黑太阳 731 (Men Behind The Sun)

“This movie will provoke anger and sicken”

“El fin justifica los medios”
Muchos de los peores crímenes de guerra, se han cometido en pro de esa inmortal frase de Maquiavelo.
Desde la era prehistórica hasta la actualidad, la guerra siempre ha estado presente en la historia de la humanidad, para bien o para mal, es innegable que esta ha costado el sacrificio de muchas vidas humanas.
La Alemania Nazi, no fue maldad o locura, sino un acto de amoralidad generalizada; gente sin conciencia, que operaba de acuerdo a sus retorcidos intereses, o si se quiere, una cúpula de sociópatas con poder.
En el caso de Japón ocurre algo similar, pero se le suma un factor más:
La soberbia.
Los Nazis inventaron La Teoría de La Raza Aria en los años 20, pero toda la nación japonesa, han transpirado soberbia, y sentimientos de superioridad racial, durante siglos, y la historia lo demuestra.
Después del establecimiento del Imperio, el Japón tuvo a mal, traer a todas las naciones asiáticas vecinas a partir de finales del siglo XIX, y entró en guerra con China y Rusia, e invadió Corea... y todo esto antes de 1920.
Y todo con el fin de apoderarse del sector oriental de Asia, al que consideraban ocupado por razas inferiores, amén de nutrir al Imperio japonés, que era rico en industrias, pero escaso en recursos.
Si Hitler tomó de algún lado sus ideas expansionistas, sin duda fue de la agresiva política imperial nipona.
Seguro que si echamos la vista atrás, encontramos infinidad de películas que han hecho uso del “gore” más explícito y salvaje, para recrear de la manera más fidedigna posible, los temibles horrores de cualquier guerra.
Cuando la realidad supera ampliamente la ficción, cualquier imagen por desagradable que sea, adquiere una dimensión mil veces mayor, al tratarse de un hecho verídico.
Recordamos La Batalla de Las Ardenas, o El Día D en Europa, pero nadie sabe el nombre de una batalla en la guerra del Pacífico, a excepción del lanzamiento de la bomba atómica, y un par de islas que tomaron los estadounidenses con mucha sangre, sudor, y lágrimas.
Fue durante La Segunda Guerra Mundial, que se dio uno de los episodios menos conocidos de este conflicto bélico, y tuvo lugar en los diferentes asentamientos Japoneses en las regiones Chinas más próximas al Imperio del Sol Naciente.
Uno de estos puestos estratégicos, era utilizado para la fabricación y experimentación de armas biológicas, que desestabilizarían el rumbo de la guerra a favor de los japoneses.
El Escuadrón 731, era bien conocido en todo Japón, por utilizar a prisioneros chinos y rusos, como conejillos de indias en dichos experimentos; y fue un programa encubierto de investigación y desarrollo de armas biológicas del Ejército Imperial Japonés, que llevó a cabo letales experimentos sobre humanos, durante La Segunda Guerra Chino-Japonesa (1937-1945), y La Segunda Guerra Mundial; siendo responsable de algunos de los más horribles crímenes de guerra cometidos por militares nipones.
Oficialmente conocido por El Ejército Imperial Japonés, como El Laboratorio de Investigación y Prevención Epidémica del Ministerio Político Kempeitai, fue inicialmente instaurado, como una sección política e ideológica de la policía militar Kempeitai.
El Kempeitai o “Cuerpos de Soldados de Ley” era la rama de policía militar del Ejército Imperial Japonés, desde 1881 hasta 1945.
No era un servicio policial al estilo inglés, sino más bien, una gendarmería al estilo francés; y fue formado con la intención de contrarrestar la influencia político-ideológica de los enemigos, y reforzar el sistema de unidad militar.
El escuadrón, fue camuflado como un Módulo de Purificación de Agua, situado en el distrito de Pingfang, al noreste de la ciudad china de Harbin, parte del gobierno títere de Manchukuo.
Hasta 10 mil personas, tanto civiles como militares, de origen chino, coreano, mongol, y ruso, fueron objeto de la experimentación dirigida por el Escuadrón 731.
Algunos prisioneros de guerra estadounidenses y europeos, igualmente murieron a manos del Escuadrón 731.
Aparte de eso, el uso de armas biológicas, desarrolladas por el programa de armamento bioquímico del Escuadrón 731, resultó en decenas de miles de muertes en China, posiblemente hasta 200.000 víctimas, según algunos cálculos.
“A small rat can beat a cat”
Es de conocimiento general, que las muertes que ocurrieron en estos campos fueron innumerables, los ojos del mundo se colocaron en las consecuencias de la ideología de Adolfo Hitler, pero de igual manera, en Japón estaban ocurriendo hechos similares en el Escuadrón 731, que tenía como líder, al Chūjō (Teniente General) Shirō Ishii en las fuerzas del Ejército Imperial Japonés.
En 1928, Ishii efectuó un viaje de 2 años a Occidente.
Durante sus viajes, él hizo extensivas investigaciones sobre los efectos de la guerra biológica y la guerra química, desarrollados desde La Primera Guerra Mundial.
Fue una misión sumamente exitosa, y le ayudó a ganarse el mecenazgo de Sadao Araki, Ministro de Guerra del Japón.
