Air Force One

“Impenetrable.
Invincible.
In Trouble”

Ningún otro medio de transporte para los ejecutivos del gobierno, es tan bien conocido como el Air Force One; la mayoría de las naciones, incluso aquellas industrializadas, no mantienen aeronaves separadas para uso exclusivo de los jefes de estado y gobierno, sin embargo, la mayoría posee una flota VIP Militar, que provee aeronaves, cuando los oficiales superiores del gobierno necesitan viajar.
El más famoso del mundo es el Air Force One, operado por La Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
Cualquier aeronave que transporte al Presidente de los Estados Unidos, tiene asignado como distintivo la palabra “One” acompañada del cuerpo militar al que pertenece, en el indicativo del control de tráfico aéreo, como son los casos de:
“Air Force One” o “Fuerza Aérea Uno”, “Army One” o “Ejército Uno”, y “Navy One” o “Armada Uno”, o en caso de que este sea transportado utilizando una aeronave de Los Guardacostas, se le otorga el indicativo de “Coast Guard One”
Si vuela en una aeronave civil, el indicativo pasa a ser “Executive One”
El Air Force One, es un símbolo prominente de La Presidencia de los EEUU y su poderío; y junto a La Casa Blanca, conforma uno de los símbolos presidenciales más reconocidos.
Todo comenzó antes de La Segunda Guerra Mundial, cuando los viajes presidenciales al extranjero, o en el interior de EEUU, eran escasos.
La carencia de sistemas de telecomunicación inalámbricos, y de métodos de transporte rápidos, hacían que los viajes largos fueran poco prácticos, lo que aisló los eventos presidenciales, durante un tiempo, sólo a Washington DC.
Pero todo cambió entre los años 1940 y 1950, cuando el transporte aéreo llegó a ser mucho más práctico.
El 2º presidente en volar en un avión durante su mandato, fue Franklin Delano Roosevelt, quien viajó en un Boeing 314 Clipper, a una conferencia en Casablanca, en el año 1943, durante La Segunda Guerra Mundial.
La razón principal en aquel momento, para los vuelos presidenciales, fue la amenaza de los U-Boot de La Marina de Guerra Alemana en El Océano Atlántico.
La continua amenaza de los submarinos, convirtió a los viajes aéreos, en un medio común para llevar al Presidente de Estados Unidos a largas distancias.
La primera aeronave designada oficialmente, para un vuelo presidencial, fue el C-87A Liberator Express, un bombardero B-24 reconfigurado.
Este avión era llamado “Guess Where To” o “Adivina Adónde”
Sin embargo, este avión no volvió a usarlo Roosevelt, después de que otro C-87A se estrellara; y El Servicio Secreto reconfiguró un C-54 Skymaster como reemplazo.
Este avión llevaba el apodo de “Sacred Cow” o “Vaca Sagrada”, e incluía un área para dormir, radioteléfono, y un elevador replegable para la silla de ruedas de Roosevelt.
Después de la muerte de Roosevelt, en la primavera de 1945, el entonces Vicepresidente, Harry S. Truman, se convirtió en Presidente.
Truman reemplazo el C-54 Skymaster, por una modificación del C-118 Liftmaster, llamándola “Independence”, posiblemente, haciendo referencia a su ciudad natal, Independence, Missouri.
Ésta fue la primera aeronave, que actuaba como “Air Force One” que tenía un distintivo en el exterior:
La cabeza de un águila calva, pintada en la nariz del avión.
El indicativo fue establecido por propósitos de seguridad, durante La Administración de Dwight D. Eisenhower, el primer presidente estadounidense en haber sido piloto por su propia cuenta.
El cambio se debió, a un incidente en 1953, en donde un vuelo comercial de Eastern Airlines - 8610, tenía el mismo indicativo que el vuelo del Presidente:
“Air Force 8610”
Los aviones entraron accidentalmente en el mismo espacio aéreo, y después del incidente, se creó el indicativo único de “Air Force One” para las aeronaves presidenciales.
