado.
Por su parte, Cooper encuentra aquí, el papel más atractivo de su carrera, y no lo desaprovecha, al verle interpretar un enfermo mental, sus gestos, las miradas, los picos de euforia, y depresión.
Ambos, demuestran que son más que dos caras bonitas.
Pat Jr. busca calor, y lo encuentra; Pat Jr. necesita una sensación envolvente, pero física, y la halla; Pat Jr. quiere dejar de oír la canción del pasado, de modo que aprende a bailar con el presente.
Se incluye una nota al pie, o al iPod, del número musical “Moses” de “Singin’ In The Rain” (1952) de Stanley Donen y Gene Kelly, pero antes vendría a la mente el trío protagonista de esa misma película, interpretando “Good Morning”, con sus respectivos impermeables, en una madrugada de tormenta.
David O. Russell hace correr y bailar a Pat Jr. con ese abrigo feo, que es su enfermedad mental, y su situación familiar, entre nubes poco prometedoras, del que pretende descubrir el reverso cálido y amable.
Puede que en el intento, tenga que enfrentarse a la animadversión del cinismo, y de la falta de credibilidad, pero se atreve a llevar su personalidad, entre el humor negro, y la cursilería a bocajarro, hasta sus últimas consecuencias.
Tiffany es simpática, atrevida, diferente, y juega con el espectador, sobre todo femenino, en el continuo rechazo hacia la chica, que solo busca sentirse bien al lado del hombre que le gusta.
No obstante, ese papel, que conduce magistralmente Lawrence, tampoco le convierte en una chica fácil, o carente personalidad, todo lo contrario.
Es esa fuerza e inteligencia, la que al final, pone las cosas en su sitio, de una forma de azar, por una apuesta anteriormente planeada y que espera no altos resultados, sino resultados satisfactorios para todos los incluidos.
Curiosamente, Russell no creía que Lawrence era adecuada para el papel de Tiffany, y su audición era sólo una formalidad.
Él pensó:
“Lawrence, con 21 años en el momento de filmación, era demasiado joven para jugar en contra de Cooper, de 37 años, pero su audición cambió su opinión.
Hay una expresividad en sus ojos, y en su rostro, que muchas estrellas tienen que trabajar, eso es eterno”, dijo.
Russell compara a Lawrence, con el personaje de Tiffany, describiéndola como segura pero una de las personas menos neuróticas que conoce, con la confianza y atisbos de vulnerabilidad necesarios para interpretar a Tiffany.
Sin embargo, Tiffany pasó por varias iteraciones.
Estaba destinada inicialmente a ser una gótica...
Lawrence tiñó su pelo negro, y se probó maquillaje gótico, pero Harvey Weinstein se opuso a esto.
El personaje quedó con pequeños toques góticos, como el pelo oscuro, y una cruz.
Para su sorpresa, Russell le pidió a Lawrence que subiera de peso para el papel.
De hecho, cabe apuntar que ni Lawrence ni Cooper tenían experiencia de baile previamente.
En menos de un mes, Mandy Moore, la coreógrafa de “So You Think You Can Dance”, les enseñó las secuencias de baile, de hecho, Moore dijo, que Cooper tiene una “cierta capacidad real de baile natural”
Estas actuaciones de Cooper y Lawrence son maravillosas; y aunque la relación parezca rara, o neurótica, generan una química escénica muy atractiva.
Son polos idénticos, se atraen, pero las distintas situaciones que rodean sus vidas disruptivas, los mantienen despegados.
Por otra parte, también tengo que alabar la volcánica, y preocupada interpretación del oxidado, pero legendario, Robert DeNiro como Pat Solitano Sr.; que teniendo su rol secundario, maneja cada escena una veracidad actoral increíble.
Estos personajes son mentalmente inestables, prestados a la ironía de la bipolaridad.
Me da la impresión, sin que se mencione en sus trasfondos, de que cada uno de ellos, sucumbe ante la adicción paranoica de algo, para controlar su comportamiento:
Pat Sr. probablemente parezca el padre preocupado, arrepentido y autoritario, pero es un adicto a las apuestas deportivas; lo mismo sucede con Tiffany, que además de ser adicta a la danza, es una adicta al sexo, eso explica porque es perseguida por varios hombres en algunas escenas.
