I, Robot

“What will you do with yours?”

Imaginemos un mundo, en el que las motocicletas funcionen solas, los robots dirijan orquestas sinfónicas, y los patrones del pensamiento de un animal, puedan mover un robot.
No; no se trata de previsiones trasladadas a un futuro lejano… sino de los titulares de los periódicos de hoy.
“Thank you... you said “someone”, not “something”
I, Robot es una película de ciencia ficción, producida en 2004, y dirigida por Alex Proyas.
Protagonizada por Will Smith, Bridget Moynahan, Bruce Greenwood, Chi McBride, Alan Tudyk, James Cromwell, Jerry Wasserman, Shia LaBeouf, entre otros.
El guión es de Jeff Vintar y Akiva Goldsman, sobre algunos relatos de Isaac Asimov.
I, Robot estuvo nominada al Oscar como mejores efectos visuales.
Aunque a I, Robot se atribuye la historia a Las Series de Robots de Isaac Asimov, que incluye una recopilación de cuentos del mismo nombre, en realidad, está basada en un guion de Jeff Vintar, titulado “Hardwired”
El “I, Robot”, de Isaac Asimov, es un volumen publicado en 1950, en el que se recogen una serie de relatos, enlazados por la temática y el hilo argumental, que se establecen y plantean los problemas de “Las 3 Leyes de La Robótica”, que son un compendio fijo e imprescindible de moral, aplicable a supuestos robots inteligentes.
“Las 3 Leyes de La Robótica” son un conjunto de normas escritas por Isaac Asimov, que la mayoría de los robots de sus novelas y cuentos, están diseñados para cumplir.
En ese universo, Las Leyes son “formulaciones matemáticas impresas en los senderos positrónicos del cerebro” de los robots, líneas de código del programa de funcionamiento del robot, guardadas en la ROM del mismo.
Aparecidas por primera vez en el relato “Runaround” (1942), establecen lo siguiente:
1. Un robot no puede hacer daño a un ser humano, o por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes, entrasen en conflicto con La 1ª Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia, en la medida en que esta protección, no entre en conflicto con La 1ª o La 2ª Ley.
Esta redacción de las leyes, es la forma convencional, en la que los humanos de las historias las enuncian; su forma real sería, la de una serie de instrucciones equivalentes y mucho más complejas en el cerebro del robot.
Según el propio Asimov, la concepción de “Las Leyes de La Robótica” quería contrarrestar un supuesto “Complejo de Frankenstein”, es decir, un temor que el ser humano desarrollaría, frente a unas máquinas que hipotéticamente pudieran rebelarse, y alzarse contra sus creadores.
De intentar siquiera desobedecer una de las leyes, el cerebro positrónico del robot, resultaría dañado, irreversiblemente, y el robot moriría.
La complejidad reside, en que el robot pueda distinguir cuáles son todas las situaciones que abarcan “Las Tres Leyes”, o sea, poder deducirlas en el momento.
Por ejemplo:
Saber en determinada situación, si una persona está corriendo peligro o no, y deducir cuál es la fuente del daño.
Si bien “Las Tres Leyes de La Robótica” representan el código moral del robot; un robot va a actuar siempre bajo los imperativos de sus “Tres Leyes”
Para todos los efectos, un robot se comportará como un ser, moralmente correcto.
Sin embargo, es lícito preguntar:
¿Es posible que un robot viole alguna de sus “Tres Leyes”?
¿Es posible que un robot “dañe” a un ser humano?
La mayor parte de las historias de robots de Asimov, se basan en situaciones en las que a pesar de “Las Tres Leyes”, podríamos responder a las anteriores preguntas con un “sí”
Asimov crea un universo, en el que los robots son parte fundamental, a lo largo de 10 mil años de historia humana, y siguen teniendo un papel determinante, durante 10 mil años más.
Es lógico pensar, que el nivel de desarrollo de los robots, variaría con el tiempo, incrementándose su nivel de complejidad cada vez más.
Según Asimov, un robot no razona, es lógico.
Los relatos plantean diferentes situaciones a las que tendrán que enfrentarse distintos especialistas en robótica, y en las que se plantean paradojas, e ingeniosos ejercicios intelectuales, que indagan sobre la situación del hombre actual, en el universo tecnológico.