El Presidente Eisenhower, también mejoró la tecnología del Air Force One, añadiendo un teléfono aire-tierra, y un teletipo.
Hacia el final de la presidencia de Eisenhower, en 1958, La Fuerza Aérea añadió 2 jet Boeing 707, a la flota.
Con John F. Kennedy como Presidente, los viajes aéreos presidenciales, entraron oficialmente a La Era de Los Jet.
En 1962, añadió un Boeing 707 modificado, a la flota “Special Air Missions” (SAM) 26000.
Además, comisionó al diseñador industrial, Raymond Loewy, para crear un distintivo exterior para el avión.
Loewy presentó un diseño azul y blanco, los mismos colores que se usan hoy día; también, añadió las palabras “United States Of America” al fuselaje, y la Bandera de Estados Unidos, pintada en la cola.
Debido a que el avión sería para uso exclusivo del presidente, Kennedy pidió que se añadiera El Sello Presidencial de los Estados Unidos, a ambos lados de la nariz.
Así, el Air Force One, se convirtió en el indicativo que da el control del tráfico aéreo, a cualquier avión de La Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que transporta al Presidente de los Estados Unidos, y solo cuando él esté a bordo, puede adoptar ese indicativo de llamada, mientras tanto, se considerará como una aeronave civil.
Es un error común pensar, que el Air Force One se refiere a un avión específico.
Después del 11 de septiembre del 2001, el Air Force One es el centro de gobierno de los Estados Unidos de América, mientras el presidente esté dentro de la aeronave, en cualquier parte del mundo.
Desde 1990, la flota presidencial, ha constado de 2 aviones, específicamente configurados, de la serie altamente personalizable, Boeing 747-200B, numerados en la cola como:
28000 y 29000 con la designación VC-25A.
Aunque a estos aviones se les conoce como Air Force One, mientras el presidente esté a bordo, el término es usado comúnmente, para describir a cualquiera de los 2 aviones normalmente usados, y mantenidos por La Fuerza Aérea de EEUU, exclusivamente para transportar al presidente.
En sus viajes internacionales, un segundo avión suele acompañar al Air Force One, y se trata de un Boeing C-17 Globemaster III, de La Fuerza Aérea de Los Estados Unidos, un carguero que suele transportar la plataforma, o escalera de acceso a la puerta principal del Air Force One, además de un helicóptero, o bien la limusina presidencial, también llamada:
“Cadillac One”
El VC-25ª, es capaz de volar 12,600 km, aproximadamente 1/3 de la distancia alrededor del mundo, sin reabastecerse, y puede acomodar a un máximo de 70 pasajeros, siendo el único VC-25A - 747 del mundo, que lleva a 4 tripulantes:
Piloto, Co-Piloto, Jefe de Mando, y Jefe de Radares.
Antes de que estos aviones entraran en servicio, 2 Boeing 707-320B numerados 26000 y 27000, operaban como Air Force One, desde 1962.
La designación de La Fuerza Aérea para estos aviones, era VC-137.
Desde sus inicios, el Air Force One se ha convertido en un símbolo del poder y prestigio presidencial de los Estados Unidos.
Por otro lado, los aviones que sirven como Air Force One, se diferencian de los comunes Boeing 747, tanto en tamaño, características, así como en medidas de seguridad.
Aunque el Air Force One tiene 2 pisos, al igual que un Boeing 747 regular, su interior está reconfigurado, para permitir las tareas presidenciales.
Los aviones, con 370 m² de espacio interior, incluyen múltiples modificaciones:
La zona inferior de los aviones, sirve principalmente, como espacio de carga, llevando el equipaje y las provisiones de comida.
Puede contener comida hasta para 2,000 personas, cuando está completamente cargado, algunas de ellas, almacenadas en congeladores.
Las comidas son preparadas en 2 cocinas, que están equipadas para alimentar 100 personas a la vez.
