Mrs. Henderson Presents

“The show must go on, but the clothes must come off”

El Windmill Theatre era el teatro en el que, ininterrumpidamente desde los años 30 a los 60, se pudo ver en Londres, un curioso espectáculo de variedades muy particular, llegando incluso, a sobrevivir y a superar los rigores y prohibiciones propias de La Segunda Guerra Mundial, lo que en última instancia, acuñó el lema del teatro:
“We Never Closed”, a menudo modificado como:
“We Never Clothed”
El lugar, situado en Great Windmill Street, en el Soho de Londres, donde Laura Henderson crearía su famoso teatro, tiene un pasado largo y variado.
La calle, toma su nombre de un molino real, que estuvo allí desde el reinado de Charles II, hasta finales del siglo XVIII.
En 1910, un cine, el Palais de Luxe, fue abierto en ese lugar.
Estaba en la esquina de un grupo de edificios, que incluía los teatros Apollo y el Lyrics, donde Archer Street se junta con Great Windmill Street.
El cine, fue uno de los primeros sitios, donde se pudieron ver las primeras películas, pero cuando cines más grandes se abrieron en el West End, el negocio cayó, y lo cerraron.
En 1931, Laura Henderson compró el edificio, que en ese momento estaba en desuso, y contrató al arquitecto Howard Jones, para remodelar el interior como un pequeño teatro.
Llamado “The Windmill”, abrió el 22 de Junio de 1931, con una obra de Michael Barrington llamada “Inquest”
Pero fue solo un pequeño éxito, y pronto volvió a ser un cine.
Poco después, el gerente contratado por la señora Henderson, Vivian Van Damm, tuvo la idea de convertir el Windmill, en un sitio donde se representaran musicales, y que no cerrara nunca, y se puso manos a la obra.
Van Damm, desarrolló la idea de la Revudeville, un programa de variedad continua, que iba desde las 14:30 hasta las 23:00.
Comenzaron a poner en espectáculos con cantantes, bailarines, coristas, y números especiales.
El primer acto Revudeville, abrió el 03 de febrero 1932, con 18 actos desconocidos.
Estos siguen siendo rentables, en todo, el teatro perdió 20,000 libras en los primeros años después de su apertura.
Con el tiempo, se convirtió en un éxito comercial, hasta tal punto que los cercanos teatros Picadilly y Pavilion, copiaron el formato, lo que trajo consecuencias negativas al Windmill.
Todo cambió de nuevo, cuando Van Damm y la señora Henderson, deciden copiar el Moulin Rouge de París, y montar un espectáculo con chicas desnudas.
Fue otro éxito.
Esquivaron a los implacables censores de Londres, presentando a las chicas desnudas sin que se movieran, como si fueran cuadros.
Se escenificaron “tableaux”, en torno a temas como las sirenas, los indios, o Britannia.
El Windmill, fue el único teatro, que permaneció abierto durante toda la guerra, excepto 12 días, en los que el gobierno les obligó a cerrar, en 1939.
Durante algunos de los peores bombardeos, desde septiembre de 1940 hasta mayo de 1941, las representaciones se llevaron a cabo, en los 2 sótanos que tenía el teatro.
Muchos de los clientes del Windmill, eran familias y soldados, pero también celebridades, que iban como invitadas de la señora Henderson, incluyendo a La Princesa Helena Victoria, y la biznieta de La Reina Victoria, Maria Luisa.
Ocasionalmente, se producían algunos problemas con los clientes masculinos, pero el servicio de seguridad, siempre estaba alerta ante comportamientos impropios.
Aunque la relación entre la señora Henderson y Van Damm fue tormentosa, ya que este le prohibió varias veces asistir a los ensayos, pero ella se colaba disfrazada, llegaron a sentir un gran afecto el uno por el otro.
Cuando ella murió en 1944, a los 82 años, le dejó el Windmill a Vivian Van Damm, que continuó con su trabajo.
En su autobiografía de 1952, Van Damm la describió como “una gran tensión en uno de los nervios, la paciencia y el tacto”
Lo que estaba claro, es que el Windmill no fue de ninguna manera, un sitio donde se explotara sexualmente a las actrices y bailarinas:
La bailarinas, las actrices, y en general, todas las chicas del Windmill, eran buenas chicas, el Windmill no era un lugar sórdido.
