Footloose

“One kid.
One town.
One chance”

Elmore City, en Oklahoma, EEUU, es un orgulloso pueblo, temeroso de Dios.
“Si el sur es El Cinturón de La Biblia de La Nación”, dice un Ministro local:
“Nosotros somos La Hebilla”
Y es que Elmore City no tiene tabernas, hay una sala de cine, y una pequeña tienda de licores…
Es el tipo de ciudad, donde los vecinos echan una mano en el momento del parto, o cuando el refugio de la tormenta se está deteriorado.
Y entre los vicios modernos, que nunca se afianzaron en Elmore City, era el baile público.
De hecho, se había sido prohibido por la ley, desde que la ciudad fue fundada.
Aunque las escuelas locales podrían conseguirlo técnicamente, en torno a la ley, mediante el patrocinio, sólo por invitación a bailes privados; las autoridades escolares por su parte, han tenido siempre, una política estricta en contra de ellos.
Corría el año 1979 en Elmore City, y acercándose el baile anual, la música estaba prohibida por esa vieja ordenanza, que aún no había sido derogada, permaneciendo vigente por muchos años.
Fue así, como los jóvenes del pueblo, se rebelaron contra tal medida, y lograron que finalmente, el baile estuviera permitido en su propio festejo de graduación.
En 1980, Mary Ann Temple-Lee, junto a su entonces director de escuela, Leonard Coffee, y la mayoría de los estudiantes la secundaria, lucharon por tener su baile, prohibido en su ciudad por 80 años; por una ley local que data de 1898, y había censurado el baile público.
Hubo bandos de inmediato:
“Nada bueno ha venido de un baile”, dijo El Reverendo F.R. Johnson, de La Iglesia Pentecostal Unida, en las cercanías de Hennepin, siendo padre de 2 hijas adolescentes.
“Si alguien tiene un baile, se bloqueará, y se le buscará por sólo 2 cosas:
Las mujeres y el alcohol.
Cuando los niños bailan entre sí, consiguen excitarse sexualmente.
Puedes creer lo que quieras, pero una cosa lleva a la otra”, censuró.
El Reverendo Johnson, insistió en que habló en nombre de muchos de los eclesiásticos de la zona, y muchos de sus feligreses.
En una reunión de la ciudad, para examinar la cuestión, un ciudadano local, predijo que después del baile, “habría un aumento de embarazos en la escuela, ya que cuando los niños respiran en los oídos de los demás, y ese será el siguiente paso”
El Superintendente Escolar, Dale Kirby, dirigió cuidadosamente un camino intermedio, negándose a la realización de la fiesta de graduación, o en contra de ella.
Él dijo, que siempre habrá algunos jóvenes, que podrían salirse de la línea, y agregó enfáticamente:
“Sólo hay 2 cosas que pueden controlarlos; y son los padres”
Algunos padres, señalaron que podría ser mejor para sus hijos, estar bailando bajo la supervisión de un baile, que “Dios-sabe-donde” por su propia cuenta.
La votación histórica, fue tomada el 3 de marzo de 1980:
La junta escolar votó 3-2.
Los estudiantes de secundaria habían ganado, y se mantuvo su baile de graduación.
El padre de Mary Ann Temple-Lee, acordó que un baile supervisado, era la mejor alternativa para los menores de edad, y los estudiantes celebraron la fiesta de graduación en la cafetería de la escuela.
Refrescos y juegos, se presentaron en el gimnasio contiguo, por los líderes de la iglesia, los mismos que se habían opuesto inicialmente al baile.
Entre los estudiantes invitados, figuraba Lester Elmore, el nieto del fundador de la ciudad.
A pesar de que no asistió al baile de la escuela, si llegó desde Alamogordo, Nuevo México, para estar en la ciudad para la ocasión especial.
“La primera canción que sonó fue “Stairway To Heaven” de Led Zeppelin, que es un poco difícil de bailar”, dijo Mary Ann.