En 1932, Ishii empezó sus experimentos preliminares sobre guerra biológica, como un proyecto secreto para El Ejército Imperial Japonés en La Fortaleza Zhongma; y en 1936, se formó El Escuadrón 731.
Ishii ordenó construir un enorme complejo, más de 150 edificios en 6 kilómetros cuadrados, en las afueras de la ciudad de Harbin, China.
La investigación era secreta, y la historia de encubrimiento era, que El Escuadrón 731, controlaba una Estación de Tratamiento de Agua Potable.
El 9 de febrero de 1939, Ishii dio una conferencia sobre guerra biológica en el Gran Salón de Conferencias del Ministerio de Guerra en Tokio.
Uno de los asistentes fue, El Príncipe Yasuhito Chichibu, hermano de Hirohito, 124° Emperador del Japón, que también fue testigo de vivisecciones efectuadas por Ishii.
A partir de 1940, Ishii fue nombrado Jefe de La Sección de Guerra Biológica del Ejército de Kwantung, manteniendo el puesto simultáneamente, con el del Departamento Bacteriológico de La Academia Médica del Ejército.
Para entonces, Japón y China habían mantenido conflictos durante La Segunda Guerra Mundial, por lo que Japón desarrolló una serie de experimentos para probar armas biológicas, y la resistencia del hombre en la guerra, que pudiese afectar, alterar, o mejorar su supervivencia.
En 1942, Ishii inició las pruebas de campo de los agentes de guerra biológica desarrollados, así como de varios métodos para esparcirlos, mediante armas de fuego, bombas, etc., tanto sobre prisioneros de guerra chinos, como operativamente en combate, y contra civiles en ciudades chinas.
Para ello, Japón tomaba como rehenes, a civiles y soldados chinos, desde niños, mujeres, o ancianos, para realizar experimentos.
Estos eran llamados “maruta” (丸太) o “troncos” por Ishii y sus allegados, un eufemismo originado a partir de la visión de los prisioneros, como entidades inertes y descartables, o a partir de la versión ofrecida a las autoridades locales, sobre un aserradero que funcionaba en el complejo.
Este término, originado de una “broma” por parte del personal, debido al hecho de que la información oficial sobre el establecimiento ofrecida a las autoridades locales, fue que se trataba de un aserradero.
Así pues, El Escuadrón 731, estaba compuesto por 8 Divisiones:
División 1:
Efectuaba investigaciones sobre peste bubónica, cólera, carbunco, y tuberculosis, empleando seres humanos; para tal fin, se construyó una prisión con capacidad para 400 prisioneros.
División 2:
Se ocupaba de probar las armas biológicas, centrándose en el diseño y manufactura de aparatos, para esparcir agentes patógenos y parásitos.
División 3:
Se ocupaba de producir proyectiles cargados con agentes patógenos; y estaba cantonada en Harbin.
División 4:
Producía diversos materiales para los experimentos.
División 5:
Entrenaba a los nuevos integrantes del personal.
Divisiones 6, 7 y 8:
Unidades de pertrechos, médica, y administrativa, respectivamente.
Algunos de los experimentos que se realizaban en estas fábricas, que conformaban El Escuadrón 731 eran que, los prisioneros de guerra, fueron sometidos a vivisección, o disección sin anestesia.
Las vivisecciones fueron realizadas a prisioneros infectados con diversas enfermedades.
Los científicos, llevaron a cabo cirugía invasiva en los cautivos, eliminando órganos para estudiar los efectos de la enfermedad sobre el cuerpo humano.
Estas fueron practicadas, mientras los pacientes estaban vivos, porque se creía que el proceso de descomposición, afectaría los resultados.
Entre los presos infectados, y viviseccionados, se encontraban hombres, mujeres, niños, y lactantes.
Las vivisecciones, fueron también perpetradas en mujeres embarazadas, algunas veces preñadas por los mismos doctores, y los fetos eran extraídos.
Las extremidades de los prisioneros, eran amputadas con el fin de estudiar la pérdida de sangre.
Estos miembros quitados, fueron algunas veces vueltos a unir del lado contrario del cuerpo.
Otras veces, las extremidades de los prisioneros eran congeladas y amputadas, mientras otros miembros eran congelados, y después descongelados, para analizar los efectos de la gangrena, y la putrefacción resultantes, sin tratamiento.
A algunos prisioneros, se les extrajo quirúrgicamente el estómago, y se les ligó el esófago a los intestinos.
Partes del cerebro, pulmones, hígado, etc., fueron extirpadas de algunos prisioneros.
Se usaron como blancos humanos, para probar granadas puestas a varias distancias, y en diferentes posiciones.
Se pusieron a prueba, lanzallamas sobre humanos.
Las personas, fueron atadas a postes, y usadas como blancos, para probar bombas de gérmenes, armas químicas, y bombas explosivas.
Los prisioneros eran inyectados con sueros contaminados con agentes patógenos, aparentando ser vacunas, para estudiar sus efectos.
Para investigar las repercusiones de enfermedades sexuales sin tratamiento, prisioneros masculinos y femeninos, fueron deliberadamente infectados con sífilis y gonorrea, vía estupro, siendo después estudiados.
Los presos, eran infestados con pulgas, con el fin de adquirir grandes cantidades de pulgas transmisoras, a efectos de analizar la viabilidad de una guerra biológica.