El área principal de pasajeros, está localizada en el 2º piso, y el equipo de comunicaciones y la cabina, se encuentran en el 3r piso.
Existen 3 entradas para subir al avión.
A bordo del Air Force One, existen instalaciones médicas, incluyendo una mesa de operaciones funcional, suministros médicos de emergencia, y una farmacia bien provista.
En cada vuelo, hay un médico a bordo.
Además, existen cuartos separados para los invitados, personal superior, personal del Servicio Secreto, y medios de comunicación; la suite del presidente, incluye un vestidor privado, gimnasio, baño, duchas, y una oficina privada.
Estas habitaciones, incluyendo la suite presidencial, están principalmente situadas a estribor, y hay un gran corredor a babor.
Cada vez que Air Force One aparece, siempre para con el lado izquierdo de la nave, mirando hacia los espectadores, como una medida de seguridad para mantener el lado presidencial del avión, fuera del alcance de la vista.
En la zona de oficinas, el Air Force One tiene acceso a servicios de:
Fotocopiadoras, impresoras, procesadores de texto, Internet Banda Ancha, Redes Celulares, así como sistemas de telecomunicación; incluyendo 85 teléfonos y 19 televisores.
También existen servicios de fax seguros y no seguros, y redes de datos.
La mayoría de los muebles a bordo, han sido fabricados a mano, por carpinteros profesionales.
Los teléfonos blancos, son para comunicaciones normales, mientras que los negros, son para comunicaciones confidenciales.
Cuenta además, con sala de conferencias en tiempo real, internet, y televisión satelital, y comunicaciones por radio.
Todas las comunicaciones, inclusive, las de los tripulantes hacia otros tripulantes en el avión, pasan por un centro de mandos, que verifica que no haya ninguna interferencia, y desde el mismo, se comunican con tierra para informar la llegada del avión.
Los aviones, también pueden funcionar como centro de mando militar, en caso de un incidente, como un ataque nuclear.
Las modificaciones operacionales, incluyen la posibilidad de reabastecimiento en vuelo, y medidas contra misiles antiaéreos.
La electrónica a bordo, está conectada con aproximadamente, 383 km de cable, el doble que un 747 regular.
Todos los cables, están cubiertos por un fuerte escudo que los protege de los ataque de pulso electromagnético, en caso de un ataque nuclear.
Los aviones además, poseen contramedidas electrónicas (ECMs) para interferir los radares enemigos, y bengalas para evitar los misiles que buscan fuentes de calor.
Muchas de las características del Air Force One, se consideran Información Clasificada, por razones de seguridad.
Como dato, además, el Air Force Two, es el indicativo que asigna el control de tráfico aéreo, a cualquier aeronave de La Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que transporta al Vicepresidente de los Estados Unidos.
En adición a la responsabilidad de transportar al Vicepresidente, estos aviones, también se encargan del transporte de La Primera Dama, donde toman el indicativo de “Executive One Foxtrot”
En otras ocasiones, estos aviones cargan a miembros del congreso, o invitados del presidente.
Dentro y fuera de Los Estados Unidos, el mandatario estadounidense, utiliza para viajes cortos, helicópteros blindados del tipo Sikorsky VH-3D Sea King (S-61B), de los cuales, cuentan con 7 ejemplares activos idénticos.
Durante los atentados del 9/11, El Presidente George W. Bush, estuvo casi todo el día en el aire, para evitar ser localizado, y que pudiesen atentar contra él.
Pero por este motivo, se produjo una situación contradictoria, ya que si bien era difícil localizar al Air Force One, este a su vez, no debía emitir ningún tipo de comunicación, ya que la señal podría ser localizada, y triangulada su posición.
Finalmente, se decidió que el Air Force One, aterrizaría en El Fuerte Andrews, desde donde el presidente se dirigió a la nación por televisión, ambos aviones se mantuvieron encendidos, hasta que el presidente volvió al aire, sin rumbo conocido, y con el espacio aéreo de Los Estados Unidos de América, exclusivamente para el Air Force One.
