The Lost Boys

“Sleep all day.
Party all night.
Never grow old.
Never die.
It's fun to be a vampire”

Somos la generación del vacío; o al menos eso es lo que políticos, empresarios rateros, instituciones religiosas que vienen a ser lo mismo, e instituciones educativas, piensan que los jóvenes no sirven para nada, que sólo piensan en ellos, no tienen ideales, y ni buscan un mejor futuro para el mundo.
Ese vacío, no es un hecho en sus vidas, son mucho más que eso, todos aquellos nacidos en la década de los 80, pueden ser idiotas, indiferentes, frívolos, pero dentro de estas actitudes, se encuentran aires de rebeldía, de cambio, de ansias…
Ganas de acabar con el mundo en el cual nos encontramos, y aspirar a otro.
En el cine, antes de que los vampiros brillaran a la luz del sol, incluso antes de los vampiros con tintes de humanidad, y mucho antes de vampiros que matan vampiros, uno se preguntaba:
¿Quién quiere vivir para siempre?
¿Acaso el sueño de una juventud eterna e imperecedera, no ha sido siempre motivo de atracción?
Sin embargo, a veces los sueños de los jóvenes no llevan al País de Nunca Jamás, sino al mismísimo abismo.
“My own brother, a goddamn shit-sucking vampire.
You wait 'til Mom finds out buddy!”
The Lost Boys es una película estadounidense, del género terror con tintes de comedia, del año 1987, dirigida por Joel Schumacher.
Protagonizada por Kiefer Sutherland, Jason Patric, Corey Haim, Corey Feldman, Jami Gertz, Edward Feldman, Dianne Wiest, Barnard Hughes, Jamison Newlander, Edward Herrmann, Billy Wirth, Alex Winter, Brooke McCarter, Chance Michael Corbitt, Alexander Bacon Chapman, entre otros.
Como dato, Keenan Wynn y John Carradine, un veterano de las películas de vampiros; fueron elegidos originalmente, para realizar el papel del abuelo.
Pero Wynn murió antes de comenzar el rodaje; y Carradine se encontraba demasiado enfermo.
El guión de The Lost Boys es de Janice Fischer, James Jeremias, y Jeffrey Boam.
El proyecto surgió de las mentes de Janice Fischer y James Jeremias, un par de guionistas que nunca más volvieron a escribir nada reseñable, cuando se les ocurrió hacer una versión de terror, de la famosa novela “Peter Pan”
Tan sólo hay que pensar que el título original de la película, “The Lost Boys”, hace referencia a “Los Niños Perdidos”, los amigos de Peter Pan, que le acaban acompañando al País de Nunca Jamás.
The Lost Boys, finalmente tan sólo tomaría de base el libreto de este dúo, pues sería reescrito por el que acabaría siendo el director, Joel Schumacher, junto a Jeffrey Boam.
La razón de este cambio, tal y como explicaría más tarde el director, residió en que The Lost Boys necesitaba hacer gala de cierta sexualidad, a la par que ofrecer una nueva e insólita imagen de los vampiros.
Para lograr este cambio de “look” lo que hicieron fue, borrar la imagen clásica:
Los vampiros de The Lost Boys, no duermen en ataúdes, ni muerden en el cuello, ni visten de traje, tan sólo son un grupo de jóvenes con ganas de pasarlo bien, aunque con, tal vez, métodos poco ortodoxos para conseguirlo.
Clasificada R, especialmente en esa época, en cuanto al rodaje de The Lost Boys, lo cierto es que se hizo con la modesta cantidad de $5,200.000, y su filmación trascurrió en su totalidad, en Santa Cruz, California.
Si bien los interiores se recrearon en los platós números 12 y 15 de la Warner en Burbank; fue allí donde se construyó la cueva de los vampiros, guarida de los villanos, y que se le encomendó a Eric Brevig, técnico de efectos especiales, que al mismo tiempo, fue el que llevó a cabo los trucajes necesarios para que los actores “pudieran volar”
Como ocurrió con otras muchas películas de la época, el escritor Craig Shaw Gardner, recibió una copia del guion, y se le pidió que escribiera una novela corta que acompañara al lanzamiento de The Lost Boys.