Parásitos, ropa infectada, y provisiones contaminadas, fueron lanzadas dentro de bombas, sobre varios objetivos.
Las resultantes epidemias de cólera, ántrax, y peste bubónica, fueron responsables de haber matado alrededor de 400.000 chinos.
La Tularemia experimentada con civiles chinos, era una fiebre de los conejos, una enfermedad infecciosa, potencialmente grave, causada por la bacteria Francisella tularensis.
Algunos prisioneros, fueron colgados cabeza abajo, para observar cuánto tiempo les tomaría asfixiarse.
A otros, les fue inyectado aire en las arterias, para determinar el tiempo que tardaban en mostrar los síntomas iniciales de una embolia.
A algunos cautivos, se les inyectó orina de caballo dentro de sus riñones.
Otros, fueron privados de alimentos, agua, y sueño, para precisar la duración de tiempo hasta la muerte.
Otros presos fueron situados dentro de cámaras de vacío, hasta que morían.
Otros tantos, fueron expuestos a temperaturas extremas, desarrollando congelamiento, siendo analizado, cuánto duraba el cuerpo humano sobreviviendo con tal tormento, además de determinar los efectos de la putrefacción, y la gangrena sobre la carne humana.
Algunos experimentos, fueron realizados para definir la relación entre la temperatura, quemaduras, y supervivencia humana.
Unos cuantos prisioneros, fueron puestos dentro de centrífugas, haciéndolos girar hasta morir.
Sangre animal fue inyectada en algunos otros, estudiando los efectos de esta acción.
Algunos cautivos, fueron irradiados con dosis letales de rayos X.
En cámaras de gases, fueron probadas varias armas químicas, usando siempre personas.
Fueron inyectadas burbujas de aire en el flujo sanguíneo de otros prisioneros, para simular una apoplejía.
También, se inyectó agua de mar en otros tantos cautivos, para determinar si podía servir como sustituto de la solución salina.
A las madres con bebés, las metían en un tanque, llenándola de agua, observando el comportamiento de la madre, que al principio sostenía al bebé a lo más alto, pero luego terminaba pisándolo, para no ahogarse ella misma.
Los científicos japoneses, realizaron pruebas sobre los prisioneros, centrándose en torno a la peste bubónica, cólera, viruela, botulismo, y otras enfermedades.
Estos experimentos, indujeron al desarrollo de la bomba de bacilos defoliantes, y la bomba de pulgas, usada para esparcir la peste bubónica.
Algunas de estas bombas, fueron diseñadas con cuerpos de cerámica/porcelana, una idea propuesta por Ishii, en 1938.
Estas bombas, posibilitaron a los soldados japoneses, el lanzar ataques biológicos, contaminando los cultivos, embalses, manantiales, y otras áreas con carbunco, pulgas infectadas de peste, tifoidea, disentería, cólera, y otros agentes patógenos mortales.
Además de esto, provisiones de alimentos contaminados, y hasta ropa, fueron dejados caer desde aeronaves, dentro de áreas de China no ocupadas por las fuerzas militares japonesas.
Así pues, El Escuadrón 731, fue uno de los muchos destacamentos usados por las Fuerzas Armadas japonesas, para la investigación sobre agentes biológicos para la guerra; otras unidades tácticas y administrativas, fueron:
El Escuadrón 516 (Qiqihar), El Escuadrón 543 (Hailar), El Escuadrón 773 (Songo), El Escuadrón 100 (Changchun), El Escuadrón 1644 (Nankín), El Escuadrón 1855 (Pekín), El Escuadrón 8604 (Cantón), El Escuadrón 200 (Manchuria), y El Escuadrón 9420 (Singapur)
En 1945, durante los últimos días de La Guerra del Pacífico, y ante la inminente derrota, las tropas japonesas demolieron con explosivos, los cuarteles del Escuadrón 731, para destruir las evidencias de las investigaciones llevadas a cabo; y como parte del encubrimiento, Ishii ordenó la ejecución de 150 prisioneros.
Con la invasión rusa de Manchukuo y Mengjiang, en agosto de 1945, la unidad tuvo que abandonar su trabajo deprisa; y los miembros y sus familias, huyeron a través de Manchuria y China, para volver a Japón.
Ishii ordenó, a cada integrante del grupo, “llevar el secreto hasta la tumba”, amenazando con encontrarles si fallaban, e impidiendo a cualquiera que trabajase en puestos públicos en Japón, siendo repartidas, ampolletas con cianuro de potasio, para emplearse en caso de que capturaran al personal restante.
Anónimos, escondidos.
Aquí no hubo un juicio de Nuremberg; acá hubo una secreta amnistía generalizada, y un enrolamiento al por mayor, de numerosos criminales de guerra japoneses, que terminaron trabajando para los Estados Unidos, transmitiéndole sus conocimientos sobre guerra química y bacteriológica.
Un tratamiento en bandeja de plata, para aquellos que cometieron las atrocidades más aberrantes que uno podría imaginar.
Después de la rendición de Japón, El Ejército Rojo de La Unión Soviética, descubrió instalaciones secretas para la experimentación, y la producción de armas químicas y biológicas, y armas de destrucción masiva, en torno a la secreta Unidad 731 del Ejército y sus filiales.
