Signs


“It's Not Like They Didn't Warn Us”

La sociedad estadounidense, posterior a los atentados contra The World Trade Center, se caracteriza por el miedo a lo ajeno, el miedo a lo extraño; y también a lo extranjero.
El miedo de los estadounidenses, también se refleja en La Segunda Enmienda de su Constitución, que permite a los ciudadanos, poseer y utilizar armas para defenderse, y defender a su familia.
Además, los medios de comunicación, no hacen sino incentivar ese mismo temor:
Ataques al corazón, vegetales modificados genéticamente, que pueden perjudicar la salud de los sufridos ciudadanos contribuyentes; serpientes en el campo, cocodrilos en las alcantarillas de Manhattan, mafias chinas, irlandesas, italianas, rusas, narcotraficantes, afroamericanos, el eufemismo, descargado de la rabia con que lo utilizaba Malcolm X, no hace sino connotar ese miedo del blanco anglosajón protestante; espaldas mojadas, crimen callejero, policía corrupta, fantasmas, sectas...
Miedos occidentales, llevados al máximo extremo por periódicos, televisiones, e Internet.
La sublimación de los miedos estadounidenses se ha representado abundantemente, a lo largo de la tradición del cine de serie B, a través del miedo a los invasores.
Y en vista de que no había para la egolatría y prepotencia yanqui, enemigo de suficiente enjundia en La Tierra, los extraterrestres han servido para plantar cara, al siempre bravo y bien armado, ejército estadounidense.
Una prueba, los círculos en el pasto, o círculos en las cosechas, dibujos que aparecen en campos de cultivo de trigo, maíz, etc.
El fenómeno actual, comenzó en el año 1976, cuando aparecieron los primeros círculos en Winchester, Reino Unido, y los medios hicieron eco de la noticia.
Ya en los años 80, el fenómeno se trasladó a otros países como Alemania, Nueva Zelanda, etc.
Desde la primera aparición de los círculos en los cultivos, se ha especulado con varias opciones sobre la autoría de los mismos.
Una es, la de procedencia extraterrestre, que intentarían contactar a través de estas figuras.
Otra opción es la creación humana, que realizaría los círculos por las noches, sin ser vistos.
La explicación, busca justificaciones de una ridiculez patética:
“Por lo que pueda pasar” o “En vista de lo que pueda hacer”
Curiosa manera de disfrazar de política militar defensiva, una actitud descaradamente ofensiva; retratar los miedos artificiales de una sociedad estadounidense, a la que asustan los medios de comunicación, los gobiernos, las minorías, y las religiones.
“A message.
A warning.
A sign... of things to come”
Signs es una película de ciencia ficción, y suspenso, escrita, producida, y dirigida, en el año 2002, por M. Night Shyamalan.
Protagonizada por Mel Gibson, Joaquin Phoenix, Patricia Kalember, Cherry Jones, Rory Culkin, Abigail Breslin, M. Night Shyamalan, entre otros.
El director, hizo 5 versiones del guión, donde confluyeron ideas como:
El misticismo, los círculos en los maizales, y la novela “War Of The Worlds” de H.G. Wells, hasta que ya lo tuvo listo para comenzar a trabajar.
Signs aporta innumerables muestras, a modo de radiografías, sobre la sociedad y el ser humano:
El amor, la fe, la casualidad, el destino, la inseguridad, la confianza; nos crea un entorno exquisitamente creado, en una “América Profunda” sin descuidar, ni el más mínimo detalle, una familia sencilla, e incluso, un poco austera.
Signs plantea de forma impecable, una reflexión para el espectador sobre la fe, y al mismo tiempo, consigue enganchar.
La historia de Signs es una historia de fe.
Más que de fe, de una crisis de fe, la que sufre el padre de familia, cuando comienza a descubrir lo que está sucediendo alrededor, y en el interior de su granja.
También, es una historia de miedos:
Del miedo a lo ajeno, a lo desconocido, a lo artificial.
Los de una sociedad estadounidense, marcada por los atentados del 11 de Septiembre, y que ha entrado en un pánico constante y global, del que, en gran medida, han contribuido los mismos medios de comunicación.
La mayoría de las localizaciones de Signs, pertenecen a Pennsylvania, EEUU, dónde se estableció la base de rodaje.