El resultado fue, un libro de 220 páginas, publicado por Berkley Publishing en 1987.
Este libro incluye varias escenas que se eliminaron de The Lost Boys, como Michael trabajando para conseguir dinero para comprarse su cazadora de cuero.
También, extiende la aparición de los Nazis del Surf, los pandilleros enfrentados a The Lost Boys, que acá fueron sustituidos por víctimas anónimas.
Además, incluye otros elementos folklóricos, asociados al vampirismo, como:
La incapacidad de cruzar agua corriente, o el efecto de la sal en sus cuerpos.
Este libro se ha convertido en una pieza de coleccionista, y su precio se estima entre los $20 y $150.
Además, se han realizado 2 continuaciones de The Lost Boys:
“Lost Boys: The Tribe” (2008) y “Lost Boys: The Thirst” (2010), ambas sin mucho éxito; ya que The Lost Boys recaudó $32 millones en EEUU, siendo un moderado éxito de taquilla.
Y es que no estamos ante una película tan lujosa y llena de F/X; ni tan innovadora en el género vampírico, por supuesto; pero su espíritu pop, su banda sonora, y su estética, la han convertido en una cinta de culto ochentera adolescente, gracias a su impacto entre el público juvenil.


Por ello, The Lost Boys está claramente orientada a ese público, el cual en su momento, se sintió atraído por la estética moderna y oscura que presentaban sus personajes, ofreciendo algo muy diferente, a las habituales “comedias de adolescentes de instituto”
Además, los guionistas supieron jugar con acierto, con los elementos típicos del cine de vampiros clásicos, pero orientando hacia un público de la misma edad, que la que representan sus protagonistas principales, ofreciendo un soplo de aire fresco, a ese mundo tan cerrado, y abandonando totalmente, los escenarios típicos a que nos tenían acostumbrados.
La historia de The Lost Boys, trata sobre una familia de Arizona, que se traslada a California, y termina enfrentándose a una banda de vampiros adolescentes.
Santa Carla, es una bonita población costera, situada en California, y que sería el lugar ideal para vivir, si no fuera porque en ella se suceden desapariciones inexplicables de personas.
Los responsables de dichas desapariciones, son una banda de vampiros, cuyo líder se llama David (Kiefer Sutherland)
A dicha localidad, llegan la familia Emerson, formada por:
Lucy, la madre (Dianne Wiest) y sus 2 hijos:
Michael (Jason Patric) y Sam (Corey Haim)
Los 3 se trasladan a Santa Carla, para vivir con el padre de Lucy, un extraño anciano, aficionado a la taxidermia.
Rápidamente, los 3 empiezan a mezclarse con la gente de la ciudad:
Michael conoce a una chica llamada Star (Jami Gertz) de la que queda prendado.
Desafortunadamente para él, Star forma parte de la banda liderada por David.
Aunque al principio, Michael se enfrenta a David, termina confraternizando con la él y su banda.
Por otra parte, Sam conoce a los hermanos Frog:
Edgar (Corey Feldman) y Alan (Jamison Newlander), que son los propietarios de una tienda de comics.
Ellos presumen de ser “cazavampiros” y advierten a Sam de los peligros que puede correr, por vivir en Santa Carla.
Por su parte, Lucy ha empezado a trabajar en una tienda regentada por un hombre llamado Max (Edward Herrmann)
Además de su relación laboral, ambos inician una relación sentimental.
Max parece un tipo de lo más normal, pero enseguida descubrimos, que tiene algún tipo de conexión con David y su banda, pero desconocemos el cariz de ella.
Así las cosas, debido a su amor por Star, Michael no es capaz de dejar de frecuentar la compañía de David y los suyos, y termina vampirizado.
Es así como Sam pide ayuda a los hermanos Frog, que le dicen que para que su hermano vuelva a ser normal, hay que acabar con “el vampiro jefe”
Ellos sospechan, que “el vampiro jefe” es Max, así que le tienden una trampa para desenmascararlo, pero cuando la ponen en práctica, comprueban con sorpresa, que Max es un ser humano de lo más normal, supuestamente...