“Nadie sabía lo que estaban haciendo, así que todo era bueno”, agregó Temple-Lee.
Además, ella dijo, que el alumnado necesitó de un pequeño empujón, para dar rienda suelta en la pista de baile:
“Muchos de los chicos no sabían bailar, así que tome la iniciativa, nos juntamos todos en una línea, sólo para romper el hielo.
Y una vez que hicimos “el bunny hop”, todos los demás sólo empezaron a saltar”, recuerda con cariño.
Curiosamente, no todos los hombres tenían 2 pies izquierdos:
El frío y sereno Mike Niblett, de 17 años de edad, fue la primera persona en la pista de baile, con su pareja, Catherine English, de 18, y que más tarde ganó el concurso de limbo.
¿Su secreto?
“Muchos de nosotros hemos ido a bailar antes”, explicó Mike, “pero siempre hemos tenido que conducir muy lejos de hacerlo”
Cuando el baile terminó, todas las preocupaciones graves fueron infundadas.
“Fue exactamente como pensé que sucedería”, dijo El Superintendente Kirby; y agregó:
“Son un buen grupo de jóvenes”
Tras los hechos, la comunidad recibió la atención nacional, sobre el acontecimiento histórico, y el lanzamiento de la película de Hollywood “Footloose” (1984) como base cinematográfica, hizo de los adolescentes, celebridades locales.
Más interesante resulto, la reunión de los valientes danzarines, organizada en el año 2010, por la cadena estadounidense ABC, en la cual, se recreó el espíritu de rebelión imperante en los 80, y permitió conocer las verdaderas caras de los entonces, adolescentes protagonistas.
Incluso, hubo un desfile en honor de este evento, así como concursos de baile, y reuniones escolares.
La pequeña comunidad, marcó la ocasión con un gran baile público, y carreras de tractores, aunque no tan peligrosos como en el film que recreó el acontecimiento.
“Es maravilloso”, dijo Coffee.
“Estoy feliz que 30 años después, todavía están teniendo el baile de graduación.
Eso me tiene muy orgulloso”
“All he wanted to do was dance”
Footloose es una película musical estadounidense, estrenada en el año 1984, dirigida por Herbert Ross.
Protagonizada por Kevin Bacon, Lori Singer, Sarah Jessica Parker, John Lithgow, Chris Penn, Dianne Wiest, John Laughlin, Lynne Marta, Elizabeth Gorcey, Frances Lee McCain, entre otros.
Footloose obtuvo 2 nominaciones al Oscar como mejores canciones originales:
“Footloose” y “Let's Hear It For The Boy”
Escrita por Dean Pitchford, Footloose está ligeramente inspirada, en los hechos reales ocurridos en la pequeña comunidad rural religiosa de Elmore City, Oklahoma, EEUU.
Sin embargo, el director de la escuela de Elmore, Leonard Coffee, dijo que personaje que fue interpretado por Kevin Bacon en Footloose, no era del todo exacto.
“Hubo algunas imprecisiones, así como también, una gran cantidad de licencias poéticas.
Desde luego, lo hicieron para que Footloose se vendiera.
Afortunadamente, se vendió muy bien", dijo.
Footloose fue un éxito de su época, pues se trata de uno de esos productos que surgen ante el éxito de otros filmes, de idénticas características.
Si Footloose nacía, probablemente, por el éxito de un título tan mítico como “Grease” (1978), cuyos protagonistas intervendrían también, en otros productos similares; Footloose vendría a ser un “Flashdance” (1983) en versión masculina, dirían unos…
Films como “Saturday Night Fever” (1977), y “Dirty Dancing” (1987), muestran a las claras, el interés generacional que significo la música, y como esta llegó en favor de llevar gente a los cines.