En América, había locales de Burlesque, de striptease, pero esas cosas no existían en Inglaterra.
Sin embargo, su existencia como un teatro fue breve, y poco rentable, y pronto volvió a proyectar películas, como “Der Blaue Engel” (1930) protagonizada por Marlene Dietrich.
Tras la época de Laura Henderson, un grupo de cómicos británicos de renombre, empezaron sus carreras en el Windmill.
Entre éstos se encontraban:
Peter Sellers, Harry Secombe, Michael Bentine, Tony Hancock, o Bruce Forsyth.
Van Damm continuó con el teatro, hasta que murió en 1960, dejándoselo a su hija Sheila.
Ella luchó por mantener el teatro en marcha, pero para entonces, el Soho se había convertido en un sitio mucho más sórdido, que en los tiempos de Laura Henderson, cuando era una zona respetable de tiendas y restaurantes familiares.
El Windmill no podía competir con los salones de masaje y los clubs de striptease, y cerró en 1964.
A mediados de los 60, el Windmill fue reconstruido como cine y casino, y en 1971, se comenzó una campaña para revivir los días del “viejo” Windmill.
Pero fue comprado por Paul Raymond, un empresario de locales de alterne, y el teatro solo vio shows de striptease, aunque por un tiempo, en los 80, se reintrodujeron números de burlesque.
“But I've told all my friends, that I'm helping to build a home for future bastards!”
Mrs. Henderson Presents es una película de comedia británica, del año 2005, dirigida por Stephen Frears.
Protagonizada por Judi Dench, Bob Hoskins, Christopher Guest, Kelly Reilly, Will Young, Thelma Barlow, Anna Brewster, Rosalind Halstead, Sarah Solemani, Natalia Tena, Thomas Allen, Camille O'Sullivan, Toby Jones, entre otros.
El guión es de Martin Sherman, basado en hechos reales, y gira en torno al empeño de Laura Henderson, de mantener vivo el teatro londinense, The Windmill, durante La Segunda Guerra Mundial.
Algunas de las mujeres que trabajaron en el Windmill en su día, proporcionaron valiosa información, y fueron invitadas a reunirse con el equipo de Mrs. Henderson Presents.
La mayoría de ellas, tienen entre 70 y 80 años, y entre ellas, estaban:
Linda Carrol, Cahrmian Innes, y Doris Barry, quien tiene ahora 92 años, y estuvo en el Windmill, desde 1932 a 1940.
Barry recuerda, cuando Van Damm las reunió para anunciarles que iban a tener desnudos en escena:
“Era un caballero muy persuasivo.
Dijo que iba a ser algo hermoso, como arte, no erótico, y que podías ir a la Galería Nacional, y ver esos bellos cuadros con desnudos, así que el hombre de la calle, también podía disfrutar de la belleza.
Y todos los desnudos eran hermosos.
Yo solía cantar una canción con una “fotografía viviente” detrás.
Te acostumbras, no piensas en los desnudos”
Mrs. Henderson Presents obtuvo 2 nominaciones al Oscar:
Mejor actriz (Judi Dench) y vestuario.
Mrs. Henderson Presents, oscila entre ser un drama de guerra y una comedia, sobre el mundo del espectáculo, más precisamente, sobre el teatro, y el amor y la dedicación a este, un espacio tan hecho a pulmón y a esfuerzo, y tan necesitado del aporte humano.
Mrs. Henderson Presents es un homenaje a lo mejor del teatro popular, no confundir con “vulgar”; a la resistencia británica, en lo más duro de La Segunda Guerra Mundial, y en general, a la resistencia del ser humano, frente a situaciones extremas; y al valor y espíritu de lucha, incluso lejos de las trincheras, de personas comprometidas con un proyecto, que contribuya a aliviar un poco el sufrimiento ajeno.
Mrs. Henderson Presents reproduce con esmero y atención al detalle, el mundo del vodevil de los últimos 30, y primeros 40.
El vestuario de la escena, alta sociedad, trabajadores y jóvenes, reproduce los modelos, colores, y complementos de la época con loable fidelidad.