Por otra parte, Pat Jr. quizás rechace las terapias, pero su sumisión hacia la ira y los cambios de ánimo, son inevitables, aunque se controle por momentos.
Tanto la pareja protagonista, Cooper fantástico; Lawrence espectacular, como sus satélites:
Robert DeNiro, Paul Herman, Jacki Weaver, John Ortiz, Chris Tucker, Shea Whigham, Anupam Kher, rinden a un gran nivel, y traspasan la pantalla con la sensación de formar una familia entrañable, palpable, y pintoresca, por encima de sus tiranteces.
Silver Linings Playbook aboga por tratar de enfocar las circunstancias de la mejor manera posible, aunque a veces, haya que hacerlo de manera un tanto, digamos, forzosa.
Asimismo, O. Russell ha querido que valga la paradoja, una comedia romántica con los pies en la tierra.
Ni Pat Jr. o Tiffany, flotan en una burbuja, aunque su enfermedad nos lleve a pensar lo contrario.
En efecto, ambos son incapaces de vivir por sí mismos, ninguno de los 2 posee los asideros necesarios para ser autónomos, pero ello no quiere decir, que el resto del mundo les resulte ajeno.
Aquí no hay violines ni tono rosa, sino un mundo que se tambalea, alrededor de los protagonistas:
El padre de Pat Jr. acaba de quedarse sin trabajo, y está enganchado a las apuestas ilegales, mientras que uno de “sus mejores amigos” ha aprovechado la quiebra en el mercado de inmuebles, para medrar económicamente en detrimento, claro, de su felicidad personal.
Para los que piensen que Robert DeNiro no puede superarse, o que ya ha dado lo mejor de sí, deben verle dando vida al padre de Pat Jr.
Un señor jubilado que se gana la vida con apuestas deportivas ilegales, y que recurre a toda clase de supersticiones y rituales que le ayudan a ganar.
Tiene vetado el acceso a los campos de fútbol, por haber protagonizado incidentes violentos, por suerte para Pat Jr., su padre confía en él para alejar la mala suerte de su querido “Philadelphia Eagles”, y conseguir así, el dinero necesario para montar un restaurante, que le ayude a blanquear el dinero que gana con las apuestas.
Genial también Jacki Weaver, como la sufrida esposa y madre que todo lo soluciona, preparando aperitivos para ver el partido, no se puede expresar más con sólo una mirada.
Destacable también, el pequeño papel de Chris Tucker, que le sirve para demostrar que sigue vivo y que, aún tiene algo que aportar.
El interpreta a Danny, el compañero de Pat Jr. del psiquiátrico, al que no le conceden la libertad, y se inventa mil y una formas para escaparse.
Le veremos aparecer por casa de Pat Jr. varias veces, hasta que la policía pasa a buscarle para llevarle de vuelta, aportando a Pat Jr. las dosis de entusiasmo que necesita.
“Can you forgive?
Are you capable of that?”
El director no esconde nada y se lanza al abrazo de una peculiar “show movie” apartándose en ciertos momentos, y alejándose a velocidad luz con su cámara, para evitar la recreación y la falsedad.
De hecho, Silver Linings Playbook nos cuenta la necesidad de ser cómplice de las mentiras de otros, para ser feliz.
También, su discurso traza la obligación de tener “un final feliz” contraponiendo elementos en el guión como “Adiós A Las Armas” de Hemingway y “La Costa De Los Mosquitos”
Sobre todo, en esa frase con la resume Tiffany, de la novela de Paul Theroux, y que da título y sentido a la propia película:
“Humanity is just nasty and there’s no silver lining”
Si quieres esperar algo de Silver Linings Playbook, espera las realistas interpretaciones, espera las alocadas ocurrencias en la vida de los personajes; espera un guion astuto, espera reír con sus diálogos, y espera lo inesperado.
Esta es una comedia dramática, verdaderamente encantadora; más aun, es una de esas comedias que tratan una temática seria, y original para generar interés.
Escenas de carcajada limpia, como cuando Pat Jr. lanza “Adiós A Las Armas” de Ernest Hemingway por la ventana de su casa, a altas horas de la madrugada, o la cena del primer encuentro de Pat Jr. y Tiffany.