“The most important man, the surest airplane, the most dangerous hijackers...”
Air Force One es una película de acción, del año 1997, dirigida por Wolfgang Petersen.
Protagonizada por Harrison Ford, Gary Oldman, Glenn Close, William H. Macy, Dean Stockwell, Paul Guilfoyle, Jürgen Prochnow, Wendy Crewson, Xander Berkeley, Liesel Matthews, Tom Everett, Donna Bullock, Michael Ray Miller, entre otros.
El guión es de Andrew Marlowe.
Air Force One obtuvo 2 nominaciones al Oscar como mejor montaje y sonido.
Air Force One tiene como base temática, la eterna lucha entre la democracia y el comunismo diabólico, que tiene una nueva contienda, en esta oportunidad, a 10 mil pies de altura.
Air Force One narra “un imaginario incidente”, entonces, en el que unos terroristas secuestran el avión en el que viaja El Presidente de los Estados Unidos.
Algo que primeramente cabe destacar de Air Force One, es su incesante acción.
Así es, porque tras cada problema, le sucede otro.
A la vez, el suspenso es algo constante en Air Force One, y también es algo que está hecho a la perfección, porque se preocupa de ciertos detalles, por pequeños que puedan ser.
Contrario a otros gobernantes, una de las principales iniciativas del Presidente James Marshall (Harrison Ford) fue su negativa para negociar con terroristas, o gobiernos dictatoriales, los cuales, no sólo representan un grave peligro para sus respectivos pueblos, sino también, para Los Estados Unidos.
Un grupo terrorista, liderado por Ivan Korshunov (Gary Oldman) alias Egor, ha secuestrado el avión Air Force One, en el que viaja El Presidente de los Estados Unidos, y exige la liberación de un despiadado General ruso, Ivan Radek (Jürgen Prochnow), antiguo Dictador de Kazajistán, que fue detenido 3 semanas antes del secuestro, por anunciar públicamente, que iba a suprimir la democracia en Kazajistán, y que instauraría un régimen comunista en el país, cuya captura requirió la alianza de fuerzas soviéticas y estadounidenses.
En Air Force One, se plantea un doble dilema:
A nivel institucional, La Vicepresidente de los Estados Unidos, Kathryn Bennett (Glenn Close) debe considerar si admite la muerte de unos pocos pasajeros, aunque entre ellos está la familia del propio Presidente de los Estados Unidos; o si cede ante las peticiones de los terroristas, lo que puede ocasionar la muerte de miles de personas.
A nivel personal, el propio presidente de los Estados Unidos, debe optar entre proteger su esposa Grace (Wendy Crewson) e hija Alice (Liesel Matthews), o proteger al mundo.
Lejos de negociar con criminales, el Presidente Marshall recurriría hasta las últimas consecuencias, para mantener un gobierno estable, y garantizar la seguridad de sus ciudadanos.
Su compromiso con el pueblo sería tan fuerte, que incluso sería capaz de anteponer el bien común, a la seguridad de su familia.
La trama es buena; los giros del guión están muy bien hechos, y gran parte resulta creíble; ya que quizás, hay puntos referidos al realismo en que Air Force One falla, pero no es una razón, por la cual podamos aporrearla.
Los personajes están muy bien interpretados:
Gary Oldman se luce en su rol; encuentro que su papel como villano es realista; y lo vuelve a bordar como sólo él sabe hacerlo, a la perfección, a un frío y calculador comunista loco, y también terrorista, con una sangre fría que hiela nuestra propia sangre, la verdad es que es escalofriante como mata a la gente de esa manera, delante de los demás, como juega con ese terror psicológico, que infunde en sus víctimas.