La ambientación de los espacios, teatro, interiores de viviendas, lugares públicos; rebosa aciertos, riqueza de detalles, y un notable esfuerzo de investigación.
Mrs. Henderson Presents elogia el género de la comedia musical popular, por su desenfado, capacidad de conectar con el público, y trasmisión de sentimientos de alegría, confianza, y fortaleza.
Elogia la lucha por desmitificar la estigmatización del desnudo femenino, asociada al prejuicio medieval, que define el cuerpo de la mujer, como la máxima expresión del pecado.
Para Mrs. Henderson Presents, la suprema expresión del pecado es la violencia y la tiranía.
Elogia la fortaleza de la sociedad inglesa, y su enorme capacidad de sacrificio frente a una guerra de supervivencia.
Exalta el servicio de una mujer adinerada, que contribuye al esfuerzo de guerra, aportando motivos de evasión, alegría, y moral.
Los deliciosos, y antológicos títulos de crédito, anuncian al espectador, el tono con que Frears va a contarle la historia:
Un tono amable, elegante, y desenfadado.
La acción tiene lugar en Londres, entre 1937 y 1944, período en el que estalló La Segunda Guerra Mundial, y se produjeron los devastadores bombardeos nazis de Londres.
Mrs. Henderson Presents narra la historia de Laura Henderson (Judi Dench), una mujer que acaba de quedar viuda, y que es tremendamente rica, decide gastar parte de su dinero, comprando un teatro en el Soho londinense.
Para llevarlo adelante, contrata a Vivian Van Damm (Bob Hoskins), un experto en el mundo del teatro, que no desea aceptar las injerencias de la señora Henderson, aunque en un momento dado, esta sugiere poner en el escenario, mujeres desnudas, algo que nadie se había atrevido a hacer nunca en El Reino Unido.
Cuando se inicia la guerra, las autoridades pretenden cerrar el teatro, pero la señora Henderson luchará para tratar de impedirlo.
Su relación de amor/odio con Van Damm, producirá una renovación histórica en el teatro británico.
Pero lo interesante de Mrs. Henderson Presents, es que tiene un tono ligero, solo aparente.
Basta con recordar el “prólogo”, cuando vemos a la protagonista llorar desconsoladamente, luego de haberse enterado, que ha perdido a su esposo.
La señora puede ser insolente y obstinada, pero guarda más de un secreto.
La alucinada empresa, de sacar adelante un teatro de variedades, que luego, a instancias suyas, Van Damm convertirá en “el primer show con mujeres desnudas” no solo es una batalla contra el aburrimiento, y la vejez.
2 son los motivos que explican, los peculiares comportamientos de Mrs. Henderson, así como su afán de continuar con el vodevil:
Por un lado, trata de conquistar al temperamental Van Damm, ambos entablan una especie de competencia, o enemistad amorosa, a la manera de Katharine Hepburn y Spencer Tracy.
Pero también, está el recuerdo de una misteriosa tragedia que la hace visitar, de vez en cuando, una lápida familiar, que no es la de su esposo.
La señora Henderson es vital e irreverente, pero siempre guarda, cierto aire de estar más allá del momento, un poco ausente, volviendo siempre a pasear sola en un bote, o subiéndose a una avioneta, para llevar flores a la tumba que, al final, se revelará como la clave decisiva para comprender sus acciones, aparentemente equívocas.
La anécdota de Mrs. Henderson Presents no podía prometer más:
En los años 30, en una Inglaterra todavía victoriana, una anciana compra un teatro, y decide utilizar los desnudos femeninos como atracción.
3 puntos explotables:
El talante de la anciana, el escandaloso trabajo de las nudistas, y el exquisito humor que, de tal situación podía desprenderse.
Pero luego del primer desnudo, y un par de números musicales, Mrs. Henderson Presents se pone serio con La Segunda Guerra Mundial de por medio, hijos muertos en el campo de batalla, una madre abandonada, y un holandés judío y homosexual, que aún no sale del closet.
Al final, sentimientos patrióticos, para justificar la aparición de los desnudos con mucho melodrama.
“Why Mr. Van Damm, you are Jewish!”