Las escenas de la casa, y de los campos de maíz, fueron filmadas en 40 acres que fueron alquilados a la universidad agrícola Delaware Valley College en Doylestown, Pennsylvania.
Al acabar el rodaje, la productora donó todo el maíz sembrado, al mercado de fruta y vegetales de la universidad.
La casa fue construida en el campo, y destruida al finalizar el rodaje.
En los créditos finales, se le agradece a la universidad Delaware Valley College.
Signs gira en torno a Graham Hess (Mel Gibson), un pastor protestante, que vive con sus 2 hijos: Morgan (Rory Culkin), y Bo (Abigail Breslin); y con su hermano, Merrill (Joaquin Phoenix), quien es una antigua estrella del béisbol, que trabaja en una gasolinera.
Tras la muerte de la esposa en un accidente de tráfico, Graham, Sacerdote Episcopal, pierde la fe, y en consecuencia, abandona a sus feligreses.
Una mañana, al despertarse, se encuentra con que sus hijos, han hecho un descubrimiento escalofriante, en los campos de maíz que rodean su granja; y da inicio un viaje de transformación interior.
Shyamalan tenía una idea:
Un hombre que se dedica a predicar la fe, la pierde, y la encuentra por 2 hechos puntuales.
Signs arranca, cuando el protagonista encuentra unos círculos en los cultivos en su maizal.
A medida que va avanzando el metraje, van siendo descubiertos más círculos en diferentes lugares del mundo, siendo un fenómeno coincidente, con la aparición de extrañas luces en el cielo.
Graham, poco a poco se va convenciendo acerca de que los círculos, son obra de extraterrestres, y él y su familia tienen que prepararse para sobrevivir a la inminente invasión alienígena.
Aunque el argumento gira principalmente alrededor de la ciencia ficción, el productor Frank Marshall, declaró:
“Realmente Signs trata sobre emociones humanas, puestas en movimiento por un hecho sobrenatural”
La idea esencial de Signs, originada a raíz del interés de Shyamalan por esas famosas figuras aparecidas en los campos de trigo, relacionadas con temas sobrenaturales, era relatar el inquietante contacto con una raza extraterrestre, desde el punto de vista de una familia, en una casa en medio del campo.
Como aclara el cineasta, encontró la inspiración para construir su relato, en 2 películas de terror, que le resultan fascinantes:
“Invasion Of The Body Snatchers” (1956), “The Birds” (1963) y “Night Of The Living Dead” (1968)
En las 3, los personajes ven alterado su mundo por completo, tras la repentina aparición de siniestros hechos extraordinarios, sin explicación, sin vuelta atrás, y comprenden que lo que parece una inofensiva pesadilla, es sin embargo terriblemente real, y tienen que hacerle frente.
No cabe duda que, a la que más se asemeja Signs es a la película de Hitchcock, “The Birds” (1963) en especial, desde que la acción se centra en la casa.
“It's happening”
Shyamalan, consigue un film sencillo pero cautivador, personal, logrando cotas de terror, como pocas veces se han conseguido, sin recurrir a los efectos especiales, que convierten a este cineasta, en un referente del género.
Signs es de esas películas, que no se pueden ver con la luz apagada.
Su director conoce al detalle, los elementos de dicho género, y sabe cómo hacernos temblar en el momento que él quiere, manejando al espectador a su antojo.
El gran acierto de Signs, es contar una invasión extraterrestre, desde la perspectiva de una familia en una granja.
Shyamalan dosifica perfectamente, lo poco que debemos saber sobre la invasión, los extraterrestres, su aspecto, intenciones... para que vivas la experiencia como uno más de la familia.
Una fórmula narrativa propia y personal, intelectualmente muy estimulante:
El poder de la sugerencia y la sutileza, que bien aprendió del maestro Hitchcock.
Para empezar, el enfoque diferente a lo visto hasta ahora, de una invasión alienígena.
Ni explosiones, ni fuegos de artificio, ni naves lanza rayos, aunque los humanos sean un poco ingenuos, al darse ya por vencidos de antemano, ante unos aliens desarmados; en una visión más centrada en los nervios de un posible encuentro cara a cara, cuerpo a cuerpo.