Lo malo de su personaje, como cualquier otro terrorista, es que les encanta contar, antes de actuar…
Harrison Ford, interpreta al veterano de La Guerra de Vietnam, ahora convertido en presidente, con toda la fuerza, testosterona, y carisma, que cualquier presidente debería tener; y mantiene la tensión en el espectador durante todo el metraje, siendo especialmente brillante, todo el pasaje central, con el presidente “jugando al gato y al ratón” con los terroristas.
Según Ford, él no se inspiró en Bill Clinton, a la hora de interpretar el papel de presidente; pero si le pidió a Clinton, Presidente de Estados Unidos en aquel momento, poder visitar el Air Force One de verdad.
Como curiosidad, el personaje de Harrison Ford, hace mención de un piloto llamado Danny Barr, dicho piloto existe, y de hecho, es uno de los más veteranos que han llevado el Air Force One de verdad.
En realidad, me ha encantado la química que desprenden en pantalla, Gary Oldman y Harrison Ford; y ni hablar de Glenn Close, en el papel de La Vicepresidente Kathryn Bennett, que se traga la pantalla con cada “close-up”
Otro punto a destacar, es la perfecta simbiosis, o combinación de acción real, y el uso de efectos especiales, estos últimos, se usan cuando la historia realmente lo requiere, pero sin abusar de ellos, y pese a sus años, mantienen un nivel de espectacularidad y de realismo irreprochables.
Aquí todas sus imágenes infográficas, tienen un sentido y razón de ser, están completamente justificadas, con un trabajo sobresaliente.
Recordemos que se trata de 1997… y con costo, vemos celulares.
Air Force One entretiene mucho, y eso basta.
De todos modos, es una acción que no harían los amantes de las historias políticas, ya que Air Force One es ideal para ellos.
Y si decimos que es patriotera, 1000% estadounidense, pues basta con su título para debatir lo contrario, es decir, ya están advertidos.
Sobre el punto político, es interesante remarcar ciertas cosas, como es el hecho de colocar los intereses políticos sobre los morales, problema que plantea Air Force One.
Así por ejemplo, se van desarrollando ideas a lo largo del metraje, y que le resultan importantes para su “armonía argumental”, por no usar la palabra desarrollo.
Puede que Air Force One aproveche de denunciar ciertas cosas, introduciendo en ella este elemento; fíjense especialmente, en un personaje que se encuentra con El Vicepresidente (Glenn Close); en sus modos de hablar, de moverse, e incluso en su mirada.
“Get off my plane!”
Como datos curiosos; comencemos con los famosos fallos:
Air Force One parece montado, siguiendo las reglas del videojuego.
Con una bala perdida, que agujere el casco del avión, y este no se reviente, siguiendo las leyes de la física, la cosa en Air Force One, ya va mal.
Si bien hay mucha acción, violencia extrema, disparos y explosiones de rutina, es prácticamente nulo, el contenido, y no posee absolutamente, alguna crítica a la política exterior de Estados Unidos.
En lo que respecta a la producción, diversas escenas dentro del avión, algunos hombres, entre ellos, el presidente mismo, son capaces de resistir de pie, y dentro del avión, a pesar de estar situados junto a una puerta abierta, la cual genera una presión o turbulencia, de debería arrojarlos a todos fuera del aparato, esa consecuencia, inclusive, lo puede provocar una bala que dañe el casco del avión.
Los aviones que escoltan al Air Force One, parecen tener solo miramientos con el país origen de los secuestradores, a la hora de sobrevolar espacio aéreo extranjero, pero...
¿Qué pasa con el resto de los países, que han sobrevolado antes?
No se sabe…
La revista Entertainment Weekly, realizó un artículo, donde aparecían una serie de inverosimilitudes con el Air Force One real, tales como la cápsula de escape para el presidente, el salto en paracaídas de varios viajeros, a través de una puerta trasera...
Mientras que detalles como las contramedidas a los ataques de misiles, y la ubicación de habitaciones y mobiliario, es muy fiel al avión original.