Frears, gracias a una notable recreación de época, que se apoya en rubros técnicos perfectos, para darle a Mrs. Henderson Presents, una dimensión apropiada, trabaja tonos que van desde lo agridulce a lo nostálgico, y desde lo sentimental a lo cálido, para mostrar la Londres azotada por la guerra, pero haciendo más hincapié, y prestándole más atención al mundo femenino y sus limitaciones, y los preconceptos de los cuales era objeto por aquellos años, cuando la censura, por ejemplo, prohibía los desnudos en escena, o limitaba otro tipo de expresiones artísticas, como las revistas musicales, y los vodevill.
Mrs. Henderson Presents, con su luminosidad vaporosa, cálida, y algo tenue, se mueve entre la puesta en escena del musical antiguo, la recreación celebratoria y nostálgica de una época, y por otro lado, el hecho de que la historia empieza bajo la memoria de La Primera Guerra Mundial, y termina con el bombardeo de Londres por los escuadrones nazis.
Así, y por muchas razones, el teatro de Mrs. Henderson, se convierte en un acto de resistencia, y en un símbolo de la vida contra la muerte, del amor contra la desolación.
Y Mrs. Henderson Presents, como el teatro, se vuelve una especie de gesto alegre, que guarda tras de sí, una agridulce mirada contemplativa; algo que se puede resumir en el bello plano final, uno de los más inspirados en la carrera de Frears.
Lo mejor de Mrs. Henderson Presents, pues se desenvuelve en ese juego por sacar adelante la empresa, en medio del humor de las replicas, y la formación de este show, casi utilizado como válvula de escape por Henderson, para aliviar sus secretos y dolorosos recuerdos guardados, dentro de su apariencia irresponsable y juguetona, la cual pone a prueba la paciencia del buen, y profesional director artístico.
Frears no trata de ponerse original, ni realmente ingenioso.
Trata de sostenerse en la tradición, y nada más en todos estos momentos, la mayoría, efectivos.
El problema surge, cuando intenta ponerse sentimental a la segunda mitad.
En esta parte, sí se siente cierta ambición, una vez que surgen las primeras llamaradas de La Segunda Guerra Mundial.
Al contrario de otras ocasiones, sentimos a Frears poco versátil para manejar los cambios de tonos, y esta irrupción del drama, en medio del pequeño universo del grupo teatral, lejos de levantar vuelo, mantiene o desciende las revoluciones al itinerario de las estrellas, quienes asumen con alegría y total corrección sus papeles dentro de la lucha.
Mrs. Henderson Presents es ante todo muy inglesa.
No sólo porque todos sus personajes son típicamente ingleses, con planteamientos típicamente ingleses ante la vida, o porque narre acontecimientos muy arraigados en el pueblo inglés, que a veces parece compuesto exclusivamente por capitanes dispuestos a hundirse con su barco, sino que la historia está llena de la simbología propia de los británicos:
Como cuando una bomba cae encima del teatro, y está a punto de destruirlo y matar a público y actores, una de las bailarinas, se levanta del suelo, se sube en un pedestal, y levanta al cielo sus dedos índice y corazón en una "V"
Este gesto, que todos interpretamos como despectivo, apela a ciertos momentos de la historia inglesa, la guerra contra Francia, y a ese eterno espíritu patriótico del “With My Country, Right Or Wrong” que para los allí presentes, supone un momento muy dramático, mientras que probablemente, para el público continental, presente la duda de saber, qué hay de emocionante en una mujer haciéndole la puñeta a la lámpara.
Trabajar con escenas de desnudo, llevó aparejadas algunas preocupaciones:
Muchas de las personas que participaron en el rodaje, no habían trabajado nunca en una película antes, incluyendo a Will Young.
Había chicas jóvenes, que se tenían que desnudar delante del director, y se sacaron fotos, pero nunca se filtró, ni se publicó ninguna foto del rodaje, se desarrolló la misma confianza que hay en una familia, nadie traicionó la confianza de estas jóvenes chicas.
Dench admite, haberse sentido deslumbrada ante las mujeres que trabajaron en el Windmill en su día.