Prácticamente toda la segunda parte, y sobre todo a partir del atrincheramiento, Signs es un ejercicio de tensión sublime, dando una lección de cómo usar la oscuridad, las sombras, las apariciones súbitas, para tener al espectador pegado a la butaca.
Es un hecho, que Shyamalan adore las historias que viene contando Steven Spielberg desde hace décadas, y en concreto, le interesa cómo introduce la trama fantástica, en un entorno dramático, que suele involucrar a una familia, que aporta sus propios conflictos:
Personajes corrientes, con problemas corrientes, que cualquiera va a entender y compartir, va a sentir como posibles y reales, lo que va a facilitar una conexión que favorece el disfrute de la obra.
De ahí que en Signs, no preste tanta atención al alienígena, al que solo veremos con claridad en una sola secuencia, y a través del TV, ojo con esto, ni a las naves, que apenas aparecen sugeridas en las imprecisas imágenes de los telediarios, o ilustradas en un libro de dudosa credibilidad; no hay planos para que el espectador se fije en los efectos visuales, pues no es a lo que debe prestar atención.
En otras películas, importan los diseños de los extraterrestres y las naves, el enfrentamiento violento y espectacular con los humanos; no en este relato, aquí de lo que debe preocuparse el espectador, es de los 4 miembros que componen la familia protagonista:
Mel Gibson como El Reverendo Graham Hess, un ex Sacerdote Episcopal, padre de Morgan y Bo Hess, y hermano de Merrill, cuya esposa, Collen (Patricia Kalember), murió en un trágico accidente de auto, causándole perder su fe.
Joaquín Phoenix como Merrill Hess, el hermano de Graham, quien vive con ellos; es un ex jugador de béisbol en ligas menores, con inseguridades deportivas.
Rory Culkin como Morgan Hess, el hijo de Graham Hess, el hermano mayor de su hermana Bo, y sobrino de Merrill, quién es muy cercano a él, con problemas de asma.
Abigail Breslin como Bo Hess, la más pequeña de la familia Hess.
Los Hess, son una familia que atraviesa una etapa de crisis, como se sugiere desde el inicio:
El grito de la niña, provoca una reacción desmedida en el padre, que al incorporarse de la cama, cubre con su rostro, una foto donde aparece la madre, a la que solo veremos en un “flashback”, y viven prácticamente aislados del mundo, tanto física como emocionalmente, en un casa de estilo victoriano, junto a unos campos donde se cultiva maíz, porque el tallo es mucho más difícil de doblar, que si se tratase de trigo, así es más extraño lo que ocurre, lugar donde van a aparecer las inquietantes señales que dan título a la película.
Pero además del terror y la ciencia ficción, Shyamalan sabe añadir un elemento más, que será el verdadero substrato de la trama, el verdadero meollo de la cuestión.
Toda la cuestión de la invasión alienígena, por otro lado tantas veces contado en el cine, es en realidad, la excusa, en cierto modo, el macguffin que diría Hitchcock, de un drama familiar, en el que el cabeza de familia, Graham Hess, es un hombre destrozado, que no quiere ni que le recuerden su pasado de sacerdote.
Sufre una crisis de valores, y no acepta que le hablen sobre lo que ya no cree.
“No voy a perder ni un minuto más de mi vida rezando”, dice en una secuencia de gran tensión, mientras que los 4 miembros de la familia están cenando.
No es el único sentido.
Aparentemente, El Reverendo Graham, perdió la fe tras el fallecimiento de su mujer, en un desafortunado accidente, ocurrido 6 meses atrás, pero es pura fachada, en realidad, Hess sigue creyendo en la existencia de un ente divino, solo que han cambiado sus sentimientos hacia él, como revela entre susurros durante la tensa secuencia del sótano; no ve señales de su presencia en La Tierra, cree que los ha dejado solos, y por eso, le consume el miedo ante la aparición de los alienígenas, estando seguro, que no hay salvación.
A diferencia de su hermano, Merrill, con esa mezcla de ingenuidad, rareza, y energía que siempre aporta Phoenix, sí cree que hay “algo” que los protege, cree que todas las cosas pasan por alguna razón, así que tiene esperanza, fe en que todo acabará bien, lo que le mantiene fuerte en los momentos más oscuros.