En estos lugares, El Ejército de Kwantung, también fue responsable de algunos de los más infames crímenes de guerra japoneses, incluyendo la operación de varios experimentos con seres humanos, vivos, civiles y prisioneros de guerra, dirigidos por el Dr. Ishii.
Los Estados Unidos por su parte, bloqueó el acceso soviético a toda la información contenido.
Los soviéticos, enjuiciaron a algunos de los miembros de la Unidad 731, durante los Juicios de Khabarovsk por crímenes de guerra.
Detenido por las Autoridades de Ocupación Estadounidenses, Ishii y los 20.000 miembros de la Unidad 731, recibieron inmunidad judicial por los crímenes de guerra, ante El Tribunal Penal Militar Internacional para El Lejano Oriente, en el año 1948, a cambio de los datos de guerra bacteriológica, sobre la base de la investigación en seres humanos.
El 6 de mayo de 1947, El General Douglas MacArthur, escribió a Washington que:
“De los datos adicionales, y de algunas declaraciones de Ishii, es probable que se pueda obtener información de japoneses involucrados, y que la información será retenida en los canales de inteligencia, y no se empleará como pruebas de los crímenes de guerra”
El acuerdo fue concluido en el año 1948.
Sin embargo, 12 miembros de la Unidad 731, y algunos miembros de la dirección de La Segunda Guerra Mundial del Ejército de Kwantung, fueron condenados como criminales de guerra, durante los Juicios sobre crímenes de guerra de Khabarovsk, mientras que otros, fueron detenidos por los Estados Unidos, y condenados en 1948, por El Tribunal Penal Militar Internacional para El Lejano Oriente en Tokio.
Entre los condenados a muerte, figuraban los ex generales:
SeiShirō Itagaki, Iwane Matsui, Kenji Doihara, Hideki Tojo, y Akira Muto.
De esta forma, Ishii nunca fue procesado por crimen de guerra alguno.
Richard Drayton, un expositor de historia de la Universidad de Cambridge, falsamente afirmó, que Ishii se mudó posteriormente a Maryland, donde hizo investigaciones sobre armas biológicas.
Pero según su hija, Harumi, él se quedó en Japón, donde abrió una clínica, en la cual atendía gratuitamente a sus pacientes.
En sus últimos años, Ishii se convirtió al Cristianismo, llevó un diario, pero no hizo mención alguna, sobre su actividad durante la guerra; y murió de cáncer de garganta, a los 67 años.
En noviembre de 2006, el doctor Akira Makino, confesó a noticias Kyodo, que había realizado la cirugía y amputación de los condenados, entre ellos, mujeres y niños, entre 1944 y 1945, mientras se encontraba estacionado en Mindanao.
En 2007, el doctor Ken Yuasa testificó a The Japan Times, y dijo que él cree, que al menos 1.000 personas que trabajan para el régimen de Shōwa, incluyendo cirujanos, han llevado a cabo investigaciones quirúrgicas en la China continental.
En los incidentes a lo largo de la década de 1950, los ex miembros de La Unidad 731, infectaron a presos y pacientes de salud mental, con enfermedades mortales.
En 1958, un gran número de niños, fueron llevados a La Escuela de Medicina de Kobe, quienes administraban, por la fuerza, el azúcar, con agujas insertadas a través de la nariz, y en sus estómagos.
Un tubo, era insertado en el ano, para determinar, cómo el azúcar era procesado por su sistema digestivo.
Muchos de los bebés, experimentaron diarrea y sangrado anal.
Los padres, nunca fueron informados, de que sus hijos estaban siendo utilizados como sujetos de prueba.
Así pues, cuántas atrocidades ha sufrido el ser humano, para justificar los avances de la ciencia…
Cuántos hombres, mujeres, niños, lactantes, y ancianos, han muerto para que a día de hoy, gocemos de los beneficios de los avances médicos y tecnológicos.
Miles de personas, se han convertido en polvo bajo nuestros pies, y quizás ni siquiera conocemos sus identidades, o quiénes fueron, pero sí podemos asegurar, que murieron por órdenes de alguien, que estaba seguro, justificaría sus muertes.
“Fleas and germs can defeat bombers and guns”
黑太阳 731 (Men Behind The Sun) es una película de terror bélico, y drama, del año 1988, dirigida por Tun Fei Mou.
Protagonizad por Gang Wang, Hsu Gou, Zhe Quan, Runsheng Wang, Dai Yao Wu, Zhaohua Mei, Tie Long Jin, Andrew Yu, entre otros.
El guión es de Liu Mei Fei, Teng Dun Jing y Mou Wen Yuan.
黑太阳 731 (Men Behind The Sun) es de tipo documental, en el que se explica de la manera más cruel y realista, los hechos que sucedieron en El Escuadrón 731, con el fin de desarrollar y propagar armas biológicas en contra de los chinos.
黑太阳 731 (Men Behind The Sun) es por momentos lento, pero tiene un buen desarrollo que atrapa, los efectos especiales muy reales, y podrían confundirse con que la película es “Gore” aunque está basada en hechos verídicos.
Todo comenzó, cuando tiempo después, el director Tun Fei Mou, habiéndose mudado desde Taiwán al continente, supo de La Unidad 731, que operó en Manchuria.
