Biutiful

“¡Papá!
¿Cómo se escribe “beautiful”?”

Barcelona, es una ciudad española, capital de la provincia homónima, y de la comunidad autónoma de Cataluña.
Con una población de 1,620.943 habitantes en 2012, es la segunda ciudad más poblada de España, tras Madrid, y la undécima de La Unión Europea.
El área metropolitana de Barcelona, incluida en la región urbana de Barcelona, cuenta con 5,029.181 habitantes en 2011, haciéndola la 6ª más poblada de La Unión Europea.
Pero a pesar de las estadísticas, 3 días a la semana, decenas de personas hacen cola para recoger comida, que entrega un grupo de voluntarios, en la Rambla de Canaletes.
Se trata de una situación indigna, a menos de un kilómetro del Ayuntamiento, y no se da por aludido.
La pobreza, no es un espectáculo que incluso, los turistas la fotografían.
El gobierno de derecha, no quiere ver ni reconocer la pobreza que ha crecido en Barcelona, y que según Cruz Roja o Càritas, está a niveles de la posguerra.
La crisis está golpeando una parte importante de la ciudad.
Resulta muy osado, que en febrero de 2013, después de aparecer a la prensa la entrega de comidas en la Rambla, El Gerente de Servicios a Las Personas del consistorio barcelonés, Àngel Miret, se atreva a decir en declaraciones a La Vanguardia:
“En esta ciudad, hay bastantes recursos para que nadie pase hambre”
No se puede hacer una afirmación tan tajante, a pesar de que la ciudad cuenta con una red pública, y de la sociedad civil creada durante muchos años, para atender y evitar la pobreza.
El rápido crecimiento del paro, y la exclusión por la crisis persistente, hace que tengan que aumentar los recursos destinados a las políticas sociales, y tendría que hacer reaccionar al el gobierno municipal, un problema patente, y que se puede  ver 3 días a la semana.
Todavía, resulta más reprobable, la respuesta del Alcalde, haciendo referencia al daño que hace a la imagen de Barcelona.
Este no es un tema de imagen, se trata de dignidad humana.
El gobierno de la ciudad, no es capaz de abordar y gestionar las nuevas situaciones.
La creación de un grupo de voluntarios en red, además de asociaciones tradicionales, sólo muestra las nuevas tendencias.
Actualmente, la gente no sólo participa con entidades tradicionales.
La red permite, la creación de acciones concretas, y el gobierno municipal tiene que estar preparado para la gestión, o dialogar y canalizar iniciativas como esta.
Es el gobierno de la ciudad, quién tiene que dialogar y canalizar estas iniciativas, a la vez que, por dignidad humana, tiene que evitar que las personas con necesidades, hagan cola en la calle, y sean fotografiadas.
Actualmente, 1 de cada 4 niños catalanes, 23,7%, mientras en 2008, era del 17,6%, vive por debajo del umbral de la pobreza, mientras aumentan los casos de niños, que no tienen carencias alimenticias, y se han duplicado las solicitudes de becas para el comedor en las escuelas.
Según El Ayuntamiento de Barcelona, más de 13.000 niños detectados a través de servicios sociales, están en riesgo de exclusión.
Barcelona, es una ciudad que se ha vuelto grande y bella, gracias a los españoles de todas las latitudes.
La misma ciudad, ahora sin alma, se está encerrando en sí misma, y ya está viendo los primeros avisos de su “querer separar”
En este momento, Barcelona es una ciudad, con un futuro horrible.
“Cuando tenía 20 años, huyó de España para evitar la pena de muerte, pero murió dos semanas más tarde en México, de neumonía”
Biutiful es una película dramática, dirigida, coescrita, y producida, en el año 2010, por el director mexicano, Alejandro González Iñárritu.
Protagonizada por Javier Bardem, Maricel Álvarez, Diaryatou Daff, Eduard Fernández, Ana Wagener, Guillermo Estrella, Rubén Ochandiano, Félix Cubero, Martina García, Manolo Solo, Karra Elejalde, entre otros.