Este thriller, “I, Robot”, que por el título se supone, que tenía que descansar principalmente en textos del científico y escritor Isaac Asimov, un interesante y prolífico divulgador y autor literario, cuya principal aportación al mundo de la ciencia ficción, fue la enunciación de “Las Tres Leyes de La Robótica”, no es más que un film de acción futurista, de espléndida factura, y elevado pulso narrativo, establecido como vehículo para el lucimiento de su estrella protagonista, Will Smith, que poco o nada tiene que ver con los relatos del escritor estadounidense de origen ruso.
Algunas ideas de Asimov acerca de los robots, la más importante, “Las Tres leyes de La Robótica” fueron añadidas al guion de Vintar, después de que los productores adquirieron los derechos sobre el título del libro.
I, Robot tiene también, alguna semejanza con un cuento de ciencia ficción de 1939, pre-Asimov, “I, Robot” de Eando Binder, que trata de un robot humanoide “inteligente”, quien es culpado por la muerte de su creador.
Este relato, tampoco está relacionado con los cuentos de Asimov.
“My father tried to teach me human emotions.
They are... difficult”
Rodada en Chicago, California, EEUU; y en Columbia Británica, Canadá; el relato es entretenido, contando la historia por momentos, en tono de thriller, y por momentos, en tono de comic.
De esta forma, la adaptación del cuento de ficción, en guión cinematográfico narrado, presenta una interesante transferencia de expresiones del mundo futurista, y ciertos signos vitales del mundo de hoy, todavía vigente en aquellos futuros años, y si bien, el relato gira en función a su actor principal, son los robots quienes cobran gran protagonismo.
El mundo que se crea alrededor de un nuevo estilo de vida, y se proyecta hasta el detalle, cobra una perfecta realización futurista.
I, Robot sitúa la historia, en la ciudad de Chicago, en el año 2035, en un mundo donde los humanos dejan a cargo de los robots, las tareas cotidianas, y sobre todo domesticas, así como también, los trabajos más forzados ,y la seguridad misma de los humanos.
Este circuito perfecto, que aparentemente no puede fallar, se ve doblegado al ocurrir un asesinato, nada menos que del creador de este sistema de robots, el caso quedara a cargo de un particular detective de homicidios, que descubrirá detrás del aparente asesinato, ¿o suicidio?, una trama aun más profunda y controvertida.
El uso de robots está tan extendido, que prácticamente existe uno en cada hogar.
Dichos robots son manufacturados por la empresa U.S. Robots and Mechanical Men, Inc., fundada en 1982, por Lawrence Robertson (Bruce Greenwood)
Pero en la semana, en donde la empresa se prepara para realizar la mayor operación comercial de la historia, el reemplazo de todos los robots existentes, por la nueva generación NS-5, mucho más ágil e inteligente; el ingeniero en jefe, Alfred Lanning (James Cromwell), aparece muerto en el hall del edificio de la corporación.
Todas las pistas indican, que ha sido un suicidio, y que el ingeniero se ha lanzado al vacío desde la ventana de su oficina; pero el escéptico investigador, Dell Spooner (Will Smith) no está convencido de ello, y las pistas del detective, parecen estar en lo cierto, cuando es atacado por un robot prototipo llamado Sonny (Alan Tudyk), principal sospechoso del fallecimiento, que se encontraba escondido en el lugar.
Spooner, un enemigo de la tecnología, y especialmente de los robots, está convencido de que el androide es el responsable de la muerte del ingeniero... pero la aparición de numerosos detalles oscuros en la investigación, comienzan a mostrarle al policía, que las cosas no son tan simples como parecen, y que quizás esté frente a una conspiración de proporciones monumentales.
El Detective Spooner, a medida que se acerca la verdad, tendrá que luchar por su propia vida, al descubrir que unos robots “inteligentes” intentan sabotear la investigación.
El tiempo se acaba, y una gran amenaza emerge del centro del mundo mecanizado, poniendo en peligro la existencia de la propia humanidad.
Y es que I, Robot trata la relación entre seres humanos y robots.
El autómata se integra en la sociedad, por su valor útil y seguro.
“Las Tres Leyes de La Robótica” de Isaac Asimov, son la clave para que robots puedan convivir con los humanos, sin riesgo para los estos últimos, considerados siempre como superiores.
Hasta que la armonía entre lo humano y lo automático se desvanece.
El “padre” de los autómatas, acaba de aparecer muerto en el edificio de la empresa que los crea.