No será hasta el final, y después de que Merrill le haya reprendido:
“No quiero volver a ver esos ojos”, cuando Graham logra encajar las piezas, y entender el gran mensaje que se escondía en las últimas, y superficialmente inconexas palabras de su amada esposa.
A este respecto, el personaje de Mel Gibson, realiza una disección de los que, a su juicio, son los 2 grupos de personas que existen en el mundo, fundamental para el mensaje que Shyamalan quiere transmitirnos:
Por un lado, están los que creen que existen los milagros y las coincidencias, y que hay alguien que les está cuidando.
Y por otro, los que creen en el puro azar, y que están solos en el mundo, y las posibilidades positivas y negativas son 50-50.
Graham Hess, pertenecía en el pasado al primero, pero las circunstancias de su vida, han hecho que pertenezca al segundo, y que ya no crea en las señales que supuestamente Dios nos envía.
La estructura de Signs es circular, empieza con su personaje, y termina con él, ya que en el fondo, en su drama interior reside la moraleja, y la visión del mundo que nos propone M. Night Shyamalan, dentro del contexto de ciencia ficción.
Uno de los ingredientes clave, fue la atracción que experimentó el director, por “la belleza, la grandiosidad, y la mística” que destilan los círculos realizados en las cosechas.
“Sólo sirven de plataforma de lanzamiento para el despegue de Signs.
Pero es un fenómeno que siempre me intrigó como tema para una película.
Siempre se ha especulado, sobre el autor de estas señales.
¿Se trataba de la travesura de un bromista, o fueron una señal real de los extraterrestres?”, dice.
Y ese fue el concepto original de Night:
Combinar este hecho, con un personaje que tiene que enfrentarse a los demonios que habitan en su alma.
Los aliens, por su parte, son criaturas humanoides, altos y flacos.
Su color natural de piel, es verde oscuro, suelen ser camuflados en el medio; tienen garras, y un apéndice retráctil, situado en la muñeca, que puede expulsar gas.
Su propósito, se cree que es para cosechar humanos como alimento.
El agua, es como un efecto ácido para su carne.
La inteligencia superior que había llegado a La Tierra para conquistarla, es débil al agua.
Una especie débil al agua, viene sin armas al Planeta Azul, cuya superficie es agua en un 70.8%, habiendo enviado previamente exploradores para asegurar que no hubiera peligro...
Y es que poner al líquido, como un ácido para estos visitantes, y que no se den cuenta de ello, cuando el aire mantiene de forma permanente, un porcentaje de agua, roza el ridículo; el enfoque que podría salvarlo, el de la ciencia ficción ingenua, por desgracia, es incompatible con el desarrollo de la trama.
Si este es el tipo de retraso que tenemos que esperar de una invasión alienígena, podemos dormir tranquilos.
¿Dónde está el ejército de EEUU?
¿Dónde la bomba atómica?
Si apago el carro, y tu esposa muere...
¿Es en serio?
Está partida a la mitad…
¿No debería estar muerta ya, cómo es que habla…?
“This is not a dream”
La fe, la mística popular, eso que se siente más allá de cualquier evidencia empírica, o razonamiento científico, envuelve cada momento de Signs, y se transforma en su principal fuerza movilizadora, como sucede en la mayoría de las películas de este director.
Signs esta surtida de detalles, pequeños trozos de la historia, que nos hacen pensar que hay algo más allá que no sabemos, solo hay que seguir con atención a los niños, como el libro de Morgan, y la sed de Bo; y los “flashback”, sobre todo los referidos a la muerte de la madre.
Cuando todo encaja, cuando las piezas del puzle se han colocado en su sitio, entiendes que el titulo de Signs, es un doble sentido, una provocación para nuestro intelecto de cinéfilos.
El tema de la fe, es primordial para entender Signs.
Aunque resulte de locos, unir en una película, creencias religiosas e invasiones de extraterrestres, Signs lo hace, y de una manera brillante.
En Signs confluyen estas 2 líneas argumentales de forma paralela:
Por una parte, el progresivo descubrimiento de la amenaza de una invasión extraterrestre, por parte de una atípica familia estadounidense, encabezada por el patriarca, un aplicado Mel Gibson, en el papel de un pastor protestante que acaba de enviudar tras un trágico accidente que ha segado la vida de su mujer, y por otra, la profunda crisis de fe que sufre éste, en esta etapa de su vida.