No extraña entonces, que Footloose encontrara tanta identificación entre el público adolescente y joven, que pareciera sentirse identificado con la fórmula del drama:
“Nosotros queremos, pero ello no nos dejan”
Y esa fue la clave del éxito; además de la leyenda que siempre empuja a mirar:
“Basada en hechos reales”
A día de hoy, muchas de aquellas cintas, son recordadas como pequeños clásicos de una época que ya dejamos atrás, hace ya mucho tiempo; una época que no se ha vuelto a repetir, por mucho que Hollywood se empeñe en intentarlo, a costa de “remakes”, “reboots” y secuelas tardías…
Y ese es el problema… últimamente la palabra “remake” causa escalofríos y me salen estigmas; de hecho, en el cartel de “Footloose” (2011), al comienzo de la misma, deberían de poner este mensaje:
“Las autoridades sanitarias recomiendan el visionado del original, antes del “remake” por los daños irreparables que pueda provocar en sus recuerdos, si ya la han visto”
Así las cosas, Footloose cuenta además, con una versión musical homónima, para los escenarios, estrenada en Broadway en 1998, y representada igualmente en el West End londinense.
Footloose se filmó en el estado de Utah; cuya trama combinaba, quizá con no demasiado acierto según la crítica, pero si para el público; del baile, la comedia, y una historia de amor.
Footloose habla sobre la intolerancia, y el choque entre el conservadurismo y el deseo de evolucionar, lo cual era un tema muy de actualidad, a principios de los 80's.
Footloose es una película sencilla y juvenil, no pretende ser otra cosa; de trama adolescente, de líos de instituto, de bandas rivales, y de padres puñeteros.
Pero es una película resuelta, ilusionada, y consistente.
El metraje está bien acabado, logrando un conjunto espléndidamente engranado.
Los minutos se llenan de un ritmo lleno de chispa, y de un estilo desenfadado, ciertamente peculiar.
El guión se disgrega en un sinfín de tramas y subtramas atrayentes, los diálogos y momentos, no tratan a sus personajes adolescentes como imbéciles unidimensionales, sino como seres singulares y hondos... y lo mejor de todo:
El libreto tiene trasfondo, un trasfondo desarrollado con astucia y sensatez, y que invita a la reflexión.
Footloose gira en torno a Ren McCormack (Kevin Bacon), un adolescente que ha vivido siempre en Chicago, hasta que se traslada a una pequeña localidad, donde El Ayuntamiento, ha prohibido el baile y la música rock, después de que 5 jóvenes murieran en un accidente automovilístico, tras una fiesta en la cual bailaban ese estilo de música.
Ren despierta entre sus compañeros de instituto, la pasión por la música, y todos ellos se unen para reivindicar la fiesta de graduación.
Frente a su petición, encontrarán la severa oposición del Reverendo Shaw Moore (John Lithgow), especialmente hostil, al descubrir que su hija Ariel (Lori Singer) ha sido seducida por Ren.
Footloose es una de las películas más representativas de la década de los 80, y se convirtió en todo un fenómeno de masas, dando voz a todos esos adolescentes oprimidos, que como su protagonista, sentían que no tenían ni voz ni voto en el devenir de sus propias vidas, y no tenían más opción que acatar a rajatabla, lo que los adultos les dijeran, o al menos es así como yo lo veo.
Porque a pesar de ser una película para pasarlo bien, y disfrutar de la música y de las fantásticas coreografías de sus protagonistas, también es una película que te hace pensar, porque a raíz de un terrible accidente, la libertad de los jóvenes queda reducida a la mínima expresión.
No es solo que esté prohibido bailar y escuchar música rock, sino que es ilegal, y por si esto no fuera poco, llega un momento en Footloose, en que se organiza una quema de libros, libros que ciertas personas consideran “poco apropiados” y una mala influencia para la juventud, fue aquí cuando me llevé las manos a la cabeza, incapaz de creer lo que estaba viendo.
Incluso llegué a pensar, que no estaba viendo Footloose, sino “Fahrenheit 451” (1966)
Lo más relevante de Footloose, como cité, es el guión.
Analizado en profundidad, es un excelente ejemplar de guión clásico, en todos sus aspectos.