Pero Air Force One se caracterizó, por su exagerada y fantasiosa descripción de las capacidades del avión; por ejemplo:
El verdadero Air Force One, no porta oficialmente, una cápsula de escape, aunque en realidad, esto no puede ser refutado, ya que las especificaciones exactas de la aeronave, son clasificadas.
Sin embargo, a los espectadores, se le da una visita en detalle del avión y sus sistemas; ambos reales y ficticios.
Como que en la vida real, El Presidente es la última persona que sube en el avión, etc.
El armamento que vemos en Air Force One, es el siguiente:
Beretta 92FS, SIG-Sauer P226, Heckler & Koch MP5 (Modelos A5 & K), Colt M4 Carbine, y Kalashnikov AK-47.
Los Air Force One, son 2 Boeing 747-200 modificados; y para la producción, se alquiló y repintó, un Boeing 747-146 de la American International Airways (AIA), y que originalmente había pertenecido a Japan Air Lines.
Como dato, solo el trabajo de pintura, costo $300,000.00.
Los aviones usados en Air Force One, son:
VC-25A Air Force One, F-15C Eagle, KC-10A Extender, C-5B Galaxy, C-141B Starlifter, UH-1N Huey, UH-60A Blackhawk / MH-60G Pavehawk, MiG-29A Fulcrum, MC-130E Combat Talon I, y Mi-24D Hind.
Como curiosidad del Air Force One / SAM 26000:
A finales de junio de 1963, Kennedy voló hasta Berlín, en el Boeing VC-137C SAM 26000, donde hizo su famoso discurso “Ich bin ein Berliner” o “Yo soy un berlinés”; y a Irlanda.
Un mes más tarde, rompió 30 récords de velocidad, al llevar una delegación a Moscú, incluyendo, el vuelo más rápido sin paradas, entre Washington y Moscú.
El 22 de noviembre de 1963, el SAM 26000, transportó al Presidente John F. Kennedy hasta Dallas, Texas, donde esa tarde sería asesinado.
Fue en el avión donde el Vicepresidente Lyndon B. Johnson, prestó juramento, y el avión llevó el cadáver de Kennedy, de vuelta a Washington.
El SAM 26000, voló sobre El Cementerio Nacional de Arlington, mientras Kennedy era sepultado.
El SAM 26000, también llevó al Presidente Richard Nixon en sus viajes históricos a La República Popular China, y a Rusia en 1972.
Más adelante, en el mismo año, el SAM 26000, se convirtió en la aeronave de reemplazo, cuando otro 707, SAM 27000, lo sustituyó.
El 22 de enero de 1973, muere Lyndon B. Johnson; y 2 días después, el SAM 26000, trajo el cadáver del ex presidente a Washington, desde Texas, para su funeral de estado el día siguiente.
Después del funeral, el SAM 26000, volvió a llevar su cuerpo, en un viaje final a casa, de vuelta a Texas para su entierro, aterrizando en La Base Aérea Bergstrom en Austin, La Base Aérea desde la que Johnson despegó y aterrizó durante su presidencia.
El Presidente Nixon, llamó a la flota presidencial “The Spirit Of 1976”, en reconocimiento al venidero Bicentenario de Los Estados Unidos.
En 1974, cuando Richard M. Nixon dimitió de su mandato, y salió en el Air Force One hacia La Base Aérea de Andrews, se decidió, que el avión Boeing VC-137C SAM 27000, cambiara su designación a SAM (SAM 27000), en vez de Air Force One.
Fue con el Presidente Gerald R. Ford, quien decidió que el nombre de la aeronave, tendría que ser “Air Force One”, junto con el indicativo del control de tráfico aéreo.
Así las cosas, el SAM 27000, fue la aeronave presidencial principal, que sirvió a más presidentes que cualquier otra.
Entró en servicio bajo el mandato de Nixon, y luego sirvió a Gerald R. Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, y George H. W. Bush, hasta su reemplazo en 1990, por el Boeing 747.