González Iñárritu, comparte el crédito de guionista, con Armando Bo, y Nicolás Giacobone.
Biutiful compitió por La Palme d’Or en El Festival Internacional de Cine de Cannes del 2010, en el que Javier Bardem, ganó el premio a la mejor interpretación masculina; siendo posteriormente nominada, en la categoría de mejor actor y película de habla no inglesa, en los premios Oscar.
El título “Biutiful” se refiere a la escritura fonológica en español, de la palabra inglesa “Beautiful”
Biutiful de narrativa lineal, algo que permite sin artificios de espacio-tiempo, centrarse, en la complejidad emocional de su personaje central, canalizando en distintas vertientes, otras sensibilidades de su entorno, es un sereno e intenso estudio psicológico, de un hombre sensible, ubicado en un purgatorio urbano, un drama social que busca la belleza en actitudes de responsabilidad y solidaridad, dentro de un ambiente diverso, taciturno, y sombrío.
Evocativa, íntima, abatida, Biutiful sigue los pasos de un buscavidas, al borde de la muerte.
El tono es sórdido y deprimente, pero contiene apuntes optimistas, con ligazones entre vida y muerte, entre realidad material y trascendencia espiritual.
Es un fantasma entre fantasmas, con prostitución, drogadicción, inmigración ilegal, esclavitud, alcohol, sexo, muerte...
Drama ambientado en Barcelona, y centrado en la vida de Uxbal (Javier Bardem), un hombre que lucha por mejorar la vida de sus 2 hijos:
Ana (Hanaa Bouchaib) y Mateo (Guillermo Estrella), mientras tiene que lidiar con su esposa bipolar, Marambra (Maricel Álvarez), antes de morir de cáncer terminal, ganando dinero con la trata de inmigrantes ilegales, al mismo tiempo que busca reconciliarse con sus sentimientos de espiritualidad, culpabilidad, y moralidad.
Solo le quedan unos pocos meses de vida, y muchas cuestiones que poner en orden, antes de abandonar este mundo.
Para Uxbal, comienza una carrera a contrarreloj, en la que la necesidad de perdonar es tan grande, como la de ser perdonado.
Uxbal, tiene la custodia de sus 2 hijos, y consigue pagar el alquiler de 2 formas bien distintas:
Siendo intermediario entre chinos y senegaleses, en su negocio de la piratería de bolsos, dvds, y un largo etcétera; y aprovechando sus supuestas “capacidades sobrenaturales” para hablar con los muertos, y así ganarse un extra en el tanatorio.
Se las apaña con sobornos, para que la policía no se entrometa en esos turbios asuntos, salvaguardando la estabilidad de los inmigrantes, a los que ayuda, y demostrando un gran espíritu de justicia humanitaria que no es propia de un personaje tan sumergido en la sociedad, como lo está Uxbal.
Su difícil existencia, se ve afectada además, por un cáncer terminal, que le obliga a dejar todos sus asuntos zanjados, y así poder asegurar mínimamente, el ya de por sí desdichado porvenir de sus hijos.
Procurarles un hogar, tutela adulta, y dinero suficiente, se convierte en la obsesión del pobre Uxbal, del que seremos testigos de sus últimos días, y viviremos con él, la angustia de una situación trágica.
El desgarrador relato del personaje principal, es esencial para que Biutiful funcione, y se consigue gracias a la maravillosa interpretación de Bardem, capaz como pocos de proyectar sólo con su mirada, la tristeza y desolación de la condición humana, desnudándose el alma, y entregándose plenamente como:
Padre, amante atormentado, hijo mistificado, hombre de negocios clandestino, buscador de fantasmas, sensible a los espíritus, pirata de bienes de consumo, con sentimiento de culpa, y sobre todo, superviviente urbano.
Un hombre que presiente el peligro de la muerte, que intenta reconciliarse con el amor, pero falla.