Sobre una pizarra, podría utilizarse en un máster de guión, para dar clases a los alumnos de pulcritud y eficacia en la escritura de cine:
Presentación, nudo y desenlace.
Conflicto externo:
Prohibición de bailar y reacción ante ello, que condiciona los diferentes conflictos personales, amorosos, generacionales, religiosos, costumbre, etc.
Tramas y subtramas que se complementan y se alimentan.
Escala de valores, y en ella, ubicación de protagonistas, y antagonistas.
Secundarios positivos, y secundarios negativos, todos ellos con su aportación al avance de la acción, ninguno sobra ni excede a su cometido.
Elementos de comedia y de drama intercalados.
Héroes que mueven al grupo hacia un cometido.
Antagonistas que hacen lo mismo.
Combate entre las fuerzas rivales, y clímax que, al tratarse de una comedia, resuelve con un derroche de optimismo, a la vez que ata todos los cabos, solventando conflictos personales y externos, de un modo casi mágico, recordemos que la comedia tiene estas cosas...
Y el final.
En Footloose, la ejecución de las claves básicas del guión clásico, es más que aceptable, y es además valiente, pues no escatima algunas de las mayores dificultades de este tipo de estructura, como por ejemplo:
El entrecruzar a todos los personajes, de modo que todos los personajes importantes, tienen al menos una secuencia de diálogo, unos con otros, secuencias siempre aclaradoras y dinamizadoras de la acción, por tanto no gratuitas.
Además, y uno de los puntos más importantes, una vez dada la propuesta inicial, la acción siempre es creíble, y no rompe nunca las claves de la verosimilitud, un detalle que parece que muchos cineastas actuales, han olvidado.
El puzle encaja, y su grado de complejidad, dentro de los cánones de lo clásico, es elevado, pues mueve un número importante de elementos, aumentando la dificultad del ejercicio.
Interpretaciones, música, ambientación, etc., son elementos que una cinematografía como la de Hollywood, trabaja desde hace ya mucho, con mucha corrección sin despeinarse, con unos estándares de calidad muy altos.
Luego, la carne que rellena este esqueleto, estructuralmente sólido, tendrá más o menos encanto, será más o menos inspirada, más o menos ingeniosa.
Ahí entra el gusto de cada uno, que sobre eso, no hay nada escrito.
Así pues, estamos ante una película sólida, no es original, no es innovadora, y su creatividad es limitada, pero todo ello funciona.
Y que nos deja Footloose:
Muchos de nosotros, aprendimos gracias a Footloose, a argumentar antes de decir nada, a sacar pecho, e ir hacia un horizonte desconocido, sin más bandera que nuestro propio corazón, a luchar por lo que uno quería, en definitiva, a ser personas con un estilo de vida inconformista, y emprendedor.
La realización, es otro de los puntos fuertes de Footloose, es dinámica y afanosa, con una composición de planos acertadísima, y unas coreografías que se mantienen en la retina para siempre.
Las actuaciones están a la altura de las circunstancias:
Curiosamente, el papel de Ren McCormack, originalmente iba a ser para Jon Bon Jovi, pero al final, Kevin Bacon resultó escogido.
Sin ser excelente, Kevin Bacon nunca ha sido un actor que haya llamado mi atención... y aquí tampoco lo hace; pero encaja perfectamente en un papel que le invita a ser el ídolo de las adolescentes... y Bacon lo fue en su momento, y durante un par de años, gracias a Footloose.
Bacon dijo, que para hacer Footloose, tuvo 4 dobles:
“Yo tenía un doble, otro para el baile (Peter Tramm), y 2 de gimnasia”
Del resto del reparto, al menos son más eficientes y vigorosos, que los que estamos acostumbrados a ver en el cine juvenil actual.
Desde Chris Penn como buenazo e inocente joven de campo, pasando por Dianne Wiest como abnegada y virginal esposa, hasta una Lori Singer que se aleja con tino, del cliché de niña “borde” de pueblo.