En la investigación de lo que parece ser un suicidio, el protagonista, un agente de policía, que desconfía mucho de los autómatas, descubre a Sonny, un robot que parece haber desarrollado “facultades superiores”:
Duda, tiene emociones, estudia a la gente…
En este momento, el ser humano se siente amenazado, horrorizado por la presencia de humanidad en algo que técnicamente, no lo es.
Esto nos lleva, necesariamente, a recordar historias mundialmente conocidas como la de “Frankenstein”, o la omnipresencia, frialdad, y crueldad de HAL 9000 en “2001: A Space Odyssey”
“You are experiencing a car accident”
I, Robot tuvo un relativo éxito en taquilla, pero no satisfizo a los seguidores de las historias originales de Asimov.
Esto se debió, a que a pesar de que en ella aparecen las mencionadas “Tres Leyes de La Robótica” y se muestran escenarios y personajes basados en sus historias, como los personajes de Susan Calvin, Lawrence Robertson, y Alfred Lanning, y la compañía U.S. Robots, y aún cuando en los créditos, se hace referencia al “libro de Asimov”, en realidad, el argumento no está basado directamente en ninguna historia, o grupo de historias de las que él fue autor.
Tampoco, I, Robot está relacionado con el guion del mismo nombre, desarrollado por Harlan Ellison, en colaboración con el mismo Asimov, en el cual, realmente se capturaba el espíritu del libro.
En definitiva, I, Robot justamente termina utilizando el recurso que el doctor Asimov repudió toda su vida, y que en el universo de sus libros llamó:
“El Complejo de Frankenstein”
Otro de los elementos extraídos de los relatos de Asimov, e incorporados a I, Robot, es el del concepto de Sonny, como un robot que puede soñar, así como el sueño que él tenía, de él liberando a los robots.
Dicho concepto proviene de un cuento corto de Isaac Asimov, llamado “Robot Dreams”
Por otro lado, el elenco lo encabeza Will Smith, una especie de héroe de ciencia ficción, destinado a salvar al mundo del dominio de los robots, brinda una interpretación dramática, aunque se permite ciertos pases de comedia, fiel a su estilo.
Ausente de un villano genuino, el resto del elenco queda a las sombras de los robots, quienes absorben el resto del protagonismo.
Es muy interesante, que los 2 personajes principales sean un cyborg, Will Smith, un hombre con partes de máquina; y Sonny, una máquina humanizada.
Es decir, 2 personajes híbridos, entre el hombre y la máquina.
Evidentemente, el mejor personaje es Sonny, o sea, el robot de ojos azules que, por cierto, tiene los ojos azules, porque es el único que no ha sido creado en la cadena de montaje.
Sonny, a pesar de ser una hojalata bastante cara, y muy futurista, es el más humano de todos:
Inteligentemente irónico, sarcásticamente amable, afán de aprendizaje, hasta incluso poético.
En esto, creo que Alex Proyas ha metido la mano.
Como dato, todos los robots en I, Robot h hacen un trabajo como esclavo, o trabajo duro:
Camarero, basurero, demoledor, peón, cocinero...
Lo que nos hace recordar un poco, a los esclavos negros de hace un par de siglos, que al igual que en I, Robot, intentan escapar de las leyes y la opresión hacia el libre albedrío.
Como decían los jacobinos franceses:
“¡Por amor a la humanidad, seamos inhumanos!”
Y será el día, en el que la selección artificial, se cargue a los actores malos, está cerca.
Pronto poner a un animatronic será mejor, y más rentable:
¡Gollum!
Y por último, la doctora Susan Calvin, la psicóloga “robótica” más típica que he visto en la gran pantalla; y que como curiosidad, es la protagonista principal de varias de las historias de Asimov.
Por otro lado, la reflexión sobre el concepto de “humano”, aplicable a otras realidades, la aparición de la conciencia o sensibilidad, o la crítica de un futuro tecnológico, muy seguro y muy cómodo, pero en el que la gente desconoce los cuentos, como el de “Hansel & Gretel”, o se siente tan sola, que necesita un robot como acompañante, están ahí.