Que ansía hacer lo que debe, pero tropieza.
Cuyo corazón acaba roto, seducido, vaciado...
Y se llena más allá del deseo.
Tiene las manos manchadas de sangre, pues le pesa el alma.
Su respiración es apremiante, porque puede perderlo todo de golpe...
Y en esa especie de medianoche, encuentra todo lo que tiene por dar.
A veces, nuestra vida es así:
Fracturada, desmesurada, emocionalmente eléctrica, y de una belleza rara, pero asombrosa.
Al igual que otros de sus personajes, el interpretado por Bardem, va en una búsqueda desesperada de redención, que se materializa en el intento de afincar el bienestar económico de los 2 chiquillos, que pronto quedarán sin padre.
Defiende y regentea inmigrantes africanos, e impulsa a los chinos a conseguir trabajo mediante una buena tajada, y no descuida el componente sobrenatural en su vida:
“El don de escuchar almas en pena”
Huérfano desde niño, Uxbal se crio en las calles, y teme esa vida para los suyos.
Biutiful es un drama personal, familiar, y social, a pequeña y a gran escala.
Con sordina y altavoz, pero drama de verdad.
El punzante realismo, si acaso matizado por atisbos de realismo mágico, en forma de apariciones de ultratumba, desgarra el corazón del espectador, a cada embate de vida miserable, en donde la llaga, no cicatriza, sino que se hunde hasta traspasar el otro lado, el que llega al patio de butacas.
Biutiful no se limita a narrar la tragedia de un hombre, cuya muerte está próxima, sino que retrata su evolución espiritual; en palabras de Iñárritu:
“Yo no estaba interesado en hacer una película sobre la muerte, sino una reflexión sobre la vida, y dentro de la vida, mientras inevitablemente la perdemos”
La muerte, está indefectiblemente ligada a la vida, y más vale que la maleta siempre esté preparada, por si llega el momento de marchar al otro lado.
Porque lo más importante, es que la muerte no deje un poso amargo de cuentas pendientes, que hagan sufrir tanto a los vivos, como a los muertos.
Sin hacer aspavientos, Iñárritu introduce el elemento sobrenatural en la trama, dotándola de gran profundidad e intimismo.
Uxbal, a caballo entre este mundo y el más allá, a causa de su condición de enfermo terminal, conoce los desvelos de los fallecidos, gracias a sus “cualidades de médium”
Esta cualidad del protagonista, es revelada en un filme de tratamiento naturalista, de forma elegante, sin estridencias, ni los habituales y molestos efectos de sonido.
“Mi amor, lo que se ve por ahí no son estrellas.
Es su sistema nervioso”
Biutiful cala hondo al respetable, de fuerte fragancia multicultural, y que acredita suficientes motivos para suscitar debate, y levantar voces marginales de la sociedad.
Biutiful se sumerge, en una Barcelona fea y marginal, muy distante de la “belleza burguesa que admiran los turistas, y suele plasmarse en postales”, como afirma su director.
Biutiful muestra, el lado más oscuro de Barcelona, la otra imagen de la turística rambla, que guía a unos al mar, y que esconde la clandestina vida de otros.
El cielo de Barcelona, es contaminado constantemente de un sucio humo, que entristece la vida de sus ciudadanos más pobres.
La acción, transcurre en Barcelona, pero si no es por detalles, como la inserción en los diálogos de expresiones catalanas, la aparición fugaz en algunas secuencias de los monumentos más reconocidos de la ciudad, u otras escasas alusiones, pensaríamos que estamos en una pobre ciudad de Sudamérica… y centra su mirada, en los barrios más golpeados por la pobreza, dando cuenta de ese lado oscuro, que poseen todas las grandes ciudades, y que la mayoría de las ocasiones, los dirigentes políticos, prefieren no ver.