También decir, que Footloose supuso una de las primeras actuaciones cinematográficas de Sarah Jessica Parker, en el papel de Rusty, la amiga de Ariel; y de Chris Penn como Willard Hewitt, el mejor amigo de Ren.
Los mejores momentos de Footloose:
El inicio con los créditos; mientras aparecen los nombres de los actores, se escucha la canción que da título a Footloose, y la cámara enfoca los pies de distintas personas, una cada vez, y cada uno baila a su manera.
Es algo genial de ver.
Otro de los momentos importantes, es el de la fábrica abandonada, con Bacon bailando desatado.
Y la parte cuando Kevin lo enseña a bailar a Christopher Penn, con la canción:
“Let’s Hear It For The Boy”
No obstante, hay detalles que no se cuentan:
Como lo de la muerte de los 5 chicos en el puente, la razón por la que hacen las carreras de tractores, etc.
Pero su gran talento, está en su música, en una banda sonora, que es el máximo exponente de un estilo musical generacional.
En Footloose están las mejores canciones ochenteras... y la mayoría de ellas, fueron creadas para Footloose.
Y lo que es aun mejor, sus números musicales están a la altura en fuerza e iconicidad.
Como punto de partida del conflicto, la música, en este caso, una banda sonora alegre y dinámica, en la que pueden encontrarse temas como el contagioso “Footloose” de Kenny Loggins, o los no menos pegadizos:
“Let's Hear It For The Boy” de Deniece Williams, “Holding Out For A Heroe” de Bonni Tayler, o “Dancing In The Sheets” de Shalamar, que no sólo fueron tremendamente populares, y sonaron hasta la saciedad, sino que permitieron a Herbert Ross, marcarse varias escenas, a medio camino entre el musical clásico, y el videoclip que cualquiera que haya visto Footloose recuerda.
El comienzo en concreto, que muestra alternativamente los pies de distintas personas, con diferentes estilos de vestir y de moverse, bailando el tema de la Footloose no puede ser más simple y efectivo, porque te hace “entrar” en Footloose, como si te lanzaran como una bola de cañón, y a lo largo de ella, Herbert Ross acierta incluso, con la surrealista escena en la que recordando a “Rebel Without A Cause” (1955) o “Grease” (1978) protagonista y antagonista se enfrentan, lanzándose uno contra otro con 2 tractores.
En este sentido, Footloose es un musical atípico, que evita las coreografías de los musicales clásicos, para acercarse más al mundo del videclip, influyendo de manera notable, en películas posteriores, y en la línea de “Flashdance” (1983)
Ejemplo de ello, es la escena en que Ren baila solo en el almacén, aquella en la que se muestra, como va enseñando a bailar a su amigo Willard, sorprendente Chris Penn, o el final, en la fiesta de fin de curso.
“He's a big-city kid in a small town.
They said he'd never win.
He knew he had to”
Hay películas, cuyo envoltorio las sitúa en El Olimpo, y otras, a las cuales condena al Infierno.
Muchas veces, ni unas ni otras lo merecen.
Lo triste de este hecho empírico, es que nos da a entender, que muchas veces somos muy superficiales al valorar las obras.
Estamos en nuestro derecho, no cabe duda, y ante todo, el cine nos entra por las vísceras.
Es por ello la reflexión que a través del tiempo, al salir un baile que es considerado descarado, siempre viene acompañado de controversias.
Me parece exagerado proponer para una película, que bailar provoque daño en los jóvenes, seria simplemente paranoia, incluso ridículo, pero adivinen qué:
Sucedió.
Es muy difícil apartar los ojos de Footloose, ya que su metraje nos lleva con garra, progreso, optimismo, y estilo.
Un metraje que no se avergüenza en mostrar decisión y divertimento, osadía y estímulo, algo que cintas posteriores del mismo estilo, no se atrevieron tanto.
¿Es Footloose una película ligera?
Sí, pero queda para el recuerdo gustosamente, y puede verse y disfrutarse, una y otra vez.

“The music is on his side”



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