Los viejos contaban historias terribles, sobre aquella instalación del Ejército Imperial Japonés, construida durante la ocupación nipona, mientras afuera, se libraba La Segunda Guerra Mundial.
Se había demostrado, que cerca de 10 mil chinos y coreanos, habían sido sacrificados en el testeo de armas biológicas, y en la experimentación miscelánea para probar la mortandad, o sobrevivencia del humano, en situaciones extremas.
Pero para la década del 80, ambos países, China y Japón, se habían declarado “amigos”, por tanto, recrear ese pasado, era desaconsejable para quien quiera hacer una película en China.
Sin embargo, Tun Fei Mou, se obsesionó con el tema, y se dedicó varios años a investigar lo que había ocurrido.
Su primera intención, era hacer un documental, pero la disponibilidad de archivos fílmicos era nula:
Los japoneses en su huída, habían destruido incontables evidencias.
Entonces, optó por dar formato de ficción a sus hallazgos.
Tuvo acceso a documentos clasificados en Estados Unidos, entrevistó testigos de China y Japón, hasta que pudo escribir un guión, que espantaría a cualquier productor.
¿Cómo escenificar un genocidio sin ser inhumano?
Supongo que no se puede hablar de lo indignante sin indignar, del dolor sin herir.
黑太阳 731 (Men Behind The Sun) pretendía develar, lo que algunos afirmaban “nunca había ocurrido”, y su proyecto ponía en peligro las relaciones amicales entre 2 países, que se habían odiado.
Aunque “amistad es amistad, e Historia es Historia”, como reza un cartel al inicio, no es sencillo representar la enajenación de la guerra, sin causar repulsión.
Así que黑太阳 731 (Men Behind The Sun) terminó siendo para muchos, una representación de mal gusto, de un recuerdo lacerante.
Y es admirable, la persistencia de un cineasta en el descredito.
Al concluir la premiare de 黑太阳 731 (Men Behind The Sun), el público permaneció en silencio durante varios minutos, devastado en las butacas.
Tun Fei Mou, el director, diría después, que en China, 黑太阳 731 (Men Behind The Sun) llegó a recaudar 16 paros cardiacos durante su cortísima temporada.
Pues 黑太阳 731 (Men Behind The Sun) no tuvo publicidad alguna, ni siquiera afiche, y el público no había sido advertido.
Se apagan las luces, y te apuñalan en los ojos.
Un film sobre el genocidio debe cobrar víctimas:
Matar la cómoda ignorancia, y el esfuerzo por olvidar.
Este film oriental, parece más un inventario de horribles torturas, que un film que intenta contarnos hechos históricos.
黑太阳 731 (Men Behind The Sun) explica cómo eran tratados los prisioneros chinos, en manos de los soldados japoneses, durante los 10 años de ocupación nipona en el noroeste de China, durante La Segunda Guerra Mundial.
Los hechos se centran en el campo de prisioneros, llamado:
“Cuerpo Bacteriológico 731”
黑太阳 731 (Men Behind The Sun) produjo 3 secuelas:
1. Laboratory Of The Devil (黑太陽731續集之殺人工廠, 1992)
2. Narrow Escape (死亡列車, 1994)
3. Black Sun: The Nanking Massacre (黑太陽─南京大屠殺, 1995)
Durante La Segunda Guerra Chino-Japonesa, y La Segunda Guerra Mundial, los japoneses ocuparon durante 10 años el noroeste de China.
Allí establecieron un campo de concentración japonés, donde numerosos prisioneros chinos, fueron brutalmente asesinados, durante el proceso de creación de diferentes formas de ataques bacteriológicos.
Los hombres que trabajaron en ese proyecto, fueron bautizados con el nombre de “Escuadrón 731”, quienes investigaron en el campo de la guerra química y bacteriológica, con el fin de lograr nuevas armas para el frente.
También, llevaron a cabo aberrantes experimentos de vivisección.
黑太阳 731 (Men Behind The Sun) es la historia de todas esas muertes y torturas en nombre de la ciencia.
Veremos reclutas púberes, que son enviados a servir a La Unidad 731.
Desconocen por completo, las actividades del lugar, pero tienen la certeza que El Imperio del Japón, está destinado a controlar Asia, y que los chinos son una raza inferior.
Para su espanto, pronto descubrirán cual es la “especialidad de la casa”:
Los cadáveres se acumulan cada día ante el incinerador.
Les enseñan a referirse a los prisioneros como “marutas”
El científico militar a cargo, es Shirō Ishii, cuya meta principal, es encontrar un modo de propagar eficazmente, la peste bubónica como arma biológica, la Unidad, cuenta incluso con su propio criadero de ratas.
Se realizan además, otros experimentos brutales, en las que los sujetos perecen mutilados, destripados, infectados, etc., es decir, como sucede normalmente en los laboratorios, pero con humanos, en lugar de ratones.
En el sótano, hay un viejo enloquecido, que silba mientras despacha cadáveres al incinerador.
Con todo, 黑太阳 731 (Men Behind The Sun) es considerada, una película de culto, dentro de los amantes del Gore, sobre todo por lo crudo de las imágenes, ya que está ambientado en La Segunda Guerra Mundial, y nos muestra el cómo era la vida del Escuadrón 731 dentro de su base, este grupo de soldados y científicos, tenían un solo objetivo, crear un arma biológica que le diera la victoria a Japón, para esto, secuestran a varias personas de origen Chino, a las que llamaban “maruta” o materia para quemar, siendo encarceladas, y victimas de horribles experimentos.