Biutiful es la historia de un hombre, que busca sobrevivir en un mundo ingrato, un hombre desarraigado en origen, y desahuciado hacia un súbito fin, que sin embargo, se aferra a la vida con garras de león.
Sabedor de las desdichas propias y ajenas, intenta hacer de “Salvador” de unos pobres seres sin derecho a vivir legalmente, y por tanto, unos pobres fantasmas explotados, a la par que él, busca una tajada para llevar alimento a sus 2 hijos pequeños, que sueñan con hamburguesas y patatas, arroz y natillas con canela, mientras que, entre la mugre de la alienación humana, chapotean sobre un plato de cereales hecho papilla.
Iñárritu, no filtra la miseria, sino que la embellece en su feísmo.
No en vano, Biutiful no pretende engañar a nadie, quiere mostrar la dureza de la vida, cuando uno es un desheredado de la sociedad, un paria, un huérfano literal, o por obligación.
Rostros que deambulan por unas calles macilentas, donde el foco persigue a un hombre insertado en el bullicio palpitante de los barrios más cosmopolitas, y escondidos para el gran público.
Lo importante, es que Iñárritu, en ningún momento busca la postal, busca el escenario perfecto para depositar en él, un pedazo de su alma... y su alma es muy oscura, pero llena de vida.
La excelente fotografía de Rodrigo Prieto, le tiene la medida tomada a estas pulsiones feístas y preciosistas del cineasta.
Resultado:
Una ciudad gris, sucia, casi apocalíptica, fantasmagórica... y bella o “biutiful”
La angustia de los personajes, la capta y transmite la cámara, a través de una técnica extraordinariamente cercana, casi pegada a los personajes, huyendo en todo momento, del estático plano fijo.
Los interiores resultan claustrofóbicos, absorbentes, un refugio donde los conflictos son constantes.
El guión no se anda por las ramas, y no da respiro; los protagonistas, viven de manera miserable, se emplean en lo que pueden, y sus vidas están al borde del desastre.
La Barcelona que se retrata, es poco menos que un infierno, un lugar sórdido, putrefacto, violento, y frenético, que va acabando con los más débiles.
Por supuesto, la imagen no es exclusiva de España, podría ser cualquier gran ciudad, de lo que conocemos por primer mundo, un refugio para millones de almas desesperadas, que no tienen para vivir en sus respectivos países, presas fáciles para las mafias, y toda clase de traficantes; devorados, masticados, y vomitados por el sistema.
Debido a la crisis financiera, ya no son las únicas víctimas, los propios ciudadanos de los países ricos, deben adaptarse, o morir.
Allí, Uxbal trapichea con lo que puede, Marambra vende su cuerpo…
En definitiva, una asfixiante lucha por resistir un día más.
Entraremos en una espiral de tragedia y desaliento como pocas, en una sucia Barcelona, que muestra la cara más oculta de la ciudad, y convirtiendo a esta desorganizada familia, en algo muy cercano, palpable al espectador, que se va hundiendo junto a ellos, en esos problemas de imposible solución.
Iñárritu nos lleva al fondo del ser humano, de sus miserias y sus pesares, para darnos una muestra de lo que nos importa de verdad, una vez llegado el momento de abandonar este mundo.
Y es que Uxbal, es mucho más que un padre entregado, es mucho más que un amante sufridor, es mucho más que un hombre que se mezcla en negocios de dudosa moralidad, es mucho más que un espiritista que alivia el dolor de las familias que han sufrido una pérdida reciente, es mucho más que un enfermo terminal... es un superviviente nato.
Un superviviente urbano, que conoce a la perfección, tanto las calles de su ciudad, como las personas que las pueblan.
Un hombre que sabe que le queda poco tiempo de vida, y que precisamente por esto, se da prisa en no dejar nada pendiente.
“Mírame a los ojos.
Mire mi cara.
Acuérdate de mí, por favor.
No me olvides, Ana.