Me pareció brutal la reflexión que hace, y sobre todo, la frase que repite el cerebro central del edificio, V.I.K.I, mientras se está apagando:
“Mi lógica es indiscutible”
De hecho lo es, el ser humano es un peligro para sí mismo, y debería ser defendido de sí mismo, pero el bien colectivo, no es necesariamente un bien individual, y al final, esa libertad individual, para decidir lo que es bueno para ti, es lo que realmente importa.
Lo bueno y lo malo está irremediablemente unido, y para eliminar lo malo, hemos de eliminar también lo bueno.
Genial el tramo final, cuando se deducen las conclusiones “lógicas” que se derivan del estricto cumplimiento de “Las Tres Leyes de La Robótica”... y es que para cualquier “no humano” somos una mierda como especie.
Esa imagen final, repleta de connotaciones mesiánicas, con los robots reuniéndose frente a su nuevo líder, una especie de nuevo Jesucristo, el único que es capaz de sentir y desarrollar inteligencia emocional, es sencillamente brutal.
Nos permite vernos reflejados a nosotros mismos, desde fuera, y ver lo terroríficos que podemos llegar a ser todos juntos, incluso, en un canto a la esperanza como ese.
“Human beings have dreams.
Even dogs have dreams, but not you, you are just a machine.
An imitation of life.
Can a robot write a symphony?
Can a robot turn a... canvas into a beautiful masterpiece?”
Al no ser exageradamente apocalíptica, las situaciones de I, Robot resultan cercanas.
La seriedad contrasta con la comicidad, y los pequeños gags que se producen en ciertos momentos.
Cabe destacar, el formidable tratamiento de las texturas, la humanidad de los robots, que aún siendo de metal, resultan extremadamente humanos.
La tecnología digital utilizada en la realización de I, Robot, está siempre en función de conseguir esta capacidad, de dar vida a lo que normalmente no la tiene, a lo inerte, a lo inanimado.
Literalmente, animar es dar vida, más allá del simple movimiento.
Dar vida a la hojalata.
Pero toda la parte más metafísica, más interesante de I, Robot, está escalonada con un thriller policíaco típico; policía con problemas, jefe que retira la placa... al igual que los momentos más reposados de la trama, se jalonan con escenas de acción de espectacularidad, y emoción variable.
Si bien, al principio se reciben con cierta frescura, acaban por hartar, y hasta hacerse odiosas.
Parece que están ahí, por razones puramente comerciales, pues son un refrito de otras películas.
El metraje inicial de I, Robot, es sobre todo, para lucimiento del más típico y estúpido “humor” estadounidense, y la descarada promoción de unas Converse, un Audi con falsos tintes futuristas, y una cadena de música de las de hoy.
Will Smith es un adolescente grandote, pero... qué estadounidense de su edad, no lo es, salvo honrosas y adultas excepciones, desde luego, no seré yo quien caiga en el reduccionismo.
Por otro lado, el auto que no fue…
El Audi RSQ, es un prototipo de automóvil deportivo cupé, que fabricó la marca alemana Audi.
Su modelo en la actualidad, está reflejado en el Audi R8.
Como coche de ficción que es, no se han facilitado datos ni de potencia, ni de prestaciones, ni de medidas; sin embargo, se adelanta que no se mueve sobre ruedas, sino sobre esferas.
Además, se dice que tendrá motor central, que sus puertas se abren hacia atrás, y que en el diseño, se han tenido en cuenta, las exigencias del director de la película I, Robot, pero que se han mantenido las típicas señas de identidad de Audi, como por ejemplo, su visible rejilla central, con los 4 aros.
Y esta es la primera vez, que Audi desarrolla un coche, específicamente para una película, aunque ya antes había participado como socio automovilístico, en diferentes films con coches ya concebidos.
El Audi de I, Robot, es un prototipo para los próximos años 30 o 40.
Sus características son:
Adherencia magnética a la carretera, ruedas esféricas de goma, voz de ayuda en carretera, aviso de choque, colisión o escape de la carretera, puertas de tijera de apertura superior, parabrisas panorámico, control por voz, conducción automática, esto último, en la película.
El volante se despliega automáticamente a su posición, desde el tablero de instrumentos, permitiendo que el conductor lo pliegue y repliegue con facilidad.
Así las cosas, en I, Robot se da por superada la rueda…
Y con eso, creo que I, Robot es un análisis hacía nuestra naturaleza más básica como seres humanos, en medio de un entorno moderno y contemporáneo.
Y eso nos ayuda, no solamente a ver donde estamos, sino a entender hacia donde nos dirigimos.