En黑太阳 731 (Men Behind The Sun) uno sigue la rutina del escuadrón de adolescentes, llegados a la unidad, pero ninguno de ellos posee demasiada personalidad, como para distinguirlos individualmente.
La cámara se posa en ellos, y los utiliza como guías de recorrido por las instalaciones, y los personajes de La Unidad 731.
Los militares son rígidos, duros, expeditivos; están convencidos de estar cumpliendo con una misión superlativa, “la de salvar al Japón del desastre”, y mantienen hacinados a los cautivos chinos, a los que retiran diariamente, para usar como conejillos de indias, en los experimentos más aberrantes.
“We have enough virus to exterminate mankind”
黑太阳 731 (Men Behind The Sun), censurado durante años, es un estupendo “docu-drama” que utiliza el gore más brutal y descarnado, para denunciar las terribles acciones que se llevaron a cabo durante la ocupación Japonesa.
A través de la mirada de un joven grupo de reclutas enviados al Escuadrón 731, 黑太阳 731 (Men Behind The Sun) se centra en diferentes aspectos, alrededor de este infame asentamiento.
Por un lado, el duro entrenamiento en el odio, al que son sometidos unos simples niños arrancados de los brazos de sus familias; por otro lado, la crueldad y ansias de poder de unos generales sin escrúpulos; y finalmente, los inhumanos experimentos a los que son expuestos los prisioneros de estos campamentos de la muerte.
黑太阳 731 (Men Behind The Sun) recrea las torturas y vejaciones, a las que miles de inocentes fueron expuestos en uno de los mas infames campos de concentración, de toda La Segunda Guerra Mundial.
Es un film de denuncia, y como tal, no tiene reparos en disgustar a su espectador, incluso hasta la náusea.
Pero no todo es violencia, los personajes están bien definidos, las actuaciones son destacables, y la acción dramática, ocupa la mayor parte del metraje.
Los científicos japoneses, no parecen fanáticos enloquecidos, como los caricaturescos nazis del cine, simplemente, actúan con la frialdad de quién ve en el vencido, un recurso para expandir su conocimiento, y afianzar la superioridad.
Incluso, cuando llegan las noticias del ataque nuclear contra el Japón, y en consecuencia, el inminente desalojo de las fuerzas japonesas de China, los responsables de La Unidad 731, operan con eficiencia en el borrado de pruebas, y la aniquilación de prisioneros, aunque no pueden dejar de lamentar la pérdida de los archivos por su “valor científico”
黑太阳 731 (Men Behind The Sun) es un duro retrato de los horrores de la guerra, una fiel representación de la deshumanización del hombre durante conflictos armados.
Escenas como la del campo de tiro, la cámara de despresurización, la autopsia del joven Chino, o el gato arrojado a las ratas, horrible escena sin trampa ni cartón, donde se aprovecho, que por aquello entonces no existían en el país, leyes a favor de la protección de los animales, son realmente malsanas, con un grado de crueldad tremendamente elevado, y con unos efectos gore abundantes, y muy realistas.
En el terreno de lo sangriento, 黑太阳 731 (Men Behind The Sun) destaca por 2 escenas, especialmente hirientes, que prescinden de efectos especiales:
La autopsia de un niño, y la muerte de un gato por una multitud de ratas.
En el primer caso, Mou y su equipo, obtuvieron permiso para filmar la autopsia de un cadáver de 11 años de edad, que coincidía con el personaje, que en la ficción, acababan de matar.
El otro caso, es más bien innecesario, y despertó gran indignación, tanto así que Mou se ha negado a dar detalles de su realización.
En esta escena, Shirō Ishii, pretende ilustrar sus teorías, y de paso, “alentar” a sus subalternos, de la posibilidad de salir bien librados, para ello, arroja al pobre gato al criadero de ratas.
Sin embargo, uno esperaría que la reacción del animal sea mucho más desesperada, por lo que cabe la esperanza, de que haya algún truco aquí, aunque sea difícil de creer.
Como dato, las ratas utilizadas, fueron posteriormente quemadas vivas, y parte de ello aparece en el metraje.
Aunque se ha dicho que la escena del gato es totalmente falsa; parece real; los comentarios del director, dicen claramente, que fue una excepcional escena, casi tan realista, como la del empalamiento en “Cannibal Holocaust” (1980)
La escena que a mí me impresionó, o mejor dicho, me llegó a causar algo de vómito, es la del hombre que encierran, y lo aturden hasta que se le salen los intestinos por el ano; está para marcar como “escena memorable”
Y si hay algo que de verdad me molesta, es que las compañías distribuidoras, vendan a黑太阳 731 (Men Behind The Sun) por el lado del gore, y no por la historia que retrata.
Por otro lado, he observado, que la gente utiliza la paradoja, de reflejar la crueldad de la humanidad, siendo en efecto, crueles con los animales... a pesar de que en el Hong Kong de aquellos años, la legislación en cuanto a esto, no estaba definida, para desacreditar黑太阳 731 (Men Behind The Sun)
Sin embargo, en esta afrenta al Japón, hay lugar para cierto optimismo en las siguientes generaciones.