No te olvides de mí, mi amor, por favor”
Biutiful es el mal fario, llevado a sus últimas consecuencias, una serie de infortunios, que desesperanzan hasta el mismísimo Dios, si es que lo hubiera, ya que en Biutiful, se puede leer entre líneas, al existencialismo de Sartre, al mismísimo Nietzche, y al propio Dostoievski.
Un film existencialista, plagado de planos cortos, mostrando el mal descarnado, lo peor del ser “humano” repintado con tintes grises y negros, de una paleta descolorida por las tremendas amarguras, de seriedad, de caras alargadas, y de descubierta cara oscura de La Luna.
E Iñárritu dinamita esa Barcelona de folleto de Gaudí, haciendo trasegar a su protagonista, por calles mucho más humildes, repletas de suciedad, y de edificios ruinosos, que contienen viviendas insalubres, en las que se hacinan los inmigrantes sin papeles.
Biutiful carga las tintas en los dramas humanos, poniendo un énfasis especial, en la inmigración ilegal, alimentada a su vez por la mafia, la corrupción policial, la economía sumergida, y dentro de ella, el negocio de la piratería; o la falta de ética de muchos empresarios, ávidos de mano de obra, a precio de saldo.
El otro elemento fundamental, es la familia:
Éste es uno de los principales temas de la narración.
Todos los universos plasmados en Biutiful, se componen de familias, cada personaje tiene la propia, y se esfuerzan por mantenerla unida.
Incluso para Uxbal, los momentos de mayor alegría y equilibrio, suceden justo cuando están su esposa y sus hijos reunidos, gozando de una vida plena, aún pese a su pobreza, y la realidad desdichada que les ha tocado experimentar.
Aunado a esto, Iñárritu también ha decidido tocar otros temas universales:
La migración y la explotación.
Si bien, España tiene serios problemas de migración, proveniente de Latinoamérica, África, y Asia, entre otros, es sólo uno de tantos países que padecen de esta situación.
México, por ejemplo, también cuenta con este tipo de realidades.
El mundo en general, está pasando por procesos de globalización y de cambios poblacionales.
La gente migra, y con ello, los desequilibrios alcanzan a las sociedades.
En Biutiful, vemos el problema en pleno, en un país primermundista, en donde no todo es miel sobre hojuelas, y en el que definitivamente, también hay carencias.
Asimismo, se percibe una realidad de necesidad y de trabajo duro.
La vida de un migrante es cruel, y muchas veces son explotados no sólo físicamente; lamentablemente, en ocasiones, esto es obra de sus mismos compatriotas.
La vida no es justa, pero la esperanza, es lo último que muere.
Si la gente sale de sus países de origen, es porque aspiran a algo aún mejor fuera de él, porque piensan que valdrá la pena todo el sacrificio.
En Biutiful, las intenciones reivindicativas del cine social, conviven con una propuesta más íntima, en la que se reflexiona acerca de cómo la vida cobra sentido, en función de la muerte.
Cercano a su fallecimiento, el personaje de Uxbal, comienza a revestirse de dignidad, al darse cuenta de que no tiene sentido luchar contra el destino; lo que realmente importa, no es el hecho de irse, sino el modo en el que uno se va.
El planteamiento de denuncia social de Biutiful, apoya los contenidos más trascendentes, en tanto que su director, incide en el trágico impacto que tienen las decisiones, y los actos del protagonista, como los de cualquier individuo en el mundo que le rodea.
Al final, no sólo es la esperanza el tema de Biutiful, es por sobre todas las cosas, la redención.
La liberación del espíritu, aun cuando en nuestra vida nos hallamos atados a La Tierra, y a todo lo que nos aqueja en el cuerpo, y la realidad material.
Así como los búhos escupen una bola de pelos antes de morir, los seres humanos debemos librarnos de todas nuestras cadenas, justo antes de dejar este mundo, para hallar así, la paz espiritual.

“Puede darse por vencido, déjate llevar... o apretar los dientes y aguantar como hace la gente estúpida”



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