Finalmente, Michael, Sam, Edgar, y Alan, deciden enfrentarse a David y a su banda.
Van a su escondrijo para matarlos a todos, pero fracasan en su intento.
Los vampiros quieren venganza por ese ataque.
El enfrentamiento final está servido.
¿Conoceremos finalmente, la identidad del vampiro jefe?
Así, The Lost Boys es una sucesión de secuencias, más o menos graciosas, e incluso, infantiles, secuencias románticas, con vampiros adolescentes enamorados... o secuencias de fiestas nocturnas, en un extraño parque de atracciones, hasta llegar a un final lleno de efectos especiales, que es bastante entretenido y resultón.
The Lost Boys no es más que uno de los ejemplos, de que con pocos medios puede lograrse un producto digno, y muy, muy divertido, pues su aroma a Serie B pura, sus tremendos diálogos que resaltan la casposidad e inocencia de la propuesta en sí, y tanto los efectos especiales, como esa música totalmente ochentera, no hacen más que remarcar el tipo de cinta ante el que nos hallamos, pudiendo dejar así de lado, los prejuicios, y demás.
Es que sin riesgos de parecer exagerado, Schumacher logra una película estupenda, para retratar en forma entretenida y llevadera, las angustias típicas y caóticas de la adolescencia, bajo el disfraz de un género popular, como era “el terror” en la gloriosa década de los 80.
Inicialmente, lo que pudiera verse como un film más del género, termina siendo una muy buena alegoría sobre la angustia existencial, el deseo de pertenencia, y la definición de identidad de muchos adolescentes.
Después de todo, no son gratuitos ciertos detalles que se repetían en films de aquella época:
Divorcios, mudanzas, violencia social, sexualidad, etc.
El mismo protagonista, sumido en una cueva alucinando y probando “extrañas sustancias” de una botella, es un claro paralelismo con el flagelo que la droga comenzaba a ser, en aquellos años de “rebeldes tribus urbanas”
Así las cosas, The Lost Boys nos muestra a esa juventud, alejada de toda autoridad, viviendo en su propio mundo, con sus reglas específicas, una especie de utopía, que tal vez no se encuentre tan lejana.
“What's wrong with this picture?
There's no TV!
Have you seen a TV Mike?
I haven't seen a TV...
Do you know what it means when there's no TV?
No MTV”
The Lost Boys es un producto muy de su época.
Tal vez, él que la descubra ahora, no le gustará, y eso es porque tras The Lost Boys, se realizaron muchísimas películas que le copiaban ideas, y ahora no parece tan original como entonces.
Y es que el look que lucen los vampiros, tal vez no parezca nuevo, ni ahora, pero en 1987, era lo más sofisticado.
El reparto, estuvo integrado por Jason Patric, hijo del actor Jason Miller, en el papel de Michael Emerson, el protagonista, un joven que llega a la ciudad californiana de Santa Carla, junto a su hermano Sam (Corey Haim), ignorantes por completo de la historia del lugar, y de sus creencias.
El principal rol femenino, estuvo protagonizado por Jami Gertz, en el papel de una chica semi vampirizada, por la que se jugará el cuello el héroe.
Entre los villanos, destacar la participación del entonces poco conocido para el gran público, Kiefer Sutherland, como David, el líder de los vampiros.
David es un joven rebelde, cuya mayor satisfacción es pasarlo bien, aún a base de provocar escándalos, y sembrar el caos y el desorden por donde pasa.
Kiefer Sutherland sería a la postre, el único actor que alcanzaría un cierto éxito de todos los jóvenes del reparto.
Pero no debemos olvidar al actor, cuya intervención en The Lost Boys le haría ganar cierta notoriedad, y le daría un relativo, pero aprovechado éxito; y se trata de Corey Feldman, quien encarna a Edward Frog, un joven cazavampiros, que junto a su hermano Alan, serán los aliados de Michael, en su lucha contra los villanos.