Los niños reclutas, representan la indignación futura frente a los excesos del Imperialismo Japonés.
Esto lo podemos apreciar, por ejemplo, cuando los reclutas hacen amistad con un niño mudo local.
Un día, un superior le ordena a uno, que lo lleve a La Unidad, él obedece, pero no imagina que el niño será asesinado.
Al enterarse, los niños se rebelan, y golpean a un superior.
Si bien, hay directores que filman películas cuyo fin es, únicamente, mostrar sangre y tripas, Mou está lejos de ser el creador de una obra, cuyo objetivo sepa ser tan vacío.
El director nos cuenta una historia verídica, y lo hace de un modo crudo y gráfico, para grabar lo sucedido, en nuestras mentes.
“Friendship is friendship; history is history”
Lo que sí es seguro, es que aquellas y otras secuencias grotescas, resultan tan punzantes, que paradójicamente, la intención del director de poner en evidencia los crímenes del Japón, una sociedad orgullosa que se auto percibe como “incapaz de tales atrocidades”, pasa a segundo plano.
Por ejemplo, es sabido, y黑太阳 731 (Men Behind The Sun) da cuenta de ello, que Shirō Ishii, y otros científicos de La Unidad 731, una vez terminada la guerra, no fueron a la cárcel, sino a servir a los Estados Unidos, interesado en sus investigaciones en armas biológicas.
Todos conocemos a Hitler, los nazis, los campos de concentración…
Hemos escuchado alguna vez, de los experimentos de Josef Mengele.
Crueles, sin duda alguna, pero una pálida sombra de lo que ocurría en La Unidad Experimental Número 731, residente en el noreste de China, y que estuvo a cargo de los japoneses, desde 1937 hasta 1945.
¿Es que en realidad, La Guerra del Pacífico nunca recibió el mismo grado de cobertura de los medios, que La Guerra en Europa?
Claro, Europa es más “fashion”
Los tanques ruedan por Los Campos Eliseos, con París hecha ruinas, y La Torre Eiffel de fondo; los nazis visten de manera impecable, tienen un “genio” criminal al mando, y poseen fascinantes armas futuristas, con diseño art decó.
Todo muy hollywoodense.
No niego que la guerra en Europa fue dura y cruel, pero la guerra en El Pacífico, fue mucho más terrible y sucia.
Temibles enfermedades en la jungla, climas agobiadores; japoneses que no se rendían, se atrincheraban, y se los tenía que incendiar vivos.
Los nipones, hicieron tantas o más atrocidades que los nazis.
Quizás el tema pasa, porque uno lo ve mayormente, como una guerra entre asiáticos:
Japón invadió China, y luego, el resto de los países continentales, hasta que estadounidenses e ingleses, comenzaron a empujarlos hacia sus fronteras, y al no ser caucásicos, uno pone distancia.
Pero todos los involucrados, eran gente, personas.
Y aún así, cometieron los actos más aberrantes, imposibles de imaginar.
No hay porque disfrazar la realidad, ni hacerla más accesible… así sucedió, si de veras quieres informarte acerca de La Unidad 731, observa en carne propia, lo que esta gente inocente sufrió.
Viví la historia como fue, o por lo menos, con una representación que se acerque lo más posible.
Es el único modo de mostrar la crueldad de los hechos, y de exponer la verdadera inmundicia que puede llegar a ser el hombre, en este caso, “Los Hombres Detrás del Sol”
Entre el clímax y las leyendas de los créditos finales, en donde detalla que todos los criminales involucrados, se murieron de viejos, protegidos por Estados Unidos, y sin haber sufrido el más mínimo castigo, 黑太阳 731 (Men Behind The Sun) se transforma en una experiencia amarga y cínica.
Simplemente, es un mundo en donde no hay justicia.
Una vez terminada La Guerra en Asia, el 15 de agosto de 1945, el ejército de los Estados Unidos, ocupó la totalidad de Japón, y gran parte de las antiguas colonias asiáticas de este país.
Desde ese momento, se inició la persecución y detención de los altos miembros del Estado y Ejército nipón.
En paralelo con El Juicio de Nuremberg, se constituyó un Tribunal Penal Militar Internacional para El Lejano Oriente, con el fin de juzgar a los imputados de los crímenes, recogidos en El Estatuto o Carta de Londres, del 8 de agosto de 1945.
El Tribunal Penal Militar Internacional para El Lejano Oriente, fue el órgano jurisdiccional, ante el que se desarrollaron los Juicios, o Procesos de Tokio, organizados contra los criminales de guerra japoneses, una vez terminada La Segunda Guerra Mundial.
El Tribunal, estuvo compuesto por un panel de jueces, elegidos entre los países victoriosos de la guerra.
Estos países fueron:
Estados Unidos, URSS, Gran Bretaña, Francia, los Países Bajos, China, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, India, y Filipinas.
El Tribunal, se constituyó por primera vez, el 3 de agosto de 1946 en Tokio, y fue disuelto después de cumplir su labor, el 12 de noviembre de 1948.
Este proceso se aplicó, sólo a la jerarquía residente en Japón mismo, ya que se realizaron juicios ad-hoc, en diferentes lugares de Asia, contra individuos particulares, miembros del Ejército y la Administración japonesa, por lo general.