Por otra parte están:
Merrill, hermano de Graham, que se ha mudado a la granja familiar tras el dramático accidente, y los niños Morgan y Bo, hijos del reverendo.
Estos tres últimos personajes, serán fundamentales en el desarrollo y desenlace.
Merrill y su bate; Morgan y su asma; Bo y su extraña fobia al agua…
Interpretativamente, los 3 están estupendos, cada uno con la fuerza justa, que deben añadir a la trama.
Por eso, tal vez, cuando el miedo de verdad se hace presente, la extraña tranquilidad de los derrotados, es el peor enemigo para una invasión:
Un bate exhibido como un trofeo.
Un golpe perfecto que voló 507 pies en un partido inolvidable.
Agua por todas las habitaciones, porque el punto intermedio entre juego y obsesión, es inherente a los sueños de una niña.
Un inhalador que se ausenta, y provoca el cierre de unos pulmones.
Y, al final, la fe.
Esquiva, estúpida, vengativa, débil, despreciable, acabada, exterminada.
No hay oraciones que sustentaron toda una vida.
No hay creencia.
No hay nada.
La respuesta, por supuesto, viene del mismo cielo.
Luces que parecen divinas, para anunciar que no estamos solos, que estamos bajo una amenaza permanente.
Orden universal para un planeta, que se sumerge en la relatividad de las creencias, en la superficialidad de las ideas, en la engañosa información de los medios.
Un milagro que conduce a la muerte.
Unos extraños en el caos.
El aire se envicia.
El ataque es inminente.
La guerra comienza.
El poder es inmenso.
Solo hay algo que puede evitar la masacre:
Nosotros mismos, el ser humano.
“Batea fuerte” y la madera cruje, el agua fluye, el caparazón se abre, la sangre no sale.
El ser humano se ha adaptado a todas las dificultades, aunque no de forma inmediata.
Tienen que pasar muchas cosas, para recuperar un poco de ese todo que se había perdido.
Tiene que haber una lucha.
Tiene que salir el amor.
Debe estar ahí.
Los visitantes furtivos, tal vez se queden solo para satisfacer el más viejo deseo del universo, como es la venganza:
Dos dedos cortados
Hay que respirar.
Hay que vencer, al menos, una vez.
Y cuando el triunfo está ahí, el bateo es espectacular.
El mensaje fue sabio:
Batea fuerte.
Rompe el bate.
Deja agua por todas partes, porque está contaminada.
Sufre tu asma.
Sufre tu pérdida.
El partido será tuyo.
“Para vivir, primero hay que morir”
Con todo, Signs tiene escenas, que desde el primer visionado quedaron grabadas en la retina, y que siguen poniéndome los pelos de punta, por más veces que la vea.
Mi secuencia favorita:
Aquélla en la que el personaje de Joaquin Phoenix mira la televisión, donde están retransmitiendo una fiesta de cumpleaños infantil, y de repente, de la nada, aparece una figura erguida, verde, sin definir, y absolutamente aterradora.
Por otro lado, James Newton Howard, habitual compositor en la carrera de Shyamalan, crea una música que fluye adecuadamente, sobre determinados pasajes, otorgándole así, una ambientación misteriosa y opresiva a la historia.
“The first sign you can't explain.
The second sign you can't ignore.
The third sign you won't believe”
¿Estamos solos en este planeta?
¿No le tenemos miedo a una invasión extraterrestre?
Signs es un drama de fe.
El guión del mismo Shyamalan, juega con los miedos infantiles, y el dolor emocional del adulto, en una forma pocas veces vista, por lo menos en la cinematografía actual.
Como a menudo se ha dicho, en el cine, da más miedo lo oculto, y en los tres primeros cuartos de Signs, el director es fiel a esta máxima que todos debieran respetar, y nos presenta la gradual inmersión en el miedo, de esta familia normal, que asiste atónita a la destrucción de sus seguridades y fe.
Signs es mucho más que una película sobre visitantes de otro planeta, que vienen a invadirnos.
Es también un film, ante todo, sobre las segundas oportunidades de la vida, sobre el destino, la fe, y la falta de fe.