En 1987, Reagan voló en el SAM 27000 a Berlín, donde hizo su famoso discurso:
“Tear down this wall!” o “Derribe este muro”
El SAM 27000, siguió sirviendo como Air Force Two, hasta que los Boeings 757 C-32, llegaron en 1998, y en muy contadas ocasiones, como “Air Force One” hasta 2001.
Las aeronaves que sirvieron formalmente como Air Force One, se encuentran en exhibición en el Hangar Presidencial del Museo Nacional de La Fuerza Aérea de los Estados Unidos, en La Base Aérea Wright-Patterson en Ohio:
El “Sacred Cow”, “Independence”, “Columbine III”, “SAM 26000”, y otras pequeñas aeronaves presidenciales, así como en El Museo del Vuelo en Seattle, Washington, el anterior VC-137B.
El Boeing 707, que sirvió como Air Force One durante los años 1980, SAM 27000, está en exhibición en La Biblioteca Presidencial de Ronald Reagan.
El jet es parte del museo del viaje presidencial, situado en este lugar.
El Pabellón del Air Force One, se abrió al público, el 24 de octubre de 2005.
Un Douglas VC-118A Liftmaster, utilizado por John F. Kennedy, está en exhibición en The Pima Air & Space Museum, en Tucson, Arizona.
Así las cosas, y tras toda esta reseña histórica, la atmósfera del Air Force One, se apoya enormemente en las notas musicales de Jerry Goldsmith, que van desde lentos sonidos para escenas críticas, a rápidas y fuertes piezas musicales, para aquellas que lo necesitan.
También, el tema principal es excelente; está lleno de patriotismo y energía.
“I trusted you with my life!”
Uno de los cargos más influyentes del mundo, no ha sido ajeno a lo largo de la historia del cine, a numerosas películas que han analizado los peligros y tentaciones del poder.
La presentación del Presidente de EEUU, resulta tan idealista y perfecta, como increíble, y es que si recordamos sus diferentes y muy numerosas virtudes, nos encontramos con el sueño de todo ciudadano estadounidense, y la perfecta muestra de aquello que nos han intentado vender desde siempre, y que parece querer legitimar, cualquier acción que este emprenda, ya que si él no lo hace, nadie lo hará; ya que el presidente ruso, en apenas un par de planos, es puesto como un bobalicón dubitativo y cobarde, un comunista que no podría ni decidir qué le apetece para comer en un McDonalds…
Y es que hayamos una de las películas más propagandísticas de la historia del cine, ufana hasta el hartazgo, que de manera totalmente sibilina, sigue lanzando píldoras de aquella historia tan certera, que contaba Michael Moore en “Bowling For Columbine” (2002), sobre “La Teoría del Miedo”:
Cualquier cosa no estadounidense, puede ser, y probablemente será, peligrosa.
Los estadounidense siguen temiendo conspiraciones, incluso varios años después de que el muro de Berlín fuese derribado, y el comunismo cayera a un abismo tan profundo, del que le ha sido imposible levantarse; y han sido incapaces de darse cuenta, cómo en estos últimos 8 años, los estadounidenses han sido quienes han originado la gran mayoría de conflictos bélicos, que han provocado la mayor crisis financiera desde 1929, y que su magnífico presidente, no sea más que un “proyecto de chimpancé”, que se atraganta comiendo galletas, y al que le hace gracia bromear sobre las armas de destrucción masiva, y aquí, el fantasma de los rojos, de la eterna visión del ruso, y sus países satélites, como enemigos del bien, es realmente preocupante, pues demuestra el constante miedo de un país, que si quisiera, podría aplastar al resto, con sólo pulsar un botón.
George W. Bush, una vez dijo:
“El árbol de la libertad, debe regarse de vez en cuando con la sangre de los valientes, y de los tiranos comunistas.
Y de paso, con la sangre de civiles, mujeres, y niños de países del Medio Oriente, bajo los cuales, hay millares de litros de petróleo”

“So will the next President!”



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