Por otro lado, un detalle, el look de los vampiros creó escuela, a la hora de hacer films del género.
Muchas de esas obras, realizadas con posterioridad, le deben mucho a la forma que tuvieron de retratar a los vampiros.
La estética vampírica de The Lost Boys, fue novedosa en su día, dándole por momentos, un aspecto de video-clip, siendo la música un factor importante dentro de la trama.
Los vampiros aquí, atacan por el aire, y muerden cráneos de surfistas nazis, las chicas van con tops que parecen ropa interior de la era Madonna, de la MTV, de un mundo y cultura pop, que en cierta medida, ha sido “vampirizado” por nosotros:
Nunca cambiará pero, al parecer, nunca desparecerá.
¿Hubo una generación Lost Boys?
Si, por supuesto:
Jason Patric, Corey Haim, Alex Winter, Jami Gertz, etc., con carreras activas pero “perdidas” en cuanto popularidad se refiere.
Corey Feldman continuó la trilogía de “The Lost Boys”
Mejor suerte para Kiefer Sutherland.
¿Enchufe, succión, o saber hincar mejor el diente?
Como dato curioso... The Lost Boys es la primera película, en la que aparecen juntos, el dúo artístico conocido como “Los Dos Corey” Feldman y Haim, que a finales de los 80, y primeros 90, fueron las mayores estrellas adolescentes del panorama cinematográfico.
Lamentablemente, Corey Haim moriría de pulmonía en 2010.
En The Lost Boys, los hermanos Frog, fueron bautizados por los guionistas, como Edgar y Alan, en honor de Edgard Allan Poe.
Todas y cada una de las escenas en las que salen, son divertidísimas.
A destacar la cena, donde quieren demostrar que Max es un vampiro.
Pero, si supuestamente, el abuelo conocía la existencia de vampiros, y en particular, quién era “el vampiro jefe”:
¿Por qué permite que su hija Lucy, salga con él?
¿Por qué permite que sus nietos, salgan todas las noches, o casi, por un pueblo atestado de estas criaturas?
¿Por qué bromea, acerca de la criminalidad del lugar con sus nietos, como si este aspecto no fuese algo decisivo en la vida del mismo?
¿Cómo ha superado Max las pruebas del ajo, el agua bendita, y el espejo que les ponen los chicos?
No se explica cómo Michael puede andar de día solo protegido por unos anteojos…
Y aunque, siempre hay que poner “un pero” The Lost Boys no es ninguna maravilla de El Séptimo Arte, pero funciona; enmarcada en un momento y una época, The Lost Boys fue capaz de retratar a una juventud muy bien, y encima, contar una historia destinada al público adolescente del momento.
La banda sonora de The Lost Boys es muy buena.
Contiene versiones de temas populares, como por ejemplo:
“People Are Strange” de The Doors, a cargo de Echo and The Bunnymen.
 “Walk This Way” de Aerosmith y Run DMC, que aunque aparece en The Lost Boys, no sale en el LP que se comercializó; y temas originales como:
“Cry Little Sister” de Gerard McMann, entre otros.
“Death by stereo!”
A modo de cierre, cabe decir, que a veces, la naturaleza guía el instinto de supervivencia en todos los seres, ya sean vivos “o no”, y los vampiros no son un caso aparte.
En The Lost Boys, el dicho de “evoluciona o muere” se queda en algo más que palabras, para una pandilla de jóvenes vampiros moteros, que se alejan del estereotipo anterior, un tanto sobrio y solemne, con el que el cine nos había siempre regalado la vista, para dar paso a una nueva generación vampírica sumida en el caos, que creará escuela.
Con un nivel de violencia muy atenuado, para los estándares a los que estamos acostumbrados en la actualidad, The Lost Boys toma por sentado, que todos conocemos lo que es un vampiro, por lo que no intenta ahondar para nada en el mito, centrándose únicamente, en la acción y comedia pura y dura.
Sin embargo, esto no es un defecto, ya que al terminar de ver The Lost Boys, les aseguro que tendrán una gran sonrisa de satisfacción en sus caras.

“Being wild is in their blood”



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