Sin ningún miedo, el director nos sitúa en su mente, con logradas tomas como cuando no encuentra la cinta de video donde estaba grabada su boda, y pierde el control total de la mente, incluso, llegando a lastimar a su madre, con una posterior pelea con su padre.
Las mejores escenas son muchas y no puedo dejar pasar por alto, cuando el protagonista despierta a sus padres, criticando el final de un libro que ha estado leyendo toda la noche, y la del baile, con el famoso veredicto incluido.
La banda sonora la hizo Danny Elfman, el cual realiza un score que apenas tiene cabida en Silver Linings Playbook, salvo por algunos momentos, donde abunda una selección de temas bien escogidos de clásicos, y algunos más modernos de:
Alt-J, Eagles Of Death Metal, Bob Dylan & Johnny Cash, Led Zeppelin, The White Stripes, Frank Sinatra, la impagable “canción de boda” de Stevie Wonder: “My Cherie Amour”, y la hermosa canción de Jesse J. “Silver Lining (Crazy ‘Bout You)” por autoría de Diane Warren.
“The only way to beat my crazy was by doing something even crazier.
Thank you.
I love you.
I knew it from the moment I saw you.
I'm sorry it took me so long to catch up”
En Silver Linings Playbook tendremos la cena romántica, menos romántica de la comedia romántica, sexo y pasiones orales, con 2 de los intérpretes más sexys del panorama internacional, que hacen creíbles y humanos sus papeles, persecuciones y escapes en plena calzada, y una curiosa puesta en escena, desde la transformación de los personajes en sus prendas de vestir, hasta una fotografía enmarcada del bipolar protagonista por los suelos.
Pero, aparte de la perfecta encarnación de un puñado de excelentes secundarios, y un brillante DeNiro, Silver Linings Playbook realiza paralelismos entre las salas comunes de los psiquiátricos, y los salones familiares norteamericanos.
Como si los propios espectadores nos convirtiéramos en pacientes, de una terapia de grupo hecha película.
Tal vez, una pizca de locura, etiquetada como “sana” por la sociedad, como el fanatismo deportivo, sea la resolución para plantar cara a un mundo loco, y caer en la mentira, y el amor, la mayor de las medicinas.
La vida sin amor debe ser un drama.
Sin querer, o no, todos hemos experimentado la falta de amor, el anhelo de un ser querido, sentir algo por alguien, y no ser correspondido...
El que no sufre por amor, es un ser inacabado.
En última instancia, Silver Linings Playbook es una celebración de lo que se perdió en el camino, de la falibilidad que nos caracteriza como seres humanos, y de las segundas oportunidades.
Silver Linings Playbook es un cuento bien contado, acerca de la posibilidad de que el sol salga para todo el mundo, de que los que más dificultades tienen, también obtengan lo mejor que se puede obtener en este mundo:
La felicidad.
David. O Russell nos convence, en un momento ante la mirada húmeda de Tiffany, con una sola frase, que no estamos viendo una comedia romántica convencional, sino que va más allá, y trata de desmenuzar las relaciones sociales entre los humanos, el apoyo sentimental de una persona que te quiere, y tú no te das cuenta de ella, esa persona que siempre está ahí contigo, y que es capaz de mentir solo para hacer sentir mejor, para curarte esa herida que tienes en el corazón, y que no la puedes borrar tu solo.
Silver Linings Playbook es emotiva, es diferente; romanticismo, el justo; risas, las justas también.
Pero la sonrisa se va ampliando, a medida que pasan los minutos y, en fin, el amor de las comedias convencionales no me lo creo nunca.
Yo quiero uno como Silver Linings Playbook.
En la locura y la cordura.
Todos hemos perdido un poco la cordura, eso está claro.
En este mundo, en el que nos ha tocado vivir, todos estamos un poco locos, es así.
Amar puede ser un acto de locura, pero a veces, las mayores locuras merecen la pena.
Si no estás un poco pirado en esta vida, no tendrás nada por lo que merezca vivir.
En Silver Linings Playbook ayuda a comprender, como siendo una persona que no termina de encajar en el mundo, puede encontrar la mayor felicidad del mundo:
Junto al lado de otro loco.

“Excelsior!”



Comentarios

Entradas populares