Se determinaron, al igual que en Nuremberg, 4 grandes crímenes, o delitos:
Crímenes contra la paz y crímenes de guerra, que se basaban en la existencia de una premeditación para alterar la paz, y la existencia de asesinatos, torturas, violaciones, contrarios a Las Leyes de La Guerra.
Crímenes contra la humanidad, cuando se trataba del exterminio y muerte en masa.
Genocidio, cuando se trataba de la misma muerte en masa, pero de grupos étnicos determinados.
Complot de Guerra, entendido como proceso para atentar contra la seguridad interior de un Estado soberano.
Se contempló el período de La Segunda Guerra Mundial, aunque se incluyeron algunos incidentes particulares, como La Masacre de Nankín.
Durante mucho tiempo, fue polémica la exclusión del Tribunal, del Emperador Hirohito, siendo que fue la cabeza visible del Imperio en toda su expresión, y otorgó con su consentimiento tácito o efectivo, de legalidad en los crímenes cometidos por sus conciudadanos, y al contrario, se le otorgó inmunidad.
De hecho, meses antes de que iniciara sus actividades, El Tribunal Penal Militar Internacional para El Lejano Oriente, los más altos subordinados de MacArthur, trabajaban en atribuir la responsabilidad última de Pearl Harbor, a Hideki Tojo; Primer Ministro de Japón, y Jefe del Estado Mayor del Ejército.
Esta exitosa campaña para absolver al Emperador de cualquier responsabilidad de guerra, no conoció límites.
Hirohito no solo fue presentado como inocente de cualquier acto formal que pudiera hacerle susceptible de ser juzgado por crímenes de guerra.
Fue convertido, en una figura casi angelical, que ni tan solo tenía alguna responsabilidad moral por la guerra.
Con el apoyo completo del cuartel general de MacArthur, la acusación funcionó, de hecho, como un abogado defensor del Emperador.
Y sólo fueron juzgados, los crímenes cometidos por los países del Eje, no así en situaciones como el bombardeo atómico en Hiroshima y Nagasaki, y el bombardeo aéreo sobre Tokio, descritos como crímenes contra la humanidad, o el ataque soviético que pudo configurar un atentado contra la paz.
El Tribunal, no investigó, o lo hizo deficientemente, cuando tuvo delante, las graves atrocidades cometidas por El Ejército Nipón, cuando invadieron y ocuparon militarmente China y Corea.
La guerra química y bacteriológica, de Shirō Ishii y El Escuadrón 731, nunca se investigó o sancionó, los graves y dramáticos testimonios, de pruebas biológicas en prisioneros y ciudadanos comunes en China, durante la ocupación.
Se informó de aplicación de guerra química, prohibida incluso antes de empezar La Segunda Guerra Sino-Japonesa en 1937.
El legado de estos Tribunales Internacionales, de Tokio y Nuremberg, sin duda es La Corte Penal Internacional, establecida en Roma en 1998, y que cuenta como base fundamental de sus reglas de procedimiento, Los Estatutos de Los Tribunales de Nuremberg, Tokio, ex Yugoslavia, y Ruanda.
“That's the argument I had with the Chinese government, because the government says:
“No, we have a friendship with the Japanese”
I said:
“Well, you can talk about your friendship, I am talking about history”
En lo personal recomiendo ver黑太阳 731 (Men Behind The Sun)
El problema es:
¿A quién?
No es un filme de horror tradicional, pero es espeluznante, porque el detalle es real.
Tampoco es una película “estándar” de guerra.
Hay gore muy fuerte, pero muy espaciado para los amantes de sangre y tripas.
Yo diría que, para aquel que le interesa la historia, y tiene estómago para resistir el tema, 黑太阳 731 (Men Behind The Sun)  le va a impactar en más de un sentido.
Lo más curioso es, que黑太阳 731 (Men Behind The Sun) fue censurada o prohibida, en una enorme cantidad de países; y en Japón, se exhibió poco y nada.
¿Curioso, no?
Porque en Europa, los alemanes se cansaron de pedir disculpas sobre las atrocidades de los campos de concentración, y la exhibición de material sobre El Holocausto, es poco menos que materia obligatoria en la educación.
Pero cuando los japoneses han debido enterarse, y hacer frente a un pasado cargado de atrocidades, han decidido voltear la mirada.
Y, cuando no hay condena, el silencio termina por convertirse en complicidad.
¿Hasta dónde puede llegar la miseria del ser humano?
La verdad es que no tiene límites, forma parte de su naturaleza, y es un componente innegable en la formación de una persona.
La guerra, es el conflicto por excelencia, en donde queda demostrado, qué tan bajo se puede caer como humano, a punto tal que un soldado se olvida que, a quien le dispara, es una persona bajo órdenes, un alma semejante.
Para eso le entrenan, para disparar a objetos, no a seres humanos.
Tanta violencia, hace sentir impunidad, derecho a lo que sea.
Hace ver al enemigo, como una basura que sólo debe ser maltratada, violada, asesinada.
Por un momento, el soldado que arrasa con un hogar, entiende a sus habitantes, y a sus pertenencias, como botín de guerra, y simplemente, se da comienzo a un caos, que ningún ojo jamás, quisiera ver…

“This is... the basic theory behind Squadron 731.
It is also my philosophy”



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