“What... am... I?”
En I, Robot, las criaturas que se rebelan contra el creador, el mito del progreso ilimitado y de la tecnología como panacea, la deshumanización de un mundo que se olvida de lo característico del hombre; la necesidad de las emociones, y el amor para la convivencia, o de la conciencia y la reflexión para conocer la verdad, por encima de la fría lógica que cualquier ordenador aplicaría.
Pero también, se hace hincapié en el sentido de quien es consciente de ser “alguien” y no “algo” cuando algo defectuoso empuja a la “eutanasia”, en este caso de Sonny, un robot especial, al que se ha dado emociones, y una tarea “sentida” para su existencia, y que resultará decisivo en el devenir.
Por encima de ese planteamiento humanista, se advierte otro de índole socio-político, en el que el poder autoritario se impone, e iguala a todos hasta hacerles perder su singularidad:
Ahí están esos ejércitos de robots, idénticos en su apariencia, y en sus entrañas, programados para la guerra, sin sentimientos, ni voluntad propias.
Son seres impersonales y clónicos, no únicos, y por tanto, desechables en cuanto cumplan su misión.
Esa es la óptica de los totalitarismos, no sólo de los histórico-políticos, sino también de los que anulan al individuo, y le encauzan hacia el pensamiento único y uniformado, mediante la intoxicación o manipulación informativa.
Recientemente, en el año 2011, el Engineering and Physical Sciences Research Council, (EPSRC) y el Arts and Humanities Research Council, (AHRC) de Gran Bretaña, publicaron conjuntamente un conjunto de 5 principios éticos “para los diseñadores, constructores, y los usuarios de los robots en el mundo real, junto con 7 mensajes de alto nivel”, destinado a ser transmitido, sobre la base de un taller de investigación, en septiembre de 2010; los 5 primeros son:
1. Los robots no deben ser diseñados, exclusivamente o principalmente, para matar o dañar a los humanos.
2. Los seres humanos, no los robots, son los agentes responsables.
Los robots son herramientas diseñadas para lograr los objetivos humanos.
3. Los robots deben ser diseñados, de forma que aseguren su protección y seguridad.
4. Los robots son objetos, no deben ser diseñados para aprovecharse de los usuarios vulnerables, al evocar una respuesta emocional o dependencia.
Siempre debe ser posible, distinguir a un robot de un ser humano.
5. Siempre debe ser posible, averiguar quién es el responsable legal de un robot.
Y los mensajes destinados a ser transmitidos fueron:
1. Creemos que los robots tienen el potencial de proporcionar impacto positivo inmenso para la sociedad.
Queremos animar a la investigación del robot responsable.
2. La mala práctica nos perjudica a todos.
3. Abordar las inquietudes obvias del público, nos ayudará a todos avanzar.
4. Es importante demostrar que nosotros, como especialistas en robótica, estamos comprometidos con los mejores estándares posibles de la práctica.
5. Para entender el contexto y las consecuencias de nuestra investigación, se debe trabajar con expertos de otras disciplinas, tales como:
Ciencias sociales, derecho, filosofía, y las artes.
6. Debemos tener en cuenta la ética de la transparencia:
Hay límites que deben ser accesibles.
7. Cuando vemos las cuentas erróneas en la prensa, nos comprometemos a tomar el tiempo, para ponerse en contacto con los periodistas.
Y es que hoy en día, los robots se usan ampliamente, para llevar a cabo tareas que se consideran demasiado peligrosas para los seres humanos.
Entre los usos comunes, se pueden mencionar la limpieza de residuos tóxicos, la exploración espacial, la retirada de minas, la desactivación de explosivos, y la exploración de entornos inhóspitos, desde los mares abisales, a los planetas más distantes.
El manejo militar, es en la actualidad, uno de los principales campos en el que se están usando robots.
Por su parte, El Congreso de los Estados Unidos, ha pedido recientemente, que para el año 2015, 1/3 de los vehículos terrestres de los 3 ejércitos, sean no tripulados.
A la vista de estos adelantos, hay pocas dudas, de que en el futuro próximo, los robots serán una parte de nuestra vida cotidiana, en la que podremos confiar.
Pero:
¿Qué ocurriría, si esa confianza desapareciera?

“You have so got to die!”



Comentarios

Entradas populares