Todo ello de trasfondo, en un mundo dominado por alienígenas, que no vemos en su totalidad, hasta el final, pero que los tenemos presentes, aterrorizándonos a lo largo de todo el metraje, táctica similar a la de Spielberg en “Jaws” (1975)
El título de Signs, alude a algunas de las capas que, según afirma el propio Shyamalan, la conforman; y añade:
“El título tiene 2 sentidos:
Uno son las señales que aparecen dibujadas en los campos del protagonista, y que se están produciendo en todo el mundo.
Pero también trata de la fe, y de la existencia de los signos que provienen del Cielo”
Según el diálogo de Signs:
“La gente se divide en 2 grupos cuando experimentan algo fortuito:
El grupo #1, lo ve como algo más que suerte, más que coincidencia.
Ellos ven un signo, una evidencia, de que hay alguien allá arriba, cuidándolos.
El grupo #2, lo ve simplemente como suerte.
Solo una alegre vuelta de suerte.
Estoy seguro de que la gente del grupo #2, está viendo esas 14 luces, de una forma muy sospechosa.
Para ellos, la situación es 50-50.
Puede ser mala, puede ser buena.
Pero en el fondo, siente que pase lo que pase, están solos en esto.
Y eso los llena de temor.
Sí, hay ese tipo de personas.
Pero hay un montón de gente en el grupo #1.
Cuando ellos ven esas 14 luces, ellos están viendo un milagro.
Y en el fondo, siente que pase lo que pase, habrá alguien que los ayude.
Y eso los llena de esperanza”.
Veras, lo que te tienes que preguntar es:
¿Qué tipo de persona eres tú?
¿Eres del tipo de personas que ve signos, que ve milagros?
¿O crees que la gente simplemente tiene suerte?
O, mira la pregunta de esta forma:
¿Es posible que no haya coincidencias?
Mel Gibson encarna a un Pastor Protestante, que pierde la fe a partir del momento en que su mujer fallece en un accidente de tráfico, lo típico, mucha gente deja creer, cuando de pronto, e inadvertidamente, recibe un colosal bofetón por parte de la vida, y la recupera cuando se enfrenta a la más que posible muerte por una invasión alienígena, de nuevo, el ser humano tan predecible como siempre, los borregos interpretan la invasión como el fin del mundo, y abarrotan las iglesias buscando la salvación y el perdón de una vida repleta de pecados; tienen miedo de ir al infierno, una invención de la iglesia, con el objeto de controlar a las masas mediante el terror, y buscan desesperadamente congraciarse con su supuesto dios, cuando el concepto de infierno carece absolutamente de sentido, ya que si Dios nos ama realmente, resulta totalmente contradictorio, que castigue a las personas de una forma tan desproporcionada, como son las torturas y padecimientos eternos; además, si la única razón por la que la gente no comete crímenes o asesinatos, es por miedo a arder en el infierno, es patético, y dice muy poco de las personas que se declaran “creyentes”, desde luego, no son motivo de orgullo para ninguna divinidad creadora responsable de su existencia, ser adorado por semejantes individuos, debe ser bastante deprimente para dicha divinidad.
La invasión alienígena, de patética factura, no es más que una cortina de humo, una excusa para colar el mensaje de fondo, que es el de los virtuosos y buenos que son aquellos que tienen fe religiosa, por supuesto, en el cristianismo, subsección protestantismo, y lo inmorales, malvados, y abyectos, que son los ateos, incitando de paso al odio, violencia, recelo, y desconfianza hacia ese colectivo, lo que demuestra una vez más, lo dañina y peligrosa que es la religión.
Nada nuevo, el sistema que subyuga, aterroriza, explota, y aliena a las personas, está basado en varios pilares:
El Sistema Monetario, el crédito, deuda, etc., las grandes empresas y corporaciones que forman grupos de presión tremendamente influyentes, en cuanto a decisiones que afectan a la vida millones de ciudadanos, El Sistema Financiero, la clase política, y por supuesto, la religión, como herramienta esencial de control social.
Todos estos factores, se encuentran interconectados, y profundamente interrelacionados, y de todos ellos se vale la reducidísima élite privilegiada, que dirige el mundo, y así necesitan mantener viva la llama de la fe, el patriotismo, el individualismo, la segregación, el odio, etc., en el populacho, para de esta forma, poder manipularlo a su antojo, con el objetivo de seguir ampliando sus esferas de poder.

“The Signs Of Life”


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