De ellas consiguió mucha información sobre Laura Henderson:
“La señora Henderson cuidó mucho de las chicas, una de ellas me contó, que cuando se casó, su vestido de boda lo pagó la señora Henderson”
Sobre su encuentro con las chicas originales del Windmill, Frears comenta:
“Les pregunté, por qué aceptaron desnudarse, una de ellas respondió, que cuando el desnudo se introdujo, después de medio día haciéndolo, estábamos aburridas, y simplemente, lo hacías sin pensarlo.
También, les pregunté si se sentían explotadas, pero parece que no era el caso, se las trataba muy bien, y se las respetaba.
Pienso que Van Damm les enseñó a no cotillear, era un sitio donde trabajaban chicas de toda condición social, y era uno de los mejores trabajos en Londres”
De hecho, se agradece la vista de cuerpos humanos “reales” en pantalla de vez en cuando.
Stephen Frears, por mostrar específicamente el mundo del teatro, en tiempos de La Segunda Guerra Mundial, revalorizando el espíritu de no renuncia que magníficamente se retrata en el “We Never Closed”
Ese “Nunca Cerraremos” es a pesar de todo, de la alicaída Londres por los bombardeos, y por las presiones del gobierno inglés, al no permitir desnudos dinámicos en el escenario.
Y es a modo de contestación, de seguir con el show, a pesar de todo.
Desde esta perspectiva, Mrs. Henderson Presents es un canto a la constancia, y a la valentía, a la defensa de una propuesta que desafiaba en su época.
Gran parte del valor de Mrs. Henderson Presents, viene de la mano de este mensaje claro, que se puede elucidar de las circunstancias propias que se narran.
Los ideales de Laura Henderson, están expuestos a modo de desafío y provocación, aunque puede observarse, que hay mucho de reto personal, debido a situaciones muy inherentes a su experiencia de vida.
En conclusión, ella hará del edificio Windmill de Londres, unos lugares para la diversión, gracias a espectáculos de desnudos femeninos estáticos.
Los protagónicos, asumen vital importancia en Mrs. Henderson Presents, los mismos son llevados a cabo, por la mencionada Judi Dench y por Bop Hoskins.
Este dúo logra cierta química, aunque el trazo de sus personajes, no hacen prosperar la relación.
También, es de destacar la música, que retrata los tiempos de vodevil, en especial, los números musicales donde se expone de lleno el vestuario, y el colorido propio de Mrs. Henderson Presents, junto con la cuidada fotografía, y algunas panorámicas de los bombardeos a Londres, constituyen lo mejor en cuanto al lenguaje cinematográfico.
La música, de George Fenton, aporta una partitura original de aires dramáticos, solos de piano iniciales, y tonos ligeros, a los que se añaden bonitas canciones de época, como:
“Goody, Goody”, “Desperation”, “The Grecian Freeze”, “Girl In The Green Hat” y otras.
“You needn't worry.
Our lighting will be so subtle, the disputed area (the female genitalia) will be barely visible.
And anyway, we'll have a barber!”
Sin demasiadas sorpresas, y con una construcción que péndula entre el musical, el drama, y la comedia, tanto Dench como Hoskins, saben hacer lo que mejor les sale, y aprovechan estos personajes antagónicos, para adueñarse del relato, y otorgarle a Mrs. Henderson Presents, un aire de diversión, revisión histórica, y emoción, en una película que se ataña a sus moldes, para resultar correcta y válida de ver.
Mrs. Henderson Presents es como una porción de historia social.
La señora Henderson era una filántropa, involucrada en influyentes instituciones sociales y artísticas:
“Tocamos este tema brevemente, en la escena donde Laura Henderson, participa en un comité para ayudar a madres solteras, y también fue benefactora de Marie Stopes, una activista famosa, por su lucha por los derechos de la mujer, y promotora de campañas por el control de natalidad”, dice la productora Norma Heyman.
Y una vez que Van Damm heredó el Windmill, financió la formación de una compañía de ballet, dirigida por Anton Dolan y Alicia Markova, que era la hermana de una de las bailarinas del teatro, Doris Barry:
“La señora Henderson, pagó por lo que empezó como El Festival Ballet, y que se transformó, en lo que hoy es, La Compañía Nacional de Danza” concluyó la productora.

“Are you American?
Strange people, lovely manners”



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